No parecía funcionar, fue la campana quien me salvo? O tal vez solo me condeno…
El rugir del motor se detuvo y escuche unas fuertes pisadas en la tierra…
-ya está bien chicos, ahora me encargo yo – la voz de Teo se dirigía a esas bestias que para el parecían ser sus mascotas, deje de escuchar los molestos ruidos que producían esas cosas, no había escapatoria si Teo ya me encontró no me quedaba de otra más que salir de mi escondite
-parece que la rata salió de su madriguera - pronuncia Teo delante de mí con MI moto negra detrás de él, Puto ladrón
- y la perra de caza – debería aprender a controlar mi boca, pero, bueno, estoy en medio de zombies! ¡¿a quién le importa el lenguaje?!
-¡¿a quién llamas perra, puto enano?!- uh, parece que en serio me gusta meterme en problemas ya lo hice enojar. Comienzo a correr intentando esconderme entre los arboles
-pequeño, es inútil, el juego cabo es hora de… - siento el como el boomerang se acerca, me tiro al suelo salvándome por poco del acero en llamas, los árboles que salieron cortados comienzan a caer y yo sigo tendido en el suelo los esquivo rodando, eso estuvo cerca –…llevarte con la señorita – aun en el suelo, comienzo arrastrarme para que no me vea
-Andrew ~, vamos pequeño es hora de llevarte a donde perteneces – una mierda, yo no me voy con el loco que intenta matarme. Detrás de un árbol cargo mi fusil con las pocas municiones que me quedan, no esperaba que…
-te encontré, pequeño cobarde – que Teo saltara del árbol y me empujara hasta quedar encima de mi otra vez con el boomerang en mi cuello, tsk! Quema
-Bas…tardo…, suel…ta…me… - pronuncio apenas con la presión en el cuello, el con clara intención de reabrir la herida ya hecha aprieta un poco más el boomerang a lo que yo doy un pequeño respingo ante el aumento del dolor con el poco de conciencia lucida que me queda y todas las fuerzas que poseo le doy un golpe con mi rodilla en la entrepierna. Provocando que se aleje ante el dolor, yo como un simple acto reflejo llevo ambas manos a mi cuello, confirmando mis sospechas está el ya liquido rojizo expandido en mis manos, este loco me volvió a abrir la herida, y ahora otra vez estoy sangrando, ¡mierda! Duele!
Rápido busco el fusil que tire y lo encuentro tirado a unos metros de mi corro para atraparlo pero…
-no te pases de listo, niño – Teo me sujeta torciendo me el brazo en la espalda imposibilitándome de escapar me gira y comienza a darme continuos golpes en la cara – la señorita dijo que te lleváramos con ella, pero en ningún momento dijo que fuera ileso. – no detuvo sus golpes y no tarde mucho en sentir el sabor metálico en mi boca, me partió el labio, a este paso moriré sin hacer nada. Tsk! Aun apresado entre sus piernas con la poca movilidad en mis brazos que tenia busque con mi mano la daga, la encontré sin dudarlo le hice un golpe semiprofundo en su brazo, vi su mueca de dolor y me basto esos microsegundos para volver a hacerle otro corte en la pierna y así sucesivamente hasta que me soltara, lo que me molestaba era el hecho de que esos pequeños cortes se curaran con esa anormal velocidad
-Bien jugado niño, pero hace falta más para vencerme – aunque no pudiera ver le el rostro sabía que en su cara se figuraba una sonrisa prepotente
-Maldito hijo de puta –murmure, con la mano limpiándome el hilillo de sangre que salía de mi boca. Volví a ver mi fusil y después a el corrí y lo tome apunte en dirección a Teo pero lo esquivo saltando a un árbol. Odiaba las habilidades sobre humanas que tenía. Guiado por el sonido de las ramas de los arboles moverse dispare a todo lugar del que proviniera un sonido.
-Aquí estoy! – Me dice saltando en mi dirección pero saltando a otro árbol al ver la bala acercarse – y aquí- salta a otra copa- y aquí – parecía divertirse esquivando mis balas, mierda ¡pronto ya no tendría más!
