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Los títeres rebeldes por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

¡¿Al fin?! Sí, al fin. Los dejo leer en paz. 

XXIII.

A la mañana siguiente, Patrick salió de una de las habitaciones de invitados con cierto sigilo para evitar despertar a los otros. Al final ni siquiera había tenido el valor de hablar con Neil para pedirle que lo fuese a dejar a su departamento, cuando menos se lo esperó estaban en la casa de este y Danny los recibía con alegría.

El reloj marcaba las cinco de la mañana, y para ser sinceros, no había podido dormir más que por cortos intervalos de tiempo, puesto que los pensamientos de lo que había sucedido lo hacían despertarse; lo que no esperaba era que Neil estuviese en la sala despierto, al parecer el otro tampoco había podido conciliar el sueño por las ojeras que tenía. Patrick se quedó de pie a mitad de la escalera hasta que el otro apartó la mirada, y fue la señal para que terminara de bajar.

Se llevó una mano al cuello sin saber qué decir—Buenos días —musitó no sin sentir que no debería estar diciendo eso.

—Madrugaste…

—Soy yo quién debería estar diciendo eso. Tú eres el que adora dormir.

—No pude dormir muy bien —admitió Neil sintiéndose de pronto cohibido. Ambos mantenían una distancia que les parecía exagerada, pero que ninguno sabía cómo romper.

—Yo tampoco —confesó Patrick sintiéndose ridículo. Se pasó la mano por su rostro, ya sin restos de pintura de anoche, y se sentó cerca de Neil—. Ayer…—lo miró de nuevo fijamente, y las imágenes fueron inevitables, apartó la mirada más avergonzado que incómodo—L-lo siento. No sé qué pasó…

—Sí, yo tampoco —admitió Neil—, pero…— Esta vez fue turno de Neil de perder hilo de sus ideas cuando aquellos verdes le miraron de aquella manera tan enigmática— no me molestó— Aceptó. Era verdad, pero no sabía si le decía a Patrick cómo se sentía respecto a él estaría estropeando todo. Arruinando su amistad, en especial ahora que finalmente había hecho que Patrick se abriera con él—. En realidad yo…— quiero besarte de nuevo, pensó irremediablemente. Quería sentirse igual de bien,  vivo, feliz como la noche pasada.

Patrick bajó la mirada y ladeó un poco el rostro al notar a Neil acercándosele—Evans, aguarda — susurró. Antes de atreverse a mirarlo de nuevo, pero la cara que Neil hizo, como si le doliera su rechazo, lo hizo perder el control y le tomó del rostro para besarle de nuevo. No tuvo tiempo para pensar que estaba haciendo justo lo que no deseaba, pero era como si Neil lo obligase a complacerlo en todo. Sus labios se encontraron ansiosos, ahogados jadeos se escuchaban de vez en cuando hasta que finalmente se separaron. Ni siquiera fue necesario profundizar el beso para que apareciera ese cosquilleo en los labios, ese estaba allí, pero Patrick no comprendía por qué.

Neil sonrió derrotado—¿Qué estás haciendo?

Para su sorpresa, Patrick se encontró sonriendo también ante la pregunta—No lo sé. Te veo y no sé, solo quiero besarte y …—desvió la mirada avergonzado por estar admitiendo eso, porque Neil era su amigo, el primero en ya varios años y el más genuino que había tenido hasta ahora y no quería mandar todo a la mierda solo porque de repente se le apetecía besarlo—. Y-yo sé que debe ser …¿raro?

La cabeza de Neil era un hervidero de preguntas sin respuestas, unas que estaban allí desde que se besaron la primera vez, quería decir tantas cosas, pero solo atinó a decir:—No lo es. N-no sé, me gusta y pues, — desvió su mirada mientras se mordía el labio unos segundos— no es la primera vez que sucede y quizás, tal vez solo no deberíamos dejar de darle tantas vueltas —El mismo se quedó confundido con sus propias palabras, cuando sus miradas se encontraron sabía que no estaba diciendo algo coherente, pero ahora no podía detenerse—. Ambos estamos de acuerdo con esto, así que quizás solo deberíamos aceptarlo y ya. Si seguimos…—besándonos— no deberíamos ponernos en este plan cada vez que suceda, porque es incómodo actuar así porque me agrada estar contigo, pero también…—Me gustas y creo que me estoy enamorando de ti. creo que me gusta besarte. ¿Es muy raro eso?

Patrick sonrió aliviado al escuchar eso, ahogó una risa nerviosa. Aquello no tenía sentido, pero al mismo tiempo si—No, no me lo parece —exclamó más relajado—. Quién lo diría, Evans, pero creo que tienes razón.

—¿Eh? ¿En serio?

—Sí, es decir, a mí también me agrada estar contigo —Creo que jamás me he sentido más feliz en toda mi vida—. Y no sé, nos divertimos y todo, así que no veo porque eso debería cambiar ¿verdad?

—Claro, claro.

—Bueno, entonces creo que tenemos un acuerdo. Ahora, no sé —exclamó viendo las dos cajas con cosas para arreglar—. ¿Quieres que te eche una mano antes de irme?

—Claro, siempre puedo darte un aventón para que vayas por tus cosas. Así ahorramos tiempo y de paso me ayudas a tener esto arreglado antes que despierte Isabella.

—Empecemos entonces —exclamó mientras se acercaba a la caja, tomó la bolsa los globos y se sentó para empezar a inflarlos. Neil sacó unos rollos de papel de regalo y con las tijeras empezó a hacer que obtuvieran formas de colochos. Patrick se le quedó viendo sorprendido con la facilidad que adquiría forma.

—¿Qué? ¿Están quedando mal?

—No, no. Quién lo diría, Evans, eres bueno con las manos —exclamó divertido.

Neil frunció un poco el ceño—Ayer te lo dije, algunos valoramos la modestia aún —exclamó mientras hacía un movimiento exagerado para hacer que el colocho agarrara más forma. La sonrisa que le dedicó Patrick era en extremo seductora—, pero si he de ser sincero si te pedí que te quedaras es porque no puedo hacerle nudo a los globos.

Al escuchar eso Patrick no pudo evitar soltar una risa, que hizo que Danny bajara por las escaleras animado. De cachorro, Danny a esas alturas ya tenía poco, no tardó en subirse al mueble junto a Patrick haciendo que todos los globos que tenían se esparcieran por toda la sala. Al verlos, Danny empezó a juguetear con ellos sacándole más de una risa a ambos.

—Qué harías sin mí, Evans. Mira que no poder hacer ni un simple nudo —dijo para molestarle un poco. Neil frunció el ceño—. Vale, vale no te enojes. Mejor dime dónde vas a querer que ponga todos estos globos. Antes que tu perro los explote —le hizo ver, mientras señalaba a Danny que quería morder uno.

