No había podido dormir en todas esas noches, pensando en todo y esa era sería otra noche viendo por su enorme ventana, los edificios y la hermosa vista nocturna. Tomando whisky, a ese paso se convertiría en un alcohólico, dejó el whisky a un lado, suspirando, ahora su departamento nuevamente se sentía vacío y muy frío, ¿cómo era posible que perdiera a los dos hombres que había amado de un solo tiro?
Tenía que hablar con Naruto, se estaba muriendo de ganas de verlo y abrazarlo, decirle que todo iba a estar bien y que siempre lo tendría ahí para él.
Por Dios, Itachi podría arrodillarse y jurar bajarle una luna llena.
—Que cursi —rió un poco incómodo.
Recordaba a la perfección lo difícil que fue acercarse al rubio y después recordó lo cálido que era, lo bien que se sentía estar con él.
Extrañaba jodidamente a Naruto.
No lo había visto desde que lo dejó solo en el bar para irse con ese castaño.
Todavía sentía el trago amargo que eso le había dejado, Sasuke iba a estar en la cárcel y era algo que él no podía evitar, le dolía en el alma pero Sasuke se lo había buscado solo.
Recargó su frente contra la ventana y suspiró, en este punto tenía ojeras muy grandes, tenía sueño pero aun así no podía dormir, estaba muy ansioso, sabía que todos estos problemas le concernían a él.
Su celular comenzó a sonar, lo contestó rápido sin ver quien era y se quedó congelado.
—I-Itachi…
—¿Deidara? ¿Qué pasa?
—Se lo llevaron, está preso…
No supo qué decir, las palabras se le quedaron trabadas en la garganta.
—¿A qué horas?
—En la tarde… ¡Ayúdame!
—No puedo… yo no…
—¡¡Él es inocente!!
Le dolía darse cuenta de que Deidara estaba ciego de amor por su hermano, se sintió sucio al saber que Deidara le juraba amor a él mientras estaba con Sasuke… cerró los ojos dolido.
—No lo es… Él…
—¡¡No!! ¡¡Por qué nadie me cree!! ¡¡Sasuke es inocente!!
Y le cortó.
Diablos… no pensó que sería tan rápido, Deidara no se daba cuenta de la calaña que era su hermano, él también lo amaba y le dolía, mierda, solo haría una última cosa por él…
La última.
*
*
*
Bien, ya habían pasado una semana, en la cual estar encerrado en esas paredes escuchando cómo iba a ser llevado su caso le ponía nervioso y un poco disgustado, no le gustaba que varias personas supieran lo que le había pasado, le había tocado relatar tantas cosas a esos fiscales y no había sido muy fácil de decir.
Aunque Neji le decía que lo tomara como una sesión con el psicólogo, no ayudaba mucho.
Y ahí estaba saliendo otra vez de ese lugar para poder tomar un gran respiro de aire puro —bueno si a eso se le podía llamar puro—, y relajó su cuerpo estirándose un poco y arreglando su pelo, que comenzaba a crecer. Lo había descuidado un poco con todo lo que había pasado, pero aún no se le veía mal.
Cuando sintió miradas sobre él se tensó, ahí iban otra vez los acosos, volteo a verlos para enfrentarlos, ya estaba cansado de esconderse, tenía que hacerle frente, o si no nunca saldría de su burbuja de sufrimientos; aunque fuera fingido lo lograría. Puso la mirada más filosa que tenía, vio a esos hombres ahí parados mirándolo con obscenidad y se le revolvió el estómago.
Estuvo a punto de decirles varias barbaridades pero una mano fuerte se puso en su hombro asustándolo y golpeó a quien fuera que estuviera atrás.
—¡Auch! ¿¡Piensas arruinar mi cara de galán!? ¡Esta es mi arma crio!
Vio a Kakashi sobándose la nariz que le había quedado roja por culpa del golpe que él le había dado.
—No sé de qué hablas, no me llevas más de dos años.
—Tengo 34 niño.
—¿¡¡Qué!!? No lo parece —Naruto se atrevió a tocarle la cara—, no ocupas una máscara.
—Qué gracioso crio —dijo con media sonrisa—. Oye esos chicos te miran.
—No me importa —dijo sin ganas—. Me ponen los pelos de punta.
—¿Ah sí?
—Sí —dijo haciéndose bolita.
—¡¡Oigan perros, váyanse de aquí!! —gritó Kakashi fuerte y claro, haciendo que los hombres se asustaran—. ¿¡Qué acaso no trabajan!? ¡¡Mantengan a sus familias holgazanes!!
Los hombres se fueron rápidamente de ahí y Kakashi sonrió victorioso mientras Naruto contenía una carcajada —ya que Kakashi parecía un perro ladrando, de esos pitbull que daban miedo—. Kakashi era bueno después de todo, ese hombre lo había intimidado pero después de todo tenía alma de niño.
—¿A qué doy miedo? —dijo orgulloso.
—No sé a qué te refieres —dijo indiferente el rubio—, con esa nariz roja lo dudo.
Kakashi se llevó las manos a su nariz y la tapó por lo que Naruto no pudo evitar reírse.
—Gracioso —farfulló—. Ahora dime ¿por qué te molestaban esos hombres?
