El profesor a cargo del salón estaba con una vena hinchada en la sien. Un joven pelinegro irrumpía su clase y para colmo solo por un noviazgo.
-Joven sería tan amable de…- inhalo hondo- ¡LARGARSE DE MI CLASE!
Los murmullos no se hicieron esperar el pobre rubio solo podía pensar en una cosa. DEFINITIVAMENTE HOY NO ERA SU DIA.
El azabache estaba contra la espada y la pared, al menos en su mente donde el amor de su vida decía no recordarlo y él había dejado salir toda su emoción mientras hacia el ridículo frente todo un salón.
-Yo…- “que excusa se supone que puedo dar en esta situación”- pensaba el pelinegro
-A la dirección.- ordeno el director en tono impasible- tendrá serios problemas también señor Namikaze- amenazo mirando el rubio que solo maldecía mentalmente su suerte.
-Pero… ni siquiera lo conozco…- replico el rubio para excusarse- juro que nunca lo he visto
-¿He?- pregunto el azabache no creyendo esa respuesta-“ok… tal vez me veo demasiado diferente y por ello no me reconoce… si seguro es eso”
El azabache quería ser positivo, ya se había planteado varios escenarios en los que no lo reconocía y cada vez que lo pensaba se ponía melodramático y todo gracias al maratón de películas trágicas que quiso ver “maldito Titanic” TT.TT
-Acaban de llamarlo por su nombre y dijo ser su novio
-Yo no soy gay.- respondió el rubio con una mirada dura, que hasta el profesor le causo miedo.
-Como sea, usted- dijo señalando al moreno- valla a la dirección
-Soy un estudiante nuevo- dijo alzándose los hombros
-Y ¿cuál es su nombre?- pregunto con tono molesto.
-Sasuke Uchiha- respondió mirando al menor que tenía los ojos cerrados sin ninguna muestra de asombro.
-Bien. Señor Uchiha… teniendo en cuenta de que dice ser el novio del señor Uzumaki lo cual parece una broma de mal gusto debería aprender a respe- antes de terminar la palabra, Sasuke salió corriendo como alma que lleva el diablo dejando a todos nuevamente con las quijadas en el suelo.
El profesor salió en busca del chico que lo estaba desafiando y todos los alumnos comenzaron a ver a aquel fantasma de estudiante seguir impasible en su asiento.
- Oye… Naruto ¿verdad?- pregunto una rubia de ojos verdes- ¿ese chico tan apuesto es tu novio?
- Parece ser un año mayor que nosotros- menciono un pelinegro con cara de aburrimiento.
- ¿no sabía que eras gay?... tu novio parece que no lo sabe- dijo una pelirroja con cierto recelo.
Comenzaron todo el salón a hacer especulaciones mientras el rubio topaba su cabeza contra la butaca-“al parecer ese chico conoce mi nombre… pero ¿ser su novio?, tal vez me confundió con otro… vamos Naruto, sabes que los únicos locos capaces de ponerle nombre de comida a sus hijo son tus padres… pero, este chico…”
Continúo pensando en las posibilidades y por más que quisiera recordar el rostro o algo relacionado con él, no podía. Pasaron las clases sintiendo ser el centro de atención, ignorando todas las preguntas que lanzaba sus compañeros, eso podría ser grosero pero no le importaba. Indago en sus más vagos recuerdos descubriéndose nuevamente solo.
Pero en fin, ya está acostumbrado.
Sonó el timbre del receso y como de costumbre salió del salón antes de que alguno de sus compañeros se atrevía a cruzarse en su camino. Llego a un área apartada en frente de la biblioteca y saco de su mochila lo que parecía ser su almuerzo: una botella de agua, una manzana y una barra de chocolate. Un desayuno practico según él. Se sentó en el suelo agradeciendo que nadie pasara por ese lugar, comía tranquilamente viendo el piso de azulejo formarse seres mitológicos que comenzaban una pelea. Sonrió entrando a su mundo pero antes de que cruzara esa barrera de la imaginación y la realidad llego una persona, y no cualquier persona, sino que la persona que hizo un escándalo frente a todos.