Trajeron una escalera y Neil empezó a indicarle como poner los globos junto con los listones que estaba haciendo. De un momento a otro, Neil se dedicó a hacer el desayuno mientras solo le indicaba a Patrick donde debían ir las cosas y emitir comentarios como: “Más a la izquierda” “Ese de allí no está bien centrado”

—No entiendo porque soy yo quién está montado en esta escalera mientras tú solo haces el desayuno. Me recuerdas a mi abuela ordenándole cómo hacer las cosas a mi abuelo mientras ella solo veía o cocinaba.

—Porque tú eres mejor que yo para esas cosas. Ya sabes, la cooperación y esas cosas básicas de sociabilidad. Y mueve ese globo un poco a la izquierda —le ordenó con una pequeña sonrisa.

—Ya que…

Terminaron de colocar los globos y luego Neil tuvo que ir a ayudar a sostener la pequeña pancarta que decía feliz cumpleaños que fue colgada entre el comedor y la sala. Se detuvieron a ver su obra. El techo estaba cubierto de globos de colores y los listones colgaban de estos en perpendicular dándole un ambiente muy festivo. La pancarta que decía “Feliz Cumpleaños, Isabella” las letras habían sido hechas con fotos grupales de todos.

—Es una lástima que no tuviéramos ninguna en la que salgas con nosotros —exclamó Neil fijándose en ese detalle.

Patrick se encogió de hombros como restándole importancia al asunto, pero se sorprendió asimismo cuando vio todas esas fotos: en diversas obras o en lugares que no conocía; queriendo haber estado con ellos cuando se las tomaron. Era un pensamiento extraño, pero en algún momento entre todo el drama al que habían estado sometidos, todos le habían dejado de parecer personas con las que estaba forzado a convivir y más como personas a las que deseaba poder conocer mejor.

Neil le miró de reojo y como si hubiese adivinado lo que pensaba: —Hoy podemos tomarnos varias fotos todos juntos. Si tú quieres.

—Creo que no tengo otra opción. Siempre termino haciendo lo que quieres —exclamó mientras empezaba a guardar todo lo que no habían utilizado.

—Al final siempre terminas disfrutando todo, Pat, no sé porque te haces tanto la víctima —le espetó divertido—. Ya deja eso y mejor desayunemos antes que te agarre la tarde —le hizo ver. Mientras se disponía a servir unos Hot Cakes, Patrick no pudo evitar sonreír con cierto orgullo al ver que había mejorado mucho desde la última vez que los había comido.

—Creo que ya estás listo para que te enseñe otra cosa para el desayuno —exclamó divertido mientras daba una probada a los Hot Cakes. Neil los comía con Nutella, pero él era más tradicional y los prefería con miel—¿O planeas tener a tu futura pareja a base de Hot Cakes? Terminará obesa o con algún problema de azúcar en la sangre.

Él podría perfectamente cocinar algo. No veo porque solo yo debería cocinar el desayuno, además ya lo has dicho: yo no soy de los que se levanta temprano. Hasta podría llevarme el desayuno a la cama.

—Eres una princesa, Evans —exclamó divertido—. Serás peor que esas novias de las películas que les gustan ver a las chicas —dijo divertido mientras tomaba un poco de jugo—. Pobre la persona que se enamore de ti —Neil frunció más el ceño—. Ya, ya no te enojes. No seas delicado. Y si te hace sentir mejor, te han quedado deliciosos —el enojo se evaporó con esas simples palabras. Bajó su mirada avergonzado y musitó un simple “Gracias”. Terminaron de comer en  silencio, que solo era de vez en cuando interrumpido por Danny quien se ponía en dos patas en el comedor y olisqueaba la comida de Neil para ver si le era apetitosa o no.

A pesar que Patrick le insistió que debería quedarse por si Isabella despertaba, al final Neil terminó saliéndose con la suya de irlo a dejar al departamento. Luego de una ducha rápida mientras que Neil ponía más o menos al tanto a Gabriel con lo que había sucedido, salieron rumbo al trabajo de Patrick. Aquel fin de semana iría trabajar en una casa a las afueras de Gastrell. A pesar de la insistencia de Patrick que podía llegar él solo y a tiempo, Neil no dio su brazo a torcer.

—No tienes que ser mi chofer todo el tiempo, Evans —exclamó cruzado de brazos mientras veía por la ventana—. El transporte público no es tan malo como lo pintan —mintió. La verdad era horrible en especial a esas horas de la mañana.

—Solo quería hablar contigo —confesó Neil. Al escuchar eso, el semblante de Patrick cambió y se enderezó en el asiento—. Anoche que llegamos hablé con Fabio. Dice que la prometida del papá de Isabella apareció en el lugar y que prácticamente le dio un ultimátum de aceptar a la tipa o Isabella se debía olvidar de él.

—Es broma ¿verdad?

Neil apartó la mirada del camino con más seriedad—Fabio me aseguró que su padre estaba arrepentido y que no había querido decir eso, pero la situación se le salió completo de las manos, pero no sé qué pensar.

Patrick suspiró mientras se cruzaba de brazos—No sé, Evans, nunca he estado en una situación así. Creo que lo único que podemos hacer ahora es intentar hacer de este un buen cumpleaños para Isabella y advertirles a los demás que no mencionen a su padre.

—Lo sé, es solo que…

Patrick le miró con cierta seriedad: —No puedes solucionar la vida de todos tus amigos, ni de tu familia. Ya tienes suficientes problemas tú solo como para querer cargarte con los de los demás —le hizo ver —. Solo, no sé, hazles saber que cuentan con tu apoyo para cualquier cosa, como anoche. Eso es más que suficiente, créeme —Neil desvió su mirada del camino para mirarle no muy convencido—. Evans, en serio, lo único que haces es dañarte si sigues intentando de solucionar todo.

—Está bien. Te creo —dijo mientras tomaba una de las salidas de la carretera—. En fin, Fabio me dijo que llegará a la casa como las cuatro y llevará un pastel para que lo partamos todos juntos, coincide en que es mejor que se la pase con nosotros hoy —Patrick asintió—. Cuando lleguen todos te mando un mensaje diciéndote donde planeamos ir a comer. ¿Ok? —exclamó mientras se detenía frente a una casa en construcción—. Llegamos.

—Gracias por traerme. No tenías que molestarte.

Neil sonrió un poco—No es problema. De todas formas iba a ir a traer a Emma a su casa, así que aprovecho y voy por ella. Suerte en tu trabajo.

—Gracias, te veo más tarde entonces.

***

Leah volvió a tocar el timbre con insistencia. Se suponía que Logan debería estar ya listo, pero no atendía su móvil. Miró el resto de apartamentos, pero nadie parecía despertarse a esas horas. Luego de hablar rápidamente con Neil en el teléfono y obtener el código para entrar al apartamento fue que notó porque Logan no parecía responder. El teléfono estaba en la sala del pequeño pero elegante apartamento.

