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Anhelando la lejanía por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holaaaaaa

Bueno señoras y señores, yo quise darles un capítulo más porque se lo merecen y porque como entro a clases ni idea de cuando actualizo, sean pacientes por favor 

 

Y antes de empezar, les agradezco sus reviews los cuales contestaré mañana u otro día, me enamoro de sus lindas palabras y por eso me he inspirado un poco y ya... espero que les guste

 

ADV: les recuerdo que este fic es netamente RL puro, bueno casi, por eso lean sin enfados, yo... me voy caminando despacio y en la sombra hasta las notas finales 

 

 

 

 

Adoraba la nieve porque parecía que cada copo tenía una forma diferente, algo así como una huella digital. Sonreí ante mis pensamientos y es que con los años aprendí a pensar significados más allá de los que la gente le daba a las cosas, una vida pequeña para mí era como un universo descubierto. I-pin solía burlarse cuando yo me perdía entre mis pensamientos mientras sostenía una flor entre mis dedos, pero al ver la flor podía imaginarme todo lo que hacía para crecer, el polen que rodaba por mis dedos parecía azúcar que a su vez las hormigas debían amar y… de nuevo lo hice. Sonreí cuando pasaba por una tienda, dentro de ella había juguetes, sin dudarlo compre dos, envueltos en papel de colores después de todos serían regalos. A mis veinte años eso es mi vida, una simple, estudio, trabajo a medio tiempo, todavía vivo con mis padres, soy feliz… superé lo ocurrido con Reborn tras mucho tiempo pero con mucho esfuerzo. Me la pasé llorando por más de seis meses sin parar, incluso lloraba después de ese periodo, pero en pocas ocasiones. Cuando al fin logré dejar de  hacerlo todo se volvió tono pastel, ni alegre pero tampoco melancólico…  el dolor no desapareció hasta que terminé los estudios en ese edificio. Fue duro superar eso pero jamás estaba solo, I-pin estuvo conmigo,  por eso le debo todo lo que soy ahora. La risa de una pareja me saca de mis pensamientos y aumento mi paso mientras veo la nieve caer con más fuerza. Al fin llego a casa,  siempre me dio curiosidad saber por qué era grande, con tres pisos se me hacía demasiado para una pequeña familia pero en ese momento no me pareció mala idea, la razón aparecería apenas cruzara esa perta

 

 

-ya estoy en casa – sonreí al escuchar un pequeño alborota arriba. Me quité el abrigo sacudiéndome la nieve de mi cabello, el mismo que estaba pensando en cortar ya que creció un poco. Podía sujetarlo en una coleta si quería. Me quité los zapatos con calma escuchando como corrían en las escaleras

-¡oto-chan! – sonreí mientras me arrodillaba para abrazar al pequeño que se me lanzaba a mis brazos – bienvenido – apenas tenía cuatro pero se comportaba como de siete, me encantaba verlo sonreír, con aquellos ojitos de tono caramelo y esa cabellera castaña clara

-¿dónde dejaste a Fon? – le dije mientras le apretaba las mejillas con delicadeza

-ya baja con oka-chan – me sonrió y observé en las escaleras

-llegaste temprano – sonreí mientras veía a I-pin dejar en el suelo al pequeño Fon que estiraba sus manos riéndose. Lo tomé entre mis brazos restregando su mejilla contra la mía – bienvenido – I-pin me sonreía con un sonrojo, sus cabellos eran largos, negros cosa que el pequeño Fong heredó, al igual que sus ojos ónix – se ven tan lindos, ¡necesito una foto! – la vi correr al interior de la casa y me resigné a que me tomara fotografías con los niños. Siempre lo hacía, pero no me quejaba, al menos así la veía disfrutar de la vida

-¡Oto-chan también cárgame! – me exigió Fuuta con un puchero y lo obedecí, ahora tenía a mis dos pequeños en brazos mientras escuchaba el flash de la cámara

-les tengo unos regalos en la bolsa – sonreí mientras ingresaba al comedor, mis padres se reían al verme llegar con dos pequeños que picaban mis mejillas. Saludé a cada uno mientras dejaba al par de chiquillos en el piso, saqué los regalos y ellos se dedicaron a emocionarse con ellos. Un auto de madera y un peluche no eran la gran cosa, pero para esos niños lo era todo

 

 

