Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mystic por CainFk

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Muchas gracias a la personilla que dejó review. De nuevo me disculpo que las cosas luzcan lentas pero lo bueno se hace esperar (???) -khé-. Al principio hay que, pues, juntar a los pollitos y luego empieza la party hard.

Espero disfruten, también aquellos que no dejan review (??) 

La locura no es para cualquiera.

El bien puede terminar siendo tan repulsivo como el mal.

Por donde vayan tus pasos, cada ruta que traces, no será sino un hilo más para la red que al final, sin importar cuánto intentes huir, te arrastrará al centro. A toda la basura que la vida te hará devorar.

Reza porque el demonio que te destace no sea muy grande.

 

***************************************

 

Deseó estar loco. Deseó que fuese una alucinación. Sin embargo, si alguna vez una sustancia le producía una ilusión como ésa, inmediatamente la aborrecería.

-¿Sakura…? -¿se había equivocado de habitación?

Los pálpitos de su corazón retumbaban hasta nublar su visión, pero simplemente no había forma de apartar aquella imagen que seguramente se grabaría en su memoria.

Labios quebradizos alcanzaron a balbucear vocablos ininteligibles, interrumpidos por un líquido cristal cuya procedencia era el centro de su ira: esos ojos ahora moribundos, que siempre habían sido la inspiración de cualquier artista.

Allí, frente a él, justo en el suelo se hallaba a quien había estado buscando; y de toda situación en mente, realmente no esperaba lo que la vida preparaba. Quizá en uno que otro vago pensamiento, pero en lo absoluto con un impacto como el que en ese instante tenía.

Sus orbes carbón se pasearon por el menudo cuerpo totalmente estirado, bocabajo, de aquel que en algún momento les dio el valor de un diamante.

Y, ¿¡qué era todo ese lugar!?

Con esfuerzo pudo reparar en que toda la iluminación del cuarto no eran sino velas cuyo opaco resplandor daba a relucir desastre por doquier.

-Hyd---

Incapaz de responder al llamado, un fuerte puñetazo contra su rostro le apartó de inmediato la mirada de la escena. Por supuesto, el protagonista de semejante y desagradable secuestro venía a reclamar su puesto en el infierno.

-¡Maldita sea, ya me harté de esto! -con una fuerza que contenía desde el inicio de su travesía, igualó y superó la acción contra aquel que le había agredido, apuntando en esta ocasión a su estómago y dando inicio a la pelea que, a decir verdad, se predecía.

 

******************* 

 

¿Estaba sucediendo?

Entre gruñidos que parecían de animales, su borroso panorama lucía como un collage de disparates que alguna vez llegó a fantasear.

No se trataba de que no pudiese detallar todo lo que ocurría. Ya tenía tiempo entre penumbras para poder ver y sentir hasta la más pequeña hormiga desplazarse por el piso. Pero, ¿cómo, luego de tantos años, lograría asimilar el tener a Sakura allí sin pensar que se había vuelto loco?

-A-agh -molesto, inútil.

En tambaleos, alzó su propio torso del suelo. De manos atadas a la espalda, tuvo que valerse de sus propias piernas para ponerse en pie.

Si aquello era un sueño, no iba a despertar sintiéndose miserable por no ayudar a Sakura. Si sólo iba a abrir los ojos para encontrarse a aquel hombre ofreciéndole comida que se limitaría rechazar otro día más, que al menos las horas restantes mantuvieran ese buen recuerdo.

Pensar rápido. Tarea sencilla de no tener jaqueca, unas estorbosas lágrimas en los ojos y un tiempo indefinido sin comer. Realmente no llevaba la noción de cuántos días o noches pasaban.

De una sacudida que no hizo sino marearlo un poco más, logró motivarse a sí mismo de escabullirse entre el gran lío formado afortunadamente un poco distante de la puerta. Aquel par se mataba a puñetazos dentro de la habitación.

¿Estaba mal querer reírse en ese momento? Cielos, estaba loco de atar.

-Ah… -fuera de aquellas paredes en específico un gran cúmulo de aire fue exiliado de sus pulmones, los cuales hasta ese instante se encontraban renuentes a funcionar.

Entre su cabello despeinado, sus ojos acudieron a distintas direcciones, intentando recopilar la mayor cantidad de imágenes posibles, en la búsqueda de cualquier artefacto acerado.

¡Bingo!

Unos cuántos vidrios en el suelo… Wow, un momento, cuánto desastre por todo el pasillo. No había duda de que Sakura había pasado por allí.

Aprisa, sus rodillas volvieron a saludar el suelo, sin importar que algunas astillas se enterraran en su pantalón hasta profanar su piel. Inclinándose para poder tomar el primer fragmento que alcanzase, comenzó a tajar la maldita (literalmente) cuerda que privó sus manos de libertad durante todo ese tiempo.

-¡HYDE! -un escalofrío recorrió su columna vertebral en ese momento arqueada, y no precisamente por algo que disfrutase, una vez escuchó la voz de quien fue su custodio; probablemente consciente de su ausencia. Empero, entre aparatosos y complejos sonidos, logró captar uno adentrarse más a la habitación.

¿Acaso Sakura buscaba alejar la pelea lo más posible?

Unos cuantos improperios evidentemente dedicados a Gackt le dieron la respuesta exacta.

-¡Ja! ¡Calma, voy en un segundo! -ojalá estuviese tan seguro como se escuchaba.

Sumándole fuerza y rapidez a la fricción en su mano, sentía ahora un fluido recorrer su piel. Sudor.

Su cuerpo empezaba a tener vida una vez más.

Con otro gruñido, cual alarido victorioso, dio fin a aquellas infernales cuerdas para ponerse de pie enseguida.

