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DECEMBER por STEREK141618

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Notas del capitulo:

Por los días que escribí esto, no fueron buenos tiempos en mi cabeza y las cosas que escribía no eran lo mejor, pero al igual que el anterior, lo revisé muchas veces y quedó muy largo, no suelo subirlos si tienen mas de cuatro mil palabras -siento que no lo leerían completo- y por lo tanto tal vez datos importantes regados al azar serían obviados, así que lo dividí en dos y aquí lo tienen. Que lo disfruten y ¡¡Feliz día del amor y la amistad!! u/

STILES SE LEVANTÓ ENSEÑANDO EL CUERPO desnudo, aún se sentía un poco intimidado, por su contraste con el cuerpo de su nuevo novio. Se puso una camisa algo grande de Derek en el tronco, y su bóxer limpio de Batman. Las pantuflas del moreno también se las colocó, eran tan suaves al tacto. Se miró en el espejo del pasillo, ovalado y enorme. Se veía bien, extrañamente, sólo se revolvió un poco el cabello con la mano derecha. Se tomó su tiempo para bajar las escaleras de madera pegadas de una manera imposible a la blanca pared. Bostezó con una mano en la boca y sus ojos se cerraron por completo. 
Abrió la puerta de la calle con lentitud y sin preguntar. El día lucía igual que casi siempre todos los días, con el sol sonriendo y las nubes desaparecidas después de las fiestas en la noche. El sol le daba en la cara y entrecerró los ojos un poco pero al mismo tiempo le encantaba que el astro de las llamas pintara su piel con su pincel dorado. 
—No has contestado mis llamadas —dijo el joven cuyo ansiedad había aguardado en un cofre de madera enorme un día dentro sí mismo, ya era veintiocho de Diciembre.
—¿Theo? ¿Qué haces aquí? —preguntó Stiles sintiéndose hallado en la misma escena del crimen por la policía, él era el asesino. Sintió el sudor frío, y las piernas temblorosas.
—Pues, como no contestabas y estaba preocupado, decidí venir a verte… ¿Cómo está Lydia? —explicó y después cuestionó el chico Raeken aún contenido, la frustración dentro de su mente, su expresión estaba comprimida—. ¿Por qué estás vestido así? —“¿No es más que obvio Theo?” Se dijo a sí mismo, regañándose por ser tan iluso. 
—Falsa alarma con ella, cosas de la fiesta del fin de año, son unos exagerados y… La camisa, es… De Scott, es que, es algo estúpido, estaba, había salido de la ducha, me quedé en calzoncillos y cuando tocaste fue lo primero que vi en el sillón —mintió, siempre le salía tan orgánico, como a su amiga pelirroja, pero ese día, frente a Theo, había sido bastante artificial y sin fluidez, había roto la regla general de las mentiras, dejándose al descubierto.
—¿Me dejas pasar? —preguntó Theo con un pie ya un poco más adelante que su cuerpo, deseaba entrar con muchas ganas, para confirmar que sus sospechas no habían sido más que delirios. 
—¿En serio? Es un desastre —tragó saliva y dio un paso adelante también, lo menos que quería era que cuando Theo abriera los ojos, se diera cuenta de que la pesadilla era real. 
—Sí, eso no importa —contestó el joven, la luz que siempre habitaba en su angelical rostro, ya no estaba más ahí, ahora sólo había una cara seria, pero linda.
—Bueno… —La cabeza de Stiles iba a estallar pues estaba funcionando demasiado rápido para salvarse el pellejo y que sus novios (pues lo eran) no se encontraran bajo ninguna circunstancia. ¿Cuándo había llegado a ese punto?
Theo iba por delante y Stiles apenas cerraba la puerta de la calle. El joven Raeken abrió la puerta corrediza de cristal por donde se entraba a la casa de Derek. Al entrar se sorprendió de lo grande y espaciosa que era por dentro pues por fuera era muy pequeño el patio de bambúes. 
—Creí que habías dicho que la casa estaba en desorden —dijo con voz baja Theo caminando lento por el comedor, examinado cada rincón. Los ojos estaban un poco entrecerrados—. Nunca me dijiste que la casa donde vivían tú y tus amigos fuera así de grande y hermosa.
—No pensé que fuera algo relevante ¿sabes? —tartamudeó, tenía que llegar rápido a la habitación para impedir que Derek bajara o hiciera algo. La sangre se derramaría de los rostros. 
—No lo entiendo. —Se puso frente a la columna que estaba a un lado de las escaleras. Vio al castaño con más seriedad que antes. La pared estaba fría en su espalda, era blanca—. No pagaste la casa donde vivían, bueno pues la renta era muy alta para ustedes. Y los corrieron, pero entonces ahora viven en esta casa que debe de ser diez veces más costosa el alquiler que en la anterior.
