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Perdicción por gns

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Perdición

 

 

 

Capítulo 3

Destino

 

 

 

 

 

El cielo siempre le era hermoso ante sus ojos, sus orbes se pierden ante tal belleza como sus pensamientos dentro de su mente, Saga simula ver aquel basto lleno de estrellas pero en realidad solo tiene una idea; resignación. La tierra entera se encontraba amenazada y aunque el fuera el representante de dicha orden, su poder no era la de un dios, curiosamente ya no siente ese cosmos malévolo en su cuerpo, aquel que le daba un gigantesco poder; la vida era muy bromista con él sin duda alguna, su parte buena era muy sumisa y la otra, bastante cruel. Inspeccionando con detalle su mano, nota la argolla en su dedo anular, en tan poco tiempo su vida cambio de una manera tan tormentosa. Ya no era un hombre libre, aunque ni siquiera recordaba ese aire de libertad, si es que alguna vez realmente la tuvo en sus manos.

 

No sabe con qué cara presentarse ante aquel antiguo maestro pero debe dar una explicación, una a la cual en el fondo ni él sabe cuál es con exactitud pero si tenía algo de dignidad, entonces daría la cara, aunque sea una última vez. Saga escapándose del santuario y más que nada del posesivo de Aioria, parte hacia los cinco picos, donde el antiguo caballero de Libra habita. Duda al estar frente aquella cascada, el sonido del agua le es relajante como la brisa, sus cabellos son sacudidos mientras guarda silencio, el cuerpo del hombre solo se mantiene sentado con la tranquilidad más que envidiable. Un suspiro leve pero demasiado ruidoso para el momento, escapa de sus labios, hundiéndose en sus propios temores una vez más, dudando en retroceder.

 

-Sé a qué has venido –habla el anciano con voz lenta, sacando de su trance al peli azul- me temo que no tengo buenas noticias, al menos para ti –Saga baja la mirada con clara tristeza en sus orbes-. Cometiste un gran crimen y mereces un castigo pero no soy nadie para dictar aquello, sin embargo triunfaste y ahora de forma oficial eres el patriarca. –El anciano alza el rostro hacia la cima de la abrumadora cascada- Eres un buen hombre Saga de Géminis, un caballero poderoso y no por nada fuiste elegido como candidato a tal poder del Santuario

-Maestro… yo…

-Ten cuidado –dice de forma directa el anciano en tono más elevado-, Leo es muy orgulloso, posesivo y celoso. –El peli azul lo sabe bastante bien esos dotes del castaño, estrecha su brazo con fuerza, misma tela que cubre cierta huella de un agarre en su piel- Sus celos lo han llevado a cubrir tu crimen, convirtiéndolo a él en el único traidor y asesino… algo que solo Aioros pudo re indicar antes de su muerte –Saga mira hacia el lado contrario con el mencionar del nombre de Sagitario-. Ten cuidado y no olvides que es mejor tener a tus amigos cerca pero más a tus enemigos…

 

Saga se queda de pie por unos segundos más, el viejo maestro no vuelve a pronunciar ninguna palabra más, este cierra los ojos y parece meditar. El peli azul comprende que no le sacara ni una palabra más y se retira, con el rostro más que triste, dejando escapar unas cuantas lágrimas por su dolor, pena y vergüenza. El anciano lo sabe pero no puede decirle que le perdona, no hay nada que perdonar ya lo había dicho todo. Saga era un buen hombre y caballero, mantuvo el santuario a flote y aún mantenía a los caballeros de pie, al menos a los dorados. Solo suplicaba que estos fueran lo suficientemente fuertes y entregados para lo que viniera de ahora en adelante.”