La cena familiar revitalizaba a cualquiera, cuidar de esos pequeños nos llenaba de vida a todos. Fueron años un poco complicados pero los superamos en familia, y sí, me encantaba tener a I-pin en mi casa. Si ella me ayudó con anterioridad ahora era mi turno de ayudarla. Colaboré para dormir al pequeño Fon, sus cabellos negros, su piel clara me recordaba a I-pin por donde lo mirara. Fuuta era otra historia… calmado como ninguno pero sonriente y gentil, lo llevé a su cuarto, vigilé que se durmiera mientras le contaba una historia, prendí la pequeña luz para que no tuviera miedo y al final me fui a dormir. Mis padres ya eran bastante mayores como para sobre esforzarse así que hace tiempo que ellos se recostaron

 

 

-¿Cómo te fue hoy? – me sonrió I-pin mientras terminaba de recoger el desastre que los niños dejaban y yo la ayudaba

-mejor que ayer – sonreí mientras suspiraba, a pesar de todo nunca dejó de sonreír

-¿esta época te trae malos recuerdos, no es verdad? – su mirada dulce no había cambiado, el brillo en sus ojos negros se mantenía

-si… pero lo superaré como siempre… son cosas del pasado –

-creeré en lo que dices. Me iré a descansar entonces, mañana es un día duro

-descansa – la vi dirigirse a su habitación, yo en cambio me quedé en la sala un rato, era verdad que la nieve también me traía recuerdos… porque recordaba la vez en que compré un regalo para Reborn, claro que se lo entregué fuera de fecha porque me daba vergüenza en esa época, pero la navidad era… un recordatorio de lo ocurrido – si no hubieses aparecido – susurré mientras me iba a mi habitación. Me tiré en mi cama por el cansancio, adoraba mi trabajo en la cafetería pero era agotador, amaba mis estudios pero era terriblemente cansado, amaba a mis hijos pero en realidad estaba devastado físicamente, pero feliz. Sonreí antes de dejar que mi sueño me ganara, ahora tenía a mi familia, no necesitaba nada más

 

 

 

La rutina era simple, despertar, ayudar a I-pin con Fon ya que solía despertarse muy temprano, colaborar en la casa hasta que mis padres terminaran de alistarse, desayunar con apuro, darles los buenos días a Fuuta, asistir a las clases de la mañana, regresar para ayudar con el almuerzo y después perderme el medio día en la cafetería, regresar para pasar tiempo con mis pequeños, charlar con mis padres, cenar en familia y tirarme a la cama con el agotamiento a tope… ¿quejarse? Eso era para los mediocres o infelices, yo me sentía dichoso. Al menos así no me perdía en absurdas meditaciones

 

 

Estaba en medio de las clases, terminando con mi segunda hora. Mis amigos me hablaban muy contentos incitándome a salir, pero yo cortésmente los rechazaba “coges pocas materias pero nunca sales con nosotros” al menos esas eran las críticas que me daban hasta que llegaban a conocer mi condición. Luego de saber lo que pasaba conmigo, incluso me ayudaban cuando debía faltar a alguna clase debido a algún contratiempo en casa, especialmente cuando uno de mis pequeños se enfermaba. Cuando les decía que MIS HIJOS me necesitaban, acababan todos los acosos de los cuales era objetivo. Pues sí, mis llamadas dotes… si claro, dadas por mi doncelismo ahora me traían problemas. Mi contextura delgada, mi perfil delicado hasta cierto punto, porque intenté quitarme todas esas características a base de ejercicios para mejorar mi musculatura que al final no sirvieron de nada, sumado a mis ojos verdes que según mis acosadores eran mi mayor cualidad… en resumen muchos trataban de ligar conmigo, pero yo ni tiempo tenía para hacerles caso y eso que I-pin siempre me decía que debería salir con alguien. Llevaba un par de años sin intentar una relación amorosa realmente seria, cabe recalcar que todas terminaron patéticamente por mi falta de voluntad y es que no quería sufrir de nuevo… de nuevo me desvié del tema. El resumen era que mi supuesto anillo de bodas, que no era nada más que un regalo de graduación que no calzó más que en ESE dedo, ahuyentaba a todos, a la mayoría y lo demás se lo dejaba a la palabra HIJOS. ¡Ja!… nadie quería involucrarse con un padre con dos pequeños, ¡podían irse al demonio!... ¡no necesito de ningún imbécil que no aprecie lo que verdaderamente soy!

