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Anhelando la lejanía por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Hola~

Creo que me tardé más de lo imaginado pero tengo buenas escusas... es decir razones XD

En resumen, estoy en la universidad y sufrí un bloqueo con el lemon, bueno si ahora ven el nuevo capítulo deben darle las gracias a 1827forever1827 porque ella me ayudó con la zukulencia 7u7 

Por eso la adoro tanto ^_^  muchas gracias querida~

Bueno, no les canso más y dejo aquí mi camino...

 

PD: creo que pude haberme salido un poquito de la trama, pero ñeeee espero que lo disfruten 

*se aleja en silencio hacia las notas finales*

 

 

Lambo tuvo que convencer a los policías de que fue sólo una pelea de menor importancia, repetir una y otra vez que se arriesgaría a perdonar a su esposo, prometió que si algo así vuelve a suceder acudiría a ellos de inmediato, con las pruebas necesarias puesto que claro, algunas fotografías reposaban en un lugar seguro, solo por si tenía que aplicar un chantaje nuevamente. Con recelo soltaron a Reborn, los uniformados permanecieron pendientes hasta un par de cuadras cuando Lambo se despidió de ellos con una reverencia. Ya solos y sin vigilancia, el menor comenzó a reírse sin control, eso había sido la mejor travesura de esos días, cabe recalcar que hizo muchas cosas en su pequeño escape, pero esto superaba todo lo demás, bueno ni tanto pero si era inmensamente cómico. Reborn no estaba contento, con el ceño fruncido reclamó varias veces por tal atrevimiento pero en sí no hizo nada más, claro jamás debió dejarse llevar por la furia momentánea, aun recordaba ver la sangre recorrer por el rostro de Lambo, no quería que algo así se repitiera, se prometió dos cosas, jamás volver a caer en las provocaciones del mocoso y hacerlo pagar de la mejor forma posible, una noche en prisión fue su peor experiencia, no quería volver a pasar por algo así. Al final y después de comer algo en un restaurante familiar, acordaron olvidar todo, sin pedir más explicaciones, sin recordar nada, hacer como si en verdad se acabaran de conocer, eso sería lo mejor… empezar desde cero

En casa la escusa fue simple, solo bastó decir que la pelea fue a causa de las varios cambios en su vida y diferentes opiniones, aunque claro en el hogar, Reborn no era tan bien recibido como antes, así empezó todo, con problemas pero buena voluntad. La primera cita se fijó, las cosas se acordaban con un pacto, ellos estaban más calmados y hasta podría decirse que los rencores fueron olvidados. Reborn notó que Lambo estaba diferente, más maduro, menos testarudo, más accesible aunque a veces parecía que lo mirara con desconfianza ¿qué se traía ese mocoso entre manos?

Ambos tenían secretos que esconder o traerían problemas, Reborn con su nueva vigilante personal quien se encargaba de seguir los pasos de Lambo, se quitaba un trabajo de encima. Lambo por su parte contándole detalles de sus días libres a I-pin y Tsuna “tengo que hablar contigo e I-pin… es muy importante” así el ojiverde se reunió con sus amigos, había cosas que necesitaban compartir, contarles acerca de su pequeño viaje de revelaciones y travesuras, después de todo aprovechó esos días para descubrir muchas cosas importantes… aunque no fueron gratas, en verdad le cambiaron la forma de ver a su alrededor

 

 

 

Un inicio de fantasía…

 

 

 

Una relación debía empezar por conversaciones tranquilas, conocerse bien, descubrir gustos en común, hacer todas esas cosas cursis y tontas que un adolescente haría… Reborn quería reírse al ver a su futuro esposo en la puerta. Lambo fruncía el ceño, su prometido estaba esperando para recogerlo y acompañarlo al trabajo ¿acaso Reborn no tenía nada más que hacer? El ojiverde  no quería problemas así que mejor lo aceptaba, aunque le fastidiaba sentirse objeto a dominio de Reborn, se aguantaba porque ya estaba harto de discutir con sus padres y con el propio patilludo, era mejor darles lo que querían y a la vez disfrutar del momento también.

Soportaron la primera semana de adaptación, así que ahora estaban mejor relacionados, charlaban como antes de que todo sus problemas llegaran, averiguaron que compartían el gusto en lectura, quién se imaginaria que a ambos les gustara las historias de suspenso y crímenes policiacos, era raro… más raro aun, fue descubrir un hobby en común, las armas, ¡al demonio, eso era fantástico! Colonello le enseñó a Lambo y Reborn tomó en curso en su país, al menos eso dijo.

Reborn decía ser heredero de una fortuna, así que sus negocios actuales ya no se basaban en la educación y le dejaban bastante tiempo libre, Lambo decidió creerle puesto que no había otra explicación para que el mayor dejase de trabajar y así tener tiempo para acosarlo tan insistentemente, aunque claro el ojiverde no se tragó la historia completa, solo digamos que por el momento estaba esperando que el propio azabache rebelara todo, necesitaba paciencia

 

Almorzaban juntos en el receso del nuevo empleo de Lambo, puesto que nadie lo hizo cambiar de opinión en cuanto a renunciar a sus estudios se refería, el menor quería independencia y Reborn cedió a eso. Volvían a casa de los Bovinos juntos y cenaban  con los niños, una exigencia que ya se venía venir, era que Reborn intentara interactuar con los hijos del hogar. Fon y Fuuta le tenían miedo al que ellos llamaban “el señor de negro” así que las cosas empezaron siendo imposibles, a I-pin le daba gracia aquello pues Fon ni siquiera quería estar en la misma habitación si solo estaba Reborn, pero con el pasar de los días y las constantes visitas del Arcobaleno, los dos pequeños  se fueron animando a hablarle un poco

 

 

 

Una sombra…

 

 

 

 

Lambo se había dado cuenta que en ocasiones una mujer pelilila, de larga cabellera, piel clara y mirada enigmática, era su cliente, una italiana era muy atractiva, en una ocasión la halagó por su belleza, era la estrategia aprendida para atender en la cafetería y ella respondió con una sonrisa amable. Stella era su nombre, era agradable, platicaban cuando no había clientela, incluso Tsuna se sentía cómodo junto a esa mujer. El trabajo era cansado en aquella época o tal vez se debía a que la cafetería era nueva y a todos les daba curiosidad, pero la variedad de opciones influía mucho, Lambo rotaba en ocasiones para ayudar en la cocina, eso le gustaba mucho, no era malo en aquello puesto que practicaba ocasionalmente en casa, cuando ayudaba a su amiga con los alimentos

