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Painful Love. por Kath23

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Notas del capitulo:

Hola otra vez.

Escribí esto escuchando Hug Me (El cover de Tae, ya lo sabéis) Así que, no sé, mi recomendación es escucharlo mientras leen. (Es precioso)

Sin nada más que añadir, espero que les guste. <3

 

Capítulo 2: Verdades Dolorosas.

 

- "Siempre has estado a mi lado, protegiéndome y apoyándome, aunque yo no supiera lo que realmente sentías” – Los protagonistas de la película se miraban amorosamente en una playa con un hermoso atardecer de fondo... Yoongi puso los ojos en blanco, se revolvió en el sillón de cuero negro, y se metió una exagerada cantidad de palomitas a la boca. Hoseok y Jimin, estaban acurrucados el uno contra el otro, en un sofá de dos plazas que hacía juego con el de Yoongi. Observaban la pantalla con sonrisas cálidas y miradas expectantes. Yoongi volvió la vista a la enorme televisión. No sabía si era más cursi la película, o sus amigos. – “Ahora que por fin podemos estar juntos, a pesar de todas las dificultades, solo me queda decir que, de ahora en adelante, te amar…” – Ya era suficiente.

- Con vuestro permiso, iré a vomitar. – Ignorando las réplicas de sus amigos, ya que se habían perdido el final de aquella empalagosa frase, Yoongi se levantó del sillón con brusquedad y salió al balcón, cerrando la puerta corredera tras de sí tan cuidadosamente como sus molestas manos se lo permitieron.

Malditas películas cursis que le recordaban a cada momento la penosa situación en la que se encontraba. ¿Por qué había aceptado ir a ver una película con esos dos? ¡Era obvio que clase de película verían con el amor reprimido que se tenían el uno por el otro!

Respiró el fresco aire de la tarde. Se apoyó en la barandilla de metal y miró hacia abajo. En donde las reducidas figuras de las personas se paseaban tranquilamente. Unos niños correteaban alrededor de una fuente de agua ante la atenta mirada de sus padres.

- Eso, jugad mientras podáis. – Se echó hacia atrás y apoyó su barbilla en la barandilla – Cuando crezcáis, todo será un jodido caos tras otro. – Escuchó un sonido detrás suyo.

- Yoongi… – Jimin había abierto la puerta de cristal y le observaba con tan solo la mitad de su cuerpo fuera. – ¿Ocurre algo?

- No es nada – Respondió Yoongi antes de volver a su posición de antes. Jimin terminó de salir y se colocó a su lado, mirando hacia donde él lo hacía.

- Sabes que puedes contarme lo que sea, ¿No?

- Lo sé.

- Tienes el apoyo de Hyung y el mío, sea lo que sea, te ayudaremos. – Yoongi observó de reojo a Jimin, que le miraba con preocupación. No le gustaba nada esa mirada, y menos todavía viniendo del menor.

- ¿De verdad? ¿Cualquier cosa?

- Cualquier cosa – Respondió Jimin instantáneamente con un asentimiento.

- Entonces… ¿Me ayudarían a esconder un cadáver?

- … – Jimin, que estaba preparado para aceptar cualquier cosa, se paró en seco, con los labios entreabiertos.

- Por dios, ¿Te lo has creído? – Yoongi soltó una gran carcajada al ver su expresión de confusión. Mucho mejor que antes.

- ¡Yoongi!

- ¿Qué ocurre? – Hoseok salió al balcón también, abriéndose paso entre Yoongi y Jimin.

- ¡Estaba hablando enserio! – aún se estaba quejando Jimin.

- Lo sé, lo sé. – Yoongi suspiró, aún con una sonrisa – Gracias, de verdad, pero estoy bien. Cuando tenga algún problema digno de atención, acudiré a vosotros, no lo dudéis. – Les sonrió para que la sombra de duda dejara de mostrarse en los rostros de sus amigos. – Ahora sigamos viendo esa película cursi, escrita por lo que parece una adolecente rebosante de hormonas. – Hoseok suspiró, rendido, dejó el tema.

- Tenía la impresión de que no debíamos ver esa película – Hoseok se dejó guiar por las manos de Yoongi hacia el interior del apartamento.

- Tu impresión fue correcta, deberías haber escogido algo menos… de chicas.