-sal de una vez maldito hijo de puta! – le grite y en un segundo Teo apareció detrás de mí colocando su boomerang en mi cuello
-no me gusta que me insulten – me dijo con una voz que inspiraba miedo, pero no me dejaría intimidar por el al menos no ahora que lo que parecía estar en juego era mi vida. Con sigilo tome otra daga que tenía en el cinturón y se la clave directamente en un costado de su abdomen me soltó y vi su cara de dolor al sacarse el pequeño objeto metálico cubierto de sangre. Me miro con esos ojos rojos y sin darme cuenta ya estaba contra un árbol y el con sus manos en mi cuello, ¡¿porque diablos este imbécil tenía tanta fuerza?!. Al sentir como de mi cuello volvía salir sangre por la fuerza impuesta eso sumado a la falta de aire me dejaban con una mente para nada lucida, comenzaba a ver borroso y ni siquiera quejarme podía no eran más que lastimeros gemidos los que salían de mi boca ¿iba a morir?, pero no, el soltó un poco el agarre
-la señorita me mataría si dejo que tu mueras – me dijo aun con una mano en mi cuello, no sé porque ni en como mi mente recordó aquello pero en mi cinturón tenía una pistola con balas tranquilizantes, cuando soltó un poco más su agarre tome la pistola y antes de que el pudiera reaccionar colóquela boca de la mini pistola en su brazo y dispare lo vi tambalearse y dar unos pasos detrás, hasta caer apoyado en un árbol
-que me hiciste niñato? – decía sin poder moverse, me acerque a él con más seguridad de que no podría atacarme. Quien diría que un tranquilizante para animales que encontré en una veterinaria me ayudaría en estos momentos?
-nada, solo te di un pequeño tranquilizante
-agh, eso quiere decir que he perdido? – porque ahora su voz se me hacía menos agresiva?
-creo que si – de un momento a otro me senté junto a él, y comencé a hablar – que eres? – su nombre lo había descubierto por las conversaciones que tenían él y Connor. Pero quien no tendría curiosidad de saber que era él?
-crees que te lo diría niño? – mala suerte
- y ¿Quién es la “señorita”? que tal eso, me lo dirás? – siempre la nombraban y yo ni idea de qué diablos hablan
-es la diosa de la discordia y no preguntes más porque no se nada más, después de todo soy solo un peón
-je! Si un peón tiene esa fuerza que tendrá una reina? – después de eso quedamos en silencio por unos minutos, nada importante considerando que el tranquilizante perdería efecto en al menos una hora
- oye, porque no me matas? – soltó su pregunta seco y con un tono de voz bastante neutro
-porque mataría a alguien que ni siquiera puede moverse?. Además si lo hago Connor me mataría – cierto, debía odiarlos por lo que le hicieron Susana y Sophie pero no era un imbécil cobarde que atacaba a alguien que no podía defenderse
- No lo creo, ellos me mataran sino regreso contigo. Te lo dije soy un peón, si quieres confirmarlo anda desabrocha esta camisa y veras – me sonrojo un poco ante el comentario, dios! No soy de los que anda por ahí desnudando gente – no te hagas a los tímidos y date prisa – me reclama y con curiosidad y un silencio absoluto desabotono uno por uno los ojales de la camisa dejándome ver su pecho descubierto la piel blanca es atravesada por una gran cicatriz que va desde su hombro derecho hasta su cadera izquierda una gran cicatriz que atraviesa su cuerpo en diagonal, curioso saco los guantes que Teo traía puestos y veo en una de sus manos una cicatriz que atraviesa su mano y en la otra cicatrices que en la unión de sus dedos con la mano como si se los hubieran vuelto a colocar – te dije que soy solo un peón mas, un perro que a ellos no les molesta maltratar – no creo necesario el decir más palabras, vuelvo a colocar sus guantes y abotonar su camisa – niño, vete de una … -es interrumpido por mis manos que toman la lisa mascara quitándosela y dejando ver la cara de un adolescente de yo creo quince años de cabello castaño y profundos ojos negros, en la mejilla tenía la misma cicatriz de serpiente que tenía Connor en el brazo – oh! Niño, si no te diste cuenta por la máscara no soy del tipo que le muestre su cara a cualquiera – me dice con una fingida molestia
- en primera al menos yo quiero verle el rostro del tipo que desnude y ¡¿a quién llamas niño, puberto quinceañero?!
