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Magical Dimension por isabellag203

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Notas del capitulo:

Holiss a todos(a) ^_^  primero que nada, lamento haberme tardado con el cap pero es que solo puedo subir capítulos una vez por semana  :S lo sé, pero lo bueno siempre se hace esperar xD

Antes de comenzar también quiero darles las gracias a todos los que comentaron y leyeron el fic n-n muchas gracias y espero que les guste este capitulo. Oh por cierto, también pueden encontrar el fic en su pagina de Fanfiction mas cercana (¿?) xD 

Disclamer: Knb y HP no son de mi propiedad sino de sus respectivos autores.

¡A leer!

Magical Dimension.

 

Chapter 2: Lost.

 

En una habitación de un sin fin de objetos extraños, estanterías repletas de libros y retratos que parecían tener vida propia, se encontraba una mujer mayor sentada en un escritorio, quien poseía unos curiosos rasgos gatunos. Vestía una elegante túnica de color verde esmeralda y su cabello lo llevaba atado a un perfecto moño, en donde se apreciaba el color grisáceo en ellos.

La mujer en cuestión portaba unas gafas de montura fina y un libro en las manos, sin embargo, lo que menos hacía era leerlo, ya que su mente era presa de múltiples pensamientos y por sobre todo, recuerdos.

Con un suspiro cansado dejó a un lado el libro y se quitó las gafas para dejarlas en la mesa. No, no podía creer que en tan solo un año y medio habían cambiado tantas cosas, para bien y para mal, ahora no solo era Minerva Mcgonagall la profesora de transformaciones, ahora se había convertido en la directora de Hogwarts en hace tan solo unos meses atrás. Todos los profesores estuvieron de acuerdo con esa decisión, alegando que no existía persona más competente para dicho cargo.

Definitivamente la muerte del innombrable había traído muchas cosas consigo, como el hecho de que más de la mitad de los mortifagos murieron en la batalla de Hogwarts, y el resto fue a parar a Azkaban, pero por supuesto eso nunca borrará el daño que causaron a tantas personas que todavía hoy día lloran por la muerte de sus seres queridos.

La parte positiva era que la paz había vuelto al mundo mágico, y por ello es que Hogwarts abriría sus puertas, ya se encontraba totalmente reconstruido gracias a ayuda externa.

Más sin embargo, Minerva presentía… no… estaba segura de que algo ocurriría ese día, no sabía cómo explicarlo pero había amanecido con esa sensación en su pecho y desde entonces no había podido concentrarse en nada. Sólo esperaba que no fuera algo malo.

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-Ugr... mi cabeza- murmuró el capitán de Seirin sobándose la cabeza y tratando de incorporarse, no tenía idea de lo que había ocurrido, lo último que recordaba era al as de Kaijo abrir el dichoso cofre que tantas discusiones había causado.

Poco a poco se fue levantando del suelo, lo bueno, es que parecía encontrarse bien, solo tenia un par de rasguños ya que un arbusto había amortiguado su caída. No llegó a dar un paso cuando algo crujió bajo su pie izquierdo.

"No puede ser"- pensó con preocupación.

Se agachó para comprobar que, efectivamente, había roto sus lentes. Con un suspiro quedo, se los colocó notando que solo el lente derecho era el que se había roto, todavía le podían ser de utilidad.

Por primera vez desde que despertó se detuvo a observar su entorno. Parecía un bosque cualquiera, lleno de todo tipo de árboles, arbustos, flores silvestres, y el canto de los pájaros. Pero sin duda lo que más le impresionaba ver era aquel imponente castillo al cual los árboles del frente no lo dejaban apreciar en su totalidad, parecía sacado de una película antigua.

Dejó de apreciar el panorama para dar paso a la preocupación, en ese instante fue que lo recordó, el cofre, de alguna manera, los había succionado y así fue como llegó hasta este misterioso lugar. Tenía que averiguar dónde se encontraba, claro está, pero primero necesitaba saber si su equipo estaba bien, ya que ellos eran los más cercanos a él en el momento del suceso, así que era lógico pensar que no debían de andar muy lejos.

-¡Kiyoshi!...¡Izuki!...¡Kagami!...- gritó con la esperanza de que alguno de ellos respondiera.

-¡Hyuuga!/¡Capitán!- enseguida los tres chicos respondieron en coro al llamado de su capitán.

-¿¡Están todos bien!?- cuestionó en voz alta el de gafas, al oír las respuesta afirmativas de sus compañeros, suspiró de alivio y se permitió instalar en su rostro una pequeña pero sincera sonrisa.

Se alegraba de que sus amigos estuvieran bien y no ser el único en esta situación. No obstante... apenas vio aparecer a Kiyoshi se fijó en sus cabellos castaños, allí, la imagen de una de las personas más importantes, no solo de su equipo sino también de su vida, apareció en su mente. Una vez más, la angustia y preocupación se apoderó de él porque  dicha persona todavía no daba señales de vida.

-¿¡Y la entrenadora!?- les cuestionó a sus compañeros de equipo nada más llegaron a su lado, estos intercambiaron miradas confundidas y se encogieron de hombros, frustrando así más a Hyuuga.

-¡Riko!- en ese instante gritó el nombre de la castaña y no tardó en ser secundado por sus compañeros.

-Por fin… los encontré- dijo un exhausto Kagami mientras apartaba algunos arbustos de su camino, sin embargo su comentario quedó en el aire, ya que todos estaban ocupados llamando a la castaña como para prestarle atención.

-¡Hey!.... ¿Hola?- el pelirrojo trataba inútilmente de llamar la atención de sus compañeros, agitaba los brazos, con el fin de que lo vieran pero nada resultaba. El pelirrojo se sentó en el suelo a esperar a que lo notaran, sus senpais no paraban de llamar a la entrenadora y mirar a todos lados con el fin de hallarla, bueno, algún día notarán su presencia, o al menos eso era lo que esperaba.

-Ah... ¿Kagami?,  ¿Por qué no avisaste que estabas allí? - le preguntó el poseedor del ojo de águila mientras el mencionado lo miraba con incredulidad.

-Pero si yo...

-Bueno no importa, ayúdanos a buscar a Aida que Hyuuga está desesperado.

Sin más, el de cabellos azabaches se fue sin darle tiempo de explicarse, ahora sabía bien lo que sentía Kuroko todo los días.

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Abrió sus ojos y lo primero que estos captaron fue el cielo azul, parpadeó varias veces para acostumbrarse a la luz del sol, sentía todo su cuerpo adolorido y no podía recordar muy bien lo que había pasado, o más bien, no quería creerlo.

Vio a su alrededor y lo único que veía era verde, ya sea en árboles, arbustos, o flores, quiso levantarse para saber donde se encontraba pero había algo encima suyo que no se lo permitía. Cuando bajó la mirada notó dos cosas, uno, era una persona la que estaba sobre él y prácticamente no lo dejaba moverse, dos, de la cabeza de dicha persona sobresalían unos cabellos rosados, solo había una persona que conocía con ese particular color de cabello.

-Satsuki... Satsuki despierta- dijo removiendo un poco a la chica hasta lograr despertarla.

-Mmm... ¿Dai-chan?- cuestionó la manager de Touhou restregándose los ojos un tanto desorientada.

-Satsuki quítate de encima, tus pechos pesan mucho-  ante este comentario la chica de cabellos rosados se separó más rápido que inmediatamente del moreno con un furioso sonrojo en sus mejillas.

-¡Pervertido!- gritó la chica avergonzada, más el chico no le prestó atención y se levantó del suelo para observar mejor su entorno.

Momoi furiosa de que el as de Touhuo no le prestara atención aprovechó ese momento que estaba distraído para darle un buen pellizco en el brazo haciéndolo gritar de dolor.

-¡Oye!, ¿¡Por qué hiciste eso!?

-Por pervertido- respondió la chica fulminándolo con su rojiza mirada.

-Pero si dije la ver...- pero el moreno no llegó a terminar de hablar puesto que el sonido de los arbustos moviéndose lo interrumpieron, era un ruido bastante sospechoso que le hizo fruncir el ceño y mantenerlo en un estado de alerta.

-¿Q-qué hay allí?- preguntó la chica con miedo en la voz. De repente el sonido se hizo más intenso y con ellos el sonido de pisadas haciendo temblar a la chica.

-Satsuki ponte detrás de mí- dijo el chico con cautela. Momoi obedeció rápidamente la orden poniéndose en el lugar indicado y aferrándose a la playera de Daiki.

El ruido cada vez se oía más cerca y ambos chicos se mantuvieron atentos sin despegar la vista del lugar, como estaban en un sitio que no conocían de nada podía haber animales o incluso personas no muy amigables, por eso Aomine tenía que estar alerta... para proteger a su amiga.

-¿Seguro que es por aquí donde oíste el grito?

-Sí, estoy seguro.

Aomine y Momoi cruzaron miradas extrañadas, aquellas voces se les hacían extremadamente conocidas.

Los segundos parecían eternos en esa tortuosa espera, hasta que dos figuras masculinas salieron de aquellos arbustos y ambos chicos pudieron relajarse.

-¿Mido-chan?, ¿Himuro-kun?- cuestionó la chica viendo como los chicos se dirigieron a ellos con una sonrisa, bueno... el de la sonrisa era Tatsuya, Midorima en cambio tenía una cara de pocos amigos pero aún así no admitiría en voz alta que se alegraba de verlos sanos y salvos.

-¿No pudieron avisar que era ustedes los que estaba allí?, casi matan a Satsuki de un susto- habló el de cabellos azules en tono de reproche.

-¡Dai-chan!- exclamó Momoi una vez más sonrojada, no quería parecer una miedosa frente a otras personas.

-Lo siento por eso. Caímos muy cerca de aquí, estábamos desorientados y no sabíamos a dónde dirigirnos y allí fue donde escuchamos los gritos y llegamos- explicó Himuro tratando de ser lo más breve posible - ¿...Ustedes... saben cómo llegamos aquí?

Nadie contestó por unos segundos, todos se quedaron pensando en la pregunta de Tatsuya, estaban incrédulos por lo sucedido. Lo único que tenían claro es encontrar a los demás y averiguar donde estaban para volver a casa lo antes posible.

-Todos sabemos cómo hemos llegado- respondió el de lentes sacando a todos de sus pensamientos.

-Si pero lo difícil es creerlo- dijo la analista de Touhou mirando un punto indefinido, los demás no podían estar más de acuerdo con ella.

