MadaMina| Capitulo 2
[No imaginaba que pasar la noche en la misma habitación con un chico de 19, porque esa era la edad correcta de Minato, porque la preguntó mínimo unas 10 veces antes de proceder a meterse con él bajo las sabanas. La mañana le parecía que había llegado rápido, aunque la razón era que como predijo, no durmió siquiera dos horas en la noche, pero vaya que no se arrepentía. Nunca en su vida se había sentido así con nadie, y no quería admitirlo porque le parecía algo un poco penoso, pero aunque fue un conquistador en toda su adolescencia, con él único que había intimado había sido con Hashirama, sin embargo este no le creía, ni le creyó la primera vez que se lo dijo, pero no quería decírselo a Minato, porque ese rubio chiquillo menor que su propio hijo le había movido el cielo y la tierra en una sola noche, pese a que creyese que era su trabajo hacer que Minato se retorciera de placer en la cama, se había sentido bien dejando al otro controlarlo, porque al parecer Minato disfrutaba de tener el control en la cama y no podía estar más feliz con eso]
Bueno Madara, dime, ¿Qué te pareció?- Y no había podido ni pensar una respuesta decente, porque realmente no sabía o creía que no había palabra en el vocabulario humano para describir todas las cosas que recién venia descubriendo que existían- Mira, me encantaría quedarme contigo en esta habitación todo el día, pero tengo que ir a mi trabajo, además después tengo que ir a la universidad- Pero antes de que se pudiera levantar Madara lo había sujetado de la cintura, porque no podía dejar las cosas así-
Sé que dijiste que no querías tener una relación, pero entiéndeme, estoy chapado a la antigüita… ¿Qué te parece si salimos en una cita cuando tengas un día libre?- Y eso sabía que era tentar en terreno desconocido, ya que Minato le había dejado muy en claro la noche anterior que iban a tener una relación simple y estrictamente de sexo ocasional pero manteniendo una inquebrantable monogamia el uno con el otro, véase, no podían ver a otras personas ni acostarse con otros, aunque en el sentido convencional ellos no estuvieran ‘‘saliendo’’-
Madara ya hablamos de esto, no estoy listo para estar en una relación…- Y aunque Madara le parecía un hombre muy sexy, no podía evitar pensar que nunca podría establecer una relación con nadie, y solo tenía que agradecerle a su padre, ese desgraciado aunque estuviera muerto no podía dejar de fastidiar su vida- Pero podríamos ir al cine esta tarde… Como amigos- Paso a paso, pensó Madara, ya que si seguía por ese camino, podría ganarse el corazón de Minato, aunque le costara años-
Bien… Pasaré por ti a las 8- Y no sabía si había sido por pena o porque no podía decirle que no a un hombre que le parecía más sensual que cualquier otro, así que aceptó sin pensar, luego tampoco pudo decirle que no a la petición del mayor para llevarlo a la universidad, cosa que no quería que pasara porque sabía que sus molestos compañeros iban a empezar a meterse en su vida nuevamente- Paso a buscarte a las ocho a tu casa- Y como si se tratara de una orden más que una petición, dejó a Minato con la palabra en la boca y desapareció de su vista en tres segundos, y aunque no quisiera admitirlo, le encantaban los hombres como Madara, con los que se sentía en un pequeño control en la habitación, pero que sabían con hacerlo dejar de dudar de todas cosas-
[Pero como predijo, las tontas habladurías del resto de su clase no se hicieron esperar, ya que al parecer lo que él hacía con su vida tenía que ser de dominio público. Ciertamente evitaba tener muchos amigos, y por muchos se refería a ninguno, porque los pocos que había tenido o lo envidiaban o querían simplemente acostarse con él, o querían controlar su vida. Por esa misma razón evitaba los amigos, porque una de las cosas que más lo molestó fue que su ‘‘mejor amigo’’ lo regañara cuando le contó su mayor secreto, aunque era el peor guardado, ya que prácticamente todo el mundo lo sabía, Sasori Akasuna, un falso puritano criticón, ya que le había dicho su gusto o atracción por los hombres mayores de treinta, y ese hijo de su puta madre no había dudado en contárselo a todo el mundo y a su madre, quien no titubeo en llevarlo con un psicólogo porque creía que ese raro gusto de su hijo se debía a que su padre los abandonara de pequeño, por lo que había desarrollado algún síndrome de papi y quería encontrar a algún hombre mayor para llenar ese hueco que le dejó ese hombre, en el que nunca había pensado mucho y al que odió la mitad de su niñez, hasta que se percató que no debía pensar en una persona de la cual no se acordaba ni de su nombre, mucho menos de su cara, pero no, encima que tuvo que aguantarse el año y medio de terapias todas las tardes, tuvo que soportar a sus compañeros de la escuela gritarle cualquier burrada que se les viniera a la cabeza, algunas ingeniosas, otras no tanto]