—¿Logan? —lo llamó la chica quien ante tanto silencio la hizo poner nerviosa—¿Estás aquí? ¿Logan? —entró hasta la sala cuando notó unas gradas que iban a una especie de segundo nivel y notó a la par de la baranda una cama y un bulto en ella. Leah subió las gradas y notó que el chico estaba profundamente dormido en su cama. Leah suspiró aliviada, pero la sensación no duró mucho al notar el frasco de pastillas para dormir al lado de la mesa. Frunció el ceño y se acercó a él y le costó varios minutos despertarlo.

—¿Le-Leah? —exclamó confundido al notar a la chica allí—¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste?

—Neil me dio la contra, y ¿cómo que hago aquí? Dijiste que pasara por ti para ir a lo de Isabella — le recordó. Logan asintió mientras se volvía a acomodar en la cama y se echaba las sábanas encima— No has dormido bien —concluyó la chica.

—Insomnio —susurró Logan—. No lo sé, no tiene sentido. La mayor parte del tiempo me siento cansado, pero cuando intento dormir no puedo.

La chica asintió—¿Necesitas tomar de estas pastillas seguido?

—No, bueno no hasta hace poco, pero no te preocupes, solo tomo una —se apresuró a decirle mientras se quitaba las sábanas para mirar a la chica—¿Qué?

—No sé, no me gusta que tengas que tomar esto para poder dormir —Leah le miró preocupada—. ¿Está todo bien?

—Sí —mintió Logan. La verdad había días que ni siquiera quería levantarse. Había fines de semana donde se daba el lujo de no moverse en todo el día, porque le dolía incluso respirar, pero no comprendía por qué—. No te preocupes.

Leah apretó los labios un poco—De acuerdo ¿Quieres dormir un poco más?

—No, no…—exclamó mientras se le escapaba un bostezo—. Deja que me duche rápido —exclamó quitándose las sábanas de encima.

Leah le miró unos segundos sin saber porque de pronto le surgió la urgencia de abrazar a Logan,  que cuando se vio entre los brazos de la chica no supo porque aquello le hizo tanto bien, apoyó su rostro en el hombro de Leah y cerró sus ojos. Leah lo estrechó con fuerza. Había algo en Logan que le hacía querer demostrarle afecto.

La respiración de Logan se hizo cada vez más lenta y relajada, se estaba quedando dormido cuando reaccionó y se movió—¿A qué debo ese abrazo?

La chica sonrió un poco— No lo sé, casi no te abrazo y de repente me entraron ganas. ¿Te molesta?

—No, no, está bien.

La chica asintió y le indicó que fuera a ducharse. Sonrió un poco al notar como de los jeans de Logan sobresalían sus boxers del Capitán América—Lindos boxers, se ven cómodos —exclamó divertida, más al ver el sonrojo de Logan que parecía que iba a morirse de la vergüenza.

—¡Leah! —se quejó mientras se apresuraba a entrar al baño. Suspiró un poco antes de verse en el espejo. No había tenido una buena madrugada. Ni siquiera había sido capaz de quitarse la ropa de ayer. Se miró en el espejo y su desvelo era evidente. El olor al cigarrillo impregnado en su ropa también. Estaba seguro que Leah lo había notado, pero no había hecho comentario al respecto. Suspiró derrotado. ¿Qué demonios iba a hacer ahora? No esperaba encontrarse a Patrick en ese lugar y menos con Neil.

Se cepilló los dientes y se metió a la ducha. El agua caliente lo relajó. Toda la semana apenas y había podido pegar el ojo. No entendía porque no podía conciliar el sueño o porque se sentía tan ansioso últimamente, intentaba no demostrarlo puesto que no quería preocupar al resto, pero había momentos sintió unas lágrimas caer por sus mejillas, de pronto empezó a sollozar, se llevó sus manos a la boca aterrado que Leah lo escuchase. No sabía porque había momentos como esos, en que empezaba a llorar sin razón aparente, y que sentía desesperado, pero quería que esos momentos parasen de alguna manera.

Leah miró el reloj. Logan llevaba más de veinte minutos en el baño y no sabía si eso era normal o no. Cuando finalmente bajó por las escaleras parecía que volvía a ser el Logan de siempre—Hey, te hice el desayuno —anunció la chica con una sonrisa—. Mi especialidad: Cereal con leche fría —exclamó señalando el pequeño comedor.

Logan sonrió ante las palabras de la chica—Mi favorito, ¿cómo has adivinado?

—Soy una mujer que gusta de la buena comida —exclamó poniéndose de pie para acompañar a Logan en la mesa—. Nunca había entrado a tu apartamento. Es muy bonito— Exclamó.

—Oh, es verdad, siempre nos vemos en la U, en algún centro comercial o en casa de Neil —exclamó mientras seguía comiendo.

—¿Y nunca has planeado vivir con Neil? —preguntó movida por la curiosidad.

— ¿Eh? Oh no. No sé, creo que me he acostumbrado a vivir solo. Sé que vivir con Neil sería divertido y todo, pero no sé. Nunca se me ha cruzado por la cabeza.

La chica asintió y no borró su sonrisa mientras veía a Logan comer—¿Te ha gustado mi desayuno? —preguntó divertida.

—El mejor que he probado en años—dijo con la boca llena haciendo que un poco de leche se le escapara lográndole sacar una carcajada a la chica—. Me gusta como traes el cabello hoy —exclamó Logan mirándola fijamente.

Leah sonrió un poco apenada—Gracias, supongo que amanecí de buen humor. Además de seguro Neil querrá que nos tomemos miles de fotos, así que pensé que debería verme decente aunque sea una vez en mi vida —la verdad odiaba tomarse fotos con Isabella y Emma y sentirse el patito feo del grupo, no es que llevar el cabello suelto y en ondas fuera a hacer la gran diferencia, pero suponía que podía intentarlo.

—Tú siempre te ves bien en las fotos —aseguró Logan. La chica sonrió por el cumplido—. Deberías andarlo suelto más seguido. Se te ves bien, aun cuando lo andas liso.

Leah agachó la mirada un poco avergonzada—Gracias, supongo que si te lo dejas crecer también te vieras lindo con unas ondas —exclamó  lográndole sacar una risa a Logan y sintiéndose un poco más cómoda. No estaba acostumbrada a que las personas le dijeran tantos halagos. Esos eran cumplidos reservados exclusivamente a su madre.

***

Cuando Isabella despertó tardó unos segundos en ubicarse, puesto que no era ninguna de sus tres habitaciones. Se quedó mirando la ventana unos segundos antes de girarse hacia la puerta y se sobresaltó a ver los ojos de Danny tan cerca. Suspiró un poco aliviada por el susto antes de darle unas palmaditas y el perro salió de la habitación.

Se echó hacia atrás  los cabellos castaños que caían por su frente y volvió a echarse las sábanas encima—¿Feliz cumpleaños a mí? —murmuró siendo consciente que era su cumpleaños.  Buscó su celular y notó la monstruosa cantidad de llamadas perdidas de su padre, su madre y Fabio. El solo recuerdo de lo que había pasado con su padre la noche anterior le dieron ganas haber bebido más anoche. 

