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In the name of the Father... por Thelovearesick

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Notas del capitulo:

Lo siento, la verdad he tenido un montón de problemas recientemente. No se si todavía hay gente leyendo esto (?) pero pues aquí les dejo el capítulo xD. Subiré los capítulos faltantes poco a poco, tengo la historia avanzada hasta el capítulo 11

Algunas personas habían empezado a entrar a la iglesia. La mayoría era gente mayor, quienes se acomodaban en los asientos delanteros en completo silencio mientras contemplaban al Santísimo expuesto frente al altar.


Eran las siete de la mañana, casi en punto, pudiendo escucharse el eco de las campanadas de la iglesia anunciando la hora a lo lejos. El sol apenas empezaba a alumbrar vagamente la entrada y para ese momento, el sonido de los pájaros al cantar era un indicador del nuevo día.


Había señoras, ancianos, personas quienes pasaban buena parte de su tiempo usado en sus diferentes plegarias, siempre entregados a sus creencias y a su fe. Eddie pensaban muy en el fondo que para esas personas era lo único que les quedaba.


¿Qué otra cosa se puede hacer al ser mayor? El pensamiento le parecía vagamente cruel, pero era la realidad reflejada en cada semblante solmene y en cada movimiento lento y pausado, casi completamente mecanizado.


A paso lento, el sacerdote caminaba por los pasillos, mirando de reojo como algunas cuantas mujeres se persignaban con fervor, logrando doblar sus rodillas cansadas en un intento por un hincarse frente a sus asientos. Debía significar un gran esfuerzo para algunas de esas personas, quienes se limitaban a bajar la cabeza con solemnidad, en un intento por parecer poco dignos de contemplar la figura simbólica expuesta.


Eddie se quedó parado por un momento cerca de uno de los pilares, pensativo. Su vista pasó de observar a las mujeres a dirigirse directamente a la zona en donde los colores brillantes del altar exponían lo que simbolizaba la carne y el cuerpo de Cristo en una hostia. Siempre me había costado trabajo, pese a su fe, el poder ver representado a Cristo en una imagen tan simplista como esa.


Sin embargo, Eddie era prudente con muchas de sus ideas y dudas, prefiriendo guardarlas para sí mismo y así evitar uno de los prolongados y para nada motivadores sermones del padre Martin en cuestiones de fe, creencias y diversos temas relacionados.


Pese a todo, Eddie se sentía realmente tranquilo en realidad, siendo esto una de las cosas que más le sorprendía ante los recientes acontecimientos y experiencias vividas en tan poco tiempo durante esos días. Había estado reflexionando lo ocurrido, intentando averiguar cuáles eran las mejores opciones que le quedaban ahora que las cosas habían sido puestas sobre la mesa.


La realidad era que había tenido relaciones sexuales con Waylon Park hace un par de días atrás, pero lo verdaderamente asombroso era lo poco que esto realmente le preocupaba, estando seguro que de no se arrepentía realmente de lo sucedido.


No era que no fuera relevante, importante o que no significara una pauta en su día a día, pero para Eddie, no había algo que verdaderamente lamentara del acto de tener a Waylon entre sus brazos, de sentir su piel bajo sus manos y escuchar los entrecortados sonidos entre sus labios al momento de poseer su cuerpo en aquella pequeña oficina. El recuerdo le era muy agradable y, si se permitía admitir, había sido persistente en sus fantasías durante los días anteriores, acordando tener una charla con Waylon después de lo ocurrido.


Las cosas habían resultado mejor de lo esperado al no presentar un rechazo inminente por parte del menor después del acto. Incluso había habido un beso de despedida, uno que no era para nada inocente en realidad. Había una parte de su mente que, con mucha lógica, le indicaba que la situación era riesgosa y bastante peligrosa para ambos, no únicamente por su vocación, sino por todo lo que implicaba para él tener contacto con alguien de la edad de Waylon.


Toda era una locura tras otra, pero por primera vez en su vida, Eddie realmente quería apagar el lado racional de su cerebro, dejándose llevar más sus sentimientos, emociones y necesidades en ese preciso momento. Era extraña la sensación de liberación, pese a todo. Una sonrisa muy ligera se dibujó en sus labios, llegando a la conclusión de que había pasado buena parte de su vida rechazando su verdadera naturaleza durante varios años atrás.


Aun no estaba seguro del todo como debía llamar a aquella “revelación”, pero por lo pronto Eddie prefería pensar en cosas mucho más agradables que el recriminar su gusto, dejando que su mente se desviara en otra dirección mucho más agradable de lo que en verdad dictaba sus verdaderos pensamientos, preocupaciones y temores.


Quizás había algo más. Una sensación, una pequeña idea o una punzada palpitando en su mente, la cual le gritaba prácticamente que todo lo que hacía estaban completamente mal. Que asaltar esos labios y acariciar ese cuerpo delgado al lado suyo era equivalente a un pecado mortal, como si fuera una especie de bárbaro profanado algún lugar sagrado. La analogía le pareció divertida, sorprendiéndose con una sonrisa en los labios al pensar en la comparación de Waylon con aquello, considerando que él era el hombre de fe


Todo lo que rodeaba a Waylon hasta cierto punto ligado a la ingenuidad ante su percepción, por lo que ver la disposición y entusiasmo con el que el joven correspondía a sus atenciones era sorpresivo, atrayente, incitante.


