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Los títeres rebeldes por PokeGirl Uchiha

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XLVI.

A la mañana siguiente Neil despertó por el sonido de su alarma. Se echó las sábanas al rostro en un vano intento de no escuchar más esa odiosa melodía.

—Pat, báñate tú primero —suplicó Neil sin abrir los ojos, pero al no recibir respuesta se quitó las sábanas y notó como estaba solo en la habitación. De mala gana apagó la alarma y vio el mensaje que Patrick le había dejado, disculpándose porque no tuvo tiempo de prepararle el desayuno—. En serio es un idiota al no darse cuenta que es el mejor novio…

Dejó el celular en su mesa de noche y sin mucho ánimo salió de la cama directo a la ducha. No esperaba que Patrick se levantase con ganas de ir al entrenamiento. Ni siquiera lo escuchó irse. Se dio una rápida ducha y bajó a la primera planta donde Danny estaba dormido en el sofá. Neil constató que a pesar que Patrick salió con prisa aún había tenido tiempo de darle de comer a Danny.

Vio la hora y aún tenía cuarenta y cinco minutos antes que su clase iniciase. Fue al refrigerador y sacó los ingredientes necesarios para hacer dos omelet. Había visto a Patrick hacerlo ya al menos una docena de veces así que pensó que no debía ser tan difícil.

—Creo que puedo manejarlo…

***

El balón golpeó en el ángulo del arco con una fuerza que hizo que toda la meta se sacudiera. Patrick dejó escapar una risa resignada. No entrará hoy, pensó, tenía demasiadas cosas en la cabeza.

Carl le miraba pálido mientras iba por el balón para sacarlo desde la meta. Se había tirado en el tiempo perfecto, pero al notar la fuerza con que iba esa pelota había optado por dejarla pasar. Lo que menos quería era lesionarse estando menos de diez días del partido contra la sub 20 —¡¿Capitán, por qué quiere masacrarme?!

—No es personal, Carl —dijo Patrick mientras bajaba con el pie el balón que le lanzaba—. ¿Listo? El siguiente va al otro ángulo.

Patrick estaba feliz de haber vuelto a los entrenos. Jim cuando lo vio llegar casi se le tira encima. Nadie del equipo sabía que había pasado, pero Patrick no tenía muchos deseos que su encontronazo con Jared en los vestidores se hiciera público, le dejó bien claro a Jim que no dijera nada al respecto a no ser que las cosas se complicaran.

Jared no hizo ningún comentario cuando lo vio llegar al entreno, a diferencia de Jean quien parecía no tener idea de lo que pasó en los vestidores y le indicó que tendría que quedarse media hora más porque quería trabajar algunos puntos en concreto antes del juego de mañana.

—¿Estás bien, Patrick? —dijo Jean acercándose a él—. ¿Son los botines?

—No, no —dijo Patrick mientras tomaba carrera y tiraba de nuevo al arco, pero nuevamente terminó estrellándose contra el travesaño.

—No has metido un solo gol en la práctica.

Patrick sonrió de lado—¿Te preocupa?

—Claro que sí. El juego de mañana es vital para mantener el campeonato y en dos semanas cerramos contra Gretbauer y se decide el campeonato.

—Tranquilo, Jean —dijo recibiendo nuevamente la pelota de Carl—. Estaremos bien. Mañana ya estaré bien.

Jean vio el arco que describía el tiro libre, pero nuevamente se estrelló contra la meta. Frunció el ceño—No estás concretado —sentenció. Patrick había mejorado mucho su técnica desde que trabajaba con él y su porcentaje de acierto en tiros libres había incrementado notablemente.

—No, disculpa, Jean —admitió Patrick—. Mañana entrarán.

—No te tomas esto en serio ¿verdad?

Patrick tomó un último tiro que Carl paró sin ninguna dificultad y le indicó que descara un rato—Claro que sí.

—No lo parece. Todos dicen que siempre has sido muy responsable cuando eras el entrenador y capitán, pero ahora te saltas entrenos, no vienes a todos los partidos. Sabes que si no fueras el capitán y tuvieras tanto impacto en el equipo no dudaríamos en mandarte a la banca ¿verdad?

—Jean…

—Según entiendo necesitas esa media beca, pero no te veo muy motivado.

Patrick suspiró y se armó de paciencia porque no quería discutir con Jean—Mira, he tenido unos días mierdas por eso he fallado con mis tiros. Mañana estará todo mejor, lo prometo. Si no había venido a los entrenos es porque mis botines anteriores se estropearon y no tenía dinero para comprar otros, pregúntale a Jim si quieres —dijo llevándose sus manos a la cintura, notó como Jean miraba sus botines nuevos—. Neil me los regaló. No es como si tuviera dinero para comprarme unos como esto.

Jean le miró detenidamente y asintió—No sé por qué tipo de problemas estás pasando, pero si necesitas hablar de ello sabes que puedes contar conmigo. No quiero que tu rendimiento decaiga en la recta final donde nos jugamos tantas cosas, pero tampoco quiero que sufras algún tipo de colapso.

—No soy de los que colapsan —dijo Patrick con seriedad—. Quitando la vez que me desmayé…

Jean suspiró—Es solo que pareces no darte cuenta de todo el potencial que tienes, Patrick —dijo con voz cargada de frustración—. Has mejorado a un ritmo alarmante. Jamás había entrenado a alguien que asimile todo con tanta facilidad, y pareces no darte cuenta de ello. Quiero ayudarte a sacar todo ese potencial, Jared y yo creemos que podrías ser más que un simple futbolista de liga universitaria.

Patrick rio al escucharlo—¿Qué estás diciendo, Jean?

—Digo que si en verdad quisieras luchar por algún lugar en un equipo de primera división o inclusive en la selección no dudarían en darte una oportunidad.

—Ya… ¿no estamos exagerando? Además soy gay ¿recuerdas? Nunca podría jugar en esos escenarios y tampoco es que lo desee.

—Siempre puedes…

—No faltaré a los entrenos ¿de acuerdo? —lo interrumpió Patrick—. Si quieres programar algún entrenamiento extra también vendré. Solo avísame para que no choque con mis trabajos o las clases —tomó una de las pelotas próximas a ellos y empezó a tecniquear—. Además no es como si ya fuera a graduarme. Mientras esté aquí me comprometo a mejorar en todo lo que quieras ¿es suficiente para ti?

Jean suspiró derrotado—De acuerdo, pero recuera que tienes el potencial.

Patrick sonrió un poco—Solo quiero ser arquitecto, Jean. No futbolista o modelo.

—Aún eres joven, pronto te darás cuenta que la vida no nos lleva siempre en línea recta cuando se trata de perseguir nuestros sueños.

—Créeme que lo sé.

La manera en que Patrick lo dijo le hizo entender a Jean que lo sabía. Si no retaba mucho a Patrick era porque los del equipo se lo pedían, porque ellos si estaban al tanto de todas sus obligaciones de los cuales no compartieron mucho porque sabían que a Patrick no le gustaría, pero hoy se frustró ante esa actitud despreocupada y casi altanera del joven. Pecaba de confiado, y lo peor era que le creía cuando le decía que mañana haría entrar el balón. Desvió la mirada hacia donde el resto del equipo entrenaba bajo la atenta mirada de Jared. Patrick y él se parecían demasiado cuando se trataba al juego. A veces tenía que moderarse con él porque creía que estaba regañando a Jared.

