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Más locura que cordura [KagaKuro - Kagami x Kuroko] por Gigi12

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Notas del capitulo:

He vuelto~ 

Me alegra que les haya gustado esta extraña historia sacada de mi cabecita loca, sin más que decir, además de agradecerles el apoyo. 

 

Que tengan una linda lectura. 

Cerró la puerta con el pie y con la mano disponible le quitó las zapatillas al menor mientras se quitaba las propias, en algún momento del camino, Kuroko se dejó de resistir y sinceramente apenas se había cansado, ¿Que era lo que comía Kuroko? ¿Aire?


—¿Kagami-kun? —Preguntó el peliceleste un tanto nervioso cuando notó que el de ojos escarlata le llevaba hasta su habitación. Exhaló un jadeo de sorpresa cuando, casi sin delicadeza, fue recostado en la mullida cama del pelirrojo.— ¿Kagami...kun?


—Comencemos con tus lecciones, Kuroko. —El más alto se inclinó lo suficiente como para rozar su nariz con la del más bajo, que nuevamente estaba sonrojado a más no poder.— Primero, te enseñaré a profundizar un beso...


Los labios de Kagami se posaron nuevamente sobre los de Kuroko con una suavidad sorprendente, se movían rítmicamente, pero de pronto el pelirrojo ladeó un poco su rostro y atrapó el labial inferior del más bajo, robándole un suspiro.


Las manos de Kuroko apretaban firmemente la chaqueta del más alto en la parte de los hombros mientras sentía como su aire se agotaba en lo que aquel beso avanzaba.


—Ah...Kagami-kun...—Suspiró audiblemente el menor cuando logró separarse por un poco de aire para sus pulmones. El pelirrojo, contento y satisfecho con esa reacción, se volvió a inclinar, robándole un beso a esos adictivos labios.


—Ahora...las mordidas. —Los ojos del peliceleste estaban entrecerrados, aún estaba medio embobado por el beso anterior, ¿Y Kagami quería seguir enseñándole? De esta no salía ileso.


Un nuevo beso comenzó y esta vez, Kuroko trató de imitar lo que Kagami hizo anteriormente, una vez profundizó el contacto, jadeo al sentir como nuevamente su labio era atrapado por los ajenos, pero ahora eran los dientes de Kagami los que tiraban de su labio. Oh joder, se sentía tan bien ser besado por el pelirrojo.


—Kuroko...lo que te enseñaré ahora es algo importante, tú sólo déjate llevar, ¿De acuerdo? —¿Dónde quedó el chico que se sonrojaba? ¿El que ocultaba su vergüenza con una amenaza sin sentido? Quién sabe.


Cuando sus labios se unieron nuevamente, Kuroko trató de poner en práctica todo lo que había aprendido, pero su mente quedó en blanco cuando una tibia lengua invadió su cavidad, haciéndole temblar todo el cuerpo.


Aquella intrusa se dedicó a tantear terreno y recorrer cada sitio de la boca del menor, que en algún momento había subidos sus manos hasta el suave cabello de Kagami, despeinándole un poco al necesitar algo donde aferrarse.


Kagami besaba como los mismos dioses.


—K-Kagami...kun...—Un bajo gemido se escapó de los labios de Kuroko cuando se separaron, el bello sonrojo en las mejillas del menor hicieron que el pelirrojo reprimiera un gruñido de satisfacción.


—Esto se llama beso francés, Kuroko...ahora, saca tu lengua. —Algo tímido, Kuroko hizo lo que Kagami le pidió y este último antes de juntar sus labios, acarició su sinhueso con el propio, haciendo que un pequeño espasmo recorriese el cuerpo del más bajito, que tuvo que empujar a Kagami al no poder seguirle el ritmo.


