Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Anhelando la lejanía por 1827kratSN

[Reviews - 54]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holi~

Ok, debería disculparme porque me demoré mucho para la actualización pero... ñeeee, mis escusas siempre son las mismas, así que dejaré de disculparme y recibiré sus críticas con la frente en alto.... aunque duelan

Cambiando de tema, creo que este capítulo es bastante largo, me atoré en algunas partes y bueno, lo hice... sencillo, creo

 

¿Alguien ama a Xanxus? Yo sí~~

 

Sin más los dejo leer con calmita~~

 

*escapa a las notas finales*

 

 

 

Estaba en el pequeño salón de aquella habitación, dejó la ventana entreabierta, solo usaba la camisa de Reborn y su propia ropa interior. Recostado en el sofá, la calidez era agradable y jugaba con sus pies balanceándolos… en el fondo sabía que no podía negarse a tener sexo con Reborn, pero era incorrecto. Al menos eso era lo que estaba tratando de averiguar, muchos pensamientos se colaban en su mente, a veces contradictorios, sumándole a las horrendas memorias que su vida le proporcionaba, era difícil saber qué era correcto y qué no lo era. Lambo tenía en sus manos el paquete de cigarros que camufló entre sus cosas y encendió uno, le importaba una mierda volverse adicto a esas cositas, pero al menos ese amargo sabor le confundía las ideas… todo se volvía más difícil con el pasar de los días y el tic tac no se detenía.

Pensaba en sus hijos, aquellos que poco a poco empezaban a acercarse más a Reborn, I-pin quien ahora cargaba con un peso extra y al final Tsuna quien se volvía un soporte invaluable, una ayuda externa y parte de su familia. Quería protegerlos a todos, aunque sabía que sería muy difícil “¿qué harás?” se repetía mentalmente y todavía no tenía la respuesta muy clara. Dejó de pensar en cosas difíciles cuando alcanzó a ver la claridad del día, supuso que sería buen momento para hacer la llamada de siempre

 

 

 

Cierto azabache se despertaba sintiendo el roce de las sábanas, en una cama que no era la suya, trató de ubicar a su acompañante pero solo encontró una almohada. Como odiaba despertar así, en soledad, ¿acaso el mocoso no entendía que debía quedarse con él? Como si la vida lo odiara, recordaba la primera vez que tuvo en su cama a Lambo, aquel día... ojalá pudiese olvidarlo, porque desde ahí todo se volvió un caos. Se colocó lo primero que encontró en su paso, los pantalones le bastaban, escuchó un leve susurro y admiró las blancas piernas de Lambo balanceándose en uno de los sillones que le daba la espalda, también se fijó en el humo que ascendía y chasqueó su lengua, debía quitarle ese maldito vicio que no supo desde cuando Lambo tenía. Se acercó silencioso hasta estar a pocos pasos, ahora escuchaba claramente lo que el menor murmuraba y no le gustó nada

 

-te amo, no lo dudes – el ojiverde mantenía sus ojos cerrados y dejó el cigarrillo en el cenicero sin darse cuenta que aún estaba encendido, hablaba bajito acercándose al celular lo más que podía

-tsk – iba a decirle algo al mocoso, pero decidió seguir escuchando, no debía discutir más o sacar conclusiones apresuradas

-¿ya lo terminaste?… que bueno, mi pequeño… pues claro que te amo, también a Fon, ustedes son lo más importante que tengo – era gracioso escuchar la vocecita de Fuuta, se notaba que lo extrañaban – Fuuta, pásame a tu hermano… bien – sonreía ampliamente imaginándose sus caritas, era una de las cosas a las que no quería renunciar nunca

-vaquita – susurró mientras quitaba el mechón de cabello del menor, quien estuvo a punto de caerse debido a la impresión – torpe – predijo el golpe que el otro le lanzaba, esquivándolo le mostró una sonrisa divertida. Mentiría si dijera que no le gustaba lo salvaje que podía ser su pequeño mocoso, era divertido

-mi pequeño, ¿te has portado bien? – maldijo entre dientes mientras le lanzaba los cojines a su queridísimo viejo rabo verde – ¿te la has aprendido? – dejó de prestarle atención al otro mientras caminaba hacia la ventana para seguir con su conversación

 

Reborn se quedó sentado allí, admirando al jovencito, quien sin vergüenza alguna, permanecía usando… ¿su camisa? Sonrió de medio lado pues no le quedaba mal, era algunas tallas más grande, las mangas dobladas, la tela alcanzaba a cubrir hasta más arriba de las rodillas, se podía notar la fina figura debajo de esa prenda, era una bella imagen y le daba risa escucharlo cantar “witzy, witzy araña, tejió su telaraña, vino la lluvia…” suponía que hablaba con el menor de los Bovino. Debía llevarle algo como premio a ese pequeño por darle la dicha de ver aquella escena, una mezcla entre sensualidad e inocencia. Reborn se acercó en silencio apagando el vendito cigarrillo en su camino, abrazó el cuerpo delgado sintiendo como Lambo se tensaba y trataba de apartarse, escuchó un “ve con mamá, te amo… I-pin,  volveré en la noche” una despedida corta, en la que el mayor aprovechaba para morder la blanca piel y manosear las piernas desnudas mientras Lambo trataba de seguir con la plática normal… eso era divertido

 

-¡aléjate! – Lambo empujó al maldito con fuerza – no me dejas ni siquiera hablar con mis hijos… ¿qué problema tienes?

-pensé que me estabas seduciendo – pasó su mirada por el cuerpo del menor, el pecho se visualizaba, ahora las marcas en la clavícula eran su orgullo, respetó el cuello por pedido del más joven, entendía que no podía perjudicar a su querida vaquita

-idiota – se quedó así solo porque pensó que Reborn dormiría un poco más, ahora mismo arreglaría eso – me daré un baño… en unos minutos te devuelvo tu ropa – pero claro, nada podía ser así de fácil. En cuando pasó por alado del sofá sintió como tiraban de su brazo, aunque forcejeó, terminó sentado en el regazo de Reborn – oye… ¿qué demonios? – sus labios fueron atacados sin dejarle protestar, las manos frías recorrían sus piernas hasta sus glúteos

-¿pensabas que no te iba a hacer nada? – sonrió mientras apretaba las firmes nalgas y hacia que el cuerpo del menor se pegara todo lo posible al suyo, lo escuchó jadear y eso era música para sus oídos

-maldición… mgh – se aguantó el leve gemido, frunció el ceño y empujó al mayor pero solo lograba rozarse más – ¿no te bastó… con lo de ayer?

-claro que no – rozó su intimidad haciendo que Lambo se estremeciera un poco – soy insaciable

-eres un vejete – protestó mientras se resignaba a que no escaparía, si las cosas se ponían así, podía seguirle el juego – pervertido… – se acomodó mejor envolviéndolo con sus piernas, besándolo mientras él mismo hacia que el miembro de Reborn se rozara con su trasero, inició un leve vaivén… aunque esa partecita aún le molestaba por la actividad de la noche anterior podía jugar un poco – idiota… Reborn~ – suavizó su voz mientras movía sus caderas, la presión de aquellas manos en su cintura le decía que lo estaba haciendo bien, luchó mucho para no sonrojarse, no le daría el gusto… solo quería parecer capaz de seducirlo también… un juego nada más

-parece que alguien necesita atención – susurró mientras deslizaba sus besos hasta el cuello del jovencito

-necesito un baño – apenas sintió que esas manos se deslizaban sobre su piel y momentáneamente lo liberaron, se separó para poder quedar libre – alíviate  solo – sonrió mientras se apresuraba a la bañera, claro que suponía que el baño sería el próximo lugar a ensuciar… al menos iba a intentar escapar

-así que quieres jugar – Reborn sonrió con malicia mientras a paso lento lo seguía – el agua caliente siempre es agradable para tener sexo – susurró pues su cuerpo todavía pedía profanar al jovencito, eso se ponía interesante

 

 

 

 

Una familia tranquila… al menos eso quiere hacer creer Lambo

 

 

 

Regresar a casa fue una odisea para mí, si bien tenía que recuperarme por las actividades nocturnas, eso conllevaba a que me dolía todo o al menos me dificultaba el movimiento normal. También tenía que evitar que el vejete  se aprovechara de cualquier ocasión para acariciarme el trasero ¡desgraciado! ¡Qué maldita obsesión tenía con MI trasero! ¿Acaso no entendía que en público esas cosas no se hacen?... ¡y no es como si fuera a permitirlo cuando estamos solos! Era malditamente enfermo. Supuse que Reborn se controlaba mucho para no atacarme antes, pero ahora que terminé accediendo se está desquitando, de saber que se iba a poner más posesivo no accedía a nada… y prefiero no recordar lo de anoche, al menos no por ahora ya que necesito recordar cual fue el encargo que me pidió I-pin. No recuerdo, no recuerdo… ¡ya sé!... Voy a llamarla, mi memoria no me ayuda en nada

 

-¿Qué haces? – todavía teníamos que viajar pero aún se puede aprovechar el medio día de libertad, así que… ¿por qué Reborn me trajo a una tienda de juguetes? A veces no lo entiendo, mejor dicho nunca logré entenderlo mucho

-dijiste que a Fuuta le gusta mucho los rompecabezas y que al más pequeño le gustan los… - no me lo podía creer, ¿desde cuándo Reborn piensa en mis hijos?

-los peluches – pero aun así no respondía a mi duda – ¿se los regalarás? – dije con inocencia pues admiraba algunos de esos peluches pasando entre las manos de mi prometido

-es obvio – ignoraré ese tonito de burla, me parece interesante que Reborn intente interactuar con mis pequeños de forma voluntaria… esto me huele a que quiere algo a cambio

-ni creas que dejaré que me toques hoy – susurré cerca del maldito, yo no me creo eso de su buena voluntad

-no estaba pensando en recibir recompensa… pero me has dado una idea – me sonrió con malicia, desgraciado. Pero preferí ignorarlo mientras agarraba un pequeño peluche en forma de pajarito de color azulado, a Fon le encantará

-toma… y dile que es un regalo porque aprendió algo nuevo – sonreí pues era imposible no hacerlo cuando me imaginaba la carita emocionada de mi hijo menor

-si fueras así de dócil siempre serías perfecto – ¿me estaba tratando de decir que cambiara? ¡Que se joda! Yo no voy a cambiar solo por complacerlo

-entonces búscate otro – fruncí el ceño y estaba dispuesto a irme, no estaba para aguantar al desgraciado después de que no me dejara dormir el día anterior ¡todavía puedo sentir sus manos en mi cintura!... Al menos el leve dolor que las marcas dejaron quisiera olvidarlo, aunque aún recordaba el aroma a esa colonia suave. Cuando me desperté esta mañana pude percibirlo no solo en las sábanas sino también en mi piel ¿cómo diablos puedo estar tan seguro de eso?

-no lo haré – apenas logré escucharlo cuando ya me tenía entre sus brazos, levantó mi mentón y me plantó un beso en medio de la tienda. Ni siquiera supe cómo reaccionar cuando metía su lengua en mi boca, sentía las miradas posadas en ambos, escuchaba los cuchicheos de las personas cercanas y a pesar de que me removía ¡no podía zafarme!

