Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Los títeres rebeldes por PokeGirl Uchiha

[Reviews - 231]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos un día de retraso. Lamento eso. Eliminaron a mi equipo el martes pasado. Sigo en luto. Sigo sin saber como va la tesis, pero sí se el rumbo que lleva esta historia. Así que por eso no se preocupen. 

XVIII.

Neil fue el primero en ver a Patrick salir a la sala de espera. Parecía cabizbajo y arrastraba los pies al caminar. Alzó la mirada y se extrañó que todos estuvieran allí todavía. Neil suspiró ante su sorpresa. No comprendía por qué le era tan difícil de creer que los demás se preocupaban por él. Luego de intercambiar unas cuantas palabras, los Títeres se fueron con Víctor quien era quién los había traído hasta el hospital.

—¿Nos vamos? —preguntó Neil, pero al ver la reticencia de Patrick no lo presionó—. ¿O quieres quedarte unos minutos más?

—No, supongo que no tiene caso. Vámonos.

El camino estuvo silencioso hasta el departamento. Patrick miró el edificio sin mucho aprecio. Sin su abuelo en él no tenía ninguna motivación para pasar la noche allí. Neil había permanecido en silencio todo el camino. Esos silencios se habían vuelto en algo de su rutina y no por ello implicaba que fueran incómodos.

—Llegamos —dijo Patrick sin mucho ánimo—. Yo este, no sé qué decirte que no haya dicho en las últimas horas.

—¿Quieres ayuda con las cosas? —preguntó Neil.

—Me vendría bien una mano —aunque sabía que probablemente Neil tendría que hacer sus cosas, pero no quería estar solo.

Al llegar al departamento Patrick le tendió la llave a Neil para que entrara puesto que se quedó unos minutos conversando con uno de los vecinos, por lo que Neil alcanzó a escuchar supo que había sido quien le informó del accidente de Gabriel.

Neil dejó los materiales en la mesa del comedor y momentos después Niebla empezó a maullar mientras se paseaba entre sus piernas para luego caminar hasta la cocina. Neil siguió al gato y vio como este con una pata abría uno de las gavetas inferiores, se acercó hasta allí y notó la comida de Niebla guardada. El gato empezó a maullar insistentemente así que Neil no tuvo más opción que darle de comer. Cuando Patrick llegó Neil estaba terminando de servirle al gato.

—Este animal no tiene vergüenza…—murmuró con resignación mientras ponía su mochila con el resto de cosas que cargaba consigo junto a las de Neil.

—No te preocupes.

Patrick se quedó de pie mientras veía a Neil salir de la cocina. Ambos se quedaron mirando unos segundos sin saber bien que decir, se suponía que Neil iba a solo dejar las cosas— Y-yo bueno...Debes de tener hambre —dijo Patrick intentando en vano sonar casual—. No me molestaría hacer comida para los dos. Aunque no tengo mucho que ofrecerte.

—Cualquier cosa está bien —aseguró Neil con rapidez— ¿Necesitas ayuda?

Patrick fue hasta el refrigerador. Frunció un poco el ceño, pero no permitió que Neil viera su frustración. Improvisaría con lo poco que tenía en él—No, no. Estoy bien —exclamó—. Acabo de recordar que no avisé en el trabajo que no llegaría. Tengo que llamarle al señor Morrison.

—Estoy seguro que entenderá. Fue una emergencia. Aunque si quieres puedo llevarte al trabajo.

Patrick se lo pensó, pero ir por dos horas a trabajar no le sonaba tan tentador—No, déjalo así. Ya luego le llamo —Neil asintió y se sentó en el pantry de la cocina a una distancia prudente. De pronto Patrick se sintió un poco incómodo, no por Neil exactamente, sino la situación en sí. Nunca le había gustado que los otros le vieran cocinar, aunque sabía que era algo tonto, así que decidió dejar pasar esa sensación—. De seguro esto no es lo que usualmente cenas— comentó a manera de disculpa mientras freía los últimos plátanos, y ponía a freír una salchicha.

—Bueno, generalmente termino pidiendo comida rápida o como comida para calentar en el microondas, así que tienes razón —exclamó despreocupadamente.

Al escuchar aquello el mayor no pudo evitar sonreír—En serio, Evans, ¿cómo has logrado sobrevivir casi dos décadas?

—Siempre he tenido a alguien que ha estado allí para hacer todo aquello que no puedo —admitió—. Sé que está mal, pero antes no lo veía así. Ahora cuando te veo y noto lo independiente que eres me siento bastante inútil a tu lado ¿sabes?

—Nuestras circunstancias son diferentes —reconoció a su pesar—. Supongo que si yo hubiera sido criado en una familia como la tuya también sería igual a ti.

Neil notó un deje de tristeza en aquel comentario, pero prefirió no comentarlo—Aunque al final tú tienes más insumos para sobrevivir y no solo hablo de la comida —dijo mientras habría una de las gavetas y le tendía un plato a Patrick justo para que sirviera una porción de plátanos—. Siempre he creído que a los que se nos ha dado las cosas con facilidad las podemos perder con la misma.

—Podrás ser un idiota, Evans, pero no llegas a esos límites —reconoció Patrick mientras terminaba de servir el resto de plátanos en el otro plato que le pasaba Neil—. Además no eres tan inútil. Ya pasas los platos —dijo para molestarle un poco.

Neil frunció un poco el ceño—Vale, entonces yo los lavo para ser un ciudadano útil a la sociedad.

Patrick rio un poco—No es necesario, me basta con que sirvas las bebidas y saques los cubiertos.

Vio a Neil bajarse del pantry y hacer lo que había pedido. Puso atención a las salchichas fritas, unos segundos antes de volverlo a ver, mientras rebuscaba en las gavetas por los cubiertos. En verdad era agradable poder estar con Neil de esa manera tan casual, pensó, deseaba poder compartir más momentos así con él. No en un contexto como ese, sino en uno más relajado, pero era feliz en esos momentos con Neil allí. Los dos solos. Nunca se sintió así de bien con alguien, recapacitó, y agradeció haberse dado la oportunidad de ser amigo de Neil.

Una vez lista la cena, se sentaron frente al televisor y vieron el resumen de las noticias deportivas mientras comentaba cualquier dato que encontraran interesante o los goles. De pronto ambos se encontraron viendo una película de comedia bastante mala en la televisión, pero al ser tan mala les hacía reír a ambos. Pronto dieron las diez de la noche y ambos fueron conscientes que era ya bastante tarde. Neil a pesar de todo insistió en lavar los platos, a lo que Patrick no pudo oponerse.

—¿Estarás bien tú solo? —preguntó Neil finalmente.

—No estoy solo. Tengo a Niebla —se defendió Patrick.

—Vale, solo quería asegurarme. Ya sabes, como no estás acostumbrado a estar tu solo. Solo quería cerciorarme.

—Estaré bien—dijo no muy convencido.

—Ok. Entonces creo que si no quieres compañía entonces me voy yendo —exclamó mientras tomaba las llaves de su auto.

Al escuchar eso Patrick se tensó un poco. De pronto se sintió ansioso de quedarse solo, no por la idea en sí, sino por rechazar la propuesta de Neil de acompañarle. Salieron del apartamento mientras aún se debatía mentalmente si tragarse su orgullo y aceptar la propuesta que acababa de rechazar. No quería lucir como un completo idiota que tenía miedo quedarse solo por una noche.

