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Los títeres rebeldes por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

¡¿Y este milagro que actualiza en una semana?! Pues eso...milagro...que disfruten :D

XXXIV.

Ninguno de los Títeres hizo ningún comentario cuando finalmente Patrick y Neil aparecieron en el jardín delantero, pero era obvio que algo había sucedido porque Patrick se veía visiblemente afectado. Aún tenía los ojos rojos y era tan extraño para los Títeres siquiera procesar la posibilidad que algo que no estuviera relacionado con Gabriel pudiera hacer llorar a Patrick. Neil también se veía preocupado por él, pero tampoco hacía comentario al respecto. Ninguno tampoco comentó sobre el hombro del traje de Neil notoriamente húmedo. Este tampoco le prestó importancia, ni a eso ni a su camisa un poco arrugada.

—Tengo que ir con mi familia —dijo Neil mientras les indicaba que tomaran asiento en una de las mesas cercanas a la donde Neil debía sentarse con su familia—. ¿Seguro que no quieres que nos vayamos, Pat? —Vio como Patrick se limitó a negar con la cabeza. —No tenemos que quedarnos aquí, Pat. De verdad.

—Estoy bien, Neil —susurró mientras le miraba a los ojos, pero lucían tristes—. Mejor ve con ellos. 

Neil dudó unos segundos antes de caminar hacia donde estaba su familia. Por la expresión que Erika tenía lo había estado buscando por varios minutos. Era obvio que le riñó algo del traje, y Patrick desvió la mirada. En la mesa de Neil estaba también Tony sentado con otras personas que no sabía quiénes eran, pero este rápido sintió su mirada y al verlo se limitó a sonreír de lado y guiñarle un ojo para luego seguir hablando con el hombre que tenía a la par.

Leah le pasó una copa de vino tinto a Patrick quien la miró extrañado, pero la chica se limitó a decirle que ayudaba mucho a relajarse. Las personas alrededor de ellos iban tomando asiento en las mesas alrededor de ellos. Daniel se sentó unas mesas más alejado de donde se encontraban y Patrick agradeció el detalle. No pensó que quedaría tan exhausto de un encuentro con él. Por fortuna hablar con los demás hizo que poco a poco su ánimo fuera mejorando.

—Recuerdo que para una fiesta semejante una de las de modelos de mi madre se había ido con un fotógrafo a unos arbustos para mayor privacidad —contaba Leah—. A los cinco minutos venían corriendo y gritando porque un zorrillo había salido a su encuentro y los había atacado. El olor fue terrible en todo el lugar, mi madre se quería morir de la vergüenza.

Las carcajadas de la mesa no se hicieron esperar, a pesar que solo eran ellos cinco y la mitad de la mesa estaba desocupada era mucho más animada que el resto. Las anécdotas se fueron haciendo cada vez más graciosas hasta que lograron sacarle una risa a Patrick quien buscó con la mirada a Neil quien los veía con una mezcla de alegría y un poco de envidia porque era obvio que él no se estaba divirtiendo mucho allí. Neil señaló disimuladamente su teléfono y Patrick revisó el suyo.

“Me encanta verte reír.”

Patrick alzó la mirada y vio a Neil que le sonreía feliz, bajó la mirada sintiéndose un poco tonto, pero no pudo evitar sonreír. La franqueza de Neil siempre lo desarmaba.

“Cursi de mierda”

Escribió antes de mandárselo. Vio atento la reacción de Neil que solo pudo ahogar una risa para no llamar mucho la atención. Se limitó a enviarle un sticker lanzándole un beso. Patrick negó con la cabeza para mirar una vez más a Neil quien le indicó que debía volver a prestar atención a su interlocutor. Patrick asintió con una sonrisa, la cual se borró de inmediato cuando notó que Tony no le despegaba la mirada de encima y luego volteó a ver a Neil.

Patrick volvió a prestar atención a la conversación de los Títeres que ahora hablaban de la vez que un mono atacó a Isabella en el zoológico y cómo este solo soltó el cabello de la chica hasta que lo sobornaron con comida.

Los platos de comida empezaron a servirse a los invitados, los rezagados que aún se encontraban adentro de la casa de Tony pronto se unieron al resto. La comida estuvo deliciosa abundante, Neil en verdad no había mentido cuando dijo que sus padres se habían ido de bolsa para esa fiesta. Podías escoger entre pollo, carne o pescado, inclusive tenían una opción vegetariana que ni se molestó en averiguar qué traía.

Aún cuando la conversación era bastante amena finalmente se percató que había una extraña tensión entre Leah y Logan. Generalmente todos hubieran dado por hecho que ambos se sentarían uno al lado del otro, pero Leah estaba su lado y Logan dos asientos después de ella. Al parecer no habían solucionado del todo sus problemas.

La  conversación de la cena fue mucho más tranquila que la que estaban sosteniendo con anterioridad. De vez en cuando Patrick sentía las miradas de Neil sobre él, y este solo podía sonreír un poco, le hubiera gustado que Neil se sentase con ellos, pero sabía que era imposible. La sola ida que alguna vez lo invitase a sentarse con la familia de Neil y los socios de Craig lo aterró, y agradeció su relación no la supieran más allá de los Títeres, ya que evitó que Neil se lo propusiera.

A mitad de la cena vio como Neil llamaba a uno de los meseros y este volvió con un trozo de papel y un bolígrafo. Lo vio escribir algo y el hombre asintió. Patrick observó con curiosidad la escena, cuando Neil volteó a ver en su dirección se sobresaltó al notar que lo observaba. Aquello despertó más la curiosidad de Patrick, pero cuando buscó al mesero ya se había perdido en la multitud.

La cena transcurría sin mayor novedad. Hasta el momento no había visto a Neil actuar extraño con nadie, por lo que le hizo creer que la mujer con la que Craig había engañado a Erika había tenido la decencia de no aparecer en la fiesta o al final no había sido invitada. Ante ese nuevo panorama la idea de regresar a Gastrell con los demás no le parecía del todo mala. Aun cuando se sentía un poco mejor después de su encuentro con Daniel aún se sentía agotado.

El cuarteto de cuerdas terminó de tocar en esos momentos, por lo que los invitados hicieron una pausa de la comida para darles un aplauso. A un lado de la tarima había un puesto más pequeño para que el DJ tocase, este tomó su lugar cuando el cuarteto bajó de la tarima.

