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Te Amo y Por Eso Tienes el Poder Para Destruirme por Arwen Diosa

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Notas del capitulo:

Se que me perdi por mucho tiempo, me han pasado una serie de cosas jejeje pero aqui estoy de nuevo subiendo un nuevo capi. espero gozen leyendo.

Te amo y por eso tienes el poder para destruirme… pero confío en que no lo harás.

 

Capítulo 6.- “Devastado”.

Tenía la cabeza apoyada contra la almohada humedecida por sus lágrimas que vaciaban sus ojos ya enrojecidos por las constantes horas en la misma situación. “Terminamos”… había marcado el final de esa historia tan larga con una sola palabra demasiado corta para un destino como ese. Se agarró con fuerza de la almohada apretándola como si fuera su corazón el estrujado por la tristeza y pensaba que si fuera el pasado su corazón desearía que sus manos estén estrujando el cuerpo de Milo y no la fría almohada. Milo… “Terminamos”.

Y en su pecho se había abierto un agujero negro que parecía que se lo tragaba todo desde adentro dejando a su paso una enorme sensación de vacío… cómo amaba a Milo…

“Es mi culpa”

Pensaba entre sus recuerdos y la oscuridad de su habitación. Culpable de no haber reaccionado antes, de no haber puesto el límite con anterioridad a las sandeces de Milo, de dejarse hacer y dejarlo pasar sin marcar la diferencia para que Milo reaccione y si… desde antes ya debió haber terminado a este circo de pesadillas a las que Milo le sometía. Tanto dolor no era fácil perdonar, girar la página y dejarlo en el olvido. Si antes hubiera hecho algo para detener al Escorpión las cosas no se hubieran salido de control y no tendría tantas heridas, ahora… era tan difícil perdonar… tan imposible hacer que nunca paso. Y entre esa penumbra y sus lágrimas la voz de Milo le taladraba los oídos, le perforaba los pensamientos…

“Camus no hagas esto, si sabes que te amo, Camus… Camus… dame una última oportunidad… mi vida, mi amor… si eres mi vida Camus, no me dejes… por los dioses Camus si nos amamos tanto, yo te amo, no me termines Camus ”.

Verlo llorar como un niño, entre temblores y la voz deshecha por el corazón desquebrajado… con las manos desesperadas para evitar que se escape de su lado. En definitiva Camus nunca imagino que tenía el poder de lograr algo como eso, un Milo con el rostro totalmente empapado de lágrimas y con la voz suplicante para lograr que Camus no lo abandone. Recordaba también su propia voz saliendo de su garganta atropellada por sus lágrimas, las rápidas pulsaciones de su corazón, era errático y trepidante el buscar que las manos de Milo lo dejen de tocar cuando en el pasado buscaba sus caricias.

“- No Milo, ya no más… no puedo soportar más todo lo que me hiciste.-

- Camus una última oportunidad, la ultima… mi amor - sus lagrimas salían de sus ojos como cascadas - ¿Acaso no me amas ya?

- Eso es lo peor de todo ¡Te amo! A pesar de todo lo que me has hecho pasar, todo tus desamores, ¡te amo!, no puedo creerlo Milo… pero te diré algo: no te amo como antes, he marcado la línea y siento que ya no te amo como antes… ya no más. Mi corazón está cansado de tanta desgracia tuya, y lo peor de todo es que me siento culpable de que nuestra relación haya llegado hasta este punto. Si yo te hubiera puesto un alto mas antes tú quizá hubiera cambiado tu mala actitud y yo no tuviera tantas heridas que no pueda ignorar más… es mucho dolor el que me causaste… 

- Camus, mi amor… - Milo escuchaba atónito con los ojos grandes sin poder creer las palabras de Camus - Se que he sido un perro contigo pero yo ya tenía planeado hablar y pedir tu perdón… no me termines Camus,  mi vida por favor.”

Sus suplicas le calaban los oídos interrumpiendo su sueño y su firme decisión. Que estaba pasando… qué… su corazón estaba tan partido como si fuera Milo el que le terminó. Pero todo se le había ido de las manos cuando el Escorpión comenzó a pedir perdón, querer arrodillarse y hundir su cabeza en su pecho, dándole la razón en todos sus reclamos. Su única petición era una última oportunidad… la ultima… entre abrazos y buscando besos. Y Camus reaccionaba distante intentando ser frio a pesar que igual sus lágrimas salían de sus ojos casi de la misma forma que Milo.

“Estoy haciendo lo correcto”

Pensaba esperando que algún día sus ojos se sequen de tanto llanto.         

 

“Lloró y teniendo las manos libres se limpió del rostro las abundantes lagrimas que no se detenían en el descenso de sus ojos a ser secadas con rabia al haber roto su palabra… ahí estaba llorando por Milo otra vez.

- Milo… - Su voz apenas salió entre el dolor de su pecho y la fragilidad en la que se encontraba su corazón - Tu y yo… ya no mas… te amo pero ya no más… terminamos”.