-ah… idiota – sentí mis piernas temblar cuando me liberó y apenas pude alejarme dos pasos, respiraba con dificultad pues el aire me faltaba, no sabía si era por mi falta de experiencia o por la vasta experiencia de Reborn, pero siempre terminaba así… el maldito me robaba el aliento – ¡cuántas veces te tengo que decir que no hagas eso en público! – le reclamé pero el solo me ignoró ¡desgraciado!

 

Si así eran las cosas yo no me iba a poner en ridículo solo, salí de aquella tienda en silencio a paso apresurado y sin dirección alguna, solo quería estar lejos de Reborn por unos minutos. Cuando creí conveniente me detuve, estaba en medio de la plaza comercial de ese lugar, muchas personas transitaban, nadie ponía demasiada atención a los demás, era perfecto para esconderme de mis propios pensamientos aunque sea una milésima de segundo. Caminé sin rumbo tratando de no desorientarme porque sería desastroso perderme en un lugar que desconocía. Me entretuve en frente de una tienda de ropa y al final recordé lo que tenía que hacer

 

-I-pin… acabo de recordar lo que era importante hacer – podía escuchar la duda en mi amiga, seguramente tuvo que salir afuera para hablar con tranquilidad

-estoy colgando la ropa, no te olvides de traerme un conjunto para Fon, su ropa le está quedando pequeña

-sí, ahora mismo estoy dentro de la tienda – y a señas le pedía a la muchacha que me ayudara, susurré la talla de Fon y me concentré en el asunto a tratar – escúchame I-pin, ¿recuerdas lo que hablamos?

-por supuesto, pero eso se complicó y tenemos que ver un nuevo lugar, sabes que Tsuna está planeando eso

-no eso – sonrió cuando la chica de la tienda lo llevó hasta la sección adecuada, veía mucha ropita de diferentes diseños, iba a ser difícil elegir – lo otro… ya sabes, lo que verificará las palabras del maldito

-casi lo olvidaba – escuché la risita de mi amiga, ella estaba segura que solo eran mentiras pero de todas formas me iba a ayudar – entonces los llevaré a hacerse exámenes, planearé la cita, los convenceré a todos y pagaremos un extra al médico, no te preocupes… además es algo que solemos hacer cada cierto tiempo, no será raro

-te dejo eso en tus manos I-pin – al final escogí dos conjuntos de tonalidades verdosas, rojas y azules, todas diferentes y muy bonitas, claras y sin colores demasiado llamativos – recuerda que necesito esos ADN en secreto – susurré mientras me alejaba de las personas para curiosear la tienda, no había nada que me agradara así que me dispuse a pagar

-no creo que eso sea necesario pero de todos modos lo haré

-gracias, terminaré algunas compras por aquí y buscaré a Reborn para regresar

-por cierto… ¿ya te lo dijo? – sabía perfectamente a qué se refería pero ni siquiera quería recordarlo, ayer se me olvidó ese pequeño detalle y terminé siendo devorado por esa persona ¡qué vergüenza! – Lambo ¿me estás escuchando?

-no creo que lo haga – suspiré cuando ya estaba en medio de la calle, balanceaba la bolsa mientras seguía en mi pequeño mundo – supongo que Reborn seguirá mintiéndome

-y tú a él…

-prometí decírselo cuando él confiese – hice un leve puchero sin darse cuenta y cinco segundos después sentía como era empujado a un callejón con menos gente

-¿sucedió algo? Pude escuchar quejarte

-I-pin, te llamo luego – sonreí de mala gana al saber que estaba en problemas, los dos tipos en frente de mi podían ser mis captores o simples desconocidos que querían robarme… sea como sea no me iba a quedar sin hacer nada – tengo un problema que arreglar, te llamo cuando acabe – colgué sin darle la oportunidad a mi amiga de reclamarme, no quería preocuparla

-dame el dinero que tengas encima o cobraré con… tu cuerpo – el más alto se relamió los labios mientras me desvestía con la mirada, asqueroso y estúpido hombre

-muévete si no quieres que me desquite contigo – le discutí pues aún estaba enfadado por lo que me hizo Reborn – ladrón inútil – bueno al menos no venían detrás de mí por órdenes de Lampo, eso se notaba al ver cómo me miraban con una sonrisa burlona

-que valiente damisela – maldito idiota ¡le voy a partir la cara! – pero no te servirá de…

-VETE A LA MIERDA – le grité antes de lanzarle un golpe a puño cerrado, ¡que se joda el maldito! me asustó de gana… si no eran mis perseguidores me valía una mierda enfrentarlos – aléjate o también te toca – le amenacé al otro acercándome con rapidez y lanzando una de esas patadas a la parte posterior de sus rodillas para hacerlo caer

-maldita zorra – podía ver cómo la gente se iba del lugar ¿acaso no me iban a ayudar? ¡Todos eran una bola de cobardes! – te romperé esa bonita cara

-¡y yo te dejaré sin herederos! – gruñí enfadado por la maldita denominación, ser tratado de zorra no me caía nada bien. Arrojé la bolsa con la ropita recién comprada a una esquina y empecé con mi pequeña diversión, si esos tipos pensaban que era un doncel débil, de esos enclenques que se creen frágiles señoritas en peligro, estaban completamente equivocados. Mis puños eran lo suficientemente fuertes como para dar pelea, podían preguntarle a Colonello a quien casi le rompo la nariz en una ocasión – ¡maldito hijo de puta! – golpeé el rostro de uno de ellos y sonreía con satisfacción antes de patearle el estómago. Una de sus patadas me llegó en las costillas haciéndome retroceder, esquivé su puño y le propiné un gancho justo en la quijada para hacerlo caer… a que no se esperaban eso y yo no me esperaba que mis piernas me temblaran y que mi cadera me mandara un golpe de dolor… eso era malo, no estaba en condiciones de alargar una pelea

-para ser un doncel tienes una boca muy sucia – bueno no podía negar mi condición, tenía un cuerpo delgado y facciones delicadas, mucha gente se daba cuenta que yo era un doncel – nada agradable de ver… – pero los malditos tenían esa mentalidad de que somos mujeres con pene, por el contrario de las estupideces que pensaban, las mujeres eran fuertes, deberían culpar a los malditos estereotipos… ¡hasta yo me confundo con tanta barbaridad! ¡Que se joda! ¡Lo iba a patear justo en las joyas!

-lástima que no cumplo con las exigencias de la sociedad… yo si voy a patearte el trasero sin piedad – pura palabrería mía, pues me estaba doliendo mi parte baja, si veo a Reborn le voy a cobrar este inconveniente. Vi a los dos hombres pararse y acercarse… estaba en problemas, no podía con ambos a la vez, observé mi alrededor y ni una bendita alma

-supongo que necesitas que te salve – solo por esta vez me sentía feliz de verlo, escucharlo, hasta quería besarlo… pero no lo haría, solo sonreía mientras observaba como mi queridísimo acosador, prometido, futuro esposo, adicto al sexo empezaba a deshacerse de la basura. Le resté importancia al asunto y solo recogí las cosas que tiré hace poco, podía escuchar las quejas de esos tipos, los golpes, las cosas cercanas romperse, la risita de Reborn y al final… – no te alejes demasiado, eres un imán para los pervertidos

-y tú eres el principal – sonreí mientras tomaba la muñeca de Reborn y lo obligaba a caminar fuera del lugar – por tu culpa me duele en esa zona y no pude defenderme solo

-me haré responsable – me susurró cerca del odio antes de acariciarme el trasero ¡acaso tenía una maldita obsesión con eso!

-tsk – lo golpeé en el rostro  con la bolsa pero claro, él la detuvo antes de que lograra tocarlo… odiaba esos reflejos sacados de una película de asesinos ninja – controla tus manos – le hablé con enfado pero…

-con ese lindo trasero… no creo poder hacerlo – lo miré feo pero bueno, no me iba a amargar el día, todavía tenía que comer algo

-quiero helado – le dije mientras giraba en la siguiente esquina, tratando de mantener distancia de aquel pervertido

 

Un viaje bastante animado, para nada, la verdad me quedé dormido apenas me senté en el auto, era normal pues cierto azabache no me permitió descansar la noche anterior, con todos sus jueguitos que ni siquiera sabía que podían existir. Mis memorias estaba confusas acerca de lo que hicimos, o mejor dicho, lo que él me enseñó a hacer, hasta se podría decir que una parte de mi vergüenza se quedó en aquella habitación, en conjunto con mis gemidos elevados, o los grititos agudos que ni siquiera supe de donde salieron y dudaba que fueran de mis labios… podía recordar las caricias, las mordidas en la piel de mis caderas, el roce de aquella lengua sobre mis pezones, el placer de sentir cada embestida en mi punto dulce y… ¡en qué demonios estaba pensando! Me desperté de pronto al entender a donde iba el hilillo de mis pensamientos en medio de mi descanso momentáneo, froté mis ojos y sacudí levemente mi cabeza ¿qué demonios me hizo Reborn como para estar tan perdido entre los recuerdos? Bueno tal vez era porque mi experiencia era nula, conocí el placer de la carne y estaba enfrascado en eso

 

No pude evitar sonreír cuando regresé a casa,  ni bien entré dos pequeño se me lanzaron encima y me arrojaron al suelo, me aguanté el dolor de caer sobre mi… bueno, me dolía un poco  pero no lo iba a demostrar. Los llené de besos y mimos mientras Reborn ingresaba mis pertenencias y saludaba a mis padres, junto  a I-pin. Me quedé observando en silencio mientras aquel azabache de patillas repartía los regalos a mis pequeños. Si Reborn lo intentaba podía ser bastante dulce, esta vez se esforzó bastante ganándose con aquello un abrazo de parte de Fuuta, una reacción tan tierna que I-pin no dudó en fotografiar. Fon un poco dudoso solo dio un gracias pero algo era algo. El menor de mis hijos siempre fue difícil, reservado, calmado, dulce pero bastante intuitivo, tal vez sentía ese algo raro que mi prometido tenía oculto, por eso Fon no se le acercaba mucho… era comprensible y yo solo podía esperar a que Reborn me lo dijera todo de sus propios labios, caso contrario yo tampoco me sinceraría completamente

 

 

 

El viaje de un amigo…

 

 

 

 

Tsuna despertaba con los primeros rayos del sol, con pereza revisaba su celular. Tercer día de Abril, era fin de semana y no tenía que trabajar pero necesitaba viajar unos días, suspiró levemente y quiso levantarse pero un par de brazos lo detuvieron de inmediato. El castaño sonrió mientras sus mejillas se tornaban de un rojo intenso, la piel cálida chocaba contra su espalda directamente pues no traía nada encima, a pesar de que esa escena era bastante frecuente durante los últimos meses, no dejaba de avergonzarse, el beso en su nuca lo sacó de sus pensamientos y decidió girarse para apreciar el rostro de su mayor amor

 

-¿en serio no quieres que te acompañe? – aquella voz profunda lo hacía estremecer y más si estaban tan cerca. Hibari permanecía con los ojos cerrados mientras deslizaba sus dedos por la piel de los brazos del castaño