Eddie era consciente de eso, consciente de lo prohibido del acto en sí, consciente de que los problemas que ambos tendrían al ser descubiertos en el acto serían bastante graves para ambos, pero por una vez en su vida, Eddie realmente quería enterrar esa sensación de advertencia de su mente, como si la voz de la razón hubiera muerto al momento de probar aquel par de suaves labios. Suspiro.


Los pasos lentos de Eddie se acercaron poco a poco a la salida del gran templo, ya que el aroma del incienso y el sonido de los rezos empezaban a molestarlo. Pese a su buen humor de ese día, Eddie tenía realmente poca tolerancia a las personas a su alrededor. El sonido ferviente de los rezos de las señoras era cada vez más elevado ante su percepción, lamentando internamente que no pudieran orar en silencio, como el resto de las personas normales. Otro suspiro salió de sus labios.


A lo lejos, la figura del padre Martin se acercaba a paso pausado en su dirección. Era una sorpresa que la sonrisa que brotaba de sus labios no fuera tan fingida esta vez. El buen humor impregnaba incluso su molestia y desprecio hacia el viejo sacerdote. Ese día, sin embargo, eligió sonreír con sinceridad.


— Buenos días, padre Eddie — comentó la baja y cansada voz del anciano al momento de pasar al lado de Eddie. Los ojos azules se encentraron en el semblante demacrado, la postura encorvada y la forma en la cual el sacerdote parecía casi balbucear las palabras. Un pensamiento pasó por su mente, preguntándose internamente si algún día tendría un aspecto similar al envejecer. La idea fue descartada al momento.


— Muy buenos días, padre Martin, ¿qué tal se encuentra hoy? —respondió con un timbre de voz mucho más animado que lo usual. Eddie sabía que era extraño, incluso algo mucho más intimidante o atemorizante que su estado natural de apatía y molestia con el resto.


El padre Martin parpadeó un par de veces, ya que a lo lardo de los dos últimos días, mucho de los demás sacerdotes y religiosas habían notado un cambio bastante radical en la manera de reaccionar del padre Gluskin con sus diferentes actividades e interacciones con el resto.


Pese que al resto de los demás miembros de la comunidad les parecía algo bastante extraño e inusual. Martin se encontraba sorprendido de buena manera ante ese cambio. Quién lo diría, quizás Eddie al fin estaba tomando el ritmo adecuado en sus actividades.


— Me encuentro muy bien, gracias por pregunta padre Gluskin. ¿A que debemos su repentino cambio de humor, por cierto? — el anciano, en un movimiento repentino, había colocado de forma lenta su mano sobre el hombro de Eddie.


La tarea parecía casi titánica a su criterio, considerando la diferencia de estatura de ambos, además del hecho de que la postura rígida de Eddie era casi permanente. La sonrisa en el rostro de Eddie se desvaneció por un breve momento, aclarando su garganta ligeramente. Sus ojos azules continuaban fijamente fijos en cada expresión y movimiento contrario. Martin bajo la mano con la misma rapidez que la subió.


— No lo sé. Quizás sea algo en el aire, el cambio del clima…quien sabe. ¿Hay alguna actividad pendiente en la parroquia? —


El rostro de Martin parecía no querer cambiar la expresión de sorpresa. El tono de amabilidad de Eddie era muy distinto al fingido tono de amabilidad que había usado durante sus constantes días de actividades. Una parte de Martin se alegraba por este repentino cambio, ya que él siempre había tenido fe en que Eddie podría logar grandes cosas en la parroquia, por su determinación, disciplina y la manera tan eficaz en la que llevaba a cabo las cosas.


— Hay algunas actividades pendientes para el fin de semana, pero por el momento buena parte de esas cosas ya han sido cubiertas al momento. Cualquier cosa que surja en los siguientes días será avisada en nuestra próxima junta durante el jueves, así que no tiene nada de qué preocuparse, padre Gluskin. Aprecio su entusiasmo ante todo. —


— No tiene nada que agradecer, es mi profesión a fin de cuentas. Si me disculpa, tengo algunos pendientes que realizar, sobre todo de revisión de documentos. —


— Claro que si padre, espero que nos podamos ver más tarde y espero que su mañana sea muy amena. —


Con una pequeña sonrisa y una ligera inclinación de cabeza, Eddie pasó a retirarse del templo en poco tiempo. El sonido de los canticos de las señoras resonaba como un eco para ese entonces, dándose cuenta al girar la cabeza que la mirada del padre Martin continuaba fija en su dirección. Acelerar el paso siempre sería la mejor de sus opciones.


La realidad era que Eddie no mentía, teniendo los pendientes atrasados de la revisión de las diferentes facturas y cuentas pendientes atrasadas. La sorpresiva llegada de Waylon y su posterior encuentro había sido el factor principal para dejar de lado sus obligaciones, además de claro, tener la mente ocupada en cosas mucho más interesantes que ver cuánto dinero se requería para la compra de las próximas bancas para la pequeña capilla.


Pese a eso, Eddie se encontraba bastante positivo al respecto. Sería una buena forma para pasar el resto del día. Waylon iría a visitarlo por la tarde. La ansiedad que experimentaba por volver a ver al joven se acrecentaba cada vez más.


