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Fiel a tí por JessJe

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Notas del capitulo:

Mientras Bruce enfrenta una situación riesgosa, Barry tiene un breve pero impactante encuentro.

Fiel a ti

Capítulo 7: El primer encuentro

 

Después de 36 horas de trabajo continuo, Leslie había terminado su doble turno en el hospital. Bien abrigada, la mujer de casi 50 años iba por pasillos hacia la salida, cuando una de las enfermeras le llamó de la recepción. –Doctora Thompkins, tiene una llamada.

La mujer suspiró y fue a responder. Agradeció con mucho esfuerzo y tomó la llamada, -Dra. Thompkins.

-Leslie, soy yo.

-¿Alfred?

-¿Dónde estás?

-En el hospital, ¿qué sucede?

-Es… es el amo Bruce. Pasaré por ti en 15 minutos.

-Pero… Alfred, ¿qué sucede?

Su amigo corta la llamada, dejando a la mujer preocupada.

Después de cortar, Alfred toma su abrigo y va hacia la puerta de la mansión. Cuando la abre, se topa de frente con un amigo de años de Bruce, y su actual abogado de confianza, Daniel Foster.

-Oh, hola Alfred –le dice un poco extrañado por el semblante angustiado del mayordomo. –Vine a dejarle a Bruce los documentos legales que me solicitó… ¿está todo bien?

Alfred con rapidez tomó la carpeta, la puso sobre la mesita al lado de la puerta, cerró la puerta tras de sí y lo tomó de los brazos, -Necesito… el amo Bruce necesita ayuda.

Dan abrió los ojos sin entender, pero de inmediato cambio su expresión a una más enérgica. –Te llevo, y me cuentas lo que sucedió.

 

Después de huir  de la policía, Bruce bajaba con dificultad por un viejo edificio, pero no tuvo más fuerzas y cayó pesadamente al suelo. Se puso de pie, tratando de ejercer presión sobre su herida, pero la pérdida de sangre lo tenía ya debilitado. En ese callejón, tenía una motocicleta, ocmpletamente negra, escondida. Intentó subirse, pero no tuvo fuerzas y ésta cayó al suelo. El se inclinó sobre ella, cansado. Por su mente pasaban muchas cosas en ese momento: recordó el tiempo que estuvo entrenando, varios años, en diferentes países. Pensó en ese criminal desconocido a quien simplemente no pudo salvar de caer en los químicos. Pensó en sus padres. Hasta que su vista se fue nublando. Pero antes de caer en la inconsciencia, pudo apenas ver un auto oscuro aparcando cerca de él, y dos figuras masculinas que venían hacia él. Quiso levantarse para defenderse, pero no tenía más fuerzas.

Dan tomó a Bruce y lo llevó con cuidado al auto, donde lo esperaba Leslie asustada, mientras Alfred volvía a cubrir la motocicleta de su señor.

Ya en el auto, Leslie  y Alfred le hablaban para que se mantuviera consciente, pero los ojos de Bruce se fueron cerrando poco a poco, mientras que, a varios años luz de ahí, los de Hal Jordan se abrían

Lo primero que vio fue el cielo. Y pensó divertido, ¿Qué me habré fumado?

No veía una noche estrellada, sino un cielo con todos marrones, sin ninguna estrella. Se enderezó y vio a su alrededor. Estaba en una plataforma, y desde ahí, en el horizonte, un paisaje extraño y desértico. Se giró y perdió el aliento al ver una enorme cúpula con aura verde que, imponente, resaltaba en el entorno. Volvió a ver su mano, y vio el anillo en su dedo. Esto debe ser un sueño… o algo me metieron en mi café… esto no puede ser real.

Justo ahí, su anillo brilló, y Hal sintió la necesidad de esquivar algo. Así lo hizo, rodó por el suelo, y vio un proyectil verde que casi impactaba con él. Giró su vista y vio a un hombre extraño. Vestido de verde, como aquel ser que le había dado el anillo, pero con facciones y color de piel distinta. Pero, sobre todo, con una mirada fría.