—Kagami-kun...no puedo...es mucho para mi...—Jadeaba el muchacho que apenas pudo empujar el cuerpo robusto de su, ahora, amante. Kagami sonrió una vez más y luego presionó sus labios en la frente de un muy sonrojado Kuroko, eran raras las ocasiones donde el peliceleste mostraba emociones, pero verlo jadeante y con las mejillas rojas, era una imagen que quedó grabada en la mente del pelirrojo.


—Kuroko. —El nombrado alzó su mirada y quedó sin aliento cuando el mayor se despojó de sus prendas superiores, dejando aquel torso de infarto a sólo unos centímetros de las manos de Kuroko, las cuales picaban por recorrer esa ardiente piel.— No hagas con nadie más lo que te he enseñado, ¿De acuerdo?


Kuroko tragó con dificultad, veía en los ojos de Kagami una fiera a punto de atacar a su presa, más bien, un tigre a punto de atacar. Como no podía articular palabras, terminó asintiendo.


El mayor se volvió a acercar al peliceleste y unió sus labios, para sorpresa de Kagami, Kuroko aprendía rápidamente y el beso fue bastante subido de tono. El húmedo sonido que hacían sus labios al separarse causaron que la temperatura de ambos se disparara.


Con sus fuertes manos, abrió la camisa de Kuroko, logrando arrancarle uno que otro botón, pero, ¡Al diablo todo! Kuroko deseaba saber que más le podía enseñar Kagami con esos ardientes pero gentiles labios.


—•—


—Aomine Daiki. —Una chica pelirrosa interceptó al grupo de chicos, antes llamados "Generación de milagros" con una aura asesina.


—Mierda, olvidé que estabas conmigo, Satsuki. —Dijo el moreno mientras miraba a su amiga algo apenado.


"Que idiota", pensaron los demás.


—Ahora, quiero saber porque me pidieron que recolectara información de Kagami Taiga, Furihata Kouki, Himuro Tatsuya, Takao Kazunari y...Kise Ryota. — La mirada que la chica les dio, casi hizo temblar a todos los chicos, casi.


—No necesitas saber. —Respondió estoico, Akashi, por supuesto.


—¡Ah! Entonces no les molesta que vaya con los demás chicos a decirles que la famosa "generación de milagros" resultó ser un grupo de malditos acosadores, ¿Verdad? —La chica sonrió dulcemente mientras se daba media vuelta, en su mente, Momoi contó hasta tres y...


—Queremos ayudarnos a conseguir a las personas que nos gustan...—Respondió Murasakibara con su voz aburrida, pero todos tenían un pequeño sonrojo en las mejillas.


—Nosotros fuimos los primeros. —Dijo Aomine mientras tomaba la mano de Kise, el cual se sonrojó aún más.


—Tetsuya fue el siguiente. —Habló esta vez el emperador.


—Y ahora sigo yo, nanodayo. —La chica les miró sorprendida y luego les sonrió a todos.


—Me alegra que vuelvan a ser tan unidos como antes...¡Pero! —Todos dieron un respingo ante el cambio de voz de la chica.— Nunca les perdonaré que me hayan excluido. Así que para compensarme por su acto egoísta, deberán ayudarme a conquistar a alguien.


—P-pero yo...—Una gélida mirada por parte de Momoi y Midorima se quedó en silencio.


—¿A quién quieres conquistar, Momoicchi? —Preguntó Kise.


—Aida Riko.


—•—


—¡Ah~! K-Kagami...kun. —Gemía el bajito mientras sentía como dos de los largos dedos del pelirrojo se abrían paso en su cuerpo, Kagami se había encargado de desnudarlo de la cintura para a abajo mientras llenaba de marcas el torso y cuello del peliceleste, pero era tanta la desesperación que ni siquiera le sacó la camisa, ahora, inservible.


—Tetsuya...tócame. —Le susurró el mayor en el oído, causando un espasmo en el cuerpo de Kuroko al escuchar el tono tan sensual que usó Kagami al decir su nombre.


