Apenas llegó a su casa, después de un arduo día de trabajo, recibió un mensaje por parte de Ryuhei, generando su sonrisa. Junto con este, le enviaba una fotografía de un parque de diversiones.
— ¿Qué significa esto? — Le preguntó en un mensaje de audio.
— “¿Vamos?”, repreguntó el morocho.
— Ah… Eh… Espera — Se dijo el pelirrojo a sí mismo, haciendo malabares con lo que estaba cargando y con su propio teléfono, en el cual marcó un número, mientras se dirigía a su cuarto.
— “¿Hola?”
— ¿Tacchon?
— “Yassan… ¿Sucede algo?”
— ¿Me acompañas a un parque de diversiones?
— “¿Eh?”, preguntó Tadayoshi, al otro lado de la línea.
— Sólo… quiero eso… Ven con alguien más si quieres…
— “Ehh… Está bien… ¿Puedes avisarle a Ryo-chan?”
— Claro que sí. Enseguida te mando la dirección.
— “Muy bien, nos vemos.”
— Nos vemos — Lanzándose a la cama, Shota se preparó mental y físicamente para su encuentro con quien ya debería llamar su pareja, aunque después de la presentación de fin de año no hablaron mucho al respecto —. Iré — Le mandó, simplemente. Se puso de pie para acercarse a su armario y abrir sus puertas de par en par —. Va a ser algo complicado encontrar un atuendo para la ocasión — Reconoció el pelirrojo, en voz alta. Al cabo de casi media hora, encontró lo que estaba buscando, algo muy de su estilo aunque un poco llamativo, pero que hacía juego con la temática del parque. Vio su celular iluminándose por la llegada de un mensaje de texto. Claramente había estado tan absorto en la búsqueda de su atuendo ideal, que se olvidó de verificar si Ryuhei le había enviado algo más. Lo primero que oyó fue un: “Ehh…”, una suave risa y nada más.
— “Lo siento. Ignora lo anterior, ¿nos vemos allá?”
— ¡Claro que sí! Sólo envíame la dirección y también a Ryo y Tacchon.
— “Está bien, nos vemos luego.”
Shota se quedó mirando el techo un momento, hasta recibir el mensaje con la dirección del parque de diversiones. Acto seguido, se levantó y se encerró en el cuarto de baño a prepararse para su cita.
Se agradeció a sí mismo por haberse puesto un sombrero y un par de anteojos para cubrirse del sol que, aunque estaba tapado por imperceptibles nubes, su luz llegaba con más fuerza que nunca. Estaba esperando a sus compañeros jugando con un pequeño bolso que había llevado consigo.
— ¿Tardé mucho?
Cuando levantó la vista, vio a Ryuhei bastante agitado. Sólo atinó a sonreír.
— Para nada, recién llego — Reconoció, aunque había llegado hacía aproximadamente quince minutos.
— Ah… Qué suerte — Suspiró el aludido.
— ¿Viniste corriendo?
— Je, je… Sí…
— No había necesidad de hacerlo…
— Si es por verte, Sho-chan, daría la vuelta al mundo corriendo.
Shota sonrió, haciendo sonreír también a su acompañante.
— Hola, hola — Saludó Ryo.
— ¡Ah! ¡Ryo-chan! — Lo saludó Ryuhei.
— ¿Tacchon no viene contigo? — Preguntó Shota.
— No, viene por su cuenta. Yo tuve algunas cosas que hacer, así que…
— ¡Okura! — Shota llamó la atención del recién llegado que, estaba un par de metros lejos suyo, levantando su mano en alto.
— Shh… Si gritas así, nos van a reconocer — Le dijo Tadayoshi —. Aunque… nosotros sí podemos pasar desapercibido… Pero, ¿tú, Yasu? — Agregó con una sonrisa, mirándolo de arriba abajo.
— Te juro que fue lo primero que encontré — Respondió el aludido con una media sonrisa, acercándose luego los cuatro a la boletería. Obviamente no iba a admitir que estuvo casi una hora en arreglarse.
— ¿Adónde vamos primero? — Preguntó Ryuhei, entregándole sus respectivos boletos a cada uno.
— ¿Vamos por unos raspados? — Dijo Ryo.
— ¿Qué les parece un helado? — Sugirió Shota — Tras acercarse al pequeño puesto dentro del parque, fueron Ryo y Ryuhei los que fueron por algo frío. A diferencia de ellos, Tadayoshi pidió un raspado —. Oye, Tacchon…, ¿estás bien?
— ¿Eh? Sí. ¿Por qué lo preguntas?
— Te veo algo… nervioso… Creo…
— Es tu imaginación — Agregó Tadayoshi, tragando saliva en seco.
