Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lucky / kaisoo por LYhobbit

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Especial; más enfocado en Kyungsoo y más cositas 7u7

¿Sabías que la suerte es eterna? ¿Lo crees o no?


Los tréboles de cuatro hojas descansando en el lugar especial que elegiste se marchitan en unos días;  pero allí está.


Esperando por verte sonreír.


Esperando por verte feliz.


Esperando por cumplir tus más imposibles deseos.


Allí está.                                                                             


Recordar, a Kyungsoo le gusta recordar sus años de escuela cuando termina su desayuno. Se recuesta en el sillón y toma en sus manos el álbum de fotografías que llenó al lado de Jongin luego de haber concluido todos sus estudios.


La primera imagen en aparecer al inicio de la página, por muy extraño que suene, no es una fotografía, sino un dibujo hecho por él, quizá el más importante y más atesorado. Pues aquellos trazos de azul grisáceo, negros multicolores, verdes fluorescentes, amarillos y naranjas pasteles, le dieron la fortuna de iniciar el primer y único romance junto a ese joven de quién está inmensamente enamorado hace ya varios años. Fue difícil dibujarlo desde el lugar donde él se situaba, los arbustos enfrente de él a veces le picaban el rostro y las pequeñas ramas solían tapar a la persona sentada en la fuente en la que nunca dejaba de brotar agua, no se quejó aunque eso pasase, porque él enseguida encontraba una solución para esos pequeños problemillas. El mayor problema a enfrentar, sin embargo, era que Jongin usualmente nunca se quedaba quieto, siempre giraba su cabeza a ambos lados, se sentaba y luego se levantaba solo para volverse a sentar. A veces el chico se mojaba la cara con el agua de la fuente y el cabello ya esbozado por Kyungsoo debía ser borrado, únicamente porque la escena había cambiado, y quizá, la faceta infantil de Jongin se volvía un torrente de apariencia varonil y masculina, pese a ser todavía un chiquillo de catorce años. Hubo momentos en los que Kyungsoo ni siquiera sacaba su libreta para dibujarlo, solo se sentaba en algún lugar de arbustos altos y regordetes para admirar el paisaje de cada estación, siempre y cuando, Jongin estuviera allí.


Y después de mucho tiempo el dibujo estuvo casi completo; después de segundos casi perpetuos, luego de tantos días, semanas extensas y algunos meses.


Las hojas de los árboles se transformaron su forraje en colores rojos suaves, naranjas dulces y amarillos brillantes para quedar en las siguientes semanas, sin pendón alguno que colgase de sus ramas. Jongin estaba allí, sentado como siempre, como si estuviese esperando a alguien; pero esta vez con el rostro nostálgico, la mirada abatida, la nariz y mejillas rojas y un sinfín de sentimientos más con significado a tristeza. Cuando el tiempo corrió a la velocidad de la luz, un trébol de cuatro hojas se hizo presente en las manos morenas, regalándole otra vez, esa sonrisa que a Kyungsoo siempre le gustaba ver junto a los rayos tenues del sol de otoño. El reloj de Kyungsoo que llevaba ese día caminó lento, y la resignación en aquel rostro reapareció. Kyungsoo sintió ganas de consolarlo, y no era la primera vez sintiendo ese tipo de compasión y culpabilidad, lo había sentido ya en un día caluroso como en el pasado. Por eso, aquel día decidió esperar hasta que Jongin decidiera irse y así seguirle; incluso si el día se volviese oscuro y las estrellas aparecieran en el cielo brindando poca luz.


Y entonces ¡Qué suerte! Jongin tropezó con Kyungsoo, justo como lo había planeado el alumno de ojos realmente grandes y expresivos. La caminata nocturna fue un poco pesada, sobre todo porque ninguno se atrevió a hablar, mucho menos después de que Kyungsoo hubiese mentido de ir a recoger a su abuelita en la estación de autobuses, fingiendo mucha prisa; no obstante, realmente se sintió afortunado cuando Jongin le pidió acompañarlo a ese lugar.