 

 

-Lambo-kun te ves más pensativo de lo normal –mi compañero de trabajo siempre era amable conmigo, era un castaño muy alegre, sonreía, formaba paz en el ambiente. A veces quería abrazarlo como a un peluche pues parecía el cielo, un calmado cielo… creo que solo era mi imaginación. Él era un año mayor que yo y creo que pasaba por una etapa difícil también, según sabía, abandonó sus estudios. Ahora trabajaba en jornada completa en la cafetería – ¿te sucede algo? –  era la persona más amable que conocía, a veces me preguntaba por qué las personas así sufrían más que los demás… la vida tiene problemas de personalidad

-no pasa nada Tsuna-kun, solo que recordé algunas cosas del pasado – sonreí melancólicamente, pues esa tarde vi a un hombre que de cierto modo me recordó a Reborn, tonterías mías – es por la época, me trae recuerdos no muy gratos

-a veces las heridas no se cierran completamente – su mirada se cristalizó un poco

-supongo que tu herida aun no sana – le palmeé la espalda en modo de comprensión – pero no te preocupes toda pasa. Lo mío por ejemplo, hace años que pasó… pero la memoria te juega malas bromas a veces

-eso suena deprimente Lambo-kun – se rió bajito, yo lo acompañé. De pronto la puerta se abrió trayendo consigo una pequeña brisa fría que nos llamó la atención, ese hombre… un azabache de mirada metálica, reconocía a ese sujeto, solía venir seguido, no exactamente por los platos en oferta. Sonreí mientras veía la mirada dulce y a la vez curiosa de mi compañero de trabajo… quería apretarle las mejillas para que reaccionara

-atiéndelo tú – Tsuna me miró asustado, pero sabía que aquel castaño de mirada chocolate estaba interesado en aquel hombre y él no le era indiferente, más valía darle un empujoncito – sabes que solo viene por ti… ve y atiéndelo

-está bien – me sonrió mientras respiraba profundamente y se ponía serio para ir a la mesa en donde aquel azabache se encontraba. Me quedé viéndolo, tenía la misma mirada que yo hace años cuando... mejor olvidaba eso. Poco después preparaba el pedido de ese hombre, un café junto con unos panecillos, era lo más sencillo y el azabache solía demorarse media hora en terminárselo… más obvio no podía ser

-toma… deberías hacerle compañía mientras termina con su pedido – le sonreí con malicia a mi compañero, quien solo negó con la cabeza y me golpeó la frente –  yo solo quiero ayudar – le dije mientras lo veía dirigirse con paso lento, estaba nervioso yo lo sabía… poco después escuché una bandeja caerse. Me exalté dispuesto a ayudar  a Tsuna, pero decidí mejor quedarme ahí, esa escena iba para el recuerdo. A veces la torpeza de Tsuna se mostraba y ahora había ayudado a dar el paso faltante… ¡gracias cielo mío por apiadarte de nosotros los tímidos!

 

 

Escuché el “lo siento” mientras Tsuna intentaba levantarse, pues caerse encima del cliente, específicamente en su regazo no era muy común. A veces me asombraba lo torpe que podía llegar a ser el castaño. Cuando intentaba levantarse el azabache lo ayudó, creí que se separarían de inmediato pero Tsuna resbaló, ese hombre lo tomó de la cintura y lo ví susurrándole algo al oído de Tsuna. Ahora mi amigo parecía un bombillo y yo tenía que aguantarme la risa, los dejé solos… era buena idea entrar a la cocina, unos cinco minutos bastarían. A esa hora no había mucha gente, no habría problema, era bueno que al menos alguien encontrara un amor sincero

 

 

Poco a poco…

 

 

Era veinte de diciembre, me gustaba la fecha porque todavía no estaba abarrotado de compradores. Adquirí una tarta de fresa en una pastelería la cual no traicionaría jamás, mis padres la adoraban y los pequeños seguro que también. Caminaba por las calles un poco distraído pensando en lo bien que se sentirá recostarse en la nieve del parque, pero me detuve en medio de la vereda. El cristal mostraba el interior una tienda de antigüedades en donde destacaba un bonito violín, me quedé mirando el instrumento pensando cómo diablos hacían eso. Podía ver mi reflejo claramente, mi rostro sonrojado debido al frio, la bufanda me cubría lo necesario. No usaba un gorro porque se me olvidó, mis cabellos rizados se esparcían en desorden, estaban más largos me molestaban un poco pero me cubrían del frío. Mis ojos verdes estaban un poco brillantes, sonreí pensando que no había perdido esa inocencia todavía, al menos eso me habían dicho. Me arreglé la bufanda mirando al espejo que formaba la bufanda, deslicé mis dedos por el reflejo del violín a través del vidrio, respiré hondo para encaminarme a casa, pero cuando levanté mi vista… me encontré con un par de ojos negros que me miraban, más bien dicho miraban a mi reflejo en el cristal. No podía creer lo que veía, así que me giré con prisa ignorando el riesgo a resbalarme, rezaba porque fuese una broma, pero no… ¡¿tanto me odiaba la vida?!... Esas patillas inconfundibles, los ojos negros, el cabello oscuro, el porte elegante, era él… ¡el maldito estaba en frente de mí!

