Sin darse cuenta, él se había enamorado; era su primer amor y el era inexperto en este tipo de situaciones, simplemente no sabía qué hacer con lo que sentía, si antes le hubiesen dicho que amar a una persona fuera así de molesto…el les creería ahora y no solo eso, les daría toda la razón, pero ¿Qué era lo que le había atraído de esa persona? Tal vez la altura, Hyuuga era algo más bajo, pero definitivamente no era pequeño como Kuroko.
O puede ser esa sonrisa que te da mirándote a los ojos, simplemente…tal vez era la cortesía con la que trataba a las personas o el hecho de que quiere defender a todos sus seres queridos…tal vez era esa perseverancia que demostraba cada vez que pisaba una cancha…Hyuuga ya no sabía que es lo que en verdad le había atraído de esa persona, pero de lo que si sabía era que nadie se atrevería a lastimarlo.
Es por eso que cuando Kiyoshi sufrió ese ataque de Kirisaki Daichi, no solo lloro porque se retirarían del torneo, no…tampoco lloro por la grave lesión de Kiyoshi, lloro porque no pudo proteger a la persona que más quería, no lo pudo defender, se sintió tan impotente, tan débil…tan insignificante por no poder tomar venganza, pero ese día se juró que nadie lastimaría a ese preciado amigo-preciado primer amor, y en su lista de lo que podría causar daño a Kiyoshi lo encabezaba cierta persona pelinegra de ojos verdes…Hanamiya Makoto, su enemigo jurado desde aquel día.
Un año después las cosas habían cambiado, no solo eran buenos en el juego, tenían nuevos novatos y Kiyoshi había regresado al equipo, todo era perfecto hasta que se toparon otra vez con ese tipo, Hyuuga desde lo más adentro de su ser lo odiaba con todo su corazón, debe ser ese uno de los motivos para contarle a los novatos la historia de cómo se fundó del club de básquet del instituto de Seirin. Y porque deberían de tener cuidado con esa persona.
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Un año después de haber ganado la Winter cup, Hyuuga aún se empeñaba en saber ¿Por qué Kiyoshi era un masoquista? A pesar de las cosas que había pasado, este no dejo de perseguir a Hanamiya, lo llamaba, lo saludaba, prácticamente Kiyoshi lo buscaba y aunque Hyuuga sabia el porqué, se empeñaba en buscar alguna excusa para creer el mismo y así habían estado las cosas; seguían de esa manera, de cierta forma tranquila, pero toda esa tranquilidad se rompió aquella noche del 23 de diciembre, cuando recibió la llamada de Reo avisando que Kiyoshi estaba en el hospital. Rápidamente salió de su casa, en el camino llamo sus amigos y cuando estaba ya en los pasillos de aquel hospital, lo vio a él, estaba sentado tranquilamente al lado de Reo, debe de ser por eso que en ese momento le dieron unas inmensas ganas de matarlo.
-¡bastardo! ¿Qué le hiciste a Teppei?-en ese momento recordó la promesa que se hizo en su primer año de instituto, no dejar que nadie lo lastime y ahí estaba el mayor causante de las heridas de su amigo.
-¡Hyuuga!-lo agarraron dos chicos para que no vuelva a golpear a Hanamiya.
-¡dime que hiciste! Ya sabía que lo odiabas, pero nunca creí que lo intentarías matar.
-¡Junpei!-se acercó Reo a Hyuuga, esto fue un accidente, Hana chan no tiene nada que ver.
-si algo malo le pasa…si algo muy malo le pasa, me la pagaras.
Lo que Hyuuga había dicho no eran palabras vacías, eran palabras que en verdad las pensaba llevar a cabo si algo le pasaba a su amigo, pero al cabo de varios minutos salió el medico informando que Kiyoshi estaba estable y por el momento no corría ningún tipo de peligro, en ese momento sintió a su corazón aliviarse y quitarse en gran peso de encima.
Cuando Hyuuga entro a la habitación blanca donde estaba Kiyoshi, algo dentro de el simplemente se quebró, verlo vendado y en una cama no era en lugar en donde debía de estar un joven amante del deporte, pero a la misma vez se sentía aliviado al verlo bien, pero todo cambio cuando salieron las palabras de Kiyoshi hacia ellos.
-lo siento…pero ¿Quiénes son ustedes?
Tal vez solo era una broma de mal gusto, una muy mala por parte de su amigo, una que no quería creer, por eso trato de convencerse por un segundo que esto era mentira, solo hasta que vio como Kiyoshi perdía el control al ser tocado por Hanamiya.
