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DECEMBER por STEREK141618

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STILES YA SE HABÍA levantado de la cama, o bueno, más bien ya había despertado, Theo le había tenido entre sus brazos toda la mañana mientras le contaba historias que hacían reír mucho al castaño. Pero ya era bastante tarde y el novio del muchacho de ojos whisky había decidido tomar una ducha, y después Stiles pues estaban decididos a gastar esos dos cupones de regalo del castaño. 
Stiles estaba en la cama aún con su desnudes como vestimenta, miraba el techo con un ojo tapado por un brazo, pensaba en Derek, no debía hacerlo pues la noche anterior había sido maravillosa, pero la idea era infrenable, cada segundo era como una tortura para su filosofía y había leído por ahí que los deseos del alma sólo nos aprisionaban a nosotros mismos y debíamos sucumbir ante la tentación porque no nos aprisionaríamos más, seríamos libres. Entonces estar con Derek era un acto de libertad, pero ¿de qué se liberaba con exactitud? Esa era la cuestión. Según el libro del Génesis, Adam y Eva vivían en total desconocimiento de sus propias conciencias. Existían en un estado de letargo constante e infinito de felicidad apacible. Hasta que llegó la serpiente y les dio independencia y conciencia. Pero al mismo tiempo, esa libertad les había condenado. Entonces no era libertad. Sin embargo ¿qué era mejor? ¿Vivir en un letargo plano de comodidad? O ¿vivir condenado a una libertad falsa? Según otras palabras, la vida que está llena de placeres y felicidad, es fácil de olvidar pues siempre es lo mismo y nunca hay relevancia alguna, ninguna cosa que valga la pena recordar. En cambió aunque la vida de uno esté llena de eventos desafortunados, éstos te llenaran de lecciones, y los buenos momentos de bienestar se evocarán con relevancia y felicidad en nuestras mentes. Tal vez después de todo, podría valer la pena estar con Derek….
Le daba demasiadas vueltas, así que sólo se limitó a permanecer tendido hasta que llegara su novio. Iban a ir al cine y después a una cena, todo pagado por el bolsillo adinerado de Stiles, pues para ser sinceros, eso no le faltaba.

 

EL JOVEN HALE ESTABA SALIENDO por la puerta de forma apresurada.
—¡Derek no quiero que hagas ninguna estupidez! —gritó la chica levantándose de la alta mesa—. Te diré dónde está, sólo no salgas así como así a hacer estupideces.
El Hale se giró. 
—Pues dímelo. Sabes que no haré nada malo. Le quiero demasiado y me conoces lo suficiente para saberlo. Puedes confiar en mí.