Llegaron al estacionamiento y el ruido de la puerta del auto abriéndose lo hizo reaccionar. Impulsivamente puso una mano en la puerta obligándola a cerrarse de nuevo. Neil giró sorprendido y notó la extrema cercanía de ambos. Había dejado completamente de lado lo que había descubierto en el hospital, pero ahora teniendo a Patrick tan cerca de pronto se sintió ansioso.

—Y-yo…—empezó sin saber del porqué de sus reacciones y estaba consciente que tenía  a Neil acorralado entre la camioneta y su persona, pero aun así no se movió—Estaba pensando que mejor dejas el auto donde un conocido —exclamó derrotado—. No vaya a ser que te lo abran. La zona por ratos no es muy segura, así que dejémoslo donde te digo. El tipo tiene garaje y es aquí a la vuelta.

—Ok. Tú me diriges.

Cuando subieron los dos al auto sintieron el ambiente extrañamente incómodo, pero por fortuna la casa del tipo en verdad estaba cerca de allí. Patrick le indicó que aguardara dentro del vehículo. Tardaron unos cuantos minutos en abrir, tanto que Neil pensó que no había nadie allí o que estaban dormidos, pero cuando finalmente alguien abrió no parecía tener señales que estaba durmiendo. Patrick habló unos minutos con él, pero no lucía del todo cómodo a ojos de Neil. Finalmente volvió hasta el vehículo— No hay problema. Ahora abre el garaje.

Neil no hizo preguntas y metió el vehículo. Cuando salió de este con su mochila notó al tipo quien fumaba y le sonreía despreocupadamente—Boris…—exclamó tendiéndole la mano.

—Neil —dijo aceptándola sin dudar. Aunque el tipo desprendía un olor que no le parecía para nada a un cigarro normal.

—Linda nave, ¿es tuya?

—Sí.

—No te preocupes, aquí no le pasa nada.

—Gracias, espero que no sea un problema que la guardes aquí por una noche.

—Para nada. Además es un favor que le hago aquí a mi hermano por los viejos tiempos. ¿Eh, Smithie? —pasándole un brazo por los hombros y dejando caer su peso despreocupadamente sobre él.

—Sí. Gracias de nuevo. No quería molestarte.

—Aquí siempre tienes a tus hermanos para lo que necesites.

—Lo sé. Mañana me doy una vuelta a saludar a todos adecuadamente ¿ok? Ahora no es buen momento.

—Vale, vale, aunque ya sabes que no nos molesta que traigas a tus ligues. Aun cuando sean chicos.

Patrick se tensó un poco y apartó la mirada de Neil—Lo sé, bueno. Te dejamos, Boris. Vengo mañana.

—De acuerdo, bro —dijo mientras le pasaba una llave—. Aún recuerdas donde dejarla ¿verdad?

—Sí. Lo recuerdo bien —exclamó aunque esas palabras a oídos de Neil sonaron como si estuviera recordando algo doloroso.

—Nos vemos, Smithie —dirigió una mirada a Neil y sonrió—. Dile a este desgraciado que te invite a la próxima fiesta que hagamos. Estás a salvo del resto, aunque las chicas no pueden decir lo mismo, aun cuando tengan hombre —exclamó con una carcajada rasposa.

—Gracias, y yo le digo a Patrick.

Salieron de la cochera ambos en silencio. Patrick miraba de vez en cuando nervioso a Neil. Había hecho todo lo posible para que Neil y Boris no cruzaran palabras o no escucharan lo que ellos hablaban, pero sabía que había pedido un imposible. Aun así no se sentía cómodo por ese encuentro—No te preocupes. Tu carro está seguro, mucho más que en el parqueo frente al edificio. No lo pienses tanto —exclamó intentando romper el hielo mientras pasaban frente al pequeño parque entre los edificios de apartamentos.

—No pensaba en eso —dijo distraídamente Neil.

—Oh… ¿Entonces? —preguntó con cierto temor.

—Que prácticamente te he obligado a que vayas a verlos mañana. No pareces muy animado por pasar tiempo con Boris y el resto de personas que estaban allí. Lamento los problemas que te he causado.

Patrick redujo la velocidad unos segundos confundido al escuchar aquello. ¿Eso era lo que lo tenía tan pensativo? ¿Solamente? No comprendía a Neil. Concluyó, pero de alguna manera se alegraba que no hiciera preguntas de su relación con Boris—Te recuerdo que fui yo quien propuso que dejáramos la camioneta allí. Y no importa. Supongo que si no venía yo a ellos, ellos irían a mí eventualmente…—Neil asintió en silencio mientras entraban al edificio nuevamente—¿Aún piensas en ello? —preguntó cuándo llegaron al último piso.

—No. Solo que me preguntaba qué tipo de cigarros fumaba el tal Boris —confesó.

Patrick le miró incrédulo unos segundos mientras abría la puerta. ¿En qué burbuja había vivido todo este tiempo Neil? Incluso a las pocas fiestas que había ido de la Universidad, ya sea en casas o en el campus, era común ver que alguno se fumara algún puro de marihuana. Al parecer era cierto que los niños buenos repelían los malos hábitos inconscientemente—De los naturales —exclamó con cierto sarcasmo, aunque Neil no pareció entenderlo.

Neil dejó su mochila en el sillón y Patrick fue hasta su habitación y rebuscó entre su ropa algo para que Neil durmiera, al poco tiempo salió con unos shorts y una camiseta—Quizás te queden un poco grandes, pero son para dormir así que supongo que estará bien— dijo mientras se los tendía—. Puedes cambiarte en mi cuarto o en el baño —cuando Neil salió del baño notó que Patrick hablaba con el señor Morrison por teléfono. Una vez terminó le indicó que no había ningún problema.

—¿Irás a trabajar mañana en la mañana?

—Sí. No puedo darme el lujo de perder otro día de trabajo. Además a mi abuelo no lo dan de alta hasta el mediodía así que creo que iré.

—Bueno—dijo Neil—. Por cierto, ya que estamos los dos solos deberíamos de aprovechar el tiempo al máximo ¿no crees?  —La mente Patrick se quedó en blanco por unos segundos al escuchar esas palabras. Miró a Neil completamente confundido—¿Qué dices? — insistió. Patrick iba a balbucear un montón de incoherencias justo en el momento en que Neil dijo:—Aprovechemos que estamos los dos y dejamos tu maqueta para Landerson terminada. Así mañana se la puedes ir a enseñar y de paso vuelves a ir a sus clases ¿qué dices?

La maqueta. Se dijo asimismo. De pronto se empezó a maldecir internamente por tener una mente tan pútrida y en especial tratándose de Neil—¿No estás cansando?

—Nah. Mejor aprovecho de ayudarte, sino seguirás postergándolo. A ver ¿por dónde empezamos? — exclamó lleno de energía mientras sacaba los materiales. Patrick suspiró derrotado, era imposible no contagiarse con el entusiasmo de Neil.

