Había pasado ya un día desde aquel 'incidente', por pura coincidencia a Jimin y Suga les tocó quedarse en casa mientras que los demás tenían cosas que hacer.
—YoonGí...—musitó después de haber escuchado la puerta cerrarse.
—¿Qué?
—Esto... ¿Qué hacemos?—preguntó con una sonrisa.
—No sé... ¿qué quieres hacer?
—Me da igual mientras sea contigo—contestó sonriendo—¡Vamos a hacer un poco de ejercicio!
—No tengo ganas—respondió él.
—Venga, levántate—tiró de él hasta que ambos quedaron de pie en el salón—Primero a calentar—dijo dando un par de saltitos—¡Muévete, hyung!
—No tengo ganas—repitió. Jimin agarró la cintura de Suga, incitándolo a que saltara también, este acabó obedeciendo y daba pequeños brincos. Unos minutos más tarde, después de haber estirado tocaba hacer abdominales.
—Tú primero, hyung—dijo. Suga se sentó en el suelo—Vamos a hacerlo más divertido, Suga-hyung—exclamó tirando de él para que ambos se pusieran de pie—Tienes que rodear mi cadera con las piernas, yo te agarraré para que no te caigas, ¿vale?
—¿Qué? Ni hablar, me romperé la cabeza contra el suelo.
—Te prometo que no, hyung. ¡Te agarraré! ¡Lo juro!—YoonGi negó con la cabeza, el menor le agarró de la mano—Por favor, confía en mí...
Él lo miró unos segundos, mierda, ¿cómo iba a decirle que no a esa carita? Joder.
—Está bien...—musitó.
—¡Bien!—celebró el menor—cada vez que subas te recompensaré, ¿vale?
—Que sí...—susurró.
—Venga, te agarraré—dijo incitando al mayor a que acabara rodeando sus caderas. Suga se aferraba a él con fuerza, mientras que él lo agarraba con seguridad para que no se cayera. Los brazos del mayor rodeaban su cuello.
—Ya puedes empezar, hyung—dijo con una sonrisa.
—¿Cómo?
—Agárrate fuerte con las piernas, yo te ayudaré para que no te caigas. Prueba soltándome y bajando la cabeza hasta que toques el suelo con las manos—indicó.
—¿Qu-qué?
—No te caerás, confía en mí—YoonGi soltó su cuello y fue bajando con miedo hasta quedar colgando de las caderas de Jimin—Ahora sube.
—¡No puedo!
—Sí puedes, ayúdate con los brazos—aconsejó, el mayor hizo lo que el menor le dijo y subió, llegando a rozar su nariz con la del menor. Jimin acercó más su cara, provocando que ambos labios se juntaran en un beso muy corto.
—Sigue.
—No, ya estoy cansado—dijo volviendo a abrazar al menor.
—No seas flojo, venga—pidió.
—No quiero—dijo soltando sus piernas de las del menor.
—Eres muy vago, YoonGi.
—Hazlo tú.
—Vale, pero en el suelo, que no quiero hacerme daño—dijo sentándose en la moqueta.
—Eso no es justo.
—Ven aquí—pidió. El mayor se agachó. Jimin se tumbó boca arriba doblando las rodillas—agarra mis pies.
Suga lo obedeció y puso sus manos encima de los pies de Jimin, este hizo uno pero sus pies se lavantaron.
—Mejor siéntate—dijo estirando sus rodillas. YoonGi sonrió y se sentó justamente en la cadera del menor. Jimin se levantó y Suga se acercó plantandole un corto beso, imitando su acción anterior. El menor volvió a bajar algo sonrojado y subió nuevamente, esta vez con dirección a los labios del mayor. Repitieron la acción varias veces.
—¿Podemos terminar ya?—dijo Suga con una sonrisa.
—Vale—acabó aceptando volviendo a levantarse una última vez y posando sus labios otra vez sobre los del mayor. Suga se levantó de las piernas del menor.
—Jugamos a las cartas?—propuso Jimin.
—Es aburrido...
—¡Ya sé! Si ganas tú, tendré que hacer lo que me pidas y si gano yo harás lo que yo te pida, ¿entiendes?
—Sí, sí lo pillo—observó a Jimin tomar la baraja de cartas y entremezclarlas entre ellas. Se sentaron en la moqueta para estar más cómodos. El menor repartió las cartas y comenzaron la partida, en la cual Suga tenía la delantera.
—¡Has hecho trampas! ¡Lo sé! ¡Es imposible que tengas todas las cartas buenas!—exclamó Jimin.
—No hice trampas, tú fuiste quién repartió—lanzó la última carta que marcaba que el vencedor era el mayor.
—¡No! ¡Eso no es justo! ¡Hiciste trampa!—continuó acusando.
—Vamos, Jiminnie, no seas mal perdedor—respondió con una sonrisa—Cierra los ojos.
—¿Por qué?
—Dijiste que harías lo que te pidiese, te lo estoy diciendo.
—Pe-pero...—el mayor lo interrumpió.
—Ya te lo dije, hazlo—Jimin suspiró y cerró los ojos como le había pedido YoonGi. Este sonrió y se acercó a él.