—Me miraban mucho… Nunca me gustó llamar mucho la atención y ahora menos…
—Ya entiendo, entonces cambia tu look.
—Bien, acepto opiniones.
—Entonces ¡vamos!
Kakashi comenzó a jalarlo y Naruto se asustó, qué demonios estaba pensando Kakashi.
—¡¡En qué piensas!!
—Oye, pienso pintar tu hermoso cabello rubio por un feo negro.
—¿Qué? —dijo incrédulo, ¿Kakashi pintando su pelo?
—¿Acaso piensas que este plateado es mi color original? —se burló—. Muy equivocado.
Lo vio sonreír con muchas ganas y sintió que se metía en las manos del diablo.
*
*
*
—Bien señor Itachi, es un gusto hacer negocios con usted como siempre…
—Sí, sí, ahora no digas que yo te envié, invéntate cualquier cosa, Sasuke no tiene que saber que fui yo.
—Bien señor Itachi ya me voy.
Itachi vio como el abogado de la familia se iba de ahí, prometiéndole que enviaría a su hijo a ver el caso Uchiha y que haría todo lo posible por sacar de ahí al pequeño amo.
Claro él había pagado todo, sus padres no querían saber nada de Sasuke, y menos ahora, había dejado mucho dinero con ese abogado oportunista pero esperaba que en serio pudiera hacer algo por el azabache menor.
¿Qué pasaría si en el juicio culpaban a Sasuke? ¿Qué reacción tendría él?
Vaya…
Ya había hecho lo último que estaba en sus manos por lo que decidió que ya era hora de enfrentar la causa de sus problemas… y sus ilusiones, él que abarcaba todos sus pensamientos.
Él era un combo, le daba todo pero al mismo tiempo se lo quitaba.
Salió de su casa y amarró su cabello en un moño despeinado y cuando estaba por llegar a su moto vio a un indigente acurrucado por el frío, entró a su casa y buscó una manta, cuando la tuvo en sus manos salió y se la ofreció al hombre, este lo miró y sonrió con pena.
—Gracias… eres un buen chico.
—Gracias… —dijo suave.
Se dió la vuelta en su moto y se fue de ahí.
*
*
*
—¡¡Oye nenita!!
Sasuke estaba desesperado, apenas una semana ahí y había visto cómo entraban y salían delincuentes a cada hora y estaba harto de que se dirigieran a él como si no fuera nada.
Agarró del cuello a un hombre de larga cabellera y peculiares ojos amarillos y lo estampo muy fuerte contra la barras de su celda, haciendo que se reventara su labio y quedara algo aturdido.
Sasuke sonrió orgulloso, como si fuera el rey de la comisaría pero se le congeló la sonrisa al escuchar reír histéricamente al tipo en el suelo.
Pudo ver como chupaba su sangre saboreándola.
—Escúchame marica de mierda —dijo el hombre—, te voy a estar esperando ¿eh? —siseó lento y venenoso, como una culebra—. ¿Qué crees princesa? ¿Que toda la vida vas a estar en esta comisaría? Cuando llegues a la cárcel te esperaré y recordarás mi nombre…
Y vio como se lo llevaban entre dos policías mientras el tipo sonreía como maníaco y le lanzaba un beso.
Demonios… tenía que salir de esa.
La celda al lado de él se abrió y pudo notar como encerraban a un chico mucho menor que él, se le miraba desnutrido y un poco sucio.
—¡Hola! —dijo feliz.
—¿Hola? —lo miró mal.
—¿Por qué estás aquí? —seguía emocionado, como si estar encerrado no le molestara.
—Cosas de adultos —dijo sin más.
—Que aburidoooo —alargó la última letra y lo miró directamente—. Yo estoy aquí por robar comida, vale chaval, ¡¡tenía hambre!! Bueno… ¡tengo hambre! ¡¡Escucha a mi bestia!!
Y sin duda alguna se escuchaban los rugidos del pobre chico.
—¿No te preocupa estar aquí? —sintió curiosidad.
—No mucho… Me dijeron que me sacarían por la mañana, está bien —dijo sonriente.
Varios policías llegaron a dejarles comida, el chico a su lado no había esperado mucho para devorar la comida, se le miraba tan feliz.
—¿Tú nombre? —vio toda la comida en la boca del chico.
—No te importa…
—Soy lee de todos modos…
Sasuke se dedicó a verlo comer. Parecía una bestia insaciable.
—Toma —le dio su comida—, después de todo me dio asco ver como comías.
—¡¡Oh!! —se le pusieron los ojos brillosos—. ¡Gracias Chaval! —gritó emocionado—. Eres bueno aunque no lo aparentas.
—No lo soy —frunció el ceño, ¿qué acaso no notaba que estaba encerrado? Si estaba encerrado era por algo y eso algo malo era malo.
—El mundo no se divide en gente buena y mala, todos tenemos luz y oscuridad dentro de nosotros, lo que importa es la parte a la que obedecemos, eso querido chaval es lo que realmente somos.
Le dio la espalda sin ganas de seguir hablando y se acurrucó contra la pared en esa cama de metal, de verdad le hubiera gustado que el chico tuviera razón pero todos sus pensamientos estaban llenos de demonios y no podía sacárselos.
Era tan difícil.