Estuvieron trabajando hasta las tres de la mañana, pero entre los dos lograron terminar la maqueta en tiempo record, considerando que habían varios detalles que les habían tomado más tiempo hacer. Habían estado escuchando música en todo momento, por lo que el rato se hizo mucho más a ameno. En especial cuando Patrick dejaba unos minutos lo que hacía para mofarse un poco de Neil, aunque ambos sabían que era simplemente por molestar y que el menor cantaba decentemente. Cuando finalmente la maqueta estuvo terminada, Patrick se tomó el lujo de contemplarla unos segundos a pesar del cansancio.

En definitiva aquello era lo más cercano a lo que había pensado en un primer momento y que la hubiera hecho con ayuda de Neil parecía dotarla de un valor que no era capaz de comprender aún. Se estiraron un poco antes de arreglar un poco el desastre que habían dejado—Bueno, creo que mejor vamos a dormir —exclamó Patrick exhausto—. Puedes dormir en mi cuarto. Yo me quedaré en el de mi abuelo —Neil asintió mientras se encaminaba al cuarto de Patrick sin protestar mucho, pero antes de entrar notó a Patrick forcejar un poco con la puerta de la habitación de Gabriel—Mierda…

—¿Pasa algo?

—Olvidé que mi abuelo siempre hecha llave a todas las puertas de la casa antes de salir. Manía suya. Y de esta habitación solo él tiene llave.

—Puedo dormir en el sofá —Propuso Neil.

—No seas ridículo. Eres el invitado. Además no vas a poder pegar el ojo en lo que queda de la noche si duermes allí. Déjame el sofá a mí.

—Ahora tú eres el ridículo. Acabas de decir que esa cosa es una especie de tortura para dormir. No te dejaré allí. Además eres tú quién no durmió bien ayer. Te hará bien descansar un rato.

—¿Entonces qué propones? ¿Los dos en mi cama? Vas a estar incómodo.

—No soy tan gordo como para que digas que no cabemos  —exclamó Neil mientras entraba a la habitación y Patrick lo seguía.

Neil se quedó unos segundos mirando el lugar. Todo parecía tener un orden, inclusive la pila de ropa sin planchar en una esquina. La habitación de Patrick era pequeña, pero se le hacía acogedora. Un pequeño clóset, un escritorio repleto de libros que había prestado de la biblioteca, materiales, una lámpara de escritorio y la computadora. La cama pegada a la pared a diferencia de la de Neil que estaba ubicada en medio de la habitación. Las paredes de la habitación de Patrick eran de un azul cielo, la cual en ciertos sectores estaban cubierto por afiches un tanto descoloridos por el paso del tiempo, pero que parecían guardar cierto valor sentimental para que no hayan sido retirados aún.

Neil estaba abstraído viendo todo aquello que parecía revelarle sutilmente pequeños detalles de Patrick, quien al cerrar la puerta de la habitación hizo caer en la realidad a Neil. Iban a dormir juntos. El menor de pronto empezó a sentirse nervioso, en especial cuando notó que el otro terminaba quitarse la camiseta revelando su espalda desnuda, y solo se quedaba en boxers. La idea de dormir juntos de repente le parecía un tanto peligrosa, en especial considerando que hacía pocas horas se había dado cuenta que se sentía atraído a él. Quizás fue la mirada de Neil quien hizo que Patrick se volteara para darle la cara—Oh, es cierto. Iré por una sábana para ti —dijo despreocupadamente mientras salía rápidamente del lugar.

Neil se quedó allí estático, incapaz de no sentirse avergonzado por habérsele quedado mirando a su amigo, estaba seguro que había sentido su mirada y por eso había volteado a verle, mostrándole nuevamente aquel cuerpo perfectamente trabajado. Patrick regresó al poco tiempo—¿Qué haces allí parado aún? —dijo extrañado.

—Este…—Neil tuvo que idear una excusa creíble en fracción de segundos—. No sé qué lado estás acostumbrado a dormir.

Patrick bufó ante la respuesta—No sé, me gusta el lado de la pared, pero si tú quieres…

—No, no, mejor así. A mí me gusta más la orilla.

Patrick se limitó a apagar la luz de la habitación, pero esta no quedó completamente a oscuras por el alumbrado de la calle. Neil era una figura que se le hacía completamente extraña en su habitación. Intentó no prestar atención a ello y se acostó al lado de la pared. Le gustaba sentir lo helado que esta desprendía, además por alguna extraña razón tener algo cerca y tan resistente como la pared de alguna forma le hacía sentirse seguro. No pasó mucho tiempo cuando la cama rechinó un poco al sentir el peso de Neil, no es que pesara mucho, pero Patrick nunca había compartido su cama con nadie. Ni de pequeño. Así que sentir el calor de otra persona y la piel rozando con otra era una sensación completamente nueva para él. Si bien había dormido una vez con Neil, el espacio entre ellos había sido mucho mayor.

Se giró un poco para mirar a Neil quien observaba el techo—¿Seguro que estás cómodo?

—Sí. Estoy bien. ¿Y tú?

—También. Bueno, buenas noches.

—Que descanses, Pat.

La habitación se hundió en un profundo mutismo, pero luego de unos minutos ninguno de los dos parecía ser capaz de conciliar el sueño, a pesar que los motivos fueran diferentes: Patrick no acostumbrado a tener a alguien con quien dormir y Neil no pudiendo controlar el nerviosismo de sentir a Patrick tan cerca.

Finalmente ambos se giraron quedando cara a cara, el movimiento fue al mismo tiempo por lo que ambos se quedaron un poco sorprendidos—¿No puedes dormir? —preguntó Patrick en voz baja.

—Solo pensaba —mintió a medias—. Siempre me pasa antes de quedarme dormido.

—¿Tú piensas?

Neil frunció el ceño ante la broma, pero la verdad solo fue una excusa para poder mirar fijamente a Patrick, la luz mortecina del alumbrado público que se colaba por la ventana dotaba el rostro de Patrick con más sombras y ángulos que hacían resaltar más aquellos ojos verdes.

—Sí, idiota, aunque te sea tan difícil de creer.

Patrick se limitó a sonreír y a acomodarse mejor, haciendo que su espalda tocase la pared, apoyaba su cabeza debajo de su brazo derecho y el izquierdo descansaba sobre su abdomen—¿En qué cosas piensas, Evans?

En ti, pensó inmediatamente—¿En verdad me lo estás preguntando?

—Sí. Escucharte hablar sin parar siempre me da sueño. Así que tal vez corro suerte y me duermo más rápido.

—Imbécil, solo por eso ya no te diré nada.

—Ya, no seas infantil.

Neil suspiró e inconscientemente bajó la vista al abdomen de Patrick, se quedó mirando unos segundos donde se asomaba su tatuaje—Nunca me dijiste que significaba —exclamó.

Patrick confundido siguió su mirada, y cuando encontró la respuesta se quedó unos segundos en silencio. Quería contárselo, pensó, pero ya le había enseñado sin querer a Neil parte de ese mundo del cual quería desligarse, por lo que no le parecía tan buena idea.

Al notar el mutismo de su amigo, Neil sonrió un poco—Hoy tampoco me lo dirás ¿verdad?

—Creo que no. Lo siento—se disculpó torpemente. No acostumbraba a disculparse, pero con Neil parecía fluir de forma tan natural que a veces le incomodaba un poco.

—No importa. Siempre hay otro día por delante.