Hey Minato- A su lado se apareció una chica de brillante cabello negro azulado llamada Rie Hyūga, aunque no conocía su apellido real, ya que estaba casada- Vi que llegaste con un hombre de lo más hermoso, sabía que tenias buenos gustos- De toda la clase, se podía decir que ella era la menos insoportable, ya que era de las pocas personas en la faz de la tierra que lo comprendía, ya ella también gustaba de los hombres mayores, la prueba era el esposo de Rie, un hombre con mucho dinero, presidente de una empresa japonesa multimillonaria, con una hija que ni en sueños podría ser hija de Rie porque tenía 14 años, Hinata, una niña adorable la cual había tenido el placer de conocer-
Es solo un amigo, así que no te hagas ilusiones y mucho menos empieces a planear mi boda- Ella que no era nada tonta, notó la boba sonrisa de tarado que adornó los labios del rubio cuando este empezó a hablar del misterioso –y sensual– hombre que lo había traído a la universidad. Ella ni se inmutó cuando le dijo que Madara tenía un hijo un año mayor que él, ya que ella tenía una hijastra solamente 6 años menor que ella- Es muy agradable, aunque no creo que nuestra relación llegue lejos, él es un hombre fino, importante, ¿Y qué soy yo? Un camarero de 19 años, que apenas puede pagar la renta y la universidad, además como ya sabes…- No pudo terminar de hablar porque la morena lo había cortado en seco-
‘No me siento preparado para una relación en estos momentos’, bla, bla, bla… Ya estoy cansada de escucharte decir lo mismo, sabes que mereces ser feliz en algún momento, olvida eso de que te van a abandonar, porque no sabes cuándo vas dejar ir al indicado por tus miedos- Lo reprendió como hacia prácticamente todo el tiempo, el rubio tenía un trauma de infancia, ya que pensaba que cada hombre que se cruzara en su camino e intentara formar algún tipo de relación a su lado iba a terminar abandonándolo, pero no había poder en la tierra que hiciera entender a ese rubio cabeza hueca que no todos venían con la intención de engañarlo y dejarlo de lado- Bueno, hablamos en el receso que ya llegó esta bruja que me detesta y no quiero que me saque de la clase otra vez… Tendrás que contarme todo el chisme-
[Minato sabía que tenía que superar esa etapa de sentirse abandonado, porque si quería formar una familia en el futuro, pero no quería darle ilusiones a un pobre hombre para después no poder cumplir con todas las promesas que se harían, sinceramente nunca iba a sentir que estaba bien con alguien, aunque estar con Madara era una sensación nueva porque el hombre aunque pareciera serio, era realmente alegre y lo hacía sentirse especial, ya que en su adolescencia se mantuvo saliendo con chicos de su edad para que su madre desistiera con las estúpidas terapias, porque estaba arto de todo ese asunto, claramente se sintió vacio al salir con todos esos inmaduros trogloditas con los que su madre lo enganchaba en estúpidas citas, ella no entendía que no quería salir con un chiquillo más tonto que los programas para niños. Lo que él necesitaba era un hombre con todos los dedos de frente, con una buena situación económica –Véase que trabaje en algo decente– y que sepa lo que quiere en la vida, así que cuando tuvo la menor oportunidad, ósea cuando terminó la secundaria y consiguió un trabajillo de medio tiempo, se mudó sin pensarlo, no podía vivir para siempre bajo el techo de una mujer que no comprendía que era lo que deseaba en la vida, por lo que era independiente desde el día que cumplió los 18]
¿Será que soy incapaz de amar?- Era la pregunta que se hacía diariamente, ya que sentía que no tenía una relación estrecha con su madre, las amistades no eran lo suyo y prácticamente su vida amorosa era un cero a la izquierda, por eso se había decidido a salir sin compromisos con Madara, porque le parecía que era iba a ser la única forma de tener pareja bajo unos términos aceptables que ponía su cerebro, el cual bajo comandos de su corazón, tenía terminantemente prohibido pensar en enamorarse de nadie, aunque la lengua es el castigo del cuerpo y puede ser que esté equivocado…- Quizás algún día encuentre a ese hombre que me haga feliz y al que pueda entregarle todo ese amor que ahora mismo no sé donde lo tengo escondido-