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Todas contra él por Naotsuki-chan

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El sol de un nuevo día se veía atreves de su ventana, se removió entre la sabanas de esa amplia cama, situada en una de las habitaciones de la gran mansión a la que llamaba casa. La semana no había pintado para nada bien, se la había pasado maldiciendo a sus prójimos especialmente a un castaño con ojos perlados, aun peli café con cara de aburrido y aun peli morado que ni su nombre recordaba.

Ese mismo día después de las clases, le pidió a su “querido” primo que le diera la dirección de la rubia, para Sai esto no fue ningún problema y le dio lo que pedía, sabía que se convertiría en un acosador, pero con la cabeza caliente por la ira esto lo tenía sin ningún cuidado. Guardo sus cosas en el pequeño compartimiento de su motocicleta y emprendió el viaje hacia la “casa” de la rubia. Debía admitirlo la casa por no decir mansión, era sin duda, además de grande era hermosa con sus amplios jardines frontales y su fachada de piedra marmoleada, se veía alegre y acogedora.  Espero casi dos horas escondido  hasta que una limosina entró en su campo de visión, de inmediato la identifico como una de las limosinas de la familia Hyuga. La reja automática se abrió permitiéndole la entrada al largo vehículo. 

Dentro de la “casa” la rubia había estado esperando la llegada de su “cita” se había arreglado con una blusita de tirantes gruesos color negro con un curioso estampado de manchitas rojas como salpicaduras de tinta, llevaba una falda tableada  de color rojo cromado, unas calcetas hasta la rodilla y unas zapatillas cómodas blancas que hacían juego con el pequeño bolso que colgaba de su brazo.

-        ¿Estás seguro de esto hijo?—Minato Namikaze veía a su adorado hijo.

-        Papa, estaré bien ttebayo – le dedico una suave sonrisa a su padre—esto es parte del plan –un pequeño brillo se instaló en los ojos azules del menor, brillo que no pasó inadvertido por el mayor.

-        Ese plan no me gusta nada –un bufido salió de los labios del rubio mayor.

-        Hay ya basta querido solo saldrá con un amigo – la voz de Kushina se escuchó en el recibidor que era donde se encontraban.

-        Pero es el primo de Hinata, ese chico no me agrada

-        Papa no lo conoces, además él no sabe que soy un chico.

-        Mas a mi favor es un mujeriego –los brazos cruzados y el torcido de labios de Minato solo indicaba que estaba haciendo un puchero.

-        El que tiene que conquistar es el verdadero mujeriego cariño –la risa fresca de Kushina solo hizo que la cara de Minato se deformara.

-        ¿Qué?  No ¡ni hablar! Naruto te prohíbo salir de está casa—solo término de pronunciar esas palabras y el timbre sonó.

-        Papa, mama ya me voy ttebayoo nos vemos –haciendo caso omiso de las palabras de su padre el rubio menor salió como rayo hacia la puerta principal.

-        Naruto regresa –el intento de perseguir a su hijo se vieron truncados por un agarre fuerte en su muñeca, siendo su adorada esposa la que ejercía tal presión.

-        Basta Minato

En la entrada principal el joven Hyuga esperaba a su acompañante de hoy, le era imposible creer que la linda rubia le había dicho que si a su espontanea propuesta. Había querido pedírselo en otras circunstancias y asolas pero al ver como la rubia había negado la invitación de su “amigo” Uchiha se armó de valor y solo lo dijo, daba gracias que a él no le rechazaran de la misma ruda manera que al azabache. No espero mucho a que la rubia saliera de lo que al parecer era una ante sala o como se le conocía recibidor.

-        Buenas…—sus palabras se cortaron al sentir el agarre de su mano con la de la rubia.

-        Vámonos – menciono con una sonrisa mientras lo arrastraba a la salida.

-        ¿No debería al menos saludar a tus padres? –dijo el castaño cuando ya estaba en la puerta de su limosina.

-        No hay tiempo –dijo la rubia mientras subía a la antes mencionada, sin poder hacer nada el oji perla subió después.

En la lejana puerta el azabache solo había visto como la rubia tomada de la mano del castaño subía al auto de este último. Espero a que la limosina se alejara un poco para  encender su moto y comenzar con su persecución. Los siguió hasta el centro comercial en donde los otros dos se concentraron en buscar entre las tiendas, el azabache se ocultaba entre los pilares del lugar para que no lo vieran. Debía de admitirlo estaba muriendo de celos, cada sonrisa, risa y mirada que la rubia le dirigía al Hyuga le hacía hervir la sangre. La cita en si pareció un día de compras, un tanto aburrida y se dio por terminada a las ocho de la noche cuando el Hyuga la fue a dejar a su casa. Al día siguiente se enteró por parte de su primo, que el Hyuga le había pedido ser su novia y la rubia le rechazo diciendo que probaría salir con más chicos antes de tener una relación, eso no le agrado solo aumento su enojo y celos. Ese mismo día otra información llego a sus odios, Shikamaru Nara, el chico más perezoso de su clase también invito a la rubia y esta con una sonrisa le dijo que sí. Realizo el mismo proceso de la primera cita y solo lograba que su enojo incrementara. La tercera cita fue con un sujeto raro un peli morado que en su vida había visto y de igual manera que las otras citas, siguió a los dos protagonistas pero simplemente era una copia de la primera cita y todas acaban de igual manera. Para suerte de él, la rubia había negado ser novia de todos los que la invitaban a salir, puesto que esos tres fueron solo los primeros.