- ¡Oye!

Jimin aún desconcertado, buscó la mirada de Hoseok, no debería haberse rendido tan a la ligera. Había visto la pétrea expresión de Yoongi cuando llegó a su casa, parecía estar de todo menos bien, pero, cuando al fin los ojos de Hoseok se encontraron con los suyos, este negó ligeramente con la cabeza.

Se molestó, incluso lo suficiente como para ignorarlo el resto de la tarde, pero no volvió a tocar el tema.

 

~*~

 

Al día siguiente, a primera hora de la mañana, Yoongi fue el primero en llegar a clases. Había pasado toda la noche en vela, intentando reunir fuerzas de donde no le quedaban, haciéndose a la idea de que Namjoon iba a seguir irremediablemente prendado de Jin, por lo que significaba que seguiría igual de mal por sus rechazos. Suspiró. Pensó que la noche no había sido lo suficientemente larga para hacerse a la idea. Lo supo en cuanto vio a Namjoon caminar hacia él.

En cuanto Namjoon se sentó a su lado le sonrió, como si quisiera disculparse por sus acciones del día anterior, a pesar de que no hubiera hecho absolutamente nada malo.

En cambio Yoongi lo ignoró, no porque estuviera enfadado con él o le guardara rencor por haberlo detenido el día anterior, no… Aquel día no se sentía lo suficientemente fuerte como para aparentar que todo iba bien, por eso, ni siquiera echó una mirada a aquel rostro. Mantuvo los auriculares en sus oídos a un volumen casi insoportable para no tener que oír nada del mundo exterior.

Hoy no. Hoy era un mal día. De esos días en los que sientes que la mínima cosa podría hacerte estallar y mandar todo al infierno. Debería haberse quedado en casa.

Como siempre, se balanceó en las patas traseras de su silla y miró hacia arriba, en donde las blancas aspas del ventilador permanecían totalmente quietas. Quieto. Debería mantenerse quieto si no quería llamar la atención. Quieto y en silencio.

Una calidez en su hombro estropeó sus planes. Podría parecer absurdo, pero reconocía aquella calidez a la perfección.

La mano de Namjoon apretó su hombro y bajó hasta su codo. El movimiento probablemente duraría un segundo, pero a Yoongi le pereció eterno. Solo lo había tocado, ¿Por qué su corazón se empeñaba en recordarle, con sus constantes latidos, su maldita situación? ¡Era totalmente consiente de lo que sentía hacia Namjoon! ¡No tenía que dejarlo en evidencia!

Su fuerza de voluntad se fue a pique cuando la mano de Namjoon volvió a apretar, esta vez, su codo. Giró el rostro hacia él.

Los cansados, pero aún brillantes, ojos de Namjoon le observaban en silencio. Cansados, sabía la razón de que estuviesen así. Vio como sus carnosos labios se entreabrían para empezar una frase, pero Yoongi levantó una mano para detenerlo, antes de quitarse uno de los auriculares.

- Si vas a disculparte, no tienes por qué hacerlo, Namjoon.

- ¿No?

- ¿Por qué ibas a hacerlo? ¿Por evitar que cometiera un homicidio? Déjalo estar. – Repuso Yoongi moviendo una de sus manos para restarle importancia a la situación.

- ¿Entonces todo va bien? – Yoongi estudió su expresión. Sus preocupados ojos le devolvieron la mirada. Suspiró. Namjoon tenía suficiente ¿Para qué preocuparle más? Además tenía que apartar esa cálida mano de su brazo.

- Sobre ruedas.

 

~*~

 

- Vamos Hyung, come, se acaba el descanso.

En el descanso, Jimin había arrastrado a Hoseok hasta la cafetería en contra de su voluntad. Quería pasar algo de tiempo con Jungkook, ya que Taehyung aún no regresaba de sus vacaciones, pero no quería perderse un almuerzo con Hoseok. Así que ahí estaban los tres, Hoseok jugueteando con la comida de la bandeja casi llena y una mirada de molestia infantil en el rostro, Jimin casi terminando con ella, al igual que Jungkook, sentado frente a ellos, sonreía ante la actitud del mayor de ellos. 

