-K-Kanda- Allen se sonrojó fuertemente al sentir el cálido abrazo y toque del mayor sobre su cabeza
-Shhh... ahorame toca hablar a mí, moyashi
El espadachín se separó un poco, bajó su cabeza hasta apoyar su frente con la de Allen y luego tomó su rostro con ambas manos- Todo lo que oíste fue mentira- suspiró- el estúpido conejo me sacó de quicio como siempre y cuando me habló de ti, mi paciencia rebalsó
-¿A que te refieres?
-... Desde hace tiempo, no entiendo por qué no puedo dejar de pensar en cierto moyashi con cara de niña – Kanda sonrió de medio lado- ni siquiera puedo concentrarme en mi entrenamiento por tu culpa, no sé qué has hecho conmigo- acarició las mejillas del contrario retirando el rastro de sus lágrimas
El sonrojo se intensificó en el rostro del menor, el toque que Kanda le otorgaba era muy cálido.
-P-Pero tú...
Como si leyera la mente, Kanda respondió antes de que el albino pudiera terminar la frase.
-Lo que dije fue para que el conejo dejara de molestarme, no dije eso porque lo pensara en realidad- el más alto se alejó un poco, tomó el brazo maldito de Allen, lo acercó a su boca y besó su mano delicadamente, algo muy impropio de él- Yo nunca podría sentir asco de ti
-K-Kanda- se tensó al sentir los labios del más alto sobre su mano, ese acto fue la prueba de que lo que el mayor le decía era verdad, Kanda no lo detestaba... no sentía asco de él
-Quiero besarte- se acercó nuevamente y se apoderó de los labios del albino, lo tomó de la cintura y lo apegó fuertemente a su cuerpo, Allen por su parte correspondió el demandante beso y rodeo con los brazos su cuello
Sus lenguas danzaban lujuriosamente, el mayor exploraba cada parte de esa pequeña y exquisita boca provocando pequeños gemidos entre el beso provenientes del menor.
-nngh... ahh
Kanda se excitaba cada vez más al escuchar los gemidos de la boca del moyashi, su voz era exquisitamente sensual y lo invitaban a devorarlo por completo.
Tras unos minutos, se separaron dejando un hilo de saliva entre sus bocas, se miraron fijamente y tras unos segundos, el peliazul tomó del brazo a Allen y lo arrastró con él.
No hacían falta las palabras, los dos sabían qué era lo que deseaban en ese momento: fundirse en uno solo, conectarse y demostrarse todo lo que sentían el uno por el otro.
Llegaron la habitación del japonés, tras entrar y cerrar la puerta, el espadachín se abalanzó contra Allen y comenzó a quitarle la camisa blanca que llevaba mientras besaba y dejaba marcas en su cuello y clavícula.
-Ahh...K-Kanda- sentir la lengua del espadachín sobre su piel lo estremecía por completo, realmente lo hacía sentir muy bien
-Moyashi- susurró el mayor en el oído de Allen para luego morder su lóbulo y terminar de sacarle la camisa
-nngh... ahh
Allen gimió al sentir las manos de Kanda subir por su abdomen y estimular sus pezones, los cuales luego el espadachín comenzó a succionar y morder ligeramente.
-mmm... no... ahí no, K-Kanda
-Tu boca dice una cosa - el mayor bajó una de sus manos y acarició sobre el pantalón el miembro ya erecto del albino- pero tu cuerpo dice otra, mira aquí ya estas todo mojado, moyashi
El mayor desabrochó y bajó los pantalones de Allen junto con sus bóxer dejando al descubierto su miembro para luego comenzar a masturbarlo.
-Ahh!... nngh... no- El albino sentía sus piernas flaquear, era demasiado el sentir su miembro estimulado por Kanda y los besos de este sobre su pezones, su rostro estaba muy rojo y pequeñas lágrimas de excitación brotaban de sus ojos
-Eres tan lascivo, no me provoques con esa expresión- el espadachín llevó al menor hacia la cama y lo aventó en esta con rudeza para luego colocarse sobre él acorralándolo mientras continuaba con su labor de lamer su exquisita piel
-Ahh!... Kanda
-Así es, sigue gritando, me gusta oírte- se separó un poco de Allen para quitarse la camisa y bajar sus pantalones quedando solo en bóxer, liberando así en parte su gran y duro miembro que ya le dolía al estar aprisionado durante tanto tiempo
Allen se sonrojó aún más si podía, el ver el cuerpo de Kanda hacía que su corazón latiese a mil, su cuerpo trabajado, sus músculos... era simplemente perfecto.
-No te quedes viéndome con esa cara tan tonta, ven
El mayor se sentó en la cama e indicó al peliblanco que se acercase a él, este obedeció y cuando estuvo cerca se dejó besar nuevamente por Kanda, pasaron unos segundos hasta que se separaron y el espadachín lo obligó a quedar a la altura de su miembro.
