Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ángel (Himno Nacional) por STEREK141618

[Reviews - 20]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Leí y arreglé este capítulo. Actualmente ya no escribo en la manera en que escribí este episodio -ya terminé la serie el año pasado antes de Diciembre- pues he cambiado un poco mi manera de escribir para que sea super ligera y superficial la lectura, como la mayoría de los fanfics Sterek disponibles y más afamados. *Turn Down For What* Van a matarme después de eso. No es cierto, no lo dije en serio, era broma, ni siquiera los he leído. Continuando con lo que escribía... Antes era tan dramatico para escribir xD Espero que disfruten la lectura. 

—Ya somos novios —repite feliz—. Ya somos novios. —Y sonríe. 
Es tan mágico, y de repente se siente extraño, como si de pronto se avecinara una tormenta, tan silencioso, pero no quiero preocupar a Derek.
—¿Stiles? —pregunta él, se ha dado cuenta de mi preocupación.
—¡Qué...! —exclamo recuperando la compostura, sólo lo suficiente para que Derek no sospeche más. 
—¿Tienes algo? —Me observa con detenimiento en todas partes de mi rostro. 
—Nada malo, estoy feliz. —Sonrío de forma natural, es verdad. 
—Eres un niño con linda sonrisa —declara coqueto y creo que hasta tiene un toque pequeño de rosado en las mejillas. 
—No te quedas atrás... —Volteo la cabeza hacia la pared por pena. 
Toca mi barbilla y me gira la cabeza de nuevo. Otra vez recibo un beso casto. Puedo sentir todos los sentimientos de él hacia mí con sólo este roce tan sincero, que nunca esperé sentir de su parte. 
La puerta se abre de manera estrepitosa, mi estómago se contrae hasta el punto de casi desaparecer.
—¡¿Qué carajos está pasando aquí!? —grita colérico mi padre desde la puerta. 
Oh por Dios. No es cierto. 
Derek se quita de mí por completo, se para en la cama y se pega a la pared más cercana queriendo desaparecer. Yo por mi parte no puedo evitar que todo mi cuerpo sucumba ante la presión y las lágrimas empiezan a salir de mis ojos. 
—Papá, puedo explicar esto. —Me levanto de la cama con las piernas congeladas siendo golpeadas una y otra vez con martillos que las quiebran—. Lo juro, sólo... 
Me quedo estático, todos están viendo detrás de mi padre, es decir, mi madre, la madre de Derek, Laura y Peter. 
—¡Joder! ¡¿Yo qué te hice Dios?! —grita mi padre realmente molesto, se jala los cabellos mientras da vueltas sobre mí mismo. 
De pronto siento algo en mi espalda, me sacudo rápido, lleno de terror en todos mis poros. 
—Soy yo Stiles —habla Derek sujetándome por los brazos. 
—Derek... —Sus manos están temblando de miedo igual que yo.
—¡Escuchen todos! —exclama Derek llenando todo lo que puede dentro de él con valentía—. Yo estoy enamorado de este chico, y él de mí. —Se aferra a mi mano aún más fuerte—. No sé si es bueno, si estamos equivocados o lo que sea que piensen ustedes, no me importa, yo nunca lo dejaré...
Y sin que lo vea venir mi padre toma a Derek por la ropa y la lanza raudo hacia una pared con tanta fuerza que la madera se quiebra. Me quedo con los ojos tan abiertos ante la vista de mi Derek cayendo al suelo desde la pared. Mi padre se gira, y me ve. Él se me va tan rápido de pronto. 
—Y tú... ¿Él te hizo esto? Dime que lo hizo, que te ha obligado a besarle y estar con él de esa forma tan asquerosa —murmura conteniendo todo su cólera dentro de sí mismo. Cada pisada que da hacia mí contra la madera pálida y oscura, es como un paso más a la muerte. Está cerca de mí y mi llanto es cada vez más fuerte. Veo a mi mamá con súplica, pero ella está en shock, volteo a ver a la familia de Derek, se ven tan, arrepentidos de haber venido aquí—. ¡¡Contesta!! —ordena más fuere mi padre en mi cara llena de lágrimas. 
—Papá... —Mi voz se quiebra demasiado. Volteo a ver a Derek, creo que está inconsciente. Si él lo hizo por mí, yo también debo de hacerlo por él—. Yo... traje a Derek aquí, porque desde el primer momento que lo vi... —No termino, recibo una cachetada de mi madre, está en un río de llanto. 
Me quedo hecho mármol, quieto, frío, sin expresión alguna, bueno sí, la del dolor. Dirijo mi mano hacia mi rostro, justo donde he recibido un golpe de la persona que menos esperaba, de mi propia vida, de mi propia madre. Derek ve la escena sorprendido, al parecer no estaba desmayado.
"—Te amo hijo, y no importa qué pase nunca dejaré de hacerlo —habló mi madre." 
Fue el día de mi cumpleaños trece. Mi corazón se está llenando de un líquido negro y espeso, que contiene enojo y traición.
—¡Salgan de mi casa monstruos! —murmura mi padre con tanto odio remarcando sus palabras. 