Recuerda el momento, ambos siguiendo los faros de la cuidad, fungiendo como estrellas terrestres planteados solo para iluminar un paseo alternado entre el deseo de un romance y la realidad de la timidez, en donde, sin que ambos supiesen una mínima parte de un destino nebuloso, la suerte estuvo allí, acompañándolos de principio a fin. Kyungsoo, sin imaginar una razón del porqué los ojos cristalizados de Jongin. A través de su curiosidad y preocupación se atrevió a preguntar indirectamente si el muchacho había llorado. Jongin no es nada bueno mintiendo, pensó al instante cuando escuchó la respuesta. Es decir ¿quién llora con una basurita entrando al ojo cuando no hay polvo y viento en el aire sosegado, cuando el camino estaba limpio y sin suciedad o cuando todo el mundo está en completa relajación? Era extraño.


Los días posteriores a ese día fueron de excusas, miradas furtivas ocultas entre arbustos y trazos a base de romance. Continuaron con sus juegos en aquella estación carmesí y dorada que sería dichosa y traviesa, uniéndolos para nunca volverlos a separar.


Fue en esa época cuando Kyungsoo buscaba un trébol de cuatro hojas. Quería ser alguien con suerte y dejar su timidez de lado, especialmente para entregar el todavía-no-terminado-dibujo para el día que estuviese listo. Se movió tantas veces, llamando por un momento la atención del chico plasmado en su libreta, y por pura suerte un trébol apareció frente a sus ojos. Sin darse cuenta, ruidos intervinieron su búsqueda, en donde Jongin decidió ir a divisar y Kyungsoo huir. Era todo un genio porque podía desaparecer al ritmo y transparencia del viento cuando el momento se lo ameritaba, y ¡oh decepción! Cuando al llegar a su hogar, su libreta con el tan especial dibujo había desaparecido; la tonta libreta había logrado escapar de su mochila, burlándose de él. Kyungsoo buscó por todo su hogar y no había nada. Sacó de su bolsillo el trébol encontrado unas horas antes, para darse cuenta que aquel trébol era en realidad, uno de tres hojas. ¡Mala suerte! La incriminó, la regañó, la acusó, solo para que al siguiente día, la suerte estuviera de su lado.


Cabizbajo estuvo en todo su recorrido a la escuela, tratando de olvidarse del dibujo incompleto y la confesión. Esa suerte en otoño crudo realmente no le favoreció como él lo esperaba. Así entró al salón, sintiéndose un estúpido e idiota, golpeándose mentalmente. Pero a escasos segundos, la voz dueña de su corazón lo saludó. Kyungsoo no debía ser grosero ante él, por lo tanto devolvió el saludo; sin embargo, le saludó contrariamente a como le recibió.


Y por primera vez sintió una suerte postrándose ante él.


Su libreta estaba allí, en las manos de quién menos imaginó.


E inesperadamente…


La suerte nuevamente se burló de él.


¿Cómo era posible que Jongin la hubiera encontrado?


Aunque no se quejó en un principio, instintivamente tuvo miedo de que Jongin hubiera husmeado en tan recóndito regalo especial. ¿Y si lo había visto? ¿y si lo rechazaba? Kyungsoo ya no podría esperar con alegría aquella estación otoñal, adornado de alas carmesíes y anaranjadas cayendo sobre su espalda y pegándose a sus cabellos;  todo el otoño sería siempre lluvias nostálgicas, vientos abofeteando con fuerza el rostro de su alma, y un trébol de cuatro hojas tan utópico, siempre viviendo en hogares como un completo desconocido a los ojos humanos.


Pero nada de eso sucedió. Sobre todo cuando Jongin admitió lo inimaginable, lo menos que alguien podría esperar, superando expectativas de fantasías solo para probar las caricias de la realidad.


“Siempre te esperaba cuando las clases terminaban”


Llorar, reír, bailar, cantar, gritar, saltar. Habían tantas cosas que Kyungsoo quiso hacer cuando unas simples palabras entraron a sus oídos. Y cuando escuchó una melodía más en esa voz nada irreconocible, Kyungsoo supo que con mucha o poca suerte, sus altas probabilidades estuvieron riéndose de sus miedos.


Amor correspondido.


Inmediatamente, recibió un beso; regalo especial e inesperado entregado suerte, la fortuna y el destino, Kyungsoo así lo definió. Sin palabras más, sin palabras menos, solo así.


¿Puede la suerte ser inmortal?


Ríe. Kyungsoo pasa la hoja y continúa mirando lo que sigue del dibujo plagado de momentos, recuerdos y memorias.