— Aquí tienes — Le dijo Ryuhei, entregándole a Shota lo que había pedido.
— Ah. Gracias, Maru.
— De nada.
— Para ti — Le dijo Ryo a su pareja.
— Gracias — Susurró el aludido, mirándolo con furia.
— Bueno…, ¿ahora adónde vamos? Es decir…, cuando terminemos esto.
— ¿Qué les parece los autos chocadores? — Sugirió Ryuhei, sumamente entusiasmado.
— Vamos — Dijo Ryo.
— Por mí, está bien —Dijo Shota.
Cada uno eligió el color que le habían impuesto como integrante de Kanjani∞ y empezaron a chocarse uno contra el otro, sin perder la sonrisa. Shota la estaba pasando bien, pero poder ser capaz de compartir aquel momento a quien él amaba, lo convertía en una persona completamente satisfecha. Cuando salieron, el siguiente juego fue la montaña rusa.
— Ve tú si quieres — Le dijo Tadayoshi a Ryo.
— ¿Eh? ¿Por qué? ¿Tú no vienes con nosotros? — Le preguntó el aludido.
— No, no, no… Es que…
— ¿Te sientes mal? — Le preguntó Ryuhei, recargándose sobre el hombro de Shota.
— Seguro fueron los autos chocadores, ¿no? — Dijo el más bajo del grupo, con una visible expresión de tristeza —. Lo siento, Tacchon…
— Vayan ustedes, yo me quedo a cuidarlo — Dijo Ryo, revoleando los ojos, como si fuera un gran esfuerzo el que iba a hacer.
— ¿Seguro? — Preguntó Shota.
— ¡Por supuesto que sí! Estaría mal arruinarles su cita — Reconoció Ryo.
En silencio, y quizás por la apreciación hecha por Ryo, el dúo que quedó, hizo la fila que los llevaría a la montaña rusa. Toda la adrenalina del momento y los gritos, finalizaron junto con el juego, volviendo al silencio usual.
— Bueno — Dijo Shota.
— Ellos ya lo saben, ¿cierto? — Le preguntó Ryuhei.
— ¿Qué cosa?
— Que estamos saliendo…
— Eh… No. Yo le dije nada a nadie.
— ¿Ni siquiera a Okura?
— Ni siquiera a él.
— ¿Seguro?
— Nunca acordamos los términos de nuestra relación… No me pareció correcto contarle algo a medias…
— Deberíamos reunirlos a todos y decírselo, ¿no? — Le preguntó con una expresión de vergüenza.
— Ahjá…
— ¿Cuándo lo haremos?
— Cuando tú quieras — Accedió Shota, agarrándose de su brazo.
— ¿Sucede algo?
— Desde que bajamos de la montaña rusa que me siento un poco mareado — Con sumo cuidado, Ryuhei lo ayudó a sentarse sobre un banco —. ¿Por qué no les preguntas a los demás por donde andan?
— ¿Ya quieres irte?
— No quiero terminar de arruinarlo todo — Reconoció el pelirrojo, con una sonrisa.
— No lo harás — Le dijo Ryuhei, en cuclillas frente a él. Con el teléfono de Shota, le envió un mensaje a Ryo, preguntando por su paradero y el de su acompañante. Shota se lo había quedado mirándolo —. ¿Qué?
— Nada. ¿No puedo sólo mirarte?
— Me incomoda un poco que lo hagas — Reconoció el morocho, posando ambos brazos alrededor de las piernas de Shota —. Haces que tenga muchísimas ganas de besarte, Sho-chan.
Su especie de confesión, hizo que Shota casi se quedara sin respiración. El sonido de su celular recibiendo la respuesta de Ryo llamó su atención. Al leerlo, Ryuhei no pudo evitar esbozar una media sonrisa.
— ¿Qué dice?
— Dice que volvamos, si queremos, porque ellos van a tardar un tiempo prudencial en lo que terminan de tener el mejor sexo… de su vida…
— Y eso confirma mi teoría: esos dos están saliendo.
— Pero, ¿era necesario ser tan explícito? — Reconoció, sonriendo.
— Algún día tú vas a escribir lo mismo…
— Pero nunca sería tan explícito.
— ¿Nos vamos?
— ¿Ya te sientes mejor?
— Sí — Respondió el aludido, levantándose y extendiéndole la mano para ayudar a Ryuhei a incorporarse. De un salto, el aludido se levantó y apresó tiernamente los labios de su pareja, generando su sorpresa —. ¿Qué fue eso?
— Te lo dije: tenía muchas ganas de besarte — Reconoció, apoyando su cabeza sobre uno de los hombros del más bajo.
— Tonto — Murmuró Shota, sin siquiera mirarlo, puesto que no quería que sus rojas mejillas quedaran expuestas.