—Pues, es que en ese tiempo, ahorrábamos para la gran fiesta de este fin de año. —Era la verdad, pero por alguna razón no se sentía como tal. Le quedó una sensación de mugre en la lengua—. Y no podíamos dejar que todo nuestro dinero se fuera así como así y el padre de Lydia… se ofreció a alquilar esta casa hasta enero, finales de Enero.
—Ya veo. —Muy, muy en el fondo, no había creído ni una sola palabra. Pero la parte que sabía eso, no estaba conectada a la mente racional de Theo ni a su conciencia.
¿Cómo podía mentirle de esa forma tan descarada en su presencia? Se interrogaba otra parte de Theo, mientras una pensaba: De seguro es la verdad y todo esto es una cadena de eventos inoportunos y equivocados. Malinterpretados.
—Bueno, eso lo explica —dijo y se acercó al castaño con lentitud—. Mi madre se enteró que ayer no tuvimos nuestra cena especial, así que uno de los motivos por los cuales vine es porque, mi madre nos hará una cena para los dos nada más —informó mientras delineaba con el dedo índice la orilla de una copa de vidrio. Era una mentira, el había organizado esa cena especial, era una falacia inocente y linda a la vez. 
Stiles se conmovió, pero no debía olvidar su plan en ese instante.
—¡Qué linda! —Falló—. Deberíamos irnos para allá ahora mismo entonces. No queremos llegar tarde.
— Tenemos todo el día —Anti-Theo estaba de regreso—. Mejor… Deberíamos de tener algo de sexo opulento.
Un ruido se escuchó en el piso de arriba. 
—¿Qué fue eso? —preguntó Theo señalando hacia arriba con el dedo índice de la mano izquierda y el gesto extrañado.
—Nada, ya sabes, cosas que hacen las casas de repente. —Se encogió de hombros, con inocencia, tenía que recordar sus aprendizajes en la escuela, sino porque chingados estaba estudiando actuación.
—Tal vez deba ir —se ofreció poniendo un pie en la escalera, en el primer escalón. 
Derek se había puesto sus audífonos escuchado música muy fuerte para su salud, se preguntaba si el castaño le estaría haciendo el desayuno, de seguro por eso tardaba tanto, no quería ir a verle y arruinar la sorpresa. Así de grande era su vanidad. La sabana blanca le remarcaba el cuerpo desnudo. 
—Sexo opulento suena perfecto —exclamó el de lunares con falsa excitación y se abalanzó sobre Theo con rapidez de un jaguar. 
Ambos casi se caen al suelo. 
—Stiles no me tomes de sorpresa, ¡pudiste haberte roto la cabeza si nos caíamos, o el cuello, o algo! —exclamó preocupado Theo con el chico Stilinski aferrado a su cuello, apenas recuperado el equilibrio. Su actitud seria –de Theo- se había evaporado de repente.
—Cuando se trata de sexo y Theo juntos conmigo no hay por qué esperar, quiero que sea tan salvaje y rudo como la última vez —siseó como una serpiente tentadora ofreciendo la manzana roja más brillante y jugosa del huerto. Tendríamos a un ángel caído muy pronto. 
—Stiles, al parecer ahora sí que te agarró Asmodeo por la espalda —exclamó con un entusiasmo renovado el novio del castaño.
—Yo soy Asmodeo —susurró para después jalar las patillas del cabello y darle un beso.
—¡Auch! —exclamó el joven Raeken agarrando más fuerte a su novio por alguna razón. 
—Siéntame sobre de ti Theo —suplicó Stiles mordiéndose el labio inferior entonces.
Y así lo hizo, Raeken y él, se sentaron sobre el sillón más cercano. Stiles no dejaba de ver a los ojos mientras se movía en círculos sobre la polla erecta de su novio, primero normal, luego más rápido, tan rápido que Theo iba a gemir y luego lento y brusco, en círculos mientras que con una mirada lasciva contaminaba el alma de Theo. Como pudo, Stiles se retiró el bóxer apretado de Batman que traía puestos.
—Eso es… —susurró Theo cuando el culo desnudo de Stiles le tocó de nuevo sobre su miembro.
Pero, lo que hacía Stiles, todo era un acto. Se levantó del sillón y salió corriendo, desnudo con Theo sujetando su ropa interior entre las manos, la olió, tan magnifico era ese aroma, como un panecillo un dulce. Stiles cogió las llaves del auto de Peter de la mesa del comedor. Theo decidió seguirle el juego a su novio y salió tras de él. Pero Stiles ya iba dentro del coche del tío. 
—¡Súbete! —Le llamó Stiles con un grito demasiado alto—. Me quitaré la camisa, no te quieres perder eso, ¿o sí? —interrogó con un gesto demasiado erótico para un hombre.
—Claro que no. —Y chifló al ver como su novio ya se quitaba el primer botón.
Ambos sobre el coche, avanzaron a toda velocidad.
—Bueno pues… ¿Quisieras darme mis calzoncillos y darme tus pantalones? —cuestionó Stiles ya más relajado pues había logrado salirse de un buen apretón en donde estaba, se estaba gangrenando pero había logrado hacer la sangre fluir de nuevo. La maniobra había sido difícil de efectuar y Theo se la había creído toda entera, era un magnifico actor, de eso estaba seguro. ¡Gracias CalArts!

