Dipper estaba impactado, ese fue su primer beso y Bill se lo robó, pero lo que más lo sorprendió fue su propia actitud ¿por qué no lo rechazó? ¿Por qué no peleó para zafarse de su agarre? ¿Por qué se sintió tan bien? Estaba tan confundido pero a la vez feliz, feliz de escuchar a Bill decir que sólo tenía ojos para él, su corazón latía a mil por hora y respiraba agitadamente. Bill no necesitaba leer su mente para saber lo que su adorado pino pensaba, ese sonrojo en su rostro y la leve curvatura de sus labios que formaba una pequeña sonrisa era la prueba suficiente que necesitaba para saber que podía ganarse el corazón del pino.
- No hay nadie más con quien quiera pasar este momento que contigo – susurró despacio mientras abrasaba a Dipper
- Espera, alguien puede vernos – decía sonrojado mientras sentía su corazón saltar en su pecho
El tiempo se había detenido, no literalmente por supuesto, era como si en ese momento sólo existieran ellos dos, como si nadie pudiera interrumpir ese momento
- Asi que esto es lo que hacías hoy en el pueblo – o casi nadie, Mabel notó la forma en que Dipper apuñalaba a Wendy con la mirada por lo que decidió subir tras ellos y fue testigo de absolutamente todo – te robaste el primer beso de Marmando y ahora acaparas a un chico lindo para ti solo, eso no es justo
- ¿cuánto tiempo llevas ahí? – preguntó sonrojado hasta las orejas ignorando la mención del incidente del tritón
- El suficiente como para sacar fotos – dijo sacando su cámara y mostrando las fotos del beso y el abraso
- ¿quién es ese ‘’Marmando’’ del que habla la estrella fugaz? – preguntó con voz demoníaca completamente molesto, si había otro tras su pino debía destruirlo, no aceptaría tener competencia - ¿y bien? – Dipper sentía como ese ojo penetraba en lo más profundo de su alma y no sabía qué responder, el jamás besó a ese tritón, el sólo le estaba dando respiración boca a boca, con agua.
- Aquí tengo la prueba – Mabel le mostró a Bill la foto que les tomó a Dipper y Marmando, el tritón acostado en la tierra con los labios de Dipper sobre los suyos
Dipper se sentía mal, creía tener un momento especial, el primero de su vida, y ahí estaba su gemela arruinándolo al contar una historia que nunca pasó con evidencia circunstancial que ella interpretaba de la forma que quería, y la peor parte fue que Bill lo miraba molesto, como si él en sus millones de años nunca hubiera besado a nadie. Ahora era Dipper el que estaba molesto, se metió en su cuarto y trabó la puerta para que ninguno pudiera entrar.
- Dipper esa también es mi habitación, abre la puerta – Dipper abrió, pero sólo para arrojar la almohada y la manta de la cama de Mabel
- Puedes dormir con Pato esta noche – le gritó cerrando la puerta otra vez
- Será mejor dejarlo solo ahora, mañana estará más tranquilo y podremos hablar en calma, pero primero explícame eso de Marmando otra vez – le decía Bill mientras bajan las escaleras
Dipper se acostó en su cama, colocó una almohada sobre su cabeza y comenzó a gritar groserías que un niño de doce años no debería saber que existen, ¿ahora resulta que el señor triángulo demoníaco homicida no confiaba en él? ¿Y por qué debería importarle lo que ese psicópata tuviera que decir de él? Pero la pregunta más importante a la que no podía encontrarle respuesta era “¿por qué me duele tanto su mirada?’’
- Isósceles idiota de un ojo, neurótico bueno para nada – se repitió una y otra vez hasta quedarse dormido.