-Lo importante ahora es averiguar dónde estamos- opinó el de piel morena- Dime... ¿Había algo más que árboles donde despertaron?

-Nada, solo árboles,  arbustos... aunque... creo haber visto una cabaña un poco más al norte- comentó un tanto dudoso el jugador de Yosen.

-¿Crees?- cuestionó el as de Touhou alzando una ceja.

-Tengo la impresión de haberla visto pero no estoy completamente seguro porque fue en ese momento donde escuchamos los gritos de ustedes- terminó el moreno de explicar lo sucedido.

-Lo mejor será dirigirnos hasta allá- dijo la chica a lo que todos estuvieron de acuerdo con esta idea.

Caminaron en silencio siendo guiados por Tatsuya, cuando llegaron al lugar pudieron comprobar que no eran imaginaciones del moreno, en verdad había una casita al norte, bueno, una cabaña construida a base de piedras y madera para ser más exactos. También pudieron apreciar el gran jardín de calabazas que se encontraba al frente de la casa.

-Es increíble- comentó una asombrada Momoi, se notaba que alguien las cultivaba con mucha dedicación y esmero.

-Ya vamos- habló el de piel morena rodando los ojos y jalándola para ir con los demás que ya los esperaban en la puerta de la cabaña.

Ya cuando estuvieron los cuatro juntos el primero en hablar fue el mejor amigo de la muralla de Yosen.

-Bien, ¿Ahora qué? - cuestionó mientras el de cabellos azules lo miró con incredulidad.

-¿Es broma?, por supuesto que hay que entrar- dijo como si fuera lo más obvio del mundo, ya había puesto una mano en la perilla para abrir la puerta pero en eso la chica lo golpea haciendo que automáticamente quitara la mano.

-¿Y ahora por qué me golpeas?- reclamó a la manager que lo miraba con reprobación.

-¿Tú que crees que haces?, no puedes entrar como si fuera tu propia casa, primero tienes que tocar la puerta y esperar a que te respondan, si no te tacharan como maleducado-  Aomine solo pudo rodar los ojos ante el comentario de su "querida" amiga de la infancia,  rayos... a veces podía llegar a ser peor que su propia madre pero aún así tocó la puerta solo para que dejara de fastidiarlo.

Pasaron los segundos y no obtuvieron respuesta alguna, ni siquiera un mísero ruido  que revelara la presencia de alguna persona dentro. Evidentemente, quien sea la persona que esté viviendo allí, en esos momentos, no se encontraba en casa.

-Ya me cansé, vamos a entrar- decidió el jugador de Touhou.

-Pero... quizás deberíamos de espe......

-¿Esperar?, no se puede Satsuki tenemos prisa, recuerda que todavía nos falta encontrar a los demás.

-Pero...- la chica intentó rebatir las palabras de su amigo pero fue interrumpida por el de lentes.

-Momoi aunque me cueste admitirlo Aomine tiene razón, lo mejor es revisar la cabaña y tratar de encontrar alguna pista que nos diga donde estamos, así tendremos algo para decirles a todos los demás cuando nos reunamos- si lo decía el as de Shutoku es porque debía de ser cierto.

-Bien, entremos- dijo el de cabellos negros haciéndole una señal con la cabeza a Aomine para abrir la puerta.

Al entrar todos cerraron la puerta tras de sí para observar con cuidado, la cabaña estaba compuesta por dos secciones, en la primera sección Himuro y Momoi son los que se encargarían de revisar, y en la segunda Aomine y Midorima.

En la primera se encontraba lo que, de alguna manera, era la cocina, por ser más alto, Tatsuya revisó los estantes sin encontrar algo útil que los ayude a saber en donde estaban parados, solo utensilios de cocina... de un tamaño particularmente grande para una persona normal. Siguieron revisando los gabinetes e incluso registraron la chimenea pero sin buenos resultados.

Por otra parte estaban Aomine y Midorima revisando la pequeña habitación al fondo, decían pequeña pero la cama ocupaba mucho más de la mitad del espacio, en ella cabían unas cuatro personas como Murasakibara y todavía sobraba. Los chicos no entendían para que una persona necesitaba tanto espacio para dormir, ni que fuera un gigante. 

Igualmente registraron todo el cuarto hasta debajo de la cama, pero nada. Con un suspiro de resignación se reunieron en la sala.

-¿Encontraron algo?- cuestionó el de piel morena mientras Tatsuya ladeaba la cabeza en señal de negación.

-¿Y ustedes?- cuestionó de vuelta el de Yosen aunque viendo la cara de frustración que llevaba Aomine en esos momentos  debería de responder a su pregunta.

-Nada- dijo el de cabellos azules después de un largo suspiro. ¿Por qué no podían conseguir algo?, por más pequeño que fuera pero necesitaban saber en dónde demonios estaban parados, ¿Eso era tan difícil?

-Me pregunto qué es esto- dijo una pensativa Momoi más para ella misma que para los demás, los chicos fijaron su atención en ella quien está a punto de destapar algo que había sido cubierto con una manta.

-¿Satsuki que rayos haces?- la pregunta hizo que automáticamente la chica dejara de hacer lo que estaba haciendo para mirar con el ceño fruncido al chico.

-Tal vez haya una pista debajo de esto- dijo la de ojo rojos para quitar finalmente esa estorbosa manta y descubrir lo que había debajo.

Era una especie de... ¿Planta?, sinceramente ninguno lo sabía con certeza. Nunca había visto algo parecido. Todos la miraban fijamente sin mover un músculo, parecía de cierto modo peligrosa, pero Momoi movida por la curiosidad acercó su mano con la clara intención de tocarla, pero se detuvo al ver como esta se empezaba a mover, como si despertara de un gran letargo.

Estuvieron allí quietos como estatuas casi un minuto hasta que la planta se estiró un poco para oler la mano de la chica, en eso, terminada su inspección, intentó morderla con sus grandes y filosos dientes, intentó, porque de no haber sido por los reflejos de Aomine y  de no haberla jalando hacia él probablemente esta se hubiera quedado sin mano.

-D- Dai-chan… - Satsuki estaba asustada, todo el color se le había ido del rostro, pero claro, sus amigos no se encontraban mejor.

-Esto te pasa por necia- le recriminó el as de Touhou.

-¡Y como iba a saber que intentaría morderme! - exclamó la chica olvidándose momentáneamente de susto de antes.

-Creo que este no es el mejor momento para discutir, ¡Miren!- al instante voltearon a ver el lugar donde les señalaba Himuro, la planta parecía furiosa de no haber atrapado su presa, mostraba sus dientes de forma amenazante.

-Maldición... ¿Y ahora qué haremos para calmar a esta cosa?- cuestionó el moreno en voz alta.

-Simplemente la dejamos como la encontramos- dijo el de lentes como si fuera lo más obvio del mundo.

-¿Cómo?... Oh… - fue en ese momento donde supieron cual era el plan de Midorima, simplemente era colocarle el manto que tenía cuando llegaron para tranquilizarla. La lógica de el as de Shutoku decía que si estando con eso puesto había estado tranquila esta vez no sería la excepción.

Todos los presentes soltaron un suspiro de alivio, gracias a eso la planta se había tranquilizado, ya no estaban en peligro de ser devorados... o al menos... eso eran lo que sus ilusas mentes creían porque la realidad era otra muy distinta.

De un momento a otro la planta, que había estado en calma solo por unos segundos, empezó a moverse desesperadamente tratando de quitarse aquel manto. No sabrían decir porque no aprovecharon ese momento para correr por sus vidas, tal vez era por la impresión que sus cuerpos no reaccionaron hasta que vieron como aquella cosa no solo se quitaba la manta sino también se la comía.

-¡Tenemos que salir de aquí! - ninguno puso alguna objeción con lo ordenado por el de en cabellos azules y enseguida se dispusieron a salir disparados a por la puerta, pero en ese momento la manager no vio por donde iba y se tropezó con un objeto cayendo estrepitosamente al suelo.

 Eso no debió de ser ningún problema, dado que Momoi podía levantarse fácilmente y seguir andando, pero ninguno contaba con el hecho de que se torcería el tobillo impidiéndole caminar. Ese hecho tampoco debió de ser un gran problema ya que la planta estaba en una maceta, imposible que llegara a ellos ¿Cierto?, pero las cosas no siempre salen como nos las imaginamos, en ese instante la planta rompió la maceta por debajo donde están sus raíces y sin más se lanzó sobre ellos.

-¡Yo la distraeré ustedes llévense a Satsuki! - los dos chicos asintieron mientras el de cabellos azules agarró pala con la que se había tropezado Momoi para bloquear el ataque.

-Pero Dai-chan...

-¡Rápido!- los chicos sin hacerle caso a Momoi actuaron rápidamente, Himuro se hizo cargo de llevar en brazos a la chica mientras que Midorima se adelantó para abrirles la puerta sin más problemas, todo mientras el as de Touhou tenía una feroz batalla a muerte con la planta.

-¡Aomine!- el moreno volteó, ya todos habían salido, bien, solo faltaba él.

La batalla estaba muy reñida, la planta no cedía para nada y como tenía que salir hizo lo único que se le ocurrió en ese instante, lanzarle la pala para ver con horror como aquella cosa se la devoraba entera, sin perder más tiempo dio la carrera de su vida hasta la puerta donde sus amigos lo esperaban.

En cuanto salió de la cabaña los chicos cerraron la puerta para evitar que la planta saliera, tuvieron que esperar un minuto para que esta dejara de tratar de derribar la puerta, a la final se cansó y los dejó en paz haciendo que suspiraran de alivio.

-Eso estuvo muy cerca- comentó el de cabellos negros haciendo que todos asintieran.

-Lo que hay que pensar es qué hacer ahora- dijo el as de Shutoku, tenía razón ¿Pero qué podían hacer?

-¿Y si esperamos al dueño de la cabaña?- sugirió la chica de cabellos rosados haciendo que enseguida el moreno la mire como si le hubiera salido otra cabeza.

-¿Estas loca?, yo no vuelvo a entrar a esa casa por nada del mundo, y mucho menos conocer a la persona tan demente que tiene esa cosa en su casa.- habló el moreno tal vez un poco exagerado pero sin duda nada le haría cambiar de opinión.

-¿Tienes otra idea?- preguntó el de lentes, todos dirigieron sus miradas a Aomine a la espera de ver que el milagro de una idea se le viniera a la cabeza.