—Vi tus fotos...

—Tú y medio Gastrell.

—Son muy…¿bonitas?

Patrick soltó una risa mientras cabeceaba el balón—No sé si usaría ese adjetivo para referirme a ellas, pero gracias.

—No sabía que te interesaba el modelaje.

—No me interesa, pero como lo has dicho: No hay línea recta hacia los sueños y lo de las fotos es algo que tuve que hacer para intentar alcanzar el mío. Era eso o la prostitución —dijo despreocupado.

Jean miró a Patrick quien seguía sin botar el balón. Siempre que intentaba hablar con él de temas más personales ponía esa barrera entre ellos. Gustaba usar de sus palabras para hacer sentir incómodo a los otros al tocar ciertos temas—No creo que Neil te hubiera dejado —dijo dándose por vencido esa vez—. Ve a tomar agua y reúnete con el resto del equipo.

Cuando llegó con el grupo, Jared terminaba de dar las indicaciones para el juego de mañana y empezó a leer la alineación con la que saldría. Patrick escuchaba atento la alineación, pero cuando llevaba diez nombres de sus compañeros Jared simplemente bajó la tabla de madera de la cual pendía la hoja de papel donde estaba la alineación.

—Esos son todos por ahora…

—¿Eh? ¿Y Patrick? —preguntó Carl extrañado.

—Aún no sé si mañana jugará como titular o empezará el juego desde la banca —dijo Jared mirando con frialdad a Patrick.

Este frunció el ceño, al parecer no iba a dejarle pasar lo de los vestidores, pero prefirió no discutir en esos momentos. Tenía demasiados problemas en esos momentos como para cargar con uno más.

—Jared, podemos…—empezó Jean.

—No, Jean. No podemos. Las reglas del equipo son sencillas. Tienes que venir a los entrenos para poder jugar y aún más, ser titular.

—¡Sabes bien por qué Patrick no ha venido! —exclamó Jim molesto.

—Jim, basta —pidió Patrick. No necesitaba que lo defendieran. Vio a su compañero querer protestar, pero la mirada que le lanzó fue suficiente para que no dijera nada—. Si Jared no quiere que juegue está bien. Respetaré su decisión.

—¿Qué? No puedes estar hablando en serio, eres el capitán Smith. ¡No puede hacerte esto! —exclamó Jim indignado.

—Déjalo así, Jim —dijo mientras caminaba hasta Jared—. Si mañana vamos perdiendo ni siquiera te molestes en entrarme a limpiar tu desastre —le advirtió en voz baja antes de ir por su maletín de entreno e ir directo a las duchas.

Le importaba bien poco que Jean le haya pedido que se quedase un rato más entrenando. Tampoco le importaba que si fue irrespetuoso o no con Jared. A la mierda con ese entrenador. Entró en los vestidores y se quitó la ropa con rapidez y la tiró con su maleta en una esquina. Se apresuró a entrar a la ducha y la abrió de golpe dejando que el agua fría le cayera con fuerza. Estaba aplicándose el shampoo cuando el resto del equipo entró.

—¡Patrick, no puedes dejar que te trate así! —exclamó Jake corriendo la cortina de la ducha en la que Patrick estaba—. Maldita sea, ¿cuál es el problema de ese tipo contigo?

—Ya hablamos con él —dijo Carl cruzándose de brazos.

—No era necesario —dijo Patrick intentando quitarse el shampoo de los ojos.

—Claro que sí —dijo Jake abriéndose paso entre todos los del equipo quienes lo habían empujado hasta el fondo—. No sé cuál es el problema contigo, pero el equipo siempre va a respaldarte.

—Sí, capi. Si es necesario ninguno sale a jugar mañana, pero no puede hacerte esto y menos a estas alturas de la temporada —dijo Carl con seguridad.

—No es que no me sienta conmovido, pero al menos podríamos dejar la charla para cuando no esté desnudo —dijo Patrick mirándoles a todos antes de volver a correr la cortina de la ducha. Dejó escapar un suspiro. No quería más problemas con los que lidiar en esos momentos.

Cuando salió de la ducha todos los del equipo estaban esperándolo así que no tuvo más remedio que hablar con ellos e intentar calmar las aguas. No quería que empezasen una revolución a estas alturas, considerando que Jared había ayudado mucho a que el resto del equipo mejorase. No entendía cuál era su problema con él, pero así como estaba su vida en estos momentos lo que menos necesitaba era echaran a Jared y Jean y volver a asumir el rol de entrenador-capitán.

Apenas logró apaciguar los impulsos revolucionarios de sus compañeros, pero se arrepintió de inmediato porque todos empezaron a molestarle con sus fotografías.

—Eh, no me digas que con la paga te has comprado semejantes botines —exclamó Jake soltando un silbido cuando logró tener uno en su mano.

—Claro que no. Cuestan un ojo de la cara.

—¿Entonces? —preguntó Tom tomando el otro.

—Fueron un regalo y ya…

—¿Te has echado un suggar daddy?  —preguntó Jake con malicia.

—Claro que no, idiota —dijo arrebatándole uno de los botines.

—Hombre, con esas fotos en la ciudad no puedes evitar que pensemos que ya andan los viejos depravados detrás de ti haciéndote regalos costosos —dijo Tom con una sonrisa de lado.

—No es que les concierne pero me los regaló Neil —dijo Patrick frunciendo el ceño mientras le arrebataba a Tom el botín restante.

—Joder, ¿te los ha regalado así por así? —preguntó Carl asombrado.

—Sí, bueno…no…digo ¡no les importa! —exclamó Patrick cerrando su maletín.

El equipo empezó a reír al notar su reacción. El buen humor había vuelto al vestuario aunque fuese a costa de Patrick.

—¿Tan bueno eres en la cama, Smith? —preguntó Jim.

—Perdiste tu oportunidad para averiguarlo, cabrón —dijo Patrick ceñudo.

—Hombre, pero es que esos regalos no se dan así por así…

—No fueron así por así, era nuestro aniversario. Listo, felices.

El equipo le miró como si no hubiesen escuchado bien—¿Te ha regalo unos botines de edición limitada porque cumplían un mes? —preguntó Jake indignado—. Joder, préstamelos. Necesito tomarles una fotografía. La desgraciada de mi novia me ha regalado un maldito oso de peluche para nuestro aniversario de un año. Se los voy a enseñar ¡¿Por qué yo tengo un maldito oso y tú unos botines de lujo cuando solo llevan un mes?!

—Porque tú no eres un modelo, Jake —dijo Jim con una sonrisa de lado.

—Sí, con esa tu nariz de tucán y dientes de castor hasta me sorprende que tengas novia —dijo Carl.

—¡Eh! Hijos de puta, ¿son mis amigos o no? —exclamó Jake indignado.

Patrick no pudo evitar soltar una risa. El resto de equipo seguía molestando a Jake cuando recibió un mensaje de Neil en su celular. Respondió que estaba en los vestidores cuando Tom le quitó el teléfono—Uh, es novio consentidor.

—¡Dame acá, Tom! —exclamó Patrick intentando quitarle el teléfono, pero Tom se lo pasó a Carl quien se lo tendió rápidamente a Jake quien alcanzó a mandar un mensaje, para luego tirarle el teléfono a Jim.

Patrick logró arrebatárselo a Jim justo en el momento que la puerta del vestidor se abrió y Neil entró en él cargando su mochila y una bolsa de tela.