—Nuestros amigos del cuarteto tomarán un pequeño descanso —anunció el DJ—. Se quedan conmigo por unos minutos. Si tienen algún pedido para hacer más amena la velada no duden en avisarme. Empezamos complaciendo a la mesa de los anfitriones. La canción va acompañada con una  dedicatoria: “Todos los días quiero darte un motivo para sonreír.”

Las miradas naturalmente se fueron hacia Craig. Un suave sonido de cuerdas empezó y varias mujeres empezaron a proferir diversas exclamaciones emocionadas. “No llames la atención ni sigas provocándome…” Patrick quien hasta el momento había con la vista clavada en su plato intentando cortar una nueva porción de carne alzó la mirada confundido al escuchar la canción. Neil quien estaba hablando con Joshua volteó a mirarlo unos segundos con una sonrisa que delataba que él había sido quien había pedido “Atado a tu amor” de Chayanne.

Patrick tuvo que contener el impulso de esconderse bajo la mesa para que nadie mirase como empezaba a sonrojarse. Se sentía ridículo porque de pronto el corazón parecía quererse salirse del pecho. Miró una vez más a Neil que terminaba de hablar con Erika. Sus miradas se encontraron a pesar de todas las mesas y personas que los separaban y sonrieron al mismo tiempo. Patrick desvió la mirada avergonzado unos segundos, pero hizo aplomo de voluntad y miró nuevamente a Neil quien bebía de su copa, pero era obvio que se estaba riendo. Patrick sonrió derrotado.

—¿Estás bien, Patrick?

La pregunta de Leah hizo que se sobresaltase un poco—Sí…

—¿Me pasas el pan?

—Sí, toma —dijo tendiéndoselo.

Para suerte de Patrick el resto de la cena transcurrió con tranquilidad. Los platos fueron retirados de las mesas y las conversaciones se vieron interrumpidas cuando vieron que Craig se levantó y fue a la pequeña tarima a tomar un micrófono.  Los meseros a su alrededor empezaron a repartir vasos de champán a todos los invitados.

—Vamos a hacer el brindis —dijo Craig—. Aprovechando que ya todos han comido y están de mejor humor para escucharme hablar por algunos minutos.

Los presentes rieron al escucharlo.

—En primer lugar me disculpo si no soy un excelente orador. Esa cualidad es de mi esposa, quien me ayudó mucho preparándome para no hacer el ridículo. En realidad mi esposa, quien no solo es el amor de mi vida, es también la mente maestra que opera tras bambalinas asegurándose que siempre todo marche bien. Así que si no hago el ridículo es todo gracias a ella  —dijo Craig con una sonrisa—. En primer lugar quería dar gracias a todos ustedes por estar presentes esta noche. Mi abuelo inició con esta compañía ya hace cincuenta años, mi padre la heredó y luego llegó mi turno, espero con ansias el día en que yo también pueda pasárselas a mis hijos. Neil actualmente está estudiando ingeniería civil, como todos saben, y nada me llena más de orgullo verlo disfrutar de la misma profesión de mi padre, por lo que me hace sentir más tranquilo el saber que el legado de nuestra familia seguirá por una generación más. Joshua aquí presente aún tiene mucho tiempo más tiempo para descubrir que desea hacer con su vida, puede que sea el rebelde de la familia porque toca el piano muy bien y quizás se haga músico, pero sea lo que elija solo espero que sea igual feliz.

Los presentes aplaudieron enternecidos. El único que no hizo ningún gesto fue Neil quien permaneció viendo su copa de champán, sintiendo una opresión en el pecho.

—Si esta empresa tiene cinco décadas de existir es gracias al apoyo que los socios, que también con orgullo llamo amigos, nos han brindado por años. Algunos de ellos nos han dejado antes de lo que deseaba, pero las amistades transcienden el tiempo y vidas, y por eso seguimos aquí. Todos los aquí presentes en su momento han ayudado a que el sueño de mi abuelo se convirtiera no solo en una empresa, sino en una gran familia. Así que este brindis es por ustedes, para agradecerles su apoyo y para pedirles que sigan ayudándonos a mantener este sueño vivo por lo menos cincuenta años más. ¡Salud!

Los aplausos no se hicieron esperar. Craig fue directo a Erika a quien besó con amor. Joshua abrazó a su padre. Neil tardó en unos segundos en también acercarse a su familia, pero recuperó su compostura, sonrió con ellos y posó para la foto que Tony quería tomarles con la cámara profesional.

Los meseros retomaron su actividad esta vez sirviendo los diferentes postres disponibles. Todos terminaban el postre cuando Tony se acercó al micrófono para decirles que la fiesta seguía hasta el amanecer y que podían pasar nuevamente al interior de su casa para el baile.

Joshua llegó hasta la mesa donde se encontraban los Títeres—Tengo sueño —anunció el niño—. Mi pancita está llena, así que ya me dio sueño.

Neil llegó a los pocos segundos—¿Qué sucede?

—Tu hermano tiene sueño —dijo Leah.

Neil suspiró derrotado mientras se inclinaba para cargarlo—Ven, vamos a ver qué habitación de Tony podemos usar para que duermas.

—Está bien —dijo el niño mientras se frotaba los ojos y apoyaba su cabeza contra el hombro de Neil.

—¿Seguro puedes con él? —preguntó Patrick poniéndose de pie al notar como tenía que acomodárselo de nuevo. Neil lo miró dudoso unos segundos— Joshua, ¿está bien si Patrick te carga? Estás muy pesado.

—Sí…—dijo el niño mientras se separaba de Neil para echarle los brazos a Patrick quien lo cargó con mayor facilidad.

—Si quieres avanza, iré a preguntarle rápido a Tony que habitación podemos usar.

—De acuerdo.

Los Títeres se pusieron de pie también y se encaminaron adentro de la casa.

—Ganándose al cuñado —dijo Logan con una sonrisa.

—Cállate.

Patrick esperó por Neil en la entrada mientras los demás le dijeron que iban a ver si había algo bailable. Las personas que iban entrando sonreían a Patrick cuando lo veían cargando a Joshua. Cuando empezaba a sentir sus brazos entumecerse por fin apareció Neil subiendo las escaleras de la entrada.

—Lo siento, no lo encontraba. ¿Te ayudo?

—Estoy bien, solo dime donde hay que ponerlo.

—Arriba. Me dio las llaves de las habitaciones —dijo enseñándole el manojo de llaves.