Luego de pensárselo un poco decidió que no ganaría nada sintiéndose miserable por su suerte, quizás podría llamar al resto y convencer a Neil que fueran a almorzar algo. Se puso de pie y se acomodó un poco la camisa que le había prestado a Neil y fue a buscarlo a su habitación y se extrañó de no encontrarlo allí, pues su amigo era el que más dormía del grupo. 

Confundida bajó las gradas y se quedó a mitad de las escaleras confundida viendo todos los globos, la pancarta, a Neil hablando con Emma, quienes pararon al verla en las escaleras—¡Heeey! ¡Feliz Cumpleaños! —exclamó Neil con una sonrisa mientras se ponía de pie.

Emma fue a abrazarla con fuerza, Isabella aún no salía de su asombro, solo cuando Neil le preguntó que le parecía todo pudo reaccionar.

—¿E-esto es para mí?

Neil ahogó una risa—No, es para la nueva Isabella que se unió al grupo hace unos minutos —se llevó un pequeño golpe por ese comentario, pero Isabella lo abrazó con fuerza.

—¿Ustedes hicieron todo esto? —preguntó encantada.

—No, yo solo acabo de llegar —exclamó Emma—. Neil fue por mí, dice que Patrick se encargó de colgar todo, y entre los dos hicieron la decoración.

—¿Patrick? —repitió Isabella aún incrédula, buscó al chico con la mirada.

—Está en el trabajo ¿recuerdas?

Isabella no tuvo tiempo para preguntar, puesto que en ese momento Víctor, Logan y Leah llamaron a la puerta—¡Heeey! —gritó emocionada Leah para ir a abrazar a Isabella con la efusividad y fuerza que la caracterizaba—Creía que tendría ir por Emma también —admitió la chica—. Me sorprende que Neil esté despierto a esta hora en un domingo.

—Oigan yo también puedo madrugar de vez en cuando —se quejó mientras veía a Logan abrazar a Isabella y felicitarla. Sonrió un poco esperando que la compañía de todos fuera suficiente para lograr que el día fuera lo suficiente bueno—¿Ya comieron todos? —preguntó mientras les indicaba que no se quedaran en la entrada de la casa—. Aún tengo masa para Hot Cakes si alguien quiere que les puedo hacer unos —ofreció Neil, pero no se esperaba la cara de extrañeza de sus amigos— ¿Qué?

—Aguarda… ¿desde cuándo cocinas? —exclamó Emma con incredulidad.

—¿Desde cuándo puedes encender la cocina? Creo que sería la pregunta más apropiada —apuntó Víctor sin salir de su asombro.

Neil frunció el ceño pero sus mejillas se iban sonrojando debido a la vergüenza—Bien, no les haré nada —exclamó intentando mantener su dignidad intacta.

Leah se acercó a él y lo abrazó con una fuerza que era irracional para venir de ese cuerpo tan delgado—Vamos, solo molestamos, no seas tan delicado —rio divertida—. Mejor haznos esos Hot Cakes que nos prometiste antes que Víctor deje sin su desayuno a la cumpleañera —exclamó divertida mientras señalaba a Víctor que creía que nadie le prestaba atención y se comía la mitad de uno de los Hot Cake para Isabella.

—No seas rata, Víctor —le recriminó Emma divertida.

—Pero tengo hambre —se quejó el chico—. Además Isabella es de buen corazón, sé que no le molesta compartir.

—Solo si Neil hace más Hot Cakes — sentenció Isabella con una pequeña sonrisa—. Anda, Neil es mi cumpleaños, no seas malo.

—Chantajista —exclamó derrotado mientras iba a la cocina y se ponía manos a la obra. Logan llegó a los pocos minutos para pasarle los platos.

—¿Y Patrick? —preguntó extrañado ante la ausencia de este.

—Tenía que trabajar, esperaría que termine pronto con su trabajo para poder hacer algo todos juntos— exclamó mientras ponía uno de los Hot Cakes en el plato—. ¿Sucede algo? — Preguntó extrañado por la mirada que le dirigía Logan.

—¿Por qué no me pediste que te acompañara ayer a buscar a Isabella?

Neil le miró extrañado ante la pregunta, al parecer ni el mismo Logan se creía que haya preguntado eso—¿Eh? No lo sé, no lo pensé en el momento, además estaba con Patrick y …—calló al ver el semblante de Logan.

—Está bien. Solo olvida lo que acabo de decir, no sé en qué pensaba —se limitó a decir mientras se llevaba el plato con los dos Hot Cakes que había hecho.

Neil se quedó confundido por la actitud de su amigo. Aún con cierta reticencia fue a sentarse al lado de Logan una vez hubo terminado de cocinar para todos. Apenas se sentó todos empezaron a molestarle nuevamente hasta que terminó admitiendo que había aprendido gracias a Patrick.

—Quien diría que encontramos en Patrick no solo un escenógrafo, sino también un buen amigo — hizo ver Leah—. Uno que hace el milagro de hacer cocinar a Neil —puntualizó sin salir de su asombro.

Isabella asintió rápidamente, si alguien le hubiera dicho después del incidente con Neil que se llevaría de maravilla con Patrick hubiera creído que le tomaban el pelo—Se ha convertido en un Títere más— exclamó con una leve sonrisa—. Es un buen amigo, que me ha ayudado mucho.

—A Oliver también le agrada mucho. Al parecer congeniaron muy bien, algo que me pareció increíble por como aparenta ser Patrick.

Neil se limitaba a escuchar feliz todo lo bueno que tenían que decir de Patrick, al final todos se habían dado cuenta de lo buena persona que Patrick era, desvió su mirada y notó a Logan quien tenía un semblante taciturno.

—¿Estás bien? —le susurró confundido.

La pregunta tomó desprevenido a Logan quien sonrió intentando lucir animado—Sí, no te preocupes, solo tengo un poco de sueño —mintió a medias.

—¿Estás durmiendo bien? —le interrogó preocupado.

Logan se limitó a asentir—Estoy bien, Neil, no te preocupes —sonó un poco más irritado de lo que pretendió, miró a su amigo apenado—. Lo siento, no quise... —bajó su mirada avergonzado, finalmente Neil no le hablaba de Patrick y él salía con esas cosas—De verdad no te preocupes, he estado ocupado con algunas cosas, pero no es nada del otro mundo —Neil no muy seguro solo asintió—. Anda, es el cumpleaños de Isabella hay que hacerla pasar un buen rato.

—De acuerdo —cedió Neil aún con cierta reticencia—. Pero si quieres hablar de algo siempre podemos escabullirnos por allí ¿ok?

—De acuerdo —exclamó con una leve sonrisa.

Logan volvió a prestar su atención a Emma quien prácticamente estaba encima de Isabella intentando ver el celular de la chica—Ya te dije que no fue nada —se quejó Isabella intentando quitarse a Emma de encima.