—T-Taiga...—Kuroko logró empujar al pelirrojo, lanzando un gemido al ya no sentir esos deliciosos dedos rozando su interior.


Kagami se sentó en la orilla de la cama y, creyendo que Kuroko se sentaría en sus piernas, liberó un jadeo de sorpresa cuando vio que su sombra se había arrodillado entre sus piernas.


—O-oi...—Ahora el sonrojado era Kagami, no podía creer que una de sus más grandes fantasías se estaba volviendo real, un espasmo le sacó de sus pensamientos, la tibia lengua de Kuroko se paseaba con timidez por toda su extensión, casi con temor.— Si no quieres hacerlo, no lo hagas...


De un momento a otro, Kuroko se introdujo la mitad de aquel endurecido miembro a su boca, haciendo que Kagami gimiera de manera ronca, esa boca, definitivamente sería su perdición.


Era la primera vez que ambos experimentaban tanto placer junto, si bien antes se habían auto complacido, era la primera vez que se mostraban desnudos frente a alguien más.


—M-mhg...—Kuroko gimió aún con el miembro del mayor en su boca, sin quererlo había rozado su propio miembro y descubrió que le excitaba estar en esta posición. Algo avergonzado, se alejó para poder alzar su mirada mientras jugueteaba con la húmeda punta del pene de Kagami.


—Tetsuya...—Gruñó Kagami. Si seguían así, iban a acabar antes de tiempo así que hizo que Kuroko se volviese a levantar para sentarlo sobre sus piernas y así poder frotar sus intimidades rítmicamente.


—T-Taiga-kun...más, por favor...—Gimió el peliceleste mientras apoyaba su frente contra la del más alto, los espasmos en su zona baja le avisaban que estaba cerca.


—Maldición, deja de provocarme...—Tomó la estrecha cintura de su sombra e hizo que descendiera lentamente por la extensión de miembro. Dolía, dolía como los mil demonios, pero al mismo tiempo se sentía tan bien...


—•—


—Vayamos a casa de Kagami, él y Tetsu deben saber más de su entrenadora. —Dijo Aomine con la voz algo temblorosa, nunca había visto a su amiga tan enojada. Kise tomó su mano y le dedicó una pequeña sonrisa, oh, no podía creer que con sólo eso lograba que el gran Aomine Daiki se sonrojara.


—Conociendo a Kurochin y a Kagachin, deben estar viendo una película y muy, pero muy rojos, como mi paleta. —Dijo Murasakibara mostrándoles su paleta, que efectivamente, era roja. Todos sonrieron, Himuro se ganó el corazón de una persona muy tierna y especial.


El grupo de extravagantes chicos se adentraron en el complejo departamental donde vivía Kagami y cuando Akashi fue a tocar el timbre, frunció el ceño al notar la puerta abierta.


—Está abierto. —La voz del emperador hizo a todos poner atención, con cuidado empujó la puerta y entró como si fuera su propia casa.— Entren todos.


Sin repetirlo dos veces, el resto de los chicos pidieron permiso en voz baja y entraron, acomodándose en los muebles.


—Quizás fueron a comprar y se les quedó la puerta abierta. —Dijo Kise un tanto extrañado.


—Puede ser, ahora, sobre Aida Riko...


—¡Taiga~! —Todos abrieron muy grande los ojos ante aquel gemido, incluyendo al emperador, de pronto guió su vista hacia la puerta y notó que los zapatos de la luz y sombra de Seirin estaban en la entrada.— ¡Nhg~!


—Ni Oha Asa hubiese podido predecir esto, nanodayo. —Dijo un muy sonrojado Midorima, aunque todos estaban en el mismo estado.


Akashi se levantó bajo la atenta y asustada mirada de todos. Sabían cuán importante es Kuroko para el emperador, era como su hermano pequeño, no, su pequeño hijo.


Kagami Taiga estaba bajo el mismo techo que el sobreprotector y psicópata Akashi Seijuro.


