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Siempre te Amare por Regu

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Ayato se había quedado completamente en shock al ver tan cerca de el a Haise. Pero, había algo más, por alguna razón este sentía como si su corazón se le fuera a salir, había asado tanto desde la última vez que se sintió así.

- Haise: ¿Ayato-Kun…?

Haise le veía extrañado, pero algo más se notaba en su rostro.

- Ayato: Ka…Ka…

Le comenzaban a temblarlas manos y al sentir tan cerca el rostro del casi albino, sintió el deseo de atrapar aquellos labios como si fueran los de Kaneki, pero, no podía hacer eso, él no era Kaneki, no podía serlo, pero entonces ¿Por qué sentía toda esa marea de sentimientos por aquel investigador?

- Haise: ¿Ka…?

. Ayato: ¡S-Sal!

- Haise: ¿Eh?

- Ayato: ¡Que salgas! ¡Sal de mi habitación!

El peliazul había empujado a Haise para alejarlo de él y ya estando este a una distancia prudente, nuevamente le empujo para poder sacarlo de ahí.

- Haise: ¡¿E-Eh?! E-Espera Ayato-Kun ¿Por qué?

- Ayato: ¡Dije fuera!

Finalmente logro hacer que este llegara a la puerta y empujándolo para sacarlo, cerró esta rápidamente y le puso el seguro.

- Haise: ¿Ayato-Kun? Ayato-Kun ¿Qué pasa? ¿Te hise algo malo? ¡Ayato-Kun!

El mayo tocaba la puerta, mientras que le llamaba una y otra vez pero este no respondía, simplemente se quedó ahí recargado en la puerta con su cabeza agachada.

- Ayato: Ggg…gg

Apretando los dientes sentía un horrible dolor en el pecho, no sabía si era culpa por haberlo echado o simple tristeza que había surgido por aquello que sintió hace algunos minutos, fuera lo que fuera, en ese momento sentía como el corazón se le destrozaba nuevamente.

Haise, toco varias veces la puerta, pero al no tener respuesta decidió irse hacia su estudio, no le parecía bien dejar solo al menor pero sabía que si lo presionaba a decirle porque había actuado así seguramente empeoraría más las cosas. Pasaron 2 horas y este se encontraba leyendo algunos documentos en su escritorio, pero para su desgracia no lograba concentrarse en lo que leía ¿Por qué? Fácil, la causa era aquel peliazul que lo había echado sin razón alguna de su habitación; estaba realmente confundido, no solo por aquella reacción por parte de Ayato, sino también por lo que este sintió al conocerlo. Cuando Sasaki entro a la casa quedo embobado ante la presencia del peliazul, todo en su rostro era perfecto, sus ojos, sus facciones, hasta su piel le parecía hermosa, pero, sintió algo más que eso; al notar el estado lamentable en el que este se encontraba, su delgadez, sus ojeras y aquel color tan claro en sus ojos, sintió como un terrible dolor de culpa crecía y crecía en su pecho, tanto, que hasta un nudo comenzó a formarse en su garganta, pero también, este sintió como unas inmensas ganas de correr a él y abrazarlo con todas sus fuerzas intentaban apoderarse de él. Ahora, la pregunta era ¿Por qué? ¿Por qué había sentido todo eso si nunca en su vida lo había visto?

- Mutsuki: ¿Sa-San?

- Haise: ¿Eh?

En ese momento los perjuicios de Haise fueron interrumpidos por una de los integrantes del escuadrón.

- Mutsuki: ¿Puedo pasar?

- Haise: Ah Mutsuki…Si adelante

La chica hiso acto de presencia en la habitación y saludo a su superior con respeto.

- Mutsuki: ¿Aún no termina su trabajo?

- Haise: Jejeje No aun no…Es bastante material, seguramente estaré un buen rato aquí sentado…

- Mutski: ¿Quiere que le traiga una taza de café?

- Haise: ¡Oh! ¡Eso sería maravilloso! ¡Eres tan buena con tu padre!

Decía de manera dramática como era de esperarse del casi albino, mientras que la chica solo suspiraba con una leve gotita de sudor en su frente.

- Haise: Por cierto Mutsuki ¿Ya terminaron de cenar?

- Mutsuki: ¿Mmm? Oh si ya…Pero, Ayato-Kun aún no

- Haise: ¿Eh? ¿Por qué no?

Respondió rápidamente el mayor.

- Mutsuki: Pues cuando la cena estuvo lista fui a buscarlo para avisarle, pero por más que toque su puerta este no respondió y no quise seguir insistiendo porque…Dudo que se sintiera bien para bajar…

- Haise: ¿Por qué dices eso? ¿Segura que no te dijo nada?

- Mutsuki: No, es que cuando intente escuchar a través ya que esta estaba cerrada, pude alcanzar a escuchar sollozos y quejidos…Creo que estaba llorando señor…¿Señor?