Derek, toma una mochila rápido, y mete ahí unas velas, la cobija y una almohada, después coge mi mano, y me jala lejos de la habitación, volteo un segundo, mi madre se ha desmayado, es todo tan rápido que de pronto ya estamos bajando las escaleras, rodeados de gritos y quejas, abre la puerta de salida y ésta se cierra detrás de nosotros de forma estrepitosa. Las voces dejan de oírse alto, se escuchan más bajo, pero todo es un desorden en contra de nosotros. No lo puedo creer. Nuestros zapatos pisan piedras y tierra en el suelo mientras caminamos, Derek sujeta mi mano muy fuerte. Ni siquiera tenemos a donde ir. 
—¿Adónde vamos? —pregunto a mi novio que no deja de caminar. 
—No lo sé... —susurra y de pronto detiene el paso—. No sé a dónde vamos a ir ahora... Stiles. 
Derek se gira y me ve a los ojos, en sus ojos hay dolor profundo, me resulta demasiado para él y para mí, nosotros sólo no merecemos esto, nosotros sólo estamos enamorados, nosotros sólo queremos estar juntos. Pero desde un principio sabía que era imposible. De alguna manera siento que he madurado varios años y él también.
—Derek... —susurro y me acerco muy lento a él, evitando romperme en llanto pero es imposible, no puedo evitar sentirme desgraciado. Yo tuve la culpa, al verlo a él aquel lejano día mirando tan fijamente el firmamento hace un año. 
—Stiles... —repite él y me aferra contra su cuerpo con fuerza, yo también lo hago, mis manos se confunden en su espalda, mis lágrimas humedecen su ropa, escondo mi rostro en su pecho y él lo hace en mi cuello. 
Estoy llorando, muy alto, mi familia me odia, al igual que a de Derek la suya, incluso estoy pensando que...
—Oye... —murmuro a Derek. 
—¿Qué pasa? —pregunta él sin moverse ni un centímetro.
—¿Me odias? —interrogo con miedo de que la respuesta sea afirmativa. 
—¿De qué hablas? —Me despega de su cuerpo de manera rauda, me ve consternado a la cara, pone sus manos en mis hombros. 
—Me odias ¿cierto? —repito con un cuchillo de dolor en mi corazón, casi terminando matándolo por completo. 
—¿Acaso perdiste la cabeza? Por Dios niño. ¿Por qué te odiaría? 
—Por mi culpa ahora nos han corrido del único lugar que teníamos para vivir. Por mi culpa nuestras familias nos odian. Por mi culpa se ha arruinado todo... —termino de decir aún con lágrimas que parecen nunca acabar de producirse, es un diluvio que inunda mi mundo en perdición.
—Pequeño tonto, eres el chiquillo más hermoso, inteligente, gracioso que he conocido en mi vida. —Sus dos manos se pegan a mis cachetes—. No te odio, te quiero ahora más que nunca. No me dejaste solo cuando tu padre te dio la oportunidad de poder salvarte el pellejo.
—Pero... 
—Pero nada, nosotros somos más fuertes, te prometo que todo estará bien —repone—. Ahora deja de llorar, no me gusta verte llorar, o me harás llorar a mí también —comenta Derek con los ojos empezando a humedecer un poco, y libera un sonido que me clama los nervios. Sus pulgares tocan la parte debajo de mis ojos y se deslizan con mucho cariño limpiando las lágrimas que escurrían por ahí. 
—¿Sabes? Mira, tengo esta llave —dice y me muestra una pequeña llave de metal en sus manos—. Es de la escuela. 
—¿De dónde la conseguiste? —pregunto consternado, tocando la llave con la punta de mis dedos, es brillante y plateada. 
—Cuando me llevaron a la dirección la otra vez... —explica inseguro, tal vez porque robó algo—. Vamos a quedarnos en la escuela, ese es el plan ahora. 
—Está bien. 
La escuela no está muy lejos de nosotros, las calles están muy silenciosas para ser cuatro de julio, probablemente todos estén reunidos en el centro de la ciudad disfrutando de la festividad. El aire es tranquilo y frío, la ciudad de noche, es bonita, siempre y cuando Derek esté conmigo. 
Llegamos a la escuela, la enorme puerta está cerrada, pero sólo una débil cerradura de frío metal oxidado la cuida. Derek intenta meter la llave, pero definitivamente no es esa. 
—Mala suerte —susurra decepcionado. 
—¿Y ahora qué hacemos? —pregunto viendo su cuerpo, espero que la mochila no le pese mucho, la cobija enredada adentro hace que ésta se vea más grande y llena de que lo en realidad está. 
—No lo sé —murmura una vez con ese toque desolado que me estruja el corazón de forma cruel. 
Me pierdo un poco su cabello, la luz de la luna hace que sea bastante más negro de lo normal, hay un espectro blanco que delinea su contorno. Un poco más arriba, veo un enorme árbol con fuertes ramas, una de ellas está lo suficiente grande y alta como para poder cruzar la barda de la escuela.
—Tengo una idea. 