Faltaba un poco para la hora del almuerzo llegara, Stella había estado allí consumiendo el nuevo postre en oferta junto a un té, decía estar esperando a alguien, era normal… bueno lo sería, excepto porque la compañía de aquella mujer era Reborn. Había varias mesas que atender así que Lambo no les prestó mucha atención, necesitaba enfocarse en su trabajo “parece que Reborn-san conoce a Stella-san desde hace mucho tiempo… su plática está llena de risitas y frases en italiano, creo” Lambo adoraba a Tsuna y le debía muchas cosas, pero en ese momento quería ponerle una manzana en la boca para que dejara de decirle aquello, odiaba admitirlo pero no le gustaba esa interacción

Cuando Lambo pasaba por aquella mesa, podía escuchar la leve risa de la mujer o la sonrisa arrogante de Reborn, nunca lo había visto sonreírle así a nadie, una mezcla de burla y amabilidad… ¡pero que estaba viendo, eso no era de su incumbencia! Se enfocó en la mesa tres, llena de jovencitas que aún no se decidían que pedir. Al girarse para ir por el pedido, vio a Stella despedirse del azabache, según sabía en Italia se despedían con besos en la mejilla, lo tenía muy en claro, pero que en Japón se hiciera algo parecido era… ¿cómo decirlo? ¡Vergonzoso!... incluso Tsuna casi deja caer la bandeja, las miradas se posaron en ese par y Lambo solo caminó rápidamente a la cocina, tenía cosas más importantes que hacer…

 

Reborn se había fijado en cada reacción de su joven pareja, los celos serían sus aliados por el momento “debes agradecerme con unas bebidas, el pequeño parecía bastante afectado” Stella era la cómplice del azabache y también la investigadora que ahora se encargaba de informarle sobre Lambo “Averigua todo acerca de esos tres días y la paga será un cincuenta por ciento mayor” Reborn no olvidaba que su querida amiga no lograba darle lo que él necesitaba, pero al menos le debía agradecer por aquella bonita reacción en Lambo, le sacaría provecho al máximo. Esperó con calma a que la hora del almuerzo llegara, su vaquita fingía estar totalmente bien, pero claro, estaba fastidiado. Salieron como siempre, se decidieron por algún local cercano y disfrutaban en silencio de sus platillos

 

-Si tienes algo que preguntar… solo hazlo – Reborn cortó el incómodo ambiente

-no te daré el gusto – Lambo hablaba con calma, pero en el fondo tenía cientos de preguntas relacionadas con aquel encuentro de su prometido con Stella – además no tengo nada que preguntar

-deja de portarte como una esposa celosa

-no estamos casados, eres libre de hacer lo que se te dé la gana – y Lambo se arrepintió casi instantáneamente de su manía de hablar sin pensar mucho 

-¿seguro?... Así que, ¿no te importa que me acueste con Stella de vez en cuando? – logró ver un pequeño ceño fruncido que desapareció de inmediato, esto era divertido

-si tú lo haces, yo igual… – Lambo sonrió con molestia, podía hablar y hablar pero en el fondo… ¡mataría al desgraciado si se atrevía a acostarse con otra persona que no fuera él! y… ¡pero en qué estaba pensando! – si tienes una aventura… yo me iré por allí, hay muchos clientes que me quieren invitar a un bar y…

-eres mío ya te lo advertí… mataré a quien te toque – al parecer el deseo asesino se contagiaba, ambos tenían un aura negra rodeándolos, los clientes adjuntos se daban cuenta de aquello pero a la pareja ¡poco les importaba esas miradas!

-¡entonces certifica que eres mío también! – se quejó ya harto de esas malditas escenas de celos suyas o de Reborn, su cabeza estaba llena de pensamientos acerca de Stella o del asunto que maquinaba con I-pin y Tsuna, incluso la imagen de Lampo pasó por su mente solo para joderle la existencia – si no es mutuo, me importa un carajo la fidelidad

-¿estas celoso?

-ya quisieras – ¡demonios! Se delató solo, Lambo se levantó sin mirar al otro – me toca regresar – se excusó para en seguida huir de sus propias meditaciones

-te veo en la tarde, vaquita celosa

 

Lambo estuvo de mal humor todo el santo día, pero trataba de no mostrarse así ante sus clientes, solo Tsuna sabía de sus conflictos sentimentales “no te preocupes, se nota que te ama y tu igual… además se van a casar” como si fuese tan fácil, se odiaba a si mismo por estar inseguro, de dudar, de tener celos sin fundamentos, ¡se suponía que solo ganaba tiempo!… Stella parecía buena persona, solo fue una despedida y ¡al carajo!... No podía tranquilizarse y se suponía que al principio se negaba a aceptar a su esposito “Tsuna, ¿ya encontraste lo que te pedí?… sabes que me urge rapidez” cambió de tema mientras ayudaba en la cocina, no le daría el gusto de frustrarse con temas sin importancia “no te preocupes, este fin de semana seguro y concreto todopero como están las cosas, supongo que habrá un par de cambios” entre risas, charló con el castaño durante un rato y así se calmó, Tsuna tenía ese efecto tranquilizador que le era de mucha ayuda

 

 

Esas reuniones entre Reborn y Stella se dieron un par de veces más, Lambo hacía todo lo posible por meterse a la cocina cuando eso sucedía, no quería ver eso pues cuando sentía su sangre hervir o la furia representada en un dolor de estómago, se daba cuenta que eran sus celos ¡malditos y repulsivos celos! Todo eso conllevaba a una epifanía… amaba a Reborn, tal vez más de cuando lo hacía a los quince años y eso arruinaba todos sus planes. I-pin muchas veces le repetía “no puedes luchar contra tus sentimientos, ya sabes lo que dicen… el amor es ciego y sordo… definitivamente tendremos que cambiar el plan e incluir a Reborn-san” pero no podía mentalizarse a eso, debía seguir soportándolo, resistir, fingir… ¡pero poco a poco se le iban las fuerzas! ¡Estúpido y sensual amor colegial!

