La anciana caminaba con dificultad por la oscura calle. De no ser por Obito hubiera tenido que cargar con la compra de la semana para ella y su marido sola. Pero Obito kun, a quien llamaba así de cariño ya que era un hombre de 40 años a esa altura, siempre era considerado y podía contar con que la ayudara.
El hombre se reía con los cuentos que le hacía de sus pequeños nietos y sus locuras cotidianas cuando ella los iba a cuidar pues su hija y su esposo eran shinobis y estaban gran parte del tiempo fuera de casa aunque ahora estaban en Konoha y los cuidaban ellos mismos. Obito kun siempre había sido un hombre educado y amable. No parecía un Uchiha pues estos siempre desprendían un aura de “Yo no soy lo mismo que ustedes, soy el heredero del mismísimo sabio de los 6 caminos”. Eran bastante engreídos pero este muchacho, como lo veía cariñosamente ella, siempre se portaba con tanta calidez y amabilidad que daba gusto estar a su lado. Desde que se conocían la había ayudado.
Se conocieron en un momento muy feo para la anciana. Cuando su marido tuvo un infarto en casa y ella salió pidiendo ayuda. Eso fue 5 años antes. Él ni siquiera estaba patrullando pues era un jounin. Solo pasaba por ahí en ese momento. Pero no dudó. Corrió hacia ella y luego de saber lo que pasaba se llevó a su marido en brazos al hospital y lo cuidó hasta que ella pudo llegar a la instalación. Desde entonces pasaba de vez en cuando a ver si estaba bien. Esa noche no era la excepción.
Obito se despidió de ella después de aceptar un café de la pareja. Cuando estuvo afuera se estiró, estaba algo entumido por cargar los bultos de Akane sama. Miró al cielo alegre divisando la luna que tanto le gustaba y preguntó--¿Por qué me has estado siguiendo?—
Kakashi en el techo de la casa se sorprendió un poco. Creyó ser habilidoso en seguirlos pero tenía que recordar que ese tipo no era el niño deficiente de su infancia, sino el ninja asombroso que mantuvo a raya a todas las naciones en su mundo. Algunas cosas debían permanecer en ambos mundos y aunque Naruto ahí era mujer tenía las mismas capacidades que el que él conocía, al igual que era evidente que Sasuke también. Entonces… ¿Por qué su antiguo amigo no tendría las mismas habilidades que el que él encontró hacia poco? Se asomó rascándose la nuca.
¡Lo siento! ¡No pretendía…!—le dijo a Obito, el peligris. Tal vez lo confundiera con su amigo y quizás hasta pudieran conversar un rato como él lo hubiera hecho con su mejor amigo de criarse juntos. Sería estupendo si pudiera tener ese recuerdo. ¿No? Aunque no era su amigo en la realidad, técnicamente si lo era.
¿Tú eres Kakashi Hatake “El ninja que copia”, no es así?—preguntó el otro para sorpresa del mencionado. Una punzada atacó a su corazón. ¿Acaso en esa dimensión ellos no eran amigos? Parecía incluso que jamás se hubieran conocido. ¿Qué era esa desazón que lo atacaba tan de repente? Se preguntó el peligris.
¡Hai!—respondió desanimado Kakashi.
¡He oído mucho de ti! ¿Qué hacías ahí escondido Sempai?—preguntó el otro.
¿Sempai? Así que en ese mundo ambos eran de generaciones distintas. Quizás ni siquiera habían estado en la academia al mismo tiempo. Pensó con tristeza Hatake—Volvía de hacer algo cuando te he visto con esa anciana. ¿No es una Uchiha, verdad?—mintió el peligris.
El otro puso su sonrisa de bobo de aquellos días y se disculpó como entonces—Es… una anciana que conozco hace unos años. A veces la ayudo porque está muy viejita—Ese Obito era tal y como recordaba a su amigo.
¿No te regaló dulces por ayudarla?—le preguntó Kakashi recordando el antiguo premio mientras el otro ponía cara de sospecha.