Se lo digo a Derek y en pocos minutos ya estamos escalando el árbol. Mis brazos y piernas apenas pueden sujetarse pero lo estoy logrando. A Derek no parece causarle ninguna molestia la textura rasposa del árbol y mucho menos parece esforzarse mucho. Finalmente como puedo, llego hasta la rama que deseaba, me asomo para poder ver mejor como está dentro, si salto, caería sobre un gran jardín de flores, es perfecto. 
—Voy a saltar —digo sin tomarle importancia. 
—¡No espera! —exclama Derek atrás de mí ya parado como puede sobre la rama. Creo que después de todo, ésta no es tan fuerte, está empezando a crujir.
—¿Qué sucede?
—Yo salto primero —dice decidido—. Y después saltas tú, yo te atraparé antes de que toques el suelo. 
Una risa nerviosa se deja ir por mi boca. 
—Derek, está bien que seas fuerte, pero no es para tanto.
—Que sí puedo hacerlo —afirma con determinación pero también en forma de reclamo.
—De acuerdo —digo. 
Después de una complicada maniobra cambiamos de lugar y la rama cruje un poco más. Derek salta y mis manos sudan con un cosquilleo horrible en la palma de éstas. Pero por arte de magia, él cae con suma gracia y precisión sobre el jardín aplastando unas amapolas. 
—¡Ahora tú! —grita, no quiero saltar después de todo—. ¡Tú puedes! 
Me paro en la orilla, de la rama —la cual se siente que en poco más va a sucumbir frente al peso de mi cuerpo— para poder saltar, Derek está listo y prefiero no pensarlo mucho, y salto. Todo el aire surca mi piel, es tan lento, pero tan... intenso. En breve, los brazos de Derek ya me sostienen, su cuerpo tambalea, pero no se cae. Abro los ojos y me ve con ternura. 
—Te dije que podría hacerlo —comenta y me da un pequeño beso casto en mis secos labios. Tenía que ser un... La criatura extraña que sea él. 
Yo sólo asiento con la cabeza y doy gracias que sea de noche porque entonces él no podrá ver que me ha hecho sonrojar. Me baja y supongo que su cerebro está maquinando ideas, porque de inmediato sale corriendo y por inercia yo voy detrás de él. Nos acercamos hasta la dirección y con cuidado mete la llave y la puerta se abre. 
—Estupendo —exclama y entra entre toda esa penumbra. Con mi mano toco su brazo para no perderlo y perderme, de pronto su mano se aferra a la mía, me sorprende, pero me siento seguro ahora. 
Aún en la oscuridad sigue buscando, y sus ojos se prenden en rojo sangre, iluminando un poco —no lo suficiente para mí— con ese brillo. Con sumo cuidado abre un cajón con un montón de llaves.
—Una de estas debe abrir las puertas de los salones —comenta y las examina con detenimiento. 
Salimos de la dirección en silencio y caminamos entre pasillos hasta nuestro salón. Abrimos la puerta y ésta rechina de forma molesta pero tolerable. Sin soltar mi mano cierra la puerta con llave por dentro, y caminamos hasta el fondo. 
—Bueno, pues, aquí pasaremos la noche —me dice quitándose la mochila. 
Yo me encargo de quitar las bancas de alrededor de la esquina. Él saca las cobijas y la almohada, además de la única vela, que usaremos esta noche.
—¿Cómo vas a prenderla? —pregunto mientras veo como ahora tiende la cobija en el suelo y coloca la almohada. 
—En mi bolsillo tengo muchas cosas —me informa y saca unos pequeños cerillos. 
—Mi novio es inteligente —se me escapa de la mente hasta la boca y de ahí a sus oídos. Y de sólo decirlo me sonrojo de nuevo hasta las nubes. 
Él me sonríe, pone sus manos en mi cintura y me besa la frente durante seis segundos.
—Te adoro —comenta sin abandonar esa dulce sonrisa con esos adorables dientes de conejo. 
Prende la vela puesta en una de las bancas más cercanas y finalmente nos acostamos, sólo tenemos una cobija así que nos ponemos ambos en la mitad y con la otra mitad nos tapamos, también compartimos la almohada. Nuestros cuerpos están muy pegados, compartiendo nuestro calor. 
—Tendremos que empezar a trabajar, no lo sé, de carteros o repartiendo el periódico y cosas pequeñas en general —dice Derek viendo mis ojos. 
—Sí, supongo que tienes razón. Pero no podemos quedarnos siempre aquí en la escuela. 
—Ya sé. O podríamos ir a casa de Paige... Bueno no, ahora somos tú y yo, no pensemos en ella... —Se queda pensativo—. ¡Ya sé! ¡Podemos ir California y empezar el viaje mañana! —exclama emocionado. 
—¿No te duele dejar a tu familia aquí?—pregunto, mi preocupación se nota en mis cejas.
—Cuando nos fuimos de la casa, pude sentir y oler su desprecio hacia mí —comenta con dolor—. Pero si me voy contigo, no me importa lo que pase, mientras estés a mi lado. 
—Te quiero Derek Hale —Beso sus labios y éstos se encajan perfectamente. 
—Te quiero Stiles Stilinski...
Él pega su nariz a la mía y nos acariciamos de esta forma entre nosotros un momento, y eso, es suficiente para que caiga dormido.