-Ya sabes lo que tienes que hacer, moyashi – dijo relamiéndose los labios y sonriendo perversamente
Allen levantó la vista y miró dudoso al espadachín -K-Kanda yo, nunca...
-Sé que esto- Kanda estiró su mano y tocó con dos de sus dedos la entrada del albino haciendo que este soltara un sonoro gemido por el tacto- lo estrenaré hoy- sonrió ladino y colocó un dedo en los labios de Allen- al igual que esta pequeña excitante boca
El menor, con la cara sumamente sonrojada, asintió e inclinó su cabeza hasta que quedó a la altura del miembro de Kanda, bajó un poco sus bóxer y libero completamente el gran y duro miembro para luego comenzar a acariciarlo con sus manos provocando pequeños suspiros en el mayor.
-Deja de jugar, muéstrame lo que sabes hacer
Allen, sin ninguna experiencia, se acercó aun más al miembro de Kanda y comenzó a lamer la punta lentamente, para luego de un rato, engullirlo completamente dentro de su caliente cavidad.
-Ahh... naciste para esto, moyashi
Kanda tomó los cabellos de Allen y aceleró el ritmo, su miembro entraba y salía de la boca del albino rápidamente haciendo que el menor gimiese.
La habitación se colmó de sonidos obscenos llenos de lujuria, un ambiente que incitaba a cada uno de los protagonistas a continuar y llegar hasta las últimas consecuencias.
Pasaron unos segundos y Kanda no lo soportó más, tenía que estar dentro de ese niño que lo enloquecía y lo hacía actuar como nunca pensó algún día haría.
Jaló de los cabellos a Allen dejándolo a la altura de su rostro y lo besó demandantemente por unos segundos para luego echarlo nuevamente en la cama y separar sus piernas.
-K-Kanda... yo, tengo miedo
-Relájate, dolerá al principio, pero luego se sentirá muy bien- el mayor acercó sus labios y repartió besos por toda la marca de la maldición del albino en su ojo izquierdo- me encanta tu rostro
El albino gimió cuando sintió las manos del espadachín acariciar sus muslos lúbricamente y luego de unos segundos tuvo frente a él tres dedos. Supo qué hacer instintivamente y los introdujo en su boca para luego comenzar a lamerlos mientras movía sus caderas contra su amante en busca de más contacto.
Cuando estuvieron bien húmedos, Kanda los sacó de la pequeña y cálida boca de Allen para después llevarlos hacia la entrada de este introduciendo uno por uno lentamente.
-¡Ahh!... ¡du-duele!
-Tranquilízate, moyashi- se acercó a los labios del albino y lo beso acallando sus gemidos para luego, al mismo tiempo, darle atención al miembro del menor con su mano libre
Pasó un buen rato y cuando Allen comenzó a mover sus caderas en busca de sentir más placer contra los dedos de Kanda, este supo que era el momento.
Retiró sus dedos provocando un pequeño quejido en Allen, acomodó su miembro en la entrada de este y se acercó a su oído.
-Esto te gustará mucho más- susurró, para luego introducirse de golpe en el menor
-¡ Ahhh! ¡K-Kanda!... nngh
Lágrimas de dolor y placer rodaron por las mejillas de Allen mientras se aferraba con sus manos a la espalda del pelinegro.
El espadachín se mantuvo quieto por unos segundos para que el menor se acostumbrase a la intromisión y cuando este le dijo con una voz muy agitada y desbordando excitación "Puedes moverte", perdió su autocontrol y lo envistió fuertemente.
Las estocadas, el sonido de sus cuerpos al chocar, el olor a sexo y los gemidos de placer inundaron por completo los sentidos de ambos .
-Ahh... eres delicioso, moyashi- Kanda lamió el cuello de Allen sin para el ritmo de sus envestidas
-E-Es... ¡ahh! Allen... nngh- rodeo con sus piernas la cintura del japonés para que entrase más profundo, lo enloquecía... se sentía morir cuando Kanda salía y entraba en él con tanta rudeza
-Parece que te gusta ehh... nngh- el mayor envistió al albino fuertemente provocando que arquease su espalda por el placer que le provocó el golpeteo del miembro del pelinegro contra su punto erógeno
-¡Ahh! ahí, más... K-Kanda
-Que lascivo- aumentó aún más si se podía el ritmo de sus envestidas golpeando el punto de placer de Allen- nngh... tan estrecho moyashi
-¡Ahh! Allen, es Allen
Kanda sonrió altanero y se acercó al oído del peliblanco.
-Está bien... Allen- susurró el mayor para luego volver a arremeter contra él
-¡Ahhh! ¡Yuu, m-me gusta, más, quiero más! - el menor estaba sumamente sonrojado por haber escuchado su nombre salir de la boca de Kanda y por haberse atrevido a llamarlo por su nombre, ojalá y cuando todo aquello acabase no lo quisiese cortar con mugen por su atrevimiento
-Ahh, no tienes que pedirlo
Kanda siguió envistiendo a Allen quién sentía que se vendría en cualquier momento, todo aquello era demasiado para él
-¡Ahh! Yuu, siento que...
