Llevaba ya tres días, tres días en los que no veía al moyashi, ni en el comedor, ni en el salón de entrenamiento, ni en la oficina del supervisor con complejo de hermana, ni con los odiosos de Lavi y Lenalee, ni siquiera de casualidad por los pasillos... y que él supiera, no había salido a ninguna misión.
-Tsk... maldición- gruñó.
Estaba de pésimo humor, el no ver al moyashi lo exasperaba, necesitaba escuchar su voz, contemplar su rostro, pelear con él como siempre y ver su sonrisa que, aunque nunca lo admitiría, le cautivaba inmensamente.
Iba rumbo a la sala de entrenamiento como de costumbre ya que aún no le notificaban ninguna misión, y también para poder dejar de pensar tanto en el albino, cuando escuchó dos conocidas voces conversando, no le hubiese tomado importancia sino fuese porque logró oír cierto nombre salir de los labios de la china.
-Estoy muy preocupada, no quiere salir de su habitación y desde hace días que no come como debería
-Que le estará pasando a Allen-chan, nunca lo vi actuar así- el pelirrojo se veía muy preocupado
-Traté de hablar con él, pero no me quiso decir nada- la peliverde frunció el ceño
-Yo también traté, pero no hubo ningún resultado, aunque al menos fuimos y le dejamos el almuerzo, esperemos coma todo
-Sí, espero que se reponga pronto de lo que sea que le esté pasando- habló Lenalee con un gesto de tristeza
Kanda vio como el bookman y la china se alejaban, desvió su camino y para cuando se dio cuenta se esta dirigíendo a la habitación del albino.
Paro en seco cuando fue consciente de su acción y se quedó inmóvil en medio del pasillo.
"¿Que estoy haciendo? ¿a mí que mierda me importa lo que ocurra con ese moyashi?"
Apretó fuertemente los puños y chasqueó la lengua innumerables veces.
-Tsk... kuso
"Me estoy comportando como un idiota"
Dio media vuelta y retornó su camino hacia el salón de entrenamiento, tenía que dejar de pensar en ese niño ¡tenía que hacerlo!
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Observo la comida que hace ya aproximadamente 3 horas me dejaron Lenalee y Lavi y sonrío tristemente, me detesto por hacer que mis amigos se preocupen por mí.
Soy un idiota, estar deprimido por tanto tiempo por un... ¡por un bastardo como Kanda!
Kanda... recordar ese nombre me duele mucho, no sé cuánto tiempo he estado aquí sin querer salir ni ver a nadie, he perdido el apetito y no tengo ganas de nada.
¿Por qué enamorarse duele tanto? -aprieto la almohada que tengo entre mis manos y hundo mi rostro en ella- ¿Por qué tuviste que ser tú?
Paso una hora más lamentándome, quiero dejar de estará así de deprimido, dejar de sentirme de esta forma .
-Quisiera que estuvieras aquí para consolarme, Mana
Tú me dijiste que siguiera caminando y no me rindiera nunca ¿Y qué es lo que estoy haciendo ahora? Solo siendo un completo idiota.
Me reincorporo de la cama y me siento al borde de esta.
No puedo dejarme vencer por un amor no correspondido, aunque duele mucho saber que la persona que amo me detesta, yo...yo no puedo romper nuestra promesa.
-No puedo hacerlo, Mana
Pasaron unos quince minutos y Allen salió de su habitación con dirección al comedor, había decidido que tenía que superar lo de Kanda, no podía hacer que sus amigos se preocupasen.
Tanto Komui, Lavi, Lenalee, el inspector Reever y otros más del departamento científico habían ido a verlo para saber el por qué no había salido de su cuarto durante tanto tiempo, no quería causar más molestias... no podía hacerlo.
Caminó por unos minutos hasta que notó una silueta acercarse a él en dirección contraria
"No puede ser, es Kanda ¿por qué tengo que toparme precisamente con él ahora?"
De un momento a otro, sus piernas se detuvieron y se quedó inmóvil en medio del pasillo, quiso huir de allí pero su cuerpo no reaccionaba.
El espadachín caminaba por el pasillo rumbo a la habitación del albino. Regresaba del comedor ya que habiendo llegado al lugar para cenar, se le había quitad el apetito tras notar que nuevamente el moyashi no se hallaba allí.
Ya estaba harto, le importaba una mierda su orgullo, iría donde se encontraba ese niño y le exigiría una explicación del por qué no había salido de su habitación en tanto tiempo.