Patrick emitió un pequeño sonido en manera de afirmación—Por cierto. ¿Crees que tu perro estará bien? Supongo que no está acostumbrado a estar solo.

— ¿Estás preocupado por Danny?

—Bueno, creo que sí…

—No te preocupes. Siempre le dejo bastante comida. En cuanto a si estará bien, yo me preocuparía más por los muebles de la casa en lugar de él. Sigue siendo bastante travieso.

Patrick sonrió un poco—Ya te había dicho antes. Te ves muy pasivo, por eso no te considera como un líder a quién seguir.

—No soy pasivo —exclamó frunciendo el ceño.

—Claro, claro, Evans, lo que tú digas— Su sonrisa se amplió más al notar la molestia en Neil—. Ya, no seas delicado, no te enojes…—Neil frunció más el ceño—. Te ves como un completo niño berrinchudo. Solo te falta sacarme la lengua y darme la espalda —Soltó una pequeña carcajada al ver a Neil hacer exactamente lo que le había dicho hacía unos segundos—. En verdad eres un niño — dijo con voz suave. Estiró su mano y revolvió los cabellos de Neil quién alzó el brazo para apartárselo—. Evans.

Neil suspiró al escucharle llamarlo así. Evans. Esa tarde le había llamado Neil, pensó. Había sonado tan extraño viviendo de Patrick, pero le había alegrado. Aunque parecía que había sido algo inconsciente, se dijo así mismo con cierta resignación. Tampoco quería hacérselo notar porque no quería sonar infantil o que se mofase aún más de él.

—¿Sabes? Nunca nadie se había quedado a dormir.

Al escuchar aquello Neil giró un poco sorprendido. El semblante de Patrick era relajado, pero había notado que lo había dicho para que no siguiera enfadado con él—¿En serio?

—Sí.

—¿Por qué?

El mayor se encogió de hombros—Nunca había invitado a nadie. No le veía el sentido. En realidad no recibo muchas visitas. Y mucho menos entran a mi cuarto, de hecho ni mi abuelo lo hace muy a menudo. Así que supongo que por eso mi abuelo de alguna forma se pone feliz cuando te ve venir.

Aquella confesión de alguna forma lo hizo sentir especial—¿Pero qué hay de…? Bueno ya sabes…tus no sé ¿parejas? ¿Ligues?

—Claro que no. Una cosa es que mi abuelo sepa que soy gay y otra muy diferente es que venga con alguien y le diga: ¡Hola, abuelo! Voy a estar ocupado en el cuarto, si quieres les subes a la tele para que no escuches nada —comentó lleno de sarcasmo.

Neil río un poco ante la perspectiva—No me refería a eso. Es obvio que no vas a traer a alguien para follar mientras tu abuelo está aquí. No eres de ese tipo, pero no sé; quizás cuando no está o querías presentarle a alguien.

Patrick creyó que Neil se burlaba de él, pero la seriedad con que lo dijo le hizo saber que iba muy en serio—No, Evans. Las cosas no funcionan así para mí. No le ando presentando a nadie a mi abuelo. Sería extraño. Incómodo —aunque sabía que a Gabriel no le molestaría la idea. El sí se sentiría un tanto incómodo que supiera—. Y sobre traer a alguien mientras no está, eso suena más al tipo de cosas que tú harías —al ver como desviaba la mirada fue su turno de reír—. Insisto que eres una cajita de sorpresas, Evans, tan niño bueno que te ves y resulta que es una fachada. Tus padres deben creer que no quiebras ni un plato.

—No empecemos de nuevo con ese tema…

—Tú fuiste quién lo empezó, máquina sexual —se defendió Patrick.

—Bueno, ya lo estoy terminando…—Sabía que no tendría que avergonzarse, y que muchos en su lugar presumirían al respecto, pero él no se sentía cómodo, aún frente a Patrick quién se notaba que había tenido más ligues que él.

—Vale, vale no te pongas tan a la defensiva. Es un tema normal entre amigos. Pero si tanto te molesta lo corto allí. Aunque insisto que si hiciste todo legal no tendrías que avergonzarte tanto al respecto.

Neil no dijo nada de inmediato—Oye, Pat, ¿tú nunca has tenido una relación formal? —preguntó movido por la curiosidad del momento.

—Una…—dijo con un semblante ilegible a los ojos de Neil—. Aunque ahora que lo pienso bien, supongo que no.

—¿Eh? ¿Por qué?

—Porque según tengo entendido esas cosas cuentan cuando los dos lo sienten y de alguna forma lo acuerdan.

Al escuchar aquello Neil no supo que decir. Él había salido con Liv por un tiempo aunque para él nunca fue nada formal. Nunca le había dado la mayor importancia a pesar que estaba consciente para la chica era importante. La pregunta rondaba por su cabeza: ¿La persona de la que hablaba Patrick se había parecido a él, Neil Evans, del pasado?

—¿Se trata de Hayes? —preguntó aun sabiendo que se metía a terreno peligroso. Creyó que Patrick se pondría a la defensiva, pero se sorprendió al escucharlo soltar una pequeña risa.

—En serio crees que salí con Daniel ¿verdad?

—Es lo único que se me ocurre…

Patrick  sonrió con superioridad—Eso es porque todo este tiempo has vivido en una burbuja donde todo es una especie de mundo ideal. Las cosas en el mundo real son mucho más complicadas, Evans.

Aquello fue como una bofetada. Claro que lo sabía, de alguna manera siempre había vivido en una burbuja donde todo era feliz e idílico, pero lo que Patrick no sabía era que esa burbuja había explotado hacía años atrás, pero aun así le dolía un poco la verdad en esas palabras.

—¿Entonces? ¿Cómo era él?

La pregunta sorprendió un poco a Patrick—Él era…—empezó, pero no encontró palabras para describirlo y aquello solo le hizo comprender la distancia que siempre había existido entre ellos. Una sonrisa melancólica se dibujó en sus labios, aunque Neil no lo tomó de esa manera, de alguna forma el menor se sintió alarmado por esa sonrisa, le hizo creer que de alguna manera Patrick aún sentía algo por esa persona—. Del tipo de persona que nunca me gustaría que conocieras —al notar el desconcierto del otro solo pudo sonreír un poco más—. Que descanses, Evans —dijo antes de girarse y darle la espalda. En otras circunstancias su mero recuerdo lo haría pasar la noche en vela, pero de pronto era un recuerdo perteneciente al pasado, incapaz de generarle mayor emoción, por lo que no tardó en quedarse dormido.

Por el contrario Neil se quedó en silencio largo rato, viendo la espalda desnuda del mayor. ¿Por qué le había dicho aquello? No pudo apartar la mirada de la espalda del otro. Sentía un calor en su pecho y en su garganta. Celos. Pensó irremediablemente. Era la segunda vez que los sentía, pero esta vez eran mayores, porque estaba consciente que esa persona sin nombre había sido importante para Patrick.

—Voy a volverme loco si sigo así— murmuró para sí. Se dio la vuelta y hundió el rostro en la almohada y lo embriagó el olor a Patrick. Todo ese lugar olía a él. Era extraño como un lugar tan pequeño podía estar dotado de tanta personalidad.