El medico les había informado de la situación actual de Kiyoshi, sin duda era como tirar un balde de agua fría sobre su cuerpo. Había fallado en proteger a su amigo una vez más, no logro salvarlo de las manos de Hanamiya…no pudo protegerlo…Hanamiya era el culpable…el causo todo esto, por su culpa Kiyoshi estaba en el hospital.
-ese imbécil…-la voz de Hanamiya se escuchó suavemente pero fue como un grito a los oídos de Hyuuga.
-todo esto es tu culpa…tu eres el culpable…tu intentaste matarle ¿verdad?...si desaparecieras…Kiyoshi podría ser feliz.
A Hyuuga no le tomo mucho el poder decir todas las cosas que tenía guardadas hace tiempo y ahora estas salían como si no fueran nada.
-en el tiempo que Kiyoshi no recupere su memoria, te prohíbo completamente y enteramente que te le acerques, ya le haz causado bastante daño. Como amigo de Kiyoshi solo quiero lo mejor para él y tu…eres lo peor que puede haber para su recuperación.
Reo comenzó a hablar y a discutir con el, era cierto que el no tenía la autoridad para hacer que Kiyoshi en verdad olvidara a Hanamiya, pero ¿Qué más podía hacer? El también lo amaba y ver sufrir a la persona que quieres es insoportable y más cuando vez cara a cara a la persona que es el causante de todo esto. Tal vez no era buena idea, pero era lo único que se ocurría para poder mantener a salvo a su amigo.
-si yo desaparezco de su vida…-Hanamiya había interrumpido las palabras del capitán del Seirin-…estas diciendo que Kiyoshi ¿será feliz?
Cada palabra que decía Hanamiya era molesta para los oídos de Hyuuga, esa persona tenía toda la culpa de lo que había ocurrido y sin embargo estaba allí sentado como toda una víctima a punto de caer. De pronto la voz de Reo intervino en la discusión y Hanamiya solo se paró una vez que dio su condición para poder dejar libre a Kiyoshi. Reo se acercó a el, sabía que es lo que le diría.
-Hyuuga, tenemos que hablar.
La discusión se prolongó por un buen rato, Reo estaba en todo su derecho de defender no solo a Hanamiya, también a Kiyoshi, sabía que el no tenía ningún derecho, pero mierda Hyuuga estaba enamorado y solo ahora podía velar por el bien de Kiyoshi, no podía ver más allá de lo que estaban las cosas. De pronto la puerta se abrió y de ella salió Hanamiya; no dijo nada, no miro a nadie y solo camino a la salida, Reo lo persiguió, trato de darle alcance pero la puerta estaba ahí, delante de Hyuuga donde podía ver claramente como las cosas ahora lograrían mejorar para Kiyoshi en especial porque Hanamiya Makoto por fin estaba desapareciendo de sus vidas.
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Hyuuga reunió a los chicos y comenzaron a hablar sobre el tema, ellos también no estaban de acuerdo, pero en estos momentos la sola presencia de Hanamiya podría levantar cualquier rastro de agresividad en su superior y preferían que la presencia de Hanamiya se fuera describiendo en un futuro, cuando la mente de Kiyoshi estuviese más estable para poder recordar toda la información de su pasado. Le dijo a Reo que es lo que querían hacer, pero como lo supuso el pelinegro puso toda la resistencia a su idea, entonces Hyuuga jugo una carta sucia, los abuelos de Kiyoshi, el solo hecho de mencionarlos hizo callar cualquier protesta de Reo hacia las ideas que Hyuuga.
CAPÍTULO VI: PARA AVANZAR, NO HAY QUE MIRAR ATRÁS
-a propósito ¿Dónde está ese joven amigo de Teppei? ¿Dónde está Makoto kun?-cuando Hyuuga regresaba con unas tazas de café, había oído la conversación del abuelo de Kiyoshi con Reo y no le quedo de otra que intervenir.
-no pudo venir…-había dicho antes de que Reo hablara, el de cabellos largos aún no estaba listo para enfrentar la realidad-…lo hemos llamado, pero ahora no está en la ciudad, la universidad a la que quiere aplicar tenía un internado de evaluación y le dijimos que cuando este libre venga.
-que bien…-suspiro el hombre mayor-ese joven tiene muchos problemas familiares, espero que a partir de ahora las cosas le vayan mejor que antes.
-estoy seguro que así será.-y Hyuuga estaba seguro que así seria, ya que ahora Kiyoshi ya no lo molestaría, sin duda esta era la mejor solución para todos.
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Bajo del tren y camino, sabía perfectamente donde se encontraba el departamento en donde vivía Hanamiya, el edificio era grande y hermoso, hecho para familias felices. Subió al ascensor e indico el piso adecuado, camino por los pasillos y vio los otros dos departamentos que estaban al lado del departamento en donde vivía Hanamiya, uno era el de una mujer que vivía con su hijo y el otro era el de un hombre bastante mayor que vivía solo, según el…por negocios.