 

 

-tú… - susurré mientras apretaba el agarre en mi bolsa, la misma que tenía el pastel… la comida antes de nada

-no has cambiado casi nada – sonrió de esa forma altanera que odiaba y yo solo me quedé quieto – Lambo… parece que nos encontramos de nuevo

-VETE AL INFIERNO – le grité ganándome la atención de medio mundo que pasaba por allí – ALÉJATE DE MI – giré dispuesto a irme pero él me tomó de la muñeca

-te has vuelto un altanero – podía ver el enfado en esa mirada… gracias al cielo que me valía un pepino

-una mierda – gruñí zafándome con brusquedad – ¡lárgate! déjame en paz, no quiero hablar contigo, sensei~ – me burlé mientras me iba

-mocoso – no podía creerlo, ¿me estaba persiguiendo? – como te atreves… te veo después de varios años y me tratas de esa forma

-¡ese es el puto problema Reborn! – en ningún momento me detuve mientras le hablaba o insultaba, lo que fuera que estaba haciendo. Yo sólo quería dejar de verlo porque el dolor empezaba a surgir en mi estómago y pecho – si te fuiste sin decir nada hace cinco años repite tu acto de magia y desaparece de este maldito mundo – esto era malo, mis lágrimas empezaban a aparecer, ahora mi vista se nublaba

-¡vaca estúpida, mírame cuando te hablo! – me agarró volteándome y yo solo oculté mi mirada agachándome levemente y usando mi flequillo como escudo. No estaba dispuesto a que me viera destrozado – he vuelto… quería hablar primero pero me sales con esa tarda de estupideces, ¡madura!

-¿madurar? – me reí bajito – maduré hace tiempo

-entonces mírame y al menos salúdame como es debido – “idiota, idiota, idiota… INFELIZ”

-hola sensei, ¿cómo está? ¿Le fue bien allá?... – levanté mi mirada, de un rápido movimiento me limpié las lágrimas – ¿le gustó mucho dejarme aquí sin saber nada?... ¡se enorgullece de engatusar a un chiquillo y después irse como un puto perro!… - hasta ahora ni yo mismo me creía lo que de mis labios salía. Jamás me había alterado tanto… ¡me encantaba! – vete al infierno y déjame en paz, coge tus malditas maletas y vete como hace cinco años… deja que viva tranquilo – ¡justo en tu maldito orgullo! Si pudiera reírme lo haría pero el enfado era mayor

-estas siendo muy grosero, maleducado, ¡vaca estúpida! – podía jurar que vi una venita saltar en su frente

-cállate – gruñí, estaba enfadado y solo quería irme, pero el jodido señor perfección no me dejaba ir – ¡mira! – levanté mi mano mostrando el dichoso anillo – ahora cállate y aléjate de mí – me quejé mientras lo miraba con desprecio – ¡vive tu puta vida lejos de mí! –

 

 

Con paso firme me fui, no regresé mi mirada, no dejé que las lágrimas fluyeran, no escuché nada, solo tomé el primer taxi que encontré. Viajé en silencio,  sólo cuando dejé el pastel en la mesa, saludé con una sonrisa a mi familia y me di la oportunidad de encerrarme unos minutos en el baño, desahogando mi dolor. No quería que me vieran en ese estado deplorable. Me  mordí el labio para no emitir ningún ruido… odiaba sentirme tan débil, ¿cómo podía seguir afectándome tanto?... ya en la noche tendría tiempo de llorar en paz, pero en ese momento solo necesitaba quitarme esa desesperación… sólo sabía que el maldito Reborn, había regresado

 

 

 

 

 

 

Con el pasar del tiempo había logrado controlarme de forma excelente, así que mis padres apenas notaron que algo me pasaba. Sonreí cuando tenía a Fon jugando con mis cabellos y cuando Fuuta me daba un poco de su pedazo de pastel, los cuidé como era normal, limpié, cambié, bañé, platiqué y cuando al fin estaba a solas con I-pin… me desmoroné. Ella había sido mi confidente por años, así que le conté lo ocurrido. Ella solo acarició mi cabello con cuidado, me consoló hasta que mi llanto se calmó. Me sentía más tranquilo, las heridas se volvían a abrir, pero solo era la impresión, yo… necesitaba ser fuerte, aunque algo me decía que no sería tan fácil como pensé que seria