Quería dormir, pero el sentir a Patrick le impedía relajarse por completo. Neil quería saber mucho más de esa persona sin nombre, pero sabía que Patrick no hablaría de él de buena gana. Se acomodó un poco en la cama y cerró sus ojos. En verdad sentirse atraído por alguien era algo problemático, pensó irremediablemente, pero luego de media hora finalmente el sueño lo venció.

***

***

Neil llegó con cinco minutos de retraso a su clase, pero por fortuna esta no había iniciado. Se apresuró a tomar asiento junto a Logan y a saludarlo casi sin aliento.

— ¿Qué te pasó? Creí que no vendrías ahora.

—Lo siento, me quedé a dormir donde Pat, y nos agarró la tarde.

—Oh, ya veo. ¿Y eso?

Neil se encogió de hombros—Supongo que no quería estar solo y yo tampoco quería lo estuviera — respondió con naturalidad.

Logan no dijo nada al respecto, sabía que es algo que Neil haría lo mismo por cualquiera, pero no podía dejar de cuestionarse si no había algo más en esas actitudes hacia Patrick, algo que ni el mismo Neil o inclusive el mismo Patrick pudiera ver a través de ellas.

Neil nunca había tenido secretos con él, al menos no en cosas demasiadas importantes, o eso creía Logan puesto que él siempre había sido de esa forma con Neil así que ante sus ojos era natural que su amigo le pagase con la misma moneda.

—Oye, iba a preguntarte si le haríamos algo a Isabella por su cumpleaños. No ha quedado tiempo de hablar del tema, y lo tenemos encima. Te pregunto porque pensaba ir a ver a mi madre el fin de semana.

—Mierda, sabía que se me escapaba algo. Deja que hable con los demás. ¿Y tu madre está bien?

—Igual que siempre, así que no sé si eso es bueno o malo.

Neil apretó sus labios. Odiaba no poder ayudar a Logan en ese punto, pero no tenía la menor idea qué hacer al respecto y se sentía incómodo cada vez que iba a la casa de Logan por esa misma impotencia de no poder ayudarle.

—No tienes que preocuparte por mí, Neil. Estoy bien —dijo sin mirarle—. En serio, aprende que no puedes arreglarles la vida a todos.

—Eso ya lo sé —se quejó al escuchar el tono de su amigo.

Logan le miró de reojo unos segundos—Pero no pareces comprenderlo.

***

Patrick se arregló se subió el zíper de su chaqueta cuando salió del café a esperar a Neil. Miró por milésima vez su reloj. Sabía que no habían pasado más de veinte minutos desde que salió de clases, pero se sentía un poco nervioso. De pronto se empezó a preguntar si hizo lo correcto en molestarle; es decir podía haber tomado el bus y luego un taxi con su abuelo, pero cuando Neil se había ofrecido a acompañarle no pudo y no quiso negarse.

Patrick volvió a subirse la manga para mirar el reloj una vez más—No va a haber avanzado mucho, Smith —dijo Allen mientras salía de la cafetería a botar la basura—. Creí que te irías de inmediato.

—No. Alguien quedó de pasar por mí.

—¿El chico de esta mañana?

—Sí…

—Se veía agradable —dijo con una sonrisa, a lo que Patrick no respondió nada con Allen era mejor siempre dejarlo terminar de hablar—. ¿Es tu novio o algo así? —Patrick bufó y le hizo una cara llena de hastío— Oye solo es una pregunta. Ya sabes, como no tienes muchos amigos y por lo feliz que te ves con él pensé que quizás habías decidido expandir tu círculo social y romántico.

—No es de tu incumbencia.

Allen sonrió un poco, Patrick podía ser tan cerrado la mayor parte del tiempo que seguía sin comprender porque buscaba mantener una conversación con él—Lo sé, solo pensé que deberías saber que te ves mucho más feliz desde que te juntas con él.

—¿Y por qué debería saberlo?

—Porque tú nunca te das cuenta de lo obvio; así que es bueno que me tengas a mí para hacértelo notar.

Patrick bufó y giró la vista justo para ver la Murano acercándose. No se molestó en despedirse de Allen, fue directo hasta la camioneta y abrió la puerta del copiloto—Hola, ¿creíste que no iba a venir? Lo siento había un tráfico horrible por un auto varado.

—Hola. No, no está bien. Vamos.

Neil miró que los observaban y se despidió con la mano del compañero de Patrick el otro solo parecía divertirse por alguna extraña razón y le devolvió el saludo—Se ve buena persona.

—Eso es porque no tienes un filtro para clasificar gente —dijo Patrick más para sí.

—Bueno ¿vamos al supermercado o al hospital? —le había costado un poco convencer a Patrick que aceptase el adelanto de paga por el escenario. No había sido ida suya. En realidad había sigo propuesta de Víctor quien le hizo ver que Patrick necesitaría más dinero y el resto secundó la idea.

Patrick se fijó en la hora, aún tenían un poco de tiempo—Lo primero. Si no tienes nada más que hacer.

—Te dije que te acompañaría. Entonces andando. Hay uno cerca del hospital.

No tardaron más de diez minutos en llegar al supermercado. Neil fue por una de las carretillas del súper y empezó por el primer pasillo; sin siquiera consultar a Patrick—¿Qué haces Evans?

—Ayudarte con las compras —dijo Neil como si fuera la cosa más natural del mundo.

Patrick lo miró confundido y sacó un papel—Yo tenía anotado lo que necesito —siempre hacía una pequeña lista de las cosas que faltaban en casa. Neil tomó el papel y lo miró unos segundos—. Oye, pero Gabriel necesitará algo aparte de eso. Ya sabes, comida más fácil de preparar considerando su brazo. No esperas que pueda cocinar un pollo entero por sí solo en estos momentos ¿verdad? —Patrick le miró avergonzado. Cierto. No había pensado en ello—Anda. Echemos un vistazo nada más a los pasillos. Casi nunca vengo de compras —de hecho llevaba varios meses sin pisar un supermercado—. Mi mamá siempre me lleva todo lo que ocupo para la semana o la quincena.

—Eres un niño de mami y papi, Evans —dijo sin sorprenderse de saber eso.

Pronto el echar un vistazo se convirtió en echar al menos un artículo en cada pasillo, pese a las protestas de Patrick. Neil alegaba que eran cosas para él, pero Patrick sabía que era una completa mentira puesto que dudaba mucho que el menor siquiera supiera que le faltaba en la casa.

Al final Patrick ni siquiera se atrevió a acercarse a la caja para ver cuánto había salido porque sabía que no le haría ninguna gracia y sinceramente estaba consciente que si empezaba a pelear con Evans llevaba las de perder y por mucho. Patrick ignoraba en qué momento fue que dejó de pelear con Neil y simplemente empezó a aceptar todo lo que implicaba convivir con él. Incluyendo permitirle hacer lo que él quería la mayor parte del tiempo.

Una vez guardaron todas las bolsas en el baúl de la camioneta simplemente miró resignado la gran cantidad de comida, parecía que Neil intentaba alimentar a un arsenal y no simplemente a dos personas—Te arrepentirás de haber comprado tantas cosas cuando me ayudes a subirlas hasta el apartamento —le advirtió. Al notar la cara de Neil no pudo evitar sonreír un poco, obviamente el menor no había reparado en ese pequeño detalle al hacer las compras—. Gracias de antemano— le dijo con una sonrisa de lado mientras cerraba el baúl.