—¡Eh! ¿Qué hace este imbécil para merecer unos botines de lujo? —exclamó Jake—. Solo míralo…Ok, no, no lo mires. Si no llevo las de perder, pero su humor es una mierda, Evans. ¡¿Aun así le compras unos botines?!

Neil miró confundido a Patrick—¿Qué está pasando?

—Nada, ignora a estos idiotas—dijo Patrick apresurando a recoger las cosas—. ¿Qué haces aquí?

—Te escribí que quería darte algo y luego me dijiste que viniera.

—Ah, ese no fui yo —dijo Patrick mirando con el ceño fruncido a Jake—. Anda, vamos afuera.

—No le has traído otro regalo costoso ¿verdad? Si no creo que me moriré de envidia —dijo Carl.

Neil miró al equipo y sonrió nervioso—No, no. Yo solo…mejor vamos afuera —dijo Neil removiendo la bolsa de tela que llevaba en sus manos.

Tom notó la bolsa, se la arrebató a Neil para ver el interior y notó un contenedor de plástico en el interior y un termo—Uhhh…dime que no es lo que creo que es…—dijo indignado notando como Neil iba sonrojándose —¡Son asquerosos!—exclamó tendiéndole la bolsa de nuevo.

—¿Qué es? —preguntó Jim.

—Le ha traído el desayuno —dijo Tom.

—¡Largo de aquí, cursis de mierda! —exclamó Jake indignado tirándoles una camisa—. A mí ni una botella con agua me trae la malagradecida de mi novia.

Patrick solo alcanzó a tomar sus cosas y sacar a Neil entre el mar de camisetas y toallas que les tiraban.

—¡Y la próxima vez que trae comida para todos, Evans!  —exclamó Tom.

Apenas salieron Neil soltó una risa—Hola…

—Hola, disculpa lo de allá atrás. ¿En verdad me trajiste el desayuno?

—Claro que sí, te fuiste sin desayunar.

—Podía haber comprado algo, Evans.

—Lo sé, pero siempre que puedes tú me haces el desayuno, así que pensé justo poder hacerte algo aunque no quedó muy bien —dijo Neil recordando los problemas que tuvo en la cocina—. No sabe mal, lo prometo. Solo no te rías cuando lo abras.

Patrick no pudo evitar sonreír al escucharle y tomó la bolsa que Neil le tendía—Gracias, me muero del hambre. ¿Vas a tu clase?

—Sí, tengo que correr ahora que lo mencionas —dijo Neil mirando la hora—. Te veo en la casa. Te quiero.

Patrick lo vio alejarse corriendo. Su corazón se aceleró un poco cuando escuchó a Neil decirle que lo veía en casa con una naturalidad tan propia de él, pero se sintió feliz de escuchar aquellas palabras. Salió del polideportivo y agradeció no tener que encontrarse con Jared o Jean, seguramente estarían guardando el equipo en la bodega. Llegó hasta el salón donde aún no había muchos de sus compañeros y se sentó el fondo a comer. Apenas abrió el contenedor no pudo evitar soltar una risa, ganándose más de una mirada extrañada. Patrick las ignoró y no apartó la mirada del omelet más horroroso que haya visto en su vida. No resistió la tentación y le tomó una fotografía para recordarlo. Neil no había mentido, no sabía mal, pero de presentación dejaba mucho que desear. Sonrió al notar las papas hash Brown que Neil le había puesto para acompañarlo. Tomó el termo y bebió del jugo de naranja que se había molestado en llevarle. Terminó de comer justo en el momento en que Fabio entraba al aula. Patrick se apresuró a mandarle un mensaje a Neil.

“En la noche le daré una buena propina al chef por la comida.”

***

—Entonces…

—¿Entonces? —preguntó Leah levantando la mirada de su libro para mirar a Isabella que había llegado hacía solo unos minutos y desde que se sentó frente a ella se notaba quería hablar.

—¿Tú y el catedrático de Logan y Neil?

Leah soltó un suspiro lleno de resignación. Cerró su libro—Daniel es un amigo, Isabella.

—Sí, pero hay amigos y hay amigos con los que puedes ser muy amigable —dijo Isabella con una sonrisa llena de malicia—. Y aquí en confianza pues el tipo no está mal, si te gustan mayores.

—Tiene veintiocho, Isabella, no cincuenta…

—Ya, pero más de cinco años de diferencia ya es bastante. Aunque eres una chica muy madura así que supongo que está bien que te lo busques mayorcito.

—No ando buscando nada —dijo Leah un poco irritada.

—Bueno, pero ya que lo encontraste…¿te lo vas a follar?

—¡Isa! —exclamó Leah indignada.

—¿Al menos una topadita?

Leah se llevó las manos a su rostro y dejó escapar un grito de frustración—Contigo no hay remedio ¿verdad?

—Oh, vamos. ¿No te gusta? ¿Ni un poquito?

—No lo sé, digo es agradable, muy pero muy amable y es listo. No es un idiota machista y supongo que…

—¿Supones que…? —dijo Isabella mirándola con expectación.

—Que sí es bastante guapo, pero…

Isabella frunció el ceño—¿Pero?

—Es complicado, Isa —respondió Leah.

No quería sentir nada después de saber que era hermano de Patrick. En especial porque cada vez que recibía un mensaje de Daniel ahora tenía en la cabeza la expresión de Patrick llena de dolor cuando le confesó lo de su familia, pero también se mezclaba con la expresión de culpabilidad de Daniel. No llevaban mucho tiempo siendo amigos, pero Daniel había entrado en su vida con tanta naturalidad que incluso le aterraba. Después de que regresaron a la universidad Daniel no le escribió hasta que ella se obligó a mandarle un mensaje preguntándole si en verdad las cosas estaban bien entre ellos. Recibir mensajes de Daniel en el transcurso del día se había convertido en una costumbre en poco tiempo y se sorprendió darse cuenta lo mucho que le gustaba recibirlos.

—No me digas que está casado o tiene alguna bendición repartida por allí.

—No, no, nada de eso. Es solo que no puedo decírtelo, lo siento. No aún.

Isabella se cruzó de brazos resignada—Bien, no aún. Aunque sabes que no me gusta que no me cuentes bien las cosas.

—Sí, pero esto no solo me concierne a mí.

—Vale, ¿pero es algo que puede superarse o no?

—Creo que sí…

—¿Y si se supera ese problema entonces si te lo follas?

—Contigo en verdad no hay remedio —dijo Leah cubriendo su rostro con su libro.

***

Patrick miró los mensajes del grupo de Los Títeres Rebeldes. Creyó que había leído mal en medio de la clase, pero para su desgracia Víctor tenía una entrevista de trabajo en la empresa de su padre programada para hoy en la tarde. Apenas leyó el nombre de la compañía sintió como todo su estómago se revolvía. Obviamente ninguno lo sabía, quizás Neil ataría los cabos, pero la sola idea de Víctor trabajando para su padre, no directamente pero le incomodaba profundamente. Y aun sabiendo que lo que menos quería era que sus amigos se involucrasen con su familia, si es que podía llamársele así, allí se encontraba.

—Daniel, creo que uno de tus alumnos te está esperando afuera de tu cubículo.