 

-¿seguirás enfadándote cada vez que me encuentro con Stella? – Reborn cada vez se divertía más, era inmensamente interesante ver cada reacción de SU vaquita

-no tengo problema alguno, Stella es una mujer muy… interesante – le costaba hablar de aquello, pero intentaría controlarse un poco más

-reconoce que no te gusta

-y tú reconoce que lo haces a propósito

-¿tan celoso estás? – lo agarró del brazo para que se detuviera, ya estaba satisfecho – solo tienes que…

-¡LO ESTOY!... ¿ALGÚN PROBLEMA CON ESO? – al fin estalló y se odiaba por ser tan débil, se enorgullecía de sus dotes de actuación, pero cuando se trataba del maldito patilludo ¡todo se iba al infierno! – sabes… estoy cansado – se frotó la frente para aliviar la presión, necesitaba dormir un poco

-¿tan difícil es admitir que me quieres solo para ti?

-yo… solo – apartó la mirada de aquellos ojos negros – estoy cansado de todo este asunto, me odio a mí mismo por tener inseguridades y te odio a ti por crearlas… estaba empezando a asimilar el hecho de que nos vamos a casar, estaba feliz porque mis padres me perdonaron

-no pensé que tus padres  reaccionarían tan mal – Reborn admiraba la tristeza en aquellas esmeraldas – pero no me dejaste opción, te negabas a ceder, eras altanero y lo sigues siéndolo… pero sabes que no me rindo y menos cuando sé que lo que sentías por mí está intacto, quiero retomar lo que dejamos hace años

-estás muy cursi esta noche – se burló, recordaba que las chicas del instituto solían decir que las mariposas en el estómago eran una señal clara de enamoramiento, ahora le parecía tan chistoso… en vez de mariposas en la barriga sentía agujas en el corazón – será mejor que te calles… eso no va contigo… hablar de sentimientos cursis es de adolescentes

-Stella me dijo que las cursilerías son aceptables a cualquier edad y en cualquier persona – ambos se reían en medio de la calle, estaban a pocas cuadras de la casa de Lambo y hacía un poco de frio – creo que estaba loca

-I-pin suele decirme algo parecido – tomó la muñeca de Reborn y de nuevo retomó su camino – muévete o llegaremos tarde, mamá cocinará la cena esta vez

-Stella es mi amiga desde hace años – decidió aclarar las cosas, ya se entretuvo bastante. Estaba de buen humor ya que Stella le consiguió la información, nada raro, Lambo había estado en algunos turísticos y durmiendo en pensiones aunque si había algo que le molestaba un poco… – aunque alguna vez tratamos de entablar una relación, no fue nada serio, nosotros…

-¡no quiero saber! – lo interrumpió mientras lo soltaba – me quitarás el hambre y en verdad quiero disfrutar la cena… así que mejor no digas nada

-alégrate que al único que quiero devorar es a ti – Lambo se adelantó con rapidez, seguía siendo un mocoso pero Reborn no se quejaba mucho

-viejo desvergonzado – murmuró por lo bajo y lo peor de todo es que ahora estaba más aliviado incluso sentía ganas de sonreír… ¡maldito corazón! ¿Acaso no entendía que debía controlarse?

-linda reacción – pasos atrás seguía al muchacho, los cambios en aquel adolescente eran bastantes significativos, no solo por la altura o el cuerpo más desarrollados, era el interior de Lambo, parecía como un animalito que ha sufrido maltratos, se aleja de todo contacto y muestra los dientes cuando estaba asustado… era semejante a eso

 

Reborn recordaba las palabras de Stella en esa tarde “ese tal Lampo, al que quieres asesinar,  se alejó de Bermuda… supongo que está trabajando en asuntos de los Vindice… pero lo raro es que ese trabajo se basa en transportar la mercancía de los Tonakai… trataré de averiguar un poco de aquello” la mercancía era droga, algo muy raro debía estar pasando como para que aquellas dos familias estén trabajando juntas, mucho más si uno de los trabajadores favoritos de Bermuda era el que colaboraba directamente con los Tonakai… como odiaba al líder de ese grupito, mejor dicho odiaba a todos esos malnacidos. Decidió ser paciente y confiar en las habilidades de Stella, no por nada se conocieron en el bajo mundo, ella era muy buena consiguiendo información… y a pesar de eso no le daba mayor detalle de los días en que Lambo pasó fuera, no se tragaba el hecho de que ese fuera solo un paseo de reflexión, algo debió pasar, su instinto se lo decía y su amiguita debía averiguarlo todo con detalle

 

 

 

 

Al fin se derrumbó la barrera…

 

 

 

Para la cuarta semana Fuuta al fin tomó de la mano a Reborn para llevarlo a la mesa a cenar, eso fue un logro inmenso que Lambo apreció, sus hijos eran lo más importante y alejarse de ellos no era opción, si Reborn quería volverse parte de la familia debía cargar con los niños también. Lambo mostrando una de esas sonrisas sinceras y hermosas, las cuales Reborn adoraba en secreto, agradeció por la paciencia, esa fue la primera vez que el ojiverde acompañó a su prometido hasta unas cuadras lejos de casa. Charlaron como siempre mientras caminaban, era un ambiente cálido, poco a poco se iba retomando la confianza “en verdad te esforzarte, muchas gracias por tratar con mis hijos… ellos son lo más valioso que tengo, creo que ahora me quedo más tranquilo” una amplia sonrisa antes de despedirse y un progreso. Reborn le dio el primer beso, casto, dulce, como jamás pensó darlo a alguien, no hubo rechazo alguno y todo quedó allí… ¿acaso eran unos chiquillos? parecían un par de adolescentes sin experiencia, pero el sonrojo del ojiverde valió la pena… un paso pequeño

 

El progreso continuó lentamente, besos pequeños al saludarse o despedirse, salidas a cualquier lado sin dobles intensiones, paseos los fines de semana, sábados de familia junto con I-pin y los niños, Domingos en pareja solo ellos dos, platicas sin sentido, compartir un helado en el parque, cursilerías por parte del menor, quien se asemejaba al chiquillo que se enamoró de un hombre mucho mayor, la misma sonrisa ingenua que aquel adolescente brindaba años atrás. Volvían a principio, donde debieron continuar, aunque sonara extraño y hasta imposible de creer… Reborn adoraba eso, tal vez no respondiera de la misma forma, se guardaba los pensamientos estúpidos al ver la bella expresión de su pareja… ¿acciones melosas? ¿Cursilerías? ¿A alguien le importaba?... Que se pudra el mundo, pues a ese par les importaba una mierda lo que los demás pensaran… las cosas estaban construyéndose de nuevo