Al llegar al comedor y tomar sus alimentos, no era sorpresivo para los sacerdotes y monjas que Eddie prefiriera sentarse en una mesa apartada. No por su buen humor de estos días toleraría el convivir con el resto de las personas a su alrededor, sobre todo al notar la manera tan particular y torpe en que la hermana Sofía vertía sobre su plato su porción correspondiente. Siempre pensó que había algo completamente irritante en esa mujer, siendo demasiado nerviosa, torpe y ansiosa para poder tolerarla.


Los otros dos sacerdotes que se encontraban en la mesa contraria no eran mejor opción en todo caso. La mayoría era de la misma edad que Eddie, si es que acaso un par de años más grandes que él. Portaban con solemnidad sus sotanas negras, casi como si estuvieran indicando en todo momento que su decisión los hacía superior a una persona ordinaria. Lo que más detestaba por sobre las otras cosas era la condescendencia con la cual hablaban, se expresaban e interactuaban con el resto de la comunidad en general.


Eddie jamás hizo algo para evitar mostrar su desagrado. Era cínico y bastante apático, pero al menos era sincero al momento de expresar cuando una persona no era deseada ante su presencia. El resto de los miembros de la comunidad siempre portaban una fachada de falsa cordialidad fingida. Quizás su sinceridad lo delataba demasiado, pero era algo que consideraba digno de admirarse en general.


No paso mucho tiempo antes de que terminara de comer en completo silencio. Quedaban muy pocas personas en el pequeño salón recibidor, por lo que Eddie procedió a limpiar sus platos y retirarse en completo silencio, justo de la misma manera en la cual había aparecido. Sabía que algunas miradas le seguían, por lo que una sonrisa ladina apareció en su rostro al pasar por el umbral de la puerta.


Había una ligera sensación de triunfo en aquel simple acto, ya que sabía que el resto de las personas a su alrededor lo consideraban completamente insoportable.  Desde que había llegado, jamás se había sentido bienvenido en realidad, por lo que no empezaría a querer “encajar” en los estándares hoy en día.  


Al llegar a la pequeña oficina improvisada, el semblante de Eddie poco a poco se relajó. Los recuerdos agradables de aquella tarde al lado de Waylon volvieron a agruparse en su memoria, logrando adentrarse y sentarse lentamente en el sofá que había sido utilizado para ese propósito en especial.


Quizás parecía un completo idiota, pero la sola idea de recordar aquel suceso de hace días le hizo estremecerse por completo, recordando con nitidez cada detalle, sensación, expresión y sonido que Waylon Park había producido y provocado a su vez. Una de sus manos apretó ligeramente el respaldo del asiento, dándose cuenta de lo pervertidas que se estaban volviendo sus ideas en ese instante. ¿Qué no podía calmarse por un momento?


Eddie prefirió abandona el sofá, intentando reprimir el impulso casi natural por comprobar si la tela del sofá contenía aún el aroma de la piel y el cabello de joven. Era un maldito degenerado, pensó, volviendo al asiento frente al escritorio, intentando por todos los medios enfocar su atención en los diferentes documentos y papeles amontonados.


El día apenas empezaba y sabía que sería larga la espera a partir de ahora, por lo que sus manos empezaron a trabajar, acomodando los diferentes papeles de manera estratégica, de acuerdo a su nivel de importancia y cercanía. Por fortuna, siempre había sido muy disciplinado, por lo que en poco tiempo logró tomar un mejor ritmo, empezando a hacer diferentes cuentas mientras el tiempo empezaba a transcurrir.


Su atención, al fin, pudo estar fijar en cada cifra y material en las listas, dándose cuenta en poco tiempo de que la actividad de las ventas en la pequeña feria de hace semanas atrás realmente había dado muy buenos resultados. Estaba  seguro que únicamente bastaba una actividad más para poder reunir toda la cantidad requería para las bancas y los arreglos de la pequeña capilla al lado del templo. Sabía que Martin estaría muy complacido, y siendo sincero, una parte de él incluso sentía cierta motivación al respecto.


El tiempo empezó a pasar mucho más acelerado al concentrarse en sus tareas. Eddie no esperaba que hubiera tantos pendientes por resolver. La enorme pila de hojas parecía no tener fin, resintiendo en poco tiempo por la postura tan encorvada, además de haber forzado la vista durante todo este tiempo al haber olvidado sus lentes en su habitación. Al girar su vista, se dio cuenta sorpresivamente en el reloj de pared que estaba por ser las 3:30 de la tarde. ¿Realmente había pasado tanto tiempo?


            Un suave golpeteo se escuchó en la puerta. Eddie no tenía que meditarlo mucho para saber de quien se trataba, dando una suave sonrisa al momento que indicaba con voz clara que pasara. La figura de Waylon Park siempre resultaba una especie de visión al observarla. Su suave y ligeramente rizado cabello arena se acentuaba perfectamente sobre su rostro joven.


            La mirada del joven parecía querer evitar encontrarse con los profundos y afilados ojos azules. Eddie hizo el gesto de levantarse, dándose cuenta que al hacerlo, Waylon terminó por cerrar la puerta por completo, escuchando el seguro de la cerradura a sus espaldas.


