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Los títeres rebeldes por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos! Traigo actualización, espero que todos estén bien y que sus familias estén con salud. Creo que ahora es bastante ¿seguro? mencionar que vamos entrando a la recta final con los Títeres Rebeldes, es extraño ponerlo escribirlo y que las personas lo sepan, pero conforme he avanzado a escribir el siguiente capítulo me he dado cuenta de ello. Así que vamos acercandonos al final. Gracias por leerme siempre y su paciencia :D

LIV.

Tenía que crear un Instagram. Eso fue lo que le recomendó Hugo e indirectamente Valentina. No sabía por qué o para qué. Se lo intentaron explicar, pero no comprendió ni una palabra. Ayer que habían ido al acuario una de las encargadas del show de los pingüinos les ofreció poder alimentarlos y pasar tiempo con ellos a cambio de una foto de Patrick para colgarlo en el Instagram del acuario. Al parecer no les estaba yendo tan bien, así que esperaban que una foto de él en el acuario fuera suficiente para atraer más personas.

No entendía por qué alguien querría ir a un lugar solo porque alguien que no conocían había ido y no por el lugar en sí, pero había aceptado. Primero porque notó la emoción en el rostro de Neil ante el ofrecimiento, y vamos, no podía negarse que a cambio de una foto pudiera darle un momento memorable a su novio. Segundo su abuelo siempre le decía que si podía ayudar alguien que lo hiciera.

Al final las cosas habían salido bien. Neil no se calló en todo el camino diciendo lo increíble que son los pingüinos. Patrick tampoco quería que se callara, le gustaba esa verborrea interminable pero llena de emoción. Neil había mandado una foto al grupo de los títeres y les había explicado cómo habían conseguido tener acceso. Isabella le había mandado esa mañana dos capturas de pantalla del Instagram del acuario. Antes de la publicación de la foto tenían 13.0k seguidores, después que publicaron la foto de Patrick los seguidores subieron a 20.0k y su fotografía era la que más likes tenía.

Estaba viendo la fotografía cuando Isabella llegó a su mesa de la cafetería.

—Hey, estás viendo el poder que tienes.

Patrick se encogió de hombros—No sé cómo funciona realmente o si ese número hace alguna diferencia.

—Oh, claro que lo tiene amigo mío. Leah me dijo que su mamá puso el grito en el cielo al principio, su modelo de alta costura no debería andar dando publicidad gratis, pero Leah se encargó de calmarla. Al final terminó cediendo solo porque estas usando la ropa que te dio y vio que aumentaron las ventas de la ropa que llevabas ayer.

—Ya, realmente no estoy entendiendo nada, pero Hugo me llamó hace ratos diciéndome que tenía que crear uno y que le avisara cuando lo hiciera. Creo que quiere ayudarme o algo por el estilo.

—Deberías hacerlo. Valentina por muy ícono de la moda y marca tendencias que sea no sabe mucho de redes. Cuando ella alcanzó la cima todo era en relación al misticismo que generaba su figura, entre menos supiera mejor, tenían que verse inalcanzables. Hoy es lo contrario, a las personas les gusta que los famosos publiquen de su vida, se sienten parte de ella o al menos sienten que no son tan diferentes a ellos.

—Ya, pero yo no soy famoso.

—Claro que lo eres y después del desfile serás aún más.

Patrick frunció el ceño, también para eso lo había llamado Hugo. Creía que se había salvado de la pasarela, pero el desfile sería la otra semana. Valentina casi le da un ataque cuando vio la foto del acuario y notó el golpe que se había llevado en el partido contra la Sub21. Hugo le dijo que le informaba hasta ahora lo del desfile para evitar que tuviera suficiente tiempo para arrepentirse. Tenía que ir a unos ensayos y unas clases privadas esta semana. No se molestó en preguntarle si tenía tiempo o si aún seguía vivo a estas alturas del semestre. Solo recalcó que lo del Instagram debía estar hecho antes de la próxima semana.

—Ya te contó Leah…

—Pues claro. ¿Entonces quieres que te ayude con lo del Instagram?

—Sí, ¿tan obvio soy que para eso te pedí que nos viéramos?

—La verdad sí, pero no importa, sabes que me gustan estas cosas —dijo Isabella mientras le tomaba el celular a Patrick— ¿Ya creaste tu cuenta?

—Sí. Solo que no tiene nada. No sé qué poner.

—¿Puedo ver tu galería de fotos?

—Sí…—dijo Patrick, pero luego recordó la fotografía que le había enviado a Neil el sábado—. ¡Isa, aguarda!

—Uh, muy artística, no se ve vulgar. Ojalá más hombres mandaran fotos así y no solo de la erección —dijo Isabella como si nada mientras seguía bajando la galería—. Obviamente no pondremos esa, de allí solo tienes fotos de construcciones, de Neil, Niebla, solo de tu abuelo y un par de fotos con Neil. Nada que me sirva. Tienes suerte que me tienes.

Rebuscó en su mochila hasta que dio con un plumón, sacó una hoja en blanco y empezó a escribir una frase. Cuando se la pasó Patrick le miró confundido.

—Esto no va a funcionar.

—Confía en mí. Ahora anda vamos al jardín, tienes suerte que ando mi cámara.

Patrick la siguió sin estar del todo convencido hasta que encontraron un lugar agradable para tomarle la fotografía. Tomó el pequeño cartelito y lo alzó. Isabella rio al notar la expresión de molestia-resignación y tomó varias fotos.

Patrick esperaba que le dijera que sonriera o al menos no tuviera esa cara de enojo, pero se sorprendió le dijo que habían terminado. Esta vez sí estaba seguro que le estaba tomando el pelo. La vio descargar las fotos en su computadora y luego le indicó que abriera Instagram en su computadora. Patrick lo hizo no muy convencido. Isabella no dudó en subir la que consideraba que era la mejor fotografía.