 

Sexta semana, marzo en curso  y al fin Lambo aceptaba a viajar con su prometido, con el permiso de los mayores partieron en la mañana muy temprano, ¿a dónde? A Koraku-en, uno de los jardines más bellos y el sitio que Lambo quería visitar desde que era apenas un adolescente… un lugar con bellos sectores atravesados por ríos, parecerían ser maquetas en tamaño real. Horas de viaje tedioso en auto, Reborn platicando, Lambo parecería un chiquillo emocionado por cumplir uno de sus sueños, todo parecía tan irreal pero allí estaban, como si volviesen a la época en que su relación estaba prohibida pero ahora permanecían en libertad

Apenas llegaron y salieron del auto, Lambo era el que dirigía la caminata, había una ligera llovizna que no amedrentó las energías del más joven, quien tomando la muñeca del mayor, apresuraba el paseo, nadie negaría que era como un chiquillo en época de  paseo  escolar

 

-pareces un niño – a pesar de las burlas, no podía quitarle la emoción a Lambo, se resignó a seguirlo

-¡cállate!… estoy emocionado, eso es todo – un leve puchero se le escapó, sus mejillas se tornaron levemente sonrojadas pero no podía evitar comportarse así, simplemente pensó que jamás visitaría ese lugar, ahora rogaba porque no fuera un simple sueño…  ¡era increíble! En serio estaba allí

-así que sigues teniendo ese lado lindo – Reborn se burló mientras veía al otro querer protestar, pero el menor se callaba y evitaba mirarlo – bien… cumpliré tus caprichos por esta vez – entrelazó sus manos y lo arrastró con él, pensó que Lambo protestaría pero no fue así, Reborn lo miraba con disimulo, esas mejillas rojas… era divertirlo avergonzarlo… ¿desde cuándo pensaba en esas cosas estúpidas?

-idiota…– susurró pero ¿no era eso lo que había deseado desde que estaba en el instituto? Una cita normal… ¡que se muera el bastardo por hacer que pensamientos de ese tipo surcaran su mente! ¡Se suponía que era un adulto! ¡Por qué pensaba en tonterías!... Se zafó apenas encontró la tienda y exigió un paraguas lo bastante amplio para ambos, en el fondo todavía sentía ese amor ingenuo de hace años… ¡pero ahora era diferente y debía recordarlo! ¡Su pareja era Reborn, Por Dios! Así que dejando todos esos pensamientos colegiales, Lambo decidió seguir con su diversión… además no podía permitirse traspasar esa línea ¿verdad? – vámonos entonces

-mocoso ingenuo – nunca en su vida pensó que tendría que llevar el paraguas y controlar las energías de su futuro esposito mientras caminaban entre aquellos jardines, ¿por qué demonios pasaba por esa situación sacada de alguna novela romántica? Parecía una confabulación en su contra

 

Reborn se limitaba a observar como el menor se detenía abruptamente, lo hacía para observar las flores de todas las formas y colores, las tocaba como si de cristales frágiles se trataran, Lambo sonreía levemente cuando se daba cuanta que era observado, carraspeaba con disimulo antes de tratar de parecer serio, eso duraba poco pues en cuanto algo nuevo le interesaba, volvía a emocionarse como un niño pequeño. Recorrieron los senderos por el verde pasto bien podado, escuchaban los golpecitos de las gotas de lluvia en su paraguas, era un poco raro estar en aquella situación ya que podían ver parejas a lo lejos, extraños tomados de las manos besándose de repente, bueno era un lugar popular para las citas después de todo

 

-¿quieres que te bese acaso? – podía ver toda esa aura cursi rodeando a la pareja que caminaba a pocos metros, Lambo evitaba mirarlos y había un leve rubor en sus mejillas, era hora perfecta para molestarlo o para aprovechar el momento

-¡claro que no! – Lambo solo se sentía un poco incómodo

-¿ahora te vas a portar tsundere?

-jódete – el ojiverde se adelantó sin importar mojarse, debía alejarse de los demás, pero sintió como era detenido – oye, suéltame… – sintió los labios de Reborn sobre los suyos… ¡cliché! ¡Que se fuera a la mierda! Lo empujó e iba a insultarle, pero solo escuchaba la risita leve que el mayor soltaba… ¿era en serio? ¿Reborn se reía divertido? Lambo se acercó con curiosidad para ver el rostro del hombre de patillas, una risa sincera, como si fuera una persona normal… se veía lindo ¿lindo?... ¿Cómo diablos pensaba eso de ese sádico idiota? – das mi-miedo… – apretó la mejilla del mayor hasta que logró hacerlo dejar de reírse, eso le causaba escalofríos

-sigamos – respiró profundo para retomar su calma habitual, en verdad el mocoso era divertido en ocasiones, en esas semanas logró descubrir que en el fondo seguía siendo tan ingenuo como cuando era un niño

 

Lambo dejó el impacto de lado, se golpeó a frente pues estaba divirtiéndose más de lo que tenía planeado, no debía olvidar el objetivo de todo eso, tenía que recordar esas palabras “nada es lo que parece, de ti depende ser libre o quedarte en cautiverio” pero era difícil cuando se sentía protegido, era difícil de aceptar que Reborn le daba la calma que necesitaba, aun si fuese un idiota arrogante, pero era él… era importante. Continuó con su camino, quería seguir descubriendo qué otro paisaje ocultaba entre los arbustos, ahí estaba el cruce de un angosto río, las piedras planas como base para un camino, tenían poca separación, el agua se abría paso entre las aberturas, tenían que saltar sobre ellas. Lambo se arriesgó primero, era bastante sencillo, las piedras eran lo suficientemente grandes y planas, saltó de una en una con facilidad y se quedó a la mitad, el ojiverde observó a Reborn quien cerraba el paraguas, ya no llovía, la frescura del ambiente era tolerable. Los pasos de Reborn sobre aquellas rocas eran suaves, con gracia y tranquilidad, esa sonrisa arrogante cuando estuvo frente a Lambo… “presumido” fue la palabra que rondaba por la mente del más joven mientras continuaba con la poca distancia que restaba