 

 

La puerta de la alcoba se abre de forma algo brusca, esto no sobresalta para nada al peli azul, este solo se mantiene de pie en el mismo lugar hasta que es estrechado con gran fuerza por la espalda, el aroma de sus cabellos es aspirado y en su mejilla un beso depositado. Leo lo mantiene abrazado por unos minutos tratando de adivinar que tanto ve el peli azul al cielo, sabe que es hermoso pero esto le resultaba demasiado aburrido por no decir que lo volvía celoso, odiaba que Saga pusiera más atención a otros asuntos cuando no debía tener asuntos de patriarca. El leonino demandaba atención hacia él, necesitaba la atención de Saga; de su esposo Saga. Así era la realidad, Saga decide mantener al leonino y sus impulsivos celos a raya, dándole o mejor dicho brindándole un poder sobre él, se había convertido en su esposo, a escasos días después del luto de Athena y de la visita a lo cinco picos. Esto dejo más que sonriente al castaño, quien parecía saltar de felicidad con cada minuto que lo acercaba al altar y solo pudo concretar su dicha cuando Saga dio el “Sí, acepto”. El caballero y guardián de la quinta casa, de día custodia el quinto templo de Leo para después en la noche convertirse en el esposo del patriarca y subir en los aposentos de este para compartir el lecho.

 

-Me hiciste tanta falta –dice el castaño apretando al peli azul más a su cuerpo-. Te amo demasiado, Saga. Te amo

 

El mayor trata de girar su anatomía por el estrecho espacio entre los brazos del menor, para dirigir sus manos a su rostro. Aioria se queda prendido en aquello ojos, hermosos a los suyos y únicos, para Saga solo iris. Con lentitud acerca sus labios y deposita con beso, Aioria quien es más sediento en lo carnal, comienza a demandar por más caricias de su consorte. Con unos cuantos pasos como una danza, el hábito patriarcal cae a los pies del peli azul, dejando su esbelto cuerpo ante la mirada hambrienta de cierto León Dorado, sus dedos se entrelazan con los del menor para guiarlo al lecho, donde se recuestan ambos para besarse y consumar su entrega de esa noche.

 

 

 

 

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Mu de Aries se mantiene de pie de forma pacífica pero en alerta, la noche era demasiada silenciosa, muy tranquila y sospechosa. El ariano no mueve ningún dedo, sus orbes los entrecierra amenazadoramente, una brisa fría se cuela por la entrada del santuario, el viento sube las escalinatas hasta detenerse en la entrada del primer templo. El primer guardián tiene un mal presentimiento, un escalofrío le recorre su cuerpo, algún tipo de mal acechaba al santuario, podía intuirlo en el viento. De pronto con el silbido del viento, siente como su armadura dorada es traspasada por un objeto filoso ante sus propios ojos sin poder notarlo, no sin que antes fuera ya tarde, una flecha color purpura yace clavada en su hombro, alado del cuerno de su armadura, donde ya brotaba hilos de sangre. Levantando el rostro, sus orbes verdes divisan una figura, una a la que admiraba de años atrás, siendo acompañado por otra, ese otro ser era nada menos que el dueño de aquella flecha.

 

-Maestro…, Aioros… -susurra el caballero de Aries sin poder creerlo del todo

-Tanto tiempo sin vernos –escucha decir a aquel hombre de cabellos color lima, vistiendo una armadura semejante a la suya que portaba pero en otro tono-. Mu, como tu maestro te ordeno que me traigas la cabeza de Saga –la reacción del peli lila es confusa- ¿No me digas que creíste semejante estupidez?

 

Aries trata de decir unas palabras pero su voz es callada y tragada por su misma garganta, el caballero medita por unos instantes y bajando la mirada levemente, la vuelve a levantar.

