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¡Ten hijos para esto! por Fullbuster

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Izuna suspiró al ver a Minato allí sentado con los codos sobre sus rodillas y moviéndose inquieto de delante hacia atrás tapándose la boca con las manos. No podía calmarse y no ayudaba a la gente del lugar a estar tranquila al verle a él cubierto de sangre.


- Minato – se acercó Izuna a él.


Minato al sentir cómo Izuna tocaba sus hombros se echó hacia atrás sorprendiendo a los Uchiha que le miraban inquietos. Izuna vio cómo empezaba a llorar de repente y trató de abrazarle cuando Minato le alejó nuevamente.


- No te acerques a mí – le gritó – yo… lo he matado, es mi culpa.


- No es tu culpa – intentó hacerle ver Izuna mientras miraba a su hermano mayor Fugaku que tampoco sabía cómo reaccionar – escúchame, Minato, no es tu culpa.


- Yo le atravesé – dijo mirándose la mano ensangrentada - ¿Cómo podéis no odiarme? Tendríais que odiarme – les gritó cuando vio cómo un libro golpeaba contra su mano.


Minato miró el libro en sus rodillas tocando ligeramente su mano y levantó la vista encontrándose con aquel chiquillo de apenas seis años frente a él. Itachi le miraba y sonreía mientras empujaba nuevamente el libro hacia su mano para que lo cogiera.


- Madara te quiere mucho – dijo Itachi ante el asombro de todos mientras sonreía – se te cayó el libro cuando escapaste. Mi mamá siempre me lee un libro cuando estoy malo, creo que lo necesitarás para leérselo a Madara cuando esté en cama, así se curará más rápido, eso dice mamá – comentó Itachi asombrando a Minato que se había quedado helado.


Minato dejó caer el libro al suelo y se lanzó hacia Itachi apoyando las rodillas en el suelo y abrazando al pequeño llorando. Itachi se quedó helado y trató de calmar a Minato mientras Izuna sonreía y se acercaba a Fugaku.


- Desde luego es único – le dijo Izuna sonriendo hacia Fugaku.


- A veces pienso que no tiene mis genes – dijo Fugaku sonriendo – el genio de los Uchiha, seguro que ha salido a su madre.


- Es increíble cómo un niño puede conseguir animar como ninguno de los adultos podemos.


- Itachi siempre ha tenido un don para las personas. Siente como si tuviera que protegerles.


- Es mucha responsabilidad para un niño.


- Lo sé – dijo Fugaku mirando cómo Itachi acariciaba el cabello de Minato que no paraba de llorar.


Fugaku se acercó cogiendo a su hijo de los hombros y comentándole que llegarían tarde a casa. Minato al escucharlo sacó la cabeza de la clavícula de Itachi y pese a estar aún llorando, le miró sonriendo mientras acariciaba su mejilla.


- Gracias, Itachi.


- ¿Estás mejor? – le preguntó.


- Sí. Ve a casa y descansa. Yo me quedaré aquí hasta que salga tu tío.


Se marcharon todos excepto Izuna que se sentó al lado de un afligido Minato que miraba el libro que le había dado Itachi. Era el libro que Jiraiya le había prestado para leer y sonrió levemente tocándose el vientre.


- Quería haberle puesto Naruto al niño – comentó Minato mirando el título del libro – no podré perdonármelo si le ocurre algo.


- Lo hiciste bien, Minato. Viste el peligro en la calle y te fuiste de la villa para evitar que el Kyuubi se liberase aquí dentro. Podrías haber causado muchos problemas y muchas muertes si no hubieras escapado.


- Pero atravesé a Madara – dijo.


- Él sabía lo que hacía. Es un ninja y hacemos cosas así todos los días. Estará bien, no he visto a alguien más terco que a él. Volverá a ti, te lo aseguro. Lo que más desea Madara es vivir contigo y ver a ese niño, quiere conocerlo y criarlo a tu lado. Verás cómo estará bien, no se deja vencer tan fácilmente.


Izuna se quedó allí con Minato cogiéndole la temblorosa mano hasta que el médico salió diciéndoles que estaba fuera de peligro y que le pasarían a planta aunque iba a necesitar bastante tiempo de recuperación. Minato al menos respiró tranquilo y soltó la mano de la de Izuna para correr hacia la habitación de Madara. Éste al verle en el marco de la puerta con ojos asustados le sonrió.