¿Lydia sería capaz de decirle su ubicación a Derek? ¿Traicionaría la confianza de Stiles e incluso a ella misma? Tal vez Derek hallara a Stiles, pero eso significaba entrar en los dominios de Theo. Definitivamente le sacaría de esa casa. Además se suponía que ella no quería que Derek estuviera con Stiles, era un pecado capital. 
—Está con su novio —respondió ella con nervios, mordiendo una de sus costosas uñas y mirando el suelo. El moreno le miró con incredulidad.
—¿Crees que eso no lo sabía? Si es más que obvio —bramó Derek abriendo los brazos.
—Bueno pues…
—¿Dónde vive él? —interrogó el otro, cada vez más irritado.
—La casa de Theo… —balbuceó la chica girando sobre sí misma para no ver al chico—. No sé dónde está… —mintió pero esta vez su falacia no fue creíble como siempre lo eran.
—Claro que lo sabes. ¡¿Por qué no me lo dices?! —cuestionó entonces escuchándose dolido, le golpeaba el corazón que su mejor amiga no le quisiera decir la ubicación de su amor de la vida.
—¡Porque no quiero que arruines su relación! —gritó la pelirroja encarando con valentía al moreno. Sus cabellos se movieron tan rápido que aún se acomodaban de nuevo. 
—¡Yo sólo quiero hacer feliz a Stiles! 
—No mientas. Recuerdo muy bien cuando decías que no lo soportabas —increpó ella con los puños apretados, las mentiras del chico la estaban sacando de sus casillas.
—¡Sólo estaba confundido! —clamó el otro con actitud defensiva, porque los seres humanos defienden sus intereses a costa de mentiras y el ego es tan grande que no importa declarar un río de falacias con tal de tener la razón. 
—¿Sabes? Creí que sólo eras un chico que por razones obvias no le interesaba en lo mas mínimo Stiles. Pero veo que eres un caprichoso. Siempre supiste que le gustabas, y lo repudiaste de una manera sutil pero a la vez cruel. Y ahora qué sabes que tiene novio no puedes dejar de pensar en él. ¡Qué conveniente! ¡Justo cuando tu novia te termina! Y no creas que te diré dónde diablos está. Eres mi amigo mejor amigo, sí, pero Stiles lo fue antes y voy a hacer todo lo que sea bueno para él. No me importa que me corras de tu casa. Me iré hoy mismo si es necesario —sentenció con las uñas enterradas en la palma de su mano. Subió por las escaleras con coraje mientras contenía los gritos de frustración. 
Derek era un idiota con mayúsculas en la frente y la muñeca, estaba destinado a portar ese símbolo por el resto de su vida esclava.
—¡Pues con tu ayuda o no iré a buscarlo! —gritó pero ella ya no estaba ahí. 
Salió por la puerta con raudos movimientos. ¡Maldita sea! No tenía un automóvil. Tenía que irse caminado, pues los taxis tardaban una eternidad en pasar por donde había alguien esperando.