Levanto la mirada al ver los zapatos lustrosos del azabache presente. Miro su cara con detenimiento y creyó comprender la razón por la que todos estaban emocionados, ciertamente que el pelinegro era guapo, piel blanca nívea, ojos tan obscuros como la noche y fracciones predominantes y simétricas. Parecía una especie de príncipe de los que leía en los cuentos a diferencia que este era muy ruidoso.
*****
El pelinegro había salido corriendo cuando sintió que se desmayaría por la emoción frente a todos y su sorpresa fue ver al maestro al cual había molestado salir corriendo en su búsqueda. Se escondió en los baños de hombre e hizo un recuento de lo que estaba pasando.
-Muy bien- dijo hablando con su reflejo.- todo esto es una mierda, Itachi tenía razón, lo asuste y por eso no me reconoció. Lo que necesito es un ambiente tranquilo y sereno. En verdad… de segura le parecí un loco ¡MIERDA!
Volteo y miro la puerta que tenía atrás en donde salió un chico queriendo reírse y negando con la cabeza, dejando aún más apenado al azabache si es que eso era posible.
- Hoy no es mi día- se lamentó el azabache llorando internamente.
Continuó vagando por la escuela, nunca se había saltado las clases como ahora pero necesitaba encontrar a su rubio. Necesitaba verlo y explicarle la situación, temía que las palabras del rubio fueran ciertas pero también por otro lado temía haberle causado problemas.
Camino hasta perderse en los pasillos y después escucho el timbre que anunciaba el almuerzo. Aun así parecía que la zona en la que estaba no habían salones porque nadie se movió hacia fuera de las puertas, sin embargo vio llegar ahí a la persona destinada a encontrarse, el rubio saco algo de comida y el azabache se sorprendió al ver lo poco que era, se acercó sigilosamente tratando de mantener la calma y serenidad. Ya la había cagado una vez y había puesto en ridículo su apellido. Ahora trataría de mantener la cabeza fría, aunque su corazón parecía arder.
-¿Qué quieres?- pregunto directamente el rubio con una mirada seria- llégate a mi salón e hiciste un alboroto.
-Mi nombre es…
-Sasuke Uchija- el azabache se sintió emocionado acaso si lo recordaba- lo dijiste en clase
Eso fue como una piedra rompiendo la ilusión del azabache.
-Disculpa…- respiro hondo- hace diez años nos conocimos… en un parque, pero me fui y juramos…
-¿Hace diez años?- pregunto extrañado- ¿aun recuerdas cuando tenías cinco años?
Seis.-corrigió- Y no mucho; pero todo lo que vivimos juntos… nunca puede olvidarlo.
El rubio podría jurar que vio unos destellos rodear la cara de Sasuke al terminar la oración.
-¿todo lo que vivimos juntos?- se atrevió a preguntar.
-éramos amigos y prometimos ser novios al crecer…- menciono el azabache con voz afable.
-¿Amigos?... yo nunca he tenido amigos- confeso mirando su manzana- talvez te equivocaste de persona
-¡NO!- grito con enojo.-nunca te olvidaría, ni te confundiría con nadie…
Se quedaron unos minutos así, en silencio procesando la información de cada uno. El rubio decía no recordarlo y el azabache decía que se conocía desde niños… todo era bastante confuso.
-¿No recuerdas nada en verdad?- pregunto el pelinegro
-Nada en absoluto…- respondió el rubio.
-Bien… lamento lo de hoy… estaba emocionado- se disculpó Sasuke con una sonrisa pequeña.
-Si… lo note- el sarcasmo era más que evidente.
-La verdad no suelo se así de impulsivo pero al verte después de todo este tiempo fue… no sé cómo explicarlo… una luz iluminándome de forma que perdía la cordura.
-Como un vampiro siendo evaporado a la luz del sol- dijo mirando a la nada pero al regresar la mirada al azabache este se había acercado a una distancia considerable.-¿Qué? –pregunto nerviosos.
-Tú… en verdad eres tú- dijo el azabache agachándose cada vez más hasta abrazar al rubio que estaba en estado shock hasta que sintió que estaba en el suelo y el azabache encima de él, abrazándolo como si se fuera en cualquier momento.
