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LO DARÍA TODO por desire nemesis

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Notas del capitulo:

PALABRAS AMENAZANTES

Me preguntó que me sucede mientras camino por el campus de la universidad. Hace unos días era un simple chico con ansias de reconocimiento mientras que su vida divagaba entre clases y duelos. Ahora no entiendo lo que me está sucediendo.

 

¿Qué soy más divertido que cualquier otro?

 

¿Qué quiso decir?

 

¡Sé que lo que me hace le divierte pero no entiendo su macabro cerebro!

 

Le gusta decirme perro y esas cosas pero… ¿Tanto le satisface humillarme? Me preguntó y entonces un viejo amigo intercepta mi camino parándose ante mi con cara alegre.

 

¿Qué te sucede Joey? ¿Tienes problemas con los cursos? ¿Algo en que pueda ayudar?—pregunta Yugi.

 

¡Que va! ¡Esos cursos son una pasada para mí!—digo y él me mira desconfiado. Miento sin dudas pero él tiene bastante con los suyos para ocuparse de los míos. Al fin y al cabo vamos a facultades distintas.

 

Ven a comer conmigo—me dice.

 

Lo siento Yugi, he quedado con alguien—le digo.

 

¡Vaya!—exclama—¿Ya tienes novia?—pregunta intrigado e ilusionado.

 

¡No, jeje! No es una novia—le digo y me mira curioso con sus grandes ojos violetas.

 

Es…--¿Cómo le digo? ¿Qué le digo?—Es un alguien con quien compito mucho—le digo. Es la verdad después de todo.

 

¿Kaiba?—me pregunta él, muy inocentemente, haciendo que tiemble.

 

No puedo evitar mentir--¡Que va! Es un amigo de la Uni, ya te lo presentaré cuando quedemos en otra ocasión—odio mentir a Yugi, Es el único amigo con el que tengo trato constante ahora pues los otros están en otros caminos. Tea en Nueva York y Tris se fue a Hokkaido con su papá.

 

¡Bien! ¡Bye Joey!—me dice agitando una mano.

 

¡Bye!—le digo con una sonrisa más falsa que un billete de treinta centavos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Me paro ante la mansión. ¿Habrá valido la pena venir? Ya estoy como harto de que él obtenga lo que quiere y yo nada. “Amigo” le digo a la carta de OJOS ROJOS en mi mano. “Esta será la última oportunidad” Hago esa promesa seguro de cumplirla. ¡Que Kaiba busque a alguien más para su relax, esta vez y solo esta vez seré yo. Mañana, gane o pierda no volveré aquí.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Kaiba está en su despacho hablando en otro idioma por teléfono. No me dirige la palabra solo indica que me siente a esperar que termine y frustrado le hago caso, como odio no ponerle los puntos a ese tipo.

 

Me siento y espero como media hora. Me siento como esperando al doctor mientras este debe estar arreglando una cita muy importante en el extranjero. Estoy frustrado y furioso mientras lo oigo parlotear sin poder hacer nada más que jugar con el centro de mesa que hay allí en una especie de recibidor con un sillón y dos sofás tal vez para citas grupales.

 

¡Eso es más caro que lo que ganarías en un año!—me dice con su voz fría.

 

¿Y tú como sabes lo que gano en un año? ¿Me investigaste? ¿Acaso tienes legajos de todos con los que te acuestas?—lo digo casi escupiendo veneno porque no aguanto estar en esta situación.

 

¡No seas idiota perro! No necesito investigarte para saber eso. Eso es cristal de Murano y es una obra única hecha por un maestro florentino—me dice todo creído y yo con las ganas que tengo de reventarle esto en la cabeza. Luego con la mano me indica que me acerque. El idiota ni siquiera se levanta en mi presencia, quiere que vaya yo solito al matarili como un perro obediente, pues se va a cabrear, me importa un pepino si me cuesta el duelo. Me cruzo de brazos en el lugar y él levanta una ceja—Si no quieres el duelo por mí está bien—me dice.

 

¿Sabes qué? Antes de entrar me prometí que este sería el último pero la verdad puedo ahorrarme el “placer”. Toma tu duelo y métetelo en…--digo y entonces él que tenía pinta de escucharme atentamente se sonríe. Adivino lo que está pensando sin mucho trabajo. “Por el mismo lugar en que él me…” Sé que me sonrojo porque tal pensamiento me causa vergüenza pero no daré más muestras que eso--¡Adiós!—le digo y me levanto y voy hasta la puerta, giro el pomo pero esta no se abre, giro y tiro porque no entiendo porque no se abre.

 

Tiene un cierre de seguridad—me dice.

 

Pues no lo tenía antes—dije poco convencido. ¿Acaso hizo poner eso para…?

 

¡Lo tenía pero yo no lo había activado hasta ahora!—contesta el muy campante hijo de su madre.

 

¡Abre ahora mismo o yo…--le amenazo.

 

¿O tú qué, perro?—pregunta Kaiba levantándose de su asiento.

Notas finales:

¿COMO TERMINARA ESTO?


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