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Contra el tiempo por acuariuscorpio

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Notas del capitulo:

Hola, hola!! *-*/ *se esconde tímidamente detrás de un árbol*

Ok, ok...sé que ha pasado muuuucho tiempo después de que nos hemos leído y en verdad lo lamento, cuánto ha sido?, una semana, dos semanas, 1 mes, 2 meses...emm...3 meses? XD sí, creo que es mi récord y qué creen sigo viva!! *se escuchan solo grillos*

em...bueno, en verdad lamento mi tardanza y es que bueeno, no he estado inspirada y pues me deprimí un poco por causas externas, pero cuando pasé por una página de fb que decía algo de M;ilo y Shoko me quedé con cara de Khé?? y ahí fue cuando de nuevo "nació mi inspiración" xD es que ya ven debo de seguir con mi trauma del yaoi (?

Bueno, bueno...agradecerles a todas las personitas que me han esperado y han tenido la paciencia de leer esta ocurriencia mía, realmente les agradezco de corazón. También a las chic@s que han dejado un mensaje para levantarme los ánimos, realmente son nmuy linda*-* como Camil, Yasha, Melanie, Milkin, Gea, TiFa e invierno, realmente las aprecio uwu además de que son muy adorables

 

Capítulo XI:

 

Siempre he detestado a las personas poco honestas y sinceras. Soy una persona difícil de satisfacer, pero no por ello imposible.

“Nunca amaré a alguien, seré el mejor detective jamás conocido en el mundo”

Recordé las palabras antes dichas por mí en aquel día nublado cuando supe que mi “hermano” quería estudiar lo mismo que yo. Criminología.

El ser criminólogo viene de familia, mi abuelo lo fue, mi papá lo fue, mi hermano mayor lo fue  y yo…voy de encamino a ello.

Ser criminalista  se ha convertido en mi más grande obsesión. Nunca he deseado algo más grande que ello. No.

“Hasta el momento en que lo conociste”

Un revoloteo en lo más profundo de mi ser se dejó apreciar. Viré mi mirada hacia el otro extremo de la habitación con la intención de alejar ese pensamiento de mi cabeza.

Era imposible.

Su rostro siempre perfecto rondaba por mi cabeza. Desde que lo vi por primera vez, algo en mí  se removió sabiendo quizás que ese chico era muy diferente a los demás; no sólo en su apariencia física con ojos de un color poco común en el mundo.

Rojos caoba, al igual que su cabello. Nunca había amado un color con locura solo porque su esencia estaba presente en ese tono.

—¿Qué estoy pensando?—pregunté a la nada, buscando un motivo que me detenga de pensar cosas sin sentido.

—Espero que pienses en lo que me habías dicho, Milo—Una voz apacible se dejó escuchar bajo el dintel de la puerta.

—Claro, ¿Cómo no podría estarlo?—sonrío sarcásticamente, recibiendo una mirada desaprobatoria por mi interlocutor—¿Qué?

—Nada. Solo que ya estás muy grande como para comportarte de esa manera.

—¿Cuál?—volví  a preguntar, pero esta vez con mi seño ligeramente fruncido.

—Esa… “La de chico que puede todo y que no le pasa nada”

Suspiré cansado, era más convincente callarme antes de que me diera otro de esos sermones de lo cuáles estaba seguro que tenía razón.

—Milo…sabes que te quiero, pero necesito que te comportes y pienses razonablemente.

Lo miré de nuevo encontrándome con sus ojos, esos ojos que por lejos que fueran de color diferente del que me robaba los pensamientos, seguían recordándomelo.

Asentí inconscientemente, mientras una mis manos jugaban con mis cabellos rebeldes y seguí haciéndolo hasta que fui interrumpido por el sonido seco de unos golpes en la planta baja. Ambos nos miramos con un signo invisible de interrogación en nuestros rostros.

—¿Cuándo llega papá del viaje?

—Pasado mañana.

—Entonces… ¿Por qué tocan la puerta?

—Debe de ser uno de los vendedores…relájate, Milo.

Lo miré de nuevo.  Su rostro siempre calmado, denotaba una suave preocupación.

—No puedo…—murmuré—No, no ahora que ha regresado, Degel.

El silencio de nuevo se instaló, algo muy común entre nosotros.

—Iré a ver quién es, si es lo que te mantiene calmado, Milo.—Asentí en respuesta, mientras él se daba la media vuelta hacia la dirección de las escaleras. Suspiré cansino, hacía tiempo que no me sentía así y aborrecía esta sensación; una mezcla de ansiedad con preocupación.

No intenté darle importancia, por lo que sin el menor preámbulo, bajé de mi habitación hacia la sala en donde encontré a Dégel como muy pocas veces había visto.

—Ey Dégel, ¿Qué es lo...?—No había terminado de hablar cuando un nombre muy conocido para mí salió de los labios del francés.

—Camus…—Su mirada siempre fría, se mostraba sorprendida. Su mano aún seguía apoyada en la manija de la puerta mientras la otra se mantenía inerte a su lado. Yo aún no había visto a Camus, pero me imaginaba sus expresiones al ver a su hermano mayor después de varios años. Me quedé callado por unos segundos pensando en las palabras que debería decir. Finalmente decidí ir a ver a qué había venido Camus.