Jimin intentó robar un trozo de carne del plato de Jungkook, pero este tenía unos reflejos envidiables y le cortó el paso con los palillos. Jimin hizo un mohín con los labios pero se rindió después de fallar en dos ocasiones más.

Un trozo de carne voló hacia el plato de Jimin.

- Si quieres carne, coge de mi plato – Masculló Hoseok en tono ligeramente molesto. Tras unos segundos de sorpresa, Jimin sonrió ampliamente, abrazó con gratitud a Hoseok antes de llevarse a la boca el regalo de su amigo.

Un par de minutos después, la bandeja de comida de todos estaba vacía, Jimin estaba acabando con su refresco, mientras Hoseok observaba embobado la trayectoria de una pequeña gota que se había escapado de la comisura de aquellos labios y rodaba por la mandíbula del menor. Jungkook trataba de mirar a todas partes menos al espectáculo que tenía delante. Eran tan obvios, que se avergonzaba con tan solo mirarlos. ¿Por qué simplemente no empezaban a salir y ya está? Desconectó su atención de ellos, al menos lo hizo hasta que escuchó una conversación que llamó su atención.

- Hyung, deberías hablar con Yoongi… diga lo que diga, no creo que esté tan bien como asegura – Jimin observaba a Hoseok con seriedad mientras jugueteaba con la lata de aluminio ya vacía.

- Lo he intentado, pero ya lo conoces…No mostrará ninguna debilidad frente a nosotros – Hoseok perdió la sonrisa y adoptó la mismo seriedad de Jimin. Aquello era raro.

- Pero…

- Tú lo intentaste ayer, ya lo viste, se cierra en banda en cuanto le preguntamos lo que le ocurre.

- ¿Y Namjoon? No creo que le oculte nada a él.

- … Creo que lo que le pasa, tiene que ver con él. Nam es quien puede solucionar su problema… pero no creo que lo haga – Hoseok se echó hacia delante, apoyando ambos codos sobre la mesa y clavando la mirada en ella – La verdad, me sorprende que Yoongi haya estado bien durante tanto tiempo.

Jungkook apartó la mirada, avergonzado, cuando Hoseok levantó la vista y lo descubrió mirándolos con tanta atención. Genial, ahora pensaría que era un cotilla.

- Perdona, no estás enterándote de nada ¿No es así? – Dijo en cambio Hoseok sonriendo nuevamente con amabilidad. Aquello sí que era raro. – Ahora eres nuestro amigo, te enterarás de los líos en los que estamos con el tiempo. Pero te aseguro que después te arrepentirás.

- ¡Hyung! – Se quejó Jimin empujándole ligeramente con el codo. – No le hagas caso Kook, te divertirás mucho con nosotros, te lo aseguro.

Jungkook asintió con una sonrisa como respuesta. El timbre avisó que el descanso había terminado, fue testigo de una despedida excesivamente dramática de Hoseok y caminó junto a Jimin hacia el gimnasio, respondiendo vagamente a sus preguntas. Su mente estaba en otra parte.

 

“Soy Min Yoongi, encantado.”

 

Recordaba con claridad a Yoongi acribillándole a preguntas el día anterior. Su sonrisa despreocupada, sus pálidas manos ayudándole a recoger sus libros, aquellas mismas manos que despeinaron su cabello con tanta naturalidad.

 

“Espero verte otra vez, Kookie.”

 

Lo recordaba con claridad. ¿Así que tenía problemas? ¿Debería acercarse hasta su clase y averiguar cómo estaba? ¿Para qué? ¿Con qué escusa? ¿Por qué?

Soltó el aire de sus pulmones con pesadez. Solo había tenido una corta conversación con él, ¿Por qué estaba tan preocupado?

Su teléfono móvil vibró dentro de su bolsillo.

 

<<Voy a entrar en el avión ahora, si se estrella o algo por el estilo, tienes que venir a buscarme ¿De acuerdo?

 PD: ¡No olvides nuestra cita!>>

 

La preocupación dejó de apretar su pecho en cuanto leyó el mensaje de Taehyung. Seguía extrañándose con la extraña manera que tenía al comunicarse, pero era una de las cosas que más le gustaban de él. Siempre le sacaba una sonrisa.

- Uhh, ¿Así que Tae-Tae vuelve hoy? – Comentó juguetonamente Jimin, dándole unos pequeños codazos en las costillas.