Patrick suspiró. Debió dejar que Hugo se encargara de esto. Ahora estaba allí en redes sosteniendo un cartel de “Hola, me obligaron a crear Instagram…No sé cómo funciona esto, estaré informando…Pdt. Sí, mi ojo y yo estamos bien, solo un pequeño golpe en el partido del sábado” con cara de pocos amigos.

Isabella no dejaba de sonreír mientras se apresuraba a seguir la cuenta de Valentina, de la marca Scaff y de Valentina’s.

—Listo. Avísale a Neil, se merece ser el primer “me gusta”.

—¿No vas a seguirlo a él?

—¿Quieres que lo haga? No le veo lo malo, pero quizás la gente va a ir a stalkear a Neil y puede que no sea agradable.

—Sí, mejor lo consulto con él primero —dijo Patrick. No quería a un montón de extraños revisando todas las fotografías de Neil.

Isabella sonrió al ver en su computadora que Neil le había dado follow y me gusta al Instagram de Patrick casi de inmediato. Ahora ya podía decirle al resto y avisarle a Hugo.

Al notar la emoción de Isabella decidió confiar en ella. Suponía que ella sabía lo que hacía.

***

Leah vio a Daniel salir del aula antes que sus alumnos. Eso era una novedad. Usualmente era el último, pero le había pedido que lo esperara fuera del aula si no interrumpía sus horarios. Sabía que Daniel estaba ocupado organizando un congreso para la gente de maestría de la próxima semana, por eso no le había propuesto ni siquiera ir a almorzar porque sabía que necesitaba todo el tiempo del mundo, considerando que nadie parecía querer encargarse de la parte logística.

—¡Hola! Perdón por pedirte que vinieras…

Leah sonrió ante la disculpa, Daniel solía disculparse mucho por cosas que no debería, pero ya  empezaba a rendirse en intentar lograr que dejase de disculparse por todo, y aceptaba esa parte de él—No te preocupes por eso, ¿pasó algo? ¿Necesitas ayuda con lo del congreso?

Daniel sonrió apenado—No podría pedirte ayuda, luego no tendría cara con que verte…no, en realidad quería darte esto —dijo pasándole un pequeño regalo.

Leah le miró con confusión—¿Y esto?

—Tampoco hagas esa cara, no es la gran cosa, pero espero que te guste…

Esta vez fue turno de Leah de apenarse, inconscientemente miró a todos lados, pero todos estaban demasiados ocupados en correr a la siguiente clase y realmente todos intentaban ignorar a los catedráticos fuera de las aulas, así que era como si Daniel anduviera siempre un escudo de invisibilidad fuera de esta.

—Perdón, ¿no debí dártelo aquí? ¿Es muy raro?

Leah negó con la cabeza—No… ¿puedo abrirlo?

Daniel le indicó que lo hiciera.

Leah volvió a sentarse en la banca y Daniel hizo lo propio, abrió con cuidado de no arruinar el papel. Apenas vio el título se sonrojó, miró a Daniel sin saber qué decir.

—Dime que traje el correcto…

—Sí, es solo ¿Cómo…?

—Te escuché preguntar por él la última vez que fuimos a la librería, pero se había agotado. Ayer que fui vi que lo tenían.

—No tenías que hacerlo…

—No fue nada.

—Ay, espero que no te hayan dicho nada.

—La cajera me dijo que no muchos hombres iban y compraban BL en la tienda.

Leah se llevó las manos al rostro el cual ya competía con sus cabellos—Ay, lo siento, tanto, Daniel. No creía que me escucharías y…

Daniel rio ante la reacción de la chica—Leah, no me molesta, no te mortifiques tanto. Pedí que lo envolvieran también en parte porque si mi madre lo encontraba haría muchas preguntas.

Leah no se sintió mejor—Lo siento…

—Ahora eres tú la que se disculpa demasiado, ¿al menos podrías alegrarte? Sino voy a creer que traje el equivocado y que no estás feliz con ello.

Leah sonrió derrotada—Me encanta, no tienes idea lo difícil que es conseguir este tomo. Gracias, Daniel.

Daniel dejó escapar un suspiro de alivio—Me alegra y no quisiera dejarte, pero debo irme, probablemente no pueda verte esta semana, pero no quería esperar hasta cuando al fin esté libre para dártelo, en caso que lo encontraras y lo compraras.

Leah le miró enternecida y sonrió—Gracias por pasar semejante vergüenza para verme feliz.

—Ah, pasaría las necesarias. Solo no me hagas pasar alguna vergüenza aquí por favor, demasiados estudiantes listos para subir el próximo video viral.

—Suena justo para mí, bueno, no te quito más el tiempo.

—Gracias y cuando termine todo esto ¿te gustaría salir en otra cita?

Leah asintió con energía—Ve a terminar todo rápido para que podamos salir de nuevo.

—¡Entendido! No olvides escribirme de vez en cuando para ver si sigo vivo.

Leah lo vio alejarse volvió a ver su manga y sonrió apenada. Isabella seguro iba a reprocharle que aún no lo había besado, después de ver lo que le había regalado.

***

Patrick miró las escaleras del edificio de apartamentos. Su abuelo no estaría por la hora, pero probablemente Catherine sí. Después de lo de Robert había pensado mucho que implicaría tener una relación con su madre, pero después de pensarlo no sabía bien que conllevaría todo, pero no podía evitarla para siempre, no cuando extrañaba tanto a su abuelo y a Niebla.

Tomó aire, pero antes de poder dar un paso escuchó a Bianca llamarle. Patrick volteó en su dirección, esperaba ver a Boris y los demás, pero solo estaba ella. Lucía…Patrick no sabía cómo describirla, pero realmente no había ningún adjetivo que le favoreciera.

—Hola, Bianca…¿Y Boris y los demás? —apenas terminó de preguntar deseó no haberlo hecho. La joven parecía que iba a echarse a llorar en cualquier momento—. ¿Quieres que vayamos a la guarida?