Patrick desvió la mirada de su móvil cuando escuchó la voz de la recepcionista del departamento, Daniel no tardó en aparecer en el pasillo. Patrick esperaba una sonrisa como las otras veces, pero esta vez podría jurar que estaba nervioso. Llegó hasta su lado y le pidió que esperara a que dejara las cosas para ir a hablar a otro lugar. Patrick accedió confundido y aguardó en silencio. Daniel le pidió que lo siguiera, salieron por la puerta de atrás de los cubículos de los profesores y siguieron caminando hasta que llegaron a un jardín solitario.

Daniel se detuvo y se giró con lentitud—Gracias por no hacer una escena frente a mis colegas.

Patrick le miró extrañado—¿Por qué haría una escena?

—¿No vienes a reclamarme o golpearme? —preguntó Daniel confundido mientras veía a Patrick abrir la boca pero ningún sonido salió, así que volvió a cerrarla sin saber bien qué decir—. Oh, ¿no vienes a hablar de Leah?

—Yo venía a hablarte de Víctor —respondió Patrick lleno de confusión.

—¿Quién es Víctor?

—No, no aguarda…¿por qué tendríamos que estar hablando de Leah? —preguntó Patrick confundido—. Es más, ¿Por qué tendría que reclamarte algo?

—Oh…creo que deberíamos de sentarnos —dijo Daniel con resignación mientras caminaba hasta la banca de cemento más próxima. Esperó a que Patrick llegase y se sentase a su lado, lo vio soltar la mochila y ponerla en el suelo—. ¿Recuerdas de la chica que te comenté la vez que salimos a almorzar?

—¡¿Es Leah?! —exclamó Patrick.

—Es ella…yo no sabía que era tu amiga o que sabía que tú y yo…

Patrick miró a Daniel confundido—Joder, eres el tipo ñoño con el que se coqueteaba por esa aplicación de libros.

—¡No nos coqueteábamos! —exclamó Daniel avergonzado.

Patrick no pudo evitar reírse ante la expresión de su hermano, el catedrático ejemplar, el hijo perfecto. Jamás había visto una reacción tan natural de él. Nunca pensó ver a Daniel avergonzado o menos sonrojado. ¡No tenía edad para sonrojarse! —Vale, vale no te coqueteabas con ella —concedió para no molestarle más—. Aún así es…demonios, te gusta mi amiga.

—Por eso creí que ibas a reclamarme. Creí que Leah te había contado que éramos amigos y no te lo habías tomado bien.

Patrick alzó la mirada al cielo y dejó escapar un suspiro—Daniel, ¿por qué no debería tomármelo bien? Es Leah, supongo que es mi mejor amiga después de Fabio, y es una persona increíble. Supongo que no todos se dan cuenta porque tiene su carácter, pero supongo que eres lo suficientemente listo para haberte dado cuenta de ello.

—Sí, es bastante madura para su edad y muy sensata. A veces es un poco explosiva cuando algo le molesta, pero me gusta también esa parte de ella. De hecho me dio varios consejos para poder hablar contigo, ella no sabía que eras mi hermano por supuesto.

Patrick miró a su hermano quien no se atrevía a mirarlo a los ojos—Oye, si quieres ser su amigo no voy a impedírtelo. No soy nadie para hacerlo. Aunque debo admitir que me siento un poco mejor sabiendo que crees que tengo el poder de prohibir a mis amigos que se junten contigo.

—Es obvio que te van a preferir a ti. En caso que tuvieran que elegir.

—No tendrán que elegir, Daniel —le aseguró Patrick mientras veía a Daniel sonreírle. Era extraño recibir ese tipo de sonrisas de su parte, pero le agradaba la sensación—. Entonces…¿te gusta?

—Sí, creo que de nada me sirve negármelo. Aunque no creo tener ninguna oportunidad con ella, seguro buscará a alguien de su edad y por lo que escuché decirle a una de sus amigas creo que le gusta Logan.

—Isabella…—dijo Patrick entre dientes. No esperaba que su visita a donde Daniel terminara de esa manera, no sabía bien qué decir puesto que Logan era su amigo y no quería sentir que estaba desahuciando a uno o al otro—. Pues supongo que eso tendría que decidirlo ella. En caso que no funcione pues puedes tener una amiga que le guste hablar de libros.

—Sí, supongo que no tengo nada que perder —dijo Daniel esperanzado—. Me gusta ser su amigo. Y no te preocupes, intentaré no hablarte de ella. No quiero incomodarte.

—Puedes hablar de ella, supongo, no sé…te diré si se vuelve incómoda la conversación.

—Suena justo —dijo Daniel más aliviado—. Entonces, quién es ese Víctor del que venías a hablarme. ¿Es alumno mío?

—Ah, no, no —dijo Patrick recordando de pronto a qué había ido—. Es un amigo mío, de Neil y de todos de hecho. Está pasando una mala racha, necesita un trabajo y nos comentó que irá esta tarde a una entrevista en la compañía de Robert.

—¿Quieres que lo contratemos?

Patrick no esperaba que fuera tan directo y que Daniel se considerase parte de la empresa de Robert, creía que se dedicaba exclusivamente a la docencia, pero al parecer aún tenía mucho que conocer de él—No…digo sí, yo esperaba que pudieras llamar a la compañía y darle alguna recomendación, porque no sé qué tan metido estás en ello.

—Veré que puedo hacer. No te preocupes. Y supongo que quieres que esto quede entre nosotros.

—Sí, te lo agradecería mucho.

Daniel asintió—Está bien, no hay problema.

—Disculpa que haya venido con un favor tan grande y…

—Para eso somos familia —lo interrumpió Daniel.

Patrick sintió un cosquilleo en su interior y sonrió apenado—Gracias…

—Agradéceme si logro conseguirle la plaza —dijo Daniel.

—De acuerdo —dijo Patrick, quien ahora entendía mejor el empeño de Leah que aceptase el trabajo como modelo. Si podía ayudar a sus amigos a que estuvieran mejor, cómo no iba a hacerlo. Al principio había odiado la idea de aceptarlo porque era la hija de Valentina, pero ahora comprendía un poco mejor el sentimiento—. Por cierto, yo le dije a Neil que eres mi hermano…

—Ah, eso explica porque se me quedaba viendo de una forma tan extraña ahora en clases. Creí que eran cosas mías.

—Este Evans —dijo Patrick resignado.

—Entonces, ¿cómo se lo tomó? ¿Ya no soy su catedrático favorito?

—No eres el catedrático favorito de nadie por las materias que enseñas, Daniel —dijo Patrick con una sonrisa de lado—. Supongo que se lo tomó bien. Solo se sorprendió, así que puede que esas miradas tarden en desaparecer. Puede que le tome un tiempo acostumbrarse a la idea.

—Entiendo. Al menos ahora sé que no soy yo el que está viendo cosas —dijo Daniel con una sonrisa—. Por cierto, vi tus fotografías…

—No por favor —exclamó Patrick hastiado.

—Y las confesiones en la página de memes de la universidad.

—¡¿Y tú qué haces viendo esas cosas?! —exclamó Patrick avergonzado—. Eres profesor, no deberías estar viendo lo que los estudiantes ponen es como violación a la privacidad…

—Son entretenidas, uno qué culpa tiene. Además son públicas —dijo Daniel con una sonrisa—. Pero no quería molestarte con ellas, solo quería que supieras que las había visto.

Patrick se contuvo para preguntarle si Robert también había visto las fotografías o si había dicho algo de ellas. Se odió por siquiera pensar en preguntar en la opinión de su padre.

—Bueno, ahora lo sé. Gracias, supongo.