-Así que tú eres el nuevo. Bienvenido al Cuerpo de Linternas Verdes, humano.

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Pasaron 8 horas, hasta que finalmente Bruce abrió los ojos. Miró a su alrededor. Su habitación. ¿Cómo llegué aquí?

-Justo a tiempo, Bruce.

El millonario cierra los ojos con fuerza al escuchar aquella voz femenina que le era tan familiar.

-¡¿Me quieres decir qué demonios te pasa muchachito?! –le dice la mujer muy enojada. -¿Te parece tan poca cosa tu vida, qué decides arriesgarla de esa forma?

-Leslie, escucha…

-¡No quiero escuchar tus explicaciones, Bruce! Alfred me contó todo… en serio, ¿en qué pensaban? ¿Qué salir por las noches a perseguir delincuentes no tendría consecuencias? ¡Casi mueres anoche, Bruce!

-Debo hacerlo –le dice simplemente.

-¿Debes hacerlo? No Bruce, ¡debes honrar la memoria de tus padres, el sacrificio que ellos hicieron por ti! La pobre Martha y mi querido amigo Thomas…

-¡Precisamente es lo que hago Leslie! –le levanta la voz.

La mujer lo ve sorprendida. El inmediatamente cambia su expresión, y habla suavemente. –Lo que yo pasé… lo que pasamos, eso… me niego a que otro más le suceda.

-Bruce, por Dios, eso no es tu responsabilidad…

-Lo es ahora, para eso existo, para hacer justicia.

-¿Y qué hay de Alfred? ¿Te has puesto a pensar en lo que fue para él llamarte después de escuchar los disparos por el radio, a ti jadeando, sin dar alguna respuesta coherente? El me llamó angustiado Bruce. Iba a buscarte cuando se apareció Daniel por suerte.

-¿Dan? ¿Dan Foster?

-Si Bruce, Dan fue con nosotros y nos ayudó a subirte al auto. Después condujo hasta la mansión. Mientras Alfred y yo te atendíamos, él se encargó de traer cuando necesitábamos para salvarte. Casi… casi mueres desangrado Bruce. Consiguió tu tipo de sangre, no sé cómo a esas horas de la noche, y se quedó pendiente hasta la mañana, cuando le confirmamos que te recuperarías. Se, fue, no quiso esperar, se siente... muy angustiado y a la vez molesto, al igual que yo... Por suerte la bala no tocó ningún órgano, pero… estuviste muy mal.

La mujer se acercó a la cama, y se sentó en la silla. –Bruce, tienes 22 años, hijo. A esa edad y con la fortuna que tienes, deberías malgastar tu juventud en mujeres y lujos, y pretendes dedicarte a una lucha sin sentido.

-Leslie… no puede ser de otra forma. Sobre lo que pasó… sí, estoy consciente que me arriesgué mucho, y a ustedes también. No estaba preparado para una situación como esta. Tengo que… planificar mejor… tener… mmmm… salidas para este tipo de contingencias, en especial, para no arriesgarlos a ustedes.

-Bufff… olvídate de nosotros, preocúpate por ti.

-Mira, voy a tener cuidado, y quiero que me ayudes. Aprendí atención médica en mis viajes, pero creo que Alfred debe saber también…

-No, no… escúchame por favor, ¡debes dejar esto!

-Leslie, no lo haré. Así que… si quieres ayudarme, te pido que le enseñes a Alfred. Pero esta decisión, la tomé hace muchos años, y no pienso dar vuelta a la hoja. ¿Me ayudarás?

La mujer suspiró al ver su mirada decidida y entender que no iba a ceder, -Bien, ya que no podré convencerte, te ayudaré. Pero no es solo enseñarle a Alfred. Tienes que tener equipo médico aquí. Prácticamente trabajamos a ciegas. Por cierto, lo lamento, te quedará una fea cicatriz… claro, hará juego con las otras que vi –le dice arrugando el rostro.