ΔΔΔΔΔΔΞΔΔΔΔΔΔΞΔΔΔΔΔΔ

P.O.V. Derek. 
Se ha queda dormido, en realidad no sé qué voy a hacer, sólo somos él y yo, unos apenas adolescentes enfrentándonos al mundo. ¿Dónde vamos a vivir? ¿Qué vamos a comer? Además para ir hasta California necesitamos muchas cosas, no llegaríamos a la mitad del camino y de pronto caeríamos muertos, literalmente.
Durante parte de la noche no puedo dormir, de pronto me quedo despierto un buen rato, y lo poco que duermo ni siquiera se siente como tal, es como si estuviera despierto, todo el tiempo. Sólo me concentro en ver el hermoso cabello de mi Stiles, ya no está tan corto, le está creciendo, claro. Lo acaricio un poco. Creo que el destino ha sido muy bueno conmigo por haberme hecho chocar caminos con este niño, mi todo...

De nuevo despierto, ni siquiera sabía que me había quedado dormido, hasta que desperté; la vela ya se ha apagado, se ha consumido sola, se ha ido hasta el final. Apenas está amaneciendo, recuerdo tanto algunos dibujos de California, los amaneceres escasamente fríos, con la brisa del mar tu cara, la arena suave en la palma de tus pies, y el sol ornando tu piel.

—Algún día llegaremos ahí Stiles Stilinski —susurro a la vez que me enderezo ya para levantarme, acaricio su cabellito una vez más.

Me dirijo hacia los baños de la escuela, el frío de las mañanas en Nueva York aunque sea verano son muy fríos, incluso para mí que soy un hombre lobo. El agua debe de estar peor pero no importa, quiero bañarme. Tal vez no lo sepa nadie, pero el padre de Stiles hizo un sistema de calefacción del agua con leña y unas tuberías de cobre. Pero ahora, tendré que bañarme con agua fría. 
Me dirijo a la parte por donde entramos Stiles y yo a la escuela, recuerdo haber visto un pozo, me arremango la camisa y poco a poco jalo el cubo con agua hasta que llega a mí. Lo saco, el agua está fría, aunque menos de lo que esperaba, está fresca. Con una esponja lavo y quito la mugre de todo mi cuerpo y con un trapo viejo intento secarme, pero no lo logro, sólo me pongo la ropa de nuevo, ésta terminará de secar mi cuerpo con ayuda del aire.