- Ey, estoy bien – le dijo Madara sonriendo – ven aquí anda.


Minato corrió hasta la camilla y abrazó con fuerza a Madara que le dejó un hueco para que se tumbase con él. Le dio igual que Minato aún estuviera cubierto de sangre ya seca, sólo quería abrazar a su esposo.


Se quedaron allí abrazados los dos el resto del día y no fue hasta que un médico entró viéndoles allí dormidos al anochecer, cuando despertaron a Minato para decirle que debería irse a casa a ducharse y descansar. Al final a Minato no le quedó más remedio que obedecer y se marchó del hospital.


Kakashi le esperaba en casa, le habían acogido hasta que supieran qué pasaría con su padre. Sabía que la decisión de Sakumo no había sido acertada. Kakashi estaba en el patio de la casa sentado bajo un enorme árbol de cerezo y Minato al verle allí agazapado entre la oscuridad se acercó a él sentándose a su lado.


- ¿Estás bien? – preguntó.


- ¿Qué pasará con mi padre? – preguntó.


- No lo sé. La decisión es del Hokage.


- La gente dice que es un asesino. Nadie quiere acercarse a mí.


- Tu padre es un buen hombre que lo único que hizo mal fue tomar malas decisiones en su vida. No quería hacer daño a la gente pero ansiaba tanto protegerte que no le quedó más remedio.


- ¿Cómo puedes perdonarle por lo que hizo a tu clan?


- Es difícil perdonar algo así – dijo Minato – por dentro siento odio pero a la vez tengo una sensación que me dice que todo lo hizo para salvarte y tenerte protegido, eso es una forma de amar. Quizá hasta yo habría caído en una mala decisión por salvar a mi hijo – le dijo intentando animarle – tu padre te quiere más que a nada en el mundo. No tomó buenas decisiones pero lo hizo porque te quería. Sé que es un buen hombre aunque ahora mismo no puedo fiarme de él. No sé si protegería a la villa o a su familia. Siempre fue un gran ninja, uno de los mejores, protegió a sus compañeros siempre y aunque odio que por su culpa murieran todos esos chicos Namikaze y me haga arder la sangre, sigo pensando que no tuvo más remedio, que intentó lo que pudo por salvarte a ti, a mí… el amor a veces es más complicado de lo que pensamos.


- Si te conviertes en Hokage… ¿Qué harás con mi padre? – preguntó.


- No lo sé. Quizá le dejaría libre pero bajo vigilancia. Podría hacer servicios a la comunidad por el daño ocasionado. Al menos no creo que la población vaya en su contra, hemos llevado el tema con mucha discreción y piensan que simplemente colaboró con los asesinos, no saben lo que hizo en realidad. Podría decir que estuvo infiltrado para evitar que la gente le linche.


- Gracias – comentó Kakashi llorando – Gracias por todo lo que haces por él. Yo sé que estuvo mal pero…


- Es tu padre. Lo entiendo – dijo Minato – lo entiendo muy bien. Venga, vayamos a descansar. Te prometo que todo saldrá bien con él, yo no dejaré que la gente se entere de lo que hizo. No voy a deshonrar vuestro apellido.


- Gracias, Minato – le dijo Kakashi abrazándole.


Minato estaba preocupado, por mucho que prometiese llevarlo con toda la prudencia posible, seguía siendo Sakumo y lo que había hecho podía afectarle personalmente aunque la gente jamás se enterase del suceso. Hablaría con él, era lo único que podía hacer.


Los meses pasaron y el día del parto llegó. Minato estaba tan asustado aquel día y los dolores le estaban matando. Sabía que tenían que abrirle para poder sacar a su hijo, no había otra solución así que en cuanto la droga hizo efecto, empezaron con la cesárea de inmediato. Minato miró a su lado derecho donde estaba su esposo apoyado en un bastón y sujetándole la mano intentando calmarle con sus dulces palabras, pero Minato sólo podía apretar su mano con fuerza intentando no gritar demasiado por el dolor que sufría. Madara sufría de verle allí tumbado en la mesa cayéndole alguna lágrima de los ojos y es que no soportaba ver a su esposo sufrir.


- Aguanta un poco, Minato, ya está casi.


- No me mientas – le dijo Minato – Aún tienen que sacarlo.


- No se preocupe, Hokage. Sacaremos enseguida a su hijo. Usted respire.