—Solo no te exijas demasiado. ¿De acuerdo? Sé que Landerson los está presionando bastante. Procura enfocarte en los estudios.

Patrick sonrió a su pesar—Eres mi hermano, Daniel, no mi padre.

—Lo sé, no quería sonar como si te regañase o…

—Lo entiendo, tranquilo. Solo bromeaba un poco. Lo sé, necesitaba un poco más de dinero y pues la propuesta apareció en el momento indicado. No es como si me gustase toda la atención, desde que han salido las fotos siento que no puedo pasar desapercibido en la universidad y es molesto.

—¿Y Neil como se lo está tomando?

—Bueno, no ha ido a tapar ninguna publicidad con sábanas, así que lo tomaré como una pequeña victoria. Él me apoya aunque sé que no está del todo feliz, pero sabe por qué lo hice.

—Supongo que es normal que no esté del todo feliz. Solo si vas a seguir con lo del modelaje procura asesorarte bien con todo lo de los contratos y esas cosas. No quiero que se aprovechen de ti por ser joven.

Patrick miró de reojo a Daniel, pero se sintió bien sentir que se preocupaba por él—Lo sé, no te preocupes. La mamá de Neil me ayuda con eso. No es que planee seguir con esto del modelaje, pero la paga es mejor que la de la construcción o del café.

—Las ventajas de la belleza.

—Sí, lamento que no sepas de esos beneficios —dijo Patrick para molestarlo, se ganó un leve empujón  de Daniel—. Confórmate en que te presente a las modelos con las que trabajo. Quizás alguna tenga una debilidad por los nerds.

Daniel sonrió al escucharlo—Vale, ya te comprometiste —dijo poniéndose de pie—. No quiero dejarte, pero debo ir a subir una guía a la plataforma porque deben presentarla resuelta mañana.

—¿Ves? Por esas cosas no eres el catedrático favorito de nadie, Daniel.

***

Neil pidió las pizzas apenas salió de clases. Miró la hora y le indicó a Logan que se dieran prisa. Finalmente todos tenían tiempo para reunirse, así que Neil no dudó en decirles a todos almorzaran juntos en su casa. Cuando llegaron a la entrada peatonal de la universidad Leah, Isabella, Fabio, Víctor y Emma ya estaban allí.

—¿Y Patrick? —preguntó Neil extrañado.

—Me dijo que llegaría a la casa, tenía algo que hacer —dijo Fabio encogiéndose de hombros.

Neil asintió y les indicó a todos que avanzaran. Era agradable sentirse rodeado de todos de nuevo, los últimos días y apenas habían podido verse todos a la vez así que era agradable escuchar a todos intentando ponerse al día, a pesar que no habían dejado de escribirse en el chat. Neil sonrió al escuchar a Fabio quejarse que no estaba en el grupo y que quería estar al pendiente de las cosas vergonzosas que le sucedían a Patrick. Neil hizo una nota mental de meterlo en el grupo. Llegaron a la casa y Danny empezó a saltar por toda la sala emocionado al ver la casa llena. Danny corrió hasta donde solían guardar su cadena, la sacó y la llevó en su hocico correteando entre todos hasta que Víctor se apiadó de él y la tomó para ponérsela.

Leah sonrió al verlo—Danny siempre se sale con la suya.

—Es igual que Neil —respondió Logan a sus espaldas.

La chica sonrió al escucharlo—Supongo que así como es el perro es el dueño.

—No lo dudo. Hola…

—Hola de nuevo —dijo Leah sin borrar su sonrisa—. ¿Viste el juego los Spurs contra los Lakers anoche?

—Ah, no, no pude. Estaba ayudando a Víctor con unas cosas y luego tenía que hacer una guía.

Leah asintió con la cabeza—Mejor, hubieras llorado ante la paliza que le dieron.

Logan sonrió un poco—Supongo que tardarán un poco ganar otro campeonato.

—Siempre puedes subirte al tren de los Warriors.

—Sabes que solo soy de un equipo, Leah.

—Lo sé, la fidelidad andado.

Logan asintió y notó la expresión de su amiga y como se quedaba en silencio por unos segundos—Puedes preguntar sobre las terapias. No es un tema tabú.

—Ah, no, no planeaba preguntarte eso. No al menos directamente.

—¿Entonces?

—Nada, solo quería decirte que te ves mejor. Luces un poco más feliz, pero no sabía cómo decírtelo.

Logan miró a la chica sorprendido—¿De verdad?

—Sí, no sé qué estás haciendo de diferente, pero parece dar resultado.

Logan miró en dirección a la puerta principal donde Víctor se disponía a salir con Danny antes de volver a prestarle atención a Leah—Aún no cantemos victoria.

—Claro que no, pero se permite sentirte con esperanza de que todo mejorará.

—Sí, eso creo. ¿Y tú cómo has estado? ¿Algo interesante que reportar?

Leah sabía que tenían la confianza de decirse cualquier cosa, pero por alguna razón se había guardado lo de Daniel. Podía decirle a Logan que solo eran amigos y no sería una mentira, pero tampoco se sentía del todo una verdad porque le Daniel poco a poco le iba pareciendo más atractivo al punto de admitirse que quizás le gustaba un poco más de lo que debería, pero no sentía apropiado comentárselo en esos momentos.

—Después de aquí tengo que ir corriendo donde mi madre a ayudarle con lo de la nueva tienda.

—¿Participarás en el torneo de surf? Mañana es el último día para que te inscribas ¿verdad?

Leah miró sorprendida a Logan, no esperaba que lo recordara considerando todas las cosas que tenía en la cabeza—Ah, no lo sé. Creo que no…

—¿Por qué no? Eres increíble, Leah.

La chica sonrió un poco al escucharlo—No lo sé, supongo que no quiero que mi madre se entere. Ya sabes cómo es.

—Pero no estás haciendo nada malo. Sí, sé cómo es tu madre, pero no deberías privarte de hacer lo que te gusta.

—Ya, pero ya sabes que si no es algo que sea bello no está muy de acuerdo.

—Dices eso porque no puedes verte en las olas —dijo Logan con seguridad—. La primera vez que te vi en medio del mar, no sé, fue como si redefinieras todo lo que consideraba bello. Eras fuerte y bella. Hasta ese momento no me había percatado que ambas cosas podían ir de la mano. Así que si te animas a hacerlo sé que todos verían lo que yo vi y no dudaría a irte apoyar.

Leah sonrió avergonzada por las palabras de Logan—Yo…vaya, no sé qué decir.

—Solo dime que tomarás una decisión que te haga feliz a ti. Además, ¿no estamos lo suficientemente grandes como para hacer lo que nos gusta y que no nos importe lo que los demás piensen?

—Sí, supongo que tienes razón —reconoció Leah.

Llamaron a la puerta y Neil se apresuró a ir a abrir con el dinero en mano. Era el repartidor de pizzas. Emma y Fabio se apresuraron a sacar los platos y vasos para todos. Víctor entró con Danny en esos momentos. Una leve capa de sudor cubría su rostro denotando que no había sido un paseo tranquilo. Leah y Logan fueron a sentarse juntos.  Todos estaban comiendo cuando la puerta principal se abrió.

—Uh…Miren quien tiene llave de la casa —dijo Emma.

—Hasta mucho se habían tardado —dijo Víctor.

