Naruto POV
¡No puedo creer que Mikoto-san haya dicho eso!, ¡es verdad, es verdad!
Yo nunca mentiría... ¡Nunca!
Normal POV
El pequeño niño estaba corriendo con los puños cerrados, no dio vuelta atrás nunca.
No quería ver ahora mismo a nadie, le dolía que la Uchiha no le creyera.
-"Yo nunca mentiría"
Esas palabras fueron las que repitió por varios minutos, incluso horas, pues sabía que si familia no se molestaría en buscarlo.
Después de todo siempre había sido así.
Mito Namikaze-Uzumaki era la hija perfecta, a pesar de tener en ella sellada una mitad del Kyûbi.
Mientras que él era la escoria de la familia, la oveja negra.
Sus padres nunca le prestaban atención, se puede incluso decir que tuvo suerte en sus días de lactante.
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Mikoto corría por las calles de la cuidad, preocupada.
Conocía demasiado bien a Naruto, era como su segunda madre.
-"¿Dónde puede estar?"
A pesar de que mucha gente de su clan le ofreció ayuda ella negó. Sabía bien que Naruto era repudiado en toda la comunidad, especialmente en la Uchiha.
Ahora caminando se dio cuenta que el pequeño estaba bastante relacionado con la naturaleza. Cuando tenía problemas era a ella a quien acudía.
Corrió a un pequeño bosque que había en la ciudad, pero no había nada.
-"No puede estar en las afueras, no lo dejarían salir, después de todo es el hijo de Yondaime."
Siguió caminando lentamente, preguntando de vez en cuando si lo habían visto. Lo único que le respondían era que no les importaba y era mejor si desaparecía.
Después de no encontrarlo en ningún parque o bosque se dio cuenta de que podía ir fácilmente a las áreas de entrenamiento.
Con una sonrisa caminó hasta éstos, pero grandes fue su desilusión al buscar en todos y no encontrarlo.
-¡No!, no puede estar ahí... -Miró con temor a la distancia, donde se podía verdad enormes árboles y los gruñidos de monstruos inmensos.- Tendré que revisar de todos modos...
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Naruto estaba llorando bajo un gran árbol, no sabía que tipo era, pero olía muy bien pese a su apariencia.
-"¿Por qué no me quieren?" -Nunca entendió, él pensaba que tarde o temprano le prestarían atención y pedirían su perdón, pero ese día nunca llegó. Ni después de seis años.- "Nunca le he hecho nada a mamá a papá, o a Mito..."
Pronto escuchó un gran rugido que parecía dirigirse hacia él.
-¡...!
Cuando el causante del rugido llegó pudo ver que era un lobo, pero no de cualquier tamaño, era uno gigantesco.
Tenía varias cicatrices en la piel, la mayoría de peleas ganadas.
-Señor lobo, no me haga daño por favor... -El mamífero se acercó a él y en vez de comerlo comenzó a oler el vendaje donde ahora solo había una cuenca vacía.- Mi hermana me arrojó un kunai, por eso ya no lo tengo. Dolió mucho...
El lobo mostró el otro lado de la cara y pudo ver que tampoco tenía un ojo.
-'A mi me lo quitó un tal Minato Namikaze en los exámenes Chuunin'
-¿Papá?
-'¡¿Eres el hijo de tan ingrato hombre?! A todos aquí les ha hecho cosas espantosas solo por el bien de sus hombres.'
-No diría que yo soy su hijo... A penas sabe que existo, y cuando lo nota me aleja... Igual que mi mamá.
-'¿Entonces por qué le sigues llamando padre y madre si tanto daño te han hecho?'
-¿Cómo es que puedes hablar?
El lobo dio lo que parecía ser una sonrisa.
-'Me caes bien pequeño. Yo no soy cualquier animal, al igual que la mayoría de aquí. Incluso el que habita dentro de ti.'
-¿Kyûbi?
-'Prefiero que me digan Kurama, gracias.'
-Haha. -Por fin se sentía alegre, dos "monstruos" le hablaban. ¡Alguien le hablaba!
-'En todo caso, somos líderes de poderosos clanes, la mayoría ya extintos por culpa de tu tan llamado... Padre.'
-Dile Minato, ya no es mi padre. -Pensó que esas palabras le iban a doler, por lo menos que le iban a formar un nudo en la garganta. Pero no sintió nada de eso, sintió un alivio.
-'Reinabamos estas tierras, claro, debajo del mando de los Bijûs.'
-'Buenos tiempos aquellos, ¡los humanos me temían! No como ahora, que porque estoy encerrado en ti cachorro...'
-Vamos Kurama-san, no hable así.
El zorro gigantesco sonrió frente al respeto que el chico le mostraba, sus anteriores Jinchûriki no le hablaban con tanto respeto, ni se preocupaban en hablarle.
-'Me alegra saber que estás bien Kurama, cuando despareciste así... Y tus hermanos igual nos empezaron a cazar, en pocos lugares podemos estar "tranquilos"'
-¿Pueden hablar entre ustedes?
-'Cualquiera puede,.solo debes confiar mucho en ti y--'
-'No lo confundas.' -Suspiró y luego hizo unos señas extrañas.
Luz salió de su cuerpo y en lugar de un lobo gigante ahora había un hombre de mediana edad.
-Yo soy Kuro.
-Yo Naruto, mucho gusto Kuro-san.
-'Y yo Kurama, mucho gusto a ambos.'
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Mikoto se sorprendió al ver una de las fieras del bosque transformarse en un humano y hablar tan tranquilamente con un niño, además de que había una tercera voz.
-"Kyûbi..."
Quería alarmar al padre del chico, pero eso le traería problemas a él, por otro lado si no lo hacía ella sería la castigada cuando y si se llegaban a enterar de que el chico podía hablar con el demonio encerrado en él.
Decidió avanzar y unirse a la conversación, era mejor ser comida por un monstruo a pudrirse en la cárcel por orden del tan "justo y noble" Yondaime.