-De hecho, sí- admitió sin rastros de modestia alguna en su voz-¿Por qué no vamos a ese castillo?- sus ojos se dirigieron al lugar señalado mostrando así el imponente castillo que se alzaba con majestuosidad.

-No perdemos nada con ir- opinó el número doce de Yosen mirando cuidadosamente las reacciones de los demás, nadie admitía que era una buena idea, puesto que todavía no creían el hecho que Aomine pudiera tener una, hasta Himuro que no lo conocía mucho pensaba igual.

Con un suspiro todos asintieron y se dispusieron a ir al castillo, antes les habían parecido que este quedaba muy lejos pero desde donde estaban se podía notar que no era así,  estaba más cerca de lo que creían. Daiki se hizo cargo de su amiga cargándola en su espalda para mayor comodidad de los dos y así poder seguir con su camino. Claro que eso no evitó las quejas y peleas por ello.

-Solo dije la verdad.

-¡Insinuaste que estoy gorda!- exclamó la chica frunciendo el ceño en indignación.

-No dije que estabas gorda simplemente dije que estas pesada, pero nada más- respondió  con una sonrisa de suficiencia en el rostro, como le encantaba hacer molestar a la chica.

-Es lo mismo, ¿Por qué no me dejas caminar si peso tanto?- cuestionó la manager de Touhou alzando una ceja.

-Porque no puedes andar- respondió el chico con una clara ironía en su voz.

-Claro que puedo andar por mi misma, Mido-chan dijo que solo se trataba de una...-

-De una ligera torcedura, pero si dejamos que camines llegaremos al anochecer- con eso Aomine dio por finalizada la conversación. Pasaron los minutos y nadie dijo nada, Himuro y Midorima iban adelante mientras Aomine y Momoi iban un poco más atrás,  pero la chica no estaba dispuesta a terminar la conversación.

-¿Por qué no dejaste que Himuro-kun me cargara cuando se ofreció?- cuestión  ladeando la cabeza, no tenía mucha esperanza en que el moreno respondiera porque estaba jugando con su paciencia y sabía muy bien lo frágil que esta podía ser.

-¿Vas a seguir preguntando tonterías?, él único que puede hacerse cargo de ti soy yo- la chica hizo una mueca de disconformidad pero no se quejó más, de hecho al poco tiempo una gran sonrisa surcó sus labios y se quedó en silencio en el tiempo restante.

Himuro y Midorima iban un poco más adelante pero eso no fue ningún impedimento para escuchar perfectamente la discusión que tuvieron los miembros de Touhou. Lo que le hizo pensar a Himuro que a pesar de las constantes peleas se llevaban muy bien para que el moreno se preocupara en todo momento por la chica, muy a su manera lo hacía, y no dudó en comentárselo de forma discreta al de lentes.

-Se llevan muy bien.

El de cabellos verdes lo observó un momento con curiosidad para luego responder.

-Es normal, se conocen desde el jardín de niños.

-¿Enserio?, yo pensé que todos se habían conocido en Teiko- el del lunar no pudo esconder su sorpresa.

-Pues no, ellos se conocían de antes- comentó el de lentes- Sin embargo... hace mucho tiempo que no veo a Aomine preocuparse así por alguien más que él mismo.

-¿Y eso por qué?- la curiosidad del número doce de Yosen iba en aumento con lo dicho por Midorima.

-Cuando estábamos en Teiko todos cambiamos, pero el que más cambió sin duda fue Aomine; en ese tiempo no se preocupaba por nadie, ni siquiera por Momoi-la confesión del as de Shutoku sin duda sorprendió a Tatsuya, quien solo sabía un poco de la historia que le contó el de cabellos morados pero no sabía los detalles.

-Es sorprendente ver como después de la derrota contra Seirin él haya vuelto poco a poco a ser como antes- el de lentes no podía explicar el porque le contaba esas cosas al moreno, simplemente era fácil hablar con él.

"Taiga hace milagros"-pensó Tatsuya con una pequeña sonrisa adornando su rostro. No le sorprendía... su hermano había cambiado la mentalidad de todos los jugadores de la generación de los milagros con su juego en equipo, incluyéndolo.

-Ya veo- el jugador de Yosen no comentó nada más y siguieron con su camino para llegar al castillo.

Solo necesitaron de unos cinco minutos para pasar los últimos árboles que les obstaculizaban el camino; decir que no era imponente y majestuoso era una total mentira, se notaba que era muy antiguo, lo sorprendente era lo bien que se conservaba a pesar de los años e incluso siglos que debía tener.

Pero no solo pudieron apreciar el castillo y sus alrededores sino también a unas personas que reconocieron al instante como los jugadores de Seirin.

-¡Taiga!- gritó el moreno feliz de ver a su hermano sano y salvo.

-¡Tatsuya!-le gritó de vuelta corriendo hacia donde ellos se habían detenido. Al estar enfrente del jugador de Yosen no dudo en darle un fuerte abrazo que este correspondió al instante, ya cuando se separaron el pelirrojo le dio una rápida mirada alrededor de ellos sorprendiéndose de encontrarse a los demás allí  no los había notado.

-Midorima, Momoi, Aomine- murmuró Taiga sorprendido pero aliviado de que estuvieran bien.

-¿Están bien?-preguntó Teppei nada más al llegar junto a ellos en tono amable.

-Si estamos bien, solo que Momoi se torció el tobillo pero no es nada grave- el número doce de Yosen fue el que tomó la palabra hablando por todos.

-De hecho puedo caminar, solo que Dai-chan es un exagerado- comentó la chica pero lejos de verse molesta o disgustada tenía una gran sonrisa adornando su rostro, hasta parecía orgullosa del comportamiento tan caballeroso de Aomine, este por su parte no dijo nada,  un ligero y casi imperceptible sonrojo se instaló en sus mejillas e intentó mirar a otro lado para que nadie se diera cuenta de ello.

-Oh, ¿En ese caso porque no te sientas?- sugirió el castaño señalándole una roca, la ayudaron a sentarse tratando de que estuviera lo más cómoda posible.

-¿Y cómo llegaron aquí?- preguntó el poseedor del ojo de águila con curiosidad viendo como los chicos se miraban entre ellos con rostros de pavor y dudando si contarlo o no.

-Es una larga historia- esa fue la simple explicación que dio el jugador de Touhou, los chicos de Seirin se miraron dubitativos entre ellos pero no preguntaron nada más,  suponían que algo les habría pasado como para no querer hablar del tema.

-¿Ustedes tienen idea de donde estamos?, nosotros tratamos de averiguarlo pero no hemos encontrado nada- dijo la manager con algo de esperanza en la voz.

-No, ni siquiera estoy seguro de que todo lo que ha pasado sea real- respondió Kagami en tono frustrado. Todos se encontraban igual o peor que él, no se podían explicar cómo un simple cofre sea el causante de haberlos transportado hacia ese extraño bosque... simplemente era imposible.

-¿Qué le pasó a su capitán?- preguntó Midorima sacando a todos de sus deprimentes y frustrantes pensamientos- ... No es que me importe o algo así- agregó al sentir todas esas miradas posarse sobre él.

-Está así porque estuvimos buscando a Riko pero no la conseguimos por ningún lado. - respondió el jugador número siete de Seirin.

-De tanto buscar, conseguimos este lugar y nos dolían tanto los pies que decidimos descansar.- terminó de explicar Izuki, y con qué mejor que una rima.

-Al pensarlo mejor decidimos que era preferible quedarnos aquí donde tenemos el castillo como punto de referencia en lugar de buscar a la entrenadora en cualquier parte y perdernos- esta vez le tocó explicar al as de Seirin.

-La verdad es que el castillo resalta mucho sin importar donde te encuentres- comentó la chica dándole la razón al pelirrojo.

-Si nosotros llegamos aquí para entrar al castillo definitivamente los demás harán lo mismo, solo hay que tener paciencia.- dijo el jugador de Yosen animando a todos con esa idea, a todos menos a Aomine... ¿Acaso estaba insinuado que tenían que...?

-Si, lo único que podemos hacer es esperar- sin querer Izuki había confirmado el horrible presentimiento del de ojos azul eléctrico.

Sin que nadie se diera cuenta las manos de Aomine se movieron con impaciencia, ¿Es enserio, esperar?, ¿No podían entrar de una vez por todas al castillo?, evidentemente nadie pensaba como él, si más pronto averiguaban dónde estaban más pronto se irían, ¡Era cuestión de lógica!.

Definitivamente la paciencia no era uno de sus atributos, todos sabían que él era una de las personas menos pacientes del mundo y aún así lo obligaban a esperar. Con un suspiro de frustración y en parte, resignación, se sentó en el suelo a... esperar... solo deseaba que los demás no tardaran tanto. Dios... como odiaba tener que esperar.

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Un vórtice se abrió en el cielo, de él, salió una figura cayendo en picada, más concretamente, en dirección al lago negro. Al abrir sus ojos, estos se llenaron de terror viendo a la velocidad que iba cayendo, abrió la boca con la esperanza de ahogar un grito de terror, más nada salió de ella, pues en ese mismo instante se hundió en las frías aguas negras de aquel gran lago.

 Al caer en el agua se hizo un chequeo rápido, está bien, al menos. Intentó nadar a la superficie en busca de aire; fue cuando sintió como algo fino y viscoso se enrollaba poco a poco alrededor de su pierna. El pánico la llenó por dentro e intentó desesperadamente subir de una vez a la superficie.

Más, sus intentos fueron inútiles porque aquella cosa la tenía tomada del torso, jalándola más al fondo del agua, casi con la intención de ahogarla. Fue cuando lo vio... aquella cosa... un molusco gigante de color blanco y con al menos diez tentáculos. En conclusión, era un calamar gigante el que la tenía atrapada sin posibilidad de escapar.

De golpe salieron a la superficie donde sus pulmones se llenaron rápidamente del preciado oxígeno que tanto necesitaba para vivir.

Al estar fuera del agua un ataque de tos la invadió, pero se obligó a tranquilizarse para respirar con normalidad, tenía que hacerlo, no sabía cuando el calamar la hundiría otra vez ya que para él, esto era un simple juego.

Como había esperado, la tranquilidad le duró poco, y en vez de hundirla, la zarandeo haciendo que se mareara y quisiera devolver lo que había comido esa mañana.  Aún así no se rindió, e intentó soltarse de aquellos tentáculos que la mantenían aprisionada... sin éxito alguno.

Ya estaba desesperada y harta de esta situación, así que abrió la boca con el fin de pedir auxilio, después de todo era lo único que podía hacer.