 

“PIN” SONABA EN EL ESTÉREO del cuarto del chico Raeken. Hacía rato habían puesto el primero de los discos que le había regalado a su novio Stiles. Las primeras partes era como si Derek se las dedicara, hablaban sobre arreglar algo, y perdonar. Pero después decía la canción: Era demasiado bueno para ser cierto. 
Y por un momento quiso creer que toda su relación con Theo había sido una completa mentira, que le había engañado y utilizado, entonces podría correr hasta los brazos de su Derek sin culpa alguna, pero no era así. Aunque tenía fe en encontrar algún trapo sucio en el historial de Theo, al parecer el chico estaba limpio hasta la coronilla, no como él. 
El novio del castaño se colocó su suéter rojo de gatitos como mucho cariño, sonreía mientras se colocaba un pantalón color negro. Se miraba al gran espejo con admiración de sí mismo, vanagloria. Y Stiles le observaba acostado en la cama con deleite. Su novio estaba guapísimo, pero se preguntaba si Derek se hubiera visto mejor con el suéter… Y se rió, era imposible, se vería ridículo, en cambio, Theo se observaba divino, lindo, y hasta con estilo de niño de portada de revista. 
—Me queda a la perfección —exclamó el chico Raeken mientras se ponía en camino hacia la cama.
La canción le daba un ambiente animado a la estancia. Era como un videojuego en la vida real, algo así como Sims, pero con colores rosas y azules pasteles, con gráficos de The Legend of Zelda: Skyward Sword, u Ocarina of Time 3-D pero nunca de Twilight Princess. 
—Sí, púes llevo usando tus suéteres una larga temporada amigo, así que se a la perfección la talla de tu ropa, hasta la de tus calzoncillos —susurró con regodeo el muchacho de los ojos whisky. 
—No insinúes cosas Stiles, o haberme bañado y arreglado habrá sido en vano. —Se puso en cuatro en la cama acercándose como un león que asecha a su presa, hasta que estuvo sobre de Stiles.
—Tal vez no fue tan en vano, yo no me he bañado —respondió el castaño sin amilanarse un poco, sus narices se tocaban. 
—Eres un cerdo —bromeó el otro y le dio un beso. 
Comenzó a escucharse “Venus Fly”, esa canción definitivamente se la dedicaría a Derek aunque se escucharía muy homosexual saliendo de la boca de Stiles. 
Theo y él empezaron a besarse más apasionadamente, sobre la cama. El suéter rojo del chico Raeken salió en el aire como un ave sin alas, cayendo al suelo con fuerza y perdiendo la forma. Las manos del castaño se colocaron debajo la remera de Theo mientras con las palmas recorría el terreno de su espalda ancha, fueron bajando más hasta que se pusieron en las trabajadas nalgas de su novio, metió la manos debajo del pantalón y el elástico de los calzoncillos, las tenía suaves y a petición de Stiles meses atrás, siempre las mantenías libres de vellos. Era una completa maravilla tocarlas, podía hacerlo casi todo el día. Era un deseo carnal grande que era balanceado por el amor constante e interminable de Theo, pero los ríos siempre se secan si no se sigue con el ciclo...
—¿No tenemos prisa o sí? —preguntó Theo entre jadeos mientras miraba el rostro rojo del castaño, sus pechos se movían con bastante rapidez.
—No —respondió a gusto el otro chico—. Puedo darte la mejor mamada de tu vida si no nos movemos de aquí —insinuó con una mirada atrevida, estaba llevando a lado oscuro a su novio angelical, y mientras más lo hiciera, le dejaría sin alas para huir de él, o más bien ya casi terminaba de amputarlas con un gran cuchillo de cierra.
Stiles siendo potencialmente peligroso para Theo, le habían dejado entrar al paraíso por error.
—¿Un sesenta y nueve? Debo admitir que meterme tu miembro a la boca fue más excitante de lo que pensé que sería —confesó el chico Raeken con las mejillas coloradas. 
—Así empiezan los pasivos Theo —bromeó el castaño presionando a su sexy novio sobre su cuerpo—. Pero sí, un sesenta y nueve sería fantástico. 
—¿Cómo se llamaba esa canción? —preguntó Theo cuando ésta terminó de escucharse.
—Venus Fly —respondió el otro, se sabía todas las canciones a la perfección. 
—Ponla de nuevo. Le da un aire salvaje a la estancia —siseó lleno de adrenalina—. ¿Sabes qué? Abriré la puerta del cuarto. 
Y se levantó a abrir el portal de la pieza, era blanca y pulcra de cualquier enmendadura. 
—¡Eres un kamikaze! —exclamó el otro, no sabía qué le sucedía a su novio pero le gustaba. 
A lo mejor le estaba orillando a algo que no quería ser pero “debía”, le estaba orillando a ser un Anti-Theo. Pero entonces no sería el mismo Theo de quien estaba enamorado… 
Stiles puso el modo de repetición, la canción comenzó a sonar una vez más mientras su novio se le montaba encima y cambiaban de posición para poder hacerse sexo oral mutuamente, con música electro-pop de tambores salvajes a casi todo volumen y la puerta abierta de su cuarto en la casa de sus padres.

 