 

 

-bienveni…do – Nada podía ser tan fácil… ¡nada! pero esto era el colmo. Lo tenía de cliente, ¡con un demonio! quería echarlo, pero no podía – el especial del día es…

-quiero un capuchino – tajante como siempre, el rostro serio, la voz profunda – y que te sientes conmigo

-su pedido estará en seguida y en cuanto termine puede largarse por donde vino – sonreí mientras me alejaba en busca del pedido, pero no volví a atender esa mesa. Envié a Tsuna en mi lugar, quien regresó asustando como nunca. Yo lo entendía a la perfección… ese hombre era el diablo encarnado. Pensé que se iría cuando terminara, pero el muy maldito pidió algo de nuevo y tuve que atenderlo

-no me iré hasta que me pidas una disculpa por el escándalo público que ocasionaste – el cretino creía que me iba a disculpar. Sonreí mientras me devolvía junto con mi compañero, ahora se iba a enterar quien era Lambo Bovino… le pedí disculpas por anticipado a Tsuna y llevé la orden, claro que el castaño no me entendió y yo… seguramente iba a arrepentirme de esto

-su pedido está listo – sonreí como con cualquier cliente

-siéntate o…

-¡vete al demonio! – susurré mientras derramaba con cuidado el contenido en el costoso traje del cliente. El capuchino estaba caliente lo sabía, a pesar de eso Reborn solo se quejó y sin exaltarse como yo esperaba, se levantó intentando quitarse un poco del líquido ardiendo de la camisa y pantalones. Lo vi aguantar el dolor, me quedé viendo sin decir nada, por el contrario de Tsuna quien corrió a ayudar

-¡JOVEN BOVINO! – el grito de mi jefe me hizo saltar levemente… estaba preparado para las consecuencias. Sin importarme nada, me giré dirigiéndome a la oficina mientras los demás se encargaban de disculparse y esas cosas.

 

 

Ahora caminaba por la calle suspirando, el regaño fue severo, largo, tedioso, me iban a despedir sino daba una explicación razonable, no la dí y antes de que me echaran, renuncié primero. Me disculpé con mi jefe, él había sido muy bueno conmigo, pero si seguía ahí siendo que Reborn me descubrió, sería una muy desagradable estadía para mí. Odiaba que mi vida fuera arruinada por ese sujeto, pero no había arreglo. Una vez más suspiré mientras dejaba que la nieve que caía se derritiera en la piel de mi rostro, tendría que buscar otro empleo y eso era duro, aunque dependiendo de la época podía ser más fácil, al menos un trabajo temporal

 

 

-te has vuelto atrevido – casi me desmayo al escuchar esa voz nuevamente – ¿crees que te dejare así después de lo que me hiciste? – lo vi cubierto por un abrigo, al menos eso cubría la mancha de café, pero yo estaba… asustado y eso odiaba sentirlo… pero incluso mi mano tembló por el pánico

-te lo merecías, llevo aguantándome la rabia por cinco años, así que no te quejes – gruñí y no sabía de donde sacaba tanto valor. Me giré para seguir mi camino mientras respiraba hondo obligándome a quitarme ese terror

-me vas a escuchar – me tomó del brazo arrastrándome con él. Lo insulté, me quise ir, pero no podía zafarme. Odiaba su maldita fuerza… lo odiaba a él

-¡oto-chan! – me quedé estático escuchando aquella voz infantil – ¡oto-chan! – como pude me solté del agarre y giré hasta encontrar a lo lejos a Fuuta sonriendo y ondeando sus manos. Mi madre me veía sorprendida, yo caminaba un poco tambaleante y es que muchas emociones en el día no me hacían nada bien

-no te atrevas a acercarte – le dije a mi “sensei”, lo amenacé con la mirada mientras corría al encuentro de mi hijo – ¿Fuuta, que haces aquí?... oka-san creí que te quedarías en casa – sonreí mientras cargaba a Fuuta y besaba su mejilla

-vinimos a ver a oto-chan y comprar un postre de chocolate en la cafetería – me dijo mi pequeño mientras miraba a mi madre que sonreía

-eso hacíamos, pero… ¿por qué no estas allí? – me tensé mucho mientras con el rabillo del ojo observaba que Reborn seguía ahí, tenía problemas y ¡tenía que actuar rápido!