—Procura estarte quieto—susurró en el oído del menor. A Jimin le dio un escalofrío al sentir la voz de Suga tan cerca de él y trago saliva. YoonGi se acercó lentamente a su cuello y le dio un pequeño beso que provocó que todo el cuerpo de Jimin temblara, a continuación se separó con una sonrisa y se sentó en frente del menor.
—Ya puedes abrirlos—avisó.
—¿Por-por qué has hecho eso?—lo regañó a la vez que bajaba la cabeza sonrojado.
—Dijiste lo que quiera—respondió con una sonrisa.
—¡Te ganaré! ¡Ya lo verás!
—Venga, inténtalo—contestó con una risa arrogante. Comenzaron a jugar y esta vez había ganado Jimin.
—¡Ves! ¡Te lo dije! ¡Ja!
—Ya, ya vi que ganaste, ¿qué tengo que hacer?—preguntó.
—Me voy a vengar—dijo acercándose y sentándose encima de las piernas del mayor—abre un poco la boca—él obedeció—no puedes moverte, si lo haces, te muerdo—fue lo único que hizo antes de atrapar el labio inferior de Suga entre los suyos.
El mayor trató de cerrar los labios para corresponder al beso pero entonces un pequeño mordisco se lo impidió. Jimin agarró la cara de Suga con las dos manos para atraerlo y se centró en besar el labio inferior del mayor, para YoonGi aquello no dejaba de ser una jodida tortura. Observaba el rubor de las mejillas del menor mientras él se concentraba en hacer lo que estaba haciendo, joder. De pronto, se separó de él y le plantó un casto beso en los labios. Volvió a sentarse en su sitio con una sonrisa.
—Como vuelvas a hacer eso te violo—advirtió el mayor.
—Querrás decir que te violo yo a ti.
—No porque yo soy mayor—respondió arrogante.
—¿Y qué? Eso no importa.
—Sí importa.
—No—dijo enseñándole la lengua.
—Sí.
—¡Claro que no!— exclamó.
—Sigamos jugando.
—¿De verdad tienes ganas de seguir jugando, hyung?—dijo levantando una ceja.
—¿En qué piensas, Jiminnie?
—Yo sí quiero jugar, pero no a las cartas—dijo acercándose a él nuevamente. Suga tomó la nuca del menor y lo atrajo hacia él y provocando que ambos labios se fusionaran, Jimin se aproximó más a él y volvió a tomar asiento encima de las piernas del mayor y aferró sus manos a la espalda de YoonGi. Suga se separó unos centímetros del chico y lamió su labio inferior, pidiendo así acceder a su boca. Poco después sus lenguas se entrelazaban como si no hubiese un mañana. Unos minutos más tarde tuvieron que separarse para tomar aire.
Pero aquello no acababa allí. El menor comenzó a posar sus labios sobre el cuello del mayor provocando que este suspirara de vez en cuando.
—Jiminnie, no sigas...—musitó siendo ignorado por este—Jiminnie, no podemos hacerlo ahora.
Jimin se separó de él y colocó sus manos sobre los hombros de Suga.
—No te he pedido que lo hagamos. Simplemente... juguemos, hyung.
—Se nos puede ir de las manos...—contestó él en un susurro.
—Juega conmigo, hyung.
Suga no pudo aguantarlo más y volvió a empujar a Jimin hacia él, esta vez con más fuerza, provocando que ambos quedasen tumbados sobre la moqueta, sin haberse separado todavía. Continuaban su batalla de lenguas mientras el menor se acomodaba colocando sus piernas a cada lado del cuerpo del mayor. Se separó de él levemente para buscar aire, más tarde se sentó en el estómago de YoonGi.
—Jiminnie...—gruñó.
—Tengo calor, Sugar—dijo con una sonrisa traviesa.
—¿Sugar? ¿Por qué me llamas así?
—Porque sí, porque eres dulce como el azucar—sonrió—Sigo teniendo calor.
—Quítate ya la camiseta, ¿o esperas a que lo haga yo?—Jimin sonrió para luego alzar los brazos y tirar su camiseta a un lado de la habitación. Se acercó a YoonGi tumbándose encima de él.
—Yo también tengo calor, Jiminnie.
—¿Y a que esperas, Sugar?—dijo mientras volvió a sentarse en las piernas del mayor, permitiendo que él se alzara y se quitara la camiseta. Jimin no esperó más y unió sus labios con los del mayor nuevamente, provocando que ambos torsos se chocaran sin ningún tipo de tela de por medio. Cuando se separaron de aquel beso, juntaron sus frentes y trataron de recuperar la respiración perdida.
—No podemos hacerlo...—susurró el mayor, Jimin se separó de él para mirarlo a los ojos—No podremos bailar bien.—argumentó removiendole el pelo.
—Vale...—contestó abrazando al mayor—Te quiero mucho, hyung.
Suga sonrió y se acercó a su oído.
—Yo también, Jiminnie—respondió para luego darle un travieso mordisco en el lóbulo de su oreja.
—¡Hyung!—protestó el otro.
FIN