Haise se había quedado pensativo, mientras que una expresión de preocupación se formaba en su rostro. De repente, este salió rápidamente del estudio.

- Mutsuki: ¿Sa-San?

- Haise: No te preocupes por el café Mutsuki, yo me hare uno y le llevare un poco a Ayato-Kun

La peliverde se quedó extrañada, ya que aunque fuera normal que este se preocupara por los demás, era la primera vez que lo veía tan abrumado por alguien.

El mayor, había preparado dos tazas de café y cargando una bandeja llego hasta la puerta con el número cuatro y llamo varias veces.

- Haise: ¡Ayato-Kun! ¡Ayato-Kun so yo! ¡Haise! ¡Por favor ábreme!

Pero el menor no respondió ante sus llamados y eso solo provocaba que Sasaki se desesperara más y más. Intento llamarlo varias veces más, pero le resultado seguía siendo el mismo, así que, de su bolsillo saco una de las llaves de emergencia y dijo:

- Haise: Ayato-Kun respeto tu privacidad tocando la puerta pero reafirmo mi autoridad como madre…¡Digo padre! ¡Entrando de todos modos!

Al abrir la puerta, este se topó con la escena más linda de todas, Ayato, quien había llorado varias horas, se había quedado completamente dormido sobre su cama, mientras que abrazaba una de sus almohadas con fuerza. Con cuidado de no hacer ruido, este se acercó y dejo las tazas de café sobre una de las mesas.

- Haise: …

Se veía tan lindo durmiendo, y para rematar aquellas lágrimas que se quedaron sobre sus mejillas solo hacían crecer ese sentimiento por abrazarlo con todas sus fuerzas.

- Haise: ¿Por qué me provocas todo esto…?

Pregunto en susurros, mientras que secaba sus lágrimas con su dedo índice. Sin darse cuenta, Haise ya estaba acariciando la mejilla del menor con sumo cuidado como si tuviera miedo de lastimarlo. El mayor se sentía hipnotizado en esos momentos, pero el gusto le duro muy poco ya que de repente se dio cuenta de que Ayato había abierto los ojos.

- Haise: A-Ayato-Kun…Yo…

El menor se había quedado sin palabras, en especial porque en lugar de sentir ira por el hecho de que este había entrado nuevamente a su cuarto, sentía a su corazón latir como loco y también quería, no, más bien deseaba abalanzarse contra Haise y abrazarlo con todas sus fuerzas. Pero, ahí estaba de nuevo esa voz en su cabeza que el decía que no podía dejarse llevar solo porque él se pareciera tanto a Kaneki.
Levantándose de golpe, Ayato sentía nuevamente aquel dolor en el pecho y sin saber que más hacer, comenzó a gritar:

- Ayato: ¡Sa-Sal de aquí!

- Haise: A-Ayato-Kun espera

- Ayato: ¡QUE SALGAS! ¡NO TE ME ACERQUES!

El menor comenzaba a alterarse puesto que se sentía culpable con el simple hecho de gritarle esas cosas, tanto, que sin darse cuenta había comenzado a llorar nuevamente.

- Ayato: Po-Por favor…Solo…Aléjate de mí…vete

Cualquiera diría que ante aquellas palabras Haise se hubiera marchado, pero para la gran sorpresa del menor, el Ghoul investigador hiso todo lo contrario puesto que de repente, había apresado al menor en su brazos, mientras que le apretaba con fuerza pero sin lastimarlo.

- Ayato: ¡¿Pe-Pero que…?!

- Haise: No vuelvas a pedirme eso…

- Ayato: ¿Eh?

- Haise: ¡Que no vuelvas a pedirme que me aleje de ti!

Grito el mayor con desesperación, su voz se notaba algo ronca. ¿Aque se debía esa actitud por parte de Haise? Bueno, ni siquiera él lo sabía, pero cuando escucho a Ayato decirle que lo dejara y que no se acercara a él, sintió miedo y también dolor, era como si aquellas palabras fueran dagas que le atravesaban el pecho y no sabía porque, pero no podía soportar el hecho de que el menor lo quisiera lejos de él.

- Ayato: ¿Qué estás diciendo…?

Ayato le veía confundido, mientras que sus lágrimas corrían cual ríos por sus mejillas.

- Haise: No quiero que me vuelvas a pedir que me aleje de ti…¡Porque no lo hare!

- Ayato: ¿Pero…porque dices esas cosas…si apenas me conoces…?

- Haise: Ni yo mismo lo puedo explicar…pero por alguna razón no soporto que tú me grites esas cosas…

El menor no entendía su actitud, pero él tampoco podía negar que también le dolía el tener que gritarle todas esas cosas. Sin darse cuenta, Ayato había comenzado a llorar en los brazos del mayor, mientras que correspondía su abrazo con fuerza. Haise por su lado le acariciaba los cabellos en silencio.