-no es necesario – sonrió mientras acariciaba el puente de la nariz de su novio, escondió su rostro en el pecho del mayor, las sábanas los cubrían y recibían los rayos de luz por un pequeño espacio entre las cortinas

-avísame en cuanto llegues – deslizó sus dedos por la cabellera rebelde, adoraba la calidez de aquella presencia a su lado, su complemento, su todo, esa ingenuidad y amabilidad desbordante, su soledad desaparecía solo con tenerlo a su lado

-lo haré Kyoya-kun – besó los labios de su pareja, con delicadeza, adoraba tenerlo cerca. Aun recordaba cuando compartió sus problemas y parte de sus secretos con él, el apoyo incondicional que el azabache le brindó. Se sentía protegido cuando estaba a su lado, se entregó en cuerpo y alma sin dudarlo… lo amaba

-te amo – pocas veces mostraba sus emociones, pero con el castaño lo hacía seguido, solo con aquel pequeño de mirada dulce

 

 

Kyoya acompañó a Tsuna hasta la estación de trenes, se despidieron con un beso largo, mezclando sus esencias, sin importarle las miradas sobre ellos… aunque bastaba con una mirada furiosa por parte del azabache para alejar a todos. Un sonrojo adorable en las mejillas del castaño atraían miradas pero solo una persona era capaz de besar aquella piel, Kyoya deslizaba sus dedos con cuidado como si en un brusco movimiento ocasionara que su pequeño se rompiera. Esa era la sensación que tuvo desde que conoció a Tsuna, podía compararlo como un jarrón muy fino, hermoso pero frágil… por eso se juró protegerlo, incluso de sí mismo, “volveré pronto Kyoya-kun… te amo” fueron las palabras de aquel castaño que con una sonrisa se alejaba

 

Tsuna iba a visitar a su hermano y sus padres, llevaba un regalo para su sobrino, un pelilila de seis años de nombre Skull, adoraba al pequeño. Recordaba claramente  cuando Giotto llegó con el pequeño diciendo que empezaba el papeleo de adopción, sus padres lo tomaron con calma y aquel niñito de dos años se volvía parte de su familia. Era la luz del hogar y más cuando el rubio cayó en coma, sin Skull sus padres tal vez hubiesen entrado en depresión o algo peor, ese pequeño era su soporte para superar cualquier tipo de dificultades

Ni bien salió del tren fue recibido por un “Tsuna-nii” y después un pequeño que se abalanzaba en sus brazos, con tanto entusiasmo que el castaño dejó salir su torpeza y terminaron en el piso en medio de las personas que pasaban, Tsuna solo se reía mientras apretaba a Skull entre sus brazos, besando su cabeza. Sus padres sonreían de forma dulce pues hace mucho que no veían a su hijo menor, el cual cargaba con todas las dificultades de la familia, un peso que jamás imaginaron llevar, pero que Giotto tomó sin saber a qué se refería

 

-Tsu-kun, ¿has estado bien? ¿Has comido y dormido como se debe? – Nana era una mujer sumamente dulce, eso se notaba solo con cruzar pocas palabras con ella. Una castaña vivaz, con ojos marrones y ejemplo de madre

-si mamá, no te preocupes, todo está bien, además ahora me subieron el sueldo y podré enviar un poco más de dinero

-sabes que no debes preocuparte por eso, hijo mío – Iemitsu abrazó con fuerza al muchacho a quien ayudó a levantarse hace poco – todavía puedo trabajar también

-aun así debo  trabajar por este pequeño de aquí – apretó las mejillas de Skull y besó su frente

-pronto creceré y ayudaré – sonreía el pelilila mientras apretaba sus puños y los elevaba al aire – además tengo que estar más grande para que oto-chan sonría cuando despierte

-así será – el castaño sonreía al ver como Skull no olvidaba el amor que sentía por su padre adoptivo

-¿y tus gastos?... hijo mío no quiero que… - la preocupación en el rubio mayor afectaba mucho al corazón de Tsuna, no quería verlo así

-mi departamento es pequeño, así que la renta es baja, no te preocupes

-me preocupa tu seguridad Tsu-kun

-mamá… tengo a alguien que me cuida – sonrió un poco sonrojado recordando cuando su novio le prometió ayudarlo en todo lo que estuviera a su alcance – Hibari-san es muy atento conmigo y…

-¡JAMÁS! – ahora venía la discusión, Tsuna solo se reía bajito, ya se temía algo así – no dejaré que nadie tenga a mi querido Tsuna, iré a patearle el trasero al atrevido que se acerque a mi hijo – Iemitsu se veía decidido, con enfado en su voz

-papá deja de  decir eso, estamos en medio de la calle y Skull te escuchará – regañó el castaño, apenas había podido cubrir los oídos del menor, evitando que escuchara las protestas – además ya estoy mayorcito como para decidir si tengo un novio o no… y Hibari-san es muy amable y atento

-¿cuándo lo traerás a casa Tsu-kun?... quiero ver al novio de mi Tsu-kun – sonreía la castaña emocionada, pues solo vio a Hibari en unas fotos y quedó maravillada por aquel muchacho

-lo pensaré mamá… pero ahora quiero ir a ver a Giotto-nii, no lo he visto en mucho tiempo

-las cosas siguen igual –susurró Iemitsu con tristeza, tener un hijo postrado en cama solo por ser amable con los demás, siendo un médico sin igual… era duro, demasiado para cualquiera, mucho más teniendo a un pequeño niño que lo esperaba ansioso

-lo sé… pero no pierdo la fe – sonrió con dulzura, pues en su corazón solo estaban los recuerdos de la amabilidad de su hermano, algo que lo llenaba de calma cuando la desesperanza crecía

 

La primera visita fue al hospital, conversó un poco con su hermano que se mantenía dormido como siempre. Le acomodó el cabello que ahora estaba más largo, remojó esos labios que estaban un poco secos, acomodó las almohadas y se quedó tomando la mano de Giotto para reconfortarse. Extrañaba la sonrisa cálida de su hermano mayor, la amabilidad y la paz que transmitía, tal vez por eso ese hombre se enamoró de él… el rubio  que un día vio salir de esa misma habitación. Tsuna no pudo verlo completamente, solo su espalda, pero estaba consciente de quien era, además de que usaba un  traje fino y dos “guardaespaldas” lo acompañaban. Ni él ni sus padres conocían la apariencia de aquel sujeto… tampoco era bueno que lo supieran

Cuando la mafia se ofreció a cuidarlos, solo vio a un hombre maduro de porte duro y con una cicatriz en su ceja, era el representante de la familia Inagakai, pero claro, no lograba recordarlo bien puesto que siempre era un hombre diferente el que venía a visitarlos. Tsuna entendía eso, puesto que al ser una mafia debían ser precavidos, no conocía al hombre que Giotto cuidó con esmero. Según tenía entendido era el líder de los Inagakai pero jamás lo vio en persona, incluso en el hospital no supieron darle muchas referencias ya que pocos eran los que, en aquella época podían entrar a la habitación del paciente, y si no era eso, les pagaron para callar, eso se mantuvo en extremo secreto y aun así… Giotto salió herido, cuando los descubrieron.

 

Giotto solía platicarle sobre aquel hombre de nombre Alaude. El castaño recordaba como la sonrisa de su hermano se ampliaba, pues según contaba, aquel rubio empezó a frecuentarlo de vez en cuando, para charlar  a la vez que Giotto revisaba el progreso de la sanación de aquel hombre poderoso en extremo. Los miembros de la familia Inagakai cuidaban de Namimori de forma celosa, todos sabían de ellos. Tsuna nunca se opuso a que su hermano mayor se enamorara de alguien con una vida tan complicada “tranquilo Tsuna, solo… la verdad es que no quiero que se aleje, me gusta mucho, lo admito… pero incluso él suele recordarme que no es seguro estar a su lado, por eso simplemente somos amigos, nada más… no hay posibilidades de que exista algo entre nosotros” aun recordaba las dolorosas lágrimas que Giotto derramó cuando le confesó que en verdad se había enamorado del jefe de los Inagakai… pero aun así la felicidad en su mirada no desapareció ¿Cómo algo tan bello como el amor podía ser también tan doloroso? Debería ser de otra forma

 

-Giotto-nii… supongo que estás feliz, ya que de vez en cuando Alaude-san te visita en persona… ¿verdad? – sin poder evitarlo, el castaño empezó a sollozar. Solo vio la espalda de ese hombre un par de veces, jamás lo vio de frente, era insuficiente escucharlo solamente cuando charlaban por teléfono… no sabía cómo era, solo sabía pocas cosas que Giotto mencionaba y el tono de su voz… eso era casi nada

-ese hombre suele venir los lunes muy temprano, pero no tiene horario fijo – Iemitsu nunca aceptó ni siquiera hacer mención del nombre de aquel mafioso, era obvio, pues tanto él como Nana le tenían el mayor de los rencores, culpaban de todo a Alaude y… tenían razón – no me gusta que venga pero… tampoco puedo prohibirle nada

-Giotto era feliz – Nana también empezó a llorar mientras acurrucaba a Skull que cansado se había quedado dormido en brazos de la castaña – a pesar de todo… respetamos los sentimientos de nuestro hijo

-Alaude-san debe sufrir mucho también – Tsuna hablaba con él en  raras ocasiones pero a pesar de que solo escuchaba su voz, claramente podía notar la tristeza y la culpa –

-eso es lo de menos – Iemitsu estaba serio mirando a través de la ventana – no lo quiero cerca de Giotto

-papá… no debes odiarlo, Giotto se pondrá muy mal si sigues con eso – Tsuna lo sabía, el mayor sufrimiento de su rubio hermano era ese, el rechazo de su padre…. Cuando le confesó a la familia que estaba empezando a enamorarse de aquel hombre y que parecía ser correspondido, todos se pusieron en contra, incluso Tsuna… pero solo era miedo, nada más que puro miedo, pero con lo terco que era Giotto, ni ese miedo fue capaz de alejar esas emociones – nii-san decidió interponerse en el ataque a Alaude-san… siempre pensando en los demás – eso fue lo que pasó, Gitto salió a despedir a Alaude después de la última revisión, sería la última vez que se verían, así lo habían pactado ellos. Pero la mala suerte o simplemente azares del destino llegaron. El ataque en contra del líder de los Inagakai se dio, intentaban matar a Alaude pero era claro que Giotto no se iba a quedar ahí, en vez de huir, salvó a aquella persona, Tsuna lo sabía… Giotto era de ese tipo, dando la vida por los demás

-amar a alguien como ese hombre… esto es el pago por eso – refunfuñó Iemitsu y salió de la habitación. Nana solo negó cuando Tsuna iba a seguirlo, el mayor necesitaba estar solo…

-déjalo Tsu-kun, está dolido… eso es todo – amargas lágrimas recorrían las mejillas de una madre que cada mañana esperaba recibir la dulce noticia de que su hijo abrió los ojos. Lejos de allí un padre también soltaba su dolor en forma de lágrimas… estaban frustrados

-eso le hará daño, mamá

-las personas no deciden de quien se enamoran… solo sucede – suspiró la castaña mientras dejaba a Skull en el sofá y se acercaba hasta besar la frente de su hijo en coma – si Giotto fue feliz dando su vida por Alaude-san… está bien, mi hijo no tiene ningún arrepentimiento

-quisiera conocer a Alaude-san – susurró Tsuna, pues algo le decía que necesitaba verlo

-¿por qué?