 

-¿has vuelto a enamorarte de mí? – vio al menor detenerse a medio salto, regresar a verlo con una expresión confundida

-¿acaso intentas hacerme caer? – frunció su ceño al entender las maliciosas intenciones, esas palabras sueltas para distraerlo, no caería en su juego – no lo lograrás – Lambo lo ignoró por completo, siguiendo su camino

-era en serio – lo siguió en total tranquilidad – ¿acaso no me amas? – insistió

-¿debería hacerlo? – se giró a verlo, la voz seria del azabache le estaba dando una especie de pánico

-yo si… te amo – la impresión al escuchar esas palaras, hizo que Lambo pisara mal, el menor intentó mantener el equilibrio pero su caída fue inevitable, el ruido atrajo miradas y el ojiverde solo se levantó para tratar de no terminar de mojarse por completo, pero claro, era totalmente inútil. Sentía el frio calarle los huesos, el peso del agua en su ropa y al final… el silencio sepulcral ¿escuchó bien?

-juegas sucio – le reclamó pero ni así salió del rio cuya agua llegaba hasta sus rodillas – decirme algo así para lograr que cayera al agua…

-era en serio – Reborn quería reírse de la expresión del más joven, pero se mantuvo serio, no era su estilo pronunciar esas palabras pero valía la pena hacerlo en esa ocasión – sal de ahí – extendió su mano para ayudarlo a salir pero…

-yo también… siento lo mismo, te amo – con un tirón hizo que el otro lo acompañara en aquella bochornosa situación, claro que no fue tan fácil y con la fuerza que utilizó, terminó tambaleándose hasta caer de nuevo – ¡esta fría! – se quejó parándose de inmediato y aferrándose al otro, quien  solo se mojó el sector en la que el agua golpeaba sus piernas, el maldito no cayó… Lambo podía sentir las miradas de las demás personas que transitaban cerca y poco le importó cuando sintió el abrazo del mayor

-al fin lo confiesas – susurró en el oído ajeno logrando que el cuerpo delgado del ojiverde temblara – ha valido la pena entonces

-no te creas tanto – lo empujó alejándose, no pensó las cosas cuando le respondió y ahora la vergüenza lo invadía, Lambo salió del río con prisa, quejándose al sentir el peso del agua, tenía las mejillas rojas y quería evitar que alguien lo viese así, se adelantó con prisa – será mejor que me lo compenses – se quejó escuchando como el otro también salía del agua – quiero un baño de agua caliente… eres un idiota… como se te ocurre hacerme caer, ¿acaso quieres que me resfríe?... maldito idiota – seguía soltando lo primero que se le venía a la mente para evitar pensar en aquellas palabras, ¡eso no debió haber pasado jamás! – quiero chocolate caliente, es tu culpa, tú pagas…

 

Eso podía ser considerado como una de las confesiones más raras, pero también la más sincera, eran extremadamente torpes al mostrar sus emociones y al final ¿qué quedaba?… una situación incómoda que resolver. La prioridad era evitar un resfriado y los leves temblores del más joven asemejaban a una gelatina, Reborn lo arrastró al restaurante pidiendo una la habitación que usaban los empleados para que pudiesen cambiarse aquellas ropas, claro que debía aprovechar la ocasión. Lambo se quitó las prendas con desesperación, el torso desnudo mostraba esa blanca y tersa piel, ni siquiera se fijó que su tatuaje quedó expuestos en totalidad, su brazo derecho mostraba ese par de alas negras, solo el tatuaje de su ojo seguía escondido,  temblaba mientras se abrazaba a si mismo buscando su ropa, la misma que estaban en posesión de cierto azabache de patillas

 

-demonios… no juegues – se quejó tratando de quitarle la camiseta, que se veía mil veces más acogedora de lo que en realidad era

-pídelo correctamente – sonreía con malicia mientras repasaba con la mirada la piel expuesta, no pasó desapercibido cierta marca que opacaba la pureza de aquel muchacho

-por favor – se lanzó encima del mayor, saltando para alcanzar su ropa, estaba tan cerca que hasta podía sentir la tela rozarse con su sensible piel – mgh… oye me muero de frio, ¡dámelo!

-bésame – no tuvo que esperar, sintió como aquellos brazos fríos rodeaban su cuello, un beso presuroso, tembloroso, congelado y por raro que fuera, Reborn lo disfrutó

-genial – le quitó todas las cosas y con desesperación, sin pudor alguno, se cambió en totalidad, poco le importaba que el mayor se hubiese apoyado en la pared para apreciar el espectáculo. Al terminar, Lambo se acurrucó en la calidez de su amada polera y suéter, escondiendo sus manos en los bolsillos y volviéndose un ovillo silencioso – me resfriaré… maldito frio – susurró mientras se colocaba la capucha e ignoraba su alrededor

-demasiado rápido – murmuró Reborn insatisfecho, mientras buscaba en la maleta algo que ponerse, por suerte solo sus pantalones estaban mojados, se quedó pensando unos minutos y la reconoció… era esa maldita marca de pertenencia – ¿cuándo te hiciste eso? – comentó con tranquilidad, pues podía estar errado

-me lo hice hace algún tiempo, tenía una cicatriz y quise ocultarlo – había repetido esa escusa en su mente tantas veces que ahora sonaba natural, seguía titiritando de frío pero no importaba

-¿manchando tu piel? – esa mentira le daba mala espina, debía pensar un poco

-a ti que te importa – gruñó enfadado mientras se abrazaba a sus rodillas en busca de calor

-¿entonces porque la ocultas?