El joven sonrió, -Gracias Lee.

Tres meses después

-Lamento no haber venido antes. Es que… es difícil Charles -dice Barry con la voz entrecortada.  -Al entrar a la jefatura, veo tu oficina e imagino que estas ahí, con tus decenas de informes. Te extrañan allá, pero más en casa –le dice Barry con rostro afligido –Ha sido un poco tormentoso todos los trámites para la adopción de Wally. Todo se ha complicado con la familia de Mary. Ellos… los entiendo, es decir, es su nieto también. Pero hemos luchado para que Wally siga con nosotros. Deberías verlo –le dice con una sonrisa –ya camina, aunque se tropieza con todo, ja. Es muy alegre, ajeno a todo lo que ha pasado. Aún no olvido… ese hombre o… cosa, que te atacó. Lo que me dijo. Es… ¿será posible, Charles, que esa criatura sea la causante de todo? He visto los videos de seguridad. La rapidez con la que se movía era… imposible para un ser humano normal. La jefatura se ha puesto de cabeza investigando pero… no hay nada en concreto. Como siempre. Esto quedará de la misma forma… sin saber quién o qué nos hizo daño. En fin, no vine a hablar cosas tristes. Hablamos con nuestro abogado, dice que la única forma que podamos quedarnos con Wally es… bueno, que seamos una familia estable. Así que… le pedí a Iris casarse conmigo, y aceptó. Claro, ambos lo hacemos por Wally. Sé… que no querías eso para Iris. Yo tampoco, quisiera… poder ser un esposo para ella, hacerla feliz y darle lo que ella tanto anhela, pero… no puedo verla como otra cosa que no sea una hermana. Además, Wally es feliz con nosotros, y los padres de Mary, bueno, son excelentes personas, pero ya muy mayores. Espero que, en donde estés, nos des tu bendición. Y… gracias por todo lo que hiciste por mi todos esos años. Cuidaré de ambos, te lo juro.

Barry deja un ramo junto a su lápida. Luego vuelve a ver las de Ray y Mary, justo al lado de él. Y finalmente, con un gran tristeza camina hacia la salida. Pero al acercarse al lugar donde reposan sus padres, se queda unos segundos inmóvil. No estaba preparado para ir. No lo hacía desde la muerte de su padre. Sentía un nudo en la garganta que lo ahogaba. Antes que nuevamente la tristeza lo invadiera, siguió su camino.

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En Gótica, después de la experiencia en la planta química, Bruce, con la ayuda de Alfred y Leslie, hizo varias modificaciones. La vieja cueva donde Bruce guardaba los artefactos rudimentarios de lucha, se fue modernizando. Con ayuda del área tecnológica de Wayne Inc., se dispuso de un equipo de comunicación más confiable, así como un vehículo todo terreno y blindado. El keblar del traje fue modificado por el mismo Bruce para evitar situaciones desagradables. Como lo pidió Leslie, Bruce equipó un área médica con todo lo necesario y más, y el mismo Alfred, aunque tenía nociones básicas, fue instruido por Leslie.

Al mismo tiempo que esto sucedía, y conforme Bruce se recuperaba, volvió a su entrenamiento. Todo iba bien, excepto una cosa. Dan. Desde aquel día no volvió a poner un pie en la mansión. Y fue cuando Lucius le informo sobre una carta de desestimación del Bufete de Dan que finalmente, Bruce decide buscarlo.

Llega a la oficina, y espera unos minutos. Finalmente, la secretaria lo deja pasar. Dan estaba en su escritorio trabajando, lo volvió a ver, sin ninguna expresión. -¿Qué deseas?

Bruce va hacia él y le sonríe, -¿Ni un hola? Han pasado tres meses Daniel.

El rubio quita su vista y sigue su vista en la computadora.