 

-No hay tiempo, debemos llevarlo con nuestro señor –escucha la voz de Sagitario, comenzando a avanzar para pasar de largo al peli lila

 

Si antes Mu no pudo pronunciar palabra alguna, ahora menos, todo era tan sorpresivo, solo deja su cuerpo moverse, su instinto actuar. De un salto hacia atrás, se antepone ante Sagitario y cruzando sus brazos frente a su rostro, levanta su muro de cristal ante los dos presentes. Los orbes de su maestro se muestran con enojo, era una manera clara y muda de un “No pasarán” pero sin intimidarse ante ello, con una sonrisa dibujada en su rostro del antiguo patriarca, este con un movimiento de su mano y ante el rostro serio de su alumno, aquel muro de cristal se rompe en pedazos. Mu se mantiene firme con la actitud de roca, sabía muy bien que aquella técnica no funcionaría con aquel hombre que precisamente se la había enseñado, en el fondo el joven sabe que de un posible enfrentamiento, él tendría las de perder, solo un golpe de suerte le daría la victoria.

 

-Te atreves a desobedecerme –dice el de cabellos lima-, muy mal

 

De manera sorpresiva el joven caballero de Aries siente como una corriente le paraliza todo su cuerpo, dicha energía lo doblega, arrodillándolo con dolor en su ser. Escucha los pasos metálicos acercársele, estando inclinando siente el dolor agudo de la flecha siendo removida de su carne, Aioros reclama su arma favorita. Mu se pregunta ¿Por qué? Y se debate en seguir, se pregunta si el resto de sus compañeros pensarían lo mismo.

Aioros levanta ese par de alas de su espalda cuando siente esa presencia, el de cabellos verdes levanta la mirada, los doce fuegos del reloj han sido prendidos, doce llamas, doce horas indicaba aquella torre. Aioros rápidamente se da media vuelta y levantando el arco, apunta la flecha oscura hacia el recién llegado, frunciendo el ceño, tuerce los labios ante el viejo maestro.

 

-Doce horas, tan pocas y tan valiosas, el tiempo siempre ha sido sabio pero en la guerra el más terrible –dice avanzando con ayuda de aquel bastón y dirigiendo su mirada hacia Sagitario-. Nunca demasiadas pero tampoco nada, quizá debemos verlas…como una oportunidad para enmendar los errores del pasado. Mu corre hacia Tauro y avisa los demás guardianes, una nueva guerra santa acaba de comenzar –dice el anciano ante la mirada de los tres-, todo aquel que ame algo en este mundo deberá renunciar a ello y combatir

-No hay diosa para combatir más que adorar a Hades –menciona Aioros tensando el arco

-Y lo dice aquel que no le importo romper con aquel lazo de hermandad con tal de obtener lo que deseaba –menciona el anciano de forma dura-, mira a lo que conllevo tu egoísmo –Aioros afloja los brazos al escuchar esas palabras-. Esto fue obra tuya, tú lo comenzaste, otro despertó y tu sangre lo consiguió

-Aioria… -salen de sus labios tensados como la cuerda del arco que vuelve a sostener

 

Mu no comprende de lo que hablan hasta que reaccionando descubre que puede moverse libremente, no sabe en qué preciso momento recobro la movilidad pero aprovechando esta libertad, decide obedecer al viejo maestro y sin decir nada más, se da media vuelta y corre hacia los templos vecinos. Shion decide tenerlo pero ante él, su antiguo camarada se interpone, el antiguo patriarca le sonríe de forma sarcástica y burlona. Sagitario se mantiene serio y atento, el arco luce flojo casi tocando el suelo. Ambas miradas se centran en el antiguo caballero de Libra cuando este se ve rodeado por una luz, como un capullo, parecido a una oruga que es envuelta para brotar de ella otro ser diferente. Uno como solo el antiguo caballero de Aries recordaba en aquella época.

La espalda lleva tatuada un hermoso tigre, la piel luce joven y radiante, tanto como la armadura que llega desde el templo de Libra, misma que comienza a cubrir a su único portador por más de 200 años.