Bianca le miró sorprendida, como si no esperase que propusiera eso, pero qué más podría hacer. No quería hacer un espectáculo en la calle. La joven accedió y marcó el camino. Patrick la siguió a cierta distancia, creía que había sido su imaginación, pero olía bastante mal, como si llevase días sin bañarse.

Entraron a la guarida y todo parecía seguir suspendido en el tiempo, como cuando Patrick formaba parte del grupo.

—¿Quieres una cerveza?

Patrick negó con la cabeza, pero Bianca fue hasta la refrigeradora, tomó una y la abrió. Esperaba que se sentase en el sillón próximo, pero se la tomó toda frente al refrigerador e inmediatamente abrió otra. Se contuvo en preguntarse si había comido algo, porque estaba casi seguro que la respuesta sería no.

Bianca se quedó mirando la pared durante unos segundos, cuando volteó a ver a la sala y notó a Patrick, se quedó mirándole extrañada por unos segundos, como si no recordase que estaba allí o como si no debería estarlo, pero esta vez avanzó hasta el en el sillón próximo—Perdona el desorden no ha habido nadie aquí en semanas.

—¿Qué pasó?

—Tienes una suerte de mierda, Smithie…

Patrick no se atrevió a preguntar por qué. Dejó que Bianca se terminara la segunda cerveza, la vio sacar marihuana de debajo del sofá, hacer el cigarrillo en silencio. Bianca le ofreció uno pero se negó. Bianca lo encendió y dio una calada, y se quedó mirando el techo.

—Hiciste bien en no agarrar ese trabajo que Boris te ofreció…

Patrick le miró preocupado— ¿La policía?

—Sí, acabo de salir de las bartolinas…se supone que no te pueden dejar tanto tiempo allí, pero pasé semanas, Smithie, perdón si no huelo a rosas.

—¿Cómo saliste?

—El idiota de Luke se echó la culpa de todo, dijo que me había forzado a hacerlo. Ya sabes las relaciones tóxicas están de moda, así que creyeron que era la víctima. Lo malo es que probablemente lo condenen, no le darán opción a fianza por sus antecedentes.

Patrick tragó hondo. Luke en la cárcel, no es algo que esperaba escuchar—¿Qué hay de Boris y Ger?

—Ya contacté a sus familias, piden doscientos cincuenta de fianza por cada uno, pero dicen que no darán nada. Que es su culpa.

Patrick le miró con tristeza. Bianca nunca se había visto tan vulnerable. Miró a la chica con sus ojos llenos de lágrimas. La pandilla era lo único que tenían, eran su única familia. A diferencia de Patrick, ellos no tenían a alguien como su abuelo que los orientase.

—¿Quieres que te preste lo de la fianza? —preguntó Patrick.

Bianca lo volteó a ver incrédula, las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos se deslizaban a un costado de su rostro— ¿Podrías? Vi tus fotos camino a la casa, pero sé que tienes tus deudas por lo del embargo de Gabriel.

Patrick se quedó en silencio. Quinientos era bastante dinero. Sabía que con lo del desfile podría compensar un poco, pero aun así…miró a Bianca quien de alguna manera había sido una especie de familia para él cuando estaba en su punto más bajo. Siempre lo había defendido de Luke, le había enseñado todo lo que sabía, no es que fueran cosas buenas, pero en su momento fueron útiles, y siempre se había asegurado que no lo expusieran demasiado cuando recién había ingresado a la pandilla.

—¿No fue para eso que me buscaste?

Bianca negó lentamente con la cabeza—Te vi y pensé…que tú entenderías…Solo quería hablar con alguien sin que me dijera que nos lo merecemos, que era cuestión de tiempo, y ese montón de estupideces.

—Entiendo…

—Pero si lo propusiste ¿podrías?

—Por esta vez, sí…

Bianca sonrió un poco. Por esta vez. Era obvio que no habría una segunda—Gracias, Smithie…

—Yo volveré mañana con el dinero, si te parece bien, o nos ponemos de acuerdo y me dices dónde nos vemos para dártelo.

—Le diré al resto que tenemos que devolvértelos. Se supone que Boris tiene un poco de ahorros.

Patrick sonrió, sabía que era una mentira, Bianca también lo sabía. Era demasiado dinero, sabía que Boris solía hacer préstamos, pero no con gente que Patrick o Bianca quisieran tratar directamente, y ellos ahora solo sacaban lo necesario para sobrevivir, no más, no menos, pero al menos agradecía el gesto que se sintiera en deuda con él.

—Te dejo, tengo que ir a ver a mi abuelo —dijo Patrick poniéndose de pie. Caminó hasta la puerta y miró el umbral de la casa, ese lugar nunca le pareció tan deprimente—. Oye, no es por ser grosero ni nada por el estilo, pero de verdad te urge un baño…

Bianca rio al escucharlo, pero se terminó ahogando con el humo del cigarrillo—Mañana oleré mejor, Smithie, te lo prometo.

***

Neil se apresuró a mandarle un texto a Isabella agradeciéndole apenas recibió el enlace para que descargara el video de su actuación de ayer, su amiga le había hecho el favor de editarlo para que la luz y el sonido se viesen muchísimo mejor.

No sabía cómo Isabella sabía hacer todas esas cosas, pero estaba agradecido o de lo contrario el video no se vería tan bien. Miró la pantalla asegurándose que hubiese anexado todos los archivos que necesitaba.

Se quedó mirando el correo unos minutos sin terminar de decidirse si enviarlo o no. ¿Y si no era tan bueno como para quedar en el curso? ¿Y si Adrik solo había sido amable con él? No sabía qué haría si lo rechazaban. Si eso pasaba sería como una señal que se enfocara solo en terminar su carrera.

Dejó escapar un suspiro y apoyó su rostro en la mesa de la biblioteca. No debería estar teniendo esos pensamientos, pero se sentía un poco inseguro. Suponía que solo tenía que enviarlo y esperar. Si lo rechazaban…

Si lo rechazaban…

El solo pensamiento le aterraba porque Gretbauer era de lo mejor en artes escénicas en el país, si lo mejor lo rechazaba significaba que solo podía aspirar a ser mediocre, pero no quería ser mediocre en eso.