-Danny, tenemos que hablar.

-No veo cual es el caso de eso –le dice molesto –tú quieres matarte, y no pienso estar ahí para verlo.

Bruce toma asiento, frente a él, y espera en silencio unos segundos.

-¿Qué quieres Bruce?

El pelinegro suspira, -Necesito tu ayuda.

Dan sonríe, -No me extraña, de otra forma no vendrías.

-Escucha, saldré a patrullar nuevamente después de esa noche, y necesito tener solucionado ciertas cosas. Al estar tan cerca de la muerte, recordé que no tenía todo en regla, y quiero que me ayudes…

Daniel apaga su monitor y lo vuelve a ver indignado, -¿Qué necesitas Bruce? ¿Preparar tu testamento?

El millonario asiente, haciendo que Dan se levante molesto. –Es increíble tu insensatez Bruce. Estas arriesgando tu vida por ser un vigilante.

-Gótica necesita…

-¡Al demonio Gótica! Bruce, te conozco desde hace tiempo –le dice mientras se acerca a él con angustia, -Te vas a matar si sigues con esa idea absurda.

-No vine a que me sermonearas Dan.

-¡Entonces a qué demonios viniste! ¿A decirme que estás preparado para morir?

-No para morir Danny, para luchar.

-¡Qué pretendes de mí! ¿Qué lo acepte?

Bruce observa como el rubio va hacia la ventana, dándole la espalda. Se pone de pie, y al acercarse, ve por el reflejo del vidrio su rostro. Su expresión triste y sus ojos caídos. Acerca lentamente su mano y la pone sobre su hombro. –Sí, Dan. Quiero que aceptes mi decisión, aunque te parezca absurda, porque me he preparado para esto. Yo… lamento que te hayas enterado de esta forma. Yo no quería involucrarte… ni a Leslie. Y sé que es un peso muy grande, pero…

-Tu no entiendes Bruce –le dice mientras se gira hacia él –que a tu alrededor tienes personas que… se preocupan, y te quieren. Nunca lo has entendido.

Ambos se quedan en silencio, hasta que el rubio finalmente suspira agotado, -Bien, haré lo que me pides –le dice suavemente, con un triste en su voz.

 

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Mientras conducía, Barry pensaba en lo que vendría a partir de ahora: su matrimonio con Iris sería en pocos días. Sería en el juzgado, pensó, lo más íntimo posible… pero después pensó en Iris. Después de tanto tiempo, ¿aún sentiría cosas por él? Entonces tuvo un poco de remordimiento, pensando que Iris merecía más que una boda por compromiso. Al menos, quería que ella se sintiera feliz.

Al llegar a la casa entró apresurado. –Ya llegué Iris.

-Estamos en la sala Barry, ven.

El rubio entra y saluda coridalmente a su abogado. –Gracias por atendernos tan pronto Jack.

-No es problema, Barry. Y, bien, ¿qué han decidido?

Los dos se vuelven a ver, -Pues, decidimos seguir con su idea. Nos casaremos.

El castaño sonrió, -Perfecto, supongo que será algo rápido. Hablaré en el juzgado para que estos días…

Conforme el abogado explicaba, Barry veía de reojo a Iris. Ella escuchaba atenta, pero Barry, que la conocía a la perfección, podía intuir lo que ella estaba sitiendo. Un matrimonio por compromiso era algo que no la hacía feliz, aunque debía hacerse.

-Jack, espera –le interrumpe Barry –Sé que todo debería ser rápido, sin embargo, creo que podríamos hacerlo, no sé, con más detalle.

Iris no entendía que quería decir, ni siquiero el mismo abogado. -¿Puedes hablar con el juzgado para que la boda sea en nuestra casa el fin de semana? Haremos una pequeña recepción…

-¿Qué dices, Barry? No es necesario.