-¡Ayuda!, ¡Alguien ayúdame! - la chica gritó con todas sus fuerzas con la esperanza de que alguien, quien sea, la escuchara y viniera a rescatarla.

A unos pocos metros del lago, se encontraba un chico de baja estatura para su edad, cabellos rojos como la sangre y ojos del mismo color, conocido por ser el temible capitán de Rakuzan, Akashi Seijuurou.

Este, al escuchar aquel llamado de auxilio no dudó en acudir rápidamente al lugar.

Al llegar, lo primero que sus ojos visualizaron fue a un calamar gigante, eso le hizo alzar una ceja en incredulidad, pero no tuvo tiempo de ponerse a reflexionar sobre ello, porque los gritos continuaron. Cuando había escuchado los gritos ya se había hecho una idea de quién se trataba y ahora comprobaba que sus sospechas eran ciertas, la persona que había pedido auxilio era la entrenadora de Seirin, Aida Riko.

Por su parte, la castaña, no dejaba de patalear y gritar como una niña pequeña para que aquella cosa la soltase, pero claro, todo su esfuerzo era en vano. Pronto, gruesas lágrimas de frustración e impotencia empezaron a caer por sus mejillas.

-¡Hey tú! - exclamó una voz masculina  a la orilla del lago llamando la atención del calamar, este se dirigió a dicho sitio con la castaña. Riko no pudo evitar sorprenderse al encontrarse con Akashi Seijuurou de brazos cruzados y manteniendo un duelo de miradas con el animal.

“¿Qué pensará hacer?”- era lo que pasaba por la mente de la entrenadora de Seirin en esos momentos.

-Bájala... ahora- ordenó el pelirrojo con calma pero manteniendo su tono autoritario que no aceptaba réplicas, el calamar levantó a la castaña por sobre su cabeza, todo eso sin despegar sus ojos del capitán de Rakuzan, como sí lo estuviera desafiando.

-O si no...- no llegó a terminar de hablar cuando del bolsillo de su pantalón sacó un par de tijeras, las abrió y cerró casualmente con una sonrisa de suficiencia. Este, repentinamente comenzó a temblar como gelatina, solo bastó una señal de cabeza por parte de Seijuurou para que el calamar depositara cuidadosamente a la castaña en el suelo y regresara al fondo del lago.

Riko no podía creer lo que había pasado frente a sus ojos, el calamar que había desafiado a Akashi ahora huía despavorido cuando este sacó sus tijeras... tenía muchas preguntas rondando en su cabeza, pero la más importante de ellas sin duda era... ¿Por qué Akashi traía unas tijeras en su bolsillo?, de solo imaginarse la respuesta un fuerte temblor recorrió su espina dorsal.

El pelirrojo no se había inmutado por la mirada curiosa y un tanto asustada de la castaña, guardó las tijeras de nuevo en su bolsillo, a veces las tenía que usar para reafirmar su autoridad absoluta.

-¿Estás bien?- cuestionó el pelirrojo tendiéndole la mano para ayudarla a levantarse y dejando de lado aquel tono amenazante para dirigirse con amabilidad a la chica.

-Si, estoy b... ¡Achú!- la entrenadora de Seirin se vio interrumpida por un repentino estornudo y seguido de ese, otros dos más, claramente, caer en las frías aguas del lago negro a media mañana, y más encima, usando ropa poco abrigada, le había hecho mal.

Riko se trató de proporcionar calor con sus brazos, cosa que era casi imposible dado que todavía seguía empapada. En eso, siente como algo cae suavemente sobre sus hombros, cubriéndola.

Sorprendida dirigió su mirada hacia el pelirrojo quien le había pasado su suéter y le tendía una mano para ayudarla a levantarse como hace unos pocos segundos había hecho.

-Gracias- dijo Aida con un suave sonrojo en sus mejillas y tratando de no mirar a Seijuurou a los ojos por la vergüenza. Este solo asintió poniéndose serio.

-Deberíamos de irnos antes de que ocurra alguna otra cosa- la sugerencia del pelirrojo sonó más a una orden e hizo que la entrenadora de Seirin lo mirara confundida.

-Pero ¿A dónde piensas ir Akashi-kun?

El capitán de Rakuzan señaló el castillo que sobresalía por sobre los árboles, y que para su suerte quedaba a unos pocos metros de distancia.-Lo mejor será dirigirse hasta allá, además estoy seguro de que nos encontraremos con los demás.

El pelirrojo ya comenzaba a caminar en la dirección mencionada, Riko tenía curiosidad y quería preguntarle porque estaba tan seguro de ello, pero se contuvo y en cambio lo siguió. 



En otro lugar, más concretamente en la entrada del misterioso castillo, se podía escuchar una fuerte discusión entre las personas que se encontraban allí.

-Dai-chan ya te dije que no podemos- dijo una chica de cabellos rosados frunciendo el ceño, tratando de hacer cambiar de opinión al moreno quien no daba su brazo a torcer.

-Claro que sí y eso es justo lo que voy hacer- replicó el as de Touhou sin escuchar cualquier alegato que pudiera dar la chica.

-Aomine no seas impaciente, hay que esperar a los demás- dijo el jugador de Yosen tratando de hacer entrar en razón al nombrado.

-Déjalo Tatsuya, un Aho siempre será un Aho- el comentario del pelirrojo hizo que automáticamente el de cabellos azules se dirigiera hacia donde estaba él con el claro propósito de comenzar una pelea.

-¿Qué dijiste Bakagami?-lo retó a decirlo de nuevo, poniéndose de frente para quedar cara a cara con el pelirrojo.

-Lo que has oído Ahomine- al as de Seirin no le intimidó el rostro enojado de más alto, es más, le daba hasta risa y por eso no pudo evitar poner una sonrisa burlona.

-Ya cállense nanodayos- habló el as de Shutoku ya fastidiado de tener que pasar más tiempo escuchando la pelea de esos dos.

-Deberían de calmarse- dijo con una amplia sonrisa el número siete de Seirin intentando, como siempre, calmar los ánimos.

El chico de cabellos negros estaba a punto de decir alguno de sus chistes ingeniosos con rimas cuando dos personas salieron de entre los árboles en dirección a ellos, usó sus ojos de águila para poder reconocerlos porque todavía estaban algo lejos.

-¡Hyuuga!- gritó al reconocerlos, el mencionado solo lo volteó a verlo interrogante, cuando dirigió su mirada al lugar indicado por su amigo tuvo que entrecerrar los ojos para poder reconocer a los individuos, sus lentes rotos no ayudaban mucho, pero aún así, pudo reconocer una cabellera castaña, eso alejó cualquier pensamiento racional de su cabeza y corrió hasta esa persona, para luego estrecharla en sus brazos.

-¿Hyuuga-kun?- cuestionó la castaña un tanto sorprendida por el repentino abrazo del capitán de Seirin.

-Que bueno que estés bien, estaba preocupado- dijo el de lentes sin ser verdaderamente consciente de las palabras que salían de su boca, y más de las reacciones que provocaba en la castaña, esta fue invadida por un fuerte sonrojo y lo único que atino hacer fue corresponder torpemente al abrazo.
 
Por alguna razón desconocida su corazón latió velozmente al saber que el chico se preocupaba por ella. No tenía idea de porque se sentía así, después de todo eran amigos, era normal que se preocupara ¿No?, pero  no podía evitar que una gran felicidad la invadiera por dentro.

Los demás habían presenciado toda la escena y al notar un ambiente un tanto romántico decidieron apartarse de la pareja e ir a saludar al ex-capitán de Teiko.

  -¡Aka-chan!- exclamó la manager alegremente y siendo ayudada por el as de Shutoku como apoyo- Por favor haz entrar en razón a Dai-chan- pidió la chica en tono suplicante extrañando al pelirrojo, este se giró al de lentes en busca de una explicación.

-Aomine quiere entrar al castillo y todos nosotros llevamos casi media hora diciéndole que no podemos- explicó Midorima ajustándose los lentes como siempre suele hacer. Aomine ya se encontraba refunfuñando palabras inentendibles pensando que su plan estaba arruinado.

-Por supuesto que entraremos- dijo el pelirrojo con una sonrisa sorprendiendo a todos, ya el moreno tenía una sonrisa de victoria en su rostro, si Akashi decía que tenían que entrar eso iban hacer, no había persona en la tierra que contradijera sus órdenes. - Pero no ahora sino cuando todos estén aquí- terminó de hablar y los presentes no pudieron estar más de acuerdo con su decisión, menos el moreno que no le quedó de otra más que sentarse en el suelo y seguir refunfuñando para él mismo.

-¡Oh esperen!-llamó la atención la entrenadora de Seirin-¿Dónde está Kuroko-kun?

-¿Tetsu?

-¿¡Cómo pude olvidarme de Tetsu-kun!?

-Olvidamos a Kuroko- el comentario de Kagami hizo que la mayoría entrara en pánico tratando de llamarlo y mirar por si no estaba en los alrededores.

-Chicos eso no es todo, también olvidamos a Furihata- con el comentario de Izuki otra persona se agrega a la lista de preocupaciones del Seirin.

-Cálmense, ellos estarán bien y  estoy seguro que pronto llegarán aquí, pero ante todo no hay que perder la calma, no nos ayudaría a pensar con la cabeza fría- el consejo de Akashi ayudó al Seirin y Momoi a tranquilizar sus nervios.

-Es verdad, solo hay que esperarlos- completó pívot de Seirin con su gran sonrisa contagiando a los demás. Aomine volvió a su desesperación inicial al oír la palabra "esperar" de los labios de Kiyoshi. No quería hacerlo más, pero si se atrevía a contradecir a Akashi probablemente no viviría para contarlo, y él todavía apreciaba su vida. Ni modo, a esperar.

 

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-¿¡Hey, dónde estamos!?, ¿¡Cómo habremos llegado a este sitio!?, ¿¡Y qué habrá al final de estos árboles!?- esas eran una de las tantas preguntas que hacía el alero de Rakuzan, desde que despertó no había parado de hablar en ningún momento y eso desde hace una media hora aproximadamente.

-Ne ne… ¡Mayuzumi-san, Chihuahua-chan! ¿Ustedes que creen que pasó?, ¿Cómo terminamos de la cancha de baloncesto a este bosque?

 Mayuzumi sentía su cabeza palpitar dolorosamente, una sutil mueca de disgusto se dibujó en su rostro. De todas las personas con las que tuvo que quedar varado en quién sabe dónde ¿¡Tuvo que ser con ese par!?