De intrépidos y a la vez lerdos movimientos, su misión obtuvo otra mira. Debía parar a Gackt, aún si fuese su ex compañero quien llevase la delantera.  Todo aquel caos era  tan irrisorio que sus comisuras de curiosa forma se mantenían alzadas en una sonrisa.

De ser un sueño, pasaría todo el tiempo restante en ese sitio, riéndose.

Contados los movimientos como un baile que en un momento más tranquilo podría rememorar y describir, se abrió paso en la pista que mantenían acaparada Gackt y Sakura.

Uno, brazo estirado, mano ahora dueña de un artículo a su alcance, similar a un hurgón.

Dos, sobre sus talones, giro grácil pero con premura dio inicio a intersectar la pelea.

Tres. Frente a sus ojos, de un color que por esta vez no era azabache, ese alto hombre perpetrador sujetaba la camiseta del baterista, apunto de asestarle un golpe al rostro.

Cuatro.

Ya no más.

[...] 

Fuera de balance. Sakura retrocedió y sus pies se enredaron, cayendo así al suelo. Mareado, sabía que por un instante llevó las de perder y si su cabeza no doliese tanto, se hubiera preguntado por qué aquella estocada final nunca llegó.

Entre neblina y partículas que poco a poco fueron tomando forma, los pocos factores en los que pudo reparar habrían sido inquietantes, de no ser porque la desorientación no era ayuda.

-¿Hyde?... -su respiración se interrumpió. Se suponía que aquel a quien había ido a buscar estaba a pasos de él. Pero no lograba reconocerlo.

¿De nuevo?

¿Por qué llegó a creer que había una esperanza…?

-¡Arriba! ¡Hay que darnos prisa!

Despertando de su letargo por aquella voz de la que alguna vez se creyó completo conocedor, sus sentidos regresaron a su cuerpo, y cuando pudo reparar en ello, ya estaba siendo tomado de la mano para ponerse de pie.

-¡Ugh, espera, espera! -intentó seguirle el paso, procurando no tropezar con lo que parecía ser… ¿¡Eh!? ¡Gackt estaba tirado en el suelo!

Corría, guiado por los pasillos y escaleras abajo, y parpadeó sintiéndose idiota. Hyde había golpeado a ese sujeto en la cabeza, con la suficiente fuerza para dejarlo inconsciente.

-¿No se suponía que era yo quien venía a salvarte? -preguntó, interrumpido por jadeos con toda esa prisa. ¡El pequeño demonio parecía disfrutar la situación! ¿¡Se estaba riendo!?

-Y lo hiciste, recuérdame pagarte por eso -un comentario propio de él. Esa voz… Esa voz y las palabras que ésta formaba continuaban siendo las mismas, como lo recordaba en un inicio. Pero no debía bajar la guardia.

Si bien la imagen con la que encontró al vocalista era desgarradora para su cordura, no iba a dejarse llevar.

¿Cómo había terminado tan terriblemente golpeado?

Sakura estaba seguro de haberle respondido con fuerza, pero no cedía. Ese tipo debía estar poseído también.

-Aquí tienes -alcanzó a oír en un susurro-, ahora guarda silencio -aún aturdido, bajó su mirada hacia lo que se le era extendido, su par de botas que ya palpaban su propio pecho, mientras Hyde parecía estar distraído.

Maldecía demorar en procesar cada cosa. ¿Cuándo habían alcanzado los zapatos y la salida?

Ocultos tras un arbusto, Hyde aparentemente calculaba la ruta que tomarían para escapar.

*

**

***

-¡Wohooo!

-¡Guarda silencio!

Yasunori no acostumbraba a hacer el papel de arisco. Mucho menos negarle todo a ese rey…reina, miniatura. Pero, ése no era ni el lugar ni el momento.

A una velocidad que los hacía apenas perceptibles al ojo humano, Sakura se hallaba al mando de su motocicleta (transporte que había aparcado lejos de aquella pútrida morada por diversas razones), con el agarre ajeno a su cintura, más ceñido de lo que debería.

-Será cuestión de tiempo antes de que la policía esté buscándome -y lo tenía claro, con un expediente manchado no dudarían en atraparlo sin misericordia.

-Con esto -hizo referencia a los cascos-, sólo somos una excitante pareja pendenciera. Si nos atrapasen, al menos estaremos en un mismo cuarto con esposas a la mano.

Ese miserable, ¿cuándo había recuperado las fuerzas para tener esa actitud?

La respuesta era: Nunca había cambiado. Hyde, era simplemente Hyde. Quizá… realmente podía seguir vivo en ese cuerpo.

Era la vida que sentía latente en ese instante. Aquel aferrado a sí que buscaba de alguna manera u otra que terminaran chocando como imbéciles.

Aquella vida que vio rasgada en varias ocasiones, y la que logró presenciar en ese asqueroso lugar, hacían tan sólo unos minutos… Lejos de causarle algún tipo de temor, le llenaba de ira.

Si pudiese, se devolvería a terminar de masacrar a Gackt, pero no. Tenía lo que necesitaba y no debía sino cumplir con su objetivo. No había espacio para más.

Soltando un prolongado alarido eufórico, Hyde aferró con más fuerza sus cortos falanges a su camiseta y torso, aprisionándolo hasta con las piernas repentinamente, una vez Sakura sumó velocidad a su moto alzándola en una sola rueda y prontamente devolviéndola a su anterior y adecuada posición. Risas cuya melodía no era adulterada por el bloqueo que el casco producía, abarcaban sus oídos con mayor alcance que el estruendoso ruido del vehículo.

Bueno, nadie le había dicho “de qué manera” debía cumplir con su objetivo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).