—¿Cómo que nada? El tipo te está invitando a salir por tu cumpleaños. Además por cómo lo describes está guapo.

—¿De qué hablan? —preguntó Neil confundido.

—Fernando quiere llevarme a comer cualquier día que esté disponible por mi cumpleaños —exclamó Isabella un poco apenada.

Neil le miró extrañado, empezó a hacer lista mental si Isabella había salido o mencionado algún Fernando los últimos meses. Le tomó tiempo caer en cuenta—¿El tipo de ayer? —preguntó confundido—¿El primo del tipo que quería que Patrick se lo follara? —exclamó sin poder evitar un poco indignado.

— ¿Quién quería que Patrick se lo follara? —preguntó Leah confundida— Ok, necesitamos recapitular porque al parecer ayer en su salida de amigos pasó más de lo que quieren demostrar —hizo ver la chica mirando a Neil de manera especial, a lo que el chico apartó la mirada rápidamente. Leah era la más intuitiva del grupo, era una especie de sexto sentido que le ponía nervioso y sinceramente no quería que nadie supiera lo que había sucedido con Patrick, al menos hasta que todo tuviera más sentido para él.

Isabella fue la encargada de explicarle  a todos lo que había pasado ayer, tocó un poco el tema de su padre, pero al parecer aún no estaba lista para profundizar el tema y agradeció que el resto no la forzara hablar del tema. Terminaron de comer y tuvo que responder a las preguntas de todos, la verdad no creía que Fernando le hablase, estaba acostumbrada a que las personas le pidieran su número de WhatsApp pero usualmente solo recibía un mensaje de: “La pasamos bien anoche”; “Dime si te apetece salir de nuevo”. Y generalmente los dejaba en visto porque no tenía nada ingenioso que responder o no le apetecía salir con ellos de nuevo.

—¿Y vas a salir con él? —preguntó Neil.

La chica se encogió de hombros—No lo sé, aunque era agradable —admitió mientras terminaba su desayuno—. Por cierto me dijo Fernando que Martín te manda a decir que no te creía capaz de marcar territorio.

A Neil casi le da un ataque de pánico. ¿Acaso lo había besarse con Patrick? La mirada de todos no lo hacía sentirse más relajado —sigue creyendo que Patrick y yo somos algo —dijo para salir del embrollo, se sintió aliviado al ver a todos reírse.

—Bueno, andan muy juntitos últimamente —reconoció Emma divertida.

—Sí, Neil los del equipo de fútbol creen que van en serio —exclamó divertido Víctor—. ¿Para cuándo formalizan las cosas?

—Creía que teníamos una regla de no salir entre amigos —exclamó pensativa Leah.

—¿Cuándo acordamos eso? —exclamó Logan confundido.

Neil miraba a todos intentando lucir lo más tranquilo que podía, pero no se sentía a gusto mintiéndoles, pero tampoco quería decir algo en estos momentos y dejar mal parado a Patrick.

—Bueno, si acordamos eso podemos eliminar la regla para que Neil no sienta que está rompiendo las reglas de la hermandad de los Títeres Rebeldes —exclamó Isabella divertida—. Todos los que estén a favor de eliminar la regla de no salir entre nosotros digan yo.

—¡Yo! —exclamaron todos con una carcajada.

—Listo, Neil. Ya tienes el camino libre, solo no sean demasiado empalagosos cuando estén con nosotros —exclamó Emma divertida.

Neil miró a todos avergonzado. Logan a pesar de estarse divirtiendo tuvo que salir en auxilio de su amigo—Ya, ya no lo molesten. En especial tú Isabella, sino no te va a dar el regalo que te tenemos preparado —dijo en tono conciliador.

Isabella no intentó contratacar—Está bien, me portaré bien, pero a cambio quiero mi regalo —dijo extendiendo sus brazos.

Neil suspiró derrotado, hubiera querido que Patrick estuviera allí con ellos, después de todo él fue quien se rebuscó para conseguir el regalo y a un precio accesible, aunque todos ya habían acordado que verían el partido del Dortmund, incluso Emma y Víctor estuvieron de acuerdo y eso que ellos no eran para nada aficionados a los deportes, así que lo mejor sería que lo recibiera ya. Subió por el presente el cual lo había dejado guardado en su habitación para evitar que Isabella arruinara la sorpresa. Cuando bajó todos esperaban ansiosos la reacción de Isabella.

—Es de parte de todos, incluye a Patrick —le explicó Víctor.

—Esperamos que te guste —exclamó Emma con ilusión.

Isabella se tomó el tiempo para leer la tarjeta firmada por todos, sonrió ante las ocurrencias de todos y el escueto “Felicidades, Isabella. Me agradas. Ft. Patrick.” Cuando finalmente puso su atención en el regalo apenas lo abrió sus ojos brillaron llenos de emoción, no pudo contener un pequeño grito de felicidad, sacó la camiseta de su equipo favorito y no pudo borrar su sonrisa al ver el nombre de su jugador favorito, abrazó a todos emocionada balbuceando cosas como “Son los mejores”; “Los amo”; “Esto cuesta un ojo de la cara, no se hubiera molestado”. Estaba tan feliz, no solo por su regalo, sino porque tenía a los mejores amigos del mundo que estaban siempre allí para ella. Ellos eran su verdadera familia. Sintió como unas lágrimas se le escapaban cuando pensó en eso. Los Títeres y Fabio eran su verdadera familia. Una que nunca le daría la espalda cuando los necesitara.

***

Patrick miró la hora por enésima vez y maldijo por lo bajo. Sabía que les había prometido a los demás que iría con ellos a almorzar por el cumpleaños de Isabella, pero había demasiado trabajo que hacer aún y realmente necesitaba las horas demás trabajando, si bien el ayudar a Neil con Estática y su trabajo de escenógrafo le había ayudado hasta el momento a salir con lo más necesario, aún le falta la mitad del dinero para pagar la mensualidad de la universidad así que no podía darse el lujo de no quedarse trabajando.

Decidió mandarle un mensaje a Neil diciéndole que no podría ir con ellos a almorzar porque tenía que quedarse trabajando. Fue entonces que notó un mensaje.

“¿Podrías guardar el secreto?”

Patrick se sentó unos segundos. Si debía ser sincero había olvidado casi por completo haber visto a Logan la noche anterior. Neil se había adueñado por completo de sus pensamientos. Suspiró un poco derrotado antes de responder un escueto “No te preocupes”. La verdad no entendía qué pasaba por la mente de Logan, pero si no quería que los otros supieran, no se iban a enterar por su parte.

Volvió a ponerse sus guantes y las gafas protectoras antes de tomar el mazo con el que estaba demoliendo la pared de una de las habitaciones, los dueños del lugar habían decidido que la sala no era lo suficiente grande así que podían prescindir de una de las habitaciones de invitados de la primera planta.