Subieron las gradas y Neil guio a Patrick hasta la habitación que Tony le había indicado. Una de huéspedes, aunque en ese lugar la mayoría de habitaciones eran para huéspedes. La casa en realidad era de los padres de Tony, pero ellos casi siempre estaban de viaje, por lo que Tony se veía con la casa para él solo. Aun a sus treinta y cinco años no se había molestado en buscar mudarse de allí, aunque Neil realmente no lo culpaba, pero a sus ojos vivir en esa enorme casa él solo y de vez en cuando algún empleado le parecía demasiado triste.

Abrió la puerta y dejó que Patrick acomodara a Joshua en la enorme cama. Neil se acercó para quitarle los zapatos y el nudo de la corbata a su hermano. Sonrió al verlo profundamente dormido, pensaba que después de todas las sodas y los pasteles de chocolate que comió no pegaría ojo en toda la noche, pero por fortuna se había equivocado.

—¿Seguro que está bien que lo dejemos aquí?

—Sí. No te preocupes. Dudo que Joshua se despierte hasta mañana aún y con el alboroto de allá abajo —le aseguró Neil.

—Quizás deberíamos dejar la luz encendida. No vaya a ser que alguien ande buscando una habitación libre.

Neil sonrió ante la preocupación de Patrick, pero apoyó la idea. No se atrevía a dejar con llave la habitación. Salieron de la habitación y caminaron en silencio por el largo pasillo.

—Gracias…

Neil giró confundido al escuchar a Patrick.

—Ya sabes, por la canción.

Neil sonrió al notar como este evitaba mirarlo y permanecer serio—Vaya, eso no me lo esperaba. Esperaba recibir otro comentario como “Cursi de mierda”

—Lo pensé, en realidad, entre el miedo que alguien se diera cuenta que fuiste tú y la vergüenza de no saber cómo reaccionar, pero supongo que si no hicieras esas cosas no serías tú.

—No te molesta ¿entonces?

Patrick mantuvo fija la mirada en el pasillo—No realmente. Ya te lo había dicho antes, que no sé cómo reaccionar ante esas muestras de afecto, pero no me molestan. Solo me toman por desprevenido. Aunque una parte de mí me dice que debería esperarlo de ti, sigues sorprendiéndome.

Neil detuvo a Patrick y le tomó del rostro perdiéndose en sus ojos verdes—Quiero sorprenderte siempre, hacerte comprender lo feliz que me hace tenerte a mi lado.

Una tímida sonrisa se asomó en los labios de Patrick—Cuando dices esas cosas no me dejas más opción que quererte, Neil.

—Y yo te quiero a ti, Patrick —susurró Neil antes de besarle y pasar sus manos detrás del cuello de Patrick—. Y todo lo que dice la canción iba en serio ¿eh?

Patrick bajó la mirada un poco avergonzado ante las palabras de Neil—Vale… ¿Sabes? A mi abuela le gustaba mucho las canciones de Chayanne.

—¿De verdad?

—Sí, siempre molestaba a mi abuelo y le decía que tenía suerte que no fuera más joven porque definitivamente hubiera ido a buscarlo y se hubiera casado con él —dijo Patrick con una sonrisa nostálgica—. Mi abuelo siempre se ponía celoso cuando no le prestaba la atención por estar escuchando su música o viendo un video en la tele.

—Vaya, Gabriel no se ve como alguien celoso…

—Bueno, es Chayanne…

Neil río divertido—¿A poco te gusta?

—Oye, ¿has visto lo bien que se ha conservado? Y baila mejor que la mayoría de artistas de hoy en día.

—Ya no sigas sino yo también me voy a poner celoso.

Patrick sonrió y le besó con suavidad—No tienes por qué hacerlo. Tú también bailas muy bien y no cantas tan mal. Además eres el primero que me dedica una canción.

Neil sonrió feliz—Me alegra ser el primero y quiero que tú seas el primero para mí en muchas cosas —dijo para besarle con más intensidad dejándolo contra una de las paredes del pasillo— Entonces, ¿Te irás con los demás?

—Eres diabólico, Evans, mira que preguntármelo después de beso…

—Quiero que la respuesta sea no, así puedo escabullirme a tu habitación más noche.

Patrick rio al escucharlo hablar de esa forma. Había valido la pena que Erika casi los atrapara esa tarde entonces—No lo sé, soy muy pudoroso. No creo que te deje entrar a mi habitación en medio de la noche.

Neil solo le dio un leve empujón—No vengas con tu falso pudor, Patrick.

Este solo sonrió para atraerlo y besarlo una vez más—Iba a quedarme a tu lado aún antes de la propuesta indecente.

—¿De verdad?

—Sí —le aseguró. No sabía ponerlo en palabras, pero después del brindis algo le hizo sentir que debía quedarse al lado de Neil—. Ahora vamos antes que alguien venga a interrumpirnos de nuevo.

La propuesta de Patrick llegó a tiempo, porque apenas salieron del pasillo Tony iba subiendo las gradas hacia el segundo nivel. Se detuvo sorprendido de verlos allí.

—Justo iba a buscarte, amiguito. ¿Tuviste problemas encontrando la llave?

—No, lo normal. Gracias, Tony —dijo Neil mientras le entregaba las llaves.

—No hay problema. Solo no olvides llevártelo. No sé qué haría con un niño pequeño por la mañana.

—Dudo que mi madre se olvide él. Gracias de nuevo, Tony —dijo Neil—. Vamos con el resto, Pat.

El resto de los Títeres estaban en una esquina tomando mojitos y tequila. Apenas llegaron Emma puso un mojito en la mano de Patrick y se llevó a Neil a la pista para bailar el “Baile del Viper”.

—Creía que habían conseguido otra habitación solo para ustedes —susurró Leah al oído de Patrick.

—Claro que no.

—Bien porque no traje el mouse y sería muy sospechoso un nuevo look a mitad de la velada.

Patrick sonrió derrotado—¿No podías dejarlo pasar?

—Jamás —dijo Leah con una sonrisa de lado.

La música finalmente dejó de ser salsa o cumbias, el DJ anunció que iba a haber un pequeño segmento de música moderna.

—El tipo sabe que esa canción es del 2004 ¿verdad? —dijo Víctor al escuchar que iniciaba “Yeah” de Usher.

—No te quejes y vamos a pista que con suerte es de las pocas que sí sabemos bailar —dijo Leah mientras tomaba de la mano a Patrick y Víctor—. No te quedes allí, Logan.

Logan la siguió a donde estaban Neil y Emma de la pista. Al menos bailaban en círculo, pensó Patrick. A lo lejos notó que el primo promiscuo de Neil no le quitaba la mirada a Emma y parecía debatirse en acercarse o no, pero una mirada de Patrick bastó para hacerle entender que ni lo intentase.