-Si Iris, escucha. Creo que… si haremos algo así, merecemos al menos un recuerdo lindo de esto. Ir al juzgado, firmar un papel, simplemente es… tan frío. Tal vez no será un matrimonio como el resto, pero ¿por qué no compartirlo con la familia y los amigos? ¿Qué dices?

Iris sonrió ante la ocurrencia del rubio, -Hasta podemos tener una especie de Luna de Miel. Tú, yo y Wally. Aprovechemos que es la última semana antes de volver a la universidad, y hacemos un viaje. No sé tú… pero necesito despejarme de todo esto.

Iris volvió a ver a Jack, que solo sonrió, -Pues… si no hay problema con la adopción, pues… si, claro, hágamoslo –dijo feliz. –Pero yo escogeré el lugar.

Barry sonrió, -Como digas.

Jack se pone de pie, -Bien, entonces haré todo lo posible para el fin de semana. Si me disculpan.

-Te acompaño al auto –le dice Barry.

Ambos salieron tranquilamente de la casa y caminaban por la acera, hasta llegar al auto de Jack. –Espero que esto no vaya al traste con algún plan suyo, Jack.

El castaño río, -Claro que no. Es más, me parece muy noble que quiera hacerlo Barry.

El rubio no entendió por unos segundos, -No me parece nobleza…

-Escuche Barry, ¿puedo hablarle en confianza?

-Por favor.

El castaño suspiró, -Presumo de leer a las personas, y sé que usted no ve ni verá a Iris como ella quiere. Así que trate de no darle falsas ilusiones.

Barry se queda cabizbajo. –Entiendo que quiera que ese… acto al que los están obligando las circunstancias, sea al menos para ella, algo agradable, pero debe ser justo con sus propios sentimientos, está sacrificando mucho por Wally y ahora por ella. Solo pienselo. Usted también merece ser feliz.

El rubio sonrió y lo miró, -Tal vez, pero la felicidad es algo que nunca podré experimentar Jack.

El castaño asintió y se dieron la mano. –Le llamaré cuando todo esté listo.

Barry observó hasta que su abogado entró al auto. Mientras Barry iba hacia la casa, Jack se puso el cinturón y colocó la llave, pero antes de encender, una ráfaga de luz se cruzó por detrás del auto. Jack lo observó por el retrovisor, al mismo tiempo que Barry, por las ventanas de la casa, vio el reflejo de esa ráfaga verde. Giró de inmediato, pensando en el ser que los había atacado meses antes, pero se sorprendió al ver a un hombre. Jack sonrió y salió del auto de inmediato, corrió hacia el extraño y lo abrazó con fuerza.

-¡Pero grandísimo cabrón! ¿Qué estás haciendo en Central City? –le dice Jack.

Hal sonreía e igualmente lo abrazaba, -Por ahí, trabajando.

-Así, ¿trabajando? Eres increíble. Hal. Tus actos de aparición son cada vez más asombrosos. Primero con mamá, luego con James, hasta con Noah. Ya estaba preocupado de ser el único que no venías a ver –le dice al soltarlo finalmente. De inmediato Jack revisó con su vista a su hermano. Se veía muy bien, de hecho, mucho mejor que la última vez que se vieron.

-Tres meses son mucho tiempo, viejo –le dice Jack melancólico.

-Lo lamento, pero estoy muy bien.

-Sí, se nota hermanito.

Barry se quedó inmóvil. Por alguna razón sus piernas no reaccionaban. Y no entendía por qué. Pensó que seguro fue por la impresión que esa criatura hubiese vuelto. Pero su vista estaba fija en el extraño castaño que con tanta alegría había abrazado su abogado. No podía escuchar lo que hablaban, pero pensó que tal vez eran familia… o quizás pareja. Al cruzarse esa idea por su mente, sintió vergüenza y bajó la mirada. Trató de despejar su mente por unos segundos y levantó su vista nuevamente. Pero esta vez, cruzó miradas con el extraño, que lo veía curioso. Luego el castaño sonrió, y le guiñó el ojo. Barry sintió un palpito extraño y de inmediato fue hacia la casa, sin volver a ver atrás.