Por un lado estaba Hayama, que no paraba de hablar y preguntar cada estupidez que se le pasaba por la cabeza, ¿¡Cómo rayos iba a saber dónde estaban!?,  Él se encontraba tan perdido y confundido como el rubio.

 Por otra parte estaba el pequeño Chihuahua, léase Furihata Kouki, quién no dejaba de temblar y asentir nervioso a todo lo que decía el mayor pero no hacia absolutamente nada para que se callara de una vez por todas.

-¡Oh!, ¡Me pregunto si siquiera seguiremos en Tokyo!- comentó el número siete de Rakuzan sin darse por enterado de la molestia del mayor.

Chihiro respiró profundamente para rogarle internamente a los dioses de no matar al rubio allí mismo, no por él, sino porque estaba completamente seguro que un homicidio no se vería bien en su currículo para la universidad. 

-¡Hayama cállate!, me estás provocando dolor de cabeza- habló el mayor haciendo que los dos chicos lo miraran sorprendidos ya que no era normal que él alzara la voz- Y tú... deja de temblar.

Furihata dio un salto cuando el de Rakuzan se dirigió a él, a simple vista Mayuzumi se podía considerar una persona bastante tranquila, pero en ese momento tenía una mirada  intimidante, lo mejor para el castaño sería el tranquilizarse pero solo conseguía ponerse más nervioso, y por ende, temblar más.

-No te preocupes Chihuahua-chan- le habló el de ojos verdes en tono confidencial- Si no te metes con sus novelas entonces no hay porque tenerle miedo- aseguró el mayor con una gran sonrisa acompañado de un guiño cómplice, definitivamente Hayama era una persona bastante relajada, pensó el castaño.

-Bien, ya sé lo que haremos- habló Chihiro de repente haciendo que ambos chicos le prestaran atención- Hay que dirigirnos al castillo.

El delantero de Rakuzan señaló un castillo que en gran parte se encontraba resguardado por un numeroso grupo de árboles, además de dar la sensación de encontrarse más lejos de donde ellos se encontraban.

-L-lo mas seguro es que allí nos encontremos con los demás- opinó Furihata con un poco de timidez mientras el mayor asentía dándole la razón.

-¿Y por qué nos habríamos de encontrar con los demás?- cuestionó el alero de Rakuzan confundido.

-B-bueno... es porque el castillo sobresale bastante entre todo este bosque, así que podemos suponer que todos intentarán ir allí para no perderse- explicó el castaño, pero por la expresión de Kotarou eso no lo dejó muy convencido.

-Mmm... no se... ¡Llamaré a Akashi para ver que piensa que deberíamos hacer!- ante esto Mayuzumi rodó los ojos.

-¿Y cómo lo piensas llamar, genio?

-Pues obviamente con mi telef...- Kotarou frunció el ceño- ¿Dónde está mi teléfono? 

-Hayama-san, ¿No recuerda que Aida-san y Momoi-san se quedaron con los teléfonos de todos para que pudiéramos jugar más cómodos y sin interrupciones?- preguntó Furihata aunque era muy obvia la respuesta.

-...¡Oh!, lo había olvidado.- dijo mientras se rascaba la cabeza despreocupado.

-Vamos- dijo un Chihiro irritado.

Mientras caminaban se oía la voz de Hayama hablando, o mejor dicho gritando, animadamente de quien sabe que cosa con Furihata, en cambio Mayuzumi lamentaba una y otra vez la suerte que le había tocado. El grupo paró repentinamente su andar; había un enorme lago que les impedía seguir avanzando.

-¿Y ahora qué hacemos Mayuzumi-san?- cuestionó el rubio al mayor que ahora había tomado el mando.

-Si no hay nada con lo que podamos cruzarlo tendremos que dar la vuelta para llegar al castillo.- los otros dos chicos pusieron muecas de inconformidad ante la idea.

-¿¡Eh!?, ¿Pero por qué mejor no lo cruzamos nadando?- preguntó el alero de Rakuzan orgulloso de haber resuelto el problema y evitarles una larga caminata.

-Pero Hayama-san, el lago es enorme y no sabemos que tan profundo sea, eso sin contar si tiene animales que podrían ser peligrosos- habló el castaño antes que Mayuzumi pudiera decir alguno de sus comentarios sarcásticos.

-Mmm... ¿Es eso o... es que no sabes nadar Chihuahua-chan?-  preguntó el rubio con una sonrisa divertida sonrojando al pobre Kouki.

-C-claro q-que n-no- el tartamudeo y el gran sonrojo de Kouki hacía difícil creer que el mayor estuviera equivocado.

-Deberíamos de comenzar a caminar de una vez para que no se nos haga de noche- sugirió el de cabellos grises ya comenzando a dar media vuelta.

-Espere Mayuzumi-san... creo que esos de allá son botes- el más alto dirigió su mirada a la orilla y se dio cuenta que efectivamente se trataban de unos veinte botes de madera, se acercaron para verlos mejor.

-Parecen que están en buen estado y creo que podrían soportar el peso de los tres, ¿Pero dónde están los remos?- era raro, pero ninguno de los botes tenían remos y sin ellos no podían avanzar.

-Tenemos que encontrar algo con lo que podamos remar sino nos llevará la corriente- enseguida Mayuzumi y Furihata se pusieron en ello buscando alguna rama o algo que les sirviera de remo.

-¡Mayuzumi-san, Chihuahua-chan!

-¿Qué quieres ahora Haya...- cuando ambos chicos voltearon a ver al rubio este no se encontraba detrás como ellos no habían esperado, sino que los llamaba desde uno de los botes, que por extraño que parezca, navegaba solo en línea recta. Todo eso sin que Kotarou hiciera algo por guiarlo.

Sin perder tiempo los chicos corrieron hasta la orilla, pero no pudieron llegar hasta donde estaba el jugador de Rakuzan porque este se perdía en la lejanía.

-¡Solo súbanse a uno de los botes y este se moverá solo!- entre gritos les dio indicaciones el rubio.

"Por una vez los gritos de Hayama sirven de algo"- pensó Mayuzumi con ironía mientras se subía al bote.

Como les había asegurado el más bajo, en cuanto estuvieron los dos en el bote este se comenzó a mover. No cabían en su sorpresa, los extraños botes se movieron solos hasta la orilla donde convenientemente estaba el castillo.

Si no supieran que es imposible hubieran pensado que se trataba de magia.

-Eso fue divertido... ¿No Chihuahua-chan?- el más alto le pasó un brazo en el hombro al castaño que solo pudo asentir a su pregunta. Todavía no terminaba de entender porque al mayor le gustaba decirle "Chihuahua".

-Sigamos- ordenó Chihiro.

Aunque ya habían cruzado el lago con éxito todavía les faltaba un tramo para poder llegar a su destino. Cabe destacar que el dolor el mayor no disminuyó ni un poco.

En menos de diez minutos atravesaron el último grupo de árboles que les obstruía el paso al castillo, al hacerlo se pudieron percatar de varias cabelleras de diferentes colores, algunas más llamativas que otras.

-¡Akashi!- el grito de Kotarou advirtió al aludido más no fue suficiente de salvarlo del abrazo de oso del mayor que casi lo dejó sin aire.

-¡Furihata/Furi!- gritaron en conjunto todo Seirin al ver aparecer a su número doce.

Los abrazos asfixiantes no se hicieron esperar y más las constantes preguntas de Aida al pobre castaño.

Mientras todos estaban pendientes de la llegada de del rubio y del castaño nadie notó a Chihiro, pero era normal, después de todo no podía hacer nada con su falta de presencia y él ya estaba más que acostumbrado.

Se alejó un poco del castillo para sentarse a la sombra de un árbol y poder descansar un poco del insufrible dolor de cabeza que estaba padeciendo desde hace un rato. Ya se encontraba más tranquilo y daba gracias al cielo de que el número siete de Rakuzan ya no lo molestaría más. 

Por fin... paz y tranquilidad.

-Chihiro, ¿Estas bien?- definitivamente se había adelantado.

 

 Pensó que nadie se daría cuenta de su llegada pero se equivocó, bueno, después de todo era Akashi.

-Dejando de lado el horrible dolor de cabeza por tener que soportar a Hayama más de una hora, si, estoy bien- habló Mayuzumi con ironía mal disimulada, pero el pelirrojo  ya conocía bien su forma de ser y de cierta manera le divertía.

-Es verdad que es una persona muy entusiasta- el de cabellos grises solo alzó una ceja, entusiasta no es el término que usaría para describir al rubio.

-¿Exactamente qué es lo que hacen esperando aquí y no dentro del castillo?

-Todavía tenemos que esperar a unos que todavía no llegan, para poder entrar todos al castillo a buscar respuestas- explicó brevemente el más bajo.

-¿Cuántos faltan?- cuestionó el mayor alzando una ceja.

-Seis. Tetsuya, Atsushi, Ryouta y su capitán, y dos de Shutoku.

-Entiendo. Entonces me quedaré aquí hasta que lleguen- comentó mientras se recostaba en una posición más cómoda.

-Esta bien. Yo te avisaré, descansa- le dijo el pelirrojo para después irse con el resto.

Chihiro cerró los ojos por un momento, sería maravilloso poder quedarse dormido pero con el molesto dolor de cabeza lo dudaba. Aunque no se durmiera tomaría el consejo de su capitán y descansaría un rato.

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En otro sector donde si, habían más árboles, arbustos, flores y el gran castillo que adornaba el panorama. Se hallaban dos chicos, en realidad tres, solo que el último se encontraba dormido.

-¿Qué haces?-preguntó uno de ellos.

-Voy a despertar a Kise-kun, tenemos que movernos.-respondió el otro.

-Oh, esta bien.

Terminado ese pequeño intercambio de palabras, el chico de cabellos celestes se dispuso a despertar a su amigo. ¿Cómo?, pues picándole la mejilla con el dedo repetidas veces hasta que este frunciera el ceño.

-... Cinco minutos más- murmuró el adormilado rubio, más al notar que todavía seguían picándole de la mejilla, cada vez con más insistencia, decidió abrir los ojos.

-¿...Kurokocchi...?- cuestionó una vez despierto para después observar todo su entorno con confusión.

-¿Qué pasó?-fue lo único que pudo preguntar.

-Al parecer la caja de pandora nos quiso traer a este bosque- respondió el moreno jugador de Shutoku.

-¿Eh?, no entiendo.-el as de Kaijo ladeo la cabeza como un cachorro en señal de la más sincera confusión.