—¿Acabas de intimidar a mi primo? —preguntó Neil al notar a quien Patrick miraba de esa manera amenazante.

—No…

—Mentiroso —dijo Neil—. Está bien, si no lo hacías tú lo hubiera hecho yo.

El ritmo cambió nuevamente.

—¿Qué canción es esa? —preguntó Emma.

—La gasolina, Emma ¿cómo no puedes reconocerla? —dijo Víctor ganándose la mirada extrañada de todos—. Fernando escucha casi solo ese tipo de música…

Todos rieron al escuchar la excusa—Claro, ya vamos a advertirle a Isabella que no deje a su novio cerca de tuyo.

Patrick agradeció que Víctor respondiera, porque él también la había reconocido. El pequeño segmento de música se transformó en una hora ya que el resto de invitados una vez perdieron la pena inicial también bailaron las canciones modernas.

—Se hace tarde, deberíamos irnos para no llegar demasiado tarde —hizo ver Logan.

El reloj marcaba las once de la noche y media y era un largo trayecto hasta Gastrell. Buscaron a los padres de Neil para despedirse de ellos y agradecerles por la hospitalidad. Neil y Patrick los acompañaron hasta sus vehículos.

—Tengan cuidado en el camino —dijo Patrick.

—Nos avisan cuando lleguen a Gastrell.

—Sí, papás, no se preocupen —dijo Leah con una sonrisa—. Estaremos bien.

—Tranquilos, iremos justo detrás de ellas —dijo Víctor antes de entrar al vehículo.

—Se portan bien. Recuerden que Joshua le gusta aparecerse de sorpresa.

Neil y Patrick aguantaron las bromas hasta que vieron los autos perderse por el camino. Solo fue hasta ese momento que Patrick cayó en cuenta que ser el único que se quedó quizás se viera un poco sospechoso. Ya luego inventaría alguna excusa para su presencia. Iban a subiendo las gradas de vuelta a la fiesta cuando Neil se detuvo a mitad de ellas.

—¿Neil?

Neil no quitaba la mirada de la mujer con la que charlaba su padre en el vestíbulo. La imagen de Craig besando a Lauren una vez más vino con fuerza. ¿En qué momento había llegado? Su primer instinto fue buscar a  su madre, por fortuna no estaba cerca. Neil se forzó a decir que no había nada extraño, que solo charlaban y ya, pero no podía borrarse la imagen de años atrás. Los años en Lauren no parecían haberla afectado tanto como hubiera deseado, y fue como si el mero pensamiento se hubiera materializado porque ella volvió a ver en dirección de Neil, radiante, hermosa. Espero cualquier tipo de reacción, menos una sonrisa de su parte.

—¿Neil? Mira cómo has crecido —dijo acercándose a las gradas—. Te has vuelto en un hombre muy guapo.

Neil retrocedió al escuchar lo último. Sus manos temblaban por la rabia que le estuviera hablando, porque pretendía que nada había pasado. Craig no le quitaba la mirada de encima, pero este lucía más preocupado que la mujer. Habían pasado tantos años desde ese día y aún lo único que podía hacer era alejarse de allí. Se giró sin siquiera dirigirle la palabra a la mujer. Solo se alejó de allí lo más rápido de lo que podía. Patrick le dio alcance entre las mesas que los del servicio de banquetes empezaban a desocupar y quitar los manteles para llevárselas.

—Si vas a irte a la mierda, al menos deja que vaya contigo —dijo mientras lo tomaba del brazo.

Neil se detuvo, pero no tuvo valor para mirarlo—Lo siento. Solo la vi y…

—Está bien. No tienes que explicármelo. ¿Quieres sentarte? —propuso Patrick señalando las mesas del fondo que estaban intactas. Aún tenían muchas que recoger antes de llegar hasta allí.

Personal del banquete estaba terminando de recoger algunas botellas de licor para llevarlas adentro cuando Patrick interceptó a uno de los hombres, tomó una botella y tomó dos copas y siguió a Neil quien le miró extrañado al ver la botella y las copas.

—Pensé que nos vendría bien. Es un Riunite no pegan nada. A mi abuelo le gusta tomarlo para las navidades y fin de año. ¿Qué dices? No vas a dejarme bebiendo a mí solo.

—Está bien. Solo un poco —accedió. Neil esperaba que tuviera un sabor amargo, pero era dulce—. Oye, está bueno…

—Imaginé que te gustaría.

—Gracias, Pat.

—Lo pagaron tus padres, Evans —le hizo ver mientras se servía un poco más y Neil le acercaba su copa—. ¿Más? ¿No estás retando el destino?

—Me siento rebelde esta noche.

—Está bien, me encargaré que no hagas ninguna tontería.

—Es bueno saberlo —admitió Neil.

Se quedaron en silencio mientras veía al resto de los empleados mover las mesas. Patrick se vez en cuando veía a Neil quien lucía mucho más calmado, pero sabía que no debía ser fácil para él. Si para él era difícil haber visto a Daniel en la cena e incluso en el salón, no quería saber por lo que pasaba Neil al ver a esa mujer hablando con Craig.

—Quizás deberíamos regresar —dijo Neil, luego de unos minutos de silencio.

—¿Seguro?

—Sí, de seguro mi madre ya se habrá preguntado donde estoy.

A esas alturas ya se habían terminado la botella y en verdad Neil se sentía mucho más tranquilo. Ya casi era la una y en verdad esperaba que la fiesta no durase hasta el amanecer tal y como Tony había propuesto. Al entrar al vestíbulo notó como aún quedaba un número considerable de personas. Apenas entraron Erika le indicó a Neil que se acercara a despedir a unos familiares.

—Voy y vengo —dijo Neil.

Patrick asintió mientras buscaba algún rincón en donde quedarse. Veía a la gente que a esas alturas ya no disimulaban quienes estaban ebrios, algunas mujeres se habían quitado ya los tacones para seguir bailando. La música seguía siendo animada, pero sin Neil ni los Títeres era obvio que no se iba a divertir. La sensación de no pertenecer allí se agravaba conforme pasaba los minutos. Esperó un poco más, pero Erika no dejaba escapar a Neil.

Cuando anunciaron que a petición de los invitados iban a poner karaoke en unos minutos supo que debía salir de allí. Caminó hasta el jardín trasero de la casa y se apoyó en el muro de piedra que dividía la casa del jardín donde aún a esa hora de la noche las antorchas se encontraban encendidas marcando el camino hacia el pequeño muelle de madera que debía haber en ese lugar.

