Arremetía fuerte contra su cuerpo, muy fuerte de hecho, haciendo que su cuerpo chocara contra la fría mesa de metal, podía sentir como su cabello era jalado fuertemente hacia atrás mientras ese gran pene le rompía el trasero, y el gemía… gemía como nunca antes.
Podía sentir los dientes de su atacante de turno enterrarse en su piel, las sucias caricias que le daban, su pene empalmado y a Orochimaru viendo toda la escena con una sonrisa perversa.
Estaba drogado, andaba volando muy alto y lo único que hacía era dejarse joder muy fuerte y bonito por otros reos.
¿Qué si estaba drogado por gusto?
No, claro que no. Orochimaru le había inyectado quién sabe qué cosa.
Podía escuchar el chapoteo continuo pero él estaba muy ido y lo único que hacía era inclinar más su trasero.
La bruma de la droga al fin comenzaba a disminuir y sintió asco. Ahora le daba asco en lo que se había convertido, la puta de Orochimaru, que además lo compartía con su círculo interno.
De verdad había perdido la cuenta de cuántas veces había vomitado después de lo que lo usaran como una vil puta.
Había resistido por más de un año pero era difícil ir contra una gran y salvaje corriente de agua. Así se perdió en sí mismo y dejo de importarle.
¿Qué si tenía enfermedades? No lo sabía.
¿Si tenía SIDA? Era lo más probable, pero no le importaba.
¿Qué mejor que su carne se pudriera en un lugar como ese? No podría resistir todo el tiempo que quedaba.
Sintió el asqueroso semen en su interior y todo su estómago se revolvió, estuvo a punto de echar toda la asquerosa comida que le daban cada día pero se contuvo, solo sonrió de lado y se levantó para acariciar la cara del hombre que hacía un rato había terminado de joderlo.
Sonrió seductor al hablarle.
—Lo hiciste bien guapo.
Bien, su actitud había cambiado, y tenía que aceptarlo, lo hacía para joderle el ánimo a Orochimaru, si había algo que no soportaba ese hombre era que él coqueteara con los de su círculo.
Cuando le vio la cara a la serpiente lo confirmó.
—Vete
Orochimaru rugió al hombre.
Una vez estando solos Orochimaru le jaló el cabello y le estampó un duro golpe en el pómulo.
—Te mereces eso y más por puta —ladró enojado—. Ten por seguro que esta noche tendrás otro hermoso recuerdo de mi cigarro.
Al oírlo todo su cuerpo emitió escalofríos, recordar las quemaduras con el cigarro le mataba, era tan agonizante.
—Ahora vete, tienes visitas.
¿Qué? ¿¡El teniendo visitas!? Algo en él se movió, ¿felicidad? No lo sabía.
Comenzó a pensar quién demonios podría ser.
Lo último que había sabido de Deidara, era que estaba tan metido en las drogas que ya ni sabía dónde vivía, Itachi… no tenía tiempo para ir a verlo pero algunas veces le llevaba algunos postres que le daban ganas de llorar.
¿Sai? El muy maldito solo llegaba para hacerlo reír pero ya no era frecuente.
Y sus padres, buenos sus padres se podían ir al mismísimo infierno, a él no le interesaba para nada.
Arregló su ropa, después se limpiaría el viscoso líquido que escurría por sus piernas, agarró su largo cabello —por órdenes de Orochimaru tenía el pelo por debajo de los hombros—, y lo trenzo rápidamente para luego tratar de limpiar el golpe sangrante que tenía en la cara por culpa del idiota de Orochimaru.
Cuando llegó a la sala de visitas y le indicaron a donde tenía que ir, no dudo en hacerlo pero cuando llegó sus pulmones dejaron de funcionar y le costó mucho respirar.
Era la persona más hermosa que había visto durante todo este tiempo y algo presionó su corazón. Naruto estaba ahí, sus ojos azules le examinaban y por primera vez en su vida sintió vergüenza de lo que le estaba mostrando, solo quería darse la vuelta a irse, sin embargo fue valiente y se sentó arreglando un poco los mechones de cabello que se le salían.
Pudo ver como el rubio sonreía, parecía feliz.
—Lo logré —susurró.
—¿Qué lograste? —dijo Sasuke.
—Logré superarte —dijo con una sonrisa apenada.
—E-eso es bueno —dijo despacio, le dolía ver cómo sus ojos brillaban.
—La última cosa en mi lista era verte y asegurarme de no estar asustado, no sentir nada, y lo logre. Ya no eres nada en mi vida.
Wow, escuchar esas palabras fue como si enterrasen mil agujas en él, así era el dolor, pero no dijo nada. Ya no tenía la fuerza ni siquiera para pelear.
Cuando iba a hablar Naruto lo interrumpió.
—Te perdono… y gracias por fijarte en mí cuando estábamos pequeños. Fuiste mi primer amor y espero recordarte como eso y no pensar más en lo que hiciste. Por ahora esta será la única vez que me veas y tal vez cuando salgas de aquí, si es que todo va bien para mí, estaré casado con Itachi y tendremos hijos por lo que quiero que te comportes como un buen tío y que nada malo pase —dijo apresurado y Sasuke miró lo tierno que se veía pero decidió no decir nada otra vez.