Las horas pasaron y aún le faltaba más de media pared que demoler a pesar que le había puesto bastante empeño, pero los muros eran más gruesos de los que en un primer momento había pensado, además tenía que tener cuidado de no dañar alguna de las otras paredes anexas.

—¿No vas a comer, jefecito? —preguntó el Necrófilo.

Patrick miró la hora y vio como pasaban de las doce, quería avanzar un poco más con la pared por lo que les dijo que fueran sin él, ya luego iría a ver si lograba conseguir algo de comer. De un momento a otro fue el único que quedó trabajando. Hacía varios minutos se había quitado la camiseta que traía, el calor del mediodía era insoportable. Casi terminaba de demoler la pared, pero una parte de su cabeza estaba preguntándose que estarían haciendo Neil y los demás.

Alrededor de la una y media apareció el señor Sliff quien se sorprendió de encontrar a Patrick trabajando, estuvieron hablando un poco y le indicó con qué debía continuar cuando terminase de con la pared y al mismo tiempo le insistió que fuera a comer algo. Patrick le prometió que una vez terminara con la pared iría a buscar algo de comer, aunque dudaba mucho que hubiese algún lugar para almorzar allí cerca y barato. Se despidió del señor Sliff, pero volvió a los pocos minutos de haber salido:— Patrick, tus amigos están afuera esperándote para comer, les dije que podían entrar.

Patrick miró confundido al señor Sliff antes que pudiera preguntar si no se había confundido, Isabella con los demás entró—¡Patrick! ¡¿Podrías contestar tu teléfono?! Tenemos como diez minutos fuera. Tu jefe nos dijo que podíamos entrar —exclamó la chica. El señor Sliff sonrió antes de despedirse definitivamente, apenas salió entraron los demás.

—Joder, Patrick pareces de esos strippers a lo Magic Mike con ese tu atuendo —exclamó Leah.

Patrick la miró algo avergonzado, antes que siquiera pudiera buscar su camisa entraron los demás— ¿Qué hacen todos aquí? —no había enojo en su voz, solo mucha confusión, por alguna razón creyó que le molestaría o incomodaría de ver al resto allí, pero solo era extrañeza.

—Neil dijo que aún tenías trabajo que hacer así que pensamos en que podíamos comer contigo y luego te dejamos terminar tu trabajo —exclamó—¿Qué dices? Pasamos comprando unas pizzas y hay un parque a una calle de aquí.

Patrick sonrió derrotado, sabía que no les podía decir que no después de todas las molestias que se habían tomado—De acuerdo, solo dejen que me ponga algo —pidió.

—Alto, alto yo quiero ver a Patrick en acción —exclamó Emma.

Leah río ante la petición de Emma—Si, anda, veamos si de verdad tienes fuerza— lo retó—. ¿O solo es el plante?

Patrick tomó el desafío y se alejó unos cuantos pasos antes de tomar el mazo y golpear la pared con todas sus fuerzas, esta vez no necesitó de un segundo golpe para tirar esa porción de pared, las chicas gritaron emocionadas. Patrick las miró algo avergonzado, pero aprovechó el impulso y siguió botando la pared unos minutos más hasta que entraron el Necrófilo y el Frígido de almorzar.

—Ehh, ya vimos porque no nos querías acompañar a comer, Jefecito —exclamó indignado el Frígido—. Si yo tuviera club de fans también hubiera terminado rápido mi trabajo.

Patrick se llevó la mano a sus cabellos algo apenado, los presentó unos a otros y fue a cambiarse, lo mejor sería que fueran a comer ya, antes que el resto llegara, los cielos sabían que los que trabajan allí se alborotaban con ver cualquier mujer, y entre Leah, Emma e Isabella peligraba el trabajo de la tarde. Cuando volvió ya con mucho desodorante y un poco de perfume encima les indicó a los demás que fueran a comer. Se despidió del Necrófilo y del Frígido antes de salir con el resto. Logan estaba sacando las pizzas y Víctor ya tenía las bebidas, el hielo y los desechables.

—En serio no tenían que hacer esto —dijo Patrick apenado—. Es el cumpleaños de Isabella de seguro quería ir a un buen lugar a comer.

Neil negó—Ella insistió que viniéramos por ti, lamento que no pude advertirte. Intenté decirles que quizás no te gustaría que te viniéramos a ver al trabajo.

—No, no me molesta —admitió con cierto grado de sorpresa. Estaba seguro que si alguien aparte de ellos lo viera en acción se sentiría bastante incómodo—¿Pero seguro que está bien esto?

— ¡Claro! —exclamó Isabella de repente colgándose del brazo de Patrick— La tradición que tenemos que pasar con todos mis amigos, y no podíamos cumplirla si no estabas tú —le explicó con una sonrisa—. Ya después si se sienten tan mal podemos ir a cenar todos juntos, pero estoy feliz con lo que tenemos. Así variamos un poco. Por cierto, gracias por mi regalo —exclamó con una sonrisa.

Fue hasta ese momento que notó que llevaba el jersey del Borussia Dortmund—¿Qué tal el partido?

—Reus hizo un doblete —exclamó alegre—. Por eso no veníamos, el partido empezó ya tarde y me tuve que bañar.

Llegaron al parque y había varias mesas de madera largas para poder usar a la sombra de los árboles. El lugar era agradable y a esa hora eran los únicos en el lugar, así que podían hacer y deshacer a su voluntad. Emma se encargó de repartirles a todos y Leah tomaba foto a todo. Patrick se preguntó en medio de todas las risas y fotos cómo es que aquello le parecía tan natural, como si hubiese compartido con ellos ya varias celebraciones o salidas y no la primera. Era extraño, agradable, el tener ese lujo: amigos, pero buenos amigos, no de los que te enseñan a robar o tomar cuando eres menor de edad; sino amigos que se ríen por cualquier tontería, que ven un video o imagen graciosa y no dudan en enseñártelo, o empiezan a contarte anécdotas vergonzosas de los demás solo para que a la próxima que hagan referencia a eso no te sientas excluido y puedas reírte tú también. Era extraño, increíble y un poco aterrador sentirse parte de algo, sentirse bien recibido, aceptado, y ese sentimiento de pertenencia a un grupo como el de ellos.

Con cierto pesar dijo que tenía que regresar a trabajar, los demás quedaron de volver a la salida por el “Jefecito”, al parecer no fue suficientemente rápido para evitar que el Necrófilo y el Frígido hablaran de él.

***

Neil vio como Patrick regresaba a trabajar sonrió un poco al recordar lo feliz que se había visto con ellos, poco quedaba del Patrick reacio a juntarse con ellos de meses atrás. Así como poco quedaba del Neil que quería ser solo amigo de Patrick. No esperaba sinceramente haber visto a Patrick de esa forma trabajando, ahora comprendía porqué algunas mujeres decían que los trabajadores de construcción eran sexys, admitió con cierta vergüenza. Fue el flash de la cámara que tenía Leah que lo hizo salir de sus pensamientos, todos estaban bromeando cuando notó que Logan se levantaba a atender una llamada, el semblante relajado que había mantenido desde que había hablado con él en la mañana se esfumó.