Caminó por un largo rato hasta que notó a lo lejos al dueño de sus pensamientos. El albino se hallaba parado en medio del pasillo sin moverse, tenía la cabeza gacha y sus blancos cabellos tapaban sus ojos.
Aceleró el paso hasta quedar frente a él y de una forma un poco severa habló, todo ese tiempo había estado preocupado, aunque nunca lo admitiría.
-Oi, Moyashi ¿por qué demonios no saliste de tu habitación en estos días?
Allen solo mantenía la cabeza gacha y escuchaba la voz del espadachín, no quería hablar con él, no quería ver su rostro.
Pasaron unos segundos y la nula respuesta del peliblanco lo cabreó más de lo que ya estaba, cogió bruscamente los hombros del menor con ambas manos y habló nuevamente.
-¡No me escuchaste! ¡Te pregunte por qué no saliste de tu habitación en estos días, moyashi!
-S-Suéltame- lo dijo tan bajo que el más alto no pudo escuchar
-¿Que dijiste? ¡responde, maldición!
-¡¡Dije que me sueltes!!- Allen alejó a Kanda de un empujón y levantó la mirada
Se podían observar muchas lágrimas brotar de los ojos del menor mientras apretaba los puños mirando al peliazul.
-¿Q-Qué te pasa, moyashi?- el espadachín estaba sorprendido ¿Porque Allen estaría llorando?
-Nada, no es de tu incumbencia- el albino estaba dispuesto a pasar de largo y alejarse de Kanda, le causaba mucho dolor el estar cerca de él
Un jalón le hizo detener toda acción, el espadachin lo había sujetado del brazo impidiendo su huida.
-No te irás- el rostro del espadachín mostraba un enfado mayor que el de siempre
-No me toques ¿acaso no dijiste que jamás serías algo de alguien maldito como yo? entonces no te contamines tocando a alguien que te causa tanto asco- Allen logró zafarse del agarre e intento irse nuevamente pero al igual que antes, Kanda se lo impidió
-¿De qué hablas?- el mayor se irritó al notar las lágrimas, ojos rojos y el rostro demacrado del albino, todos rastros de que no había dormido en mucho tiempo
-Oí tu plática con Lavi- Allen dejó de intentar zafarse del agarre del espadachín- Oí todo lo que en realidad piensas de mí
Kanda abrió ampliamente los ojos al recordar a qué se refería el menor ¡maldición, entonces todo era su culpa!
-No es lo que crees, moyashi, lo que le dije al idiota de Lavi fue...
-¡Sé muy bien lo que oí!- seguía llorando- ¡Te doy asco, no quieres tener nada que ver con alguien maldito como yo! - sonrió tristemente- y... y yo que pensé en acercarme más a ti... todo porque yo me enam...
Allen no pudo terminar su frase porque los labios contrarios sellaron los suyos impidiéndoselo.
El espadachín no pudo soportar escuchar la voz tan dolida del peliblanco, no pudo soportar el ver esas lágrimas en el infantil y hermoso rostro del niño, por lo que en un impulso tomó esos rosados y apetecibles labios, acorraló al albino contra una de las paredes del pasillo e intensificó el beso, no quería dejar de probar su sabor, no quería que ese momento terminara.
Por su parte, Allen estaba muy confundido ¿Era real lo que sucedía? ¿Por qué Kanda lo estaba besando?
Al principio intentó alejarse pero esos labios lo dominaron por completo, se sentían muy bien... se sentía en el cielo con tan solo sentirlos sobre los suyos.
Luego de unos minutos, aunque no quisiese hacerlo, Kanda dejó libre la boca de Allen por falta de oxígeno. Observó como respiraba agitadamente tratando de recuperase y luego de unos segundos el menor habló.
-¿P-Por qué?- fue lo único que dijo, mientras seguía posicionado entre la pared y el gran cuerpo de Kanda
No podía creer lo que estaba a punto de hacer ¡pero que mierda! mandaría todo su orgullo al carajo y lo haría, Allen lo valía. No quería que el chico pensara que lo detestaba cuando era todo lo contrario.
Kanda se acercó aún más al cuerpo de Allen y lo abrazó cálida y protectoramente, provocando que su rostro se hundiese en su pecho mientras él acariciaba los hermosos cabellos blancos que poseía.
-K-Kanda- Allen se sonrojó fuertemente al sentir el cálido abrazo y toque del mayor sobre su cabeza
-Shhh... ahora me toca hablar a mí, moyashi
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