—¿Estás bien?

Neil alzó la mirada confundido y notó a Víctor preocupado.

—Hola, ¿no tenías trabajo?

Víctor se sentó a su lado—Hoy entro en la tarde —dijo en voz baja—¿Qué hacías aparte de lucir miserable?

—Oh, me estaba preguntando si mandar o no mi audición a Gretbauer.

—¿Por qué? Todos creemos que eres genial.

—Ya, pero allá seguro hay gente más genial que yo.

Víctor frunció el ceño y miró la laptop—¿Ya tienes todo listo?

—Sí, solo no me animo a darle…—empezó a Neil, pero no pudo reaccionar cuando vio a Víctor mover su mano hasta el touchpad de la laptop y le dio enviar. Neil miró con horror la pantalla—¡Víctor, ¿qué hiciste?!

No tardaron en escuchar a varios callándole por el semejante grito que acaba de dar. Neil le importaba poco, solo miraba indignado a Víctor quien reía y se acomodaba sus lentes.

—Lo siento, pero parecías que necesitabas un empujón.

—Pe-pero…

—Neil, eres un actor magnífico, pero tienes que ir con todo por tus sueños. No dudes, y si vas a hacerlo asegúrate de hacerlo siempre que tengas a alguno de los Títeres para darte el empujón que necesitas.

Neil le miró resignado. El correo había sido enviado, sería muy tonto escribir un correo diciendo que había cambiado de idea. Suspiró y volvió a posar su vista en Víctor.

—Ya no deberías vivir con Logan, tu viejo yo jamás habría hecho eso, se te empiezan a pegar sus mañas —expresó Neil a manera de broma.

Víctor le miró apenado, pero le gustaba sentir que estaba cambiando y que los demás también lo notaban— ¿Sin rencores?

—Supongo, si lo hiciera estoy seguro que todos, especialmente Logan, van a enojarse conmigo.

—Bueno, mi trabajo aquí está hecho. Debo irme.

—Ya que, gracias supongo.

Neil vio a Víctor perderse entre los estantes. Volvió a mirar la pantalla de su laptop. Volvió a copiar el vínculo en un nuevo correo y se lo envió a Adrik. Se sorprendía que alguien como él tuviera correo, pero era un hombre lleno de sorpresas, suponía. Tomó su celular y le envió un mensaje preguntándole si podía ir esa tarde después de clases a su crítica destructiva.

No quería perder ninguna oportunidad que le quedaba con él.

***

Patrick abrió la puerta del apartamento. La primera vista no fue grata. Catherine estaba allí como había sospechado, pero estaba frente al televisor que había comprado para su abuelo y en el sofá que había comprado también para su abuelo. Intentó no explotar como usualmente lo haría porque le había prometido a Neil que intentaría hacer las cosas a su manera, pero hablar con Catherine no estaba dentro de su top 10 de cosas favoritas, ni siquiera en el top 50.

—¿Y ese milagro que vienes?

Patrick frunció el ceño—Quería ver a mi abuelo y Niebla…

—Papá fue a trabajar, el gato se fue por allí. Nunca pasa en la casa.

Patrick sabía bien porqué Niebla no pasaba en la casa. Nunca había querido a Catherine. No podía culparlo. Miró a su madre que estaba viendo alguna novela en Netflix. Neil había insistido en darle la clave a Gabriel también, tal vez con la esperanza que encontrase alguna serie que le gustase lo suficiente como para dejar de ir a trabajar un par de días y lo despidieran y así no tuviera que esforzarse.

—¿Qué estás haciendo, Catherine?

—Viendo tele…

La respuesta un tanto sarcástica sacó de quicio a Patrick fue hasta el televisor y lo apagó. Se sintió ridículo porque él era menor, porque Catherine era su madre y porque se supone que estas cosas las hacen los padres a los hijos y no al revés. Vio que iba a protestar, pero se contuvo, su cara no debía ser la más amigable aunque con ella hace muchos años que no lo era.

—Me refiero a qué estás haciendo aquí en este apartamento. Dijiste que venías a arreglar el desastre que tú ocasionaste, pero te encuentro aquí viendo televisión y a mi abuelo trabajando cuando debería ser al revés.

Catherine frunció el ceño—Encontrar un trabajo no es fácil.

—Mi abuelo encontró uno en menos de una semana.

—Muy mal pagado para todo el esfuerzo que dice hacer, si me lo preguntas.

Patrick no lo soportó más—¡Pero lo está intentando! —le gritó furioso—¡Todos aquí estamos intentándolo excepto tú! ¡¿Quieres ser parte de esta familia sí o no?!

—¡No te atrevas a hablarme en ese tono!

—¡¿Y en qué tono debo hablarte si vengo y encuentro a la razón que nuestra vida es una mierda está soplándosela frente al televisor?!

—Las cosas no empeoraron para esta familia cuando yo nací.

Patrick sintió como si lo hubiera abofeteado. En otras circunstancias aquella frase habría sido suficiente para desmoronarlo, Catherine lo miraría con lástima y le reclamaría por obligarla a decir cosas tan hirientes contra su persona, lo habría abrazado y Patrick se habría echado la culpa por estar vivo. No se había percatado que enfermiza era toda esa situación hasta que reparó en como Neil lo trataba, en cómo veía que los padres de Neil trataban a sus hijos.

—Las cosas tampoco empeoraron cuando yo nací, lo hicieron cuando empezaste a tomar malas decisiones —le dijo con frialdad Patrick. Su madre le miró confundida, quizás esperaba que todo fluyera como otras veces, pero esta vez Patrick podía hacerle frente—. Yo tomé malas decisiones, pero aprendí de ellas. Tú, tu ni siquiera quieres reconocer que has hecho todo mal y sigues culpando a otros de tus errores.

