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En Azul y Negro por Eirin009

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En la mañana Sebastian se despertó siendo abrazado, sonrió al ver quién era el responsable y se quedó quieto observando el rostro del pequeño con quien compartió el sueño. Después de unos minutos el menor empezó a despertar dándose cuenta de lo que hacía y al mirar hacia arriba se encontró con la mirada escarlata del otro haciéndolo sonrojar.


-Buenos días- sonrió atrayendo el pequeño cuerpo hacia el – ¿Dormiste bien?


-Sí- contesto sonrojado.


-Te ves tan lindo por las mañanas- continuó.


-No digas esas cosas- volteo el rostro aun sonrojado.


-Solo digo la verdad- le beso la frente y el otro solo oculto su rostro en su pecho, a sus ojos fue lo más tierno que el menor podía hacer y soltó una risilla –No hagas eso- se acomodó dejando al joven debajo suyo –Si lo haces de nuevo voy a querer besarte –le beso la mejilla mientras el otro se sonrojaba.


–Me haces cosquillas- soltó una pequeña risa, Sebastian al descubrir aquello siguió repartiendo besos por todo su rosto logrando sonrojar a Ciel impidiendo que hablara –Detente-  pidió a lo que el mayor se detuvo


-Te ves adorable, ¿Me permitirías besarte?- le pidió sin ningún rastro de preocupación.


-Pero ya lo has hecho- dijo con un seño molesto –No sé para qué pides mi permiso.


-Aceptare eso como un sí- sonrió provocando nerviosismo en el menor.


-Espera, yo no dije eso- se quejó pero fue ignorado, Sebastian beso su pequeños labios logrando que Ciel se sorprendiera, intento alejarlo de él pero le fue imposible ya que lo tenía acorralado entre su cuerpo.


Sebastian mordió su labio provocando que el menor abriera su boca lo cual aprovecho para introducir su lengua, Ciel al sentirla ahogo un pequeño gemido, el mayor observó cada uno de sus movimientos y después de unos segundos Sebastian se alejó de él lo suficiente para ver su rostro el cual estaba sonrojado.


-Por tu expresión puedo ver que nunca habías besado a alguien así- rio por lo bajo intentando molestar al otro, pero lo que no espero fue su reacción.


-Eso es porque fue mi primer beso- dijo volteando el rostro que aún mantenía ese color rojizo.


-¿Es enserio?- preguntó asombrado, al no obtener respuesta su rostro se sonrojo que fue notado por el menor.


-No sé porque te sonrojas- respondió burlón.


-Es por que no me esperaba esto, pero dado a que fue mi culpa tomare toda la responsabilidad- ante aquello Ciel empalideció.


-Espera, ¿En qué estás pensando?


-Estoy pensando en que deberías salir conmigo, después de todo tú me gustas ¿Qué me dices?-preguntó a lo cual Ciel no supo que responder, ante la duda dibujada en su rostro decidió volver a besarlo, ambos continuaron con el beso sin ir más allá pero se separaron al escuchar que llamaban a la puerta, el menor se ocultó bajo las sabanas mientras Sebastian se levantó para ver quien tocaba.


-Buenos días joven Sebastian.


-Buen día Meilyn, ¿ocurre algo?- pregunto al ver el rostro dudoso de la joven.


-¿Perdone pero de casualidad no ha visto al Señorito? Fui a despertarlo pero no estaba en su habitación- Sebastian sonrió intentando no ser obvio.


-No lo he visto, tal vez este en el comedor o en algún otro lugar.


-Tiene razón, lo buscare de nuevo, por cierto el desayuno se servirá en unos minutos, cuando esté listo baje por favor- hizo una reverencia y se fue, Sebastian cerró la puerta y soltó una risilla al ver al joven asomarse por las sabanas.


-Puedes salir.


-Eso estuvo cerca- el joven se levantó viendo al mayor –Sera mejor que me vista y bajemos a desayunar, hay ropa en el armario que te quedará bien.


-De acuerdo.