—Linda noche ¿no?

Patrick giró su rostro para notar que Tony estaba a su lado y le pasaba una copa de champán. Dubitativo accedió a tomarla.

—Supongo. Si le gustan las noches no se ve nada por las nubes —comentó mientras daba un sorbo pequeño.

—No habíamos tenido la ocasión de presentarnos cómo se debía. Anthony Stone, pero puedes decirme Tony —dijo mientras le tendía la mano.

—Patrick…—dijo mientras la estrechaba y volvía a fijar su vista en el jardín.

—¿Solo Patrick? ¿Qué no tienes familia?

—Solo Patrick —dijo con seguridad—. Padres muertos. Son irrelevantes —soltó esperando que ese comentario fuera suficiente para dejarlo solo.

—Craig me comentó que estudias arquitectura. Somos colegas.

Patrick no se sintió cómodo con el comentario, en primer lugar porque no sabía a donde iba la conversación que él se empeñaba en dejar morir, y en segunda no sabía que Craig hablaba de él cuando no estaba presente.

—Qué bien.

—¿Y ya pensaste que vas a hacer cuando salgas? ¿Sabes en qué te quieres especializar?

—No. Solo quiero terminar —así como quería terminar esa conversación.

—Oh, bueno. Eres joven aún. Tienes muchas opciones de donde elegir, seguro puedes conseguir lo que tú quieras.

Patrick le miró confundido porque aquella conversación ya no parecía ser tan banal como en un primer momento le pareció—¿Quiere preguntarme algo en específico?

—Tú si no te andas con rodeos, Patrick —dijo Tony mientras terminaba su champán y la dejaba la orilla del  muro—. Bien. Lo pongo simple, te he observado toda la noche y pues, eso, te he observado toda la noche…

—¿Descubrió algo interesante?

Tony sonrió más—Sí, y aunque te ves realmente guapo en ese traje se nota que no estás acostumbrado a usarlos, o a este tipo de fiestas —dijo mientras se acercaba—. Y pues que me gusta mirar tus ojos son bastante llamativos.

Patrick dejó escapar un bufido de incredulidad—¿Primero el insulto y luego el halago?

—La verdad no es un insulto, Patrick, y cómo te dije antes seguro puedes conseguir lo que tú quieras.

—Sí, gracias. Ya tengo lo que quiero —dijo poniendo distancia entre ellos.

—¿En serio? Deberías aspirar un poco más alto. Con tus cualidades físicas te puedes dar el lujo de ser más ambicioso. Aquí en confianza te digo que Neil va a tener su parte de la empresa, pero tiene un hermano con quien compartirla. Daniel está bien desde que es hijo único y una empresa que heredar, pero su padre es un hombre poco agradable y nunca permitiría que su hijito se junte contigo. Por eso te recomiendo que si vas a fijarte en alguien debería ser yo, mira que soy hijo único con una buena fortuna para gastar y sé pasármela bien.

Patrick le miró incrédulo, confundido y un poco sorprendido. Ni siquiera sabía que responder. Tony se acercó un poco más, pero Patrick no se movía. Esas palabras seguían retumbando en él. Las implicaciones de estas. El hecho que hiciera una acusación directa a que tenía algo con Neil. Tony tomó su mano.

—Si quieres podemos pasárnosla bien ahora mismo —susurró Tony mientras con su mano libre le tomaba la barbilla—. Podemos traer a alguien más si eres tímido, ya sabes, para que estés más cómodo.

Aquellas palabras hicieron que Patrick por fin reaccionara, separándose.

—No me…

—No lo toques —dijo una voz a espaldas de Tony quien se vio girado con violencia—. Te advertí que  no hicieras ninguna tontería.

Tony sonrió divertido—Oh, solo me divertía con tu amiguito, pequeñín. ¿Sigues sin querer prestarme tus juguetes?

—Patrick no es ningún juguete, desgraciado. Es mi novio —dijo Neil furioso. Sus manos estaban echas puño y temblaba de rabia—. Así que no te quiero ver cerca de él.

Tony alzó sus cejas en un gesto de sorpresa—Novio ¿eh? En verdad tenemos días sin hablar.

Neil le miró molesto—Aquí no vas a conseguir nada, así que deja de perder tu tiempo.

Tony soltó una carcajada—Tranquilo. Tranquilo, solo quería asegurarme que en verdad el niñato este te quiera a ti y no tu dinero. No estoy realmente interesado en universitarios desde que cumplí los treinta, Neil, pero bueno con esas miraditas que se han tirado toda la noche sentí que debía asegurarme. Ya sabes que siempre te he visto como un hermanito al que tengo que proteger.

—No te he pedido nada, así que discúlpate y largarte…

—Vale, vale, echado de mi propio jardín, que ironía —dijo Tony en tono burlesco—. Perdona, Patrick si te he ofendido, pero ya sabes con tanto caza fortuna uno tiene que saber con quién se juntan las personas que te importan. Proteger los intereses de la compañía y esas cosas. Igual fue placer conocerte.

Neil esperó a que estuvieran a solas y se hubiera calmado un poco. Dejó solo a Patrick menos de veinte minutos y había sido suficiente para que Tony llegara a arruinar todo.

—Ignora a Tony. A él siempre le ha gustado buscar formas como fastidiarme.

Patrick sonrió con amargura—No, es bueno saber que las personas que frecuenta tu familia van a creer que voy detrás de tu dinero. Digo, así me preparo mentalmente y reacciono mejor que hace minutos.

—Pat, lo siento, tanto…

—No importa, Evans. No es algo que puedas controlar.

—No. No está bien —dijo tomándole del rostro, obligándole a que lo viera—. No debería permitir que nadie te lastime. Debería hacer más para darte tu lugar. No dejar que te sientas de menos.

Patrick agachó la mirada—Neil, no puedes protegerme. No necesito que me protejas, solo son palabras.

—Las palabras también lastiman. Y sé que no necesitas que te defienda. Tú si puedes partirle la cara a quien quieras.

—Por un segundo creí que le partirías la cara.

—Si te hubiera hecho algo que no quisieras lo hubiera intentado. El punto es que no quiero que te sientas de menos.

Patrick soltó un suspiro—Neil, eso ya no depende de ti —dijo separándose de él. Quizás siempre se iba a sentir de menos en algún momento de su vida—. Debí haberlo venido venir.