Esta vez fue Catherine la que parecía la que había recibido una bofetada. Patrick le miró con tristeza. Ni siquiera podía obtener un poco de satisfacción de esa expresión. Ni en esas circunstancias le daba un poco de felicidad, ya ni siquiera recordaba si alguna vez lo hizo feliz, por eso no le gustaba ver las fotos familiares en la que estuviera ella, porque le parecían una cruel ilusión en la que al menos por un instante congelado en el tiempo su madre parecía feliz con él.

—No vine a pelear —se escuchó decir, pero no sonaba lleno de odio como de costumbre. ¿En qué momento Neil lo había vaciado de casi todo el odio que cargaba? Quizás debería odiarlo un poco a él, porque era extraño ya no sentir ese odio de esa forma tan explosiva, que todo su cuerpo temblase de ira solo al verla, ahora no le quedaba nada a lo que estuviera acostumbrado, ahora solo quedaba…lástima…Patrick miró a su madre quien tampoco parecía saber cómo actuar—. Si quieres quedarte debes conseguir un trabajo antes que termine la quincena o algo que ayude a pagar las cuentas. No me importa si es mal pagado, pero tienes que empezar a contribuir a esta casa. Todos lo hacemos. Volveré luego para hablar con mi abuelo y traerles más comida.

Patrick esperó alguna protesta, algún grito, pero parecía que ella tampoco sabía cómo actuar ahora con él. Salió del apartamento y bajó las gradas con lentitud, sin saber bien qué sentir.

***

Emma miró a Isabella quien no parecía tener la misma energía de siempre. Movía su licuado lentamente, pero tenía la mirada perdida.

—¿Pasó algo?

Aquello fue suficiente para hacer reaccionar a Isabella que pareció sobresaltarse.

—No, no es nada grave.

—Entonces sí pasó algo.

—No muy grave —enfatizó Isabella mientras daba un sorbo a su licuado.

—Ok, que es eso no muy grave que te tiene tan pensativa —insistió Emma.

—Creo que quiero romper con Fernando.

Emma le miró extrañada, pero su mirada se desvió cuando notó de reojo a Leah y Víctor buscándolas. Emma alzó la mano—Espera…aprovecha que hay tres Títeres para que nos expliques.

Leah y Víctor se sentaron animados, pero rápido notaron que algo pasaba. Emma le hizo seña a Isabella para que repitiera lo que acababa de decir. Isabella suspiró y repitió la frase solo que esta vez lo hizo sin el “Creo que…”

—Creía que estaban bien —dijo Víctor al no encontrar nada que decir.

—Yo también, hasta que me dijo que se irá un semestre a Colombia.

—Aguarda, ¿solo te informó o te había dicho antes que quería aplicar? —preguntó Emma confundida.

—Pues solo me lo dijo y ya…

—Auch, no me sorprende que quieras romper con él —dijo Leah—. Pero perdón por preguntarlo, pero ¿quieres romper con él porque no te lo dijo o por otra razón?

—¿Eso importa? —preguntó Víctor confundido.

—Supongo que sí —dijo Emma.

Isabella frunció el ceño y empezó a mover sus manos como si intentara agarrar las palabras correctas—Al principio creo que era solo porque no me lo dijo. Luego el enojo pasó y ahora no sé, supongo que si hay enojo pero porque no me tomó en cuenta en sus planes y solo asumió que los aceptaría con los brazos abiertos. Sé que es una gran oportunidad y todo, pero que me diga que haremos esto funcionar sin siquiera preguntarme como me siento al respecto me parece una cabronada.

Víctor le miró con comprensión—Tú no quieres esperarlo.

—Claro que no. Solo un idiota mantiene una relación a distancia. Es imposible que no vaya a preguntarme más de una vez al día si el idiota me está poniendo los cuernos y uno aquí de pendeja esperándolo.

Leah sonrió ante la manera que Isabella tenía para expresar su enfado, pero a ella le parecía una razón muy válida para romper con alguien— Entonces deberías hacerlo. Si luego regresa pueden ver si aún quieren estar juntos.

—¿Eso se puede? —preguntó Isabella.

Víctor rio al escuchar la pregunta llena de asombro—Pues si no terminan en malos términos, no le encontraría porque no. Supongo que los dos quieren cosas diferentes en estos momentos.

—Supongo—dijo Isabella no muy convencida. Quizás no quería tanto a Fernando como había imaginado en un primer momento. A lo mejor solo le gustaba su compañía, el sexo ya, pero no se imaginaba regresando con él aun cuando eso fuera una posibilidad. Esto de las relaciones siempre era más complicado de lo que todos lo hacen parecer.

***

Logan le había escrito que quería verla. Habían pasado semanas desde que había recibido un mensaje como aquel. Era extraño estar esperándolo ahora fuera de las aulas, en el mismo lugar donde había esperado a Daniel horas antes. Cuando lo vio salir con Neil  les sonrió a ambos, hablaron un poco y luego Neil se despidió, tenía que ir a ver a Adrik. Ambos lo vieron partir y se sonrieron con complicidad.

—Últimamente solo tiene el teatro en la cabeza ¿verdad? —dijo Leah.

—Y Patrick. Teatro y Patrick. No sé honestamente como le está yendo mejor que a mí en las clases a pesar de todo —dijo Logan fingiendo molestia y cruzándose de brazos.

—Quizás es porque ya no se está esforzando de más…ahora fluye todo mejor —supuso Leah mientras veía por donde se había ido Neil—. Pero en fin, no creo que me hayas escrito para pasar hablando de Neil todo el rato.

Logan negó con la cabeza—¿Quieres ir a cenar?

—Solo si tú pagas.

—De acuerdo, de acuerdo, anda hoy está en promoción tu hamburguesa favorita.