Jimin siguió bromeando con el tema y Jungkook terminó olvidándose de porqué se sentía preocupado instantes atrás. Sus ojos se habían iluminado al instante.

Quería ver a Taehyung.

 

~*~

 

Namjoon miraba hacia el cielo con la mandíbula apretada, pero tratando de alejar la expresión de enfado que quería emerger a su rostro. Yoongi, frente a él, le observaba mientras mordisqueaba la pajita de su batido, inmerso en el temblor de los dedos de su mejor amigo.

Estaban en la azotea. Aún no se creía que Namjoon lo hubiera sacado de clases casi a empujones en cuanto el timbre había anunciado el comienzo del descanso, por lo visto Namjoon no quería ver a Jin aquel día.

Aquello era como una bendición y una maldición al mismo tiempo. No quería falsas esperanzas.

- ¿Cuándo vas a dejarlo? – Le preguntó Yoongi, sin molestarse en dejar de mordisquear aquel tubito de plástico. Estaba cansado de aquel temblor en Namjoon.

- ¿Crees que si pudiera no lo habría hecho ya? – Contestó Namjoon, sin mirarlo, con voz áspera – Joder, Yoongi, si pudiera hacerlo todo sería más fácil, pero es que no puedo, es imposible…

- Es cuestión de práctica. – Le respondió después de pensar sus palabras cuidadosamente. Sabía de lo que hablaba. – A lo mejor no logras olvidarte de él, pero consigues mantenerte a flote frente a los demás. Y puede que incluso con el tiempo a ti no te afecte…

- Maldición, ¿Bromeas? ¿Crees que es fácil? ¿Dejar todos estos sentimientos de lado y ya está? ¿Crees que reprimirlos es así de fácil? No tienes ni idea. – Se quejó Namjoon, molesto. – Hablas como si supieras de lo que hablas y, joder, no creo que sepas lo que siento ahora mismo. – Desde que Namjoon había conocido a Yoongi, no lo había visto deprimido nunca… ni enfadado, ni triste, ni ninguna emoción que no fuera remotamente parecida a aquella tranquilidad o la felicidad despreocupada con la que siempre iba. Según él, no era quién para darle aquellos consejos.

Al no obtener una respuesta rápida, como era habitual en él, bajó la mirada para encontrarse con los ojos tormentosos de Yoongi.

- Por qué no lo sé ¿No? – Namjoon frunció el ceño, confundido por su hostilidad – ¡Oh, el despreocupado de Yoongi aconsejando a alguien más, que inútil! ¿Es eso? Soy tan inmaduro e infantil que voy dando consejos a los demás sin ton ni son ¿Estás diciendo eso? ¿Qué no tengo derecho a aconsejar a mi mejor amigo porque no voy deprimiéndome por todas partes? – Yoongi tiró descuidadamente el cartón del batido aún lleno a su lado. – Namjoon, aunque no lo creas yo también tengo un límite de paciencia… Maldita sea, ¡Ni siquiera sabes por qué estoy molesto! – Dijo furioso, al ver la expresión de desconcierto de Namjoon. Esta vez se levantó sin esperar una respuesta – Que te den Namjoon, yo me largo. – Caminó a paso rápido, azotando la puerta de aluminio de la azotea al salir.

Esta era la gota que colma el vaso, había soportado que Namjoon le recordara a cada momento que estaba enamorado de otra persona, había soportado tener que animarlo cada vez que se deprimía a causa de Jin, había tolerado que defendiera a Jin a toda costa a pesar de tener que ir contra él. Pero no soportaría aquello, no soportaría que Namjoon le dijera que él no sufría, que no sabía cómo era estar sufriendo por amor, porque lo sabía. Era una historia que se sabía de memoria.

Había acabado en una de las aulas vacías de la última planta, estaba llena de trastos viejos y llenos de polvo, pero estaba vacía. Era lo que necesitaba en esos momentos.

 Al cerrar la puerta se deslizó hasta el suelo.

- ¿Qué no sé lo jodidamente difícil que es reprimir estos sentimientos? – Murmuró con voz ronca, una extraña sensación oprimía su garganta dolorosamente. – Eres tú el que no tiene ni idea. – Se mordió con fuerza el labio inferior, intentando que el dolor mantuviera a raya las lágrimas. No había llorado desde hacía mucho tiempo, no lo haría ahora, ni hablar.