 Era como una espiral infinita de dolor de la que nunca terminaba de caer y jamás encontraba el final, como una pesadilla de la que por mucho que te sacudan despertar era imposible… su mente no quería aceptar que no era una espiral ni una pesadilla, sino la cruda realidad que se pintaba en su delante, en la extensión de toda su espalda y franqueando su escape a los lados… la realidad era que Camus no lo quería más a su lado.

Milo sin poder llevar la cuenta estrello su frente contra el pilar de su Templo sin intenciones de dañarse o sentir dolor, lo hacía más para intentar acomodar los hechos a sus ideas y la realidad a sus sentimientos, pero esta tarea se tornaba imposible ante las pulsaciones de su corazón que agonizaba por la sentencia dictada por Camus. Como dolía saber que aun era amado pero Camus prefería alejarse por su toxicidad. Lo reconocía, era un perro maldito por haber permitido que el amor de su vida se aleje de su lado y más si ahora no lo quiere para nada. Cerraba los ojos y mas allá de sentir su dolor reconocía el causado a Camus, a su mente le llegaban las tormentosas imágenes que antes ignoraba, como aquellas del rostro bello de Camus empapado de lagrimas y los ojos cerrados intentado escapar de lo que le hacía, su voz lastimera cuestionándole porque le hacía sufrir tanto, porque le ninguneaba con tanta facilidad cada día y era despreciado con habilidad de cerrar los labios de Camus para no ser objetado.

Otro golpe al pilar de su Templo y sintió que el agua del cielo ya lo tenía empapado, estaba lloviendo desde que empezó su tortuosa tarea de mirar hacia el Templo de Acuario y no poder acercarse, cuando tantas otras veces despreciaba el hecho de ir y era felizmente recibido. Ahora no podía acercarse… ¿Cuántas veces rechazó a Camus? Y no solo el hecho de subir a su Templo como se lo pedía, sino rechazar sus caricias apartando sus manos o sus excesivas muestras de amor en público que solían ponerle nervioso, o sus besos alejando su rostro porque Camus había hecho algo inapropiado para él, incluso rechazarle la pasión de hacer el amor… hacer el amor… ¿Qué estaba en su mente en esos momentos? Que estupidez pasaba por su cabeza cuando apartaba las manos de Camus cuando este le abrazaba y le susurraba al oído que quería hacer el amor y él diestramente sin pensar a cabalidad le decía que no… 

Muy cierto el refrán que dice que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde… pero es más exacto aquel que dice que jamás imagino que podía perderlo.

Y para Milo era así en su incertidumbre y dolor… jamás imagino que ese momento llegaría. Se odiaba por eso, ¡Que había hecho! Sus actos y palabra habían ocasionado que lo más preciado y amado se escapara de su lado muy lentamente. De manera pausada, contenida había provocado que Camus se alejare de su lado y no quiso verlo con anterioridad, Camus en su forma enamorada de ser le había dicho cada uno de errores bañados en lágrimas buscando arrepentimiento, buscando mejoría, un trato amoroso, dedicado, comprensivo, dulce, delicado, amplio y eterno… Camus solo pedía eso, todo lo que se merecía y entregaba a cambio.

“No hay nada que no haya hecho por tu amor”

Camus le lleno la mente de esa frase antes de terminar la relación y ahora le retumbaba como cacofonía… cuánta razón tenía al decir que no le falto nada… ¿En que estaba pensando para ser tan hijo de puta que no supo valorar una décima de lo recibido y despreciarlo con facilidad?

“Ahora Camus no está más”

Su mente le decía esas cosas pero su corazón no quería aceptarlo… en su corazón Camus era el único, siempre había sido el único, los celos de Camus le ponían de los nervios pero nunca tuvo a otra persona en su corazón ni en su mente.

Un trueno en el cielo retumbó devolviéndolo a la realidad… sacándolo de su mente que le rebobinaba el episodio donde Camus terminaba la relación y se apartaba de su lado.

Quiero creer que esto no es real… quiero creer que volverás a mi lado una vez más. Porque fueron mis errores los que te apartaron, mi desamor y mi desgraciada forma de manejar los problemas, de hacerte llorar y luego reprimirte las lagrimas: “Me aburre verte llorar”, “No te aguanto”, “Me irritas”, “No quiero verte ya, no voy a ir a tu Templo” ¿Qué estaba pensando para decir a alguien que amo todas esas palabras? Camus jamás fue indiferente a mi maltrato y paso a paso me hacía saber las heridas provocadas y yo me encargaba de ignorar la información creyendo que si al día siguiente le hacía pasar un buen rato todo quedaba saldado… que error más grande”.

 

Seguido del trueno que retumbo en el cielo y luego en el eco del vacío de su Templo vino uno más pero esta vez la lluvia empeoró, sorprendiendo a Milo una silueta se dibujo en la oscuridad.

- ¿Camus? - preguntó esperanzado creyendo que su corazón lo había llamado y estaba ahí para repararlo todo y perdonar sus grandes errores.