-tsk! Me descubrió el enano – de un momento a otro parecía que nos lleváramos bien como si no hubiéramos intentado matarnos hace unos minutos comenzamos a reír ante lo divertida de nuestra situación. Yo siendo un enano adulto y el un poste quinceañero
-Andrew, es mejor que te vayas si Connor te encuentra te llevara con él y créeme cuando te digo que ese no es un lugar bonito – y Teo rompe el momento volviéndome a traer a la cruda realidad
- pero… y tú. ¿Quieres que te lleve conmigo? – le pregunto, no dejaría que el volviera a un lugar donde le dejaran tremendas cicatrices. Pero el negó con su cabeza
- No, vete – me responde seco
-pero… - sigo dudando
-Hazme caso, yo me las arreglare con ellos, pero no podré poner ninguna excusa si me encuentran aquí contigo – agh! no sé qué hacer – niño, si no lo haces te juro que cuando pueda moverme te matare con mis propias manos – me dice mirándome fijamente, con esos brillantes ojos rojos
-tsk! Está bien – le digo levantándome y volviendo a agarrar mi fusil y una que otra arma que deje tirada en todo el forcejeo y pelea que tuvimos una vez acabe me acerque a mi “bestia negra y simplemente comencé a caminar con ella estaba a punto de irme cuando…
-espera! – me detuvo la voz de Teo , me gire para verlo – toma mi boomerang, te servirá, y puedes tomarlo como un recuerdo mío, si por si acaso no me volvieras a ver – me dice lo último con una voz más apagada y escondiendo su rostro con su flequillo – Hazlo antes de que me arrepienta – me dice un poco ¿apenado? El boomerang estaba a un lado de él, me acerco y me agacho para tomarlo, no era pesado era bastante ligero y el acero tenía un filo extraordinario – con cuidado aprieta el botón – me dice Teo a lo que veo que al final de una de sus cuchillas esta un pequeño botón negro hago lo que él dice y el boomerang se prende con fuego sin embargo no me quema, solo se siente un poco cálido – mientras más tiempo este en el aire más se calienta, ahora apágalo. No quiero que te quemes, aun no sabes usarlo
-jeje! Gracias Teo – le digo dándole un beso en la frente y veo como sus mejillas se tornan carmín, me levanto y cuando y estoy unos árboles más lejos de él me volteo y con el boomerang en mano me despido - ¡Cuídate, Teo!
-Tu igual enano! No dejes que te coman! –me grita aun apoyado en el árbol, el efecto del tranquilizante duraría solo un poco más. Me alejo de el con una sonrisa y vuelvo a andar por el oscuro bosque a ciegas, pero con un poco más de confianza.
El sol poco a poco salía dejándome ver un precioso amanecer, había caminado un poco sin encontrarme ningún zombie y había dejado a Teo unos cuantos muchos metros atrás, para ahora el tranquilizante ya debería haber pasado. Me encontraba al lado de un pequeño riachuelo tomando agua y refrescando un poco la herida en el labio que tenía además de lavando el resto de cortes que tenía en los brazos y cara. Tenía mucha sed, y un poco de hambre a decir verdad no tenía apetito pero mi cuerpo necesitaba alimento. Los gruñidos de mi estómago fueron interrumpidos por unos más fuertes el sonido de un choque, corrí en dirección del sonido. Me encontraba en prácticamente un acantilado con un campo de tierra abajo, lo que veía ante mi parecía una pequeña guerra había muchos zombies y unas camionetas, humanos, lo que llamo mi atención fue la camioneta volteada que parecía tener pasajeros y como a unos metros de ella estaba un chico de cabello azabache tirado con un bulto blanco en las manos ¡MIERDA! Ese sujeto era el puto de Blake con la pequeña en brazos!
¡ya los encontré! Y…
¡juro que los matare!
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“El agente 108, experimento 034, Teo, ha desaparecido.
Operación fallida”
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