Leah sonrió al escucharle. Fueron hasta su camioneta. Leah notó como Logan volvía a tomar su teléfono con la misma naturalidad que antes, lo desbloqueaba y buscaba su playlist. No se había atrevido a borrarla aun con todo lo que había pasado, después de todo les había costado mucho hacerla, sus gustos eran diferentes así que habían acordado de poner una canción que le gustara a ella y otra a él para hacer la lista equitativa.

Cuando llegaron al restaurante fue como si nada hubiera cambiado entre ellos. Había tenido sus dudas principalmente por Logan, pero quizás las cosas podrían empezar a mejorar, quizás podrían volver a ser ellos mismos de nuevo.

—Te extrañaba…

La confesión de Logan le tomó por sorpresa, pero al mirarle este tenía un semblante sereno. Quizás pasar tanto tiempo con Víctor le había servido para encontrar paz.

—Yo también, no esperé que fueras a escribirme. No es que cuando estemos con el resto no seas tú, pero creía que tendría que esperar más para poder invitarte a salir —confesó Leah antes de darle otra mordida a la enorme hamburguesa que estaba en su plato. Era el doble de la de Logan quien siempre miraba entre asombrado y horrorizado la facilidad con la que comía.

—Perdona que siempre te dejo la parte difícil de salvar nuestra relación.

—Hoy lo hiciste tú —le hizo ver Leah con cierto orgullo—. Y te veo mucho más feliz.

Logan sonrió apenado—Sí, no sé supongo que es la medicina, o puede que sea el simple hecho que ya no me siento solo.

—No te olvides en reconocer el esfuerzo que estás haciendo todos los días, ¿de acuerdo?

—Lo prometo. Yo…durante mucho tiempo tuve miedo que lo que me dijiste fuera mentira—confesó Logan mientras veía la reacción de confusión de Leah—. Que estaríamos bien… ¿De verdad no arruiné lo que teníamos?

—No, estoy feliz de tenerte de vuelta y yo también te extrañaba, Logan.

Logan sonrió aliviado. No quería perder a Leah. Era una persona invaluable—Sé que nos acabamos de oficialmente de contentar, pero ¿puedo pedirte un consejo?

—No veo mejor manera de celebrarlo.

—Se trata de mi madre —comenzó Logan con cierto temor. Ni siquiera Víctor sabía de esto. No quería atosigarlo con más problemas—. Hemos estado hablando un poco con mi psicólogo y mi psiquiatra. Ambos están de acuerdo que quizás lo mejor sería internarla al menos por un tiempo.

Leah frunció el ceño. No esperaba que empezaran tan fuertes. Suspiró—Ok, esto es más como una opinión de amiga y no como una psicóloga en formación. Creo que te haría bien sentir que no tienes esa responsabilidad al menos por un tiempo. Tienes que estar bien tú primero para poder hacerle frente a esa situación y quiérase o no en tu inconsciente siempre estas alerta de la próxima vez que tu madre se descompense y tengas que salir a intentar solventar algo que sabes que actualmente no tiene una solución definitiva, pero… ¿Y tú qué opinas?

—¿Puedo ser completamente honesto?

—Claro que sí.

—Cuando lo propusieron quise decir que sí inmediatamente, pero luego de pensarlo mejor me sentí culpable. Es mi madre, pero si digo que sí ¿no implica que la estoy viendo como una carga o un estorbo?

—No, Logan, solo estás cansando de haber lidiado con todo esto durante tanto tiempo tú solo. Es normal que apenas te presenten otra opción, una que te ayudaría mucho, la quieras tomar sin pensarlo. Si piensas que eres egoísta no puedo hacerte cambiar de opinión, pero yo creo que por el tipo de situación en que estás, es normal querer serlo, es hasta sano ponerte a ti primero, sino solo vas a empeorar y no podrás cuidar de nadie de los que te importan. Ya te lo dije, tienes que estar bien tú primero para poder afrontar el resto de situaciones. Sé que no es lo que quisieras, pero ya es momento en que pienses primero en ti y en lo que tú quieres o necesitas.

***

La noche había caído en Gastrell. Los senderos se iban iluminando poco a poco. Quería llegar lo más pronto a casa para ver si podía terminar el proyecto de Landerson finalmente. Era extraño, hace un par de meses no creía que podría terminarlo, ni siquiera de iniciarlo, pero ahora las cosas iban bien encaminadas y quizás hasta era de los primeros en terminarlo y salir de esa tortura para bien o para mal.

A esa hora de la noche los jardines y senderos estaban vacíos, solo escuchaba fragmentos de las clases. Estaba punto de alcanzar la entrada peatonal cuando escuchó un estruendo a su derecha que hizo que sobresaltara. Confundido se acercó a los arbustos y no esperó encontrarse a Daniel con una escalera encima de él. Patrick se quitó la mochila con rapidez y le quitó la escalera con prontitud.

—Daniel, ¿estás bien?

Daniel se acariciaba el pecho intentando aliviar el dolor. Alzó la mirada confundido y entre la oscuridad del lugar los ojos de Patrick brillaban con genuina preocupación.

—Gracias por salvarme…

—¿Qué demonios estás haciendo?

—Nadie ha colgado los banners del Congreso en la universidad a pesar que se los pedí un millón de veces —dijo sentándose en el césped. Miró sus manos enrojecidas solo por haber cargado la escalera desde las bodegas hasta allí. En verdad era un inútil.

—Esto deberías hacerlo de día o al menos pedir que alguien te ayude.

—Tengo clases y estoy desbordado de trabajo con lo de calificar trabajos finales y preparando los exámenes —explicó Daniel poniéndose de pie, pero se fue un poco de lado, notó a Patrick intentar hacer el amague de sostenerlo, pero se logró recomponer a tiempo—. Estoy bien.

—Si tú lo dices, pero si usas esta escalera te vas a matar. Mira, no tiene buena la bisagra anti flexión—le señaló Patrick—. Anda, vamos por otra para evitar que me mate.

—¿Qué te mates?