Quince minutos más tarde estaban entrando al hospital. El lugar lucía un poco más lleno que de costumbre puesto que la hora de visita y cuando daban de alta a muchos pacientes coincidían. Gabriel se había retrasado porque le habían repetido algunos exámenes como medida de preocupación. Patrick y Neil estaban esperando en la cama de Gabriel cuando llegó una enfermera a pedirle si podía acercarse a recepción, porque necesitaban una información de Gabriel antes de darle de alta. Una vez la enfermera se alejó Patrick no pudo evitar soltar un bufido de hastío. Odiaba los papeleos.

—Vamos, que no es como si te acaban de pedir que dones todos tus órganos…

Patrick suspiró resignado. No había más que hacer. No podía escapar de la situación. Salieron de la habitación, solo para casi ser golpeados por algo que rebotó a centímetros de ellos. Neil, por increíble que sonara, fue más rápido que él y logró capturar el extraño proyectil. Cuando Neil abrió su mano encontró una pequeña pelota de colores de hule, Patrick la tomó en su mano extrañado y miró hacia donde había venido la pelota y notó a un niño que miraba la pelota en su mano fijamente, pero sin capaz de decir nada.

—¿Es tuya? —preguntó Patrick. El niño se limitó a asentir con la cabeza. Patrick se acercó hasta él para dársela, por su tamaño no debía de tener más de unos tres o cuatro años, pero no estaba del todo seguro, después de todo su contacto con niños había sido casi nulo desde que él lo fue —Toma. Ten cuidado con ella porque puedes lastimar a alguien—el niño vaciló en tomar la pelota—. Anda, toma, no le voy a decir a nadie. ¿Ok? Solo no juegues en los pasillos —dijo mientras se agachaba para ponerse a la altura de este. El niño sonrió un poco más con sus grandes ojos negros y asintió mientras tomaba la pelota en sus manos—. Por cierto. ¿Dónde están tus padres? No deberías andar solo en un lugar tan grande.

—Papá está trabajando—habló finalmente con voz suave—. Me aburrí...

Patrick sonrió un poco—Y te dijo que solo iba a tardar unos minutos ¿verdad? —el niño asintió—. Nunca le creas cuando te diga eso. Siempre se tardan una eternidad. ¿Puedes regresar solo o le digo a alguien que te acompañe?

—Yo…

—¡Dominic! Allí estás, por todos los cielos no vuelvas a hacer eso. Ya estás causando problemas…

Patrick no había despegado la mirada del niño quien puso cara de espanto cuando escuchó la voz del que parecía ser su padre—No se preocupe él solo…—Patrick se quedó en silencio pero el único sorprendido allí era él—Caleb…—pronunció sin pensarlo, cuando se dio cuenta de su error ya era demasiado tarde. Todo el pasado pareció golpearlo de pronto a tal punto de dejarlo sin aire.

El niño corrió a abrazar a su padre y fue hasta que lo vio en los brazos de aquel hombre que vestía una bata blanca que fue consciente de la magnitud del tiempo que había transcurrido desde la última vez que lo había visto.

—Tu madre te está esperando allá afuera para llevarte a almorzar —dijo al niño mientras pasaba al lado de Patrick sin siquiera mirarle, a diferencia del niño quien se despidió con la mano.

Cuando Patrick fue capaz de voltear, Caleb estaba ya al final del pasillo y fue entonces que vio a Neil a un lado del pasillo simplemente mirándolo. Tardó sacar valor para avanzar por el mismo camino que Caleb había pasado.

Neil lo siguió en silencio, sin hacer ningún tipo de comentario. Al llegar al vestíbulo el hombre estaba con una mujer quien no podía ser otra que la esposa, pero apenas le prestó atención. Su vista estaba concentrada en aquel hombre, el tal Caleb. No perdió detalle de él. Era probablemente unos cuantos centímetros más alto que él, pero no más alto que Patrick. No era exactamente atlético, pero tampoco era gordo. Moreno. Pelo negro. Ojos negros. No era extremadamente guapo, pero tampoco extremadamente feo. Entre más lo examinaba Neil no comprendía que era lo especial del tipo. Parecía un tipo promedio que pasaría desapercibido fácilmente, pero parte de Neil aún tenía los pies sobre la tierra y sabía que simplemente pensaba eso porque finalmente estaba frente a él, mucho más pronto de lo que pensó. El hombre que hasta esos momentos había sido una especie de sombra del pasado de Patrick, ahora había tomado forma y entre más le miraba más difícil se le hacía comprender como es que Patrick terminó fijándose en alguien como él. Como alguien que se veía tan poca cosa había lastimado grandemente a Patrick, quien intentaba infructuosamente poner atención a lo que la recepcionista le solicitaba.

Los ojos del tal Caleb de pronto se encontraron con los de Neil, probablemente por la intensidad que lo miraba. Si desvió la mirada fue porque la mujer puso su mano en la mejía de este y le sonrió antes de despedirse con un beso en la boca. Neil desvió la mirada justo para ver que Patrick hacía lo mismo. A los pocos segundos volvió por el pasillo que había llegado. Era claro para Neil que Patrick estuvo luchando por no volver a ver por donde ese hombre se iba. Solo hasta que aquel sujeto se fue es que pudo ser capaz de darle todos los datos que la mujer solicitaba, ya no tan amablemente.

Regresaron a la habitación en silencio. Neil sabía que decir algo en esos momentos no ayudaría en nada, eso sin tomar en cuenta que no tenía ni la menor idea que decir. Neil fue el primero en entrar a la habitación, pero deseó no haberlo hecho, porque allí estaba de nuevo él. Como si no hubiera sido suficiente haberlo visto una vez ahora parecía querer quedarse allí.

—¡Ah! Allí está mi nieto, doctor. Patrick ven a saludar al doctor Jones. Mira Patrick, él es el doctor Jones. Ha estado desde anoche pendiente de mí.

Neil tardó varios segundos en comprender que cuando Patrick le había dicho que su abuelo no conocía a sus ligues incluía al doctor Jones, por lo que se vio forzado a ver esa escena bizarra de Patrick presentándose ante alguien que conocía bien. Claramente incómodo, al menos a sus ojos, para cualquier otra persona hubiera sido una presentación casual, pero no para Neil que en poco tiempo había aprendido a conocer a Patrick.

—Y él es un amigo de Patrick. Neil. Ha sido muy amable en acompañar a Patrick ayer y ahora.

El hombre miró a Neil con un brillo que el menor captó bien. Amigo. No sabía bien porqué, pero a aquel hombre parecía alegrarse con el calificativo. De pronto Neil también tuvo que jugar su papel para no echar de cabeza a Patrick.

—Tu abuelo está mejor, Patrick. Solo necesitas cuidar un poco más de él. Ve que coma bien y  dale la medicina de la receta— dijo mientras metía su mano a una de las bolsas de la bata—. Rayos, creo que me he olvidado de la receta en mi oficina, pero supongo que puedes venir conmigo para dártela— Neil crujió sus nudillos inconscientemente—. Porque tu amigo no ayuda a tu abuelo a terminar de prepararse. Ya está todo listo para que se vayan a casa. ¿Vamos?