Los ojos de Waylon se agradaron al momento de ambos dar un par de pasos. En poco tiempo, Eddie se encontraba con las manos firmemente ajustadas en torno a la cintura contraria. Sus labios y sus manos parecían tener una respuesta propia, alcanzando a inclinarse hasta eliminar la pequeña distancia que había entre ambos.


Waylon jadeó en el gesto, alzando sus brazos para poder sostenerse de los fuertes hombros, dejando que sus labios actuaran de igual forma. Las manos de Eddie exploraron de manera lenta la espalda baja, subiendo y bajando en su necesidad de querer tener más contacto con el cuerpo ajeno.


Los labios de Waylon parecían tener problemas en poder seguir el ritmo de la desesperación. Eddie sabía que tenía que calmarse, más al entrar en contacto con la lengua contraria, poco podía hacer por las reacciones tan naturales de su cuerpo al querer acorralar y devorar por completo el cuerpo contrario. Al final, solo la falta de aire pudo separarlos.


— Creía que íbamos a hablar… — comentó Waylon con voz entrecortada. Sus pupilas estaban ligeramente dilatadas. La sensación de calor parecía recorrer su rostro y su cuerpo entero temblaba bajo el rastro de sus caricias. Eddie tuvo que usar todo su autocontrol para no tirarlo sobre el sofá una vez más. Tenía que anteponer su razón y su racionalidad. Waylon tenía razón. Tenían que usar sus bocas para algo más importante.


— Tienes razón… — respondió en voz igual de afectada que Waylon.


La frente de Eddie terminó por acomodarse de manera suave sobre la frente contraria, dando una mirada a aquella delicada expresión avergonzada. Los ojos de Waylon siempre se miraban más claros cuando la luz se filtraba por la habitación.


Los labios de Eddie encontraron su camino una vez más, siendo mucho más tranquilo durante esta ocasión, guiando en poco tiempo al rubio hacía una de las sillas contrarias. Parecía haber mucha solemnidad entre ambos. Los ojos de Eddie repentinamente se sintieron impropios de poder sostener la mirada contraria por mucho tiempo. ¿Acaso ya era el momento de admitir su mutuo error? Eddie había esperado que las cosas resultaran favorables al menos por un corto periodo, pero la realidad parecía más aplastante a cada momento.


Las manos de Waylon permanecieron firmemente colocadas sobre su regazo. El joven repentinamente le pareció como si fuera una estatua, al quedarse completamente inmóvil e inexpresivo, siempre mirando en su dirección, como esperando alguna especie de respuesta o explicación a lo ocurrido. La realidad era que Eddie no tenía algo razonable que decir al respecto, ya que no se sentía del todo arrepentido.


Le era demasiado natural el poder demostrar actos de afecto hacía Waylon. Sabía que sería demasiado repentino admitir esto, ya que las cosas no eran del todo correctas y, en definitiva, no tenían mucho de estar conscientes que el sentimiento de atracción era mutuo. ¿Acaso podía llamar esto como un romance? Eddie no tenía una experiencia concreta en el área.


— Yo…bueno. Yo quería pedirte una disculpa. Me dejé llevar el otro día y sé que estuvo mal, se supone que yo soy la persona responsable aquí. Tú eres joven y siento que quizás pude haber sacado ventaja de eso. No tengo una excusa suficientemente válida para justificar mi acto…así que lo único que puedo ofrecerte por el momento es una disculpa sincera. — Los ojos de Eddie tardaron un momento en poder levantarse del suelo.


La mirada y expresión de Waylon seguía igual de inexpresiva. Incluso su postura parecía mucho más rígida ante aquellas palabras. Los ojos de Eddie no tardaron en parpadear, preguntándose si en verdad eso era lo que quería escuchar Waylon de sus labios.


¿Qué pensamientos pasaban por la mente del joven en ese momento? La duda lo carcomía más que otra cosa. Con alarma, Eddie hizo el gesto de querer tocar de forma suave sus manos, pero hubo vacilación al notar como los ojos de Waylon volvían a agacharse sobre su regazo. El ambiente volvió a ponerse denso una vez más. Los ojos de Eddie se estrecharon al sentir el roce de las manos contrarias sobre sus manos.


— ¿Es lo que realmente piensas, Eddie? — preguntó con duda en su expresión.


Los ojos claros parecieron ser oro líquido de un momento a otro. Había cierta turbación en su expresión. Las manos de Eddie se ajustaron hasta entrelazar sus dedos con los dedos contrarios. Sostuvo la mirada como pudo, notando lo afligido que empezaba a tornarse por su gesto. ¿Qué es lo que realmente pasaba por su mente?


— No entiendo a qué te refieres, Waylon. —


— A que si realmente piensas que fue un error, que fue un pequeño desliz nada más. ¿Realmente crees que es algo que se tenga que lamentar? Digo…estoy consciente de la situación, de que es algo riesgoso para ambos, y si, actué de manera muy impulsiva al querer revelarte lo que sentía…pero no es algo que me haga sentir mal al momento de pensarlo. En ningún momento me sentí mal de estar contigo de esa forma… ¿acaso tú te sentiste mal después de haber estado conmigo de esa forma? —


Eddie estaba verdaderamente sorprendido ante estas palabras. La duda, el temor y la inseguridad volvieron a aparecer como un espectro en la actitud y palabras de Waylon. De nueva cuenta, el joven le pareció mucho más pequeño e inocente a cada momento que lo observaba a detalle. Ni siquiera podía concretar la frase de manera adecuada. Parecía que le era muy difícil pronunciar abiertamente que sí, que ambos habían tenido relaciones sexuales y que para nada podía considerar a aquello como una piedra con la que tropezó.