La primera fotografía al terminar de apreciar el dibujo, es de un día que fueron a comer sopa caliente por el frío que hacía en invierno. Los copos de nieve que caían en el gorro de Kyungsoo le hacían ver como un viejo canoso, eso le gritó Jongin. Kyungsoo lo tomó como un gran insulto, principalmente porque fue Jongin quien le había obsequiado el regalo en su cumpleaños, así que lo correteó lanzándole decenas de bolitas de nieve en el rostro de su novio; fue divertido, recuerda; y cansado también, excepto que para Jongin fue algo doloroso. Cuando se cansaron, se acostaron sobre la nieve y a él se le ocurrió la gran idea de hacer ángeles con sus cuerpos, lo que a ninguno le pareció aburrido. Mientras jugaban, platicaban de las exquisitas cenas con sus familias de ese mes. Eso pasó en las vacaciones de fin de año.


Así continúo, invierno tras invierno, fortuna tras fortuna… 


Las fotos en esa parte del álbum son exclusivamente de invierno, estación de unir y convivir mientras la ciudad se adornaba con luces de colores, ancianos robustos de trajes rojos que traen regalos para niños y adultos, casas con nieve blanca en los techos, un fondo blanco para los enamorados.


¡Oh, blanca navidad!


La siguiente foto por venir es del día en que ambos fueron a un día de campo. Las flores rosas caían como lluvia sobre sus cuerpos, el fondo en distintos colores marcaba el regreso de la primavera, una dulce y un poco traviesa. En esos días, Jongin le robaba besos a escondidas cada vez que podía. Sentarse debajo de un árbol de cerezo era el paso número uno, luego de esto, platicaban de cosas absurdas e interesantes que a Kyungsoo le hiciesen reír, llorar, molestarse o simplemente bufar. Finalmente, ya que el rostro de Kyungsoo estuviese pensativo, era la hora de tomarle las mejillas, decirle cuánto lo quería para culminar con un beso, mientras una lluvia rosada caía a sus cuerpos.


Así continúo repitiéndose: primavera tras primavera, fortuna tras fortuna…


Las fotos en esa colección son justamente primaverales, el ambiente es más colorido, los cerezos y flores están en su máximo esplendor y los animales juegan y cantan alegres, haciendo de un paisaje lo más hermoso a los ojos de cualquier persona ¡Qué primavera tan cursi! ¿Por qué debía ser rosa y floreada? ¿Por qué debían de cantar los pájaros cuando ellos se abrazaban, besaban o se miraban? Kyungsoo ríe, tal vez ser cursi en primavera podría no ser tan malo, no cuando recuerda los besos de Jongin y las atenciones dadas cuando él estaba triste…


¡Oh, dulce primavera!


Al girar la hoja, ya no hay una flor de cerezo, es ahora un sol de verano brillando sin mostrar signos de cansancio, como los que él suele mostrar en el calor; irritable, insoportable, colérico. No obstante, en aquella estación fue donde hubieron más citas, donde hicieron pijamadas en sus casas, donde sus familias comprendieron la complejidad del amor, su amor; en los siguientes años de ser pareja.


En una foto hay una bebida de té con hielos en forma de corazones y estrellas. Kyungsoo ríe porque recuerda que ese día fue irritable con los rayos del sol, y Jongin lo soportó todo el tiempo. Al terminarse su bebida fueron al parque a tomar un helado de chocolate, aderezando la cita con una lluvia que se aferró a empaparlos incluso si Jongin sostenía un paraguas entre sus manos. Pero fue divertido, porque pasearon bajo la lluvia, la que al principio se sintió fría, luego se volvió amigable a sus pieles húmedas. Rematando con un singular arcoíris, más rojo que colorido, quizá por la estación veraniega, quizá porque así lo vieron sus enamorados ojos.


Así continúo multiplicándose: verano tras verano, fortuna tras fortuna…


En esa compilación de fotos, el verano muestra el resplandor de su sol, playas combinadas con palmeras, arena y mar, besos bajo una lluvia intentando atravesar el paraguas y un arcoíris consintiendo a unos románticos sin control con sus siete colores. ¡Cursi y tedioso verano! ¿Quién lo entiende, calor insoportable y de pronto una fuerte lluvia? En cuanto culmina su viaje al pasado, se da cuenta que el verano no es tan caliente como le dicen que es, que puede ser más fresco y divertido cuando Jongin está con él…


¡Oh, sorprendente verano!


Al cambiar de página, se encuentra un trébol pegado a una hoja árida de otoño en forma de corazón. Allí está el inicio del fin de todo, o quizá, el inicio sin final.