Toco la puerta…pero nadie le respondió, por suerte había avisado al conserje que le haga una copia de la llave del departamento de Hanamiya. Con pesar la saco, no quería irrumpir en propiedad privada, en especial si la madre de Hanamiya estaba ahí.
La habitación lucia oscura, las cortinas no habían sido abiertas, se sentía un aire frio, sin duda parecía que no había nadie en ese departamento. Camino un poco más, tal vez Hanamiya este durmiendo pensó Imayoshi, fue a la habitación de su amigo y no lo encontró, las sabanas estaban desordenadas y había algo de ropa usada, pero nada que indicara que Hanamiya estuviese ahí antes. Salió y comenzó a recorrer un poco el departamento y después de ver que no había nada en la cocina o en el cuarto de la madre de Hanamiya se dirigió al baño; cuando su mano toco la perilla, sintió como un escalofrió recorrió toda su columna, sabía que lo que encontraría allí dentro cambiaría su vida de alguna manera, lo sintió dentro de si.
-¿Hanamiya…?-su voz sonó despacio, como tratando de llamar a un niño asustadizo pero nadie contesto, solo se oyó el sonido de la ducha y el agua caer.
Tenía que tener valor y tal vez pedir no encontrar la escena de una película de terror. Sin más dudas, decidió que era mejor abrir la puerta y dejarse de tapujos, encontrar lo que encontrara, lo único que quería era ver a Hanamiya.
Entonces la manija giro y la puerta se abrió, un paso de Imayoshi hizo eco en el agua del piso, avanzo dos pasos más para detenerse y ver la escena claramente, esforzándose para creer lo que estaba frente a sus ojos. La sangre se mezclaba con el agua y algo de cabellos negros ensuciaban el piso, volteo su rostro y allí lo vio, el cuerpo de Hanamiya tranquilamente recostado en la tina de baño.
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-no lo podemos dejar así.
-sus abuelos ya llegaron, es bueno que hayan podido venir antes de lo previsto ¿no crees Reo?
-si es bueno, pero no me refiero a eso Hyuuga, sabes a lo que me refiero.
-no pienso dar mi mano torcer, la decisión que eh tomado es la mejor por el momento, vez que Kiyoshi está tranquilo ahora. Antes cuando entramos Hanamiya y yo, Kiyoshi enloqueció, no quiero que vuelva a pasar por lo mismo, trata de entenderme a mí también Reo.
-…
Aquella tarde del 25 de diciembre, los abuelos de Kiyoshi habían llegado al hospital, se veía en sus rostros arrugados la desesperación y la tristeza al haber recibido aquella noticia.
Reo por su parte se le acababa el tiempo para estar en Tokio, tenía que regresar a Kioto para terminar los estudios, prácticamente a pesar de querer quedarse estaba siendo obligado por sus padres, en ese momento odio ser aun un menor de edad y por más que intento que Hyuuga de su mano a torcer y deje esa tonta idea de tratar de borrar a Hanamiya de la mente de Kiyoshi, pero fue inútil, nada de lo dijera podía hacer cambiar la opinión del ex capitán de Seirin.
No le quedo de otra a Reo que ir de vuelta a casa con la promesa que volvería y que nuevamente trataría de convencer a Hyuuga a reflexionar de dejar esa idea estúpida. Después de todo sus amigos se amaban o así era como el lo veía, las personas que se amaban siempre terminan por estar juntas o eso es lo que el había pensado hasta ahora, sabía muy en el fondo que de alguna u otra manera tanto Kiyoshi y Hanamiya terminarían juntos.
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El espejo del baño estaba roto, el lavamos tenía varias manchas de sangre a su alrededor y frente suyo estaba el cuerpo de Hanamiya recostado tranquilamente en la tina de baño, con el agua cayendo sobre su rostro y la sangre de sus manos que caía sobre el agua empozada del piso, los pies de Imayoshi temblaban pero tenía que reaccionar, esa imagen frente suyo tal vez sea mentira, tal vez sea falsa…tal vez solo era una ilusión. Sin pensar sus pies avanzaron de a poco hasta estar separado de la tina de baño solo diez centímetros.
-Hana…Hanamiya…-susurro débilmente, pero el otro no reacciono, sus rostro estaba pálido y como pudo cerro la llave de la ducha, vio el cuerpo de su kohai, aun tenia puesto la ropa, con algunas manchas de sangre y suciedad-mierda, ¿Qué has hecho Hanamiya?-Imayoshi estiro sus brazos atrapando el cuerpo de Hanamiya con el para sacarlo de la tina, su cuerpo pálido estaba frio, muy frio.