-Nosotros tampoco sabemos muy bien que pasó, lo único que nos queda claro es que el cofre que abriste fue el que nos trajo aquí- explicó el fantasma enfatizando a propósito el "Tú".

-Tengo la impresión de que Kurokocchi me culpa de esto.

-Será tú imaginación Kise-kun- habló Kuroko con un claro tono de sarcasmo en la voz.

-Ah... menos mal- tono que al parecer se creyó el rubio.

-Era sarcasmo- Takao y Kuroko se querían dar un "facepalm" al ver la... ingenuidad del más alto- Si te culpo de esto Kise-kun.

-¿¡Eh!?, ¿¡Por qué!?

-Porque muchos de nosotros te dijimos que era mala idea abrir ese cofre y aún así lo hiciste- explicó la sombra mirando con reproche al modelo.

Ya cuando Ryouta iba a volver a replicar, Takao decidió intervenir en este punto.

-Pero Kuroko, si no hubiera sido Kise quien lo hubiera abierto te aseguro que yo lo habría hecho, y sino, algún otro porque te recuerdo que todos somos unos malditos curiosos, y no niegues que tú también.- dijo con una sonrisa divertida.

-Te equivocas Takao-kun, yo no soy tan curioso- ningún argumento del moreno era suficiente para callar a la sombra.

-Bueno, digamos que ese es tú caso. El punto es que no le puedes echar la culpa a Kise.- dijo Takao ya exasperado.

-Pero es divertido- esa fue la simple respuesta del fantasma con su típica cara de póker.

-Kurokocchi es cruel- dijo Kise con voz lastimera y lagrimitas en los ojos.

-¿Bueno no teníamos que movernos?- preguntó el poseedor del ojo de halcón recordado de repente su conversación con el más bajo hace tan solo unos pocos minutos.

-¿A dónde vamos?- cuestionó el rubio mirando alternativamente a Kuroko y Takao.

-Takao-kun y yo habíamos pensado ir hasta allá- el más bajo señaló el castillo que se veía bastante cerca de donde ellos se encontraban, agradecían el hecho de no tener que caminar mucho.

-Oh vale, entonces andando- habló el modelo parándose del suelo en un salto con los ánimos renovados.

Caminaron solo unos cuantos pasos cuando se encontraron con un árbol salido de una de esas películas de brujas y hechiceros, allí los chicos quisieron detenerse a examinarlo.

-¿No les parece curioso este árbol?- preguntó Ryouta sin despegar su mirada de el.

-Bastante... ¿Ya viste el gran nudo que tiene en el centro?-preguntó de vuelta el jugador de Shutoku.

-Oh, es verdad. Parece como si fuera uno de esos árboles salidos de la película de Narnia.- dijo el modelo recordando cuando vio esa película con sus hermanas.

-¿¡Te refieres a Las crónicas de Narnia y el príncipe Caspian, cuando el árbol se abre en dos para transportar a los Pervensie de vuelta a su dimensión!?-cuestionó el de ojos grises con emoción desbordando en cada uno de sus poros.

-Si ese...- en cambio Kise no tenía el mismo entusiasmo que el moreno.

-¿Qué pasa Kise-kun?- preguntó la sombra a su amigo al verlo con expresión seria.

-¿...Y si estamos en Narnia?            

-...-Tetsuya no tenía comentarios al respecto.

-¡Sería genial!- comentó aún más entusiasmado Takao.

-Yo quiero volver- confesó el más alto con miedo.

-¿Pero por qué si Narnia es genial?- el jugador de Shutoku no podía entender como no le gustara la idea de estar en su película favorita.

-No quiero tener que ver criaturas míticas y mucho menos tener que luchar contra ellas- lloriqueo el as de Kaijo.

-¿Bromeas?, eso es lo que lo haría tan genial.

-¡No quiero!- volvió a replicar el modelo como si se tratase de un niño pequeño.

-¿Ya vieron que tiene un pasadizo?- cuestionó el pequeño fantasma a los chicos que se miraron confundidos, y notaron que Kuroko estaba en lo cierto y hay un pasadizo un tanto oculto que a primera vista no se notaba.

-¿Será el pasadizo que nos regresará a casa?- cuestionó el de ojos dorados esperanzado.

-Podría ser, solo hay una forma de averiguarlo y es entrando a él.- respondió Kazunari.

-Tengo un mal presentimiento de esto- comentó el pequeño fantasma. Esta situación se le hacia familiar.

-No seas aguafiestas Kuroko, ni que nos fuera a atacar si nos acercamos.-habló el moreno totalmente despreocupado.

-No te preocupes tanto Kurokocchi- dijo el rubio con una sonrisa para tranquilizar a la sombra.

Sin escuchar las advertencias del más bajo los dos chicos curiosos se acercaron al árbol para ver mejor el pasadizo. Pero cuando el as de Kaijo se disponía a meterse, el extraño árbol se comenzó a mover violentamente sacudiendo cada una de sus ramas.

-¡Cuidado!-  el grito del ojo de halcón advirtió al rubio a moverse y así evitar el ataque.

-No quiero tener que decirlo pero... yo se los advertí- dijo Kuroko con una pequeña sonrisa burlona, eso es por no haberle hecho caso.

-Que íbamos a saber que enserio nos atacaría- habló el moreno esquivando los ataques del árbol.

-Debieron suponerlo, después de todo la curiosidad mató al gato, pero en este caso al halcón y al perro- siguió hablando la sombra.

-Eh... chicos no creo que sea el mejor momento para discutir ¡Miren!- advirtió alarmado Ryouta antes de que dos fuertes ramas casi lograran aplastarlos y dejarlos como estampillas.

-Los empezó a atacar cuando quisieron entrar al pasadizo- dijo un pensativo Tetsuya.

-Entonces lo mejor será alejarnos- dijo Takao a lo que el rubio asintió.

-Si, además que no podríamos regresar aunque pudiéramos porque hay que avisarles a los demás para que todos podamos volver a casa- habló el modelo muy seguro de lo que decía.

-Eso es algo que solo tú te inventaste Kise-kun- le dijo Kuroko con el ceño ligeramente fruncido.

-Pero...

¡Agáchate!- exclamó el jugador de Shutoku jalándolo de la playera antes de que una rama los derribara.

Era una suerte tener con ellos al ojo de halcón que lo podía ver todo a su alrededor y así evitar salir lastimados.

-Ya aléjense de ese árbol- ya no le resultaba tan divertido al fantasma ahora se estaba preocupando por sus amigos.

-Chicos... ¿Me ayudan?- cuando el moreno retrocedió uno de sus pies quedó atascado en un hueco y no podía zafarse solo.

-Es un mal momento para meter la pata Takao-kun- comentó Kuroko irónicamente mientras se acercaba rápidamente al moreno y junto con Ryouta lo tomaban por los hombros.

-No es gracioso.- reclamó este con un puchero.

-No te preocupes Takaocchi, te sacaremos de allí- aseguró el rubio con una sonrisa tranquilizadora.- A la cuenta de tres... uno... dos... tr-

-¡Kuroko, Kise cuidado a su izquierda!- el grito de Takao fue suficiente para que Kise esquivara el ataque pero no Kuroko.

-¡Kuroko/Kurokocchi!- el fantasma por no tener buenos reflejos como sus amigos una rama se lo termino llevando. Por el susto Takao terminó en el suelo pero con su pie liberado.

Bien, un problema menos; pero ahora tenían que ir a rescatar a su amigo fantasma.

-Sujétate bien, tengo un súper plan para rescatarte- gritó preocupado el moreno de que se soltase.

-De-dense prisa- murmuró el de cabellos celestes con dificultad y tratando de mantenerse bien sujeto a esa rama.

-¿Y ahora como lo rescatamos?- cuestionó Kazunari al alero en voz baja.

-¿¡No tenías un "super plan" para rescatar a Kurokocchi!?- cuestionó exaltado.

-Eso lo dije para tranquilizarlo pero ahora hay que pensar en uno.

Era el turno de Ryouta para querer darse un "facepalm", bien, tenían que darse prisa y pensar en algo ya que la sombra no aguantaría mucho tiempo sostenido, por lo menos no con los bruscos movimientos que hacía el árbol para soltárselo.

-¡Ya sé!. El árbol se molestará si tratáramos de entras de nuevo al pasadizo y allí es cuando nos atacará para impedirlo ¿No?- el moreno asintió mientras el modelo continuó hablando- Uno de nosotros tiene que distraerlo con eso para que el otro rescate a Kurokocchi.

-¿Y quién será el que lo distraiga?- preguntó ingenuamente el más bajo pero cuando vio a Kise sonreír "inocentemente" supo que él era la distracción.

-Esta bien- aceptó Takao con un suspiro de resignación.

-Ok, vamos- y así es como el de ojos grises se acercó de nuevo al árbol molesto que no paraba de zarandear al pobre de Kuroko.

-¡Oye mírame!, ¡Estoy aquí! - bien ya tenía su atención  ¿Cuál se supone que era el paso dos?, ah claro, hacerle saber que iba a entrar al pasadizo.

-¡Voy a entrar al pasadizo donde no quieres que vayamos, ¡Ven a detenerme!- retó el jugador de Shutoku dando por hecho que el árbol lo había entendido.

El árbol ni lento ni perezoso intentó aplastar al moreno cual insecto pero no podía con  los reflejos de este y sabía que necesitaba de todas sus ramas para poder aplastarlo como se debía, así que dejó libre a la sombra.

¿Pero lo dejó delicadamente en el suelo como cualquier árbol mágico con modales haría?, ¡Claro que no!, lo tiró por los aires como si fuera un frisbee.

-¡Kurokocchi!- ahora era el turno del rubio de hacer su parte y salvar al más bajo de una fea caída.

Así que usó la velocidad y los reflejos de Aomine con su infalible "Perfect copy" para poder atraparlo.

Lo logró, solo que Kise estaba seguro de que se había dislocado algo en el proceso; el fantasma no cayó en sus brazos como había esperado sino que cayó encima de él.

-Lo siento Kise-kun, ¿Estas bien?

-Eh... si no te preocupes ¿Tú estás bien Kurokocchi?

-Si eso cr...- pero no terminó de hablar porque se tuvo que levantar y prácticamente correr hacia detrás de un arbusto cercano para devolver todo lo que había comido ese día. 

En el proceso pudo sentir como alguien le recogía los cabellos que tenia en la frente para que no se le ensuciaran, y después de haber terminado esa misma persona le acarició la espalda.