Hojas y hojas cayendo de un árbol para continuar con otras más, hasta llegar a formar los pequeños riachuelos de lluvias frías y cálidas, transformarse en cascadas de tres colores, ¿por qué otoño envejece y algo nace al mismo tiempo? En esa estación de árboles y flores pereciendo, su amor nació.


Fue en primaria cuando Kyungsoo conoció a Jongin, éste lo había salvado de caer a un hoyo profundo. Jongin era malo en las asignaturas; Kyungsoo, todo un genio. En secundaria ambos estuvieron en el mismo salón y Kyungsoo estuvo muy feliz. Así pasó el tiempo, sin que ninguno tomara la iniciativa de forjar una amistad. Hasta que en un paseo camino a la escuela, ambos encontraron ese trébol adherido al otoño. Kyungsoo decidió dárselo, y posteriormente encontrar excusas para lograr conversar con él, pero nunca nada sucedió y él comenzó a odiar el otoño; hasta que su suerte cambió. En esas fotos de primaria hay imágenes de Jongin. Kyungsoo le tomó muchas y también lo dibujó escondido detrás de árboles, arbustos, flores, incluso entre botes de basura. En cada una Jongin luce bien, incluso en los garabatos que esbozó de pequeño.


Así continúo el tiempo hasta hacer de la rareza una monotonía: otoño tras otoño, fortuna tras fortuna…


Esa colección de fotos no es la más adorada para Kyungsoo, pero sí es la más importante, y no duda del porqué. Allí inició el romántico viaje estudiantil; su primer beso nació de una confesión singular; en esa estación conoció la pasión carnal dejándose llevar por primera vez, por el deseo y el arte de hacer el amor; y porque en esa estación ambos decidieron formar una familia. Se a un departamento pequeño, tomando en serio su papel como pareja, jugando a ser amantes, siendo también amigos, y sabiendo que su suerte había dictado que vivirían para siempre juntos.


¡Oh, delicado otoño!


—Kyungsoo, vamos, el parque de diversiones ya ha abierto.


Jongin entra inesperadamente; pero él es así, no hay día que no deba entrar sorprendiendo a Kyungsoo en algún lugar del departamento.


—Tardaste mucho, estaba aburriéndome —responde bostezando nada más que mentiras.


—¿Mirabas el álbum? —dice mirándolo, como tratando de sacarle toda la verdad.


—No.


—Mentiroso.


—Vamos ya.


Toma dos sacos del armario y un paraguas colgando de la pared tan llena de retratos y regalos. Jongin se sorprende por la preocupación de su hyung, pero no dice nada porque es verano, podría llover o hacer frío, y Kyungsoo sabe que a veces él es algo sensible y se enferma rápidamente. Y porque si llueve, ambos estarán demasiado juntos bajo el paraguas hasta tomarse de las manos y besarse bajo los faros de luz.


Jongin toma su billetera porque Kyungsoo podría querer comer mucho, además de pedir algunos recuerdos para no dejar de llenar su hogar de aquellos encantadores recuerdos, como los pingüinos y peluches del estante. Luego, de su cajón, uno al lado de su cama en donde pasa noche tras noche y día tras día su vida junto a su eterno enamorado, toma una cámara fotográfica porque podría llover y él no dejará pasar la oportunidad de seguir anexando sus más agradables momentos al lado de Kyungsoo; a la colección de memorias pegadas a su álbum de fotos.


Porque es verano y se acerca otoño, estación que ambos adoran ya que fue el inicio de una vida plagada de fortuna y suerte, porque aunque todas son especiales, esa tiene el significado de un comienzo sin final.


Anexando invierno tras invierno, primavera tras primavera, verano tras verano, estación tras estación, recuerdo tras recuerdo, amor tras romance, todo perene en donde la palabra fin no existe.


¿Ahora crees que la suerte es eterna?


Un trébol es también un algo especial, y allí, marchito en el lugar donde lo has colocado…


Sonríe al verte feliz.


Celebra tu fortuna.


Festeja tu felicidad.


Sin su ayuda.


Porque los deseos los cumples tú, desde el minuto en que lo deseas.


Eso, sin ayuda de la fortuna o suerte.


 


 


 


Fin especial.

Notas finales:

- Espero les haya gustado; traté que no cambiara tanto la esencia de la historia, pues este especial lo escribí 6 meses después, y esta vez más centrado en Kyungsoo ;;


 


 


Gracias por leer, que el amor los acompañe!! :'v


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).