-para decirle que no es el único que sufre, agradecerle por pagar los gastos del hospital para que mi hermano este aquí… para reconfortarlo un poco y entender las cosas que mi hermano adoraba de él… la verdad no sé… pero solo presiento que debo conocerlo, que es necesario

-las cosas son mejores así Tsu-kun… mientras menos sepamos mejor, mientras más lejos estemos de ese hombre, menos peligroso nos asechan…

-mamá… tranquila, los Inagakai juraron que protegerían a Nii-san, a ti, a papá y a Skull – quiso incluirse pero sabía que no era verdad, de ser así no tendría la marca en su espalda, de la cual jamás habló. Sus padres no tenían que saber que él era presa de los enemigos de Alaude… era todo muy raro, puesto que también debería estar protegido, pero siempre terminaban persiguiéndolo por esa bendita marca ¿debería odiar a los Inagakai? ¿A Alaude? ¿Debía odiarlos porque le prometieron algo que al final no cumplieron?… todo era tan confuso

-y lo han hecho hasta ahora, pero nunca se sabe, alguna vez algo podría salir mal, nadie tiene total control del mundo – Tsuna era el que mejor lo sabía, a él esa prometida protección no le servía de nada. Llevaba mucho tiempo huyendo de sus perseguidores… era difícil, pero era mejor que pensaran que él era el amante de Alaude, antes que se dieran cuenta de todo y tratasen de llevarse a Giotto… Tsuna prefería mil veces llevar ese peso encima que arriesgarse a perder a su hermano mayor… en eso se parecían… siempre arriesgándose para proteger a los demás, un corazón noble o un defecto peligroso, sea como sea, la vida era cruel

-no pasará nada – sonrió y de pronto recordó a Hibari, él lo protegía, ahora ya no debía sentir pánico… tenía a alguien de confianza a su lado, no estaba escapando de todo en soledad

-a ti también te cuidan – sonrió su madre – Alaude-san lo prometió

-lo hacen – mintió, pero tampoco era como si fuese a reclamarle algo a ese hombre, le bastaba con lo que hacía… a pesar de todo, tenía orgullo, se ganaba la vida con sus propias manos, con dinero honesto, con trabajo duro, se llenaba el alma con eso… cuidaba de Giotto desde las sombras, aunque era arriesgado, las cosas nunca salen como se las planea

 

 

Tsuna se quedó ese día con sus padres, visitando la casa, ayudando en la preparación de la comida, jugando con su querido sobrino, saludando a los vecinos, todo muy normal, en parte estaba conviviendo con el mundo lejos del peligro o así se sentía en su hogar, en Namimori… donde en las sombras estaban protegiéndolo, donde se sentía seguro y en donde no podía permanecer mucho tiempo o arriesgaría a que alguien descubriera que él no tenía ninguna relación con Alaude

 

Tenía algo más que hacer ese fin de semana,  tomó su camino, dejando que el tren lo llevara hasta un pueblo escondido entre un par de montañas, algo parecido a un valle, muy lindo. Era una misión importante, después de todo Lambo era el que le pedía ayuda, no podía negarse, mejor dicho no quería negarse, así que se encaminó a ese lugar. Habló con muchos aldeanos, buscó la mejor opción, ya de por si averiguó los detalles en internet y buscó la ayuda de un agente inmobiliario. I-pin eligió el sitio y se la pasaron analizando muchas cosas como para en verdad certificar lo que harían. Era mucho dinero pero valía la pena si podían darse una vida tranquila alejada de los problemas. Cuando Lambo le contó lo sucedido en los pocos días en los que se escapó, no se lo podía creer, tan poco tiempo logró que su amigo cambiara de mentalidad, tal vez por miedo, tal vez guiado por su necesidad de protección para sus hijos, el castaño no estaba seguro de eso… pero respetaba las decisiones de Lambo y analizando la situación no negaba que era una buena idea, estaban escapando pero no era cobardía era simplemente razonamiento, era estrategia. Aún recordaba las palabras de su amigo “quiero irme de aquí, alejarme de Lampo, de las amenazas e incluso de mi queridísimo acosador, estoy en muchos riesgos y eso incluye a mi familia… no me queda de otra… Tsuna, deberías venir con nosotros también” claramente lo rechazó pues eso significaría dejar de lado su vida tal como la conocía, no quería alejarse de Kyoya, mucho menos de su trabajo, estaba bien así, la vida era buena

Terminó cerrando el trato, los trámites legales se harían con los abogados y ¿desde cuándo Lambo tenía esa cantidad de dinero guardada? Bueno… no quiso insistir en saber pues Lambo parecía un poco afectado por aquello, no quería ni imaginarse qué detalles acerca de ese viaje no sabía, o tal vez otras cosas pasaron antes, de todas formas ahora tenía que darle la buena nueva a cierta persona

 

-I-pin, ya todo está hecho – el castaño sonreía esperando un grito lleno de emoción

-¿en verdad?... Que alegría – la escuchaba casi gritar pero seguramente estaba en casa por lo que se aguantaba y solo dejaba salir un pequeño chillido de felicidad

-la acabo de ver, es bastante linda y el pueblo es agradable

-gracias por hacernos este favor – Tsuna saludaba con una leve reverencia a un par de ancianos que pasaban a su lado

-no es nada

-y ya sabes que cuando lo necesites estaremos allí esperándote – I-pin estaba muy animada mientras cocinaba, hablaba por el celular siempre fijándose en que nadie la escuchara, controlando cada palabra que de su boca salía, esto era un secreto de estado

-quisiera ver la expresión de Lambo cuando lo sepa

-se lo diré hoy en antes de dormir para festejemos juntos – no podía ocultar su felicidad, miró en el refrigerador para saber qué cosa haría de cena… debían salirse de control un poco… entonces cenarían PIZZA

-¿dónde está ahora?

-seguramente con Reborn-san, no sé – se encogió de hombros, pues ya no era nada raro

-¿han pensado en decirle? – Tsuna simplemente no entendía por qué Lambo no le contaba todo a ese azabache de singulares patillas, se notaba que lo amaba… ¿qué se lo impedía?

-esa es decisión de Lambo, si Reborn-san se lo gana… lo incluiremos en el plan – susurró cuando salía a la sala para recoger los juguetes de sus hijos, sabía que los ancianos estaban en la planta alta pero no estaba por demás ser precavida

-creo que Lambo será feliz si aquel hombre va con ustedes

-es un gran riesgo, tenemos que ser precavidos… pero quiero que Lambo decida eso

-¿cuándo será?

-un mes si es posible, pero aun no preparamos todo aquí, será difícil irse así nada más, tenemos que adquirir todas las cosas necesarias

-no duden en pedirme ayuda si la necesitan nuevamente

-Tsuna… debo insistir en que vengas con nosotros – se puso seria de pronto, tenía un mal presentimiento y quería llevarse a Tsuna pero…

-gracias por la oferta, pero no lo haré

-¿has seguido teniendo  ese mal presentimiento?

-en ocasiones, pero deben ser solo los nervios por su situación… no te preocupes – era algo que ambos compartían, una especie de premonición, pero no sabían con certeza qué era

 

 

Un cumpleaños de…

 

 

 

Los días pasaban, Lambo sabía que se acercaba el momento decisivo y aun así estaba más relajado de lo normal o tal vez todas sus energías se iban en cierto azabache de patillas, aprovechado e insaciable, que le causaba uno que otro problema, entre ellos era los celos insanos que solía mostrar ocasionalmente. Ese hombre jamás iba a entender que su trabajo conllevaba en tener que interactuar con todo tipo de gente, ser amable, sonreír, seguir los coqueteos de vez en cuando… era simple estrategia de ventas, pero claro, Reborn no era comprensivo en esos aspectos. Ahora las consecuencias de ese asunto se derivaban en sexo, definitivamente cometió un error en ceder aquella vez, actualmente no podía quitarse al maldito viejo de encima... claro, para Reborn cualquier excusa era bien vista para empezar con sus malditas muestras de cariño. Al menos esas eran las palabras del azabache porque en realidad eran puras y de las más desvergonzadas metidas de mano existentes. Varias veces pelearon en medio de la calle por esa razón, Reborn era descarado de eso no cabía duda, besarlo en medio de la calle transitada hasta quitarle el aliento, era la forma de vengarse si el ojiverde  le sonreía bonito a algún cliente. Tocarle el trasero en medio de su trabajo era otra de las cosa que Lambo tenía que cuidarse, pues era la forma en que Reborn se autoproclamaba su dueño, maldito viejo de mierda. Eso terminaba haciendo reír a Tsuna que en un par de ocasiones lo vio con claridad… ¡qué vergüenza! Cuando Lambo se enfadaba y decidía aplicar la ley del hielo, terminaba en hombros de Reborn y aunque protestara, el mayor  no lo soltaba hasta que la mayor cantidad de gente posible supiera de su situación de damisela, como el azabache solía llamarlo. El ojiverde ya no sabía cómo sobrellevarlo algunas veces, lo peor era cuando lo acorralaba en algún lugar, las manos de Reborn sabían dónde tocar y el menor terminaba cediendo a ir al departamento del mayor, era horrendo ser tan débil… pero tampoco es como si Lambo se quejara demasiado, bueno, las veces que cedía no eran tan frecuentes pero había que admitir que le quitaba el estrés y el sexo era… ¡En que estaba pensando!

Pero aunque quisiera negarlo la realidad era otra, disfrutaba de aquel toque, la voz gruesa susurrándole en el oído, aquellos besos entremezclados con el sabor del café… ¡maldito Reborn! ¿Qué fue lo que le hizo para llegar a este punto?

 

-a quién engaño – susurró sonriendo para sí mismo. Esa mañana salió muy temprano pues tenía algo que resolver solo por ese único y exclusivo día – no puedo creer lo que voy a hacer hoy – suspiró profundamente mientras se acomodaba los cabellos que debía atar en una coleta baja

 

Le había costado mucho decidirse, pero era un día diferente a los demás, de vez en cuando ceder no era mala idea, así pues… Lambo Bovino ahora se hallaba en frente de la casa de su futuro esposo. Era temprano, no pasaban de ser las siete de la mañana, tenía la llave que Reborn le dio hace algún tiempo… y la misma que sería su perdición, pues tenía más o menos una idea de lo que significaría ese día, mejor dicho ese momento. Ingresó lo más silencioso que pudo, no escuchaba ni un sonido dentro de aquel hogar, dejó sus cosas en la entrada, y soltando un hondo suspiro empezó con lo que lo llevó ahí. Con cautela y caminando de puntitas se adentró en aquella habitación, la puerta estaba semi-abierta. Podía verlo allí, recostado, con la respiración pausada… era de imaginarse que durmiera solo en pantalones, ese lugar siempre tenía la perfecta temperatura para dormir de ese modo, las mantas desordenadas un poco pues hasta para dormir tenía que ser perfecto, o al menos un 90% perfecto pues sus cabellos estaban un poco alborotados, pero por lo demás no había queja. El cuerpo bien definido, trabajado, los músculos expuestos en esplendor, la expresión calmada, las patillas destacadas, los brazos extendidos como si  fueran una invitación y… mejor no perdía el tiempo y ya. Se acercó con calma, quería acariciarle el rostro primero, admirarlo dormir un rato… ¡al carajo, solo hazlo y ya!... Lambo deslizó sus dedos por la mejilla ajena acercándose un poco y… de un solo movimiento se vio aprisionado en aquella cama ¿Qué demonios?