-me dieron la tarde libre porque hubo un problema en la cocina – sonreí nervioso y mi hijo vio a alguien… ¡oh no!

-¿ese hombre de allí te conoce? – cuando escuché las palabras de mi madre me di vuelta y si… Reborn estaba junto a nosotros, ¡demonios!

-me presento señora, mi nombre es Reborn Arcobaleno, pero puede llamarme simplemente Reborn – sonrió  y yo lo maté con la mirada mientras mi hijo me abrazaba por el cuello – conozco a Lambo desde hace años, y ahora que regreso de viaje me sorprende saber que está casado – capté su artimaña, oh no, no, no… ¡mi madre revelaría todo!

-está equivocado – sonrió mi madre. Yo solo suspiré, ya no había retorno – ese es un regalo – apuntó a mi anillo y yo apegué a Fuuta a mi pecho tapando sus oídos, susurrándole que eran cosas de adultos – él no está casado

-¿pero es ese su hijo pequeño?

-puede decirse que si – sonrió mi madre – pero eso son líos de familia – mamita eres tan sincera pero en esta ocasión me traes problemas

-lo siento Reborn-san pero necesito regresar a mi casa, mis hijos seguramente quieren estar conmigo – acentué la palabra hijos y sonreí hipócritamente mientras dejaba a Fuuta en el suelo para tomar su mano – cuídese Reborn-san – le di una leve reverencia mientras me iba y mi madre me seguía tras despedirse… jodida vida

 

 

I-pin era mi salvación. Al llegar a casa le susurré que me ayudara a buscar una excusa para salir un momento, debía verificar que Reborn no me hubiese seguido, tal vez exagero, pero… ¿exagerar? Estaba al borde de la desesperación cuando al salir de casa y caminar dos cuadras me topé con él de frente, ¡era un acosador o qué!... ya hasta me dolía la cabeza. Bueno, acepto que me lo merezco porque cuando era joven yo lo acosaba, pero solo un poquito

 

 

-aaaaagh… yo… no me dejarás en paz hasta que me hagas añicos, ¿verdad? – peiné mis cabellos ya resignado, mis dedos se deslizaban con cuidado y sentía el dolor en mi pecho – bien, destrúyeme – suspiré profundamente mientras lo miraba esperando… esperando… esperando – ¡di algo!

-el mejor espectáculo es ver como tú mismo te destrozas – ahora si quería matarlo, ¿así que solo me estaba torturando psicológicamente?... ¡era el demonio!

-entendido – le dije mientras me reía – sabes una cosa Reborn – suspiré cansado – ya ni te haré caso. Basta. Suficiente – me encaminé hacia la tienda… bueno en realidad I-pin me pidió comprar algo para la cena, así que debía obedecer a la matriarca – puedes seguirme si quieres, ya no me importa

-te rindes fácilmente – escuché como caminaba cerca de mí y yo apresuré mis pasos inconscientemente – ahora me explicas, ¿por qué tienes a ese niño?

-me acosté con el primero que encontré por despecho y así nació mi primer hijo – mentí con descaro, ¿alguna vez mencioné que soy actor?... de algo me ayudó fingir que estaba bien mientras sufría el abandono de Reborn

-así que te perdiste en el sendero de la vida – wow ¿tan bueno soy? Me quise reír pero me aguanté – no me mientas vaca estúpida. Tu madre ha dicho que es un asunto familiar – gruñó y no pude evitar soltar una carcajada

-es verdad. No es mi hijo pero lleva mi sangre – sonreí enfrentando a Reborn, verlo de frente ya con la cabeza un poco fría me hizo darme cuenta que… se veía igual de atractivo que siempre, al menos mis ojos pueden disfrutar, ¿no? – tengo otro, se llama Fon y es igual a su madre

-cuéntamelo con detalle

-no te creas con tanta suerte – volví a caminar un poco más relajado esta vez – todo el mundo piensa que estoy casado con I-pin y tengo dos hijos con ella, me gusta que piensen así y tú deberías aceptarlo también

-las mentiras no están permitidas – sonrió mientras caminaba a mi lado. Yo trataba de mantenerme lo más alejado posible para quien me viera no me relacionara con él, aún estaba enfadado, pero qué más daba. No era bueno martirizarme sin motivos