Pasaron varios minutos, casi la media hora, pero finalmente Ayato logro tranquilizarse, en verdad que le hacía falta que alguien le consolara luego de tantos años solo.

- Haise: ¿Te sientes mejor?

Dijo separándose un poco del menor, para poderle ver con claridad el rostro. Ayato, simplemente asintió ante la pregunta de Haise.

- Ayato: Perdón por comportarme así…Pero es que…te pareces mucho a una persona que conocí hace tiempo…y que por desgracia perdí…

- Haise: Lo lamento mucho Ayato-kun

Dijo con cierta calidez y melancolía en su tono, ya que no soportaba ver así de decaído al menor y al escuchar sobre esa persona, sintió unas extrañas punzadas en el pecho.

- Haise: Ayato-Kun…

- Ayato: ¿Uh…?

- Haise: Puedo ver que has pasado por situaciones muy difíciles…Pero ya no tienes por qué sufrir más…Aquí somos como una familia y nos protegemos entre todos y te prometo que yo jamás, JAMAS, permitiré que alguien te haga daño

Los ojos del investigador reflejaban seguridad, era obvio que no mentia y que estaba dispuesto a todo con tal de proteger al peliazul.

- Ayato: Haise…

Ambos se miraron fijamente, estaban bastante cerca debido al abrazo de hace un momento, Haise, quien noto esa cercanía, sin darse cuenta ya había tomado la mejilla del menor con la palma de su mano y empezaba a acercarse a su rostro lentamente. Ayato por su parte, solo se quedó mirándole, pero esta vez, no sintió miedo o confusión, por alguna razón esta vez se sentía seguro.

- Mutsuki: ¡¿AYTO-KUN ESTAS BIEN?!

- Saiko: ¡ESTO ES UN ASALTO! ¡NADIE SE MUEVA O LE REVIENTO EL CRANEO!

- Shirazu: ¡NO GRITES TONTERIAS VACA GAMER!

-Urie: …

De la nada, había aparecido todo el escuadrón, y Ayato y Haise se habían separado de golpe tan rápido, que Haise termino en el suelo ya que se calló de la cama.

- Ayato: Ah…

- Mutsuki: ¡Perdona que entremos de golpe! ¡Es que te escuchamos gritar y creímos que había sido un intruso!

Saiko: Pero no es ningún intruso…Es solo Ma-man…

- Shirazu: Un minuto…¿Haise que le ibas a hacer?

- Urie: …

- Haise: ¿E-Eh? ¡O-Oigan no me miren así! ¡Y-Yo solo…!

- Ayato: Es que tuve una pesadilla y Haise entro para ver si estaba bien…

Todos se sorprendieron al ver que el menor finalmente había hablado claramente y no a susurros como la última vez.

- Mutsuki: ¿Una pesadilla? ¿Y estas bien?

- Ayato: Si…Haise…Digo Sasaki-San ya me ayudo a calmarme…

Se sonrojo levemente al decir aquellas últimas palabras, puesto que recordó lo que estaban a punto de hacer antes de ser interrumpidos. Haise obviamente también se sonrojo y desvió la mirada.

- Saiko: Mmmm…

La chica de cabellos celestes miro a ambos chicos con curiosidad, podría ser una Gamer anti social, pero conocía una escena comprometedora cuando le veía, en especial porque ya había superado varios juegos de citas que había comprado hace poco. Fue entonces, cuando su cerebro malvado tuvo una idea y murando a Shirazu le susurro algo al oído, este solo sonrió, después, hicieron lo mismo con Mutsuki y Urie, aunque no sonrieron, también les pareció interesante la idea.

- Shirazu: ¡En ese caso vamos a charlar un rato Ayato!

Shirazu lo abrazo por los hombros con una sonrisa, esa acción no paso desapercibida por Haise.

- Saiko: ¡Si vamos a conocernos más!

La pequeña lo abrazo por la espalda y volteo a ver a Sasaki con burla, este solo pudo emitir un aura de color y molestia. Urie y Mutsuki aunque no supieron que decir, de alguna manera se las idearon para abrazar a Ayato, cosa que lo hiso sentir verdaderamente traicionado por sus supuestos “Hijos”.

- Ayato: E-Eh yo…

- Shirazu: ¡No seas timido! ¡Vamos!

Los chicos se terminaron llevando al peliazul entre un montón de risas y sonrisas, Ayato no tuvo otra opción más que seguirlos puesto que lo tenían totalmente apresado. Mientras tanto Haise se quedó en una de las esquinas, siendo rodeado por un aura de depresión, al parecer, sus hijos habían encontrado una forma bastante divertida para molestar a su padre.


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