 

-¿Lambo? – su sorpresa era grande, pues sintió al intruso desde que su puerta se abrió, cabe mencionar que había despertado mucho más temprano y que solo estaba perdiendo el tiempo pensando en cierta llamada de su padre. Esperó en calma fingiendo estar dormido, sintió compasión por el estúpido que quería atacarlo de esa forma tan sencilla, ni así le ganarían. Pero ahora que admiraba la sorpresa en esas esmeraldas… se quedó sin palabras

-eso duele – se quejó al sentir el duro agarre en sus muñecas, el movimiento fue brusco con lo cual hasta sintió dolor al chocar con el colchón – eso me gano por mis buenas intenciones – bufó sintiendo como era liberado de a poco y podía sentarse tranquilo

-¿qué haces aquí? – veía el leve puchero que el menor hacía y hasta era gracioso pero eso no le daba explicaciones de nada, ¿desde cuándo el mocoso venia así… por voluntad propia?

-yo… bueno… – ya estaba allí y a pesar de esa bienvenida agresiva, ya no podía echarse para atrás – ¿acaso no recuerdas tu propio cumpleaños?... solo quise felicitarte primero

-¿cumpleaños?

-claro, 5 de Mayo – el ojiverde se golpeó la frente mentalmente pues parecía que de verdad el mayor lo olvidó – me lo dijiste cuando eras mi maestro, ¿recuerdas?

-cierto – fue su única repuesta después de entender todo el asunto – así que querías felicitarme por eso… y te escabulliste en mi habitación, que atrevido – sonrió con burla, pues el mocoso recordaba detalles sin importancia

-haces que me arrepienta de esto – hizo un leve mohín antes de intentar pararse y largarse pero… – no seas rudo – se quejó cuando Reborn lo sujeto atrayéndolo cerca de él

-qué lindo detalle – se burló mientras el otro se ponía rojo de la vergüenza – muy romántico de tu parte

-lo ves… no puedo hacer nada, porque en seguida empiezas con tus burlas y… – pero fue callado con un beso desesperado, ansioso, con sabor a café… un sabor a nostalgia pues recordó las ocasiones en las que lo besó mientras eran alumno y maestro… embriagante cafeína que al parecer fue recién consumida, porque el sabor fuerte lo mareaba – ¿es muy tarde… para escapar, verdad? – susurró cuando al fin lo dejaron respirar, desde el día anterior se había mentalizado para eso, pero… estar haciéndolo era diferente

-te has ofrecido en bandeja de plata… ¿cómo rechazar tan exquisito manjar? – sonrió con arrogancia pues a pesar de que ese día empezaba bien… podía ponerse mejor, lo tenía sentado en su regazo a su disposición, que linda oferta  

-… - quiso insultarlo pero solo por ese día se abstendría – solo por ser tu cumpleaños… no esperes que me comporte así todo el maldito tiempo – se estaba aguantando el hecho de querer huir… o de soltar mil insultos por aquella miradita que le era otorgada, la misma que le decía que su queridísimo prometido ya planeó todo para mantenerlo en ese hogar por el resto del día

-así que puedo hacer contigo lo que quiera – no era una pregunta era una afirmación y por el rubor que empezaba a formarse en esas mejillas ya tenía su respuesta – que lindo gesto – susurró en el oído del menor mientras deslizaba sus manos por aquellas piernas ocultas por la tela del pantalón. Ascendió su caricia hasta donde siempre Lambo lo detenía, estaba tanteando qué tan accesible estaba el terreno… y el mocoso iba en serio

-solo tengo una condición – susurró mientras sentía como aquellas manos lo obligaban a levantar sus caderas  un poco para que el acceso a cierta zona fuera más fácil… sabía que ese viejo no iba a perder el tiempo… mejor dicho, su trasero lo sabía

-no dejaré marcas en tu cuello – susurró mientras deslizaba sus manos por aquel redondito trasero, sintiendo como el cuerpo del menor se estremecía ante el toque. Apretó las nalgas con un poco de fuerza viendo como SU mocoso se mordía el labio para acallar su voz, se veía malditamente inocente. Cualquiera pensaría que en aquellas noches le quitó toda esa inocencia, pero al parecer le faltaba amoldarlo un poco más… o tal vez lo dejaría así, después de todo eso era lo que le gustaba de Lambo, esa ingenuidad mal disimulada

- no es eso – suspiró levemente cuando ya una de aquellas manos se colaba entre sus ropas, ascendiendo por su espalda y causándole escalofríos – debes dejarme ir a trabajar

-jamás – empujó al chico hasta tenerlo debajo de su cuerpo, deslizó sus nariz por aquel cuello que rogaba ser mordido, pero se abstuvo, ante todo estaba su palabra – te quedarás aquí… es mi cumpleaños después de todo… y tú eres mi regalo – dijo con voz grave, seductora, logrando que el ojiverde jadeara

-esa es… mi condición – se mantuvo firme, pues era un día al que no podía faltar – y… haré lo que pidas

-sabes que esas palabras serán tu perdición – sonrió mientras empezaba a tirar de aquellas ropas, hasta mostrar esa blanca piel. Mordió el vientre plano que se contrajo debido al roce inesperado

-hablo en serio… regresaré en la noche – claro que estaba consciente de lo que sería otorgarle el poder a Reborn, el maldito abusaría de su cuerpo hasta cansarse y no era como si se agotase muy rápido… además de que lo obligaría a aceptar ciertos juegos que en otras ocasiones ya rechazó rotundamente – solo es… ah… eso – uno de sus botoncitos era acariciado levemente, sentía el escalofrío recorrerle pero necesitaba ser firme… ser firme… ser firme

-me niego

-me quedaré el resto de la noche

-no negociaré eso

-por… por favor – se abstuvo de gritarle que era un hijo de…

-¿estás siendo educado?... si sigues en esa faceta, podría pensarlo

-seré sumiso – al diablo su mente calmada, si con eso el idiota no accedía, estaba dispuesto a mandarlo al demonio y que celebrase solo

-si después de que tome tu cuerpo tienes voluntad para irte, te dejaré – sonrió con malicia, pues iba a obtener lo que quería… cuando terminara con el mocoso, no se podría levantar

-solo una vez y me iré – sonrió con dulzura mientras se levantaba un poco para besar a su prometido – en la noche podrás hacer todo lo que quieras – ahora se estaba preguntando para quien iba a ser la satisfacción ese día… ¿suya o la de su pareja?... ¿eso importaba?... “Lambo concéntrate en la hora… no tienes tiempo para…”

-empecemos entonces – Reborn deslizó sus manos hasta desabrochar aquellos estorbosos pantalones al cuerpo que traía Lambo, aquellos que mostraban la delineada figura del más joven y que muchas veces lo tentaban a darle un par de nalgadas, y al mismo tiempo quería arrancarlos, quemarlos, porque atraían miradas ajenas – pequeña vaquita… – se reía bajito al ver como el ojiverde se aguantaba soltar un insulto, era divertido verlo así

-espera… mgh… ah… – cuando sintió como aquellas manos se colaban entre su ropa interior algo más le vino a la mente – me ensuciaré… ¡espera!

-y así no podrás ir al trabajo 

-Reborn… espera – debió habérselo imaginado, supuso que había otros planes más para retenerlo en aquella habitación, pero los iba a superar todos – ah… ah… mgh

-eres muy sensible, ¿sabías? – deslizó sus dedos por aquellos pezones escondidos, apretándolos con cuidado, mientras que su mano libre empezaba con las caricias en el miembro del más joven

-ah… tramposo – susurró mientras lo tumbaba debajo de sí. Lambo se guardó la vergüenza para otro día, se deshizo de su ropa, prenda por prenda, de forma lenta mientras alternaba cada una con un beso húmedo a su pareja. Movía sus caderas lentamente haciendo fricción en la intimidad de Reborn, estaba jugando con fuego y se iba a quemar, pero… – Reborn~ - deslizó sus prendas inferiores juntas, mientras se mordía el labio… ¿dónde había visto eso?… tal vez en uno de los videos que Reborn usó en una de esas noches en donde dejó que le enseñara algunas cosas, las llamadas noches de película… pero claro, el porno que contaminó su mente, fue cortesía del idiota que ahora tenía sonriendo mientras lo miraba con detenimiento. ¿Qué tan enfermo estaba su amadísimo? – ¿disfrutas con solo mirarme? – sonrió con la faceta inocente que aprendió hace mucho. Estaba completamente desnudo, sentado sobre algo duro… que ya adivinaba que era y ladeó un poco su cabeza – Reborn~… ¿qué miras? – soltó cada sílaba con la mayor de las calmas, mientras acariciaba las patillas singulares y depositaba un casto beso en los labios ajenos… ¿Qué diablos estaba haciendo? ¡A este paso se le iba a hacer tarde!

-esa boquita – se sentó con Lambo en su regazo, acarició las piernas firmes y suaves. Lo de hace poco no fue un streaptease o algo por el estilo, pero eso le dio tiempo para pensar… a recordar algo – ¿qué te parece si le quitamos la virginidad a esa boquita?

-… - quiso decir algo pero sus palabras no salieron, solo logró separar sus labios y dejar que Reborn lo tomara del mentón levantándolo para que lo mirara directamente. Lambo sentía ese agarre duro y como el pulgar se deslizaba por sus labios – no sé… cómo hacerlo – pues eso era algo a lo que se había estado negando… por vergüenza, porque no sabía si eso calzaría en su boca, por mil cosas…

-no bastó con las veces que yo… te hice correr solo con  mi boca – sonrió con malicia viendo lo rojo que su mocoso se ponía, mordió ese labio rosado con delicadeza – además… la práctica hace al maestro

-pero…

-sumiso – sonrió de medio lado mientras lo hacía bajar de la cama, el ojiverde tenía una erección que de a poco crecía, un poco agitado y… – arrodíllate – ordenó y lo vio acceder, quisiera grabarlo y mostrárselo luego, pero ya pensaría en eso esa misma noche, después de todo tenía que aprovechar la buena voluntad del mocoso – veamos qué tan hábil eres… vaquita

-bien – suspiró mientras sentía el frio del piso en su piel, ¡no podía creer lo que estaba a punto de hacer! – yo… lo haré – sus manos le temblaban pero no se iba a retractar, por mayor que fuera su vergüenza o varias emociones agolpadas en su estómago y curiosamente en su vientre bajo

 

Deslizó la ropa interior ajena tragándose toda gota de pudor que en su cuerpo todavía existía. Recordaba vagamente las veces en que Reborn le dio placer de esa misma forma, iba a hacer lo mismo, o al menos lo iba a intentar… cerró sus ojos cuando al fin liberó el falo de su… ¿cómo llamar a Reborn en esa situación?... Sentía el ardor en sus mejillas mientras pasaba la saliva que empezaba a cumularse en su boca. Lambo estaba titubeando acerca de cómo demonios lo iba a hacer. Si luchaba por abrir sus ojos… ¿cómo haría lo demás?