-Bueno, ya que estas aquí, vamos, te invito un café –le dice Jack mientras le palmea el hombro.

-¿Café? ¡Invítame a una cerveza hermano!

-Olvídalo, estoy en horas laborales. No todos tenemos tu tranquilidad Harold. Vamos, camina.

Los dos castaños entraron al auto. Ya en la casa, Barry se asomó por la ventana. Desde ahí, vio al extraño que seguía riendo, hasta que el auto arrancó. Tiene... una hermosa sonrisa.

-Barry –le llama Iris al bajar la escalera - ¿qué te parece ir a Metrópolis? Hay muchas atracciones allá, estoy segura que Wally se divertirá mucho ahí… ¿Barry? -. le insistió al ver que seguía inmóvil al lado de la ventana.

El rubio la volvió a ver y sonrió, -Ammm… como quieras, Iris, decide tú.

Iris lo observó preocupada y puso su mano en su frente, pero Barry la alejó con suavidad, -¿Qué haces?

- ¿Te sientes mal? Es que estás sonrojado.

Barry empezó a reír nerviosamente -¿Sonrojado? Son… ideas tuyas Iris. Tengo… tengo que irme a la universidad, Frank me espera.

-Oh, ¿su experimento era hoy?

-Sí, eso me temo. Nos vemos más tarde –le dice mientras le da un beso en la frente.

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Mientras Barry iba hacia la universidad, Hal y Jack conversaban animadamente en una cafetería cercana. –No te lo puedo creer… James, nuestro hermano Jimmy, ¡se casa!

-Como lo oyes, finalmente ese don Juan resultó cazado –le dice mientras disfruta su café.

-Es increíble, amigo, ¿y cuando es el gran evento?

-En un par de meses, así que no puedes faltar bro, porque mamá no te lo perdonará.

-Descuida, ahí estaré. A ver si en serio lo hace o sale huyendo el muy endemoniado.

-Jajajaja, y me imagino que tú lo ayudarías a escaparse si te lo pidiera.

-Oh, hermano, sabes que lo que quiera ese loco lo haría sin pensarlo mucho… pero, si… encontró a alguien que lo haga feliz, debe aprovechar el momento supongo.

Jack lo ve detenidamente, y decide tocar el tema que lo tenía pensando todo ese tiempo. -¿Cómo sigues?

-Te dije estoy bien.

-Me refiero a Simon. Después del funeral… desapareciste por tres semanas, hasta que fuiste a casa a ver a mamá. Yo… estuve muy preocupado.

-Lo siento… necesitaba un tiempo, para… procesar todo esto. Y además, conseguí un nuevo empleo.

-No me has hablado de ese misterioso empleo. ¿qué haces exactamente?

Hal sonríe, -Digamos que me encargo de hacer justicia por los más débiles.

-Jajajaja, no me digas que eres como Superman.

-No, claro que no… sabes que, siempre pensé que mi vida era volar, y ahora… con todo lo que he visto en estos meses, he cambio mi perspectiva de las cosas. Quiero hacer más con mi vida que no solo volar un avión.

Mientras seguían conversando, Jack se sentía sorprendido al ver el cambio en su hermano más joven. La pérdida de Simon lo había hecho madurar, y eso le agradaba.

-Oye, Jacky, dime algo… ese hombre que estaba contigo…

-¿Quién?

-El rubio… ¿quién es? –le dice con una sonrisa.

Jack niega con una sonrisa, Algunas cosas no cambian. –Olvídalo Hal. Está a punto de casarse.

-Ufff… lástima, se ve lindo, aunque viste un poco ñoño.

-Es un gran hombre, a pesar de su edad, es muy maduro y centrado.

-¿Y qué hacías con él?

Jack le causaba gracia el interés de su hermano en Barry, -Está ayudándolo a él y su futura esposa a pelear la custodia del sobrino de ambos.