Ambos se vistieron y bajaron al comedor, Ciel fue regañado por los demás ya que estaban buscándolo mientras Sebastian solo reía de los pequeños pucheros del menor, al terminar el desayuno ambos se dirigieron al estudio.


-Es sorprendente la cantidad de libros que hay aquí- menciono sorprendido al ver la gran biblioteca.


-Me gusta leer bastante, pero aún me falta para leerlos todos, los libros de aquí suelen ayudarme mucho, me sirven para mis estudios- sonrió de medio lado mirando los estantes –Me esfuerzo para hacerme cargo de la empresa de mi padre.


-¿Entonces tú quieres encargarte de la empresa de tu familia?


-Por supuesto, ¿Qué hay de ti?


-Mi padre tiene una empresa en américa pero me mando aquí para encargarme de la nueva sucursal que se abrirá próximamente, por eso me trasladaron- sonrió viendo al menor.


-Entonces algún día seremos competencia- se recargo en la pared cruzado de brazos con una sonrisa de medio lado.


-Vaya parece que me metí en un problema, pero creo que puedo solucionarlo- se acercó a él atrapándolo entre la pared y él.


-¿Enserio?- hablo irónicamente sin moverse, -¿Qué planeas hacer?- le miro retadoramente a lo que el mayor sonrió.


-Eso lo sabrás cuando sea correcto enseñártelo- susurro a su oído provocando un temblor en el menor, se alejó un poco y pudo ver su rostro con un rastro de carmín amenazando aparecer, iba a alejarse pero fue detenido por las pequeñas manos del otro y le miro- ¿Qué pasa?


-Nada, solo que…no lo sé- su rostro estaba en blanco, mirando a la nada, Sebastian notó esto y le abrazo por la cintura y le deposito un suave beso en los labios, el menor reacciono, intento alejarse pero no funciono, se había sonrojado y su rostro parecía un poema- Perdona, pero me has provocado.


-Está bien, si eres tú no hay problema- miro el piso sonrojado, el moreno solo abrió los ojos por la sorpresa y le miro con una sonrisa.


-¿Enserio crees que no habrá un problema si te beso?- el menor le miró confundido a lo que continuó –Me gustas, intento controlarme pero me dices que si yo te beso está bien ¿Acaso intentas que pierda la razón?


-No es mi intención hacer- fue interrumpido por el otro.


-Eso no es el problema- suspiro a lo cual se molestó.


-Entonces ¿Cuál es?- dijo algo alterado –No sé qué me pasa, solo tengo un día de conocerte y me siento raro- se sentía confundido, pasar tanto tiempo con alguien más era extraño para él, después de todo solía estar solo la mayoría del tiempo. Al notar su expresión confundida el mayor le tomó por la barbilla logrando que le observara.


-¿Cómo te sietes?- preguntó.


-No lo sé- dijo en voz baja.


-Necesito que me digas –al ver que el otro no respondía volvió a preguntarle –Dímelo, por favor.


-Yo…creo que me gustas- dijo avergonzado.


-¿Solo lo crees?- insistió.


-No, en realmente creo que me gustas- respondió mirándolo a los ojos, el mayor sonrió de una manera cálida y acaricio su mejilla.


-Entonces voy a preguntártelo una vez más ¿Quieres salir conmigo?- ante esto el joven solo asintió sonrojado, Sebastian soltó una risilla y lo abrazo –Sí que eres lindo.


-No lo soy- dijo avergonzado a lo cual Sebastian volvió a reír, le beso de una manera tierna pero se separó cuando la puerta del estudio se abrió dando paso a los dos rubios.


-Joven amo queríamos decirle que… ¿interrumpimos algo?- ambos miraron a los dos jóvenes confundidos, Ciel seguía atrapado entre la pared y Sebastian.


-No pasa nada- se separó del mayor con un pequeño carmín en sus mejillas y se acercó a ellos -¿Qué ocurre?


-Queríamos decirle que su tía llamó, dijo que vendría cuando la tormenta terminara- hablaron con algo de duda sobre la posición en la cual los habían encontrado.