///////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////
666: pero que idiota – una mujer sostenía una esfera de cristal en sus manos, monitoreando con ésta cada movimiento del demonio dorado – un paso adelante y setenta pasos para atrás, y yo que de verdad creía que el tonto podría con el trabajo por su cuenta pero al parecer me equivoqué – decía decepcionada sentada en su trono vigilando a Dipper después de que se encerró en su habitación – que bocota tiene ese niño, es como verme en un distorsionado espejo – de repente comenzó a reír agitando sus piernas como una niña pequeña – aunque por otro lado ver los celos de Bill en acción es una experiencia nueva, creo que es hora de que mamá aparezca al rescate.
///////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////
La mañana había llegado, Dipper seguía encerrado en su habitación y no quería ver a nadie, pero tampoco le daría el gusto a Bill de quedarse todo el día pensando en el por qué sentía una extraña calidez en su interior al tenerlo cerca asi que decidió bajar a desayunar, y si alguno de los dos, tanto Bill como Mabel se atrevía a hablarle los ignoraría.
- hasta que apareces muchacho – el tío Stan lo recibía ya con su traje puesto, no se había dado cuenta de que fuera tan tarde - creí que te quedarías todo el día en cama o algo asi, Bill preparó el desayuno para todos, aunque insistió en esperarte a ti para servirlo asi que mejor te apuras – literalmente lo arrastró a la cocina
- ¿Qué hace Bill aquí tan temprano? – preguntó molesto sentándose en la mesa
- El lunático de mi hermano le renta una habitación – respondió el tío Ford con el periódico en la mano
- ¿tenías una segunda habitación en la casa y Mabel y yo tenemos que dormir en el ático?
- Bueno, no podía negarme, pagó con monedas de oro ¿tienes idea de lo valiosas que son? – si había dinero de por medio era obvio que el tío Stan aceptaría lo que fuera asi que deshacerse de Bill ya no estaba en la lista de cosas por hacer ese día.
- ¿podrías explicar por qué tu hermana dormía con el cerdo junto al sofá anoche – preguntó Ford mientras doblaba el periódico y lo dejaba sobre la mesa – la encontré esta mañana y por poco la piso
- Pregúntale a ella – la tensión era tan grande que fácilmente podría ser cortada con un cuchillo, Mabel no se atrevió a abrir la boca, al parecer entendió que estuvo mal lo que hizo, ella había fallado en cada uno de sus romances de verano mientras de la nada aparecía un sujeto misterioso y besaba a su hermano, tenía que admitir que eso la había puesto celosa, pero más que nada porque tenía miedo de que le quitaran a su hermano.
Nadie se atrevía a decir una palabra en esa mesa, incluso Pato guardaba silencio, el mal humor de Dipper era visible a tres kilómetros y el que Bill se quedara con ellos lo hacía aún peor. Después de unos minutos Bill sirvió el desayuno de todos, un omelette con queso fundido y salsa picante, el de Dipper tenía un corazón dibujado con la salsa y al momento de entregárselo le dedicó una cálida sonrisa.
- No tengo hambre – dijo con voz apagada mientras se levantaba de la mesa no sin antes enterrar el tenedor en medio del corazón del omelette
- Alguien se levantó del lado equivocado – dijo Stan mientras le sacaba su desayuno y lo ponía en su plato – bueno, más para mí
- Mejor voy por él antes de que vuelva a perderse en el bosque – dijo Bill mientras se sacaba el delantal y salía de la cabaña corriendo lo más rápido que sus piernas le permitían – un momento, nadie me está viendo ahora - comenzó a volar sobre las copas de los árboles buscando a Dipper pero no podía encontrarlo por ninguna parte – ¿qué tan lejos puede ir ese niño? Ni siquiera esta vestido
/////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////
Dipper se había levantado de la mesa molesto, primero lo lastima y ahora le coquetea, salió tan rápido que olvidó que aún estaba en ropa interior. Se sentía un idiota, por una vez deseó poder confiar en Bill y creer que eso de ‘’solo tengo ojos para ti’’ era real, pero demostró que para Bill él sólo era un trofeo, con suerte un adorno o algo similar a un tapete. Tardó un poco de tiempo en darse cuenta de su desnudes y cuando lo hizo trató de volver pero algo se lo había impedido
- No puede ser ¿ustedes de nuevo? – de repente se vio rodeado por los gnomos del bosque – miren, este no es un buen momento, además aquí no está Mabel, asi que tendrán que buscar a una esposa gnomo en otro lado – gritaba mientras le daba la espalda y se marchaba
- Pero no venimos por tu hermana, venimos a buscarte a ti – respondió el jefe de los gnomos como si nada – primero interferiste con tu hermana, luego la hermosa Guideon que resultó ser un chico, asi que hemos decidido hacerte nuestra esposa en su lugar
Primero un pervertido transdimencional y ahora un grupo de gnomos frustrados, este sin duda no era su día, y para colmo el diario quedó dentro de su chaleco en su habitación asi que no tenía como enfrentar solo a tantos de ellos, mucho menos si se transformaban en el gnomo gigante.