—Chicos lo siento, tengo que irme. Mi abuela quiere verme y pues irá a recogerme a la casa de Neil. Supongo que pediré un taxi y…

—No seas tonto, vamos, iremos a dejarte —exclamó Leah.

—Pero luego tendrían que regresar por Patrick —les hizo ver Logan, no quería ser una carga.

—No te preocupes, de todas formar íbamos a ir por Fabio también ¿Recuerdas? Para que luego decidiéramos donde partir el pastel.

Con cierta reticencia regresaron a la casa de Neil. Finalmente cuando todos se entretuvieron viendo una película Neil le hizo señas a Logan que subieran a su habitación—Ya sé que vas a preguntar, Neil— Se le adelantó Logan—. Todo está bien. La abuela supongo que solo quiere hablar, casi no me queda tiempo de verla.

Neil le miró desconfiado—Logan…

—Neil en serio, no es nada —no entendía porque se preocupaba por él, después de todo él no valía tantas atenciones. A veces se preguntaba si Neil aún hubiese sido su amigo aunque sus familias no fuesen tan cercanas—. Todo está bien —jamás se alegró tanto que su celular empezara a sonar—. Mi abuela está abajo.

—Iré contigo, hace días no la saludo —se ofreció, tal como Logan ya lo esperaba—. Oye, sé que dices que todo está bien, pero no sé, siento algo extraño —confesó Neil—. Como si me mintieras —dijo con voz dolida—. No, no creo que mentir sea la palabra adecuada, pero me siento que me ocultas algo.

—Dios, Neil, no te oculto nada. Todo está bien, en serio. Solo confía en mí ¿de acuerdo? —exclamó con su mejor sonrisa.

Neil se rindió— De acuerdo, pero te llamo más noche ¿ok? —quizás Leah tenía razón y estaba descuidando a su amigo.

—Vale, pero todo está bien. Créeme —Aunque te mienta.

***

La carretera era borrosa de lo rápido que iban. Logan se hundió en su asiento. Odiaba esa sensación de impotencia, ese miedo al ver como el velocímetro rebasaba los 100 km/h, pero sabía que era el único a quién le daba miedo. Se aferró a su cinturón de seguridad y cerró los ojos. La persona que había chocado contra ellos debió haber ido más o menos a esta velocidad, pensó.

—Brandon, baja la velocidad —la voz de su abuela sonó con autoridad y una vitalidad impropia para alguien de su edad—. No tenemos prisa por llegar.

Logan abrió los ojos confundido, en especial cuando su  abuela acarició sus cabellos—Aún no lo superas ¿verdad, hijito?

Logan la miró avergonzado, solo pudo negar con su cabeza. No había caso mentirle a ella—¿Mi madre está bien? —preguntó intentando desviar la conversación de sus debilidades.

—Quiere verte…

Logan solo asintió, pero no se atrevió a preguntar a quién verdaderamente deseaba ver.

***

Cuando Patrick terminó de trabajar pasaban de las seis, estaba listo para que los demás le dijeran que ya habían terminado la celebración, pero no fue esa la respuesta recibida. No tuvo que esperar mucho para ver a Neil y a los demás, esta vez Fabio incluido en la camioneta. Luego de hacerse espacio junto a Víctor en el baúl de la camioneta decidieron ir a cenar a un restaurante en la zona céntrica de Gastrell. Comida Hindú fue la elegida por Isabella. El lugar era bastante pintoresco y Patrick se entretuvo con Fabio viendo la forma de las columnas y del techo del lugar, que representaba fielmente la cultura hindú, inclusive les habían prestado unos sombreros tradicionales de color rojo.

Patrick por más que leía las descripciones de los platos no se podía hacer una idea de qué demonios les iban a servir, y no alcanzaba a ver qué llevaban en las bandejas, así que dejó que los expertos decidieran. Pidieron un poco de todo en honor a Isabella y al ser la primera vez de Patrick en ese lugar: cordero, pollo, arroz al curry, y otro puñado de cosas que no estaba seguro de qué eran, pero que sabían bien a pesar que la comida hindú se caracterizaba por el fuerte condimento. Terminaron todos más que satisfechos, e inclusive sobró comida.

Cuando todos estuvieron de acuerdo de ir a partir el pastel de Isabella a la casa de Neil, Patrick notó lo tarde que se le había hecho—Creo que yo pasaré del pastel —exclamó Patrick—. Quiero ir a ver a mi abuelo —aunque se las había estado ingeniando bastante bien a pesar de tener un brazo inmovilizado, no quería descuidarlo—. Ya casi son las nueve—su mirada buscó inevitablemente la de Neil, los recuerdos del día anterior lo asaltaron y de pronto sintió cierta vergüenza, una que no había sentido en todos el día bromeando con los demás.

—¿No podemos partir el pastel en tu casa? —preguntó Isabella de pronto. Ante esa idea Neil se alarmó.

—¡Sí, Patrick, yo quiero conocer a tu abuelito! —exclamó Emma.

— ¡Yo también! —exclamó Fabio— No es justo que ya todos lo conozcan menos yo que llevo más años siendo tu amigo.

Patrick miró a Neil buscando ayuda para salirse de ese embrollo—No lo sé,  no creo que sea el mejor lugar para terminar de celebrar el cumpleaños de Isabella.

Todos empezaron a protestar a pesar que Neil intentó ser de ayuda. Usualmente Patrick no cedía a la presión de los demás, pero algo le hizo hacerlo, quizás una parte de él esperaba que se horrorizaran a ver dónde vivía y tal vez así ya terminara esa ilusión de amistad que se había estado formando en su cabeza los últimos días; pero el único comentario a modo de broma que obtuvo cuando llegaron todos al apartamento es que si iban a rebajar la comida al subir las gradas. Luego de una pequeña parada en casa de Neil para que todos tomasen su vehículo, partieron rumbo al apartamento de Patrick.

Cuando abrió la puerta del apartamento su abuelo estaba viendo la televisión—Hola, abuelo —exclamó con una pequeña sonrisa, ahora que lo pensaba no sabía si su abuelo le agradaría tener tantas personas en su pequeño apartamento—. Este, vinieron mis amigos y querían saludarte —explicó sintiéndose un poco torpe ante este tipo de situaciones, se hizo un lado para que todos pasaran. Él se quedó a un lado de la puerta no sabiendo cómo comportarse, aun cuando fuese su propia casa, pero no estaba acostumbrado a tener tantas visitas, por fortuna Neil se apresuró a presentarle a Emma y Fabio quienes eran los únicos que faltaba por conocer, le explicó que querían conocerlo y de paso aprovechar de partir el pastel de Isabella con él.