Patrick cerró la puerta un poco apenado—Hola —dijo dejando sus cosas e intentando evitar que Danny se le tirase encima, quien apenas lo vio salió corriendo a recibirle. Patrick se apresuró a tomar un plato al notar que se había tardado más de lo esperado porque la mitad de la pizza había desaparecido ya.  Se sentó al lado de Emma quien se apresuró a servirle un vaso con soda—Hola, ¿cómo está Oli?

—Bien, mis padres fueron por él al kínder por eso aproveché de comer con ustedes. Siempre me pregunta por ti.

—Ah, avísame cuando lo traigas a la U para saludarlo —pidió Patrick.

—Claro, yo te aviso. Por cierto, ¿qué te dijo tu abuelo de las fotografías? —preguntó Emma con entusiasmo.

Neil quien estaba concentrado en comer casi se atraganta con la pizza al alcanzar a escuchar la pregunta. Su mirada no tardó en encontrarse con la de Patrick quien este también le miró de reojo.

—Ah, bueno, no le quedó tiempo de decirme nada y no sé si las ha visto —confesó Patrick con cierta tristeza.

—¿Pasó algo con Gabriel? —preguntó Emma con preocupación.

Patrick sintió la mirada de todos cuando Emma alzó demás su voz. No respondió de inmediato y notó que Neil estaba listo para intervenir, sabía que solo bastaría una mirada para que lo hiciera, pero Patrick volvió la mirada sus amigos quienes le miraban preocupados. Dejó su plato de pizza en la mesa y todos lo imitaron como si supieran que lo que iba a decir era serio.

—Yo…aprovechando que están todos tengo que decirles algo —dijo Patrick sin atreverse a mirar a nadie a los ojos—. Una confesión más bien. Sé que Neil les dijo que mis padres estaban muertos, pero eso no es verdad.

Patrick apretó sus puños y alzó la mirada esta vez viendo a Leah quien solo le sonreía con comprensión. Nadie dijo nada y Patrick demoró unos segundos en tener valor de mirar el rostro de los demás, habían ciertos grados de sorpresa en los demás, pero ninguno parecía reprocharle la mentira.

—Mis padres…—empezó  sintiéndose extraño no llamarlos por sus nombres— No tenemos buena relación. Mi padre tenía una familia cuando yo nací así que solo se ocupó de mis gastos mientras crecía, por otro lado mi madre…—Patrick no sabía bien cómo definir a su madre. Quizás le dolía un poco más la actitud de su madre porque a lo mejor una parte de él siempre creyó que al menos uno de sus padres lo querría, pero se había equivocado—. Mi madre viene y va. No es alguien muy confiable, de hecho —dijo con una sonrisa amarga. Volvió a tener fija su mirada en sus manos porque no quería volver a llorar—. En fin, aparece siempre que necesita dinero o un lugar donde quedarse…Ayer apareció en el departamento y pues no me lo tomé bien —dijo Patrick mirando a Neil pidiendo un poco de ayuda para terminar.

—Patrick se quedará a vivir conmigo por una temporada o quizás sea algo permanente, lo que él decida está bien —dijo Neil—. Pero que Gabriel sabe de las fotos, pero no sabemos si las ha visto.

—Yo, perdón por no haberles dicho nada antes. No es un tema del que me guste hablar.

—No te disculpes, Patrick. Disculpa mi pregunta —dijo Emma apenada.

Patrick negó con la cabeza—No, no te disculpe. Iba a decírselos solo que no sabía bien cómo hacerlo, pero me alegra que lo sepan. Todos han sido honestos respecto a sus relaciones con sus familias y yo sentía que les debía eso. Ah, antes que lo olvide…Daniel…Daniel Hayes —tuvo que aclarar—. Es mi hermano.

—Aguarda…¡¿El catedrático de Neil y Logan?! —exclamó Isabella.

—Sí, sé que es extraño…

—¿Tú Daniel? —preguntó Isabella mirando a Leah.

—¿Tu Daniel? —repitió Logan confundido.

—Nos hemos hecho amigos hace poco —se apresuró a decir Leah.

—Sí, bueno, sé que es extraño considerando que no nos parecemos mucho, pero uno no escoge a la familia ¿verdad?

—Y que lo digas. Si uno pudiera no escogería a la lengua suelta de mi hermana —dijo Fabio con resignación lo que sacó una carcajada al grupo, en especial cuando Isabella le soltó un manotazo.

—Bueno, si no hay nada más que discutir ¿podemos seguir comiendo? —preguntó Emma mientras tomaba su plato.

El resto la imitó y siguió comiendo. Patrick sintió que se quitó un peso de encima. Terminaron de comer y Logan y Víctor se ofrecieron a lavar los platos. Isabella, Fabio, Emma y Neil se acomodaron frente al televisor. Patrick iba a hacerlo cuando sintió a Danny tirar de su pantalón.

—¿Quieres salir? —preguntó cuando el perro lo soltó, corrió hacia la puerta y volvió hacia él para tirar de su pantalón.

—Víctor lo sacó cuando llegamos —dijo Leah poniéndose a su lado.

—Este perro está igual de consentido que su amo —dijo Patrick cuando vio que Danny iba por la correa y la dejaba a sus pies—. Ya que… ¿me acompañas? Quería hablar contigo.

—Claro —dijo Leah mientras veía a Patrick ponerle la cadena a Danny con un poco de dificultad porque el perro se movía emocionado.

—Sacaré a Danny, Evans —anunció Patrick.

Neil miró sobre el sofá confundido—Víctor ya lo sacó.

—Pues quiere salir de nuevo —dijo Patrick intentando que Danny no tomase el control—. Voy y vengo —dijo mientras salía con Danny con Leah detrás de él.

Caminaron por la desolada calle. A esa hora no había mucha gente en las casas por ser día de semana—¿Estás bien?

—No lo sé —confesó Patrick—. Estoy agotado, si tengo que ser honesto. Anoche las cosas se pusieron demasiado tensas.

—Te has peleado con Gabriel —concluyó Leah.

—Sí, aún no sé cómo pedirle perdón. No esperaba que Catherine apareciera.

Leah no dijo nada hasta que sintió la mirada de Patrick sobre ella—¿Por qué regresó?

—Dice que se sintió mal por lo del embargo, que quiere ayudarnos a estar bien y no sé qué otras tonterías.

—Si en verdad se hubiese sentido mal hubiese regresado de inmediato.

Patrick sonrió con amargura—Lo sé, Leah. No soy estúpido.

—No digo que lo seas, pero es tu madre y es normal que te cueste ver…

—¿Qué? ¿Qué es una vividora? —preguntó Patrick alzando una ceja.

—No iba a decir eso…

—Ah, Leah, es mi madre, pero no estoy ciego. A veces quisiera serlo, así sería más fácil convivir con ella —admitió Patrick con amargura.

—¿Entonces por qué crees que regresó?

—Opción uno: su novio de turno la botó y no tiene donde ir. Opción dos: Vio las fotografías que hice para tu madre y quiere ver qué tan grande es el pastel y si puede dar una buena mordida de él —dijo Patrick mientras llegaban al parque y se agachaba para quitarle la correa a Danny. Vio una rama y se la tiró para que  corriera por ella. El perro salió disparado hacia donde estaba la rama y volvió trotando hasta ellos meneando la cola.

—Por eso te has venido a vivir con Neil.

—Sí, ya sabes, manejo mal este tipo de situaciones…

—No, claro que no —dijo Leah con seriedad cruzándose de brazos—. Creo que hiciste lo correcto. Estar con tu madre no sería bueno para ti y pondrías a tu abuelo en una posición comprometedora.