- Ridículos duendes de jardín ¿Qué les hace pensar que aceptaría algo como eso? – de inmediato se puso a la defensiva, por más que estuviera en desventaja no dejaría que esos enanos barbudos lo tocaran
- Me temo que no tienes muchas opciones. Piénsalo un momento, serás feliz como la esposa de los gnomos, te trataremos como una reina
- Soy un niño, varón – dijo recalcando lo obvio
- Descuida, los gnomos no juzgamos, para ser sinceros antes de ver a tu hermana habíamos pensado en ti – respondió de forma natural
- Esto no podría ponerse peor
- Pino – escuchó la voz de Bill y miró hacia el cielo encontrando al demonio flotando sobre él – por fin te encuentro, quiero hablar contigo
- Este no es buen momento, estoy ocupado, por si no lo habías notado un grupo de santacloses en miniatura intentan secuestrarme – ni siquiera ante el peligro inminente Dipper dejaría que Bill se acercara
- Pino, por favor, lamento lo que pasó anoche, vi la foto de tu hermana y eso ni siquiera parecía un beso, era más bien como si vomitaras en su boca
- ¿y ahora te das cuenta? – comenzó a gritar poniéndose de pie olvidando la presencia de los gnomos – primero actúas como si no confiaras en mí, ni siquiera escuchaste mi versión de la historia ¿se supone que soy yo del que hay que desconfiar? Hasta donde sé el demente que intentó matarme eres tú, y aún asi – primero comenzó gritando y luego fue bajando la voz – aun asi……creo…..que me gustas – el pino comenzó a llorar y Bill aterrizó para abrazarlo con cariño
- Nosotros nos vamos, otro día volvemos – los gnomos sintieron el peligro y decidieron marcharse antes de salir volando de un golpe
- Pino, Dipper – susurró suavemente mientras levantaba el rostro del menor y lo miraba a los ojos – lo repetiré las veces que sean necesarias, lo lamento, no quiero desconfiar de ti, pero creer que había otro antes que yo me hizo enfadar porque en ningún momento me di cuenta
- ¿acaso siempre me estas espiando?
- Por supuesto que sí, quiero cuidar a mi precioso Pino de las garras de cualquier pervertido que no sea yo – suavemente besó sus labios mientras Dipper lentamente se calmaba y correspondía al abrazo
- Lamento haber exagerado asi – dijo rojo de la vergüenza
- No te disculpes – respondió Bill sonriente mientras limpiaba sus lágrimas – me encanta ver tu lado salvaje, pero será mejor llevarte a tu casa, estas en ropa interior y no quiero que esos gnomos te vean asi
- ¿escuchaste todo verdad?
- Cada palabra, ya no dejaré que vuelvas a pasearte solo por el bosque
Bill cargó al niño en brazos y comenzó a elevarse en el aire, con un movimiento de su muñeca trazó un círculo en el aire abriendo así un portal que ambos atravesaron para así aparecer en la puerta de la cabaña, Dipper se bajó de un salto de los brazos de Bill y corrió escaleras arriba para ponerse su ropa, al abrir la puerta se encontró con su hermana y Pato que parecían estar esperándolo.
