Es lógico lo que sucederá. Tendrás al cachorro en tus manos y serás el “rey de los duelos”. ¿Qué más puedes pedir?—contesta Devlin—Está en ti si aceptas o no. Aunque si estás tan seguro de ganar hoy…--
“¡Mierda! Si con algo pueden pescar al castaño es con ese desafío” pienso y lo miro. Me mira y luego de un segundo contesta muy creído—¡Por supuesto que acepto!—
Sinceramente me pica un poco. Hace unos minutos me llamaba suyo con tanta intensidad y ahora me apuesta con altas probabilidades de perderme. Tal vez ha visto la forma de deshacerse de mí o ha dicho mentalmente algo así como: “¡Total! No es que vaya a perder mucho”.
Yugi me mira con ansiedad y ternura y me dice las siguientes palabras—¡No te preocupes Joey! ¡Yo voy a liberarte!—y luego se va muy erguido por el túnel por el que Kaiba ya avanza.
¿Liberarme?
Devlin me mira y luego de que le miro me dice—Muy pronto no tendrás que estar con él nunca más. Conociendo a Kaiba no volverá a estar contigo si pierde pues serás el recordatorio perpetuo de que ha perdido—luego me deja solo en el lobby de jugadores y se va a la platea.
Echo un último vistazo al túnel por donde no se ve a ninguno ahora pues deben estar en sus atriles y me voy allá con una rara sensación en el pecho.
Estoy junto a Devlin en el palco detrás de Seto. Ignoro porque se ha sentado aquí pero intuyo que no es al azar. Aún no empezaron pero se acerca la hora de la verdad. De pronto Duke le grita a Kaiba—Perderás al cachorro, aunque en principio jamás fue tuyo—
Se me suben los colores porque sé que hablan de mí aunque solo él, Kaiba y Yugi saben de quien hablan. La gente debe pensar que Kaiba tiene un perrito y que lo han apostado. Me encolerizo con el pelinegro a mi lado. De seguro todo esto es su culpa.
Entonces el castaño contesta—Si crees que con eso vas a hacer que pierda la concentración estás muy equivocado—
¡Tú no eres su único dueño! ¿Sabes? Él tiene más gente ahí afuera esperándolo—le grita el ojiverde y me asusto. Ese es el ardid que siempre uso con Kaiba y el que lo hace enojarse más. Después de esto jamás creerá la verdad si algún día intento decírsela pero con sorpresa veo que tiene una sonrisa torcida y ojos de ganador al ver al que se sienta a mi lado.
¿Crees que soy idiota Devlin? Sé que yo soy su único dueño. ¿Crees que dejaría que se me acerque alguien a quien no he investigado? ¡Desiste de tu idiotez! Por más que lo intentes no lograrás desequilibrarme. Solo haces el tonto ante mí. Yo he sido el primero y el único para el perro—dice lleno de orgullo, para mi consternación, el engreído. Siempre ha sabido todo de mí. Nunca se ha creído mis mentiras porque ya lo tenía todo fríamente calculado. Él, me lleno de trampas y yo he caído cada vez. Su aparente desinterés o gozo por hablar de mis supuestos amantes, todo era un engaño. Jugó conmigo todo este tiempo. Dejándome mentirle. Tomándome por bobo. Me mira con esa sonrisita suya como diciéndome con su mirada lo idiota que he sido. Siempre sospeché que jugaría conmigo si le daba la oportunidad, nunca pensé que lo estaba haciendo desde el inicio, pienso con congoja. Él siempre supo que era el único que había tocado mi cuerpo de esa forma y se rió de mí de la peor manera. Me siento mal. Pero no es por eso solamente sino por haber sido descubierto—El encuentro es mío y el cachorro también—dijo esas frases y sin pensarlo lo miré para ver su cara mientras las decía.
Esa era la frase que más me repetía, lleno de enojo y pasión. De pronto me siento confundido porque de un lado está mi amigo del alma y del otro él. El tipo al que debería detestar, que siempre me enfurece y me hace querer pegarle. De repente recuerdo las palabras de Devlin y algo en mí se paraliza. Si el pierde no volveré a estar con él.