-Yo igual... nngh
Tras unas estocadas más el albino se vino entre sus vientres y Kanda en el interior de este, llenándolo por completo con su esencia.
Luego de unos segundos en los que trataron de calmar su respiración, el peliazul salió del interior de Allen y se recostó a su lado, tomó un pañuelo de su mesita de noche y comenzó a limpiarlo de los restos de su semen.
-¿También quieres que limpie aquí?- tanteo con el pañuelo la entrada algo rojiza del albino de la cual escurría su semilla por la acción antes realizada.
-Bakanda - el menor trató de cerrar las piernas con el rostro sumamente sonrojado, pero el pelinegro lo impidió
-Déjame- sonrió y se dispuso a limpiar la zona en un silencio cómodo para ambos
Luego de un minuto, el menor decidió romper el agradable ambiente; no quería hacerlo, pero era necesario que el mayor le explicase la situación luego de que ambos hubiesen hecho eso que los adultos hacían cuando se amaban profundamente.
-K-Kanda
-Dime- el espadachín, que terminaba de limpiar el abdomen de Allen, tiró a la basura el pañuelo para luego mirarlo fijamente a los ojos
-T-Todo lo que pasó...
-Significa que ahora eres mío
-¡K-Kanda!... Allen se abrazó al pecho del mayor y sonrió tiernamente- yo... ¡Te amo! ¡Te amo, Yuu!
-Tsk- el espadachín chasqueó la lengua ya que sabía cuales eran las palabras que el albino esperaba saliesen de sus labios-Te amo moya... Allen- se corrigió rápidamente para luego tomar nuevamente esos labios que desde que los probó se volvieron una adicción, acarició con sus manos el rostro del menor y tras unos segundos se separaron
Kanda se reincorporó por un momento y tomó una de las sábanas que habían caído al suelo producto del "ejercicio" antes realizado, para luego tapar a ambos con esta.
El espadachín observó cómo Allen se acurrucaba contra su cuerpo y sonreía tiernamente, lo que provocó que soltase una pequeña risa burlona.
-¿De que te ríes? - preguntó, Allen
-Me preguntaba cómo un niño en un momento puede comportarse así de tierno y en otros- el mayor acarició los muslos de Allen debajo de la sábana- tan lascivo
-Q-Que dices- el albino se sonrojó fuertemente- yo-yo no soy un niño- dijo con un puchero en los labios
-¿Ah no? tienes quince años, sí que lo eres. Un tonto, molesto, ingenuo y apetecible niño
-K-Kanda -el albino miró fijamente al peliazul con un sonrojo en el rostro provocando que el mayor desviase la mirada
-Maldición, moyashi, no me provoques- abrazó a Allen y lo apegó a su cuerpo- te lo haré toda la noche- dijo para luego colocarse sobre este y comenzar a lamer nuevamente el cuello del menor.
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A la mañana siguiente, fueron al comedor los dos juntos. Allen tenía una ligera cojera y Kanda iba a su lado, aunque no lo demostrara en el rostro, con el mejor humor que hubiese tenido nunca.
Al recibir su comida por parte de Jerry, se sentaron juntos en una mesa un tanto alejada, lo cual le pareció sumamente raro a todos los presentes allí ¡Era imposible que Kanda permitiese a alguien sentase con él!
-T-todos nos están mirando, K-Kanda- dijo Allen agachando la cabeza un poco avergonzado, hasta Lenalee y Lavi los miraban sorprendidos.
-Tsk... ¿por qué no se meten en sus asuntos?
Terminaron su comida en unos quince minutos, Allen se paró del asiento para recoger en una fuente los muchos platos ahora vacíos que había ordenado cuando sintió un jalón en el brazo y unos labios unirse a los suyos.
No pudo evitar abrir ampliamente los ojos y sonrojarse hasta las orejas por tal acción ¡Por dios, estaban besándose frente a todos!
Tras separarse, Kanda le susurró al oído un "Te espero en dos horas en el salón de entrenamiento" para luego irse con su plato donde Jerry y tras entregarlo, irse de allí.
Allen cubrió inmediatamente su rostro con ambas manos por la vergüenza que sentía.
"Maldito Kanda"
Sabía que todos se acercarían a él para pedirle una explicación, ahora ¿que les diría?
-Allen-chan
-Allen-kun
Y ahí estaban. Lavi y Lenalee fueron los primeros en acercarse a su mesa.
"¿Ahora como se los digo?"
El albino retiró sus manos del rostro, observo al pelirrojo esbozar una sonrisa y a la peliverde mirarlo como esperando a que hablara.
"Estúpido Bakanda"
"Amar a alguien no es nada, ser amado por alguien es algo... pero amar y ser amado... lo es todo"
...