¿Joey?—preguntó mi pequeño amigo al verme y a mí se me fueron los colores. ¿Qué hacía Yugi ahí?
¡Me cayó la ficha! ¿A quien más podría haber invitado Kaiba que a su eterno rival para poder arrasar de una vez con la pesadilla de no ser ya rey de los duelos?
¿Y no me lo mencionó siquiera? Ni siquiera le importa lo que pase conmigo y mis amigos ese desgraciado. Ni siquiera un aviso. ¡Es más! ¡Creo que me lo ocultó! Con las veces que nos hemos visto no es normal que no se le diera por mencionar ni media palabra.
De pronto reparo en que mi amigo no esta solo. A su lado los ojos verdes de Devlin me miran intensamente y hace la pregunta fatal--¿Qué haces aquí?—me pregunta el muy tarado.
De pronto una horda de estudiantes enloquecidos por haber encontrado al rey de los duelos en el patio de la escuela se abalanzan sobre mi pequeño amigo.
Otra persona más astuta hubiera aprovechado para desaparecer pero por desgracia me importa más la integridad de mi amigo. Podrían desmembrarlo para llevarse las partes a casa. Algunos gritan pidiendo un autógrafo mientras diviso al chiquitín algo cohibido y mas asustado siendo rodeado por fanáticos gritones que tironean.
¡Oigan! ¡Ya está bien!—grito y todos se voltean a verme—¡Váyanse ahora mismo o los reportaré a la dirección! ¡No pueden atacar así al invitado de honor y estoy seguro de que el director estará de acuerdo conmigo!—añado y se les van todos los ánimos de atacante.
Entonces todos se disculpan conmigo con una reverencia y dicen--¡Lo sentimos, profesor Wheeler!—y se van como desanimados. Yo fijo mi mirada en ellos por la incomodidad de como me miran los otros dos.
¿Profesor Wheeler?—pregunta Devlin.
Etoooo. Bueno--¿Y cómo salir de esto?
¿Sabes de quien es esta academia?—me preguntó Duke como si yo fuera tan estúpido de no saber para quien trabajaba--¿Cómo hiciste para que te aceptaran aquí?—no me ahorré las ganas de pasarle por enfrente la verdad.
¿Acaso piensas que soy idiota? Por supuesto que sé de quien es esta academia. ¡Aquí me respetan como duelista! Se me ha confiado el futuro de promesas del duelo—digo muy soberanamente y entonces oigo su voz decir.
Por promesas se refiere a niños de 4 a 6 años—
Miro hacia atrás y me encuentro con su arrogante facha que me mira desde sus ojos azules desde su impecable traje blanco.
¡Podías ahorrarte eso!—le grito fuera de mí ante la bajada que me hizo.
¿No temes por tu puesto al gritarle a tu jefe?—me pregunta con voz cargada de suspicacia Devlin.
¿Temer? ¿Por este?—digo apuntando a Kaiba como si este fuera un poste. Yugi no podría tener los ojos más grandes y Devlin tiene esa mirada astuta.
¡Perro!—ladra el hijo de una buena señora--¡Ven conmigo! ¡Vamos a aclarar unos puntos en mi oficina!—añade antes de voltear e irse majestuosamente esperando que yo lo siga. ¡Claro!
Nunca me enteraría de lo que escucharon esos dos en el salón de profesores mientras esperaban para que empiece el duelo.
Espero que Joey no se meta en problemas por haberle hablado así a Kaiba—se preocupó Yugi.
Ese idiota de seguro Kaiba le aplicará una sanción—dijo Devlin.
No creo. Ese par se debe estar revolcando en la oficina del director—dijo una de las secretarias con fastidio mientras jugaba con su vaso de café.
¡Angela!—le dijo uno de sus compañeros.
Ella miró al famoso duelista—No es que Wheeler no me agrade pero aquí todos sabemos para qué se encierran juntos todos los santos días que Kaiba viene por el instituto. Si él mismo mandó contratarlo. Y después de que él empezó a trabajar aquí viene aunque sea un ratito y siempre lo manda llamar. Jamás se ha reunido tanto con nadie. Dicen que es su perra personal. Pero hablando sinceramente… parece que a Kaiba le gusta bajarle los humos. Dudo que tampoco pueda renunciar—dijo pensativa.
¡Yugi!—le dijo Duke al rey de los duelos--¡Debemos ayudar a Joey!—
¿Ayudar?—preguntó el más bajito que aun intentaba procesar lo que había escuchado—Si, tenemos que ir con Joey y…--
Eso no servirá de nada—dijo el ojos verdes mirando al tricolor con intensidad--¿No has oído? Es posible que Kaiba lo tenga atrapado aquí a cambio de que haga lo que quiera con él—vio como el otro digería sus palabras—Si verdaderamente eres su amigo solo hay una opción para ayudarlo—añadió.