DEREK SE VEÍA RIDICULO EN UNA BICILETA rosada que había hurtado de algún patio. Iba a llegar hasta el otro pueblo –bastante cerca de hecho- para encontrase con Peter, su tío. 
Ya casi llegaba, se bajó del pequeño vehículo ridículo y corrió hasta el pórtico, tocó la puerta varias veces sin detenerse ni una sola vez. 
—¡Deja de tocar tan fuerte maldito sonso! —El hombre sabía muy bien quien era la persona que molestaba sus hábitos diarios y los arañaba con su molesta presencia. Para Peter, Derek no era más que otro sirviente como cualquier ser humano en la tierra. Se dignó a abrir—. ¿Qué quieres? —preguntó con el gesto arrugado, como si observara a una peste, a un niño de la caridad, los detestaba, eran como una plaga. Incluso acaba de firmar un cheque para una sociedad filántropa. 
—Necesito que me ayudes a hallar a alguien —soltó Derek sin darse ningún tipo de rodeos. Esto sorprendió al tío opulento, no le veía desesperado a su vagabundo sobrino desde hace mucho tiempo.
—¿A Stiles? —preguntó con su taza de café en la mano derecha y un cigarrillo entre los dedos mezclado con unas cuantas hojas secas y molidas de opio. 
—¿Cómo sabes de él? —preguntó con las cejas fruncidas a un nivel impresionante.
—¿Eres idiota o algo así? —Soltó una prominente carcajada— Para qué pregunto. El día que te largaste de casa por tus dramas, él y yo nos conocimos en la cena de Navidad. Bueno algo así…. 
—Me fui con total confianza pues pensé que no irías pues nunca lo haces, nadie te mencionó después tampoco —dijo el moreno sin dejar de verse un poco alterado. 
—Sí, tus amigos no te cuentan todo lo que saben. Sólo lo esencial —respondió y le dio un sorbo a su café, sólo dos minutos y se había enfriado, por eso odiaba tener que donar su valioso tiempo a los demás mortales insignificantes—. Pasa, mientras más pronto acabemos con esto mejor. 
Derek entró a la sala muy opulenta, casi antigua de finales del siglo XIX. A Peter le gustaba es aire, tan materialmente monárquico. En una mesita de noche de madera oscura y bien trabajada –a un costado de un sillón de terciopelo rojo y recarga brazos bañados en oro- había algunos folders de colores azules y beige, además de unos rojos, aunque más bien parecía rosa. Se acercó ahí pues su tío había ido por la cafetera -pues siempre que se enfriaban los tés y los cafés le parecían repulsivos y decidía hacerse una taza nueva- y no le vería tocarlos. Hurgó el primero de los folders.
—Catherine Raeken… —salió de sus labios al leer el nombre. Justo al lado de eso, estaba una foto, de una muchacha bien parecida y joven por supuesto—. Veintitrés años… 
—¡Entonces! —exclamó el hombre regresando con su hermosa bata azul puesta y una nueva taza de café en mano, la estancia olía a tabaco. 
Derek retiró su dedo índice del folder y dejó que se cerrara. Le preocupaba que Stiles hubiera conocido a Peter. El castaño era un ciervo que se había encontrado con un cazador furtivo. 
—Todo favor tiene su precio, Derek. —Se sentó en su sillón frente a una mesa de centro con un tablero de ajedrez encima, se veía costoso, era grande, las piezas parecían no haberse movido nunca, ni siquiera por accidente—. ¿Cuál es el tuyo? ¿Estás estudiando actuación cierto? Yo podría ayudarte con eso… —Sorbió de la taza sin quitarle la mirada de encima, tal vez por fin caería entre sus garras. 
—Jamás dejaría que me ayudaras en ese sentido —respondió serio y con una fiereza sutil—. Ni siquiera mi madre me dejaría que lo hiciera.
—Es curioso porque te dejó estudiar la carrera consiente de todos los riesgos que eso implica.
—Yo no creo cosas que no tienen fundamentos.
—Cómo sea. Vas a tener que pagarme con algo si quieres que te diga dónde está el chico, aunque debo decir que de ti no me beneficia nada, sólo una cosa pero estás renuente a cooperar. Actualmente no eres nada, ni nadie —espetó el tío con el gesto molesto, su sobrino era una peste que no llegaría a ningún lado. 