Suspiro ante el recuerdo de su “fantástica” semana y se recostó de modo que el sol no le diera en el rostro. Hoy era de esos días que no quería salir de la cama y cediendo a sus deseos así lo haría. Con lo que no contaba era que su queridísimo hermano estaba de vuelta en casa después de estar una temporada en el extranjero. Uchiha Itachi alto, cuerpo tonificado con el cabello negro largo y amarrado en una coleta baja, en su rostro adornaban dos ojeras alargadas que le daban a su rostro un aire de misterio y coquetería, se encontraba en el marco de la puerta de la habitación de su hermanito, la sonrisa que adornaba su rostro mostraba toda su blanca dentadura, para quien lo conociera sabía que esa sonrisa solo pronosticaba maldad. El cuerpo del azabache menor se fundió con el colchón cuando el cuerpo de su hermano cayó encima.

-        ¡idiota!—grito con dificultad ya que el golpe le saco el aire.

-        ¿Así es como recibes a tu hermano después de no verlo durante tanto tiempo? –cuestiono el mayor entre risas, el azabache menor trato de sacárselo de encima sin ningún éxito.

-        ¿Hay fiesta y no me invitaron?—una tercera voz se escuchó y un nuevo golpe el azabache menor sintió. Sai había llegado a la habitación de su primo y al ver  la situación se unió.

-        Oh Sai ¡cuánto tiempo! – dijo aun arriba de Sasuke.

-        Lo mismo digo –mencionó arriba de Itachi.

-        ¡Se quieren bajar par de idiotas! ¡vayan a chismosear a otra parte!—dijo molesto y aventándolos para que se quitaran.

-        Que amargado hermanito –dijo al momento que se levantó haciendo que Sai hiciera lo mismo-- ¿piensas quedarte en cama todo el día?

-        Si, ¿algún problema?—contesto molesto

-        Pues si lo hay –dijo Sai ganándose la mirada de los otros dos peli negros—le dije a Suigetsu que lo veríamos en la pista a las 3 así que levántate

-        ¡No me incluyas en tus planes!

-        Ya lo hizo –menciono el mayor—así que arriba Sasuke porque antes que se vayan quiero saber todo sobre esa rubia y pelirrojo que los traen locos.—las palabras del mayor sorprendió a  Sasuke.

-        ¿se lo contaste?—dijo con una voz irritada mientras se levantaba a perseguir  a Sai.

La mañana paso lenta para Sasuke, su “queridísimo” hermano le había interrogado sobre la rubia, para luego sonreír y decirle con burla.

-       Estás enamorado hermanito.

Odiaba a Sai y su lengua suelta, pero lo hecho, hecho esta. Ahora estaba de camino a la pista skate. Como era de suponerse el lugar estaba llevo de chicos con sus patinetas y bicicletas, el junto a su primo llevaban sus bicicletas correspondientes, el azabache no era muy aficionado al deporte del BMX ya que para el simplemente eran trucos con las bicicletas. En el lugar de siempre, cerca de la gran rampa de casi 10 metros en una de las bancas que se ocupaban para el descanso de los jóvenes se encontraban dos chicos, uno tenía el cabello blanco con un ligero tono azul, con ojos morados, vestía una camisa purpura sin mangas, unos pantalones de mezclilla grises y unos tenis negros, llamado Suigetsu Hōzuki,   a su lado estaba un chico alto, con el cabello naranja, de ojos de un color naranja muy suave casi parecido al café, portaba una camisa negra manga ¾ , un pantalón de mezclilla oscuro  con algunas cadenas doradas de adorno llamado Juugo Hebi . Los dos morenos se acercaron despacio aun en sus bicicletas negras, estos llevaban pantalón negro de mezclilla y una camisa blanca con estampado de calaveras por parte de Sai y una camisa azul oscuro con un halcón blanco de parte de Sasuke, ambos con tenis negros.

-        Hasta que se dignan a aparecer – les dijo el peliblanco en el momento que los vio.

-        El bastardito estaba en un interrogatorio

-        Ya cállate copia barata –menciono al bajarse de la bici.

-        Oh ¿y eso?—el peliblanco se acercó a Sai quería saber el chisme.

-        Itachi llego del extranjero y quería saber que había pasado con el bastardito y su damisela. —como buen agente de la información el moreno le comento lo sucedido solo hace unas horas.

-        ¿La rubia que tanto mencionan?—pregunto puesto de que hace algunas semanas esos dos no paraban de hablar de un pelirrojo y una rubia, bueno aunque solo era Sai quien hablaba, y era ahora el momento en que se lamentaba el haber escogido una escuela diferente a la de los Uchihas, al menos tenia a Juugo aunque él no era de hablar mucho.

-        De casualidad esa rubia ¿no tiene el cabello largo atado en dos coletas que están  trenzadas, tiene ojos azules y unas marcas en las mejillas similares a unos bigotes? –hablo el peli naranja que había tenido la mirada en las rampas desde hace un tiempo.

-        Si asi es –dijo Sai con su sonrisa de siempre. —pero ¿Cómo es que lo sabes?

-        Porque la estoy viendo—todos en ese momento dirigieron su mirada a donde estaba la del peli naranja. Los cuatro jóvenes estaban sorprendidos aunque solo uno tenía los ojos abiertos siendo este Suigetsu.


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