De ante mano sabía que se trataba del rubio.

-¿Ya te sientes mejor?- cuestionó el modelo suavemente mientras el fantasma solo asintió todavía un poco aturdido.

-¿¡Oigan vieron eso!?- preguntó el poseedor del ojo de halcón recibiendo una negativa por parte del más alto, así que se dispuso a explicarse- Jugué a saltar la cuerda con el árbol o bueno, saltar la rama en este caso.

En ese momento Kazunari es cuando se dio cuesta del estado de la sombra.

-¿Kuroko estás bien?- un pequeño asentimiento fue suficiente para responder a la pregunta de Takao.

-Esto me hace recordar a cuando estábamos en Teiko y te esforzabas tanto que siempre terminabas por devolver  toda la comida- habló el modelo con una sonrisa entre divertida y nostálgica.

-¿En serio te enfermabas tanto?- cuestionó el de ojos grises con curiosidad.

-... Si- murmuró Kuroko la respuesta, le daba un poco de vergüenza que los chicos lo vieran en esa situación.

-Toma Kurokocchi- el as de Kaijo le entregó un pequeño pañuelo que tenía en el bolsillo de su pantalón.

-Gracias- dijo después de haberse limpiado y entregándoselo de vuelta.

-No hay de qué. Siempre he pensado que lo único que tienes en el estómago son batidos de vainilla- bromeó el rubio para quitarle un poco de incomodidad al más bajo.

-No se me hace gracioso- dijo Tetsuya, más la pequeña pero sincera sonrisa decía que lo logró.

-Tranquilo, no tienes nada de que avergonzarte- habló el moreno con la sinceridad rebosante en sus palabras.

-¿Bien y ahora vamos directo al castillo?- preguntó el rubio.

-No, vamos a quedarnos aquí un poco más, además Kuroko necesita descansar.-opinó el número diez de Shutoku.

-Pero ya me encuentro bien- objetó el aludido.

-Nada de eso. Todavía te vez pálido- replicó el poseedor del ojo de halcón.

-Ese es mi color natural- respondió con su típica cara de póker.

-Por lo menos recuéstate en este árbol unos cinco minutos, ¿Si?- pidió el de ojos color miel con cara de cachorro abandonado. Normalmente al fantasma no le costaba nada decir que "no" a esa cara, pero esta vez se estaba preocupando por su salud.

Y  la verdad es que todavía se sentía algo mareado. Una vez recostado en el tronco de un árbol cualquiera se empezó a sentir mejor con la brisa pegándole en el rostro.

-Entonces... ¿Ya te sientes mejor?- le preguntó Takao por enésima vez.

-Desde un principio me encontraba bien. Pero gracias- respondió Kuroko con un leve sonrojo.

-¡Kurokocchi a veces puedes ser tan tierno!- dijo Ryouta para luego darle un asfixiante abrazo.

-Kise-kun no respiro.

-Lo siento- se disculpó el más alto con una sonrisa.

En eso un grito se oyó a lo lejos, alguien había gritado el nombre del rubio a todo pulmón.

-¿Esa voz... no es de Kasamatsu-senpai?- cuestionó el de ojos color miel, más para sí mismo que para los demás.

-Si fue él- afirmó Takao usando su vista de halcón- Y allí viene. Además vienen con él Miyaji-senpai y el gigante de Yosen.

-A veces me gustaría tener tu vista Takao-kun- confesó Kuroko.

-Es normal, después de todo soy uno de los pocos seres en la tierra que puede cruzar la calle sin tener que ver a los lados- allí estaba el moreno elogiándose a si mismo.

Los tres chicos tuvieron que ir hasta donde se encontraban los otros ya que repentinamente dejaron de caminar.

-¡Miyaji-senpai me alegro de verlo!- exclamó Kazunari una vez frente al mayor.

-Pero si aquí esta mi kouhai favorito- el mayor agarró desprevenido al moreno en un fuerte abrazo, quizás demasiado fuerte, pero así eran las muestras de afecto de Miyaji Kiyoshi.

Por otro lado estaban reencontrándose otro senpai con su kouhai.

-¡Senpai!, me alegra saber que esta bien- habló el rubio con alegría.

-Si, ¿Y a ti que fue lo que te pasó?- cuestionó el azabache al ver los cabellos desordenados de su kouhai y algunos raspones en la cara y los brazos.

-Ese árbol que ve allí, es un árbol mágico,  y nos estaba atacando cuando quisimos entrar al pasadizo que intenta ocultar, el cual nos sacará de Narnia para poder volver a nuestro mundo- explicó Kise mientras los mayores solo lo miraban incrédulos.

-¡No digas tonterías!- exclamó Kasamatsu dándole una de sus famosas patadas al modelo.

-¡Senpai eso duele!- se quejó el modelo sobándose la zona afectada.

-Kise-kun dice la verdad Kasamatsu-san- dijo Kuroko,  pero como no lo notaron los mayores se sobresaltaran un poco. Otra vez no habían visto a la sombra de Seirin.

-Puede sonar increíble pero es totalmente cierto- apoyó Takao al más alto.

-Bueno solamente la parte del árbol y que oculta un pasadizo,  pero lo de Narnia se lo inventó Kise-kun- dijo el número once de Seirin.

-¡Pero si cierto!, ¡Hasta Takaocchi lo cree!-exclamó señalando al aludido.

-Te equivocas, yo no creo en lo que dijiste de Narnia, eso te lo inventaste tu solito- habló el moreno sin rastro de culpa.

-¡Pero si tú me apoyaste!- reclamó el de ojos color miel incrédulo.

-No, yo solo dije que sería genial estar en Narnia más no dije que creía firmemente estar allí.

-... Eso no es justo- dijo el más alto con voz lastimera.

-¿Y dónde esta ese árbol mágico que los ataca si se acercan demasiado a él?- preguntó Miyaji con evidente sarcasmo.

-Esta allí- señaló el fantasma en la dirección donde si, había un árbol de aspecto extraño, pero eso no quería decir que los fuera a atacar, eso pensaron los senpais al verlo.

-¿Todavía no nos creen?- cuestionó Ryouta a los mayores.

-Sinceramente, no- respondió el capitán de Kaijo.

-¿Quieren verlo por ustedes mismos?- a los mayores les sonó eso como un reto del moreno, y ellos les encantaba los retos.

Se acercaron al árbol pero manteniendo cierta distancia para que no los pudiera lastimar, en eso Takao agarró una pequeña piedra que se encontraba en el suelo, se las mostró a sus senpais para después lanzársela al árbol con una puntería perfecta.

Sin embargo la piedra no llegó a dar dado que una de las ramas de dicho árbol la lanzó de vuelta. Ante esto Kasamatsu y Miyaji se veían mutuamente incrédulos.

-¿Ven?, eso es lo que tratamos de decirles- dijo el de ojos dorados.

-¿Ahora si nos creen?- cuestionó Kuroko a lo que los mayores no contestaron pero asistieron frenéticamente aún en shock.

-Bueno ustedes todavía no nos han contado porque el grandote esta en una esquina emo desde que llegó- habló el moreno refiriéndose claramente a Murasakibara, quien había llegado con los mayores pero cuando ellos se acercaron, él se había sentado a la sombra de un árbol a espaldas de ellos.

-En realidad nosotros no sabemos muy bien que le pasa. Cuando despertamos lo hicimos en un lugar bastante extraño, el suelo estaba cubierto por arena y había como unas gradas y banderas de diferentes colores. Por un momento me sentí en la época medieval.- dijo Miyaji esperando a que alguien se riera de su propia chiste pero al ver que nadie se reía continuó.

-Decidimos movernos pero él no quería caminar y tampoco nos dijo el porqué, e incluso nos llegó a amenazar con aplastarnos sino lo dejábamos en paz.

-Pero de algún modo lo terminamos arrastrándolo hasta aquí- comentó Kasamatsu, pero por alguna razón todos pensaron que fue gracias a algunas de sus patadas.

-Mmm... Yo no creo que este triste, más bien malhumorado- opinó Kise.

-Probablemente tiene hambre- habló el más bajo pensativo.

-Entonces creo que esto servirá- dijo el modelo para después sacar de su bolsillo una barra de chocolate que le había regalado una de sus tantas fans ese día, estaba un poco mallugado por la caída pero aún así estaba seguro que serviría.

Todos fueron testigos de como el rubio se acercó al más alto y le ofreció el chocolate. Efectivamente Atsushi lo que tenía era hambre y por eso andaba con ese humor de perros.

Pronto el grupo de seis chicos se movilizaron para llegar a su destino, sin embargo en el camino se toparon con un gran lago y allí decidieron parar unos escasos cinco minutos para seguir continuando.

En ese lugar Kuroko pudo aprovechar de limpiar bien su boca y de paso pasarse agua fría por la cara. Pero a la hora de continuar el más alto no quiso continuar caminando, alegando que ya estaba cansado de caminar  y que podían seguir sin él.

-¿Y ahora que hacemos si el grandote no quiere caminar?- preguntó Takao a sus amigos.

-Pues ni modo que cargándole debe pesar bastante- dijo Kasamatsu con su eterno ceño fruncido.

-Lo siento ya no tengo más dulces que darle- se disculpó el modelo.

-No se preocupen, tengo un plan- dijo el jugador de Seirin, este se acercó  al de cabellos morados mientras sus amigos lo seguían discretamente.

-Murasakibara-kun- dijo la sombra haciéndose presente.

-¿Ah?, ¿Kuro-chin?- cuestión el más alto-¿Que quieres?- pregunto con cara de pocos amigos.

-Que camines hasta llegar al castillo.- dijo Kuroko yendo de una vez al punto.

-No quiero caminar, mis pies duelen.

-Si pero…

- Vete, o sino te aplastaré- amenazó la muralla de Yosen, así que el fantasma intentó otra cosa.

-Es una lástima, el castillo resalta mucho entre todo este bosque- comenzó a hablar de nuevo el más pequeño.

-¿Y?- Atsushi no entendía a dónde quería llegar.

-Que es muy probable que todos vayan hasta allá, incluyendo a Himuro-san- dijo Tetsuya como quien no quiere la cosa.

-¿... Muro-chin?- enseguida el de cabellos morados se levantó del suelo con las pilas recargadas y esta vez se dirigió a todos.

-¿Qué estamos esperando?, vayamos rapido a ese castillo o sino los aplastaré a todos- los chicos asintieron y siguieron a la muralla rápidamente mientras que los mayores se quedaron un poco más atrás conversando.