-porque me arrepentí después – hizo un puchero mientras miraba esos ojos negros, los cuales le retaban para que cuente la verdad – tengo otro aquí… pero no te lo voy a mostrar si eso querías – señaló el tatuaje en su rostro y después solo ignoró al mayor

-tendrás que mostrármelo después – necesitaba verificar una cosita diminuta, tal vez estaba equivocado

-tengo frio – se quejaba insistentemente mientras esperaba a que el otro terminara de cambiarse. Para ocasiones desesperadas medidas desesperadas, en cuanto vio a Reborn salir lo siguió. El mayor, con paso elegante, se sentó en la respectiva mesa, en la cual ya se hallaba el pedido, dos bebidas calientitas y… ¡eso no era lo importante! – Hazte responsable – se quejó Lambo mientras se sentaba de lado en el regazo del mayor, abrazándolo con fuerza e introduciendo sus brazos debajo de la chaqueta del azabache… ¡al demonio lo que los demás pensaran! Tenía un maldito frio que no se le quitaba por nada de ese maldito mundo y el calorcito del cuerpo ajeno era acogedor

-tiemblas como un chihuahua – se burló abrazando al más joven que se acurrucaba cada vez más entre sus brazos

-ve-vete a la mierda – susurró tratando de sonar molesto pero seguía temblando un poco

-aquí tienen el resto de su pedido – sonreía cierta muchacha que ya colocaba los platos en la mesa – se ve que se quieren mucho – sonrió avergonzada

-tengo un lindo esposo, ¿no cree? – Reborn se veía tan calmado

-muérete – Lambo se levantó de inmediato, no le agradaba que los demás presenciaran su pequeña falla, así que aguantándose el frio, se sentó en la otra silla. Al menos la taza estaba caliente y así sus manos empezaban a ganar calor – no estamos casados

-lo siento, no quise ser inoportuna – se excusó la mesera

-no te preocupes – Lambo le sonrió a la muchacha logrando ruborizarla un poco – ¿puedo preguntar tu nombre?

-soy Yuki – respondió de inmediato

-Yuki-chan, ¿podrías decirme si tienen alguna sopa caliente en el menú? – le habló con dulzura, tal vez era la manía adoptada debido a su trabajo, una amabilidad hecha costumbre

-claro... ofertamos algunas opciones y…

-nos vamos – claro que Reborn no se iba a quedar presenciando como Lambo usaba sus encantos solo para vengarse, el mocoso sabía hacerlo enfadar… y claro, él también, así que tirando del más joven, lo cargó sobre su hombro

-¡jódete Reborn! ... ¡bájame! sabes cómo odio que hagas esto… ¡maldita sea! – por más que pataleaba no lo soltaron… podía ver a todos mirándolo y… – ¡Y USTEDES QUE MIERDA VEN! – Lambo tenía un humor de los mil diablos cuando las cosas no salían como él quería y ahora los demás clientes lo entendían

 

Algo bueno que salía de aquello… era el auto, ni bien Lambo logró liberarse y tuvo a la vista aquel coche de color negro lujoso, que demostraba que en verdad Reborn era adinerado, era su salvación, el ojiverde se metió allí disfrutando de la calefacción, debía hacer una nota mental… “nunca, jamás, volver a visitar un río cuando el día era gris” se mantuvieron en silencio al menos hasta que Lambo ya dejó de tener frio y temblar como gelatina. El menor ni siquiera se dio cuenta del lugar a donde viajaban, cuando se fijó, ya estaban en un sector diferente, era tarde ya, así que supuso que buscarían un hotel.

Lambo se ofreció a buscar un buen lugar para cenar y dejó que el otro pidiera las habitaciones, estaban en una zona comercial así que tenía de dónde escoger, el ojiverde caminó unas cuadras eligiendo algo con rapidez y después escondiéndose para hacer una llamada se relajó un poco. Platicó con I-pin durante un corto tiempo, palabras simples y al final escuchó algo que en verdad le animaba “creo que ya lo encontramos, alistaremos todo para hacerlo legal… confía en nosotros” era una de las cosas que más le hacía feliz, tardaron un poco pero sus planes se iban concretando… debían tener un poco más de paciencia, pero hasta ahora todo iba viento en popa, nadie se daba cuenta de sus planes, era el secreto mejor guardado… debía agradecérselo a esa persona quien le abrió los ojos, aunque fuese un bastardo

 

 

 

-digamos que ya me lo imaginaba – Era más que obvio, que al regresar al hotel… ESA sorpresa lo esperaba – que más podía esperar de mi querido futuro esposo – Lambo observaba la amplia cama matrimonial, era más que obvio las intenciones del mayor cuando lo empujó a la habitación y cerró de inmediato, impidiéndole cualquier escapatoria

-has estado tentándome todo el día – sonrió mientras se acercaba al menor abrazándolo por la espalda y besándolo en la mejilla

-¿de qué demonios hablas? – se quejó alejándose o al menos intentándolo pues no podía hacerlo – no he hecho nada, ¡suéltame! – pero aquellas manos empezaban a acariciar la piel debajo de su ropa, su abdomen le temblaba y trataba de alejarlo antes de que empezara a reaccionar

-desde aquella declaración… me amas  ¿verdad? – susurraba cerca del oído de Lambo y mordía ese lóbulo con suavidad

-¿y eso que? – se quedó quieto pues tenía una idea rondando su cabeza… ¿sería buena idea ceder? Para sus planes… ¿Cuáles planes? ¡Eso no tenía nada que ver con sus planes!… podía recordar aquella vez, la primera y la única… era débil, su cuerpo muy honesto, se estremecía ante el roce en su mejilla, la calidez de ese abrazo y su maldito corazón traicionándole – yo… quiero que pares

-no dejaste que nadie te tocara, ¿verdad? – mordió el cuello expuesto haciendo que el menor se pegara más a su cuerpo – aquella vez…

-¿tanto… te preocupa? – controlar el temblor en su cuerpo, causado por la susurrante voz del mayor, era difícil – ¿tú qué crees? – en parte era gracioso que la inmensa confianza de Reborn se derrumbara por algo así y a la vez… ¡olvidaba como reírse cuando sentía la mano de Reborn ascender por su abdomen!

-no lo harías – solo quería escucharlo del propio Lambo

-solo viajé… mgh… unos días – se giró para observar directamente a esos ojos negros – nadie me tocó con segundas intenciones – soltó una risita mientras se abrazaba a la persona que amaba… estaba cansado de luchar, ¿acaso debía seguir resistiéndose? – ¿acaso no me conoces? ¿Dudas… aun?

