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Las joyas del Jeque por lovetheocean

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Notas del capitulo:

Hola a todos, vuelvo despues de siglooooos ;uuuu; pero de verdad no pienso olvidar este fic, aunque me demore en actualizar uwu. Este capítulo es un regalo de cumpleaños para mi amiga Gine !Feliz cumpleaños Gine!

Espero les guste el cap~

P.d:Gracias por sus comentarios, de verdad me animan a seguir escribiendo

-Oye, Rei, ¿Cómo es posible que tú siendo un guardián, muestres una cara como esa? –El pelirrojo estaba cómodamente recostado en un gran sillón apoyado en la pared, la cobija con la que tapaba su entrepierna reposaba en la mano de Rei.

-Rin …ponte ropa,  ¡Al menos cúbrete la entrepierna, estás duro!- un sonrojadísimo Rei estaba parado no muy lejos de él, era simple el saber porque estaba así: Rin tenía un cuerpo endemoniadamente sensual, habría que estar ciego o simplemente no ser humano para no notarlo, era una belleza andrógina digna de Su Majestad.

-Ah~ para qué, solo estoy ahorrando tiempo, si ya sabes para que estamos aquí. Estoy ansioso igual que tú-rio suavemente, burlarse de Rei era muy efectivo para matar la tensión- De hecho empieza a desnudarte también, sino Makoto te sacará a mordiscos la ropa, lo sé – Una estruendosa carcajada se dejó oír en la habitación.

-¡YA BASTA!-le tiró la sabana de vuelta a Rin- Tú…gritas demasiado fuerte….cuando te…

-No podía parar de reír- Ya basta...despertaré a todo el palacio…Lo siento, lo siento, ya no hablo más pero Rei, deja la vergüenza – se acercó lentamente a Rei lamiendo cerca de su cuello-Vamos, te ayudaré, Makoto vendrá en cualquier momento.

El de ojos violetas se sobresaltó un poco, luego dejó que Rin le quitara la camisa y el cinturón en su cintura.

 

-…¿Hoy todos quieren provocarme verdad?- El castaño había llegado al Gran Salón con un muy agitado Haru entre sus brazos, en todo el camino no hizo más que rozar débilmente la erección del ojiceleste; -Aunque mi Rubí y mi Violeta se ven hermosos juntos, preferiría que no comiencen sin mí…

-Ah vamos no es justo, tú también ya estas devorando al hidrosexual…

-Rin, soy Haruka-El de cabello negro parecía un poco molesto, nunca le había gustado como lo llamaba Rin, se acercó más al cuerpo del castaño.

-Su Majestad, no es lo que piensa…-Rei se acercó tímidamente hacia su amo, ciertamente él también se sentía celoso, también quería que Su Majestad lo envolviera entre sus brazos.

-Rei, ven conmigo –caminó hasta donde unos grandes almohadones estaban amontonados y dejó caer bruscamente a Haru sobre ellos. Se recostó cómodamente en su “sillón especial” y simplemente miró a los dos con aire de autosuficiencia.

Ambos tragaron saliva y se acercaron lentamente hasta quedar arrodillados a los pies del Jeque, Haruka liberó la erección de Makoto con un poco de impaciencia, él también estaba ansioso.

Pero, el primero en rodear el palpitante miembro del castaño fue Rei, con su lengua rozaba la punta, Haruka no se quedó atrás y empezó a lamer todo el largo del falo de Makoto.

Su Majestad…-Su precioso Violeta lo miraba con esos mágicos ojos suyos mientras seguía envolviéndolo en esa caliente cueva que era su boca, su pequeño Haru hacía lo mismo con su parte baja, perfecto, ambos joyitas ya estaban con una dolorosa erección entre sus piernas. Tomó rápidamente el mentón del que se había recostado a su lado en el gran sillón, empezó a besarlo sin piedad, jugando con esa sínica lengua de su pelirrojo, su mano se desliza por los muslos de Rin hasta llegar a su entrepierna y llega a su erección, su Rubí abrió descaradamente sus piernas cuando sintió su mano en aquel sensible lugar, era adorable lo atrevido que era con él.