—¿Por eso no querías venir? —preguntó Neil—Necesito que me respondas, sino no puedo comprenderte.

—Sí…

—Pat, debiste decírmelo. No hubiera insistido tanto. Rayos, ahora siento que te forcé a estar acá.

—Tú no me forzaste a nada, Neil. Yo quería estar aquí porque cabía la posibilidad que tampoco te la ibas a pasar bien y no podía, no quería, dejarte solo en esto.

Neil dejó escapar un suspiro y se pasó una mano por el rostro—De verdad, de verdad lamento que te hayas topado con el idiota de Tony. Por eso no lo quería cerca de nosotros.

—No puedes controlarlo, Neil. El tipo solo me vino a recordar porque no me animaba a decirte que me gustabas…

—¿Qué quieres decir con eso?

Patrick desvió la mirada, pero Neil insistió. Patrick solo le indicó que caminasen por el camino de las antorchas. La noche se había vuelto fría, por lo que no encontraron a nadie más allí. Terminaron sentados a la orilla del pequeño muelle de madera. Vio a Neil tiritar un poco ya que había dejado su saco en algún lado por lo que se quitó su sacó y se lo puso encima de los hombros.

Neil sonrió un poco ante el gesto—¿Entonces vas a decirme porque no te animabas a decirlo?

Patrick suspiró. No quería tocar ese tema justo esa noche, no con lo de Daniel tan reciente, no con Neil afectado por la presencia de aquella mujer—¿Honestamente?

—No esperaría otra cosa de ti.

Patrick le miró derrotado. Alzó la vista al cielo nublado y logró divisar una pequeña estrella—La primera vez que fui a la casa de tus padres me sentí intimidado por tu hogar, tus cosas, no sé, todo y estando aquí supongo que el sentimiento de que venimos de mundos diferentes se acentúa más.

—Pe-pero estas cosas no son yo…

—Lo sé, pero forman parte de tu vida. Te has criado rodeado de ellas y piensas que es normal, incluso Joshua ya empieza a hacerlo —dijo con la mirada fija en el cielo. Apoyó sus palmas contra la madera—. Aún recuerdo lo que pensé cuando llegué a tu casa, estando con aquí lo recordé. Pensé: ¡Vaya! Mira todo lo que tiene, Patrick. ¿Qué podrías ofrecerle tú? No estás a su altura, apenas y consigues pagarte la universidad y la mayor parte del tiempo es con retraso. Apenas logras que la comida dure hasta fin de mes y con la ayuda de la pensión de tu abuelo.

—Pat…

—Sí, sé que vas a decir que no piense en esas cosas, pero no puedo evitarlo, ¿sabes? —confesó—. Sé que no eres así, pero también sé cómo funciona mi mente y quizás deba luchar contra estos pensamientos todo el tiempo. El encuentro con Tony solo me lo confirmó.

—Lo siento —susurró Neil, no sabiendo qué más decir.

—No es tu culpa —le aseguró Patrick aún con la vista clavada en el cielo—. Mi abuelo siempre me ha dicho que las relaciones requieren trabajo y comunicación para hacerlas funcionar, lo de la comunicación no es del todo mi fuerte, pero pensé que era momento de decirlo. Solo quiero que esto funcione.

—Igual yo —le aseguró Neil—. Gracias por tener la confianza de haberme dicho lo que pensabas, Pat. Y solo para que quede constancia no necesito nada que no puedas darme en estos momentos —le aseguró mientras llevaba su mano al rostro de Patrick y lo hacía que lo mirase—. Me gusta el Patrick del presente porque me quiere a pesar de todos mis defectos, porque jamás había conocido a alguien más genuino que tú. Y sí, sé que el Patrick de algunos años en el futuro tendrá una buena vida porque tiene el talento suficiente y sobre todo la dedicación para lograr lo que desee, pero no te busco por el hombre que serás en el futuro, aunque debería de hacerlo y ser precavido en caso que me cague en mi vida —le miró con alivio al notar a Patrick más relajado—. Además no es como si ahora mismo fuera pedirte una casa en estos momentos o algo por el estilo.

—¿No querrás una casa en el futuro?

—No. Mi abuelo me heredó la suya solo a mí, así que mira que buena suerte tenemos. Ya tenemos donde vivir en el futuro. Un problema menos para los dos.

Patrick sonrió por la idea que Neil en verdad contemplase una vida para ambos a futuro. Al mismo tiempo se sentía aliviado porque esa conversación no le aterraba—Y ya tenemos un auto y un perro —dijo siguiéndole la corriente—. No me estás dejando muchos objetivos por los que deba trabajar tan arduamente. ¿Estás seguro que es un buen trato? ¿Qué ganas de todo esto?

—La mejor y más genuina persona que puede haber en el universo, un excelente cocinero y sexo que hace que toda la literatura erótica sea poca cosa, según dicen —dijo Neil con una sonrisa.

Patrick sonrió más relajado. Era casi la misma conversación que había sostenido con Caleb en su momento, pero con Neil todo era diferente incluso podía bromar al respecto. Las inseguridades que siempre le habían aterrado con Neil podía hacerlas un juego.

— ¿Vas a ser mi Sugar Daddy o algo por el estilo?

—Si vamos a usar  las malas etiquetas prefiero que seas mi trophy husband —admitió mientras apoyaba su cabeza en el hombro de Patrick—. Aunque debes saber que me gustan las relaciones donde ambos estamos en igualdad — y puso su mano sobre la de Patrick—Te quiero, Pat.

Patrick miró la mano de Neil sobre la suya y se preguntaba si no se había vuelto loco, porque ese simple gesto lo reconfortaba—Yo también —susurró mientras besaba la cabeza de Neil—. Y para que también quede constancia quiero que sepas que si me diste mi lugar frente a Tony. No pensé que le dirías a ese tipo que éramos…

—¿Te molestó?

—No. En realidad no —admitió Patrick—. ¿Y no te preocupa que les diga a tus padres?

—No. Hasta alguien como Tony tiene ciertos principios.

Se quedaron en silencio largo rato, sintiendo la fría brisa acariciar sus rostros—¿Todas tus otras relaciones fueron así de complicadas en sus primeras semanas?

—No —admitió Neil—. Pero aun así siempre te voy a preferir a ti.

Patrick pasó su mano por los hombros de Neil y lo estrechó más contra él—Gracias por elegirme.

—Siempre lo haré.