Si bien él no lo había aprovechado esperaba que Itachi si lo hiciera, por más que le doliera.
—¿Sakuya?
Lo vio removerse incómodo.
—Ha crecido bien… es un niño sano si es a lo que te refieres.
—Él… él me ha…
—No lo sé —dijo apartando la mirada—, nunca quiso hablar del tema conmigo.
—Pero… es mi hijo.
—Sí, lo es —reconoció, no había lucha por negarlo—, y te agradezco por el mejor regalo que me diste —dijo mientras sonreía feliz.
Quería que le dijera papá, estaba seguro de que Sakuya sería el único hijo que tendría y por eso… por eso…
¡¡¡Que mierda él no podía exigir nada!!!
Bajó la mirada apenado y no supo qué más decir. Y al parecer Naruto ya no tenía nada que hacer ahí.
Cuando vio que Naruto puso su mano en el vidrio que los dividía no tuvo el valor de poner la suya.
Entonces el rubio se levantó y comenzó a caminar dándole la espalda, hasta ese momento se permitió poner la mano donde había estado la del rubio.
Y sintió que los segundos y minutos eran interminables al verlo partir.
Salió de la sala de visitas y recordó cuando después del juicio Itachi le había dicho algo.
Flashback…
—Soy tu hermano mayor —dijo con un nudo en su garganta—. Nunca desee esto… Solo estaba muy enojado contigo por todo lo que pasó pero yo no…
—Lo sé Itachi —dijo al fin—, sé que eres un hermano maravilloso y solo te tocó cuidarme, ¿vale? pero me lo busqué yo solo. No hay problema.
—¡¡Claro que lo hay!! —se quedó callado—. Pero no puedo perdonarte lo que le hiciste…
—Ya es pasado. Supéralo —volvió a sacar su faceta de “No me importa nada”—, no es como si no hubiera tenido un pene metido ahí.
Itachi arrugó su traje y miró con enojo a Sasuke, no entendía por qué su hermano era así.
—Ojala algún día te toque verlo feliz y entiendas, al fin, porque debiste sentirte privilegiado cuando eras tú el motivo de su sonrisa, y te des cuenta de que ya es demasiado tarde.
Fin del flashback…
Claro que ahora sabía la magnitud de las palabras de Itachi y eso hizo que se sintiera peor. Odiaba que Itachi tuviera la razón, tenía tantos celos de él pero a la vez lo quería.
Su hermano pudo ver lo hermoso que era Naruto y nunca lo defraudo, no como él lo hizo.
Vio al hombre de sus pesadillas parado fumando cerca suyo y supo que cumpliría su puta promesa de reventarle la piel con la quemadura del cigarro, pero antes de acercarse a Orochimaru un policía lo interceptó rápidamente y lo miró expectante.
—Tienes otra visita. Apúrate Uchiha.
Vio el reloj que colgaba alto en esas paredes y pudo notar que no habían pasado más de 10 minutos desde que Naruto se había ido.
¿Habría regresado?
Orochimaru lo mató con la mirada y se fue chasqueando la lengua.
Suspiró aliviado y devolvió sus pasos a la sala de visitas en la que le volvieron a indicar donde sentarse pero estaba vez fue Itachi quien estaba ahí, no pudo evitar abrir sus ojos con sorpresa y estaba casi seguro de que también su boca se había abierto por la impresión.
Itachi se rió. Reía jovial como si nada pasara y por supuesto que se reía de su cara de sorpresa.
—¡No es como si nunca te viniera a ver!
Sasuke todavía no salía de su asombro mientras en su mente contaba los minutos de nuevo, ¿¡¡cómo demonios no se había encontrado a Naruto!!?
Tuvieron que pasar muy cerca, mientras uno entraba el otro salía.
Se sentó estupefacto sin saber muy bien qué hacer, ¿debía decirle a Itachi que Naruto había estado ahí? ¿Qué había vuelto al país? ¿Iba a renunciar completamente al rubio y dárselo a su hermano o simplemente se callaría la boca y actuaría como si nada?
Era la decisión más difícil que debía tomar.
¿Pero qué demonios iba hacer el metido ahí en la cárcel? Así que decidido abrió su boca.
—Volvió…
—¿Quién vol... —no terminó de decir las palabras cuando vio los ojos del azabache menor y entendió—. ¿Qué?
Sus manos comenzaron a temblar al igual que su voz, Sasuke sonrió triste e Itachi no espero más para levantarse apresurado.
—Estuvo aquí hace unos minutos.
Itachi no se contuvo y salió corriendo hacia la entrada de la cárcel, llevándose con él a varias personas que iban pasando a su lado.
Pero al final cuando salió de la cárcel, no había nada, ni un alma y mucho menos carros…
¿Había llegado tarde?
¿Naruto había vuelto?
Oh Dios…
Sintió su corazón explotar y el aire abandonó sus pulmones dejándolo mudo…
Necesitaba verlo.