 

 

 

 

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Los cabellos añiles de Géminis son sacudidos por el viento, portando una túnica patriarcal en tono blanco, sus orbes verdes se prenden del cielo para luego clavarlas en aquella estatua de la diosa, su corazón late con fuerza, cayendo de rodillas, las puntas de su atuendo se levantan, Saga sabe lo que sucede, siempre lo supo pero en algún momento llego a pensar que no sucedería y sin embargo ahora comenzaba. Con el rostro inclinado, un par de lágrimas comienzan a caer en sus piernas, mojando aquella suave tela.

 

 

“Acompañado de Shura y Máscara de Muerte, Saga pisa aquel reino submarino, el del dios Poseidon, aquel legendario emperador de los mares, cuyo poder era uno de los tres más poderosos desde la época del mito. Sin embargo lo que los ojos de Saga vieron lo dejaron más que triste, el dios era solo la sombra de los relatos escuchados y hasta escritos. Julian Solo era el portador de aquel cosmos que iba debilitándose conforme pasaba el tiempo; una muy evidente depresión amorosa.

Los tres hombres solo intercambian sus miradas, era evidente el final de aquel dios, el emperador se encontraba postrado en aquella cama ya casi sin fuerzas pero lo que llamo la atención de los dos caballeros fue la figura que apareció después. Una idéntica a su patriarca pero con una mirada y una sonrisa malévola, y llena de odio; celos. Tampoco Saga pudo creerlo pero no le resultó extraño y comprendió en parte algo, Kanon era quien dominaba aquel reino, eran sus deseos lo que se regían y no los del dios; era evidente aquella pérdida de tiempo.

Su estadía estaba más que contada, solo unas horas para rendir el protocolo adecuado y se marcharían de nuevo a tierra, pero ante la sorpresa de Saga, Julian pide hablar a solas y en secreto con el peli azul mayor. Horas después, Saga y compañía parten del reino marino, solo los despide Sorrento de Sirren mientras que Kanon observa todo desde gran distancia.

 

Días después Julian Solo, único heredero de la familia Solo fallece a la edad de 16 años; se suicida en su bañera de su mansión, se corta las venas por una severa depresión.

 

Saga asume que Kanon como mano derecha es quien asume el mando de los generales marinas.”

 

 

El rostro inclinado del peli azul ha bañado con el agua salina de sus lágrimas aquella daga dorada que mantenía oculta en sus ropas, misma que levanta en sus manos a la altura de su pecho con lentitud. Su cuerpo tiembla, se siente débil e indeciso, sabe que sus dudas no deben de opacar su decisión pero, solo era un simple mortal que jugo a ser un dios que termino como un esclavo.

Cerrando sus orbes, baja sus brazos, pegando la daga a su estómago mientras que el viento sopla con más fuerza, levantando el faldón de su hábito.

 

 

 

 

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Corriendo a toda brisa, Mu va subiendo los escalones que conducen a Tauro, durante su trayecto tiene un mal presentimiento, su corazón palpita con más fuerza en su cabeza, sabe que debe darse prisa pero las piernas no les responden con tal ahínco. De su garganta sale un nombre en forma de grito “Aldebaran”, al llegar al segundo templo, sus pasos se vuelven pesados hasta poder llegar al centro del mismo, descubriendo la verdad, sus orbes se entristecen ante el trágico descubrimiento pero a la vez de sorpresa.

La armadura de Tauro se encuentra de pie, con las manos al frente pero esta solo esta sostenida por las sobras del cosmos de su fiel compañero. No muy lejos una armadura de color purpura se encuentra vacía, sin su portador; Aldebaran había muerto defendiendo la casa de Tauro mientras que él dudaba en hacer lo suyo. De un resplandor de armadura del guardián del segundo templo, toma su forma natural, dejando una chispa de su cosmos ir en dirección a su compañero de armas, Mu la toma entre sus dedos, siendo que esta toma la forma de una flor sencilla de color blanco.