¡No!—respondió despacio Uchiha. Pero antaño lo hacía. Después de aquel día la anciana ofreció hacerle una comida y viendo que ella llevaba dulces para sus nietos él le dijo que con un dulce era suficiente para no despreciarla. ¿Cómo el sempai podía saber eso? Se preguntaba el Uchiha. ¿Acaso ese tipo lo estaba persiguiendo? Era seguro que muchos de los sucesores de los Senju estaban aún molestos por ser de un status un tanto diferente a los Uchiha y que ese rencor había traído problemas a Konoha antes. ¿Sería que uno de los jounin más apreciados, el sensei del Hokage, en secreto los espiaba para los senjus?
¡Es una lástima!—dijo el peligris con una sonrisa que el pelinegro no podía descifrar. ¿Era tristeza?—Tengo hambre. ¿Quieres ir a cenar conmigo?—preguntó el otro saltando enfrente suyo y poniendo una mano sobre su hombro añadió--¿No iras a desairar a tu sempai, no?—de cerca el otro parecía hasta más joven que él.
Hatake se sorprendió un poco al ver el sharingan aparecer en los ojos del otro y luego convino que el otro debía de sospechar de él por la edad que el Hatake de ahí tenía. En esencia era mayor que Obito mientras él era menor—Puedes ver que no estoy usando un genjutsu—le dijo.
Si, puedo verlo—dijo de pronto no muy convencido el Uchiha.
Dicen que la noche rejuvenece. ¿No?—preguntó Kakashi.
Yo… nunca había oído tal cosa—dijo Obito.
¿Ah, no?—preguntó Hatake fingiendo estar sorprendido—¡Bueno pues! ¿Vienes o no? Que no me voy a quedar esperando toda la noche por ti. ¡Yo invito!—añadió de manera cordial y casi juguetona. El antiguo Obito nunca desperdiciaba la oportunidad de comida gratis.
Ya eran como las tres de la mañana y los dueños del restaurante les invitaron respetuosamente a retirarse. La comida había sido regada con Sake en abundancia por lo que los dos jounin no caminaban muy derechos que digamos. A decir verdad si no se agarraban el uno al otro ni siquiera hubieran podido estar de pie.
¡Naaaaa! ¡Kaaaakasssshiii saaan! ¿Por qué me invittttaste a bebeeer con-tigo?—quiso saber Obito mientras caminaban.
La respuesta apareció en la mente de Kakashi instantáneamente y como el alcohol deshinibe la dijo antes de escucharlo--¡Porrrrque me gustas, hip!—
¡Naaaaaa! ¿Yoooo? ¿Y pppor qué iba a gustarte? Si ni nos conossssemos—le retrucó el sorprendido Uchiha tratando de señalarse sin éxito con un ojo cerrado.
Kakashi respondió con la verdad—Tú eres una par-te iiiimportannnnte de mi vida, O-bi-to. Sin Obito kun mi vida no hubbbbiera llllevado al punto que llegó. Gracias Obito kun—A Obito se le fue la expresión curiosa por una de pasmo, sorpresa mezclada con desconcierto. ¿Qué estaba diciendo? ¿El alcohol estaría haciendo que desvariara? Normalmente solo volvía a la gente más sincera pero… ¿Cómo rayos podía haberse vuelto tan importante para Kakashi sempai? Si apenas se habían visto y de lejos sin jamás conocerse entre sí. ¿Adónde me estás llevando?—preguntó de pronto Kakashi viendo que entraban por un vallado custodiado por genins tal vez Uchihas.
Mi casa está ssssserca sempai. Dormiremos allá. ¿O quiere irse a su casssa? Puedddo pedddirle a…?—el ofrecimiento quedó trunco.
Vamos a tu casssa—le dijo sonriente Kakashi. Menos mal. Si terminaban en frente de la casa de su otro yo todo se complicaría, pensó.
Obito le ayudó a recostarse en el futón del cuarto de invitados—¡Teee extrañé!—le dijo el peligris agarrando fuertemente al pelinegro de los hombros cuando era sentado. Otra vez la sorpresa acudió al rostro de Uchiha. ¿A quien se refería? Sin duda él no era esa persona. De pronto se sintió halado y abrazado con fuerza—No debiste morir así—susurró de pronto el otro con expresión triste y entonces el pelinegro sintió pena por él. Así que eso era. Él le recordaba a esa persona que había perdido. Una caricia recorrió su mejilla dulcemente—Eras…--y de pronto el otro estaba sobre sus labios.