Por cierto, el hombre nunca era amable con alguien, sólo había interés debajo de esa fachada encantadora que aparentaba con las personas que le interesaban. 
—Por eso mismo no tengo nada que darte. Yo… trabajaré para ti gratis en el antro. No tendrás que darme ni un centavo —clamó el chico, estaba un poco desesperado, estaba ofreciendo casi su vida a cambio de únicamente saber dónde estaba Stiles. Pese a esto, Peter rió a carcajadas como un cobrador de impuestos medieval a quien le acaban de entregar un terrón de azúcar. 
—Tu sueldo es una ganga, ¡estúpido! —gritó sin dejar de reír—. Pero está bien. Sólo porque, tengo cosas que hacer el día de hoy y no quiero perder más mi tiempo contigo. Él está en casa de su novio. 
—Eso ya lo sé, ¡lo sabemos todos! —exclamó irritado con los ojos demostrando su furia.
—Déjame terminar —espetó el hombre con el dedo índice levantado a la altura de su cara y con los ojos cerrados, tenerlos así era como impedir que se furia saliera a flote en un momento tan innecesario como era ese, pero es que en realidad, le enojaba cuando le interrumpían en todas las formas posibles—. Te sorprenderías si te dijera donde vive el muchacho Raeken. Está a cuatro calles de la tuya, es como ir al parque pero del lado contrario, es la casa más alta y bonita de todas. Estoy seguro que la ubicas. Ahora mismo están ahí, dándose amor… —comentó mirando hacia otro lado con los ojos entrecerrados, se había tranquilizado un poco. 
—Sí, claro que sé dónde está esa casa… —Se quedó dubitativo por unos segundos, quizá cinco, casi seis—. ¿Cómo sabes que están ahí? Ni siquiera le llamaste a nadie para que te lo dijera —inquirió el moreno pues eso era raro.
Peter conocía muchas personas, en cualquier segundo podría decirte donde estaba quien quisieras y cosas por el estilo, pero, era extraño por las razones fundamentadas por el moreno. 
—Puedes llevarte mi automóvil si quieres si te vas pronto, de otro modo no les alcanzarás —dijo Peter con las llaves colgando de sus dedos, brillantes y relucientes, eran como un regalo de un Dios falso. 
—¿Cómo que no les alcanzaré? —inquirió el moreno con aún más dudas en su mente creciendo con ecos. 
—Bueno, si no quieres… —Empezó a meter con lentitud las llaves dentro de su bata. Éstas se movían en el aire, agitándose unas contra otras, tentando a Derek. 
Sin pensarlo tres veces las cogió y salió de la casa de Peter sin decir nada más. El automóvil era bastante diferente a la casa de Peter, era algo ochentero, todo blanco y con decorados rojos brillantes, se podría decir que era casual pero elegante a la vez.
Muy rápido de entre todas las calles con árboles brillantes de verde pasaba Derek sobre el automóvil, no tardaría ni quince minutos en llegar a la casa de aquel desgraciado demonio que tenía atrapado entre sus garras a su castaño adorado. 
—Maldito bellaco —dijo frenando de golpe haciendo las llantas casi nuevas rechinar contra el asfalto, bajo del automóvil y tocó la puerta con insistencia. 
—¡Espere un momento por favor! —espetó una vos femenina dentro de la casa—. Buenas tardes ¿qué es lo que desea? —preguntó Cara Raeken con su atuendo habitual de ama de casa americana.
—Vengo a buscar a Stiles —soltó sin rodeos, iba a lo que iba con determinación. Su gesto y postura eran implacables. 
—Ellos acaban de salir hace como diez minutos de aquí —respondió ella con una mano sosteniendo la puerta desde la esquina alta izquierda. No se veía muy feliz con la inesperada visita del chico moreno.
—Dígame donde fueron —demandó.
—No lo sé, no me dijeron —respondió ella con actitud seria, estaba a punto de cerrar la puerta, de haber vivido en el viejo oeste, tal vez se estarían dando de balazos una mujer asesina defensora de la humanidad y un chico ladrón experto.