El gesto de acercarse a tomar el rostro del joven entre sus manos era sorpresivo para Waylon, pero parecía corresponderlo al momento. Sus ojos claros se levantaron lentamente en dirección a los ojos azules de Eddie. El mayor podía observar el labio del menor temblar al momento de querer mencionar alguna palabra o aclaración. Por el contrario, sus labios volvieron a encontrar el camino, dejando un suave y lento beso antes de responder.


— ¿Qué quieres que te diga, Waylon? Claro que no me arrepiento, no siento que tenga algo verdaderamente de que arrepentirme. Hacer el amor contigo fue una especie de revelación para mí… —


Eddie se levantó de su asiento, inclinándose lo suficiente para romper de cierta forma la distancia que había entre ambos nuevamente. Sus manos no tardaron en hacer un lento recorrido por sobre los suaves muslos contrarios, permitiéndose el subir y bajar de manera lenta, llegando a ajustarse con firmeza sobre las caderas del joven, mientras su postura se inclinaba cada vez más, reclamando los labios de Waylon de forma cada vez más agresiva y sugestiva.


Los sonidos del joven apenas podían contenerse dentro de su boca. Pese a que los labios de Eddie querían acallar los ruidos, los jadeos y sonidos de ambos empezaban a elevarse de forma cada vez más notoria. Eddie sabía que había muy pocas probabilidades de ser escuchados en ese pequeño salón, más sin embargo, en el calor del momento se le antojaba una cosa diferente. Con cuidado, sus manos se posaron sobre los delgados hombros, alejando a Waylon con  sutileza, pese a la aparente inconformidad de ambos de romper el beso al momento.


Los ojos de Eddie estuvieron fijos en la mirada contraria en todo momento. Había un ligero enrojecimiento brotando sobre las mejillas contrarias. Los labios estaba entreabiertos y había una creciente necesidad acrecentándose cada vez más en su mirada. Eddie tuvo que contenerse una vez más, logrando alzarse de su posición en poco tiempo, ayudando a Waylon al mismo tiempo.


— Creo que…tengo una idea, cariño. —


No sabía si era por el calor del momento, por la creciente necesidad enterrada en los pantalones de ambos o porque la idea de lo prohibido era un incitante bastante poderoso para ambos, pero en poco tiempo logró guiar a Waylon, con mucha cautela, hasta que ambos llegaron a estar en frente de la habitación en donde dormía Eddie.


Casi podía escuchar el corazón de Waylon martillar dentro de su pecho a medida que se adentraban ambos, cerrando la puerta nuevamente al asegurarse que ninguna persona era testigo en ese momento de aquel acto. Los ojos de Eddie no podían dejar de estar atentos a cada reacción o movimiento por parte contraria, estando preocupado por cualquier reacción negativa que pudiera tener el menor al ser llevado de manera tan repentina.


Por fortuna, Waylon soltó una ligera sonrisa al momento, empezando a encaminarse hasta sentarse en la pequeña cama del rincón. Los ojos de Eddie no perdieron de vista ninguno de sus movimientos, soltando una ligera sonrisa mientras notaba la expresión en el rostro de Waylon al descubrir que la cama era mucho más suave de lo que aparentaba. El gesto casi infantil de rebotar en la misma le parecía adorable. Fue cuestión de un par de segundos antes de que terminara sentado a su lado.


— Quiero que estés seguro… — comenzó a decir, dejando que una de sus manos se posara de manera suave sobre el rostro contrario.


Para ese momento, Eddie pensó que no había absolutamente nada que pudiera desagradarle de Waylon. Sus ojos, sus labios, su voz…todo empezaba a volverse una necesidad en su rutina. Se sentía diferente de poder tener al joven cerca de él y una parte de su mente empezaba a desarrollar cierto temor de que todo se esfumara de un momento a otro. Las cosas buenas no podía durar para siempre, y en este tipo de situaciones, el riesgo era mucho más palpable y atemorizante.


— Quiero que estés seguro de querer hacer esto conmigo. No quiero que te sientas orillado por mí de estar conmigo. No quiero ser el motivo por el cual tengas problemas en un futuro, aunque sé muy bien que probablemente lo seré… — la voz de Eddie empezaba a sonar mucho más cansada de lo que en verdad se sentía.


El pequeño sentimiento de culpa que tanto había querido evitar empezaba a fluir con más nitidez en ese momento. Sentía que la piel de Waylon le quemaba y, al mismo tiempo, sentía que era la única forma en la cual podría aliviar el dolor que por tantos años había sobrellevado.


Los labios de Waylon se acercaron con lentitud a los suyos, en completo silencio, dejando un rastro de besos por su barbilla, mejillas, nariz, elevando ligeramente su postura y alzándose en la cama hasta poder besar cada rincón de su rostro, logrando alcanzar sus ojos y su frente en movimientos suaves, muy delicados. Los ojos de Eddie se cerraron al momento de sentirlo, dejándose llevar por la sensación placentera de las manos de Waylon empezando a recorrer su pecho cubierto.


