Era otra noche terminada.
Muchas emociones se vivieron en tres horas y ahora la Arena estaba vacía a excepción de los trabajadores que reacomodaban todo para otro evento deportivo y por algunos luchadores que todavía se alistaban para ir a otra ciudad.
Seth esperaba en el estacionamiento por Dean. Si fuera realmente sincero, no había esperado los acontecimientos de horas atrás. En realidad, él ya no esperaba nada en absoluto. Sin embargo, la empresa parecía tener otras ideas en mente. Iniciar el programa mostrando un video de su historia pasada y presente con Dean lo había dejado en completo shock. ¿Por qué estaban jugando de esta manera con él? Y eso no fue todo, Dean... oh, Dios... Dean salió y exigió verlo en medio del ring para pedirle una explicación.
¿Explicación de qué? ¿De por qué lo seguía amando?
Se dijeron muchas palabras. Se vieron cara a cara y hablaron con la verdad por una maldita vez.
"Dices que no puedes confiar en mi, pero con sólo mirarte a los ojos se que estas mintiendo. Porque la verdad es... que yo sé que te importa ", le contestó a Dean mientras era acusado de estar jugando un juego para su beneficio.
Seth estaba exponiendo sus sentimientos más profundos arriba de ese anillo.
"¿Sabes qué? Yo te entiendo. Se te hace demasiado difícil confiar en mí... porque para ser honesto algunas veces yo tampoco confio en mí".
¿Qué más quería Dean escuchar?
Claro que los dos nunca darían el brazo a torcer. Si Dean decía que estaba harto con toda la situación, entonces él lo estaba aún más. Y será por eso que la resignación volvió a invadirlo.
"No lo sé... no sé... tal vez muchas cosas han pasado... ¿sabes qué? tal vez tienes razón, tal vez demasiado a sucedido... basta... basta de juegos".
Se dio la vuelta para irse y dar un cierre definitivo a la conversación, pero se asombró cuando Dean lo detuvo.
Su cuerpo respondió rápido y su antebrazo hormigueaba con aquel toque. Su corazón latía a mil por horas y su visión solamente se centraba en Dean.
Seth no era plenamente conciente de como los aficionados apoyaban la reconciliación. Ellos querían verlos juntos otra vez. Era una locura y al mismo tiempo era lo mas maravilloso de ver.
Los dos eran tercos y si uno extendía el puño, el otro se negaba y al rato respondía con el suyo.
Así estuvieron hasta que empezaron a empujarse, dando paso a una pelea física. Ellos tenían que resolverlo de las dos maneras.
Necesitaban desahogarse.
Cayeron afuera del ring y de pronto, fueron emboscados por los campeones en pareja. Cesaro y Sheamus arremetieron contra ellos, sacando el máximo provecho.
Agarraron a Seth y lo subieron una vez más al anillo. Fue llevado a una esquina y sin ninguna escapatoria. Seth se defendía como podía hasta que fue testigo de como Dean vino a su rescate.
Sin excusas. Sin mentiras.
Todo era mas claro y Seth sintió que después de esos tres malditos años, estaban en una total y completa sintonía.
Pudieron vencer a los campeones en pareja y en ese mismo momento, dejando atrás el pasado, extendieron en una misma frecuencia sus puños. Sellando su reconciliación y su unión.
***
Seth sonrió al recordar todo el suceso y se sorprendió cuando fue sacado de su ensoñación por Roman.
—Hey, ¿Qué haces todavía aquí? Pense que tenías tu propio auto.
Seth asintió y un leve sonrojó cubrió su rostro. Por suerte y siendo mas de medianoche nadie se daría cuenta. Aunque... sus nervios lo evidenciaron.
—Estoy esperando a Dean.
El Samoano lo miró detenidamente y al rato Seth sintió un peso en su hombro.
—Me alegro que este de regreso el Seth que conocía.
Eso era bueno oír. Más cuando tenía una charla y unas disculpas pendiente con el gran hombre.
—Ro... yo...
—No es el momento, Seth — lo detuvo y le dio una sonrisa para calmarlo —. Entiendo porque era importante que hablaras con Dean primero... hablaremos... cree eso... hablaremos para encontrar tambíen nuestra paz. Pero no ahora.
¿Cómo podía ser tan bueno Roman? ¿Cómo había sido tan ciego para romper con su amistad? aquí y ahora, el hombre le estaba dando su apoyo.
Seth asintió de nuevo y bajó la mirada.
Más ruido se escuchó de lejos y un pequeño grupo caminaba a su dirección. Dean se encontraba en el monton y aunque su postura al moverse era segura, Seth sabía que otra parte de Dean estaba en un completo caos.
Mientras mas se acercaba, mas podía notar las expresiones en su rostro: Preocupación y miedo.
Sus miradas se encontraron y Seth sintió que todo el aire salía de sus pulmones, no pudiendo respirar.
Dean se apresuró y se posicionó al lado de Roman.
Seth los veía interactuar y algunas miradas iban dirigidas a él.
Estar nervioso era un simple eufemismo.
Observó como Roman abrazó a Dean y dando un saludo a su dirección caminó hasta su coche de alquiler.
Seth se quedó unos segundos en la deriva hasta que Dean llamó su atención.
—¿Qué esperas?¿Cuál es tu maldito auto?
Seth parpadeó y de forma automática se dirigió hasta el coche.
Esperaba que Dean fuera su acompañante, pero el hombre le pidió las llaves y las posiciones cambiaron.
Por un largo tiempo, no hablaron.
Dean tenía puesta la atención en la carretera y Seth estaba metido en sus pensamientos. Se dio cuenta que extrañaba la compañía de Dean en estas largas travesías que era recorrer todo el país.
Extrañaba no estar solo.
—¿En que piensas, princesa?
Saltó Dean de la nada.
—¿Quieres la verdad?
Dean hizo una mueca y chasqueó su lengua.
—Siempre.
Esa respuesta lo alentó a seguir. Dean estaba abierto a escuchar.
—Pensaba en nosotros.
—¿Nosotros? —insistió el otro hombre.
Así que Dean lo estaba poniendo a prueba.
—Si... como tú y yo... como lo que soliamos ser... aliados... sabes que unidos nadie puede vencernos.
Bueno, dijo una verdad a medias. No iba a ser tan tonto para exponer aún mas sus sentimientos y ser rechazado.
El silencio volvió a reinar y Seth pensó que era el final de la charla, sin embargo, la voz de Dean inundó otra vez el pequeño espacio.
—¿Algo más?
Seth suspiró y miró hacia la ventanilla.
—Si... y no creo que quieras oírlo...
—Seth... ¿Algo más? —su tono era de suplica más que una orden.
—Yo... sólo... tú y yo...mas que aliados... mas que enemigos... nosotros...¿estamos bien? ¿Realmente estamos bien? — se regaño por sus balbuceos. ¿Qué le pasaba? En sus pensamientos era mucho mas fácil. ¿Volverían a ser una pareja? ¿Podrían amarse una vez mas?
Estaba tan enfrascado en lo suyo que Seth se sorprendió al sentir la mano de Dean buscando la suya y juntándolas en un firme apretón.
—Lo estaremos, Seth— le contestó Dean, dejando una puerta abierta para la esperanza.
Seth sintió que sus ojos se nublaban por la emoción y se aferró mucho mas a esa unión.
Era un pequeño gesto que significaba mucho.