Hoy terminaba así. Tenía que salir de allí si no quería que todo se estropeara. Si veía una vez más al causante de su desesperación aquel día, terminaría por estropearlo todo.

En cuanto llegó a su clase recogió sus cosas a toda velocidad, dando las gracias a que Namjoon aún no estuviera por allí y rogando para que no llegase hasta que saliera del salón. El timbre ya había avisado el final del descanso.

Por lo que pensó que era buena suerte, no se encontró con él.

 

~*~

 

Namjoon dejó que Yoongi se fuese, sobresaltándose al escuchar el gran estruendo que hizo la puerta al cerrarse.

Tenía que dejar de utilizar a su amigo como saco de boxeo, siempre terminaba sacando su frustración con él, no era justo, y lo sabía… Pero se sentía tan cómodo con él, que las palabras simplemente terminaban saliendo.

Jin.

Iba a acabar con todo ahora. La relación que tenía con su mejor amigo estaba en peligro. Así que si Jin no le daba una explicación clara a sus constantes rechazos, dejaría de insistir y trataría de olvidar. Lo intentaría.

Menos mal que tenía a Yoongi, si todo salía mal, él le ayudaría a superarlo, estaba seguro de ello.

Se levantó con decisión y caminó a toda prisa hasta el salón de Jin, quedaba algo alejado del suyo, pero en ese momento lo que menos le importaba era llegar tarde a clase.

Lo encontró en el lugar donde normalmente se sentaba.

De pie en la entrada, se tomó unos segundos para admirar lo que veía; La luz del día se colaba por la ventana y una ligera brisa mecía con suavidad su corto cabello castaño. De todo el tiempo que lo conocía, seguía asombrándose por la belleza que parecía emanar Jin. Aún con la mirada de preocupación que le mostraba a la madera vacía de su mesa, lo hechizaba totalmente.

Jin levantó el rostro percatándose de la presencia de Namjoon. Se levantó con rapidez y se dirigió hacia él, sin prestarle atención a la silla que había tirado al levantarse. Su mano se cerró en torno al brazo de Namjoon, como si este fuese a huir de un momento a otro.

La expresión de alivio que le mostró Jin lo cogió desprevenido.

- Dios, menos mal, fui a tu clase pero no estabas allí… ¿Estás molesto? – Jin le miró nuevamente, nervioso e intranquilo.

- No… – Namjoon volvió a tomar aire, parecía que sus pulmones se habían comprimido. ¿Había estado preocupado por él? ¿Por qué solo hacía falta que le mostrase aquella expresión, para que todo el enfado o dolor que había sentido se esfumase como por arte de magia? – ¿Podemos hablar?

 

Estaban sentados en las escaleras, las últimas antes de la puerta de la azotea. Jin no le había dirigido la palabra desde que habían salido del salón de clases. Llevaban un par de minutos en silencio.

- Jin… creo que es hora de aclarar las cosas. – Empezó Namjoon, y aunque había hablado en voz baja, Jin se sobresaltó con sus palabras. – Ya deberías saberlo, pero ahora lo dejaré más claro. – Se tomó un momento. Había repasado mentalmente millones de veces lo que le diría. Pero su corazón parecía apunto de escapársele del pecho. – Tú… realmente me gustas. Mucho. Es más, creo que nunca he sentido por nadie, algo tan fuerte como lo que siento por ti… – Esperó que Jin dijera algo, cualquier cosa, pero se mantuvo en silencio y totalmente quieto, mirando hacia el suelo. Se exasperó. – Pero tú… ¿Qué es lo que sientes por mí? ¿Qué soy para ti? ¿Te gusto o no? ¿O es que acaso me odias?

- ¡No! – Por fin se le ocurrió responder, pero aun miraba hacia el suelo – No te odio, ¿Cómo puedes pensar eso? – Añadió, casi con dolor. – Namjoon, yo sólo… – Jin apretó los puños y se revolvió en su sitio ¿Siempre había sido tan difícil hablar con los demás? – No sé cómo…

- ¿No lo sabes? No es muy difícil. En un sí o un no. – Sabía que estaba siendo duro, pero, ¿Cuánto tiempo había esperado para una respuesta? Jin tomó aire y finalmente levantó la mirada hacia él, sus oscuros ojos parecieron atrapar los suyos.

