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Te enamorare por Tetsuya Chihiro

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—No sabía nada al respecto—llevo su mano izquierda a su nuca, masajeando aquella zona presentando de que estaba apenado.


—Akashi-kun hablará con los demás sobre Kuroko-kun. Sé que no me incumbe, pero es mi amigo.


—Lo sé, y creo que tienes derecho a estar al pendiente de él. Aunque no sé quién es en realidad—soltó una pequeña risa.


—Es gracioso que usted...


—No me hables de usted, llámame Kagami—interrumpió al castaño. —. Ya te lo había mencionado.


—Bien. Me retiro, Kagami-san­—se inclinó, y enderezo, en modo de despedida. Sería mejor no interrumpir al chico.


Salió de la habitación del pelirrojo. Había ayudado con el equipaje junto con otro de los empleados. No era tanto el equipaje que traía el mayor aunque debía admitir que pesaban demasiados.


Suspiró cansado. Su estrés seguía aumentando día a día, sus hombros dolían, su cabeza dolía de vez en cuando y sus manos cada vez se estaban dañando por el trabajo que le tocó. Su beca sería retirada por sus calificaciones, estas bajaban y no sabía cómo remediarlo. Dormía en clase, faltaba porque enfermaba gravemente.


Nadie, a excepción de Akashi y Kagami, sabía que trabajaba. Si un estudiante trabaja estaba estrictamente prohibido. Un trabajo que se le era pagado muy poco y otro que no recibía ni un centavo.


La camisa blanca que traía puesta ocultaba las marcas de parte de su trabajo en la tienda y en el jardín de la casa de Akashi.


Recuerda aquella llamada que tuvo Seijuuro en la Biblioteca del instituto, no supo porque su alivio de que aquella llamada era de Kagami. No quería hacerse ideas absurdas, pero ambos eran distintos.


Toco la puerta del despacho de Akashi, antes de entrar, avisando de su llegada.


—Adelante...—escucho la voz del pelirrojo algo tensa. Entró sin problemas.


—Kagami-kun ya está en su alcoba asignada.


"En la cocina ya se les asigno la hora en que se preparará la cena. Por el momento no hay queja de los inquilinos. —habló cuidadosamente sin deprisa. Miro detenidamente al pelirrojo con nerviosismo.


El atardecer que se presentaba en aquella ventana que se ubicaba a espaldas de Seijuuro resaltaba el brillo de la cabellera del mencionado. Los ojos de éste seguían en el libro que traía en manos, siguiendo su lectura sin problemas.


—De acuerdo—suspiró aliviado—. ¿Qué hay de la comida de Tetsuya?


—Su comida ya fue enviada por uno de los médicos de Kuroko-kun, pero le fue servido de acuerdo a su dieta.


—Está bien, ya puedes retirarte...—alzó la mano izquierda señalando la puerta.


—¿Necesita algo más? —"¿Qué es esto...?" se preguntó.


—Vendrán otras dos personas, necesito que estés al pendiente de ello. Estaré un poco ocupado, si sucede algo avísame cuanto antes.


—Bien...—hizo la misma acción que hizo con el pelirrojo mayor y se retiró.


Akashi cerró aquel libro, miró hacia la puerta donde se había salido el chico.


Su cabeza estaba hecha un caos, y no sólo eso, apenas estaba experimentando aquel sentimiento que todos le llaman amor. A pesar de que ha leído sobre varios romances aun no podía comprenderlos. No era estúpido, pero para tener una relación seria con alguien de tu mismo sexo se le era complicado.


Aunque él y su verdadera personalidad peleaban por quien quedarse con el puesto de manejo en cada día era molesto. La verdadera personalidad de Akashi quería tratar a Kouki como debería ser, mientras que la otra aun dudaba en avanzar junto a él.


Llevo su mano hacia su cabeza, cerró los ojos por unos segundos y los volvió a abrir. Sus ojos cambiaron de tonalidad de color, ambos color rojizo.