Las alarmas de Neil se dispararon con esa pregunta, para su horror vio a Patrick asentir —¡Patrick! —lo llamó de pronto sonando ansioso cuando lo vio avanzar por la puerta. Patrick se giró confundido—. No tardes…—fue lo único que se le ocurrió decir—. Te espero en el vestíbulo.

Patrick asintió antes de salir de la habitación. Aun en el elevador podía sentir la mirada preocupada de Neil a sus espaldas. Cerró sus ojos y suspiró. Lo sabía. Neil lo sabía. Claro que no debía sorprenderle, pero aun así una parte de él se sentía avergonzado que lo supiera. El elevador se detuvo en el octavo piso. No en el cuarto como lo hubiera hecho años atrás. Había sido un completo imbécil al no haber siquiera considerado que podría encontrarse a Caleb en ese lugar, pero todo lo de su abuelo había sucedido tan rápido que ni siquiera se le ocurrió pensar en ello. Caminaron en silencio hasta que Caleb abrió una de las puertas y dejó que Patrick pasara.

La habitación era pequeña pero acogedora, con una agradable vista. Sus ojos se pasaron por un pequeño estante con unos cuantos libros de medicina. Unas fotos familiares, sobre las cuales no quiso reparar mucho hasta que finalmente sus ojos se detuvieron en una pequeña escultura de Asclepio que estaba en el escritorio; sin pensárselo mucho Patrick caminó hasta ella y la tomó en sus manos.

Sus dedos recorrieron la estatua con cuidado; hacía mucho que no pensaba en esa estatua o en lo mucho que le había costado decidirse por ella como regalo para Caleb por su cumpleaños. Aún ahora no era mucho de regalos, pero había querido obsequiarle algo y el dios de la curación le había parecido una buena opción. Diferente y con clase.

Se giró confundido aun teniendo la estatua en las manos—¿Por qué…? —calló al notar la cercanía del otro.

—Para recordarte. ¿Por qué más?

Patrick le miró confundido—No lo entiendo. 

—Nunca tuve la oportunidad de decir lo siento, Patrick —definitivamente aquello Patrick no se lo esperaba. ¿Lo sentía? ¿En verdad? —Intenté llamarte tantas veces, pero…—Patrick había cambiado de teléfono después de todo el embrollo—. Lo siento tanto. Te dije tantas cosas que no quería en ese entonces…

Caleb dio un paso adelante y Patrick uno atrás demasiado confundido por todo—¿En verdad no querías? —respondió con mordacidad—. Porque a mí me pareció que era exactamente lo que querías decir.

—No, no. Te juro que no. Ambos habíamos tomado demasiado esa noche y luego…

Una sonrisa amarga cruzó por los labios de Patrick—Terminaste en un charco de sangre por mi culpa, pero no lo siento,

Caleb suspiró—Sé que no. No es tu estilo disculparte incluso cuando estás equivocado —al notar la expresión del menor se apresuró a decir—. Pero ese día tenías todo tu derecho. Espero no haberte causado demasiados problemas.

Patrick frunció el ceño aún más al recordar todo lo que había acontecido después—Porque no me das la receta de mi abuelo. Está esperándome.

Lo vio sacar la receta de una de las bolsas de su bata y dejarla sobre el escritorio, pero eso ya se lo esperaba.

—Solo quería verte un poco más —aquello desarmó por completo a Patrick—. Te extrañaba. Te extraño. ¿Y tú? —preguntó dudoso—¿O es que me has reemplazado por ese niño con el que estabas? —le interrogó mientras quitaba la estatua de las manos de Patrick y se acercaba aún más acorralándolo contra el escritorio.

—Esto no tiene ni pies ni cabeza —exclamó Patrick—. Te casaste. Tienes un hijo. Y…—Me dejaste. No, pensó, él lo había dejado antes que Caleb hubiera tenido la oportunidad de hacerlo.

—Aún te quiero. ¿Sino porque hubiera guardado por tantos años esa estatua que me recuerda a ti?

La habitación de pronto se hizo asfixiante para Patrick—No lo sé…

—Sí lo sabes. Solo que no quieres ver la verdad —murmuró—. No has cambiado en casi nada durante todos estos años. Más alto, sí, musculoso, bronceado; pero la esencia del adolescente que ayudé hace más de tres años sigue allí. Lo recuerdas ¿verdad? —Patrick desvió la mirada sin tener a donde escapar—. ¿Qué pasa, Patrick? Es que los años me pasaron demasiada factura y ahora ni siquiera despierto un poco de atracción en ti.

Al escuchar aquello Patrick le miró rápidamente, pero deseó no haberlo hecho. Sus bocas estaban demasiado cerca. Ya lo olvidé, se repetía asimismo. Lo que alguna vez sentí, o creí haber sentido se ha esfumado. Solo tengo que demostrármelo.

Sus manos se fueron a la nuca de Caleb y terminó de unir sus labios. Patrick tenía en mente un simple beso, superficial, pero al parecer Caleb tenía otras cosas en mente. Sus labios chocaron con fuerza, pero aquello no era lo mismo, de pronto solo sentía rabia contra sí mismo por ser tan estúpido. Cuando sintió las manos del médico bajar hasta su pantalón lo apartó con brusquedad haciéndolo retroceder unos cuantos pasos.

—¡¿Qué estás haciendo?!

—¿Yo? Pero si tú fuiste el que me besaste.

Golpe bajo, pensó Patrick—Es un error. No voy a caer en tu juego otra vez. Yo no…

—¿No qué? ¿No querías besarme? ¿No querías quedarte a solas conmigo?

—¡No! —exclamó exaltado—No…—Solo quería irse de allí lo más rápido posible porque sabía que entre más tiempo estuviera allí su juicio de iba a nublar y pronto ya no sabría que lo que quería— Debo de irme.

—Patrick, no te vayas —pidió Caleb—. Ayer te estuve observando a ti y a tu amiguito. No sabes cuánto odié verte con él de esa forma tan cercana, cuando tú nunca has sido cercano a nadie.

Patrick apretó los labios—Eso no lo sabes…

—Claro que lo sé. Nunca te ha gustado confiar en la gente desde lo de tus padres. ¿Verdad? Prefieres hacer las cosas a tu manera. No te gusta que la gente vea que eres frágil —exclamó con seguridad mientras volvía a acortar distancia.

—Yo no soy frágil —protestó Patrick.

—Pero tienes miedo a que la gente te defraude. Vives con el miedo que la gente te abandone. Dices estar bien solo, pero la verdad es que tienes miedo de que llegue ese momento —le susurró mientras sus ojos se oscurecían un poco más.

—Yo…—¿Por qué seguía allí? ¿Por qué no podía separarse a su contacto? Seguía allí sofocándolo. No podía respirar bien.

—Anda, Patrick, no tienes que fingir ser fuerte conmigo. ¿Recuerdas, verdad? Que nadie te conoce mejor que yo. Solo frente a mí tienes el valor de mostrarte tal cual eres.

—Basta... —exclamó poniendo su mano en el pecho del otro para marcar distancia—No has cambiado. Sigues siendo el mismo manipulador que guarda falsas apariencias ante los demás.

Caleb rio un poco ante esas palabras—Como he extrañado escucharte decir todo lo que no te gusta de mí.