UN REMIX DE música le estaba azotando el cuerpo y la hacía bailar mientras todas las personas a su alrededor abrían botellas de costosas bebidas a un lado de ella, las gotas le salpicaban la cara mientras brincaba y gritaba de la adrenalina. Hasta que en todo el ajetreo pudo ver su celular brillar en la pantalla mientras se retorcía sobre una mesa. 
Lydia cogió el teléfono, no sin antes secarse las manos con la camisa que un plebeyo había abandonado por ahí.
—¡Bueno! —gritó en el micrófono del teléfono—. Lydia al teléfono. La Reyna de las fiestas, cualquier otra perra es una farsa, una prostituta bajo mis órdenes —siguió gritando al aparato mojado de alcohol. 
—Lydia soy yo.
—¿Quién es yo? —preguntó poniendo sus ojos en blanco.
—Stiles, tu mejor amigo antes que cualquier otro —dijo lleno de nervios, estaba escondido en el baño.
—Ah, eres tú. Desgraciado monógamo. —Y se rió con muchas ganas. 
—¡Vuelve a la pista Lydia! —le llamó alguien a la chica, empezaba el duelo de baile.
—Necesito ayuda, esto es serio —pidió desesperado, se había metido tan rápido al baño con el único objetivo de hablarle a ella que ni siquiera había prendido la luz todavía. 
—¿Para qué? —cuestionó ella recuperando su cordura un poco más, caminando lejos de todo el barullo. 
Se quedó en el pasillo, era blanco, últimamente todo era blanco, como si fuera la última vez que fueran a ver ese color en todas sus vidas y después, de forma inesperada, se volviera la vida de color negro petróleo.
—Me acosté con Derek —sollozó—. Ya somos novios, pero creo que Theo sospecha. No sé qué debería hacer, dime —suplicó tronando sus dedos de forma constante, todos y cada uno de ellos, después se mordió las largas uñas. 
—¡Te lo dije imbécil! —El pasillo daba vueltas un poco, más bien mucho—. Pero dime, ¿Cómo lo hace? Si no lo hubieras vuelto gay y no fuera mi amigo, ya me lo hubiera dado —confesó con los ojos entrecerrados, lamentándolo recargada en la pared. 
—¡Lydia! 
—Sí, sí. Lo siento estábamos con tus problemas estúpidos.
El castaño soltó un suspiro. 
—Es que, los amos, a los dos.
—Por Dios, deja de ser un inmaduro. Te conozco lo suficiente para saber que en el fondo sólo te interesas tú mismo. Estoy cansada de esto, deja de matar a Theo lentamente. Yo en tu lugar, ahora mismo no me quedaría otra opción más que, darle el tiro de gracia —vociferó ella con mucha cólera guardada, el alcohol la multiplicaba.
No se había esperado esa respuesta. Tal vez ella había sido cruel pero tenía razón suficiente para no tener sus cinco sentidos al cien por ciento… O tal vez por ello mismo estaba más errónea que nunca. 
—De acuerdo… Gracias Lydia.