- Me gustas. – Namjoon sintió como una ola de felicidad y júbilo apartaba toda la exasperación de golpe. Pero estaba confundido.

- Entonces… ¿Por qué me has rechazado tantas veces? – Jin volvió a bajar la mirada. Lo difícil no era admitir que le gustaba, lo difícil era explicar el porqué de sus constantes rechazos. Los segundos pasaron, pero Namjoon esperó esta vez con paciencia una respuesta. El timbre que anunciaba el fin del almuerzo fue ignorado por ambos.

- Tenía miedo. – Dijo en tan solo un susurro, después de que la calma volviera a reinar en la escalera – Aún lo tengo… Las relaciones que he tenido hasta ahora han terminado en odio y rencor, si eso pasase con nosotros, no podría soportarlo. Me importas demasiado. – Namjoon se quedó sin habla, la última frase reverberó en su mente.

- Yo nunca te odiaría – Respondió al fin, acercándose lo suficiente a él, como para sentir el calor de su cuerpo a través del uniforme – Lo último que haría sería eso, te lo puedo prometer.

- No puedes asegurar al cien por cien lo que pasará en un futuro…

- Jin… te lo aseguro. Al cien por cien. Te lo puedo incluso jurar con mi vida – Namjoon se giró hacia él, quería que lo mirase, quería que viera sus ojos y comprendiera que, llegar a odiarlo, era tan irreal como respirar en el espacio. Lo quería, lo había querido durante tanto tiempo… Acarició despacio su mejilla y, con cautela, levantó su mentón para que sus ojos se encontrasen. Estaban tan cerca que sus respiraciones se mezclaban, tan solo formaban una. Tenerlo cerca era incluso mejor que observarlo en la lejanía – Es imposible… Lo único que puedo hacer es quererte.

- Namjoon… – musitó Jin levantando su mano hacia la de él, la apretó con cuidado, sin apartar la vista en ningún momento. Solamente cerró ambos ojos cuando la distancia entre ambos fue inexistente.

Tan solo fueron segundos, un movimiento tímido, cálido y suave, lleno de sentimientos y cariño… El primer beso de los muchos que tendrían.

 

~*~

 

El sol se había escondido hacía ya mucho tiempo.

Apoyado sobre la barandilla de metal, Yoongi observaba las calmadas aguas del río Han, en medio de la oscuridad, tan solo acompañado por la luz artificial de las farolas.

Detrás de él la pista de baloncesto se mantenía en silencio, impasible. Siempre iba a aquel lugar cuando necesitaba desconectar o simplemente estar solo.

Una nube de vaho salió de sus labios cuando soltó el aire de sus pulmones con lentitud, odiaba sentirse triste y deprimido, era insoportable, pero no podía evitar sentirse de aquella manera. No después de lo que había pasado.

Su teléfono móvil vibraba incansablemente dentro del bolsillo de sus pantalones, había estado así unos minutos después de haber salido del instituto. Sabía quién era, y no iba a contestarle. No estaba preparado. Lo más probable era que si hablaba con él, terminaría soltándole todo lo que llevaba escondiendo desde hace mucho tiempo. No quería eso. Le aterraba, porque sabía que era lo que ocurriría a continuación.

Se iría, lo alejaría… Lo olvidaría.

Perdería todo.

No permitiría que ocurriese eso. Solo necesitaba pensar, controlar sus pensamientos y emociones para volver a ser el Yoongi despreocupado de siempre. Para volver a sonreírle, para volver a ser tan solo el mejor amigo de Namjoon… Solo necesitaba tiempo para que todo volviera a ser como antes. Tan solo eso, un poco de tiempo.

Sacó su teléfono móvil, que volvía a vibrar, observó la imagen del contacto de Namjoon durante un segundo, antes de cortarle y tratar de apagar el teléfono.

Estaba a punto de presionar el botón de “Apagar” cuando escuchó los pasos acelerados de alguien acercándose a él.

Cuando vio quien era el que se acercaba, el corazón estuvo a punto de escapársele del pecho.