-solo quería escucharlo de tus propios labios – lo besó con tranquilidad, mientras lo hacía retroceder… pero claro, su calma se iba a ir al demonio en unos pocos minutos

-¿tanto te afecta? – sonreía divertido, desconectándose unos segundos pues creía estar en un juego… un juego caótico que lo llevaría a la perdición, un juego que quería evitar, pero las prohibiciones eran lo que más tentaciones traía, eso era Reborn para él… un fruto prohibido y quería cometer pecado

Lambo deslizó sus dedos por aquella fina tela, lo tomó de las solapas del traje, suspiró profundamente para terminar de aceptar las demandas de su cuerpo y corazón, podía reconocer un ligero toque a cigarro impregnado en aquella prenda, dudaba mucho y era absurdo pues en aquella ocasión ni siquiera lo pensó antes de disparar. Sintió las manos del mayor deslizarse por sus costados, se estremeció. Levantó la vista hasta hundirse en las negras iris, sonrió con dulzura antes de caer sobre el colchón con Reborn encima, cedió ante el roce de aquellos labios sobre los suyos, correspondiendo de forma torpe pues temblaba por la ansiedad, no se soltó por unos minutos, en los que seguían besándose… decidió dejar de pensar mucho y ceder

Ya había pasado de ser un beso normal a uno francés, con lengua, con saliva, con ruidos, el calor de sus cuerpos aumentaba, apenas el mayor se dio cuenta de aquella sumisión desató sus deseos insanos, poco le importaba que Lambo se resfriase, el menor tendría que soportar estar desnudo durante un largo periodo de tiempo… Reborn podía seguir violando la boca de su prometido, pero lo dejó respirar cuando sintió los leves golpes que éste daba en su pecho, debía recordarse que Lambo era aún inexperto y no sabía muchas de las cosas que estaba dispuesto a enseñarle detalladamente… ¡Oh sí! Claro que le enseñaría, lo entrenaría muy bien, era lo que más iba a disfrutar de tener a SU vaquita entre sus brazos, no por nada era uno de los mejores maestros. Las primeras lecciones empezarían ahora, el azabache de patillas tenía varios objetivos esa noche. Daba gracias haberlo desvirgado antes, porque ahora ardía en deseo, si tuviese que quitarle la virginidad iba a tener que ser suave, y no estaba para eso.

Lo vio por unos segundos, labios rojos de tanto besarse, mejillas de un tono más intenso, ojos vidriosos y agitado, sonrió arrogantemente para aprovechar a desvestir a su mocoso; Lambo apenas se recuperó, pudo darse cuenta de esas intenciones y se tensó, tomando las manos de Reborn para detenerlo un momento o al menos intentándolo… porque este no se detenía. La vergüenza iba en aumento, su inexperiencia pasaba factura, simplemente actuaba por instinto.

-¿acaso no te gustan mis caricias? – controlándose un poco, tanto como su necesidad se lo permitía, se detuvo y empezó a deslizar sus dedos por el abdomen del más joven, quien se estremecía ante el toque y trataba de ahogar aquellos suspiros, hubo un poco de resistencia pero al final… Lambo dejó de luchar

El ojiverde suspiró inaudiblemente dejando que le terminara de quitar el abrigo y la camiseta, la piel de su pecho empezó a erizarse pues aquellos dedos se deslizaban sin cuidado, rozando cada porción que deseaban, maldijo en su mente cuando el primer gemido se le escapó de repente, su cuerpo inexperto era honesto y al parecer sus pezones eran su debilidad. Esta vez se puso más firme cuando el mayor le quiso quitar los pantalones, lo atrajo del cuello para besarlo otra vez, empezando a desabrochar los botones del traje y la camisa.

-tus botones… me desesperan – susurró sin alejarse mucho de aquellos labios a los que se volvía adicto, tomó la camisa de Reborn tirando con fuerza y haciendo volar aquellos malditos botones que solo le robaban el tiempo

Pudo sentir como en el beso, los labios de Reborn formaban una sonrisa, sintió la necesidad de borrársela a golpes, pero no lo hizo porque al final iba a dejar de resistirse, por lo menos esta vez, quién sabe luego. Lo único que ahora quería, era dejarse llevar para volver a sentir ese placer que tuvo en su primera vez, un placer que él mismo no podía darse.

Sin impedimentos, cuando tuvo la suficiente libertad bajó el abrigo con todo y camisa, tuvo que enderezarse para eso y Reborn no se lo impidió, pero por nada del mundo dejaron de besarse y así más tranquilo Lambo dejó que el mayor le quitara los pantalones, mientras él lo abrazaba por el cuello tratando de corresponder lo mejor que podía… hasta que tuvieron que separarse por falta de aire de nuevo, un leve hilillo los unía, delgado y frágil que al ganar distancia se rompía. Lambo vio con atención como Reborn se quitaba los pantalones, dejando a la vista sus piernas y muslos bien trabajados, con la vergüenza a flor de piel pero ignorándola, subió la vista hacia el fuerte pecho marcado, con curiosidad su mano acompañó a su mirada que memorizaba cada línea, cada cuadrado del torso que parecía cincelado por el mejor artista, lo acarició con paciencia; Reborn veía cada acto de su prometido con atención y satisfacción, llegados a ese punto sabía que Lambo estaba más que dispuesto, pero aún era inocente en cuanto a tener relaciones, no sabía la cantidad de cosas que podía llegar a hacer. Pero él como su ex-maestro de secundaria le enseñaría. Las lecciones prácticas empezaban en ese mismo instante…

-H-Hey… ¿Qué haces? – cuestionó al sentir a Reborn tomándolo de las muñecas con algo de fuerza – ¡Suéltame! –  intentó forcejear.

-Te aseguro que después me pedirán por más – no escuchó los reclamos y con gran facilidad le quitó los bóxers.

-¡No mires! – de inmediato cerró las piernas para evitar ser visto de esa vergonzosa manera, puede que no se resistiera a hacerlo pero aún así le daba vergüenza.

Sin decir nada Reborn usó los bóxer de su prometido para atarle las muñecas haciendo un nudo bastante resistente, así aprovechó para quitarse el suyo ante la atenta y avergonzada mirada de Lambo, quien se cubría los ojos con sus ante-brazos, pero a veces los movía un poco para ver… solo por curiosidad. Tragó grueso y pesado cuando vio el falo de Reborn, no lo recordaba tan, tan… grande… Reborn sonrió con cierta malicia y procedió a usar sus propios bóxers para formar una pequeña bola para, con el sentido más literal de la palabra, metérsela en la boca a Lambo, quien no podía creer tener eso en su boca.