Rin Rin tu lengua está muy quieta esta noche- el castaño se separó apenas de Rin, este tenía la cara muy sonrojada y un hilillo de saliva bajaba por sus finos labios, su mirada se veía perdida, tan perdida. Makoto no desaprovechó esto y empezó a besarlo violentamente de nuevo, una vez que ambos labios terminaron rojizos e hinchados por los besos, bajó hacia su cuello y clavícula, amaba dejar marcas en ese lugar, era tan huesudo, y ya que tenía una pálida sonrosada piel, las huellas que dejaba llamaban bastante la atención.

Ma…Makoto, ahí hazlo más rápido, también te quiero dentro mío ya…-deslizo su mano sobre la de Makoto que masturbaba tortuosamente lento su pene, estaba duro y resbaladizo, con esos movimientos tan lentos era imposible que llegara al clímax.

-¿Me estás ordenando, Rin? Yo soy el que da las ordenes aquí- Al mismo tiempo que hablaba tomó ambas manos del pelirrojo y lo tiró en el amplio sillón, colocándose encima suyo.

-¡Su Majestad!-fue el grito de protesta acompañado de jadeos de los que hasta hace un momento atendían su parte baja, sus bocas lucían manchadas de líquido preseminal.

-Rei ven aquí –tomó suavemente del brazo al de cabello azul, lo atrajo a su regazo y le dejó un suave beso en el dorso de su mano-

-Majestad…?-el aludido estaba confundido y encantado por el gesto de su amo

-Cuando llegué, estaban ambos muy entretenidos, quiero que sigas.

-Pero..yo…con Rin…-trataba de hablar, pero su cabeza estaba hecha un lío, ¿Tal vez se habría molestado con él por eso?

-Tranquilo, no lo pienses demasiado, solo…-le dio un suave beso en la mejilla-quiero ver…a Rin besarte y dejarte lindas marcas…en esta suave piel que tienes…¿Harías eso por mí?...-Entre cada frase iba alternando besos en el rostro de Rei, este se dejó llevar por las palabras de su amo.

 

-Los jadeos suaves y gemidos era lo único que se escuchaban en aquella habitación, un peliazul estaba cómodamente recostado sobre los almohadones, Rin estaba sobre él penetrándolo suavemente, por órdenes de Makoto, enterrándose profundo entre su interior.

-Oh vamos, Makoto te conciente demasiado, no aguantaré más este ritmo…-fue interrumpido por un excitado Rei que lo atrajo hacia sí y selló sus labios, tímidamente introdujo su lengua en la boca del contrario.

-Tendrás que aguantar Rin Rin, sé que te gusta que sea un sádico contigo, pero no puedo dejarte hacer lo que quieras con mi Violeta, lo romperías-ríe suavemente en el oído de Rin, Makoto ya desnudo se había posicionado sobre el cuerpo de pelirrojo y ahora toqueteaba descaradamente sus nalgas, dándole suaves golpecitos de vez en cuando.

-Vamos a divertirnos-empujó su miembro ya duro en la entrada del contrario, este se sorprendió por la intromisión sin ser preparado, Rin dio un gemido de dolor mientras veía a Rei que yacía bajo su cuerpo, de pronto las embestidas de su amo hicieron que el empujara más duro contra el trasero de Rei, era una sensación nueva, extremadamente placentera para él, se estaba descontrolando.

El peliazul por su parte sentía que en cualquier momento podría romperse, podía escuchar los gemidos de su amo y Rin a la vez, además de sentir las embestidas de ambos, como si ambos estuvieran dándole en su punto de placer.  Movía sus caderas con más fuerza empujándolas hacia Rin, buscando más contacto, su miembro estaba duro y aunque necesitaba atención ahí también, no lo hacía, ya que sus manos se encontraban aferradas a las sábanas, las apretaba con todas sus fuerzas, necesitaba algo a lo que aferrarse, al contrario que su voz, dejaba salir gemidos de placer, era imposible reprimirlos ahora que experimentaba algo nuevo.

-Rei, abre los ojos, mírame…-el aludido abrió lentamente los ojos-¿Te gusta esto? Somos dos sobre ti –le sonrió maliciosamente haciendo más violenta las embestidas, provocando que un agitado pelirrojo las aumentara también.

-Ma-majestad…no puedo…es demasiado…-liberó las sábanas y se aferró al cuerpo de Rin, este cedió al peso del contario y se dejó caer en el cuerpo de Rei sin detener sus embestidas, Makoto también se arrodilló más sobre el cuerpo de Rin, este ángulo era perfecto para entrar más profundo en él.