-¿algo más que quiera saber el señor? – sonreí mientras recordaba algo. Primero no tenía guantes así que mis manos se congelaban, me las froté un poco mientras las calentaba con mi aliento. Segundo, ¿desde cuando dejé de decir “yare, yare”?... eso no venía al caso. Tercero porqué siento que me olvido algo…

-toma – lo miré con confusión y de pronto sentí un golpe en el rostro, atrapé el objeto y eran…

-no necesito tu compasión – me quejé pero al ver aquella amenazante mirada decidí aceptar el buen trato. Me puse los guantes y quise morirme, hasta mis manos eran más pequeñas, eso no me daba gracia – gracias – mascullé mientras seguía adelante

-¿estudias? – asentí levemente sintiendo su mirada sobre mí – al menos algo hiciste bien

-escucha Reborn – me detuve enfrentándolo – mi vida es buena, tengo problemas como cualquiera pero puedo superarlos – él me miraba con atención y eso me hizo tensar un poco, pero claro ya no era ningún mocoso asustadizo – tengo una hermosa familia feliz, tenía un trabajo excelente hasta que llegaste, vivía en paz hasta que volviste. Aún me duele tu abandono, me tardé mucho en superarlo, no quiero que te metas en mi vida y no quiero escuchar ninguna explicación, aunque dudo que la quieras dar

-no me conoces Lambo – me miró con seriedad y yo solo me callé – vine a hablar contigo en paz, pero has actuado como si fuera a matarte o algo. Me enfurece tu maldito carácter actual, extraño a ese chiquillo tranquilo de cierta forma

-tú me destrozaste – sonreí con amargura – ya no soy tan tranquilo, huyo de cualquiera que intenté traerme problemas y tú eres uno de ellos, así que… no te acerques – me quité los guantes, se los entregué y él solo me miró… mejor así, le di una reverencia y me fui. Tenía mejores cosas que hacer

 

 

Recostarme en la nieve, por ejemplo, eso sí era importante. Todavía no podía decir en casa que me despidieron así que… aquí estoy, recostado en la nieve después de buscar toda la tarde un lugar en donde me acepten para trabajar. Todavía hay sol así que calculo que son las cuatro o cinco, no tengo ni ganas de ver el reloj. Suspiro mientras formo un ángel de nieve. Tsuna me llamó diciéndome que el jefe puede devolverme mi trabajo pero que tendría que disculparme. No quería hacerlo, no sé por qué, pero siento que ya no puedo volver a ese lugar, tal vez porque me recuerda lo que le hice a Reborn. Cierro mis ojos por unos instantes, desde hace dos días que no veo a Reborn por aquí, me siento mejor, pero sé que no durará mi paz… lo presiento. De pronto siento como alguien se acerca, me levanto y sonrío

 

 

-es raro verte aquí-kora – mentiría si dijera que no me alegra escuchar esa voz

-Colonello – me paro de inmediato y corro a sus brazos como colegiala… si claro – en guardia – le digo mientras me detengo de pronto. Lanzo el primer golpe, él lo esquiva con facilidad, mi puño se queda sin blanco y retrocedo

-te falta velocidad-kora – me dice burlón mientras se pone en guardia e intenta derribarme. Yo lo esquivo con dificultad y es que la nieve me estorba mientras veo mi oportunidad – ¿eso es todo lo que tienes?

-no – sonrió mientras me acerco con velocidad y me lanzo sobre él, rodeando su cintura con mis piernas, mi peso, su falta de equilibrio y el hielo hace que caigamos estrepitosamente y rodemos en la nieve un poco – itte… - me quejo mientras trato de levantarme y me fijo que estoy sentado encima de Colonello – yare, yare… parece que gané – sonrió mientras él me golpea la frente

-eso fue peligroso-kora – me regaña pero después al mirarnos empezamos a reírnos como locos. Me quito de encima para que se pueda sentar y lo abrazo, él me corresponde sin preguntar, yo solo me refugio en aquel rubio militar. Siempre lo extraño cuando se va a sus labores militarezcas… me gusta tenerlo cerca – ¿ha pasado algo, pequeño?