Sintió un pequeño empujón por parte del menor, terminado por acomodarse en la cama mientras las caderas de Waylon empezaban a crear cierto peso y fricción sobre su regazo. Eddie se permitió abrir los ojos nuevamente, dándose cuenta de la expresión de cariño y admiración que portaba el rostro del joven, quien con mucho cuidado empezaba a retirar sus ropas oscuras, intentando revelar más de su piel con cada movimiento y acción.


El recuerdo del sucio hotel con la prostituta apareció repentinamente en su mente. La sensación en ese entonces había sido completamente desagradable en todo sentido, dándose cuenta de que el cuadro distaba mucho de esta nueva imagen grabada en su memoria, en donde el objeto de su deseo se encontraba buscando tener más contacto con su piel.


No había nada en comparación con este momento. No había nada de desagradable en la sensación sobre su piel. Las manos de Waylon lograron retirar su prenda superior, dejando el tonificado pecho y abdomen de Eddie frente a su vista. Los ojos de Waylon parecían agrandarse al notar su complexión, tomándose el tiempo de apreciar con su mirada antes de dejar que sus manos hicieran un lento recorrido desde la zona de su pelvis hasta alcanzar la altura de su pecho. Eddie se estremeció, dejando que sus manos se posaran sobre las caderas contrarias en todo momento.


Quería permitirle a Waylon el explorar, realmente quería que la curiosidad y el deseo de Waylon saliera a flote en ese encuentro, ya que su curiosidad y necesidad eran igual de similares a las del joven encima de su regazo. En un movimiento fluido, Waylon terminó por inclinarse lentamente, dejando ahora un rastro de besos en donde las caricias habían sido colocadas. Eddie volvió a suspirar.


Podía sentir la sensación de calor rodeando todo su cuerpo. La necesidad estaba sumamente punzante en su entrepierna. Su cadera no pudo evitar elevarse, haciendo que el cuerpo de Waylon rebotara ligeramente sobre su cuerpo. La sensación pareció ser sorpresiva para el joven, quien elevó el rostro con un evidente sonrojo. Eddie no podía dejar de pensar que era adorable, inocente, que era algo que debía atesorar en todo momento.


— ¿Tienes idea de lo hermoso que eres? — dijo casi sin pensarlo, haciendo que su cadera volviera a hacer el movimiento repentino, notando como Waylon se alzaba nuevamente, empezando a retirar su camisa de la misma forma que lo había hecho con su cuerpo.


No había duda alguna del gran atractivo que tenía el joven sobre él. Eddie no podía contener la necesidad de elevar sus manos, ajustando un firme agarre sobre la cintura contraria mientras admiraba el delgado pecho, permitiendo que parte de sus dedos terminara por explorar poco a poco, alzándose hasta rozar delicadamente los pezones contrarios. Waylon parecía estremecerse, notando como sus ojos se entrecerraban con apenas esos sutiles toques, dándose el lujo de levantarse ligeramente para imitar con sus labios los movimientos sobre el pecho contrario.


Al succionar el pezón, los gemidos de Waylon se hicieron cada vez más elevados. Eddie quería escuchar cada sonido que emitiera, por más breve que este fuera, empezando entonces la tarea de eliminar el resto de la ropa del cuerpo de Waylon mientras atendía el pezón contrario. Los gemidos de Waylon eran casi felinos. Eddie no podía dejar de lamer, succionar y jugar con la delicada zona, sintiendo como su propio cuerpo reaccionaba de manera casi instantánea al empezar a moler sus caderas sobre las caderas ya descubiertas del menor.


Sentía que su cuerpo entero vibrara ante el roce de ambas pieles. Su boca estaba prácticamente devorando la piel contraria, sintiendo el aroma y el sabor salado a medida que los movimientos de ambos empezaban a tornarse más acelerados, provocando el sudor en la piel contraria. Eddie jamás se había sentido así en el pasado. Sus ojos claros se dilataron ante el placer, sintiendo como el hambre parecía apagar su línea de pensamientos racionales una vez más.


Voltear a Waylon hasta posicionarlo sobre la cama había sido relativamente fácil ante esa lógica. Los ojos de Waylon se ensancharon, dándose cuenta de la desesperación brotando de Eddie al momento de deshacer el cierre de su pantalón. El mayor bajó lo suficiente de sus prendas para mostrar lo palpitante de su erección. Los ojos de Waylon no podían dejar de seguir sus movimientos, sintiendo como sus piernas eran abiertas y estiradas ante los atentos y depredadores ojos contrarios.


— E-Eddie… — soltó en voz nerviosa. Los ojos del mayor parecieron reaccionar al momento, dándose cuenta de los repentinos y apresurados actos que estaba realizando sin percatarse.


Waylon nunca se había sentido tan vulnerable como ahora, estando completamente expuesto tanto su miembro como su entrada ante la azul y profunda mirada, intentando calmar su respiración mientras las manos de Eddie acariciaban lentamente la extensión de una de sus piernas. El mayor parecía entender su preocupación, ya que en un movimiento igual de repentino, su rostro terminó por enterarse de lleno alrededor de sus piernas, alcanzando a llegar a la altura en donde se encontraba su contraída entrada.