Después me tomo el tiempo para llegar al salón, el sol ya ha salido por completo y parece que no habrá muchas nubes, bueno sí, va a haber muchas nubes, pero sí estará soleado. Durante el trayecto no puedo evitar llorar de tristeza y frustración, simplemente lo dejo fluir, no quiero que todo eso se acumule en mi interior. 
Me tomo un descanso para aliviar mi dolor momentáneamente, no quiero que Stiles me vea llorando, tengo que verme fuerte para que sepa que puedo protegerlo y cuidarlo, como el novio que se merece.

Llego al salón y abro la puerta, encuentro a un Stiles sentado aún con las cobijas en las piernas, con los ojos rojos e inundados en lágrimas, como puede se limpia aquellas extensas gotas con la manga de su ropa. 
—¡Stiles! ¿Qué tienes? —pregunto espantado y me acerco a él. 
—¡Derek! —exclama, o intenta exclamar porque todas las palabras se atoran y atropellan en su garganta. Se pone de pie y camina muy raudo hasta mí. Me abraza con todas sus fuerzas. 
—¡Stiles! ¿Dime qué te sucede? —intento ayudarlo de nuevo, correspondo su abrazo, y acaricio su cabeza.
Mas no sucede nada más, mi chico no deja de llorar pegado a mí y sus lágrimas mojan mi hombro. Pasa un rato. 
—¡No estabas cuando desperté...! —exclama él de forma ahogada—. Y me sentí más solo que nunca. Derek no vuelvas a hacer eso, no vuelvas a irte así —solloza y se aferra más fuerte a mí como si fuera posible. 
—Nunca más me iré, lo prometo... Estoy aquí. Tranquilo, nunca más te dejaré, pequeño amor de mi corazón —lo consuelo y le beso la frente—. Ya no llores, odio verte así. —Intento hacerle cosquillas, apenas y responde con una ligera sonrisa—. Eso es, soy tu novio, mi responsabilidad es hacerte feliz. 
Limpio una vez más sus lágrimas y después se queda en silencio abrazado a mí. 
—Tengo hambre —susurra y hace un puchero. 
—Ahora mismo vamos al mercado y vemos que compramos. ¿Qué te parece? —pregunto oliendo su cabello. 
—Bien. —Y entonces es la primera vez que esconde su rostro en mi cuello. 
Después de un rato lo llevo al pozo.

—Toma, una esponja, quítate toda la ropa y lávate —ordeno con una mano en la cintura y la otra extendiéndose hasta Stiles.
—Está bien... —No parece muy convencido, pero al final la toma—. Pero entonces, quedaré desnudo, frente a ti...
—Ajá —respondo fingiendo no darle importancia.

Hace un puchero con sus labios. Y se empieza a quitar la ropa, su delgado, níveo, y suave torso es expuesto, se desabrocha el pantalón. Yo lo miro interesante.

—¡No me veas pervertido asqueroso! —exclama con las mejillas coloradas a más no poder y me lanza la esponja mojada en mi cara. 
—¡De acuerdo! ¡De acuerdo! —acepto cerrando los ojos y dando media vuelta para irme.

Hago mi camino hasta el salón de nuevo, y poco a poco recojo las cosas, tenemos que irnos por ahora. Cuando regreso al pozo Stiles ya se está poniendo sus zapatos, cuidadosamente.

—¿Listo? —pregunto extendiendo la mano hacia él. 
—Listo —asegura ya tomando mi mano.
Yo con la mochila en mis hombros y con Stiles aferrado a mí mano salimos a la calle y caminamos, preparándonos —aún indefensos— para enfrentarnos al mundo, solos, él y yo.

Notas finales:

En este mundo sí hay buenos fanfics, lo admito pues es así, pues sí hay gente que  nos lo tomamos un poquito más en serio y no nos gusta poner sexo y orgías cada dos parrafos. Pero a la gente le gusta, lamentablemente... A mí también! Pero no de esa forma tan exagerada. Tal vez me haga un tumblr. Nos vemos el viernes para proximo capítulo. Ya casi llega el final de la primera parte de la historia. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).