-¿Por qué diablos a nosotros no se nos ocurrió eso?- cuestionó Miyaji molesto consigo mismo ya que se hubieran ahorrado muchas molestias.

-Ni idea- respondió Kasamatsu con resignación para seguir andando.
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En otro lugar se encontraban todos hablando animadamente a pesar de la situación,  menos el as de Touhou que se encontraba algo alejado de los demás contando nubes, si, contando las nubes que pasaban ya que no tenía nada más que hacer y era el mejor método para no quedarse dormido.

Había pasado cerca de una hora que llegaron el alero de Rakuzan y el Chihuahua de Seirin; como los demás el moreno no había visto llegar a Mayuzumi.

Si no se equivocaba todavía faltaban Kise con su capitán, el amigo de Midorima con otro jugador de Shutoku, Murasakibara y Tetsu. Ya estaba cansado de esperarlos y más de contar simples nubes para no morirse del aburrimiento.

"Un momento, ¿Mi teléfono no lo tiene Satsuki en su bolso?"- pensó el moreno.

"¡Eso es!, si lo tiene entonces podré llamar a los que faltan para darles indicaciones y que lleguen aquí más rápido, lo más seguro es que se perdieron. Soy un genio"

Con los ánimos y las energías renovadas se dirigió hacia donde estaba su amiga, pensado que su plan era perfecto.

-¡Oe Satsuki!, ¿Dónde esta mi teléfono?- cuestionó sin importarle interrumpir la conversación que ella mantenía.

-¿Eh?... esto- muchos de los presentes se sintieron interesados por el tema porque también les había dado sus teléfonos, eso hizo que la chica se pusiera nerviosa.

-Bueno lo que pasa es que... los teléfonos los puse en mi bolso y lo dejé en el banco dónde estábamos sentados.

-Eso quiere decir...- empezó a decir el jugador de Yosen.

-Que no los traes contigo- completó Midorima acomodándose los lentes.

-¿¡Qué!?, ¿Cómo puedes ser tan descuidada?- cuestionó Aomine nada contento.

-¡No fue mi culpa!, eso sucedió cuando todos fuimos a ver más de cerca el cofre y dejé mi bolso en el banco pensando que después regresaría por él- explicó la chica frunciendo el ceño.

Al ver que el as de Touhou todavía pensaba reclamarle a la chica, Hyuuga intervino.

-Ya Aomine, eso le pasa a cualquiera- dijo restándole importancia.

-Chicos... yo también dejé mi bolso con sus teléfonos en ese banco- dijo Aida un tanto apenada.

-¿¡Qué!?- exclamaron todo Seirin en coro.

Allí empezó una discusión de chicos contra chicas, solo unos pocos se mantuvieron al margen, eso hasta que Akashi decidió poner orden.

-Basta- era increíble que sin tener que alzar la voz ya tenía la atención de todo el mundo puesta en él- No vale la pena molestarse con ellas dado que no tuvieron la culpa- concluyó el pelirrojo y así fue como todos se calmaron y siguieron hablando animadamente. Como si nada hubiera pasado.

Seijuurou se acercó al as de Touhou para hablarle en voz baja. Presentia que se trataba de una de sus "geniales ideas".

-¿Para qué querías tu celular Daiki?

-Pues para llamar a Tetsu, Kise o Murasakibara y así decirles dónde estamos y darles indicaciones para no perder más tiempo- explicó el moreno su "increíble plan".

-... Aunque Satsuki tuviera nuestros teléfonos tú plan no resultaría- el de cabellos azules frunció el ceño al oír esto.

-¿Y eso por qué?

-Piensa Daiki, si tuviera tú teléfono también tendría el de Tetsuya, Ryouta y Atsushi- concluyó Akashi con paciencia, pues con el moreno había que tenerla.

Y así fue como Aomine se dio cuenta de su error y quedó como un completo idiota, pero una parte de él agradecía que Akashi se lo hubiera comentado en voz baja.

-¡Shin-chan!- gritó una voz a lo lejos que al de cabellos verdes reconoció enseguida.

-Takao- murmuró por debajo mirando a todos lados pero no conseguía ubicar al moreno, sin embargo sabía bien que esa era su voz.

-¡Chicos es Kuroko!- el repentino grito de Izuki emocionó al Seirin para correr e ir hacia donde estaba la sombra y llenarlo de interminables, preguntas, abrazos y demás.

Cabe destacar que junto a él se encontraban los demás que faltaban y allí fue dónde todos fueron a saludar a los recién llegados, en cambio Aomine solo fue a reclamarles.

-¿Estas bien Kuroko-kun?, ¿No te pasó nada?- cuestionó la entrenadora de Seirin con preocupación.

-Si, estoy bien- respondió la sombra, no veía conveniente hablar en esos momentos de todo lo que había pasado.

-Lamentamos no haberte ido a buscar cuando notamos que no estabas pero Akashi no nos dejó- habló Kagami recordando su plan de escape frustrado por el pelirrojo.

-No te preocupes Kagami-kun creo que fue mejor así- comentó el fantasma.

-Bueno. ¿Seguro de que te encuentras bien?- preguntó el capitán de Seirin recibiendo un asentimiento por el de ojos celestes.

-Estábamos preocupados por ti Kuroko, menos mal que estas sano y salvo- dijo Furihata aliviado.

-Lamento haberlos preocupado.

-¡Muro-chin!- exclamó la muralla de Yosen al por fin ver al moreno.

-Atsus...- intentó decir Tatsuya pero fue interrumpido por el repentino abrazo del de cabellos morados.

-¿Atsushi?

-Muro-chin, pensé que te podría haber ocurrido algo malo, no te vuelvas a separar de mí- exigió sin soltar al más bajo.

Himuro estaba más que sorprendido y un ligero sonrojo no tardo en cubrir sus mejillas a la vez que una sonrisa se posó en sus labios.

-Lo prometo- con esas simples palabras Murasakibara soltó al moreno, sin embargo no rompió el contacto con este, ya que después le tomó de la mano, alegando que si ocurría cualquier cosa así podrían estar juntos.

-¡Shin-chan!- por otro lado estaba Takao abalanzándose a Midorima que se sonrojo al instante empezando a reclamar a lo que el moreno solo reía.

-¡Tetsu-kun!- allí había llegado Momoi apoyándose del de cabellos azules para caminar.

-¿Momoi-san que te ocurrió?- cuestionó el fantasma con tono de preocupación.

-Ah ¿Esto?, no te preocupes, Mido-chan dijo que solo fue una torcedura- dijo la chica restándole importancia. Taiga levantó una ceja pero no dijo nada.

-¿Y a mí no me saludas Momoicchi?- reclamó el rubio a modo de juego.

-¡Oh, Ki-chan!- al parecer la manager había pasado por alto la presencia del modelo. Enseguida fue a abrazarlo.

-¿Por qué tardaron tanto en llegar?- cuestionó el de piel moreno con el ceño fruncido.

-Es que tuvimos algunos problemas en el camino- contestó Kuroko evitando entrar en muchos detalles.

-Si y después nos encontramos con senpai y los demás, fue allí cuando Murasakibaracchi no quería caminar así que supongo que eso nos quitó algo de tiempo- terminó explicando el modelo

-Eso lo explica- mencionó el pelirrojo de Seirin.

Entre tanto, el grupo se fue a reunir cerca del castillo formando pequeños grupos de conversación para contarse, con lujo de detalles, todo lo que les había ocurrido solo ese día.

Tenían muchas preguntas al respecto, pero por más que las discutieran entre ellos nunca conseguirían la respuesta y eso era algo frustrante. Por lo menos estaban juntos, eso era un progreso.

En eso, llegó Akashi, quién se había ausentado un momento, con Mayuzumi, muchos se sorprendieron en verlo llegar, pero el primero en hablar fue Kotarou.

-¿Mayuzumi-san cuando llegaste?- cuestionó el rubio con una sonrisa divertida.

-Kotarou, ¿No recuerdas que Chihiro llegó contigo?- Akashi sabía bien que la pregunta del alero era una simple broma, pero también sabía que el fantasma no se lo tomaba así.

-¡Oh. Es verdad!- Hayama fingió demencia, pensó que a su capitán no le había gustado la broma.

Los demás al ver que Chihiro no se inmutó por la broma no le dieron importancia al tema.

-Bien, ahora que estamos todos aquí hay algunas cosas que tenemos que discutir- muchos asintieron- Primero tenemos que retomar lo sucedido hasta ahora. El cofre que apareció en lo más alejado de la cancha nos transportó hasta aquí.

-Un extraño bosque con árboles que te atacan si te acercas mucho- agregó Takao.

-Y con plantas mutantes que si te descuidas te devoran entero- comentó Aomine mientras un escalofrió recorrió la espalda de los que lo presenciaron.

-Sin mencionar calamares que intentan hundirte- dijo Riko con el ceño fruncido.

-¡Y botes que se mueven solos!- agregó Hayama con un entusiasmo que nadie entendió.

-Todas y cada una de el como llegamos aquí,  y las cosas raras que hemos visto al llegar- habló el hermano de Taiga.

-¿Pero que es lo que haremos ahora?- preguntó el número siete de Seirin.

-Hasta ahora no sabemos donde estamos parados y ninguno ha sido capaz de responder esas preguntas. Por eso lo único que podemos hacer es entrar al castillo a buscarlas- concluyó Akashi de modo que inspiró a muchos de los presentes. Es cierto, es la única manera de saber que era lo que estaba pasando.

-¿Y si no hay nadie?- el que arruinó tal momento no podía ser otro que Aomine.

-Si no hay nadie esperaremos- respondió Seijuurou mirando divertido como al moreno le daba un tic de solo mencionar la idea.

No hicieron falta muchas cosas, todos estaban más que de acuerdo.  Así que se pararon, se sacudieron, y  cuando se disponían a caminar hacia su objetivo vieron a una persona estorbando su camino, dicha persona se encontraba muy sorprendida de verlos allí,  pasaron los segundos y nadie se atrevía a hablar, hasta que preguntó.

-¿Quienes son ustedes y como llegaron a Hogwarts?

Notas finales:

Espero que les haya gustado el cap, pues quedo bastante largo ^_^  y pues si les gusto dejen sus preciados comentarios y sino también xD

No ya enserio pueden comentarme cualquier cosa del cap, acepto de todo, si, eso incluye amenazas si no llego a actualizar a tiempo, pero espero que eso no pase D:

Nos leeremos, bye.


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