Tan impresionado estaba que no pudo reaccionar cuando Reborn lo levantó con tal facilidad, tal que el mayor pensó que quizá Lambo debería alimentarse mejor, era tal ligero… Pero en fin, cuando Lambo reaccionó estaba en una demasiado comprometedora y vergonzosa imagen. Estaba con su pecho y torso reposando en el colchón, mientras la parte baja de su cuerpo, suspendida en el aire, era aguantada por sus rodillas apoyadas y abiertas en el colchón, dándole una gran vista al ¡maldito pervertido de Reborn!

-Mmmnnn… - intentaba hablar, pero era obvio que ninguna palabra saldría de su boca.

-¿Qué dices? Perdona no te entiendo – el muy maldito se burlaba.

Lambo solo se limitó a fulminarlo con la mirada, a lo que Reborn rió complacido, ¡Que divertido era molestarlo! Era entretenido ver como su ceño se fruncía, podía ya no tener 15 años ¡pero joder! Era tan adorable… quería mancharlo, quería deformar esa mente inocente, quería hacerle un poco de daño… sonaba cruel pero así era él, su mente estaba llena de esos turbios deseos

-No tienes por qué enojarte. Mira, para que veas que soy bueno… te dejaré elegir si quieres tener relaciones o no – aunque hubiese dicho eso no estaba dispuesto a detenerse, pero continuó al ver que en el rostro de SU mocoso, la curiosidad aplacaba un poco ese ceño fruncido – Por qué no apostamos ¿Te parece? – sonrió con malicia. Lambo solo se estremeció, tenía una leve idea de lo que esa sonrisa significaba… pero claro, nada lo preparó para lo que experimentaría…

 

 

 

Los malignos se movían…

 

 

 

Había movimiento en la ciudad, cierto peliverde tarareaba mientras fumaba con despreocupación. La noche era fría y sentía el acero en su piel molestarle, el arma oculta no le gustaba, pero era necesario cuando hacía sus rondas administrando el trabajo de sus subordinados, Bermuda  daba órdenes y ya pronto necesitarían estar listos para cumplir con otro trabajo, esta vez Lampo sería el coordinador

 

-Yuriko e Ikuto – le hablaba uno de los más jóvenes quien lo acompañaba – son leyendas entre los del bajo mundo

-sí, ellos mismo – Lampo sonreía mientras palmeaba la espalda del más joven – los mejores estafadores

-pero desaparecieron

-en este negocio muchos mueren – sonrió mientras se estiraba, ya llegaba a su cómodo cuarto, aunque Jager sea su compañero, al menos podía descansar ya que viajarían al día siguiente – termina de dar el informe

-sí, aniki – sonrió el más joven y procedía al teléfono común que tenían en ese sector de habitaciones sencillas

 

Lampo solo ingresó a su habitación en donde Jager preparaba su maleta, no conversó pues estaba contento, adoraba hacer ciertos trabajos, el siguiente era su favorito. Nada mejor que obtener el dinero que deseaba, Bermuda se quedaba con el cincuenta por ciento pero la cantidad era muy grande y le tocaba una buena cantidad. Su sonrisa no se quitaba, planeaba cortarse el cabello que ya le molestaba, se quitaba las municiones y el arma para verificar su buen funcionamiento

 

-esa risita tuya me pone los nervios de punta – comentaba el pelinegro

-pues te aguantas – solo le faltaban algunas cosas en la maleta, la operación le costaría un poquito de tiempo pero valdría la pena

-los Tonakai te caen mejor que otras familias – Jager se acercaba a Lampo con un par de vasos y una botella de tequila

-son más accesibles y están cerca – con una sonrisa aceptaba el licor, era una noche de festejos después de todo

-recuerda que no tienes que matar a nadie

-lo sé, lo sé – el amargo sabor de la bebida lo reconfortaba – pero planearemos todo con precisión, tenemos tiempo, será un éxito

-llevaremos a diez hombres – Jager se recostaba en el suelo, estaba cansado – tal vez pida diez más, solo para estar seguros

-lleva quince, dos de ellos tienen que saber hackear sistemas – explicaba mientras observaba la información en su celular – tres en transportes y los demás distribuidos en el objetivo, los quiero armados y advertidos sobre las dificultades que se pueden presentar

-ya contacté – susurraba Jager mientras ingresaba algunas letras en el teléfono táctil – la información también se las acabo de enviar

-excelente… bueno bebamos un poco y luego a dormir

 

Los quince hombres solicitados estaban listos en la mañana, cuatros autos de los cuales dos eran furgonetas, los vidrios polarizados les daban un toque de misterio perfecto para la ocasión. Lampo se dirigía a todos ellos con autoridad, algo que aprendió con los años “escuchen bien, nos espera un largo tiempo de investigación y trabajos varios… uno de ellos y el más importante tiene nombres y apellidos. Si alguien no completa mis órdenes con precisión, los golpearé hasta romperles algunos huesos, si fallamos en completar la operación… nuestro jefe nos pateará el trasero, luego los Tonakai nos decapitarán y mostraran nuestros cuerpos en medio de la plaza comercial… así que mentalicen todo, que el miedo los haga fuertes y capaces… ahora vámonos y acabemos nuestro trabajo con éxito” los hombres bajo su mando lanzaron un sonoro “sí, señor” e ingresaron a los respectivos autos “que bonitas palabras” sonreía Jager mientras se sentaba en el asiento del conductor del primer auto, esto sería una aventura digna de recordar

 

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

¿cómo estuvo? bien, mal, mas o menos, ¿quieren hecharme piedras? XD

Pues me acabo de fijar que en el capítulo anterior tenía 200 lecturas, eso es impresionante, agradezco su interés, y espero que sigan enganchados

Me pondré a escribir mis otros fics, los cuales no he actualizado en estas semanas, así que pueda que vuelva a demorarme, pido comprensión

Por cierto, mcmoutlet5 si estás por allí... ¿por qué me dejaste ese review tan raro? creo que era una maldición o algo parecido pero como estaba en inglés, no tengo ni la menor idea de que quisiste decirme *suspira* 

Bueno gente, aquí me despido, mandandoles besos y abrazos~

Como siempre digo, cualquier crítica, duda, reclamo, alguna queja por mi tardanza, no hay problema, con gusto respondo reviews o mensajes en el face

Bye bye~

*se escapa en una nube de humo*


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