— ¡Oh! — la sensación de humedad entre sus muslos no tardó en expandirse. La lengua de Eddie empezó a trabajar en humedecer cada rincón y tramo de la delicada piel sobre el musculo. Los ojos de Eddie se elevaron, dándose el lujo de mirar en primera fila cada reacción, movimiento y respiración por parte del menor, quien parecía querer ocultar la vergüenza y sorpresa de su rostro.


La sonrisa de Eddie parecía casi depredadora. Waylon repentinamente no pudo perder detalle de cada gesto por parte del mayor, dándose cuenta de la forma en la cual disfrutaba de cada una de sus reacciones, sin importarle nada más que complacerle por el momento.


Podía sentir su miembro palpitar de un momento a otro, intentando en un vano intento ocultar su rostro del posible sonrojo que pudiera aparecer con persistencia. Escuchó un gruñido por parte de la grave voz del mayor, quien apartó rápidamente sus manos de sobre su rostro al jalar ligeramente sus brazos. La mirada de Eddie lo decía todo.


— Déjame verte, cariño. Quiero verte reaccionar — fueron sus únicas palabras al momento. Los ojos de Waylon parecían confundidos y febriles, alcanzando únicamente a asentir mientras su cuerpo volvía a relajarse poco a poco.


Los labios de Eddie volvieron a centrarse en besar y succionar ligeramente la piel contraria. Había algo, algo adictivo en su sabor, algo adictivo a esa experiencia, que Eddie en definitiva no podía definir del todo bien. Sabía que su necesidad era quien dictaba las ordenes ahora, pero poco podía hacer para evitar controlar cada uno de sus actos y deseos internos. Los ojos de Waylon parecían querer cerrarse, sobre todo al sentir como la boca del mayor finalmente había logrado cernirse sobre su necesitado miembro, dando una ligera sonrisa antes de lamer desde la base de sus testículos hasta la punta.


Los labios de Eddie empezaron a jugar con la rugosa piel del glande, dejando que uno de sus dedos terminara por aventurarse sobre la entrada contraria al comprobar que estaba completamente humedecida por su saliva. La humedad y necesidad en el cuerpo de Waylon se reflejaba en las ligeras gotas pre-seminales que se filtraban por los bordes de su miembro. En un movimiento demasiado lento, Eddie terminó por abrir su boca por completo, dando paso al miembro del joven por entre sus labios, mientras su lengua empezaba a juguetear por los alrededores de la sensible piel.


Waylon soltó un gemido elevado. Su cuerpo estaba siendo atacado por muchos estímulos a la vez, sintiendo como sus caderas se arqueaban a medida que el dedo de Eddie empezaba una serie de estocadas intermitentes. Las succiones de la boca del mayor sobre su miembro se estaban volviendo cada vez más aceleradas y demandantes. Waylon creía que iba a explotar de placer. Sus ojos no pudieron permanecer abiertos por mucho tiempo, dejando que sus labios se entre abrieran mientras sus muslos se ajustaban alrededor del rostro contrario.


Era tan suave. Eddie únicamente podía pensar esa frase. Los muslos de Waylon se sentían tan suaves sobre su rostro, pese a notar que el joven hacía un esfuerzo titánico por contenerse. Otro dedo se aventuró a entrar. Prefería estar seguro de que Waylon estuviera bien dilatado antes de continuar, además de tener la firme meta de hacerlo llegar al orgasmo durante más de una ocasión en aquel encuentro.


Los movimientos de sus labios parecían no darle tregua para nada. El vaivén de su cabeza empezó a intensificarse, haciendo que el miembro se situara dentro y fuera de sus labios con un ritmo acelerado, logrando relajar su garganta hasta que pudo alcanzar cada vez mayor profundidad y fuerza.


Waylon estaba acelerado. Podía escuchar los jadeos y su respiración entrecortarse. Eddie sabía que estaba tan cerca de correrse, que únicamente se dedicó a dar otra fuerte succión para hacerlo llegar. La sensación de la semilla de Waylon terminó por esparcirse con rapidez sobre su lengua. Al elevar su vista, la mirada del joven parecía completamente dilatada y fuera de sí, notando la manera tan acalorada en que las gotas de sudor se esparcían por su rostro.


— Eddie…. — la voz de Waylon salió al relajar un poco su respiración. Los dedos de Eddie se adentraron de manera cada vez más fácil después de su orgasmo. Sentía como los músculos internos del joven ya no se contraían en torno a sus movimientos. El cuerpo de Waylon terminó por desplomarse sobre las sábanas en poco tiempo.


Al separarse, Eddie pasó de manera descarada su lengua por los bordes de su boca, dándose cuenta de la atenta y apenada mirada contraria, que seguía sus movimientos con mucha admiración y atención. ¿Acaso Waylon no estaba consciente de lo increíblemente atractivo que era?


— Hm…delicioso — fue lo único que mencionó al sonreír de medio lado. Los ojos de Waylon parecían no querer perder detalle de cada gesto, movimiento o acción que pudiera tener sobre su cuerpo. Eddie sentía como su necesidad empezaba a volverse un poco molesta, por lo que decidió estirar sus dedos en el interior de Waylon, intentando comprobar si estaba realmente listo para continuar con las atenciones.