THEO Y STILES IBAN agarrados de la mano mientras caminaban en la pequeña plaza del pueblo. Ya habían salido del cine y la película había durado casi dos horas y media. De hecho había gente que todavía quería ver la película como por tercera vez desde su salida aquel día de la fatídica obra de Noviembre.
—¿Te gustó amor? —preguntó Theo mientras sujetaba a su novio con una mano y con la otra a un bote de café frío de Starbucks. 
—Sí bueno, la anterior me había hecho aburrir hasta la medula pero, la segunda parte no está tan mal. Creo que para ser el segundo fenómeno mundial más taquillero del cine de los últimos años visto por fans locos y adolescentes “pouser” no estuvo mal —respondió el castaño, sinceramente había visto películas con mejores argumentos y contenido en cines de bajo presupuesto. 
—Bueno, pero lo disfrutaste —recalcó el otro sin dejar de verle.
—Mi parte favorita fue cuando la flecha le dio en la cabeza a la tipa y nos besamos hasta que terminaron los créditos —declaró el castaño que dejó de ver al frente para ver a su novio y darle un beso en la mejilla.
Ambos se sentaron en la parte de la plaza donde hay muchos negocios de alimentos. 
—Entonces, ¿esta es tu idea de cena romántica? —preguntó Theo a su novio, había mucha gente alrededor de ellos, pues era sábado. 
—Algo así —respondió el castaño rascándose la nuca con una sonrisa.
—Me parece tan contemporáneo —bromeó y no a la vez el otro chico sentándose en la mesa—. Me encanta.
Stiles había ido a pedir una pizza y quedado con Theo platicando de cosas vánales para perder el tiempo, en pocos minutos, recibió el llamado para que fuera a recoger la pizza. Se acercó al mostrador de Pizza Hot y recibió su orden, tenía las cosas entre las manos y una sonrisa estampada en el rostro que no era a prueba de agua. Vio a Derek al fondo de la multitud, la sonrisa se despegó de su rostro. Su aspecto era tan serio pero podía observar el alma del muchacho a pesar de la distancia. Había tanta gente en todo el lugar, era imposible que les hubiera encontrado y aún más que Theo le viera, pero eso no lo aseguraba que las cosas salieran bien, de hecho ya se habían quemado dentro de ese microondas. Avanzó y dejó la pizza y demás alimentos y bebidas en la mesa. Theo conocía a su novio, podía ver su cambio de estado a uno vaporizado.
—¿Qué sucede? —preguntó preocupado—. ¿Pasa algo? —insistió.
—No… Voy al sanitario, aguarda aquí no tardo —dijo nervioso y se fue sin entender las palabras de su novio.
Llegó hasta donde estaba Derek asegurándose de que Theo no le viera. 
—¿Qué haces aquí? —preguntó Stiles con el ceño fruncido.
—Te he estado buscando —se hizo oír con un tono de enojo. 
—No, no. ¿Quién te dijo? ¡Nadie sabía! —exclamó en tono bajo.
—Ven conmigo —ordenó el moreno.
—No quiero, vete de aquí, ahora mismo o te odiaré para siempre —aseguró el castaño empujándolo con fuerza, pero no era suficiente. 
—¡Te digo que vengas conmigo ya! —espetó cada vez más fuerte y más cerca del muchacho.
—Vete a la mierda —culminó el castaño y se dio media vuelta.
Sin embargo, Derek le jaló del brazo y le atrapó con otro contra su cuerpo. Le besó los labios al castaño con fuerza.

Notas finales:

Bueno pues, ya estoy escribiendo el capítulo final, he ido muy rápido en ese pero... Así como va, creo que o serán dos capítulos o será un capítulo super largo, o ya veré como me acomodo, y eso que no he agregado nada que pueda cambiar la estructura de la historia o algo así, de hecho me estoy saltando cosas. Ya veré como me arregló antes de entrar a la escuela, pues... cosas en mi vida.

A pesar de que ya casi lleguemos al final, según las fechas de entrega (que de hecho ya tengo programadas) todavía van a poder disfrutar de esta historia mucho tiempo. Los capítulos ya también son bastante largos. En fin. Rihanna ya sacó Anti y lo amé, es tan nigga y tan R&B. Hay una canción que no puedo sacarme de la cabeza: Goodnight Gotham. Pero en sí todas son buenas, como para echarse un porro y bailar... xD No lo hagan.


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