- Soy yo, Kanon - dijo poniéndose bajo el foco de luz donde Milo pudiese verlo.

El Caballero de Escorpión apartó la mirada lejos de la vista de Kanon e intentó ponerse de pie pero la escalinata mojada al igual que su ropa le imposibilitó hacerlo con la facilidad que hubiera querido y Kanon lo encontró apoyado contra el pilar completamente empapado.

- Ay Milo… - no supo decir más, solo sentarse al lado del Escorpiano y dejarse empapar con la persistente lluvia que no dejaría de caer del cielo.

- Lo arruine Kanon… deje que esto pasara… lo arruiné.

No necesitaba más explicaciones, Camus también le había dicho que acabaría la relación pero no esperaba ver a su amigo así… tal y como se mostraba con Camus creía que la separación no le afectaría a tal punto.

Paso su mano por los hombros de Milo y lo estrujó en una simplicidad de abrazó que provocó solo mas lagrimas. Palabras de arrepentimiento y promesas de cambiar, promesas de continuar y no abandonar jamás el amor de Camus… Camus además merecía el esfuerzo por recuperarle, no iba a rendirse hasta no hacerlo todo.

Las horas transcurrieron con extremada pesadez y la tenaz lluvia de un momento a otro los llevó al interior del Templo, ambos se negaron a compartir copas bajo la sensatez que deprimidos nunca se debe de beber.

Solo se quedaron en la penumbra de la sala, escuchando la voz de Milo y sus lamentos.

- …él me siguió a la calle, bajando las gradas de su Templo, me sujetó de la camisa y me pidió que no me fuera de esa forma, peleados y discutiendo, Camus no quería que nos despidiéramos así porque serian varios días que no nos íbamos a ver por las misiones que nos asignaron…

Kanon escuchaba agarrándose la frente, el proceso que hacia Milo de recordar todas las heridas provocas a Camus, lamentarse cada una de ellas y preguntarse en que estaba pensando para actuar así. Milo continuó…

- Me sujetó y pidió perdón de haber cuestionado con persistencia el porqué siempre llegaba tarde, y sabes que le respondí: déjame en paz… porque me haces la vida tan difícil, si me estoy yendo es porque me quiero ir… Sus ojos… los ojos de Camus tan expresivos, se llenaron de lagrimas y las soltó agarrándose el corazón, retrocedió unos pasos con la garganta seca por mi respuesta, que no se imaginaba venir, me dio la espalda y se fue… yo resople fastidiado y me fui. Que idiota soy… que gran imbécil, en que estaba pensando, hasta parece actos y palabras que no las dije yo, sino otra persona utilizando mi voz…

- Milo…he notado que tratabas mal a Camus, pero por su forma de ser de él, creímos que Camus era frio y calculador, como lo aparentaba con el resto del mundo. Me sorprende escuchar eso de él, que se dejara tratar así. Camus es el tipo de persona que te mata con la mirada y te congela en el acto si actúas en su contra.

- No… conmigo no. Camus es demasiado frágil y como llegue a odiar eso, que a la primera muestra de dolor causado por mi eso le lastimara a sobremanera, yo no supe manejar esa fragilidad y decidí el camino más erróneo. Decidí que hacerle más daño era la mejor manera de volverle fuerte, que si le provocaba heridas él reaccionaria y por fin seria fuerte. Quería que me grite, quería que me bote de su lado si me lo merecía… pero solo lloraba y se cuestionaba porque era tratado así… ahí a mi me llevaba a pensar que Camus de verdad no merecía ese trato y era mejor convencerle de aquello, que como no lo merecía tenía que buscar a alguien más, pero Camus nunca lo tomo como una posibilidad, solo se aferraba mas a mí. Como lo amo llegaba a sentir culpa me disculpaba y era personado…. Pero el círculo se repetía y yo me irritaba más y provocaba mas heridas.   

- ¿Pero…?

- Quería que Camus sea fuerte, que sepa reaccionar y deje de tolerar mis desmanes, lo hice de la peor forma, lo reconozco - Milo agacho la cabeza soltando mas lagrimas - He sido un perro… le he dañado tanto, he sido injusto, cruel, egoísta y maldito… pero jamás quise que me abandonara. Jamás quise que me termine, veía el futuro a su lado.

- ¿Qué harás ahora?

- No acepto esta finalización, no lo acepto… amo a Camus y estoy convencido que si reparo el daño él volverá a mi… Camus me dijo que me ama, dijo que no con la misma intensidad que antes pero me ama y mientras esa palabra siga viva en sus labios estoy seguro que puedo recuperarlo.

Kanon logró otro abrazo por los hombros de su amigo que lloraba de bruces en el suelo como un niño pequeño que perdió la más importante en su vida y no ve una salida… devastado. Esa era la palabra cabal para Milo… devastado.

                                                                                     Continuara…               

 

 

 

 

 

Notas finales:

Pronto vuelvo con la continuacion. Nos leemos


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