- Eso hago – dijo cabreado por el dolor y Madara sonrió levemente. Ni siquiera en esas circunstancias perdía su esposo ese genio que tenía.


- Si es una niña la llamaré Izumi – dijo Madara divertido y Minato le cogió del cuello del kimono acercándole hacia él enfadado.


- No voy a llamar a mi hija como una fuente. ¿Te queda claro? – le dijo cabreado y Madara sonrió.


- Sólo era una broma. Aún así tú elegiste el nombre si era un chico, si es una chica me gustaría elegirlo a mí.


- Kaede – dijo Minato – si es una niña se llamará Kaede.


- Eso no es justo – comentó Madara sonriendo - ¿Por qué eliges tú los dos nombres?


- Porque soy yo el que lo ha llevado en mi vientre y quien tiene el dolor.


- Kaede me gusta – dijo Madara sonriendo – hoja de arce, como los árboles del clan Uchiha – susurró sonriendo antes de besar a su esposo con suavidad – estoy contigo, Minato – le dijo agarrando con más fuerza su mano – último esfuerzo, estaré aquí contigo, siempre estaré aquí a tu lado para lo bueno y para lo malo – le comentó apoyando su frente en la de su esposo.


- Siempre tan romántico hasta en las peores situaciones – le dijo Minato sonriendo antes de dar el último grito de dolor escuchando el llanto de su pequeño.


El médico cogió al nuevo miembro de su familia mientras los enfermeros terminaban de cerrar la herida a Minato. Ambos miraron al médico haciéndole las pruebas necesarias al niño y ninguno se atrevía a hablar hasta que Madara se lanzó.


- ¿Niño o niña? – preguntó soltando por primera vez la mano de un impaciente Minato por saber la respuesta.


Dejó el bastón en un lateral y caminó como pudo hasta el bebé envuelto en una toalla cogiéndolo en sus brazos para mirarle. Minato ansioso le miraba esperando la respuesta bajo la atenta mirada del médico que observaba a ambos.


- Naruto – dijo Madara confirmándole que era un niño.


Minato se relajó de golpe respirando por fin y sonriendo. Le comunicó a Madara que lo llevase con Jiraiya y le pusieran el sello contra el Kyuubi. Él ya no lo sentía en su interior y sabía que había pasado a su hijo intentando evitar el sello de Minato.


- Naruto – susurró Minato antes de cerrar los ojos agotado.


- ¿Está bien? – preguntó Madara asustado acercándose a él para tocarle con una mano aquel flequillo rubio.


- Agotado y ha perdido bastante sangre. Va a costarle recuperarse. Ya no tiene al kyuubi dentro, sus heridas no sanarán tan rápido como antes.


- Se lo pasaste a Naruto, ¿eh? – dijo Madara sonriendo – quisiste proteger a tu hijo. Le has dado el poder de recuperarse más rápido con ese chakra – susurró besando su frente. Descansa, Minato, pronto iremos a casa todos juntos.


Madara salió de allí dejando a su hijo con los médicos y con Jiraiya. En cuanto el maestro le puso el sello, ambos salieron fuera al jardín a sentarse junto al estanque preferido de Minato.


- ¿Se sabe algo de Orochimaru? – preguntó Madara.


- Escapó, pero estaba herido. No creo que quiera volver a enfrentarse a un Uchiha después de lo que le han hecho – sonrió Jiraiya - ¿Cómo está Minato?


- Agotado. Le ha dado el Kyuubi a su hijo para protegerle. Sabe perfectamente que el Kyuubi no dejará que su portador muera.


- Será un buen padre – dijo Jiraiya – ya desde antes de su nacimiento sólo está pensando en su bienestar.


- Lo sé. Es lo que más me atrae de Minato, ese corazón tan enorme que tiene.


- Me han dicho que han liberado a Sakumo y que ha vuelto al clan con su hijo.


- Sí. Lo tengo bajo vigilancia aunque parece que ha cesado la amenaza. Minato le ha dado otra oportunidad por Kakashi aunque yo sigo sin fiarme de él.


- Hacéis buena pareja – dijo Jiraiya – Minato perdona a la gente con facilidad y tú te quedas a su espalda protegiéndole siempre. Minato es muy confiado y tú muy desconfiado – sonrió.


- Alguien tiene que proteger a ese cabeza loca – le dijo Madara sonriendo – y es el Hokage, es mi tarea como ANBU conseguir que siga vivo.


 


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