- Sabía que eras tú. – Namjoon se detuvo a pocos pasos a su lado, jadeando ligeramente. Yoongi, alarmado, lo único que pudo hacer fue sujetarse de la barandilla de metal hasta que sus nudillos palidecieron.

- ¿Q-qué haces aquí? – Se maldijo internamente al escucharse tartamudear de aquella manera.

- Tenemos que hablar. – Si antes se había alarmado, ahora estaba aterrado.

- ¿Por qué?

- ¿Por qué? ¿Estás bromeando? Te has saltado las clases, no coges mis llamadas y nuestra última conversación no fue muy amigable que digamos. – Le enumeró Namjoon mientras acortaba la distancia que los separaba. – ¿Por qué estoy aquí? ¡Estaba preocupado, por supuesto!

- ¿Cómo me has encontrado? – Yoongi lo miraba sin mudar la expresión de asombro y temor.

- No tendría mucho sentido que no supiera como encontrar a mi mejor amigo ¿no crees? – Namjoon le ofreció una sonrisa triste antes de mirar fijamente a su amigo con una mirada seria – Yoongi, si dije algo que no debía, me disculpo, no debí haberte respondido de aquella manera cuando solo querías ayudarme. No debí meterte en los problemas que tenía con Jin – “Jin…” Aquel nombre tan solo hizo que una punzada de dolor atravesara su pecho. Definitivamente no era el mejor momento para hablar con Namjoon si quería que las cosas volvieran a estar como antes.

- Namjoon, en este momento necesito estar solo – Anunció Yoongi antes de fruncir el ceño, y darle la espalda, mirando hacia el impasible agua.

- ¿Qué has dicho? – Preguntó Namjoon, estupefacto.

- Quiero estar solo – Repitió, apretando todavía más el frío metal entre sus dedos.

- No voy a dejarte solo.

- Vete.

- No.

- ¡¿Ni siquiera puedes hacer esto por mí?! ¡Quiero que te vayas! – Exclamó con fuerza cerrando los ojos firmemente, esperando que Namjoon lo dejara solo de una vez. Pero no fue así. Sintió la mano de Namjoon cerrarse sobre su muñeca antes de tirar hacia él, tratando de que se girara. Tan solo ese toque envió una ola de electricidad al cuerpo de Yoongi. ¿Por qué no se iba? ¿Por qué tenía que haberlo encontrado en el peor momento? – Suéltame. – Masculló con voz rota. Todas las emociones parecían oprimir su garganta.

- ¡¿Por qué me evitas?! ¿¡Acaso no somos amigos!? ¿¡No confías en mí!? ¡Dime lo que te pasa!

- ¡Suéltame! – Yoongi tiró de su mano, intentado soltarse desesperadamente, sentía el calor de su mano atravesar las capas de ropa, no lo soportaría, pero Namjoon tenía demasiada fuerza.

- ¡Respóndeme!

- ¡No!

- ¡¡DIME QUÉ DEMONIOS TE PASA!! – Bramó Namjoon, harto de que Yoongi intentara librarse de su agarre con tanta desesperación.

Ahí estaba, aquel pequeño empujón que necesitaba para mandarlo todo al infierno.

Se detuvo.

Namjoon sintió como Yoongi temblaba. Sintió como el aire entraba temblorosamente a sus pulmones. Sintió como sus dedos perdían fuerza dejando de apretar tanto la mano que lo apresaba, rindiéndose a él.

Puso una mano sobre su hombro y lo giró cuidadosamente, como si pudiera romperse en millones de pedacitos si hacia un movimiento brusco. Algo que se acercaba mucho a la realidad.

Mantenía la cabeza baja, pero podía ver como las húmedas lágrimas rodaban por sus pálidas mejillas con rapidez, una detrás de otra, se desbordaban de sus ojos como si desde hace mucho tiempo estuvieran luchando por ser liberadas, para terminar estrellándose contra el suelo.

Namjoon sintió un nudo de desesperación e impotencia creciendo en su estómago, no sabía lo que debía hacer con su amigo, no tenía ni la más mínima idea de lo que le pasaba. ¿Qué había podido con él?

Al cabo de un segundo en silencio, Yoongi dejó de temblar, apretó los dientes con fuerza y se libró de las manos de Namjoon de un tirón. Aun así, no consiguió que las lágrimas dejaran de brotar desde sus ojos.

