Hatake caminó por el patio con la vista clavada en cada árbol esperando el pronto ataque del enemigo. Nadie era mejor para el trabajo de encontrarlo que su manada.
Pusieron a Obito 3 en otro cuarto sin avisar a la administración, luego pagarían por las molestias, lo importante era salvaguardar lo más posible la vida del pelinegro. La pelirrosada fue avisada de la condición del Uchiha luego que Sasuke se fuera hacia el otro cuarto.
Kakashi san estaba demudado. Sus ojos siempre tan procaces carecían de brillo o intención. Desmanejado en una silla solo miraba al suelo sin esperanza en el rostro. Se sentía culpable. Si él hubiera dicho algo diferente el otro nunca hubiera salido y sido envenenado y el niño.
¡Un momento!—se dijo despertando--¡Existía la posibilidad de que nunca hubiera habido un niño en primer lugar. Si los demás corroboraban eso y le decían a Obito cuando despertara él no se sentiría asolado por…--su mente cayó en el vacío. ¿Cuándo despertara Obito? ¿Y si jamás…?
¡Maldita sea!—gritó de pronto el peligris exasperado y pateó un banco cercano. Se sentía tan asustado, tan inútil.
¡Kakashi sen… san!—se corrigió la kunoichi al llamar su atención el banco golpeado y el exabrupto por alguien tan parecido a su calmo sensei--¿Por qué rayos no tiene que pasar esto? ¿No se supone que eres un vampiro?—le habló al inconsciente Obito mientras los otros dos lo observaban—Que yo recuerde los vampiros también son llamados Nosferatu, los “no muertos”, se supone que ustedes no m…--decía Hatake antes de quedar de piedra. A su mente vinieron aquellas palabras.
“Nos alimentamos de sangre para recuperarnos”
¿Sería posible? Se preguntó el abogado con su aguda mente. Si la sangre humana les servía como catalizador para recuperarse tal vez la solución era…
Miró a los otros y extendiendo una mano pidió—Denme uno de esos puñales que usan ustedes los ninjas—era mas bien una demanda muy descarada y engreída.
Si crees que tú solo puedes ir a por el que le hizo esto a Obito san…--trató de advertirle Haruno.
¿Crees que soy idiota?—preguntó el peligris.
Había semejanzas entre las dimensiones y si en algo confiaba Sakura era en la habilidad de su maestro para encontrar soluciones en la desesperación, la cara del otro le inspiraba a sentirla aunque sabía que no era la misma persona. Obito 3 observó sorprendido como la chica le daba su kunai a ese hombre que empezó a agitarse ansioso mientras ella lo sacaba.
Es la única carte que tengo—murmuró el peligris mientras cortaba su muñeca ante los anonadados espectadores.
¿Qué haces?—dijo la anonadada muchacha tratando de pararlo.
El sacó su mano para atrás y le contestó—Es lo único que puedo hacer. Él me dijo que necesitan sangre humana solo para curarse, pues si esto lo salva… ¿Qué harías en mi lugar?—
Ella lo miró un segundo y se alejó expectante mientras Obito lo miraba impresionado. No tenía un buen concepto de ese tipo tampoco pero al parecer era mejor de lo que había imaginado.
Obito se sentía todo adolorido en esa oscuridad. Poco a poco abrió sus ojos sin saber donde se encontraba pero antes que lograra enfocar recordó esa voz y la sensación de ser envenenado. Volvió a ese horrible momento y se sentó gritando y con una mano protegiendo su abdomen.
¡Tranquilo, Obito san!—le dijo Sakura acercándosele con una sonrisa para ayudarlo a recostarse.
El la miró tratando de comprender porque la estaba viendo cuando dedujo que lo habían traído al hostal de nuevo. ¿O había sido un sueño? Su cuerpo después de un segundo le aseguró que no. Se sentía como atropellado.
Yo…eh—trató de decir. ¿Cómo explicarle?
Me dijeron, Obito san—dijo la joven.
¿Decirle? ¿Qué? ¿Quién?
Fueron las palabras que Obito 2 hizo mentalmente y entonces vio su sombra frente a la ventana por la que la luna asomaba en el cuarto iluminado con un portalámparas de la mesita de luz.
Sus ojos se apagaron con solo verlo. Su ansiedad se convirtió en desasosiego al ver la verdad en ese rostro de mirada opaca y esquiva.
¡Ya no está! ¿Cierto?—preguntó a la pelirrosada sin voltear a mirarla.
Una mano de ella le era visible por el rabillo del ojo. Esta se apretó como suele hacerse cuando uno tiene solo dolorosas palabras por decir.