Deslizó sus dedos por sobre la extensión, la brisa que golpeaba su piel le daba escalofríos, abrió sus ojos lentamente para observar su nuevo bocadillo… hasta le daba risa las estupideces que pasaban por su mente en ese momento, ¿cómo eso iba a ser un bocadillo?, no quiso levantar la mirada pues sabía que su… su novio lo observaba con burla, la más pura y asquerosa mofa. Inició un vaivén tembloroso, mordió el interior de su mejilla para así reaccionar y lo hizo. Se acercó al falo que ya duro se mostraba grande, altivo y palpitante. Besó la punta con tanta ternura que hasta él mismo se avergonzó, sacó su lengua y la repasó con lentitud, poco le importaba el extraño sabor, solo podía sentir la calidez del miembro ajeno, calidez que a él mismo se le estaba contagiando.

Empezó con su tarea, bien sabía que su saliva sería un lubricante. Deslizó su lengua con timidez sobre la extensión, con cuidado, cerrando los ojos por la vergüenza de estar haciendo eso, deslizando sus dedos en la base, supuso que lo estaba haciendo bien porque sentía una leve contracción por parte de Reborn, un jadeo…

 

-eres muy lento – podía estar criticándolo pero… la maldita vaca estúpida se veía tan inocente que sentía la necesidad de abrirle la boca el mismo e introducirse en aquella dulce boquita. Verlo detalladamente no era bueno para su cordura, pues parecía muy concentrado y a la vez nervioso. Lentitud… maldita la lentitud con que aquella lengua repasaba su erección, estaba excitado solo por ver aquella lengua surgir con timidez de aquella boca casta y por poco tiempo más… pura – mete mi pene en tu boca – ordenó entonando cada palabra con sensualidad, arrastrando las sílabas con aquella voz profunda que causaba que el mocoso se estremeciera

 

Lambo quiso insultarlo pero no podía, la caricia en su cabello lo obligaba a acercarse a la erección y restregar su mejilla contra ella, soltó un jadeo al sentir su propia intimidad reaccionando… esa voz que le retumbaba en la cabeza era su perdición. Deslizó su lengua una vez más, se quedó saboreando la punta un momento antes de deslizar el prepucio mostrando el glande, lo lamió, succionó como si fuera un dulce. Escuchó un gruñido y levantó su vista por primera vez, se quedó embelesado con el leve rubor en el rostro de Reborn y a la vez con el ceño fruncido que este mostraba. El ojiverde sonrió antes de volver a repetir aquella acción, lo succionó levemente antes de empezar a meterlo en su boca, era grande, caliente, no cabía en su cavidad en totalidad. Usó sus manos para acariciar la parte faltante mientras empezaba la felación. Deslizó su lengua con cuidado, tratando de rodearlo y… en cierto punto que no supo por qué ni cómo, también empezó a disfrutar de aquello. Sentir el cálido miembro en su boca, sentir como palpitaba, succionar la punta, escuchaba unos leves jadeos de parte de su novio, quien marcaba el ritmo que deseaba. Los dedos se aferraban en su cabello pero no de forma brusca sino… ¿suplicante? Tal vez se estaba imaginando cosas

 

-Reborn… yo no… – quiso terminar con eso, decirle que ya no lo haría más, pero aquella mirada autoritaria lo calló

-termina lo… que empezaste – pudo haber tenido muchas amantes, unas mejores que otras, obviamente experimentadas y que sabían usar su lengua… en comparación, Lambo era solo un mocoso idiota pero… eso le atraía más que nada, porque quería destrozar esa maldita inocencia. Esa felación no fue la mejor que ha tenido, tampoco fue la peor, pero si la que llegó a excitarlo de sobremanera. Tal vez fue ese sonrojo que Lambo tenía, de cómo  trataba de cerrar su piernas, pues Reborn supuso que al mocoso su propia erección le estaba pidiendo ser atendida. Tal vez fue ver la saliva que se escapaba de aquellos labios, el suave brillo en esos ojos esmeraldas o todo en conjunto… quien sabe – abre esa boca tuya… – deslizó sus dedos por los labios del más joven, introduciéndolos y jugando con esa lengua que hasta hace poco lo cobijaba, lo obligó a regresar a esa tarea tortuosa, lenta, inexperta… ya habría oportunidad para enseñarle pero ahora solo quería dejar su semilla en esa cavidad

 

Sintió un agarre más fuerte en sus cabellos, obedientemente volvió a su trabajo anterior, perdido en la sensación extraña que sentía. El claro aumento en la velocidad no lo incomodó, jadeó cuando se alejó momentáneamente, estaba excitado por hacer aquello. Deslizó su propia mano para atenderse mientras retomaba su labor, movía su mano al mismo ritmo de su boca. Escuchaba los vergonzosos sonidos producidos por el movimiento, el falo ahogaba sus propios gemidos por el placer que se estaba proporcionando. Lambo se contrajo cuando derramó su semen en su propia mano, suspiró profundo sacando aquel miembro de su boca, pero no duró mucho ya que Reborn se introdujo de nuevo. El mayor jadeaba, emitía una especie de gruñido mientras movía sus caderas para profundizar las estocadas. Lambo no se quejó pues estaba aturdido por su reciente orgasmo, solo se dejó llevar y deslizó sus dedos hasta los testículos, acariciándolos. Sintió que el apretón en su cabeza fue más rudo que los anteriores, su boca llena, aguantó la respiración al sentir un líquido invadir su cavidad… caliente, espeso. Cerró sus ojos con fuerza, al sentir que un poco de eso se deslizaba por su garganta. Se alejó mientras sentía como esa sustancia se esparcía por su lengua y se regaba por la comisura de sus labios, tenía un sabor muy raro, una consistencia diferente y… ¡quería deshacerse de eso!

 

-tu recompensa – susurró controlando su respiración, ese orgasmo valió la pena, fue satisfactorio. Deslizó sus dedos por aquellos labios cerrados, levantó la quijada del menor y separó la mano que el chico estaba usando para taparse la boca

-… - quiso separarse de Reborn pero este no lo dejaba, separó sus labios dejando derramar esa sustancia “voy a… vomitar… vomitaré” en eso pensaba mientras con la mirada suplicante pedía permiso de…

-déjalo salir – entendió esa mirada vidriosa, deslizó sus dedos abriendo la boca de Lambo quien empezó a dejar salir la semilla. Lambo tosió un poco mientras dejaba que el semen cayera en el suelo y de paso manchaba sus propias piernas, se deshizo de todo y respiró con alivio – pero acostúmbrate al sabor… eso es algo que no se desperdicia – sonrió con malicia mientras de un tirón levantaba a su pequeño, hasta que lo obligó a sentarse en su regazo, con las piernas abiertas y sobre su flácido falo… por el momento.

-no quiero… volver a hacer… eso – protestó mientras se recuperaba de la experiencia, ocultando su rostro en el cuello ajeno

-no decides eso… además parecías disfrutarlo

-no – mintió debido a la vergüenza, pero se abrazó al mayor. Tenía calor… mucho calor y el cuerpo ajeno no ayudaba – que… ¿qué haces?... ah – se quejó al sentir cierto invasor entre sus glúteos – espera… agh

-no – sonrió al ver el reproche en esa mirada, acarició aquella entradita unos momentos – usa tu mano y… ateniéndome ahí abajo – Lambo gimió bajito sintiendo el placer de ser tocado, cegado por el deseo obedeció. Con sus manos empezó a acariciar el miembro de Reborn, de forma lenta pero acelerando con el pasar de los segundos, sentía como sus nalgas eran separadas y se mordió el labio debido a la sensación

-ah… ah… eres muy… apresurado – susurró mientras él aumentaba el ritmo de su mano y a la vez se aferraba a la espalda del azabache de patillas con la otra, gimió bajito pues ya sentía al primer intruso, un escalofrío le recorrió entero y aruñó aquella piel – no… ah

-¿no eras tú… el que tenía prisa? – ingresó el segundo dedo con facilidad… así que eso era – tu te…

-no dejaré que… me dejes sin poder… levantarme – explicó de forma entrecortada mientras mordía el cuello ajeno para no soltar más gemidos

-así que te preparaste solo… ¿lo hiciste antes de venir aquí? –

-si… lo hice – fue la cosa más vergonzosa de su vida, una cosa era masturbarse, una muy diferente era dilatarse él mismo… fue algo que hizo por precaución y ahora no se arrepentía

-entonces – lo separó de él besándolo con desesperación mientras alejaba la mano que lo estaba atendiendo, lo hizo reaccionar otra vez – ponte en cuatro

-eres un… – frunció el ceño pero se quedó callado… odiaba cuando se ponía autoritario pero… sonrió, de forma obediente se alejó de su amante. Gateó hasta quedar en medio del colchón y separó sus piernas, se inclinó hasta que sus brazos se posaron en el colchón. No se atrevió a ver al mayor y solo escondió su rostro entre sus manos, su pecho pegado a la sabana, su trasero al aire, un sonrojo brutal y… ¡nunca más volvería a aceptar ser sumiso!

-que linda vista – se burló al ver tanta sumisión, así que el mocoso iba en serio… entonces la noche sería interesante, tal vez lo haría usar esas prendas femeninas ajustadas y que no cubrían nada, lo filmaría mientras gemía ahogado en placer, lo ataría con cuerdas tal vez… lo haría en la cocina usando…

-apresúrate – susurró avergonzado – por… por favor – suavizó su voz y en ese mismo instante sentía como sus nalgas y piernas eran acariciadas. Se arqueó al sentir el cuerpo cercano sobre su espalda. Jadeó al sentir como aquellos dedos jugaban con su entradita, dos de ellos hacían tijeras con profundidad – ah… ah… Reborn – de nuevo su miembro se levantaba. Aquella mezcla de pasión y dolor… de lujuria y agonía

-parece que tu boquita… está más suelta – susurró en el odio del más joven mientras abría esas nalgas y posicionaba su miembro – dime… ¿qué es lo que quieres?

-ya lo… sabes – jadeó al sentir la presión de aquel falo que de nuevo estaba erecto

-dilo

-que… que me… penetres

-dilo correctamente – sonrió al verlo arquearse y apretar las almohadas cercanas, mientras soltaba un gemido – ¿quieres mis dedos? – lo observó negar y… se estaba divirtiendo con ese juego, muy pocas veces lo escuchaba pedir por más, así que – ¿entonces qué?

-tu… tu pene – susurró con vergüenza sintiendo como se rozaba pero sin entrar – que… esperas

-¿qué quieres que haga?