- Hola – saludó de forma tímida - ¿aún estas molesto?
- No lo estoy, la verdad no sé por qué reacciono así a veces – dijo mientras se sentaba en el suelo – ni siquiera yo puedo entender que es lo que me pasa
- Te sientes extraño ¿verdad? – Dijo mientras se levantaba de la cama y caminaba hasta él – sudoroso, a veces acalorado, inquieto y confundido la mayor parte del tiempo
- Tal vez – respondió levantando la mirada - ¿cómo sabes tanto de estas cosas?
- Creo que lo mejor es que guarde el secreto – nunca le diría que cuando cambiaron de cuerpos el tío Stan le dio “la charla” creyendo que era él – lo importante es que cuentas conmigo para lo que sea, incluso Bill
- ¿Qué hay con Bill? – preguntó haciéndose el tonto completamente sonrojado
- Puede que sea muy, pero muy extraña, pero no soy tonta – reprochó dándole un golpe suave en la nariz – reconozco un beso real cuando lo veo, además siempre supe tu atracción por Wendy se debía a que ella no es nada femenina
- No sé de qué estás hablando ahora Mabel
- Veo que seguiremos con el juego de hacerse el tonto todo el día, bueno, como quieras, ya no insistiré más en el tema, pero luego no digas que no te lo advertí ¿bochornoso abrazo de hermanos? – extendiendo sus brazos con una gran sonrisa
- Bochornoso abrazo de hermanos – los hermanos se abrazaron en el piso cuando sintieron otro cuerpo pegado el suyo
- Hola – era Bill abrazando a los gemelos recargando su pecho en la espalda de Dipper – ya que la estrella fugaz arruinó mi momento especial pues que creen, yo arruino el suyo
- ¿estrella fugaz? ¿dónde habré escuchado ese apodo antes? Y ahora que lo pienso siempre llamas a Dipper Pino – a Dipper se le heló la sangre ¿justo en ése momento Mabel se viene a dar cuenta de todo? – no importa, Candy y Greta me esperan afuera, adiós
- Tu hermana está loca pino
- ¿apenas lo notaste? – dijo recargando su cabeza en el pecho de Bill mientras éste lo abrazaba con firmeza - ¿no tienes que ir a trabajar?
- No realmente, según tu tío el codicioso empezaré mañana, asi que puedo usar el resto del día para estar contigo ¿hay algo que quieras hacer?
- No realmente, me gusta como estamos ahora – respondió cerrando los ojos disfrutando de las sensaciones que sentía su cuerpo
- ¿y no quieres experimentar algo nuevo? – susurró en un tono suave y provocador
- No arruines el momento Bill – Dipper sabía perfectamente que era eso de ‘’nuevas sensaciones’’, no era tan tonto y mucho menos alguien fácil, sabe perfectamente que tarde o temprano pasará, pero no se siente listo por el momento, los cambios repentinos en su cuerpo y su cambiante estado de humor lo vuelven vulnerable de muchas formas y no se siente listo aún
////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////
- Parece que esos dos ya arreglaron sus diferencias – comentó Ford a su hermano al ver a Mabel bajar las escaleras corriendo con una gran sonrisa – la pubertad es más tenebrosa de lo que recordaba
- No tienes idea – respondió Stan dejando escapar un fuerte suspiro
- Dime algo, ¿ustedes tuvieron ‘’la charla’’? ¿hablaron de las aves y las abejas?
- Tal vez pero al final no resultó para nada – respondió abriendo una lata de refresco
- ¿a qué te refieres con eso?
- ¿puedes guardar un secreto? – Ford movió la cabeza de forma afirmativa – digamos que tú no eres el único de la familia en nacer con una extraña condición médica ¿has notado lo fácil que cambia su estado de ánimo? ¿o esa voz chillona de pre adolescente que parece que nunca cambiará?
- Ve al grano Stan
- El chico es hermafrodita ¿ahora lo entiendes? Él no tiene idea de nada y la verdad ni sus padres saben como decirle