-Está bien, ¿Por qué ustedes y Meilyn no se toman el día libre?- les dijo para que no preguntaran algo sobre la situación lo cual pareció funcionar ya que los dos rubios se alegraron y olvidaron lo que había pasado por la emoción.


-Gracias Señorito- dijeron ambos, Finny salió corriendo a avisarle a su compañera y el mayor caminó hacia la puerta pero antes de salir volteo a verles - Si van a hacer eso al menos cierren la puerta o pongan un letrero- salió del estudio haciendo sonrojar a los dos.


-Creo que nos descubrieron, ¿deberíamos decirles a los otros dos?- habló el moreno.


-No creo que sea necesario, seguro se los dirá.


Pasaron las horas y como era de esperarse se enteraron de la relación de esos dos, fueron regañados por Meilyn por no haberle dicho antes, a lo cual le explicaron que ocurrió ese mismo día, Finny simplemente les felicito y Bard solo les dijo que se cuidaran de no ser descubiertos por malas personas. Al final del día, ambos se fueron a dormir a la habitación de Ciel, claro que con una advertencia por parte de Meilyn y Bard.


-Creo que lo tomaron bastante bien- Sebastian se dirigió a Ciel refiriéndose a los sirvientes.


-Así parece, aunque me alegra que haya resultado de esta forma- respondió con una pequeña sonrisa.


-¿Hay algo que te preocupe?- preguntó al ver la expresión del otro.


-No realmente, es solo que me siento extraño, eso es todo.


-No sé si esto te ayude pero ¿Me dejarías intentarlo?


-¿Qué es?- pregunto curioso ante la pregunta del mayor.


-Es un secreto- declaro confundiendo al menor –Necesito que cierres los ojos.


-¿Qué es lo que planeas?


-Solo hazlo- ante aquello el menor cerró los ojos, lo cual fue aprovechado por Sebastian, se aproximó a él y saco un pequeño dije de su bolsillo –Abre tu mano- colocó el dije en su mano y le dio un pequeño beso en la frente –Ya puedes abrir los ojos.


-¿Qué es?- preguntó al ver el pequeño dije en forma de mariposa que había en su mano.


-Es un amuleto para tener confianza, mi madre me lo dio cuando era pequeño, aunque  no lo creas era muy tímido- dijo sonriendo –Esto me ayudo bastante y ahora te lo doy a ti.


-¿Estás seguro de dármelo?


-Por supuesto.


-Gracias, pero no creo que este bien aceptarlo- dijo inseguro.


-Entonces hare un intercambio- habló de una forma coqueta –El dije por un beso.


-¿Un beso?- pregunto curioso.


-Sí, pero tú tienes que dármelo a mí- sonrió haciendo sonrojar al menor.


-¿Qué? Debes estar bromeando- gruño ante aquello.


-No seas tímido, por eso te di el amuleto- respondió sonriente –No voy a reírme de ti- continuo al verle dudar.


-Está bien, pero debes cerrar los ojos- hablo sonrojado, Sebastian accedió a su petición y se cerró los ojos, Ciel se aproximó a él y se paró de puntitas para alcanzarle después de todo había una gran diferencia de altura, le dio un pequeño beso y se alejó lo más rápido que pudo.


-¿Eso fue todo?- pregunto burlón.


-Confórmate con eso porque no lo hare de nuevo- dijo dándose media vuelta.


-Supongo que está bien- se rindió ante aquella respuesta –Sera mejor que vayamos a dormir, ven- le llamo extendiendo su mano a lo cual Ciel acepto sonrojado –Parece que el amuleto está funcionando.


-Cállate- ante aquello Sebastian soltó una risilla.


-Está bien- se acomodó en la cama y jalo a Ciel a su lado –Duerme bien- deposito un beso en su frente y le abrazo.


-Buenas noches- respondió el ojiazul dejándose abrazar.   


Ambos se durmieron esperando el día siguiente pero lo que ambos no sabían era que el mañana sería un día agitado y más para el mayor de ellos.


 

Notas finales:

 

Todos los personajes pertenecen a Yana Toboso.


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