—Akachin no debe interrumpir. —A pesar de el tono infantil y desinteresado de Murasakibara, estaba igual de nervioso que el resto, pero aún así tomó el cuerpo del emperador como su fuese una pluma y le dejó sentado en uno de los sofás, quedándose cerca en caso de que fuera a matar al tigre de Seirin.


—•—


—Tetsuya...—Gruñó el pelirrojo mientras arremetía sin tregua alguna el pequeño cuerpo de Kuroko, ahora recostado sobre la cama.


El peliceleste no podía hacer otra cosa más que gemir y gritar en honor al placer indescriptible al que su cuerpo era sometido. Todo era demasiado intenso. Apenas podía seguirle el ritmo a Kagami, pero fuera de disgustarle, estaba fascinado con saber que sólo él era capaz de liberar el tigre del pelirrojo.


—¡A-Ahh! ¡Taiga...Be-bésame! —Pidió Kuroko mientras estiraba sus brazos, los cuales hasta el momento se habían mantenido aferrados a las sábanas, logrando abrazarle por los hombros para acercarle y Kagami, sabiendo que tanto él como Kuroko estaban en el límite, terminó de acortar la distancia entre ambos, terminando por besarle de forma demandante pero tan gentil, que sólo eso bastó para que Kuroko se corriera con fuerza entre ambos cuerpos, ahogando un último grito en los labios de su amante.


Kagami por otra parte, apenas pudo resistir la sensualidad de Kuroko al reprimir aquel grito en sus labios, por lo que terminó por llenar aquel estrecho lugar con su esperma, gruñendo guturalmente sobre aquellos finos y deliciosos labios que poseía Kuroko.


El peliceleste se dejó caer en la cama con la respiración agitada, entreabriendo sus ojos para observar a Kagami, el cual también se dedicó a observar la erótica imagen frente a sus ojos.


Kagami por su lado, quedó prendado por la ternura pero a la vez erotismo que desprendía el sonrojado y sudoroso rostro de Kuroko, con pequeñas lagrimillas en sus grandes ojos color cielo, esos bellos labios completamente húmedos y rojos. Se sentía dichoso de ser el único en ver a Kuroko de esa forma, sintió que incluso se enamoró aún más de él.


Kuroko no estaba lejos, el ver a Kagami con esa fiera mirada pero con un reflejo de lujuria cruzar aquellos ojos carmín, como si aún le hiciera el amor con aquella mirada, esa hermosa piel tostada perlada en sudor le daba ese toque salvaje y sexy que tanto había soñado, oh si, Kuroko se había enamorado de la fiereza de Kagami, pero también de la dulzura y torpeza de este; era, al menos para Kuroko, el chico perfecto.


—¡Tiene el canal oficial de la NBA en HD! —Aquella exclamación les sacó de su burbuja, esa voz era más que conocida para ambos.


—¿Qué hace Aomine-kun en tu casa, Taiga-kun? —Kagami alzó una de sus extrañas cejas, ¿Quien era el celoso ahora?


—Es lo mismo que quiero saber. —Con cuidado, se deslizó fuera de la calidez y estreches de su pequeño novio, ganándose un gruñidito que le dio ternura.—Juro que lo mataré por interrumpir.


Kuroko simplemente lo miraba en silencio, quería responderle algo, pero se avergonzó cuando sintió como un tibio líquido abandonaba su cuerpo que simplemente cerró sus piernas, agradecido de su novio por no darse cuenta de ese detalle.


Kagami se puso un pantalón holgado hasta la cadera y salió de la habitación, dejando la puerta cerrada para que nadie más viera a Kuroko en este estado tan...erótico, ah, si de sólo tenerlo en su cama, ya le prendía nuevamente.


—Kagami Taiga, date por muerto. —No supo como, pero logró esquivar un par de tijeras que iban directo a su rostro, "Dejavú..." Pensó el pelirrojo más alto.