-¿Custodia? ¿Sobrino? No entiendo.

Jack suspira, y decide contarle.

 

Mientras eso ocurría, y después de 4 horas reunidos, Bruce se despide de Dan. –Gracias por todo, debo irme –le dice mientras le ofrece su mano. El rubio le responde, -Cuídate Bruce.

El millonario asiente, y se va tranquilamente. En ese momento a Dan le embarga un sentimiento de angustia al verlo alejarse, uno que se prolongaría por muchos años.

 

Después de varios cafés y una conversación larga, en Central City ya había anochecido. El cielo, en otras ocasiones estrellado, ahora estaba nublado. Una fuerte brisa anticipaba una fue tormenta que caería en pocos minutos. Hal y Jack caminaban un par de cuadras por la acera frente a la universidad. El más joven aún procesaba la historia narrada por su hermano, y le llenaba un sentimiento de pena.

-No me imagino pasar por todo eso sin colapsar –le dice Hal.

-Bueno, tampoco podemos menospreciar lo que hemos pasado. La muerte de papá, tus… problemas en la base, si mencionar lo de Simon…

En ese instante, Jack siente un remordimiento al mencionarlo. Vuelve a ver a su hermano, quien estaba tranquilo. –No debes preocuparte, Jacky. A Simon siempre lo voy a extrañar. Fue… alguien muy importante en mi vida. Pero… debo seguir adelante, aunque te juro que a veces me rompe el alma no verlo –le dice mientras vuelve a ver cuando el primer relámpago cae no muy lejos, y la lluvia empieza a caer.

Ambos se protegen en un techo, esperando que la lluvia mengue. –Se que ya te lo he dicho, pero te lo reitero Hal. Te veo muy bien, y eso me alegra.

Un nuevo relámpago cae, esta vez más cerca, haciendo que el entorno se ilumine. –Demonios, a buena hora tuvo que llover –dice Jack mientras se cubre con su abrigo.

Finalmente, un tercer relámpago cae, pero esta vez una explosión se escucha al momento de éste impactar en una de las antenas de la universidad. Ambos vuelven a ver conmocionados el inicio de un incendio en el último piso de uno de los edificios.

-Maldita sea, espero que no haya gente ahí –dice Jack impactado.

-Hay que pedir ayuda –le dice Hal. –Puede haber personas ahí.

Ambos corren hacia la entrada de la universidad. El primero en entrar es Jack que habla con el guarda, pidiéndole que llame al 911. Hal, que estaba detrás suyo. Se va alejando, hasta estar seguro que nadie lo veía. En medio de la lluvia que caía torrencialmente, su anillo se activó.

Jack giró su vista, pero no vio a su hermano. En vez de eso, tanto él como el guarda observaron aquel rayo verde cruzar el cielo sobre ellos y dirigirse al siniestro en cuestión de segundos.

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En Gótica, Alfred terminaba de preparar los implementos que él usaría esa noche. Suspiró. Había aceptado hacía mucho que no podía hacer que Bruce desistiera. Pero no podía dejarlo. Aunque fuera una locura, su lugar era con él. En el fondo, oculto por la oscuridad del sitio, Bruce terminaba de ponerse su traje. En ese momento, escucha que hay aviso por la radio de la policía.

-Amo Bruce, al parecer hay disturbios en la Zona Roja de Gótica. La policía va en camino.

-Bien –le responde escuetamente.

-Señor, dígame algo. ¿Por qué murciélago?

En ese momento, desde la oscuridad, sale por primera vez Bruce Wayne en su envestidura de Batman. Alfred observa en sus ojos frialdad, ira, sed de justicia. Esta vez era diferente, se había preparado mental y técnicamente para lo que venía. El anciano esperó a la respuesta de su joven amo.

–Porque les temo. Y compartiré con los criminales mi temor. Me convertiré en su mayor miedo, su peor pesadilla.

 


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