—No pensarás que voy a dejarte subir de nuevo  —le dijo Patrick con el ceño fundido.

—Fue accidente, no puedo dejarte que…

—Ahórratelo, Daniel—le interrumpió Patrick tomando la escalera y empezando a avanzar a pesar de las protestas—. Mejor toma mi mochila y deja de lloriquear tanto, quizás no está lo suficientemente pesada para no dañar tus manos de princesa.

—Patrick, en serio, dame esa escalera…

—Leah va a matarme si dejo que te mates —dijo Patrick con una sonrisa burlona viendo hacia atrás mientras apuraba el paso y viendo a Daniel que ya lo seguía a trotes.

—¡No metas a Leah en esto! —exclamó Daniel completamente avergonzado—. Soy perfectamente capaz de cumplir mis obligaciones como catedrático.

—Esto creo que excede tus capacidades —continuó Patrick sin perder su sonrisa.

Ambos a estas alturas estaban trotando y ya había quedado claro que Daniel jamás le iba a dar alcance, solo lo veía estirar en vano su mano. Patrick se detuvo de repente y Daniel casi se vuelve a hacer daño con la escalera.

—Ya…

—Daniel, en serio. Nos tomó más de una década que nos lleváramos bien. No me voy a arriesgar de perder a mi hermano solo porque es demasiado orgulloso como para pedirme ayuda.

Daniel le miró sorprendido. Tardó varios segundos en poder quitar esa expresión de asombro que Patrick encontró un poco tonta y divertida, pero cuando superó su sorpresa sonrió enternecido por sus palabras y esta vez fue turno de Patrick se avergonzarse.

—Bueno, si me lo pones así no tengo más remedio que aceptar tu ayuda. Solo ten cuidado.

—Já, esto es de lo más sencillo, lo he hecho miles de veces. Tú solo procura pasarme los banners y terminaremos rápido, que Neil se enoja cuando no llego temprano para cuando él cocina.

De haber sabido que eran al menos veinte banners quizás si hubiera dejado a Daniel solo. Cuando por fin terminaron eran más de las nueve. Daniel intentó hacer que se fuera en más de una ocasión, pero Patrick no había querido dejarlo solo, no con lo inútil que era para esas cosas. Además le gustaba hablar con él, aunque no lo admitiría abiertamente. No tocaban temas profundos, solo un poco del día a día o qué estaban haciendo o que iban a hacer. Daniel le había prometido que lo seguiría en Instagram y aunque era tonto se había alegrado por ello. Quizás con suerte llegaría a diez seguidores. Cuando por fin terminaron tenía al menos quince mensajes de Neil preocupado. Iba a llamarle cuando su teléfono empezó a sonar.

—¿Estás bien? Ya es noche y se suponía que hoy regresabas temprano.

—Hola, perdón me entretuve con Daniel ayudándole con unas cosas. Llego pronto.

—¿Ya cenaste?

—No, aún no ceno.

—¿Y él?

—Creo que tampoco… ¿por qué?

—Pues si quieres puedes invitarlo a cenar. Haré suficiente para los tres.

Patrick sonrió—También te agarró la tarde hablando con Adrik ¿eh?

—Sí, por eso te mandé tantos mensajes. Creía que estabas molesto porque no había llegado para hacer la cena y por eso no contestabas—confesó Neil apenado.

—No, no, llegamos pronto ¿de acuerdo?

—De acuerdo, aquí los espero.

Patrick sonrió antes de colgar. Miró a Daniel quien se aseguraba de haber cerrado bien la puerta de la bodega—Cambio de planes, creo que sí morirás hoy.

—¿Eh? ¿Por qué?

—Porque Neil me acaba de decir que te lleve para cenar y la comida salada aún no le sale bien todas las veces, pero tienes absolutamente prohibido decirle eso ¿de acuerdo? Te la comes y rezas porque vivas un día más.

Daniel le miró con confusión. No podía seguirle el ritmo a Patrick. Siempre que pensaba que empezaba a comprenderlo salía con algo que tiraba todo lo que había pensado. Sonrió derrotado. Menos mal Neil no iba mal en su clase o se preocuparía que quisiera vengarse por alguna mala nota.

—Vamos al departamento, solo recojo mis cosas y nos vamos en el auto.

No tardaron en estar en el automóvil de Daniel. Estaban saliendo de la universidad cuando el teléfono de Daniel empezó a sonar, lo puso en manos libres, pero Patrick sintió un nudo en su estómago cuando escuchó la voz de Robert.

Daniel pareció percatarse intentó cambiar el modo de llamada, pero parecía igual de incómodo que él—Hola, me quedé hasta tarde haciendo unas cosas para el congreso.

—Deberías usar esa energía en algo productivo como la compañía, no esas tonterías…

Patrick miró de reojo a Daniel quien solo suspiró derrotado.

—Papá, esto es importante.

—No vas a poder escudarte para siempre en tu madre, Daniel.

Daniel ya ni hizo el esfuerzo de intentar cambiar la modalidad de la llamada—Llego más tarde sí. Te compré unas vitaminas.

—Yo no ocupo esas mierdas.

—Mamá dice lo contrario…

—Date prisa. Quiero tu opinión sobre el proyecto que Craig me dejó tirado.

Esta vez Daniel si se alarmó a que su padre dijera algo inapropiado. Le prometió que llegaría lo más pronto posible y colgó. Silencio, otra vez era incómodo. Maldijo no haberse fijado quien llamaba.

—¿Él está enfermo? —preguntó Patrick con vacilación.

—No, no, pero nunca va a sus chequeos y esas cosas. Últimamente se ha estado sintiendo más fatigado que de costumbre y creo que le dan mareos o nauseas, no sé, nunca habla de eso… ¿en verdad quieres hablar de él?

Patrick frunció el ceño. No. No quería hablar de ello pero recordó su último encuentro con él—Quizás deberían obligarlo a ir a un médico.

—Él no hace nada obligado y no deja que opinemos al respecto.