—Eso ya lo hice ayer. Le dije que tenía que escoger entre ella o yo. Obviamente no pudo hacerlo —dijo Patrick mientras tomaba la rama que Danny le tendía y la volvía a arrojar.

—Deberías intentar hablar con él.

—Lo sé, pero no quiero hacerlo si Catherine está en el departamento.

—Puedes cerciorarte que no esté allí, o estoy segura si le pides a Neil que vaya por él y lo traiga a la casa para platicar lo haría.

—No quiero a Neil cerca de esa mujer —dijo Patrick con seriedad mientras veía a Danny regresar a él, le dio unas palmaditas antes de volverla a arrojar un poco más lejos.

—¿Por qué?

—Porque no quiero que se involucre con ella. No la conoces Leah. De un momento a otro te convence a hacer lo que quiere. No quiero exponer a Neil y que se aproveche de su bondad.

Leah le miró con comprensión—Entiendo que quieras protegerlo, pero también creo que subestimas a Neil. Ya has hablado un poco de ella con él ¿verdad?

—Sí…

—Entonces estoy segura que él puede manejarla. Recuerda que la especialidad de Neil también es salirse con la suya —le recordó Leah.

—No me gusta cuando lo dices de esa manera…

Leah sonrió un poco. Era obvio que la comparativa no iba a agradarle, pero tenía que hacérselo ver—Entonces solo recuerda que mientras no se trate de golpear a alguien Neil puede apañárselas solo. Es tu novio y queramos o no ella es tu madre, así que es inevitable que tengan que verse alguna vez. Neil es lo suficientemente maduro para hacerle frente si es necesario y sé que si se lo permites va a apoyarte en lo que necesites.

Patrick recibió la rama que Danny le trajo, pero esta vez se tiró al suelo panza arriba buscando atención. Patrick suspiró antes de sentarse en el suelo y acariciarlo—Eres un consentido —le reprochó. Alzó la vista hacia su amiga—. ¿En verdad crees que Neil podría manejar a mi madre?

—Creo que si te comunicas con él, será capaz de enfrentarse a lo que sea, pero si no le dices las cosas le será más difícil comprender por lo que pasas. Ya sabes, tienes que conocer al enemigo para hacer una buena estrategia.

Patrick dejó escapar un suspiro de resignación—¿Todo se reduce a la comunicación siempre?

—No si te haces boxeador. Entonces puedes agarrarte a golpes todo lo que quieras, aunque mi madre no estará muy feliz que su nuevo rostro de campaña esté con un ojo hinchado.

—Pues esperemos que esto de hablar dé resultado —dijo resignado Patrick mientras veía a Danny intentar sentarse en sus piernas—. ¡Maldita sea, Danny! ¡Ya no eres un cachorro!

Leah dejó escapar una carcajada. Intentó atraer la atención del perro con la rama, pero ya se había empecinado en acaparar toda la atención de Patrick quien terminó recostado en el césped con el perro encima de él moviendo la cola alegremente.

—Por cierto, así que Daniel era el ñoño con que te escribías por tu aplicación de libros —dijo Patrick intentando esquivar el hocico de Danny quien estaba empeñado en querer lamerlo.

—Sí —dijo Leah incómoda—. No sabía que era el mismo Daniel, de hecho lo descubrí hace poco. Quería hablar de eso también.

—¿Te agrada?

—Es complicado, sabiendo todo lo que te hizo…

—¿Pero el Daniel de ahora te agrada? —preguntó Patrick intentando sentarse, pero Danny puso sus dos patas en sus hombros y terminó de nuevo acostado.

—Me agrada mucho.

Patrick asintió—A mí también…no creo que de la misma manera, lo cual está bien porque si no sería bastante perturbador, pero si a ti te agrada entonces no tienes que preocuparte de lo que piense.

—¿Estarás bien con eso?

—Sí, Leah. Creo que puedo manejar que sean amigos —dijo Patrick notando como la chica desviaba unos segundos su mirada. Entonces comprendió que quizás lo que Daniel sentía no era unilateral—. O si quizás luego se convierte en algo más supongo que puedo manejarlo.

—¿Qué quieres decir?

—Tú sabes lo que quiero decir. Aunque te recuerdo que vas a vivir con los comentarios de la gente diciéndote que has escogido al hermano feo.

Leah se sonrojó apenada—Ah, pues no tengo ningún interés en el hermano guapo, además el guapo es gay ¿recuerdas?

—Ah, pequeño inconveniente —dijo Patrick intentando esquivar el puntapié que le lanzó Leah—. Ya, no sé de qué van ustedes, pero si es lo que quieres pues adelante. Aunque si se pasa de listo házmelo saber. Aprovecharé de desquitarme algunas cosas de la infancia.

Leah sonrió al escucharlo y verlo alzar el puño a manera de amenaza. En verdad Patrick era un poco tonto para no ver que en verdad todo se solucionaba hablándolo.

***

Víctor se detuvo frente al edificio y miró a Logan quien le esperaba expectante—¿Seguro que podrás con el automóvil tú solo?

—Deberías estar preocupado por la entrevista no por mí, Víctor —le hizo ver Logan.

—Lo sé, pero no puedes culparme. Es la primera vez que conducirás tú solo —le hizo ver Víctor.

Logan le había pedido que lo dejase conducir hacía unos días. No supo bien que expresión hizo cuando Logan se lo pidió porque su amigo se apresuró a retractarse, pero Víctor solo pudo tomar las llaves del carro, tomarlo del brazo y arrastrarlo al parqueo del departamento antes que cambiase de parecer. Sabía que era un paso grande el que intentaba hacer y que se lo pidiese a él y no a Neil de alguna manera lo hacía sentir especial. Habían empezado con trayectos pequeños, una vuelta a la manzana o no más de tres kilómetros. Poco a poco habían ido aumentando los trayectos y en general todo había ido bien. Después de todo Logan no había sido el conductor en el accidente, así que era solo vencer el miedo de estar frente al volante. En general no hubo inconvenientes a excepción cuando una ambulancia pasó cerca de ellos y Logan tuvo un ataque de pánico. Víctor lo obligó a hacerse a estacionarse y que se tomara su tiempo. Después de eso todo bien. Logan no dejó que ese mal trago le impidiera seguir manejando.

—Puedo esperarte aquí y no en el café que acordamos.

Víctor se apresuró a negar con la cabeza. No quería que Logan pensase que no confiaba en él o que lo creía incapaz de conducir medio kilómetro. Era una distancia pequeña, pero una parte de él quería poder estar cerca de Logan por si lo necesitaba aunque sabía que eso no siempre sería posible.

—Vete. Llegaré allí cuando termine —dijo Víctor pasándole las llaves del vehículo.

Logan salió del auto y él hizo lo propio. Abrió la puerta del asiento trasero y tomó el saco que llevaba. Se lo colocó con cierto nerviosismo y se quedó mirando el edificio. La plaza estaba por encima de su experiencia y aun así lo habían llamado. Quizás sus conocimientos compensaban algo su falta de experiencia.  Estaba nervioso, en especial porque le gustaba la descripción del puesto y en verdad le gustaría trabajar allí, pero intentaba no pensar en eso porque ya lo habían rechazado de lugares que le gustaba el puesto y que creía que cumplía los requisitos. Esas eran las ocasiones que le había sido más difícil seguir probando suerte.