-me encontré con alguien del pasado – le digo mientras suspiro

-se de algo que te puede animar-kora – me sonríe, me mata la curiosidad y le pico la mejilla pidiendo que me lo diga – te enseñaré a disparar con el nuevo armamento

-WAAAA – grito emocionado y vuelvo a derribarlo mientras lo abrazo – dime que puedo usar la automática

-eso es mucho – se queja mientras se pone de pie, yo lo sigo y chasqueo mi lengua – pero para quitarte esa depresión me lo podría estar pensando-kora

-me despidieron – confieso desganado mientras él solo se pone pensativo – es broma… renuncié – él solo se golpea la frente y yo me rio para así quitarme la amargura – necesito algo que me anime

-te besaré entonces

-si lo haces te usaré como blanco – le amenazo mientras me sacudo la nieve

-antes disfrutabas de mis besos – me dice con burla y cariño mezclados

-sabes que no funcionó. No te quiero lastimar – suspiro mirándolo – además ya tienes por ahí a un pequeño rubio que te persigue, hazle caso y ya

-Basil solo es mi aprendiz – me dice mientras se encamina al lugar de entrenamiento –

-si tú lo dices… pero la mirada llena de amor que te da me dice otra cosa – me reí porque sé que el rubio militar está sonrojado – tan tierno~ – aumento mi velocidad mientras le golpeo la espalda con fuerza para que retome ese carácter altanero habitual. En verdad quise darle la oportunidad, me esforcé, pero no pude, al menos jamás perdí su amistad

 

 

Miro, apunto, disparo, fallo, suspiro…  miro, apunto, disparo, casi le doy, hago un puchero… miro… apunto, me imagino a Reborn, ¡disparo! Y EN EL BLANCO… escucho la felicitación de Colonello y yo solo me rio porque mi plan funcionó. Reborn es una bueno motivación, estoy demente… después de unos cuantos tiros, bromas con el rubio, un postre, observar a Basil que pone atención a su superior, sentir un poco de celos por aquella fascinante inocencia del chico… ¿a quién engaño? yo solo quiero volver a ser ese ingenuo estudiante… lástima que no tengo la habilidad de regresar en el tiempo… me desvié del tema. Me quité el estrés, otra vez me sentía capaz de mirar el mundo con los ojos curiosos de siempre. Abrazo a Colonello con fuerza sintiendo que un jovencito me quiere matar… vamos chico, solo te doy un empujón, lucha un poco… y de nuevo me desvío del tema. Al salir de ese lugar me siento relajado, dispuesto a encontrar trabajo porque necesito costear los gastos de la casa, porque los ahorros se me fueron cuando Fon enfermó. Necesito renovar ese pequeño extra por alguna emergencia, bueno solo me queda una opción y… me quiero ir

 

 

-¿Lambo-kun? – sonrío al ver a Lancia en frente de mí. Esa cara es digna de una foto, no lo culpo me he negado tantas veces que… ni modo estoy un poquito desesperado. Los gastos de Fuuta y Fon no se pagan solos, ellos son mi prioridad

-Hola – es lo único que digo mientras me mantengo parado en la puerta

-me emociona tenerte aquí – me sonríe mientras peina sus cabellos negros con sus dedos, es un hombre alto y guapo, las chicas lo aman – creí que jamás aceptarías

-debo estar desesperado – suspiro mientras Lancia me sonríe divertido – pero ya que necesito el dinero…

-pensé que jamás volverías – me incita a pasar, con un poco de duda ingreso al lugar. Esa casa de dos pisos me trae recuerdos… no puedo creer que vuelva aquí

-el pago es bueno – susurro perdiéndome en el interior del lugar, siento como vibra mi celular pero al ver que es un mensaje de un número desconocido decido ignorarlo. Tengo que enfocarme y siento que mi cuerpo empieza a temblar un poco, esto no me gusta, pero necesito ese dinero

-no te pongas nervioso, te trataré bien pequeño – me dedica una sonrisa y yo se la devuelvo aunque… quiero salir huyendo

-ya no me diga pequeño, Lancia-san

-es solo por cariño – me dice delineando mi rostro con sus dedos. Le sonrío débilmente, no negaré que estoy nervioso… pero ya no hay vuelta atrás

 

 

 

Continuará….

Notas finales:

Hola... ¿me quieren matar?... si es así..  ¡avisen para correr!  o_o

jajajjaja na mentira, bueno solo diré que haré un collage con sus ideas y veremos que pasa, entonces sip, pueden ir dandome ideas y opiniones, dejen un review con reclamos, dudas, lo que sea

Por cierto a mi me gusta I-pin, me enamora esa chica, ni idea de porqué... así que ya sabrán de ella

También insistiré que haré un happy end así que sufran tranquilas porque al final tendrán lo que quieren 

Mi opinión personal es que amo a mi OTP jajajja, me gusta mencionarla y ya

Nos vemos en la siguiente actualización

Besos sensuales!!!

y ahora huyo!!!!


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