-maldi… - levantó su rostro un poco, mientras restregaba su trasero contra el miembro del otro – quiero tu pene dentro de mi agujero… que me penetres – se puso de mil colores al soltar aquellas palabras, las mismas que escuchó del propio Reborn en una ocasión – hazlo fuerte y rápido… tortura mi próstata y… AAHH – una sola estocada… un solo movimiento, un solo dolor y una sola sensación de enorme satisfacción

-agh… te haré mío cuantas veces… quiera – susurró mientras lo penetraba con rudeza, profundo, fuerte, lento… asegurándose de dar en aquel punto especial – usarás lo que… yo diga y…

-ah… ah… lo… haré – susurró entre gemidos, sus lágrimas brotaron mientras sentía el estremecimiento en todo su cuerpo – Reborn… Reborn… ah – el movimiento más rápido, el agarre en su cadera para ganar impulso – ah… mgh

-aceptarás lo que yo… pida – lo obligó a sentarse sobre su miembro, la espalda de Lambo tocando su pecho, ahora lo penetraba en el aire y lo escuchaba gritar debido al placer. Con rudeza tomó la parte posterior de las rodillas,  separó aquellas piernas, flexionándolas hasta que tocaban  en pecho del mocoso –

-ah… ah… Re… born… no – podía sentirlo tan profundo que estaba perdiendo la noción de su alrededor, no sabía de donde sostenerse y terminó aferrándose a los hombros del mayor, incrustando sus uñas con desesperación

-te tragarás mi semen – sonrió mientras lo arrojaba a la cama, lo giró hasta tenerlo cara a cara. Ese rostro sonrosado, el sudor resbalando por aquella frente, los labios separados soltando gemidos de placer, un poco de saliva resbalaba y esa mirada perdida, cristalina, brillante… tentadora – esa boca tuya… la ensuciaré – dijo al mismo tiempo que lo penetraba sin cuidado alguno, escuchándolo gritar y arquearse

-AAAHH… ah... Re… Reborn – estaba perdido, no veía nada más que esa negrura en la mirada ajena, aquel mar oscuro que lo envolvía, que lo ahogaba. Sentía las contracciones de su cuerpo y su pene fue olvidado, ni siquiera le era permitido atenderse a sí mismo. Tenía las manos sujetas, apresadas en el colchón, mientras aquellas penetraciones continuaban sin piedad, gritó el nombre ajeno, soltó gemidos tan altos que no sabía si se iba a quedar sin voz. Fue besado con lujuria, sus pezones mordidos sin piedad, su cuerpo ultrajado y… – ya no… ya no – se corrió con el enorme gozo que le producía que tocaran su punto dulce

-esto… es mi… deleite – lo siguió penetrando a pesar de que el más joven ya terminaba de expulsar su semilla, esa contracción que lo aprisionaba, ese apretón exquisito – no el… tuyo – siguió así hasta que su propio orgasmo llegó, sin darle respiro, sin darle una caricia o palabra dulce, sin mirarlo con amor o reconfortarlo como en ocasiones anteriores lo había hecho. Veía las lágrimas derramarse de aquellas esmeraldas y abandonó el cuerpo frágil, observando como su semilla resbalaba entre la piel clara, y las sábanas. Acomodó sus cabellos observando como Lambo todavía respiraba con dificultad, con los ojos cerrados y las lágrimas surcando esas mejillas… era su mocoso, era su pertenencia, era su… punto débil

-… - sentía la pesadez producto del desenfrenado placer. Aún un poco aturdido pero con la respiración regularizada se levantó con lentitud, hasta toparse con aquellos orbes de iris negro – gracias… por la amabilidad – sonrió débilmente mostrando su ironía, mientras se acomodaba los cabellos que desordenados caían en su rostro

-te dije… es mi satisfacción, no la tuya – sonrió mientras lo observaba acomodarse, ese cuerpo desnudo lo provocaba. Lambo se acercó hasta besarlo con dulzura, un beso casto, un roce inocente y si… eso era lo que le gustaba de Lambo – aunque supongo que lo disfrutaste más que yo

-quien sabe – sonrió juguetón mientras  se fijaba que Reborn seguía con el pantalón de pijama… quiso reírse pero no dañaría el ambiente delicado  que formó

-usarás un vestidito, tal vez una linda lencería femenina – advirtió y Lambo solo sonrió… era raro verlo así

-volveré en la noche… ya lo prometí así que… solo espera ¿está bien? – sonrió con dulzura, aguantándose la vergüenza que entender aquellas palabras le producía… bueno, no tenía ganas de discutir

-nunca pensé verte así de sumiso – sonrió mientras lo atraía para besarlo una vez más

-pues disfrútalo porque no habrá otra oportunidad – rozó sus labios una vez más antes de irse a la ducha, recogió su ropa regada y en plena desnudes caminó… tratando de ignorar el caliente líquido que resbaló por sus piernas. Si no hubiese hablado con un médico sobre planificación familiar, estaría preocupado… daba gracias al cielo por eso

 

Reborn se quedó sentado en su cama, la sonrisa ladeada adornaba su rostro. Se acomodaba el cabello con los dedos y esperaba ver a Lambo salir de la ducha, “tal vez debí decirle la verdad… mentí en la fecha, pero supongo que al terminar el día se lo diré… así habrá doble celebración este año” claro, había olvidado cuando le mintió acerca de ese asunto. La fecha de su nacimiento estaba cambiada debido a que llevaba registros falsos en Japón, eso nunca fue importante para él y hasta se había metido tanto en la cabeza decir esa fecha, que ahora era automático. Además que su cumpleaños no era del todo agradable… aunque ahora lo estaba reconsiderando. Aparte de eso también tenía que decirle la verdad sobre otros detalles, entre ellos que no era hijo único o que llevaba sobre sus hombros la sucesión de cierta familia mafiosa italiana… pero eran cosas segundarias, se los diría esa noche si había oportunidad… o si al menos lograba recordarlo

 

 

 

Papá, cuidado…

 

 

 

Primera semana de Mayo, las cosas estaban muy bien, era el supuesto cumpleaños de Reborn, al menos Lambo así lo creía, claro que fue estafado pero hasta que se enterara de todo, el jovencito permanecía con un leve sonrojo al sentir cierta molestia en cierta parte de su anatomía… así que evitaba agacharse o forzarse mucho en el trabajo. Lambo llegó tarde, estaba más que predestinado para eso, se disculpó con su jefe unas tres veces pues en especial ese día tenía que estar puntual, ya que el nuevo gerente del local llegaría y él necesitaba ayudarlo a adaptarse en el trabajo. Al final todo terminó bien ya que el nuevo gerente era un hombre muy amable, casado y de familia forjada, tenía niños así que el aura paternal que despedía era agradable, todos se encariñaron con ese hombre desde el primer instante en que les dijo “seremos una familia, así que espero que aprendamos a llevarnos bien

Tsuna sonreía esa mañana, mucho más que antes y Lambo no entendía por qué hasta que escuchó un “me iré a vivir con Kyoya en un nuevo departamento cerca de aquí” que buena suerte tenía su amigo. Lo felicitó por el gran progreso aunque eso ya se venía venir, el castaño estaba realmente enamorado de ese policía que aparecía justo a medio día. Lambo nunca lo vio usando el típico traje que identificaba a la justicia pero tampoco era tan raro ya que algunos eran agentes especiales y llevaban ropa normal, pero de todas formas le daba curiosidad ¿qué rango tendría Hibari-san? Pensaba en preguntarle a Tsuna después. Tenía un largo día de trabajo que recorrer, ir a casa para avisar que esa noche celebraría el cumpleaños de Reborn junto con Colonello y… dar escusas para no llegar esa noche, era un fastidio… pero ya que lo prometido es deuda… lo haría

 

 

 

 

I-pin estaba en casa más temprano de lo normal, pues sin distracciones y con el tráfico a su favor llegó en menos tiempo, estaba feliz de la vida jugando con sus hijos, recibió a Lambo con una sonrisa, platicaron un rato pues planeaban una excusa para que el pelinegro saliera sin problemas… I-pin no preguntó nada pues entendía que tenía razones personales de fondo. Lambo estaba feliz y eso le bastaba, incluso con los resultados de sangre que obtuvieron hace algunos días, eso no importaba en absoluto si ellos dos podían seguir juntos como siempre. La pelinegra cada vez estaba más segura de que el plan que trazaron tendría una variante, incluirían a cierto azabache de patillas “supongo que se lo diré hoy… después de todo partiremos en diez días”… Lambo se veía un poco inseguro todavía, era normal después de todo tenía que renunciar en pocos días, buscar una excusa para llevarse a los más ancianos y hacer el escape en el menor tiempo posible… les esperaba el peor día de su vida, hasta que llegaran a la nueva casa que adquirieron, se iban a mudar sin llevarse nada, llegar con las manos vacías a un pueblito perdido entre las montañas. Valía la pena si lograban alejarse del peligro que cada vez estaba más cerca

 

I-pin dejó a sus padres, a sus hijos y a Lambo quienes arreglaban la mesa para comer algo, una cena liviana, sencilla. Su celular sonaba desde el segundo piso así que la muchacha subió con prisa sintiendo cierta angustia sin saber la causa, el número desconocido se mostraba en la pantalla y con ansiedad contestó

 

-¿cómo está la más bella de mis esposas? – esa voz la reconocería en cualquier parte, I-pin sentía asco de aquellas palabras

-¿Qué quieres? – susurró mientras entrecerraba la puerta de su habitación – no me agrada que me llames… si tienes algo que pedir solo hazlo y cuelga lo más rápido posible

-que ruda eres… pensé que aún me amabas aunque sea un poquito

-quisiera ser viuda – se quejó mientras escuchaba las risas en la planta baja – habla de una buena vez

-solo quería saludarte y decirte que espero verte pronto, llegaré de visita cualquiera de estos días

-ojala te accidentes y no llegues

-saluda a Lambo de mi parte – I-pin colgó con furia pues solamente con escucharlo muchas memorias llegaban a su cabeza

 

Recordar sus días de feliz enamorada le dolía, pues a pesar de todo fue muy dichosa bajo esa mentira. Creyó que Lampo era la persona que amaría toda la vida, con la que pasaría momentos difíciles y agradables. En esa época le daba lo mismo que sucediera con su linaje familiar, le importó un carajo cuando sus padres la echaron y rechazaron… si hubiese sabido que el malnacido iba a mentirle de aquella forma, se lo hubiese pensado mejor. Suspiró profundo mientras se calmaba para de nuevo ir abajo pero de nuevo el celular sonó, iba a mandar al demonio a Lampo pero…

 

-¿Tsuna?... es raro que me llames a estas horas – soltó una risita al escuchar un  golpe en el fondo, tal vez Tsuna se cayó mientras estaba despistado

-I-pin… escúchame… mgh… agh – de nuevo un golpe bajito se escuchó al fondo y la pelinegra se puso alerta

-¿qué sucede? – se asustó al escuchar la respiración agitada de Tsuna y el maullido de un gato

-me siguen, están a punto de atraparme… agh… demonios – Tsuna estaba en malas condiciones, un golpe duro en su estómago le causaba un dolor punzante en todo el cuerpo, tal vez se rompió algo, no lo sabía, caminaba de puntitas para guardar el mayor silencio mientras escapaba de aquellos malditos

-dime donde… iré de inmediato – hablaba angustiada al escuchar como varios susurros retumbaban detrás del teléfono

-no, solo escúchame por favor – regresó a ver, dos de esos tipos estaban a unos metros, debía ser rápido

-Tsuna… - “ahí está” I-pin entró en pánico al escuchar ese grito, una voz desconocida

-ellos dijeron que yo era el primero… van detrás de Lambo… lo quieren a él – empezó a correr mientras seguía hablando, estaba en un callejón que conectaba a varios más, huyó como pudo, aguantándose el dolor – demonios… demonios – trepó un basurero y se arrojó a la pared cercana, escalándola mientras se concentraba en no dejar caer el teléfono – I-pin… van detrás de Lambo, sácalo de ahí ahora… huyan ahora – corrió por el patio de una familia, se arrojó al siguiente callejón con habilidad gatuna, que ni siquiera sabía de donde salía pues estaba sumamente adolorido

-Tsuna… por favor… escapa, te veremos allá – en seguida empezó a localizar el dinero en efectivo que tenía, los celulares, metió todo en un bolso mientras escuchaba como Tsuna jadeaba y gritos de fondo se escuchaban

-no me esperen – dijo mientras un par de lágrimas se le escapaban – ya me atraparon – susurró mientras arrojaba el celular en el patio de una casa y trataba de escapar por la otra dirección, pero eran muchos, demasiados

-mocoso idiota, perra astuta… aquí se acabó tu fortuna – Tsuna golpeó a dos de ellos, pataleó, mordió pero fue inútil

-VETE AL INFIERNO – gritó con desesperación, pero un simple golpe en su cabeza lo hizo ingresar al mundo de la oscuridad, en donde le dolor no existía

-… - I-pin ya no escuchó más, solo los gritos lejanos, un par de insultos, y luego solo la nada, sus lágrimas brotaron al saber lo que ocurrió – Tsuna… Tsuna – escuchó el timbre de su casa y los pasos de alguien y lo supo, ese mal presentimiento – ¡LAMBO!