Era extraño, pensó Patrick, ver como Neil se movía ya con una naturalidad en su apartamento, vio como sacó los platos, los vasos de los estantes sin vacilar. Les presentó a los demás a Niebla, aunque era de esperarse que solo de Neil se dejó tocar, demasiada gente nueva en poco tiempo para su pobre gato quien no tardó en irse a su cuarto.

Los viejos muebles no fueron suficientes, como era de esperarse, así que tuvieron que acercar las sillas del comedor a la sala. En ningún momento vio a nadie sentirse incómodo y pronto comprendió que el único que había estado ridículamente incómodo había sido él. Tomó asiento entre Neil y su abuelo. Jamás en su vida había escuchado tantas risas en ese lugar, de pronto el apartamento pareció de parecerle asfixiante debido a los recuerdos de su pasado y un lugar más acogedor gracias a la compañía de los demás.

Tuvo que aguantarse las bromas y los comentarios de lo adorable que era de pequeño cuando vieron las pocas fotografías infantiles con sus abuelos que había en las paredes. Partieron el pastel de Isabella y cuando menos se lo esperaban ya era casi medianoche. Leah se encargaría de llevar a Emma hasta su casa, Fabio e Isabella fueron los siguientes en partir. Víctor se ofreció a echarles una mano con los platos y demás cosas que había que lavar. Estaba levantando los platos cuando Patrick volvió a notar unas marcas en el abdomen de su amigo cuando se estiró para alcanzar unos platos. Frunció el ceño y le indicó a Neil que le hiciera compañía a su abuelo entre él y Víctor tenían todo cubierto, lo cual no era tanto una mentira, en su estrecha cocina no cabrían los tres. Patrick llegó con los vasos faltantes.

—Yo los lavo. No te preocupes —exclamó Víctor—. Si quieres solo los guardas.

—Claro, no hay problema —exclamó poniéndose a su lado y empezó a secar los vasos que ya estaban limpios, volvió a ver hacia la sala y notó que Neil estaba demasiado enfrascado en su conversación con Gabriel—. Mi madre…—Empezó, sintiéndose extraño al estar hablando de ella—Tuvo un novio —Uno de muchos, pensó, antes de voltear a ver y notar como Víctor le miraba entre confundido y atento—. No era un buen tipo, a mí nunca me puso una mano encima, pero a ella…—dejó las palabras en el aire y notó como Víctor se ponía pálido—Sé porque les mientes a los demás, pero quiero que sepas que conmigo esas mentiras no funcionan, Víctor —le dijo con seriedad mirándole fijamente. Víctor no decía nada, pero tampoco esperaba que lo hiciera—. Yo…—empezó sin saber bien qué decir ahora— Quiero ayudarte, pero sé que en este tipo de casos solo lo podré hacer si tú lo deseas. No sé quién es que te está haciendo esto —dijo señalando donde tenía los moretones, que no estaban visibles por su ropa—. Ni cuanto tiempo llevas soportándolo, pero si algo he aprendido en este lugar es que esas cosas nunca terminan bien si solo decides ignorarlas— Su voz era seria, pero no había reproche en ella, solo preocupación—. No diré nada, pero quiero que sepas que puedes hablar conmigo ¿de acuerdo? —le dijo con una pequeña sonrisa para aligerar el ambiente— Piénsalo y si crees que sirvo de algo, no sé, supongo que luego veremos qué hacer.

El chico no dijo nada, solo siguió lavando los platos. Patrick no forzó la situación, estuvieron en silencio el resto del tiempo, cuando Víctor le pasó el último plato solo le murmuró un escueto “Gracias”, tan bajo que Patrick por un segundo creyó que se lo había imaginado, pero al ver el semblante del otro supo que no se lo había imaginado. Patrick solo asintió antes de guardar el último plato. Se quedó limpiando un poco la cocina, cuando salió de la cocina Víctor ya no estaba y Neil estaba tomando las llaves de su auto.

—¿Te marchas ya?

—Sí, ya es tarde y creo que todos debemos de descansar.

—Te acompaño —dijo Patrick. Neil se despidió una vez más de Gabriel y bajaron las gradas en silencio, la cabeza de Patrick seguía en la cocina con Víctor. Había prometido no decir nada, pero no sabía cuánto tiempo podría cumplir esa promesa. No sabía además desde hace cuánto sufría de esa violencia, si era algún familiar o alguien más, pero esos golpes obviamente no eran de los que se ganaban en una pelea donde también estabas dispuesto a dar tus buenos golpes, de eso si sabría él. Además no comprendía cómo es que el resto de los Títeres jamás se habían detenido a indagar realmente el origen de esos golpes.

—¿Estás bien?

La voz de Neil lo sacó de sus pensamientos—Sí, solo pensaba…

—Lamento que te hayan obligado a que los trajeras aquí.

Patrick negó con cabeza—Está bien. Ahora sé que está bien —aseguró con una pequeña sonrisa apartando su mente de Víctor unos segundos.

—Debes estar agotado. Te tocó pesado en la construcción.

Patrick se encogió de hombros—He tenido días peores —admitió mientras llegaban a la camioneta.

—En serio, no sé cómo no caes desmayado con tanta cosa que tienes que hacer.

—Has vivido como un debilucho toda tu vida. Es normal que me admires —exclamó divertido. Su sonrisa se ensanchó al ver como Neil fruncía el ceño—. Ya, solo bromeo, no te enfades.

—Está bien…—exclamó sin poder dejar de fruncirlo.

—Anda, mejor pon esa horrible sonrisa de nuevo…

—No quiero.

—Anda, Evans no te hagas de rogar.

Neil le miró desafiante—Oblígame…

—Que conste que tú me has obligado —exclamó antes de besarlo para evitar que el otro protestara. Sus labios se encontraron suavemente. Patrick se apartó de Neil un poco sin dejar de pasar su pulgar por la barbilla del otro—. ¿Qué? ¿Solo un beso y ya sonríes como si te has ganado la lotería?

Neil enrojeció de avergonzado—¡Largo de aquí, idiota!

Patrick rio al ver la reacción de Neil—Vale, vale, me largo. Buenas noches.

Patrick empezó a caminar hacia su apartamento cuando se frenó en seco al ser consciente de lo que acababa de hacer, giró bruscamente y notó a Neil estático justo donde lo había dejado. Patrick solo atinó a hacerle un gesto con la mano a manera de despedida, que Neil respondió torpemente antes de entrar al carro. ¡¿Qué demonios había sido eso?! ¡¿Y por qué salió con tanta naturalidad?!

Notas finales:

¿Qué tal el cap? Espero que les haya gustado. En fin la cosa está así, debido a mi situación personal que está bien impredecible últimamente he decidido actualizar cada 15 días para evitar darles falsas esperanzas. Asi que la siguiente actualización será el 25 de julio. Espero que puedan comprender y no se desanimen a acompañarme en este viaje. En estos días estaré dando respuestas a todos sus reviews. Los quiero, los extraño~


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