Debía de dar el primer paso. No sentía lastima por Kouki, en realidad lo admiraba, lo amaba. Pero que le temiera era más que suficiente para retroceder un poco.


Sí, lo ha mencionado miles de veces: "Soy absoluto". Si le decía eso al castaño pensara que se lo está tomando a juego o que sólo es un simple objeto. Es la primera vez que duda en hacer algo que le costara demasiado.


—Akashi-kun—dio un sobre salto. Bajo la guardia por un momento.


—¿Qué sucede? —no dio queja por la intromisión de la chica.


—Estuve llamando a tu puerta, pero como no escuche respuesta decidí entrar. —dijo avergonzada.


—No te preocupes...


La peli rosa quedo unos segundos callada por ver los ojos del chico, se sintió tranquila por ello. Su cuerpo pudo relajarse.


—Eh. ¿Cómo esta Tetsu-kun? —su rostro mostraba tristeza.


—Aún no hay noticias concretas. Mi padre y Kaede-san son los únicos informados. —aclaró.


—Ya veo...—agacho la cabeza.


—Momoi...—Akashi se acercó hasta la chica—. Sé que es el peor momento que te pediré esto, pero...


Momoi estaba confundida por cómo se estaba expresando Seijuuro, el nombrado desviaba la mirada, inclinaba un poco la cabeza, los ojos del chico tenían aquel brillo


—Akashi-kun...


—Necesito unos consejos para enamorar a cierta persona. —soltó sin más.


La peli rosa se le subió los colores. Sus manos temblaban de emoción, sus ojos picaban de alegría. No sabía cómo tomarlo.


..........


El departamento estaba completamente oscuro, el único sonido que estaba presente era la llamada que hacia un chico de cabellera verde. El lugar estaba fresco.


—¿Estas seguro? —pregunto Midorima.


Claro. No te preocupes, Midorimacchi. —soltó una carcajada al otro lado de la línea. —Manda mis saludos a todos. Estaré fuera unos días más, el modelaje no me deja...


—Está bien...—colgó la llamada y suspiro con pesadez.


Literalmente, lanzo su móvil a la cama de su habitación, jalo sus cabellos con desesperación. Estaba cansado. Le sorprendió la llamada de Kise, pero no tuvo otra opción que contestar.


—Demonios...—chistó la lengua molesto y fue directo al baño a darse una ducha.


Todo lo que estaba pasando no se lo debía de dar a la ligera.


Al salir de su ducha el teléfono del departamento no dejaba de sonar. Se acercó hasta el objeto y contesto la llamada.


—¿Sí? —pregunto dudoso por una llamada desconocida.


Shin-chan...


.............


—¿Estará bien...?—susurró Kouki.


—Por lo que tengo entendido, Tetsu, será llevado al extranjero para su tratamiento.


—Entonces...—hablo Kagami.


—De ahí en fuera no se sabe. —volvió hablar el moreno.


Furihata, Aomine y Kagami estaban en el living de la mansión Akashi.


Kouki servía el té para el peli azul y para el pelirrojo, mientras él debía de seguir su trabajo, pero no pudo evitar preguntar metiéndose en la conversación de ese par...


Tanto Aomine y Taiga no lo culpaban, estaba demasiado preocupado por su amigo.


De la nada, Kagami soltó una risa sin despegar sus ojos de Kouki hasta despegarlo y ver su taza de té.


—¿Sucede algo, Kagami-kun? —preguntó fuera de sí.


—No, solamente recordé algo gracioso. Mejor cambiemos de tema —le sonrió—. Aunque no conozca a Kuroko, creo que es mejor dejarlo en paz. ¿No creen?


—Creo que en esta ocasión concuerdo contigo, Kagami—contesto Aomine. —.¿Qué dices, Furihata?


—Supongo que sí...—dijo dudoso de su respuesta. 


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