Mu de Aries abre sus orbes ante esto, reconocía esa flor; era la misma que una pequeña le había entregado al grandulón como un gesto de agradecimiento. Sus orbes no pueden evitar derramar lágrimas de dolor por la perdida y a la vez de felicidad, Aldebaran le había abierto los ojos. El mundo ya no era de los dioses sino de ellos mismos, quienes lo habitaban.

 

-“Caballeros –escuchan la voz de Mu, quien ha salido de Tauro para soltar el mensaje de Aldebaran hacia el cielo- una guerra santa contra Hades ha comenzado, -todos parecen prestarle atención- quizá algunos lleguen a pensar como yo pero –Virgo levanta la mirada sin abrir los ojos- es un error. –Milo entre cierra su mirada-. Este mundo es de nosotros, es de las personas que lo habitamos –Máscara de Muerte sonríe-, somos los caballeros de la esperanza y como tal debemos de combatir contra el mal. –Afrodita coloca una rosa en sus labios-. Debemos proteger lo que juramos, cumplir con lo que prometimos –Camus se encamina fuera de su templo-. Somos los caballeros que luchamos por la justicia, hoy perdimos  al caballero de dorado; Aldebaran de Tauro –Shura levanta su brazo donde guarda excalibur-, quien lucho sacrificando su vida por los seres humanos que habitan este mundo, -Aioria se coloca su armadura, dejando el lecho frío- él no olvido por ningún momento su promesa

-“Ninguno de nosotros lo ha hecho - Responden al unísono –Lucharemos para proteger este mundo

 

 

Dohko sonríe al escuchar la voz de los jóvenes dorados, sintiendo un orgullo en su pecho mientras su mirada la fija hacia Shion y Aioros, quienes se muestran sorprendidos por la fuerte convicción de los caballeros dorados.

 

-La decisión ha sido tomada –sale de los labios del  de cabellos rojizos del chino, caballero dorado de Libra

 

El antiguo patriarca con un movimiento de cabeza, le ordena al arquero que avance por el camino de las doce casas, siendo que este obedece y de un salto se adentra a la primera casa de Aries para cruzarla hasta llegar a Tauro, ya que era de su conocimiento que esta se encontraba ya vacía, por lo que el inconveniente comenzaría en en la casa de Cáncer.

 

-Aún es muy pronto para celebrar la victoria –responde Shion colocándose en posición de ataque hacia su antiguo camarada

 

 

Saga siente las explosiones de cosmos, el antiguo maestro; Dohko de Libra enfrentándose cara a cara contra Shion, el antiguo Patriarca. Su pecho se sobresalta para ponerse de pie, se encamina hasta topar la punta de sus sandalias al primer escalón antes de bajar, mantiene su mirada al frente hasta divisar el tercer templo; Géminis. Sus orbes reflejan aquella luz de energía que irrumpe el techo del tercer templo, mismo que viaja a gran velocidad hasta la sexta casa; Virgo, al parecer Shaka trataba de detener al enemigo, aquel cosmos que se enfrentaba al poderoso rubio, le era conocido.

 

-Aioros… -susurran sus labios

 

Sus orbes se elevan al cielo para bajar su mirada hacia sus manos que levanta a la altura de su pecho, extendiéndolas mientras sus orbes se entristecen y observan la daga entre ellas. Era como si el pasado nuevamente volviera por él pero el pasado se encontraba muerto, muerto y frío como la carne podrida de la joven que era Athena reencarnada; había cumplido el propósito de Kanon ¿o no?

 

La daga cae de sus manos girando hasta tocar el suelo en un sonido metálico, absorto a sus oídos, sus orbes abiertos como le es posible mientras que su rostro petrificado queda adquiere una palidez, dejando sus iris sin luz hasta tornarse en un tono azul, azul posesivo. Sus labios se curvan levemente para bajar la mirada, ocultando mediante sus cabellos parte de su rostro.

 

 

 

 

 

 

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Notas finales:

Solo un capitulo mas y fin

Gracias por sus comentarios que me han dejado!!


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