DEREK SE ENCONTRABA EN SU CAMA, de un momento a otro se había quedado dormido. Se despabiló un poco y sus ojos se acostumbraron rapidez en la luz de los focos de la habitación. Todo estaba bien, hasta su desnudez era excitante, pero no había nadie más para disfrutarla, Stiles no estaba, oyó los golpes en la puerta y de pronto se fue.
—¡Theo imbécil! —gritó Derek golpeando su colchón con ambos puños. 
Se levantó con los dientes bien apretados, bajó las escaleras mientras sus pies pisaban fuerte la superficie, rápido se puso su ropa que había dejado en la sala bien doblada cerca del único y enorme librero casi detrás del árbol de navidad. No tuvo ni atisbo de cuidado al ponérsela, los pantalones no le pasaban, y estaba tan desesperado que de tanta fuerza bruta sin sentido, casi rompe los vaqueros. 
Ya iba a salir corriendo de la casa, pasó por el comedor y tiró un banco de hierro, al agacharse sintió el teléfono apretarse dentro de sus pantalones, se acomodó éste dentro de sus pantalones, decidió revisar su celular, para también ver la hora. Tenía un mensaje de Stiles que decía:
—Derek, salí a comprar unos juguetitos para esta noche. Hazme algo de comer por favor, tan rico como te quede, será así de rico como te recompense, espero que te esfuerces —Y su instinto animal y hormonal se puso tan caliente como un volcán estallado dentro sí mismo. 
Se quedó pensando, no tenía nada de comida para hacer, pero ya se las ingeniaría, de eso estaba seguro. No iba permitir que sus pocas cualidades culinarias le impidieran un buen sexo esa noche. ¿Pero qué haría? ¿Stiles si estaba con Theo?

STILES YA SE HABÍA BAÑADO, mucho tiempo había pasado desde que salió de la casa de Derek. Le había dicho a Theo que esa noche iba a ser la mejor de su vida y que tuviera paciencia, pero ya no estaba muy seguro. Todo había sido tan rápido. 
—Stiles te dejé ropa limpia en la cama —avisó la madre de Theo dejando las prendas bien dobladas sobre el colchón. 
—Sí. Gracias, ahora salgo —contestó el castaño con la toalla pegada al techo con las manos sujetándola. 
—Tárdate todo lo que necesites —repuso ella saliendo del cuarto con una sonrisa.
—Sí… —susurró el chico dentro del baño recargado en la puerta, pero la mujer no le había oído ya.
Salió del sanitario y se sentó frente a la ropa nueva, muy bonita y de marca. La familia de Theo sí que era maravillosa. Derek sólo era un capricho caprichoso. Miró las mantas, luego la decoración, la forma en que todo estaba acomodado. Sin duda, todo en el cuarto de Theo había sido acomodado para Stiles, todo sin excepción. Las lágrimas se le salieron de los ojos, unas gotas cayeron en la ropa que estaba esperándole. Se sintió como en una boda, ninguno de los dos chicos se habían visto desde que llegaron a la casa. Se colocó cada prenda con adoración y devoción, mucho cuidado. 
—No voy a dejarte Theo —susurró con los globos oculares anegados en lágrimas. Iba en serio esta vez. 
Se miró al espejo, se veía guapo, sí, nunca pensó que en verdad era guapo, tal vez sólo simpático, ahora podía ver un poco de todo lo que Theo veía en él. Salió de la habitación con mucho cuidado de no ser descubierto, pasó por la sala y el comedor, todo en orden, luces con la iluminación a medias, silencio reinando, no había rastros de ninguna de las demás personas que habitaba la casa, ni siquiera de los hermanos pequeños de su novio. 
Oyó el timbre de la puerta, ya era muy tarde para que alguien tocara, se acercó lentamente, a lo mejor era Derek de nuevo. 
¿En realidad la trampa de Stiles no había funcionado? ¿Cómo es que Derek sabía dónde vivía Theo? Si Derek estaba afuera de la casa de Theo, se iba a armar una guerra, una catástrofe enorme, todo el teatro se le caería a Stiles, y Derek se enfrentaría no sólo a Theo, sino también a la familia completa de éste, pero esta a su vez, al castaño.


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