Patrick sonrió con amargura. Claro que no. Intentó cambiar el tema, cualquier tontería. No ayudó mucho, pero por suerte estaban cerca de la casa ya. Pensó que después de la llamada de Robert ya no se quedaría a cenar, pero se sorprendió cuando bajó de la camioneta como si nada.

Daniel le sonrió—Me he sentido un poco rebelde últimamente. Ya luego aguanto sus gritos. No todos los días el novio de mi hermano me invita a cenar. Rayos, debí haber pasado comprando algo.

—La próxima trae un postre o algo, Evans los adora.

Daniel sonrió animado en pensar que habría una próxima vez. Cuando Patrick abrió la puerta inmediatamente se hizo a un lado, pero Daniel no fue consciente que lo no lo hacía para dejarle pasar primero, sino que era para no ser tacleado por el enorme husky quien empezó a ladrar y lamerle mientas movía la cola animadamente. Casi termina en el suelo, pero Patrick le sujetó a tiempo.

—Danny, Daniel, Daniel, Danny—dijo mientras le hacía señas al perro para que parase su efusiva bienvenida.

Patrick sonrió al ver a Neil que asomaba su cabeza desde la cocina y les daba la bienvenida. Le importó poco que estuviera Daniel allí y salió directo a abrazarlo. Había querido hacerlo desde que vio a Catherine. Lo estrechó con fuerza, feliz de tenerlo en sus brazos, en su vida.

—Ahora tú eres el encimoso en público —dijo Neil intentando no tocar a Patrick para no ensuciarle la ropa. Se le había quebrado un huevo en la mano justo cuando entraban e intentaba en vano sacar los pequeños trozos se cáscara del sartén—. Ya casi termino. Ve con Daniel —dijo intentando que Patrick no viera el desastre que tenía en la cocina.

—¿Seguro que no quieres ayuda?

—No, estoy bien. Tú tranquilo, mejor ofrécele algo de beber  —se apresuró a decir Neil.

La cena fue tranquila, alegre. Neil no podía de dejar de mirar a Patrick, poco a poco la sonrisa en su rostro no era una excepción, sino que empezaba a ser una constante en su vida y él estaba feliz de poder presenciarla.

Hubieran seguido hablando toda la noche si Robert no hubiese llamado. Patrick se limitó a decirle que se fuera antes que lo desterrara. Se despidieron y prometieron reunirse más seguido una vez terminase el semestre.

Una vez se despidieron de Daniel, Neil y Patrick se acomodaron en el sofá de la sala. Neil no tardó en apoyar su cabeza en las piernas de Patrick. Empezaron a hablar que habían hecho en el día, lo que inevitablemente llevó a que le dijera lo que había pasado con Bianca. No se atrevió a decirle que estuvo a punto de aceptar el trabajo, no quería decepcionarlo. Tampoco quería arruinar su noche hablando de Catherine.

—¿Crees que hice bien?

Neil frunció el ceño y se cruzó de brazos—Sí…Le dejaste bien claro que era primera y última vez, sé que eres capaz de mantenerte firme. Si lo propusiste es porque realmente querías ayudarles.

—Sabes que ese dinero no volverá.

—Y aun así lo ofreciste. Aguarda… ¿ahora me pides opinión de cómo manejar tus finanzas?

Patrick se encogió de hombros—No le veo lo malo. ¿Te incomoda?

—No, es solo que pienso que tú eres más ordenado con esas cosas que yo —confesó Neil. Siempre se terminaba prestando así mismo alguna cantidad para el próximo mes—. Además tú lo dijiste, recuperarás algo con lo del desfile. No es como si dieras todo y te quedaras sin nada para ti o para tu abuelo y no sé, nunca te había visto querer ayudar a alguien económicamente así que debes guardarles cariño a pesar de todo a Boris y al resto.

—Eso es porque antes no podía ayudar a nadie económicamente y honestamente ninguno de Los Títeres o Daniel tienen talle que van a necesitarla. Quizás Allen, Kara, la Jugosa y el resto, pero aún así sé que ellos preferirían pedirme algún turno u otro favor.

Neil asintió con comprensión—Bueno, mañana deberías de disfrutar que puedes ayudar a alguien. Es una buena acción. No le des tanta vuelta.

Patrick suspiró aliviado y fue su turno de escuchar a Neil platicar de su día. No comprendía porqué Neil estaba tan emocionado que Adrik le señalara detalle por detalle todos sus errores en la actuación que para él había sido increíble, pero la sonrisa con que le decía que ya estaba pensando cómo mejorarlo le hacía ver que Neil había encontrado verdaderamente su vocación.

Él adoraba la arquitectura, pero no podía tomarse con la misma emoción cuando alguien le señalaba algún error. Mucho menos si era el arquitecto Landerson. Siguieron hablando hasta que sus piernas se empezaron a dormir y tuvo que pedirle a Neil que se moviera que se percató que era casi medianoche.

Para pesar de Neil le dijo que se quedaría trabajando un rato en el proyecto. A lo que Neil se limitó a besarle con resignación.

—Desde ya te estoy advirtiendo que después de graduado no voy a permitir que me dejes ir a la cama solo.

Patrick sonrió ante la amenaza pero le besó con amor—De acuerdo, por cierto gracias por ser mi primer like en Instagram.

—Al menos fui el primero de como diez mil —dijo con pesar.

Patrick le miró confundido—¿De qué hablas?

—¿No lo has visto? Creía que me dirías que tu teléfono no dejó de sonar por las notificaciones que recibiste.

Patrick negó con la cabeza con confusión. Había desactivado todas las notificaciones más por costumbre, pero cuando abrió su Instagram miró con confusión como la foto que Isabella le había tomado tenía 20k likes y ahora tenía 25k seguidores.

—¿Esto es en serio?¿Quién es toda esta gente?

Neil sonrió ante la expresión de sorpresa de Patrick—Bienvenido al mundo de los famosos e influyentes.


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