—Hey…—dijo Logan poniendo su mano en el hombro de Víctor—. Lo harás bien. Tranquilo.

—No tenías que venir.

—Lo sé, pero lucías feliz cuando recibiste el correo agendando esta entrevista y quien quita, quizás te doy buena suerte.

Víctor sonrió al escucharlo—Eso espero. Tengo que entrar.

—Avísame si quieres que regrese por ti cuando termines—dijo Logan dándole un abrazo a Víctor—. Tranquilo, te irá bien. Si estás nervioso mejor piensa en si tu auto está bien.

Víctor río al escucharlo y le devolvió el abrazo—Gracias, Logan.

Víctor se separó de él y entró al edificio. No quería voltear a ver porque sabía que Logan todavía estaría frente del edificio, no quería que creyera que dudase de él, por lo que fue directo hacia la recepcionista. La mujer le indicó que tomase asiento. Víctor se acomodó en uno de los asientos libres, le indicaron que no necesitaba llevar impreso el currículo, por lo que no tener algo a lo que aferrarse le ponía nervioso. Se removió en el asiento inquieto. Controló su impulso de meter su mano en su bolsillo y sacar su móvil. Se maldijo por no haber bajado uno de sus libros, al menos lo haría ver un poco más intelectual. Esperaba que al menos esta vez el entrevistador lo viera a los ojos, su entrevista pasada el hombre que lo entrevistó se pasó viendo la pantalla de su computadora e interrumpiéndolo para contestar su celular que no dejaba de sonar. Al final cuando le preguntó su pretensión salarial había dicho el doble que era usualmente destinado a la plaza solo porque ya estaba harto de ese tipo. Es cierto que necesitaba el trabajo, pero lo menos que quería era trabajar para él. Cuando el hombre escuchó la cifra fue la única vez que lo miró a los ojos desde que había entrado a la oficina. Víctor la repitió con seguridad, pensó que el hombre se reiría en su cara, pero solo asintió, anotó la cifra en su currículo y le agradeció por su tiempo.

—Víctor…

Víctor alzó la mirada confundido y notó a una mujer frente a él. Se sobresaltó y se apresuró a ponerse de pie. No sabía cuánto tiempo llevaba allí. Había estado tan ensimismado que no notó cuando se acercó.

—Buenas tardes. Disculpe.

—No te preocupes. ¿Vamos?

—Sí, sí —dijo siguiendo a la mujer quien saludó alegremente a la recepcionista y luego se presentó como la jefa recursos humanos.

 Entraron al elevador y cuando la mujer sacó su móvil. Víctor aprovechó de estirar un poco su traje que se había arrugado. Con su cabello no había remedio. Se acomodó los lentes y salió detrás de ella cuando las puertas se abrieron. La  jefa abrió la puerta de una de las oficinas que daban hacia la calle principal. Estaban en el quinto piso por lo que tenían una bonita vista del lugar. Adentro los esperaba un hombre entre sus treinta y treinta cinco años.

—Buenas tardes —saludó mientras estrechaba su mano.

 El hombre le indicó que tomase asiento. Se presentó como el jefe de la unidad administrativa.  La entrevista fue bastante fluida entre los tres, le preguntaron sus funciones en la empresa de su padre, le explicaron las funciones que esperaban que pudiera llevar a cabo dentro de la empresa, le dijeron un par de funciones que no habían contemplado en el perfil, pero eso ya se lo esperaba. Al menos era cuestiones de pago de planilla y extender cheques a los proveedores, cosas que se creía capaz de manejar.

—Bien, creo que son todas las preguntas que teníamos para hacerte. ¿Tienes alguna pregunta o algo que agregar?

—Agradecerles por su tiempo —dijo Víctor—. Y por considerarme para el puesto, sé que quizás existan personas con más experiencia, pero espero que consideren mi currículo para la decisión final porque aprendo rápido, no me conformo con nada menos que un trabajo excelente de mi parte y pues… no sé, me gustaría mucho poder trabajar con ustedes.

—Si bien es cierto que no cuentas con los años de experiencia que pedimos tienes buenas referencias, excelentes de hecho —empezó la jefa de recursos humanos.

Víctor le miró extrañado porque nunca le habían dicho eso. Solo había puesto al jefe de recursos humanos de su compañía, al catedrático para el que había sido instructor el semestre anterior y un catedrático más.

—Resolviste el examen psicológico que te enviamos en línea y tienes una excelente calificación. Si bien, volviendo a lo de tu falta de experiencia para algunos requerimientos del puesto creemos que no es problema. Podemos ofrecerte un mes a medio tiempo para que vayas aclimatándote poco a poco en tus nuevas funciones, considerando que estudias creo que es una buena propuesta. La paga sería la mitad obviamente durante ese tipo de prueba ya que no cumplirías con toda la jornada laboral. Puedes empezar mañana si te viene bien. ¿Qué dices? —concluyó la jefa.

Víctor miró a la jefa y luego al jefe administrativo con confusión—¿Quieren que trabaje con ustedes?

—¿No es para lo que has venido? —preguntó el hombre.

Víctor se sonrojó apenado, empezó a balbucear, pero al notar que nada salía solo pudo asentir con entusiasmo—Sí, sí, me encantaría. Puedo empezar mañana mismo. Estaré a primera hora de la mañana si me lo pide.

El hombre rio al escucharlo—Entramos a las ocho. No es necesario que vengas a abrir el edificio —dijo poniéndose de pie.

Víctor se despidió de ambos lleno de confusión. La jefa de recursos humanos lo escoltó de nuevo al ascensor, la mujer se quedó fuera de este—Hasta mañana y bienvenido al equipo —dijo antes que las puertas se cerrasen dejando a Víctor solo en el ascensor lleno de confusión.

Se despidió de la recepcionista y salió a la calle, empezó a caminar en dirección al café, confundido hasta que de pronto digirió que lo habían contratado, que empezaba mañana. De un momento a otro se encontró corriendo rumbo al café, jamás había sido una persona atlética, por lo que cuando las puertas de vidrio se abrieron era un completo desastre, tenía la corbata colgándole en un hombro, los lentes desalineados y estaba seguro que su cabello sería un perfecto nido de pájaros. Buscó con la mirada a Logan, no tardó en encontrarlo en la esquina más apartada del local. Tenía un lápiz en su mano y parecía estar resolviendo unos ejercicios, pero en ese momento alzó la mirada. Apenas sus ojos se encontraron Víctor salió corriendo en dirección hacia él. Logan se puso de pie confundido.

—¿Víctor qué…?

Apenas lo tuvo a su alcance lo abrazó con fuerza y empezó a reír mientras lo alzaba un poco—En verdad eres mi amuleto, Logan.

—¡No! —exclamó Logan abrazándolo con fuerza— ¡¿Esto es en serio?!

—Sí, empiezo mañana.

Logan dejó escapar una risa—Tenemos que celebrar. Tú escoges el lugar.

Víctor se sentía pletórico, podía invitarlo a un hot dog de la calle y le sabría a un manjar de dioses. Para él solo la presencia de Logan era más que suficiente, después de todo no mentía cuando le dijo que era su amuleto de buena suerte, desde que vivía con él toda su vida por fin empezaba a recobrar el rumbo, se sentía querido e importante, pero lo principal era que se sentía feliz.

Notas finales:

Gracias a todos por lo que se preocuparon por mí o por la falta de actualización. Estoy de vuelta. 


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