-No has respondido, ¿Te gusta?

-…Sí

-Asi…que no te desagrado del todo violetita…-sintió la tibia respiración de Rei en su oído, estaba pegado a su cuerpo, así que podía sentir el rápido palpitar de su corazón.

-Cállate Rin!...

-No…Ah!...

-Rin me estás apretando tanto, ya casi…estas en el clímax ¿verdad?...-Empujó sin piedad contra su próstata

-¡Majestad!

-¡Makoto! Ma…-sus jadeos fueron reprimidos por un sonrojado Rin que  atrapó sus labios en un beso, un beso que reclamaba su atención también. Ambos habían llegado al clímax antes que lo hiciera el castaño.

-…Mis preciosas y lujuriosas joyas, se corrieron más sabiendo que el pequeño Haru nos estaba viendo.

Ambos agotados, exhaustos pero satisfechos voltearon su vista hacia el ojiazul que los miraba desde unos futones, extasiado.

-Su Majestad, puedo, ya no quiero solo ver…-con sus profundos ojos color del mar llenos de lágrimas y una mano envolviendo su duro y húmedo miembro-falta algo...

El Jeque salió lentamente de la entrada de Rin, dejando un suave beso en su nuca antes de alejarse de él e ir hacia Haruka.

Creo que ya aprendiste la lección por hoy, Haru-Las esmeraldas que eran los ojos del gentil Makoto se oscurecieron por el placer y el deseo mientras se acercaba a él totalmente desnudo. Haruka extendió los brazos recibiendo a Makoto.

-Hoy nadie descansará…-volteó la vista hacia Rin que tenía a Rei posicionado sobre sus piernas, mientras este se sentaba sobre el miembro nuevamente palpitante del pelirrojo.

Haru, tú también, hoy te encargarás de todo…-sonrió cuando sintió su miembro siendo aprisionado por el cálido interior del contario

 

 

 

-Makoto…despierta…

El castaño se había quedado dormido entre el montón de futones, al lado suyo yacía el cuerpo de Rei abrazado a uno de sus fuertes brazos, del otro lado Haru se acurrucaba a su cuerpo brindándole calor, acostado en su pecho un Rin recién despertado Rin llamaba a Makoto suavemente, casi en susurros, para no despertar a los demás.

-Makoto…

-¿Rin Rin? –un aún soñoliento Jeque no abría los ojos pero le hacía saber que estaba despierto, eran solo estos momentos en los que se permitía un descanso bajando la guardia, incluso como ahora se permitía ser perezoso y disfrutar de sus joyas-Aún ni es momento de que yo empiece con mi trabajo-se acomodó y bajo la cabeza para sentir el suave olor del cabello de Rin, era tan relajante sentir a sus tres tesoros durmiendo plácidamente con él

-Que nadie nos oiga…pero…yo…te amo…lo sabes ¿verdad? Más…que todos

El castaño solo le sonrió gentilmente, regalándole esa sonrisa que sabía podía derretir el aparentemente duro corazón de su rubí, solo él conocía ese lado tan romántico suyo.

-…Rin,lo sé, yo…

Cuando volvió la vista hacia Rin, este se había vuelto a recostar cómodamente sobre el amplio pecho del Jeque, la noche lo había dejado exhausto.

-Mi pobre Rin…

 

 

 

Horas más tarde era otra mañana ardiente en el desierto, todos cumplían con sus labores, excepto dos inquietos jóvenes que escondidos detrás de una de las paredes del Salón central, observaban por entre las espesas cortinas de los ventanales, no podían ir más lejos si es que no querían que los guardias internos de su Majestad lo notaran.

-¿Quién es ella?...

-Solo veo su cabello, es color rosa, y largo…su trenza le llega hasta la cintura

-¡Maldición! Cuando vea a Makoto le voy a matar…

-Eres ruidoso Rin, nos van a escuchar

-¡¿Haru es que acaso no sientes nada?! Él no necesita ninguna mujer, nos tiene a nosotros

Esto hizo temblar un poco al ojiceleste, lo que Rin decía era verdad

-….Solo, sigamos observando….

Notas finales:

Gracias por leer


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