 

 

El timbre sonó así que fue a abrir la puerta, observó una vez más a sus pequeños que ya empezaban a probar la comida, era una escena muy bella. Con una sonrisa iba a abrir la puerta pues suponía que cierto azabache no se había aguantado las ganas y vino a arruinarle la noche tranquila antes de que…

 

-¿quién es usted? – sus alarmas corporales sonaron al ver al hombre de alta estatura en su puerta, olvidó ver por la mirilla primero y…

-tu chofer – sonrió el peliazul. Lambo no pudo reaccionar cuando una fuerte patada lo hizo caer de espaldas, lanzó un gritito ahogado debido al aire que se le escapó pero cuando sintió que lo agarraban de la pierna  pateó al tipo en la cara

-muérete desgraciado – se paró de inmediato tomando el pequeño adorno del mueble cercano y lanzándoselo al tipo, pero de pronto otro más ingresó con… ¡un arma! – hijo de puta – soltó el insulto mientras retrocedía para tomar lo primero que encontrara y lanzarlo, ya sabía que sucedía. No estaba preparado, no tenía armas, no tenía estrategia, no tenía nada…

-¿Qué sucede? – su madre salió de la cocina y gritó apenas vio al hombre del arma

-LAMBO – I-pin había tomado lo primero que encontró en el piso superior, era irónico que fuese una plancha pero con la mayor de sus fuerzas se la lanzó a unos de los tipos que cayó cerca de los sillones de la sala por el golpe – MAMÁ LLAMA A LA POLICIA – gritó con fuerza mientras veía a la mencionada correr a la cocina

-LARGO DE AQUÍ – Lambo tomó la pequeña mesa del centro y se la lanzó al otro tipo, el vidrio de esa mesita se trizó y rompió, hiriendo al sujeto, quien tiró el arma – genial – intentó alcanzar esa cosa peligrosa, pero lo jalaron de la pierna y cayó al suelo de una forma escandalosa. Antes de que el otro tipo aprovechara la situación, Lambo se forzó a tomar esa cosa y lanzarla por la puerta de entrada… el arma apenas cayó unos pasos lejos de la puerta – MALDITOS – en seguida escuchó el llanto de Fon debido a los gritos. Esa era la mayor preocupación de ambos jóvenes pelinegros… sus hijos

-¡maldito! – I-pin se lanzó encima del sujeto cercano a la puerta, se trepó en su espalda, aferrándose con fuerza, golpeándolo a puño cerrado lo más fuerte que podía

-I-pin… Lambo ¡aguanten un poco! – el mayor de aquella casa sacó una de las escopetas que guardaba en una cómoda con llave en la cocina, solo era de utilería pero pesaba. Golpeó al tipo quien tenía a I-pin en su espalda, le dio en el estómago haciéndolo caer de rodillas – ¡suelta a mi hija!

-solo un poco – lloraba la anciana que se ponía como escudo entre los atacantes en la sala y sus nietos que asustados en la cocina se metieron debajo de la mesa – un poco más y vendrán a ayudarnos

-malnacidos, ¡¿quién los envía?! – gruñó Lambo quien rodando con el otro tipo  trataba de luchar lo mejor que podía, pues el otro era más corpulento y trataba de asfixiarlo

-NO PODEMOS DEMORAR – gritó el peliazul a su compañero. Lambo solo vio como su padre era golpeado hasta que cayó cerca de los pies de su madre. I-pin fue golpeada contra la pared y luego tomada de los cabellos hasta ser arrojada en las escaleras

-I-PIN… I-PIN – trató de acercarse a su amiga, pero el tipo lo agarró del brazo forzándolo a alejarse y terminar de cara al suelo cerca de la entrada – maldición – el mundo le daba vueltas, sintió como lo levantaban hasta estamparlo en la pared y levantarlo por el cuello

-solo te queremos a ti, has silencio y los demás estarán sanos

-bien… agh… mgh – fue liberado y vio como I-pin se levantaba mientras sostenía su cabeza, por la frente se escurría un hilillo de sangre y Lambo maldijo entre dientes – pero… déjalos sanos – suspiró profundo intentando aminorar el ardor en su garganta

-¡no dejaré que se lo lleven! – I-pin trató de acercarse de nuevo pero su padre la detuvo, ella luchaba porque la dejasen libre pero Lambo solo salió caminando de la casa – ¡Lambo!

-lo siento I-pin, debes alejarte – susurró antes de salir seguido por el par de grandulones, lo que dijo era traducido como “huye con nuestros hijos… sálvalos” estaba seguro que I-pin lo entendió, estaban en la calle y esos dos apenas se alejaban un par de pasos – y… ¡cuídala papá! – sintió que intentaban agarrarlo pero él fue más rápido y salió corriendo. Lambo sabía que no debía dejarse atrapar, así que aprovechó al situación, por nada del mundo dejaría que sus captores lo tomaran como esclavo, lucharía hasta que se le acabaran las fuerzas en las piernas y brazos

-maldito – estaba a punto de regresar por su arma, al mismo tiempo que su compañero empezaba a correr para atrapar a su presa pero… - aquí tenemos a otra zorra

-¡devuélvemelo! – I-pin estaba en la entrada, sostenía el arma con firmeza apuntando a aquel hombre, nunca había disparado, pero a esa corta distancia le llegaría a cualquiera – ¡deja a Lambo en paz!

-idiota… no lo volverás a ver jamás – con simpleza se alejó, sabía que esa chica no dispararía pues estaba temblando con el arma en sus manos. Salió detrás de su amigo después de todo su trabajo solo era llevarse a ese mocoso

-Lambo… Lambo… Tsuna – la pelinegra dejó caer al suelo el arma y de paso dejó que sus lágrimas surgieran, lloró amargamente mientras escuchaba como sus padres trataban de calmarla

-llamaremos a la policía, tranquila – susurró el anciano que la reconfortaba abrazándola. Pero I-pin sabía que la policía era inútil, que Lambo corría peligro y que ahora ella no podía hacer nada – vamos adentro, ellos llegarán pronto… tienes que calmar a los niños y parar el sangrado de tu frente – I-pin dejó que la levantaran pero no dejó de llorar

-LAAAAMBOO – gritó al viento pero sabía que no había nada que pudiera hacer… nada

 

 

 

Lambo corrió como demente a todo lo que sus piernas le daban, no se detuvo a ver si lo seguía, era obvio que así era, jadeaba mientras sin orientación en medio de la oscuridad daba vueltas, ¿Dónde estaba el maldito policía que hacia ronda? Cuando escuchó el grito de aquel tipo “allí está… atrapa al maldito niño” supo que estaba perdido, pero ni así dejó de correr con desesperación. Dobló la esquina y claro, otros dos lo esperaban y cerca de ellos una furgoneta con vidrios polarizados, el ojiverde sonrió mientras sentía que lo agarraban, pero claro por su orgullo que no les iba a dejar las cosas fáciles. Los golpeó, los insultó, arañó a todo el que quiso atarlo, se levantó una y otra vez para tratar de correr a pesar de que lo arrojaban contra las paredes, les escupió, a uno logró morderle la nariz hasta hacerlo sangrar. Un golpe en su cabeza lo mareó, fue la oportunidad perfecta para que lo ataran de manos y pies y lo lanzaran dentro de ese vehículo

 

-Tsuna – susurró al ver al cuerpo del castaño a su lado, estaba amordazado, tenía en labio partido y lloraba – lo siento

-mgh…mgh – intentó decir algo peor al final solo negó con la cabeza e intentó sonreírle pero no podía, sus lágrimas salían solas

-calladito te ves más bonito – se burlaba uno de los hombres que amordazaba a Lambo para al fin cerrar la puerta y empezar a alejarse del lugar, ya mucho ruido habían hecho

 

Lambo se arrastró hasta posar su cabeza sobre el hombro de Tsuna, empezó a llorar también pues sabía que eso solo sería el inicio de su asquerosa tortura. Lamentaba que hubieran atrapado al castaño también, lamentó dejar a su amiga sola rodeada de malnacidos mentirosos, le dolió recordar los gritos de sus hijos que asustados lo llamaban, le dolió que no pudo anticiparse a los planes de Lampo o del otro par de asquerosos cretinos… lamentó romper su promesa con Reborn… y sobre todo… pidió al cielo que… Reborn ayudara a I-pin para dejarla a salvo con los niños. Estaba más que seguro de que I-pin buscaría auxilio en Reborn… ahora ya solo podía tener fe de que las personas a las que dejó solas, llegaran a un refugio en el cual lograran vivir en paz… solo eso pedía a cambio de soportar su cruel destino, al menos hasta que lograra escapar

“Sea como sea… escaparé y volveré con ustedes… eso lo juro”

 

 

 

 

Continuará… 

 

 

 

Notas finales:

¿Cómo estuvo?

Espero que fuera un capítulo decente, hice un lemon rapidito porque no creí que fuera buena idea poner algo lleno de zukulencia... ¿o estoy equivocada?

¿tienen alguna pregunta sobre la historia? Me gustaría que me lo dijeran porque pueda que haya detalles que se me escapen

Como se darán cuenta, mezclo personajes, jajajja (es porque amo a Skull que lo incluí) edades, posiciones, complico tramas, ñeee.. es divertido

Si tienen alguna crítica, duda, sugerencia, lo que deseen pueden dejarmelo en un review o en un mensaje de facebook (kratSN fics). Cada que leo uno de sus reviews me emociono, es como mi pago mensual XD

Espero no olvidarme de nada...

Entonces me despido, mando besos para ustedes que leen mis notas iniciales y finales, llenos de mis pensamientos al momento de publicar jejejejje

bye bye


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).