Todos tenían un límite. Yoongi ya había sobrepasado el suyo.

- ¡Te quiero, idiota! ¡Eso es lo que me pasa! ¿¡Es lo que querías oír!?¿Querías que me abriera a ti?  ¡Maldita sea, te amo! – Los ojos de Namjoon se abrieron con sorpresa, al igual que sus labios.

 Yoongi lo miró desafiante durante un momento. No esperaba nada de su parte, es más, sabía que es lo que haría Namjoon cuando se confesase. Lo conocía lo suficiente como para saberlo. No le sorprendía ni lo más mínimo su reacción… pero eso no quería decir que no le doliese el silencio que surgió entre los dos al terminar de hablar.

Fue como si un vacío se abriera entre ambos.

Yoongi giró sobre sus talones y empezó a andar, alejándose de aquel lugar mientras secaba sus húmedas mejillas incesantemente, alejándose de él con toda la normalidad que logró reunir. Como si no le importase, como si su corazón no estuviese desgarrándose con cada paso que daba...

Como si su mundo no hubiera colapsado en ese instante.

 

~*~

 

Completamente enmudecido, Namjoon estiró su mano hacia él, dio un paso hacia delante, sus labios se entreabrieron, queriendo alzar su voz, detenerlo, decir su nombre… Pero su cuerpo no hizo nada de eso. Se detuvo, bajó el brazo y apretó el puño. Tan solo observó con dolor como se alejaba de él cada vez más.

Lo estaba perdiendo.

- Yoongi… – Masculló tan débil, que ni siquiera él mismo se percató de ello.

Había bajado de su nube de felicidad horas atrás, cuando había regresado a su salón, dispuesto a darle la gran noticia a Yoongi, pero se había encontrado con que no estaba, ni él ni sus cosas.

Decenas de llamadas sin respuesta, y cuando acudió a Hoseok y Jimin, el mayor se había enfadado con él, por una razón que entonces no comprendía. Pero ahora sí. 

 

“¡Maldita sea, te amo!”

 

La garganta se le cerró, fijó la mirada en el suelo, donde minutos antes había estado Yoongi.

Para Namjoon Amar a alguien era algo completamente enorme. Una cosa era “Querer” el mismo quería a Yoongi, como su amigo, su compañero, su pilar… Pero, ¿Amar? Eso era una palabra tan grande que lograr definirla le parecía tan difícil como aprender a volar.

Yoongi lo amaba.

Seguía sin creérselo. ¿Puede que estuviese confundido?

…No. Solo hacía falta ver la manera en la que se había roto frente a él, para saber que Yoongi estaba totalmente seguro de lo que sentía.

Se sentó en el suelo y miró hacia el oscuro cielo sin casi ninguna estrella.

 

“Maldición, ¿Crees que es así de fácil? ¿Dejar todos estos sentimientos de lado y ya está? ¿Crees que reprimirlos es fácil? No tienes ni idea…”

 

 Regresó al momento en el que esas necias palabras salieron de su boca. Se sintió la persona más estúpida del planeta, puede que del universo entero.

- Soy un jodido idiota. – Dijo Namjoon a la nada, o más bien a sí mismo. En ese momento cientos de detalles salieron a flote en su mente. Las extrañas bromas, los arranques de caballerosidad, Yoongi dándole la mitad de su almuerzo cuando él no llevaba nada, las miradas, las sonrisas, los sonrojos… ¿Mejores amigos? Absurdo. Namjoon había sido el único que lo pensaba. – No puedo creer que haya estado tan ciego

Recordó todas las veces que había acudido a Yoongi por Jin. Ponerse en sus zapatos le dolió tanto, que lo dejó sin respiración. ¿Qué la persona a la que amas te recuerde que está enamorado de otra a cada momento?  

Absolutamente insoportable.

¿Cómo le había sonreído con tanta tranquilidad durante todo este tiempo?

Namjoon hundió su rostro entre sus manos, estas se humedecieron en el instante en que entraron en contacto con él.

¿Cuánto daño le había hecho?

Notas finales:

......... Y según yo no puedo escribir cosas cursis XDDD 

¡Nos leemos! <3

 


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