—¡¿Qué hacen ustedes en mi casa?! —Rugió el chico de Seirin, dedicándoles una mirada cargada de ira a los de la "Generación de idiotas", apodo que no incluía a Kuroko, obvio.


—Ka-Kagamicchi, no te enojes, la puerta estaba abierta y...y nosotros entramos porque necesitábamos ayuda de ustedes dos...—Claramente nadie se esperó esa reacción en Kagami, bueno que si se ponían a pensar, cualquiera estaría con esos humos si los hubiesen interrumpido en pleno coito.


—¿Y no pudieron esperar hasta mañana? —Esta vez los chicos observaban a una pálida Momoi, que se mantuvo observando un punto ciego hasta que sintió como la mirada de Kagami le quemaba.


—¡L-lo siento mucho! No sabía que tú y Tetsu-kun llegarían tan lejos...—Respondió un tanto apenada la chica, Kagami estaba a punto de decirle algo, cuando su mirada se perdió en el pasillo donde Kuroko venía caminando afirmado de la pared con...sólo la camisa del pelirrojo puesta.


—Tetsuya...—Susurró el As de Seirin y el resto, llevados por la curiosidad, se giraron a ver al peliceleste, quedando anonadados y con un pequeño hilo de sangre correr por su nariz.


"¡Kare-shirt!", pensaron todos.


Aunque el más embobado era Kagami, que se puso totalmente celoso de que todos se le quedaran mirando de esa forma a su novio.


—Si no quieren morir, váyanse, luego hablaremos. —Hasta el mismísimo Akashi tembló por la gélida voz del chico fantasma, claramente él también estaba enojado por que le cortaron el rollo.


—¡Lo sentimos! ¡Perdónanos la vida! —Gritó un cobarde Aomine que salió corriendo del departamento, sosteniendo firmemente la mano de su rubio novio. Aomine sabía perfectamente de lo que era capaz su pequeño amigo cuando estaba enojado.


—Kurochin...me iré de inmediato...yo...quedé con Murochin, si, eso, nos vemos Kagachin. —Murasakibara salió "calmadamente" mientras comía una paleta, esta vez de color morado. El gigante de Yosen sentía sus piernas como gelatina gracias a la mirada que le dedicó Kuroko.


—Oha Asa dijo que debía llegar temprano a casa, nos vemos. —Midorima huyó también de escena.


—Tetsuya, fue un gusto verte hoy. Por hoy me retiro, Satsuki, vamos a ver una película. —Akashi caminó con elegancia hacia la puerta, seguido de una muda Momoi.


Cuando la luz y la sombra de Seirin se quedaron solos en el departamento, soltaron una estruendosa carcajada, más bien Kagami, porque la risa de Kuroko apenas se oía.


El mayor se acercó al peliceleste y rodeó su pequeña cintura antes de posar una vez más sus labios sobre los ajenos, sacándoles una sonrisa a ambos.


—¿Qué te parece si cobramos venganza, Taiga-kun? —Preguntó en un tono inocente el inexpresivo chico, haciendo que su pareja sonriera.


—A veces das algo de miedo y no sólo porque te apareces de la nada. —Kagami amplió su sonrisa cuando vio el toque siniestro en los ojos color cielo.— Tú dime que hacer y lo haré.


—Pero primero...—Kuroko tomó el elástico del pantalón de Kagami, jalándolo hacia la habitación de este.— Volvamos a la cama...


Oh, si Kuroko aprendía rápido, eso quería decir que estarían un par de horas más en la cama y no precisamente durmiendo.

 


Ahora si, fin.

Notas finales:

Kuroko tiene resistencia sólo para ciertas cosas 7u7(?) ¿alguien quiere saber como fue la "venganza de Kuroko"? Pues esperen un poco más~ 

Nuevamente gracias por el apoyo y espero que nos veamos pronto<3. 

 

Chao-Chao<3 


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