El frío nocturno pronto se iba encrudeciendo, pero ninguno de los dos tenía muchos deseos de regresar allá adentro. Cada uno tenía diferentes razones. Alrededor de las tres de la mañana Neil recibió un mensaje de su madre preguntándole dónde estaba.

—Deberíamos volver —susurró Neil—. Además la temperatura está bajando.

—Está bien —dijo Patrick mientras se ponía de pie y le tendía la mano a Neil para ayudarlo a incorporarse. Tomó de vuelta el saco que le devolvía Neil.

—Espero que nos vayamos ya —confesó Neil.

—Yo también.

Al regresar a la casa de Tony notaron como quedaban solo unas doce personas. Esperaba que fuera un número suficiente para que Erika decidiera que también era hora de irse.

—¿Quieres algo de tomar? —preguntó Patrick.

—Agua, aunque dudo que tengan —dijo Neil notando como aún quedaban varias botellas de licor en el bar.

—Iré a ver, ya regreso.

Neil tomó asiento en uno de los sillones mientras intentaba ubicar a su madre. No la vio por ningún lado así que imaginó que había subido a chequear a Joshua. Su padre hablaba con el dueño de una de las casas de proveedores de materiales. Tony estaba haciendo uso del karaoke en esos momentos, de por sí cantaba fatal, ahora que estaba ebrio hacía todo peor, aunque a esas horas los pocos que quedaban parecía no importarles.

Pero la persona a quien Neil buscaba de pronto estaba a su lado. Neil no reaccionó en un primer momento notó a Lauren a su lado—¿Está ocupado ese asiento? —preguntó señalando el espacio libre al lado de Neil.

—De hecho, si lo está.

Lauren se limitó a quedarse de pie—Neil, yo nunca tuve la oportunidad de disculparme…

—¿Por haberte acostado con mi padre o por no haber sido lo suficiente cuidadosa para que no los descubriera? —preguntó molesto.

Lauren bajó la mirada avergonzada, pero no fue objeto de lástima para Neil.

—Tienes todo el derecho a seguir molesto.

—Gracias, pero iba a hacerlo aún sin tu autorización —dijo Neil mientras se ponía de pie.

—Aguarda, por favor…

—Ya he escuchado suficiente —le dijo Neil—. Ni siquiera deberías estar aquí. Este es un evento para celebrar las cosas buenas que nos ha dado la compañía de mi familia, no las malas.

—Perdón. Solo eso quería decirte, cuando dejé de trabajar directamente para la compañía me di cuenta de mi error. No puedo excusarme de todo el daño que causé a ti, a Craig…

—No digas el nombre de mi padre —siseó amenazante.

—Solo quería disculparme, he cambiado mucho desde la última vez que nos vimos.

—¿Ahora les pides el estado familiar a los hombres con que te acuestas? —preguntó con mordacidad.

Odiaba no poder controlar esa rabia, ese odio hacia esa mujer. Sabía que tenía que estar igual de furioso con su padre, pero la parte que aún lo quería intentaba buscar echarle toda la culpa a Lauren porque era más fácil odiar a un extraño que a alguien que amabas y admirabas.

—No, tengo una hija ahora. Intento ser un buen ejemplo para ella.

—Es broma ¿verdad? —dijo sarcástico.

—No, es verdad. Soy madre de una preciosa niña, el otro mes cumple los seis años.

Neil estaba a punto de largarse cuando las palabras de Lauren lo detuvieron. De pronto era como si sus pies se hubieran adherido al suelo, la garganta se le secó. ¿Seis años? Joshua tenía seis, casi siete. Palideció. Ni siquiera fue consciente que Patrick iba hasta su lado.

—Moví cielo, mar y tierra para conseguir una miserable botella de agua, Evans, así que será mejor…—Patrick se detuvo al notar a Lauren y la expresión de Neil.

—¿Neil? —preguntó Lauren—¿Estás bien?

—¿Quién es el padre? —preguntó con voz temblorosa. El miedo, la rabia se iban haciendo más fuertes.

—Neil, no…

—¡Responde! —exclamó Neil furioso alzando la voz.

Patrick se interpuso entre ellos, notó como varias personas habían volteado a verlos, entre ellos Craig quien ya caminaba hacia donde se encontraban.

—Neil, Neil cálmate…—suplicó Patrick.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Craig.

Neil soltó el agarre de Patrick solo para mirar furioso a su padre—Eres un…

—Neil, basta —pidió Patrick tomándole del brazo—. Cálmate…

—¡¿Cómo puedes decirme eso?!

—Bien, no te calmes —dijo Patrick al notar como Neil estaba hablando casi a gritos—. Al menos habla con tu padre en otro lugar, por favor, estás llamando demasiado la atención.

Neil respiraba con dificultad, estaba a punto de echarse a llorar por la rabia, por la impotencia, el temor de saber la respuesta lo estaba matando—Vamos al estudio de Tony. Necesitamos hablar —dijo con más dificultad de la que pensó—. Solo tú y yo, padre. 

Neil cruzó enfurecido el vestíbulo, por fortuna el estudio de Tony estaba abierto y no había nadie allí, porque en esos momentos estaba tan furioso que si era necesario echaba la puerta abajo. Craig cerró la puerta del estudio y Neil tardó unos segundos en siquiera poder darle la cara a su padre.

—Dime que no eres el padre —esperaba que su voz fuera demandante, quería que sonase furiosa, pero sonó como una súplica desesperada.

—Neil…

—¡Responde!

—No, no soy el padre.

—¿De verdad? —preguntó con un nudo en la garganta. Ya no sabía si Craig le decía eso solo para evitar que destruyera el estudio de Tony.

—Te lo puedo jurar, Neil.

—¿Por qué estás tan seguro? —cuestionó desesperado— Casi cumple seis…

—Lo sé —dijo Craig—. Estás en todo tu derecho a cuestionarme, pero no, no es mía. Cuando la niña nació le hicimos un ADN y…

—¿Un ADN? —preguntó incrédulo Neil.

La sola idea que su padre tuviera que recurrir a un examen para estar seguro que no era su hija le resultaba chocante. El nudo en su garganta apenas le permitía respirar. No podía controlar el temblor de sus manos, de sus labios.

—Neil, hijo yo…

—¡No te acerques! —exclamó furioso mientras retrocedía al notar a Craig  intentar acercarse—. No quiero verte. Maldición, cuando me hiciste prometer no decir nada al respecto, ¿tomaste en cuenta esto?

—No. No sabía nada del embarazo de Lauren. Te lo juro Neil, esa niña no es mía…

—Pero creíste que podía ser tuya —dijo destrozado con lágrimas en los ojos—. Pudo ser tuya ¿Y si hubiera sido qué hubieras hecho?