—Al parecer soy el único capaz de decirte las verdades en la cara.

—Y aun sabiendo todo lo que era te gustaba y mucho.

Era verdad. No podía negarlo, pero había sido un error. Todo eso había sido un error que había intentado ignorar en lugar de asumirlo como tal y haber continuado con su vida. Patrick, no tardes. La voz de Neil resonó en su interior.

—Aún podemos retomar lo que teníamos.

Aquello fue como un puñetazo en la cara—¿Qué era lo que teníamos exactamente? —porque hasta donde  Patrick sabía todo lo que habían tenido había sido una mentira— Solo porque tú sigues siendo el mismo que cree que tener familia e hijos es suficientes para ponerte la etiqueta de heterosexual, crees que el resto de personas no cambia.

—¿Intentas decirme que ese niño te ha cambiado? ¿Vas a rechazarme por él?

—Ese niño, como tú lo llamas, tiene nombre: Neil. Y lo que haga con mi vida ya no es de tu incumbencia.

—Has aprendido a tu madre ¿eh? ¿Te vas ahora por el camino fácil? No hay que mirar mucho para saber que ese niño nada en dinero.

 

Al escuchar aquello Patrick le miró furioso. Tomó la receta y la estrujó con fuerza— Ese siempre ha sido tu maldito problema. Siempre crees que toda acción tiene un interés oculto. Lo que haga o deje de hacer con Neil o con quien yo quiera no es de tu incumbencia —tuvo que hacer una pausa. Su mandíbula temblaba a causa de la rabia que sentía en esos momentos—. A mí no me vuelves a embarrar en tu mierda. Húndete solo en ella, pero a mí no me vuelvas a involucrar en tu patética vida porque yo no tengo ganas, ni tiempo para perderlo contigo…

***

Neil había perdido la cuenta que cuantas veces había visto su reloj en los últimos diez minutos. Llegó al punto que Gabriel se vio obligado a preguntarle si tenía algún otro compromiso, cosa que Neil negó rotundamente; pero Neil simplemente estaba preocupado por Patrick, porque diez minutos habían pasado y no volvía. Sabía que era una completa estupidez considerando que Patrick se podía defender un millón de veces mejor que él, pero Neil sabía que a veces uno no podía o no quería defenderse de las personas que significan o significaron algo en la vida.

Los minutos pasaban y Patrick no volvía—Gabriel, ¿está bien si lo dejo solo unos minutos? Necesito ir al baño…

—No hay problema. Me quedo esperando por si Patrick vuelve.

Neil asintió rápidamente hacia donde estaba el elevador por el que se fue Patrick con aquel hombre, dejando a Gabriel confundido porque había un rotulo lo bastante grande para que cualquiera viera que el baño estaba en la dirección opuesta.

Neil había visto que el ascensor se había detenido en el octavo piso. No tenía idea que haría una vez llegara hasta allí, pero podía pensar una buena excusa. Llamó al elevador intentando no pensar que tal vez Patrick no quería que interrumpiera nada. ¿Y si interrumpía algo? ¿Cómo se sentiría al respecto? Su corazón palpitaba acelerado, confundido. ¿Por qué ese tipo había tenido que aparecer justo ahora? Haciendo todo más difícil de llevar. No tenía ni veinticuatro horas de haberse percatado que se sentía atraído por Patrick y ya todo parecía tan caótico, pero no hacía nada para alejarse de todo ese drama y mucho para verse más envuelto.

Las puertas se abrieron y Neil casi choca con la persona que no dejaba sus pensamientos. Patrick le miró confundido unos segundos—¿Cómo planeabas encontrarme?

—No sé. ¿Gritar tu nombre por todos los pasillos?

Patrick intentó sonreír sin éxito—¿Tus papás no te enseñaron que no debes hacer ruido en los hospitales?     

—No dices todo el tiempo que me han malcriado todos estos años. Quizás se les olvidó esa importante lección —dijo con una sonrisa,  evitando que las puertas del elevador se cerraran porque Patrick parecía no querer salir—. Pat…—dijo con voz preocupada al notar la mirada de su amigo—. ¿Estás bien?

El mayor intentó no hacer contacto visual con Neil—Sí…—empezó—. No. No lo sé. Yo…—Neil rompió distancias y puso sus manos en los hombros de Patrick haciendo que este le mirara sorprendido. Confundido por ese gesto. Las puertas del elevador se cerraron dejándolos adentro.

—No tienes que fingir todo el tiempo que las cosas no te afectan, Pat —le dijo con voz suave, pero firme.

Patrick sonrió un poco, no como le hubiera gustado responderle a Neil—Es aquí donde me besas, Evans,  me dices que no vas a dejar que ese idiota se me acerque otra vez y tenemos sexo del duro y sucio en el elevador aunque tenga una cámara de vigilancia —No pensó que fuera capaz de reír, pero al notar la cara de sorpresa y como el rostro de Neil iba enrojeciendo no pudo evitar hacerlo. Patrick le dio unas palmaditas en el hombro—. Hombre, solo bromeo. No pongas esa cara de susto.

Neil tuvo que tragarse todo lo que estuvo a punto de decir e intentó reír también—Idiota, has arruinado el momento.

Patrick rio más—Lo siento, pero no puedo con tanto drama barato de novelas rosas —Neil desvió la mirada avergonzado, pero Patrick de pronto tuvo la necesidad de abrazarlo y esta vez no se contuvo. Lo abrazó con fuerza, escuchando como el aire se escapaba del otro. Cerró sus ojos y respiró hondo, notando que el cabello de Neil por alguna extraña razón olía a bambú—. Eres un idiota por preocuparte, Evans—murmuró sintiendo un nudo en su garganta—. Estaré bien. No hagas más drama donde ya hay suficiente.

—Él…—Neil calló. No sabiendo si era el momento para hablar al respecto, si Patrick se sentiría bien hablando con él de esas cosas. Sentía las manos de Patrick temblar en su espalda.

—No quiero hablar—dijo con dificultad—. Yo de verdad….

—Está bien.

—No. No es que no quiera contártelo, solo dame un segundo. En verdad quiero que sepas—él mismo no entendía por qué, pero en verdad quería que supiera la verdad. Toda ella.

—Está bien. Estaré listo para escucharla cuando estés listo —dijo abrazándolo de vuelta. Un escalofrío le recorrió cuando Patrick hundió el rostro en su cuello y respiró hondamente.

—Lo siento.

—¿Por qué?

Patrick lo estrechó un poco más sintiendo como empezaba a calmarse. Había algo en Neil que le transmitía una paz que con Caleb jamás sintió. No iba a ponerse a llorar allí, recapacitó. Sería estúpido. Se repitió asimismo— Por actuar como un idiota. Por dejar que  estas cosas me afecten. No sé. Solo lo siento.

—Está bien. Andando. Tu abuelo nos está esperando.

Patrick se separó de Neil más tranquilo y apretó el botón del elevador para que las puertas volvieran a abrirse. Puso su brazo sobre los hombros de Neil y lo atrajo hacia él para caminar fuera del ascensor—Lamento haberte preocupado, Evans.

Notas finales:

Un poquito más largo de lo habitual para intentar compensar la espera. Saludos. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).