El gesto le pareció incomodo ya que una sensación en su estómago apareció, se sonrojo de sobre manera cuando sintió el corazón del azabache latir de forma tan fuerte. De pronto se sintió observado y trato de forcejear contra el abrazo del Uchiha pero estaba claro que él era más fuerte.
Entre las esquinas de aquel pasillo apareció una persona con un celular tomando una foto del momento.
-¡Oye apártate! ¡Qué demonios te pasa!- la situación ya le estaba colmando la paciencia- ¡Teme!- grito más fuerte hasta que el azabache se dignó a soltarlo.
-Realmente eres tu…- susurro sentado frente a él mirando directamente a sus ojos.
-De que hablas. -Cuestiono el rubio extrañado
-Tú siempre me solías contar todo lo cotidiano y lo que no entendía con una comparación metafórica con algún personaje ficticio.
-¿Ah?-“este tipo ya me está asustando”- creo que es mejor que me vaya.
-No. Tenemos mucho de qué hablar- dijo el moreno serio.- no te iras hasta que me recuerdes.
-Ya lo intente y no se me ocurre nada.- dijo exasperado el rubio.
-Un parque, hace diez años. Fui tu mejor amigo. Lloramos cuando nos separamos…- la voz de Sasuke comenzaba a quebrarse- ambos entrega os nuestro primer beso ese día.
El rubio cerro lo ojos recordando un poco que cuando murió su perro iba al parque ara no sentirse triste, recordó una silueta de un niño, recordó que siempre hablaba con él, pero nada más. Ningún rostro, ninguna voz, ningún nombre, ningún beso. Nada. Suspiro frustrado, solo recordó que…
-En esa época tenía un amigo imaginario ya que todos me consideraban raro.- Respondió el rubio con firmeza.- no sé qué pasa pero no te recuerdo.
Eso fue como una flecha rompiendo la cabeza de Sasuke. Nunca espero una respuesta como esa y aunque era una posibilidad siempre renegó la idea. Una lagrima logro salir de sus orbes color carbón y sin pensarlo otra le hizo compañía. El rubio miro atentamente al chico que estaba frente a él, por alguna razón le partió el alma verlo llorar, nunca pensó que pasaría eso, nunca había hablado así con una persona, nunca había tenido un amigo.
El rubio siempre se había visto solo en su infancia y por lo consiguiente una persona le tenía que hacer compañía, una persona que nació de él mismo. Por aquella época el rubio tuvo su primer amigo que lo acompañaba siempre, un amigo que era prácticamente su doble, el otro lado del espejo, su hermano que jugaba con el cuándo se sentía solo.
Menma era el nombre que le había puesto el día que llego a su vida, era igual a él solo que tenía el cabello negó en vez de rubio. Siempre lo llamaba y jugaban en el parque, juntos, sin importar nada Menma siempre estaba ahí para él. Hasta que creció y los problemas embarcaron la mitad de su cabeza y aún más cuando el razonamiento lógico impartido por la sociedad empezó a empañar el espejo en donde Menma se encontraba. Después de quince años Menma aún no había desaparecido por completo pero ya era muy raro la vez que pensaba en su llegada.
El rubio quiso entender parte del dolor del Uchiha pero no sabía exactamente qué era lo que le molestaba. Tomo con ambas manos el rostro de Uchija y miro la tristeza reflejada parecida a la suya cuando sus padres peleaban, con los pulgares limpio las lágrimas de los ojos ónix y al azabache solo respiro con profundidad, se dejó llevar por el sentimiento y dejo salir sus penas frente a la persona que amaba.
Porque aun lo amaba, pese al dolor de no ser recordado, no podía negar que sentía algo especial por ese rubio que tenía enfrente, aunque no le recordara ahora, ya se había puesto una promesa parecida a la que llevaba ejecutando desde la niñez.
Se limpió los ojos con el antebrazo apartando al rubio levemente. Se levantó con su mirada decisiva y le tendió la mano al rubio para ayudarlo a levantarse. Este acepto la invitación y cuando estuvo de pie el azabache lo tomo por la cintura y con una distancia de escasos centímetros entre sus rostros, sonrojando al rubio hasta las orejas para decirle con una voz ronca.
- Juro solemnemente que me recordaras- acerco sus rostro mas hasta sentir el aliento del rubio-juro que nos enamoraremos otra vez.