— Parece que ya estás listo para mi… ¿me dejas entrar, cariño? — fueron las palabras pronunciadas mientras su cuerpo terminaba por acomodarse sobre el delicado cuerpo.


Waylon parecía no tener algo coherente que contestar. Sus ojos parecían dar el consentimiento necesario, empezando entonces a tomar su miembro a abrirse paso suavemente entre el cuerpo de su pareja. ¿Podría llamarlo pareja en ese momento? La idea le resultó vaga, pero bastante comprensible ante su duda. El rostro de Waylon parecía contorsionarse ante la sensación invasiva, y sobre todo ante el dolor inicial de sentir la punta del miembro contrario perforando su interior.


El calor del cuerpo de Waylon era envolvente para Eddie. Su mirada se cerró con fuerza, mientras su miembro avanzaba tramo a tramo, con todo el auto control que podía demostrar en un momento como este. Al verse completamente adentro, ambos se quedaron completamente quietos, escuchando únicamente el sonido de sus respiraciones alteradas.


Los labios de Eddie se acercaron lo suficiente para empezar a besar y lamer suavemente el cuello contrario. Quería ser capaz de distraer a Waylon de cualquier dolor e incomodidad. Su intención era clara al limitarse a los besos, sin tener intenciones de dejar alguna marca visible en su cuerpo. Las manos de Waylon se ajustaron sobre su espalda ancha, empezando a apretarse cada vez más, dejando que su cabeza se acomodara completamente sobre el mullido colchón. Parecía que intentaba que su respiración se relajara, permitiendo que su cuerpo se adaptara mejor a la intromisión.


Un ligero suspiro salió de sus labios al sentir los labios de Eddie succionar y jugar suavemente con su oreja. La mirada de Eddie se elevó ligeramente, esperando algún indicio de su parte.


— Creo que ya estoy…listo — comentó en voz baja, susurrante. Eddie no tardó mucho tiempo en reaccionar.


Sus caderas empezaron despacio, mucho muy despacio, permitiendo que la experiencia para ambos fuera casi igual de delicada que la primera vez que sucedió. Sabía bien que Waylon era completamente primerizo en el área, por lo que no había necesidad de acelerar realmente las cosas. Su miembro se adentró y alejó con mucho cuidado de su cuerpo. Los ojos de Eddie siguieron con atención cada reacción. Waylon permanecía con los ojos cerrados en buena parte de los momentos, pero notaba que poco a poco su semblante iba cambiando de la incomodidad al placer.


— Eddie… — los labios de Waylon no tardaron en entreabrirse una vez más. La fricción entre sus cuerpos iba aumentando poco a poco. La sensación de calor los envolvía, sintiendo como su cabello bien peinado empezaba a ceder ante la humedad de su rostro y cabeza.


Las manos de Eddie estaban firmemente colocadas sobre las caderas contrarias, permitiendo que los movimientos fueran más certeros al realizarlos. Su miembro empezaba a moverse con más facilidad ahora. Los movimientos de sus caderas eran más acelerados a medida que sus cuerpos se acostumbraban el uno al otro. ¿Esto se sentía el querer?


Eddie quería averiguar si la sensación de tener el cuerpo de Waylon cerca iba más allá que una atracción física. Había empezado con eso, si se permitía admitirlo, pero a medida que los dos fueron interactuando, las cosas que descubrió en el joven eran mucho más llamativas que el atractivo de su apariencia. Era interesante, inseguro, con una manía por anteponer las necesidades y creencias de su madre sobre sus propias creencias y necesidades.


Eddie había conocido esa sensación en el pasado. Él había antepuesto a su madre en muchos momentos anteriores en el pasado. La sensación de libertad siempre le fue privada, sobre todo en cuanto a preferencias, gustos, ideologías o creencias se trataban. Eddie empezaba a dudar de todo lo que le rodeaba, de todo lo que quería, de todo lo que había deseado hasta el momento.


Eddie siempre había tenido muchas dudas respecto a todo, pero al ver a Waylon frente a si, completamente perdido en la necesidad y el placer, se daba cuenta de que el error más grande que había cometido hasta el momento fue querer aparentar algo que jamás había sido.  


Un gemido salió de sus labios después de un momento. Podía sentirse tan cerca de llegar al clímax, escuchando y observando cada reacción por parte de Waylon al momento de adentrarse cada vez más profundo dentro de su cuerpo.


Las sensaciones los abrumaban a ambos por igual. Otra idea volvió a surgir en su mente mientras sentía su inminente liberación dentro del cuerpo de Waylon Park una vez más.


Se le antojaba que estas eran sus primeras experiencias en realidad. Jamás había sentido placer en el pasado. La humillación había marcado su sexualidad hasta el momento.


Eddie había reprimido cualquier recuerdo y momento de aquellos años hasta ahora, sin tener mucho éxito en poder lograrlo de manera efectiva. Por primera vez en su vida sentía que tenía una verdadera motivación para intentar borrar el rastro de dolor en torno a sus días pasados.


A Eddie se le antojo creer que su primera vez fue aquel día, con el joven que lo había vuelto a la vida sin querer. Muchas cosas pasaron por su mente al momento de alzar la mirada, notando la sonrisa de cansancio que brotaba de los delicados labios contrarios, teniendo a su vez una pregunta rondando por su mente al notarlo: ¿Por cuánto tiempo será?


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