—Sí, Craig ¿qué hubieras hecho?

Neil observó con horror a su madre en la entrada del estudio, a Patrick detrás de ella quien le suplicaba con la mirada que lo perdonase por no haberla podido detener. Erika cerró la puerta del estudio tirándole la puerta a Patrick en la cara.

Neil tembló de miedo al notar el rostro ilegible de su madre. Pocas veces había visto ese rostro y generalmente era en las audiencias especialmente complicadas. Erika caminó con decisión hasta Craig quien no vio venir la cachetada que Erika le dio de lleno. Neil quedó en shock al igual que su padre.

—No mal interpretes con ese golpe —dijo Erika sin un ápice de rabia en su voz—. A mí me puedes hacer lo que quieras, pero involucraste a Neil en tú desastre, lo lastimaste obligándolo a guardar el secreto y eso nunca te lo voy a perdonar, Craig. Lastimaste lo más sagrado para mí.

—Erika, yo…

—No vamos a hacer una escena, Craig, aún hay invitados allá afuera. Esto es lo que va a pasar, me llevaré a mis hijos y me iré a la casa. No quiero que nos sigas hasta el auto, no quiero verte en la casa. Si necesitas algo haces que Tony o alguien más vaya por ello  —dijo Erika para darse la vuelta. Cuando abrió la puerta Patrick estaba aún frente a ella pálido—. Patrick, ¿te importaría ir por Joshua? Iré por el auto. Vámonos, Neil.

Neil siguió a su madre sin siquiera mirar a su padre. Si había alguien que notó que Erika y él se iban no intentaron interceptarlos para despedirse. Su madre caminaba con decisión hacia el automóvil. Sus pasos eran firmes y seguros. La espalda perfectamente erguida, pero se notaba la tensión en sus hombros. Neil no sabía cómo podía seguir, pero no se detuvo hasta que llegó al automóvil.

—¿Neil, te importaría conducir? Estoy demasiada cansada, hijo.

Neil asintió, vio la mano de su madre temblar mientras le pasaba las llaves, pero no dijo nada al respecto. Esperó que se derrumbara en esos momentos. No había nadie cerca, pero su madre no lo hizo. Subió al asiento del copiloto y Neil tomó asiento frente al timón.

Solo hasta que vio a Patrick saliendo de la casa de Tony con Joshua en brazos es que se animó a poner en marcha el vehículo. Neil bajó del auto para abrirle la puerta a Patrick quien luchaba por no botar a su hermano ni a los zapatos que no se había molestado en ponerle. Acostaron a Joshua en el asiento trasero, ajeno a todos los problemas. Patrick subió también acomodando las piernas del menor en su regazo. Neil cerró la puerta de atrás y volvió a subir al auto. Condujo en silencio por la carretera desolada. De reojo miraba a su madre, pero seguía con ese semblante ilegible e intimidante, de vez en cuando buscaba la mirada de Patrick quien lucía incómodo, y no podía culparlo. Al llegar a la casa, Erika fue la primera de salir del automóvil. Neil bajó también, miró a Joshua aún dormido en el auto.

—Yo me encargo de llevarlo a su cuarto. Ve con ella —dijo Patrick.

Neil le agradeció de todo corazón antes de ir detrás de su madre. La única diferencia ahora es que ella caminaba más aprisa. Neil tuvo que acelerar el paso para alcanzarla, apenas logró poner la mano en la puerta de la habitación de sus padres para evitar que se la cerrara en la cara.

—Mamá…

Erika abrió la puerta y besó a Neil en la frente—Estoy muy cansada, Neil —dijo sin dar muestras de querer derrumbarse—. Revisa que haya sábanas limpias para Patrick. ¿Sí? Sino tomas alguna del armario donde las guardamos.

—Pero…

—Hablamos en la mañana. Que descanses.

Neil ya no tuvo la voluntad de detener el cierre de la puerta. Escuchó su madre ponía seguro a la puerta. Se quedó en silencio mirando la madera de esta por varios minutos. “Esto no es real”, pensó Neil, pero justo en ese momento escuchó los sollozos de su  madre al otro lado de la puerta. Las lágrimas que no pudo derramar cuando estuvo con su padre finalmente salieron silenciosas al escuchar a su madre llorar. Quería entrar en la habitación, abrazarla, pedirle perdón, pero sabía que Erika lo quería lejos, al menos esa noche.

Caminó arrastrando los pies hasta su habitación. Cerró la puerta detrás de él y solo hasta que hubo avanzado unos cuantos pasos se percató de la figura de Patrick sentado en la oscuridad al borde de la cama. Se observaron mutuamente en silencio unos segundos antes que Neil avanzara de nuevo, se quitara los zapatos, tiró el saco con rabia al suelo, se quitó el corbatín, el pantalón y desabotonó los primeros botones de su camisa y se metió a la cama.

—¿Quieres que me vaya? —preguntó Patrick girándose para ver a Neil metido ya con las sábanas cubriéndole hasta la mitad del rostro.

Neil solo apartó las sábanas del espacio libre y estiró el brazo hacia él. Patrick se quitó el saco, la corbata, el cinturón y los zapatos y se metió a la cama con Neil. Se quedaron acostados viéndose  frente a frente sin decir nada, las lágrimas silenciosas de Neil rodaban por sus mejillas empapando la almohada.

—Lo arruiné, Pat…—dijo Neil con voz estrangulada.

—No fue tu culpa.

—Quédate conmigo —suplicó Neil.

—Está bien.

—Las cosas mejoraran en la mañana ¿verdad?

Para Patrick era obvio que las cosas solo irían cuesta arriba a partir de allí, pero no tenía corazón para decírselo a Neil—No lo sé, pero no te dejaré solo en esto —dijo, aunque la parte racional le decía que aún estaba tiempo para librarse de ese drama si se iba al amanecer.

—Gracias…—susurró antes de cerrar los ojos.

Patrick se quedó en silencio viendo como las últimas lágrimas se habían quedado atrapadas en sus pestañas. No pasó mucho tiempo para que la respiración de Neil se volviera profunda. Patrick estiró su mano y limpió los rastros de lágrimas de Neil.

—Ojalá todo mejorara con solo desearlo —susurró antes de cerrar sus ojos.

Notas finales:

Ya dije que fue milagro que actualizara pronto, pero con tantos comentarios no pude evitarlo x) Gracias a todos los que me leen :D 


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