—Eh, hola, Camus—Caminé hasta quitar a Degel de la puerta—¿Cómo estás?, ¿Gustas pasar?

Por unos leves instantes pareció no escucharme, estaba tan ensimismado viendo a su hermano, como si hubiera visto un fantasma.

—Ohh, lo siento, Antares—habló una vez que hubo dejado de verlo—La maestra Sasha me pidió que te diera esto—dijo mientras me entregaba una carpeta con hojas en su interior.

—Gracias. ¿No quieres pasar?—volví a insistir.

—Eh…no, gracias—respondió con una sonrisa forzada—Yo…espero que te mejores, Antares, nos vemos hoy en la casa de Aioria. No me dio tiempo de replicar, porque apenas hube reaccionado, él ya se encontraba varios metros de distancia caminando a toda velocidad.

¿Casa de Aioria?, ¿Para qué? Me pregunté. Muy tarde me di cuenta, hoya era la declaración de Aioria.

¡Qué idiota! Exclamé en mi mente.

—Así que ese es el chico que lo traes vuelto loco…—se burló Degel interrumpiéndome de paso en mis pensamientos. Claramente su tono denotaba burla—Uy sí, los Scorpios son una bomba en el amor…—continuó no sin antes dirigirle una mirada fulminadora.

—Te recuerdo que estás comprometido con mi padre, el gran Kardia—solté sin más, permitiéndome en el acto observar como sus expresiones de burla cambiaban por una de sorpresa. Realmente me divertía como Degel se mostraba últimamente más expresivo y me pregunté cómo Camus sería más efusivo.

—Touché…—contestó aparentemente derrotado—Lo bueno que mi hermanito menor sí que les está dando guerra.

—Hablando de hermanos…¿No deberías hablar con el tuyo?—Cambié de tema, para evadirlo—Porque a juzgar por sus expresiones, él no estaba preparado para verte aquí.

—Vaya forma de evadirme—respondió más serio—si te sirve de consuelo, iré hoy en la noche a hablarle, sólo espero y me comprenda. Al igual que a ti cuando se entere de que alguien está empezando a sentir algo más que “compañerismo” por él.

Sonreí ante el comentario, escondiéndome en mi habitual máscara de arrogancia y con esa última acción me retiré a cambiarme.

 

II

 

 

Cuando llegué a mi habitación, no dudé en tirarme de nuevo en mi cama junto con los papeles que Camus me había dado. Dentro de unas horas lo volvería a ver y un nerviosismo se acrecentó en mí al recordar su rostro.

Recordé el día que lo conocí, y no, no es ese día que todos creen, en el que “él” nos vio a ambos, sino en el día cuándo éramos apenas unos niños.

“Era una frío atardecer de Diciembre, nuestro abuelo nos había llevado de paseo a Francia, pues habíamos salido de vacaciones. Aún recuerdo como las hojas siempre verdes de los árboles habían sido reemplazadas por escasas hojas de otoño. Claramente el frío estaba matando la vida de los árboles. A mi mente infantil se vino la imagen de mi madre conocida en una foto. Había fallecido tiempo atrás cuando yo apenas era un bebé a causa de una terrible enfermedad que no se detectó a tiempo; Cáncer. Era la segunda cosa que más odiaba después de la muerte.

Odiaba la muerte. Odiaba el simple hecho de ver perecer a una persona o animal. Me entristecía en sobremanera. Odiaba todo lo que tenía que ver con esa palabra que en aquel tiempo no me atrevía ni a nombrar, por lo tanto odiaba el invierno. Para un niño como yo que a pesar de todo era extrovertido y abierto era muy raro verlo triste, pero el invierno siempre fue la época que odiaba. Aborrecía como el agua se congelaba, porque los peces quedaban atrapados en esa paredes. Despreciaba el ver las hojas caer de los árboles. Ver a las hormigas huir de ese intenso frío, ver como los animales como perros y gatos buscaban un lugar en dónde dormir cómodamente sin sentir el frío. Detestaba ver las flores morir. Detestaba todo que tuviera que ver con invierno, todo…hasta que lo vi.

Estaba de pie en aquel jardín cubierto de nieve. Su cabello de color vivo resaltaba en medio de aquella fúnebre blancura. Vestía tan sólo un pantalón blanco con un abrigo celeste al igual que su bufanda, no me miraba, estaba tan concentrado en mirar aquél lago congelado, carente de vida en el invierno. En aquél momento me pregunté ¿Qué hace un niño en medio de toda esa soledad y frío?

Caminé en su dirección, sin prestarle atención a nada. En ese instante no supe que me motivó a caminar hacia él. Quizás me llamaba la atención como un color tan vivo podría estar en medio de esa espesa blancura.

—Hola…—saludé sin esperar respuesta—¿Qué haces aquí?—pregunté antes de posicionarme a su lado.

No me miró, no volteó no se movió. Tan sólo siguió estático, mirando al horizonte.

—Hola…—respondió por fin—Veo lo bonito que se pone el lago cuando está congelado.

Una mueca se dejó entrever en mi rostro.

—¿Te gusta ver el lago congelado?—respondí sorprendido.

—Claro, ¿a ti no?

—No.

Ahora él mostró una mueca, lo más parecida a una reacción de sorpresa.

—¿Por qué?

—Porque en esta época carece de vida. Odio esta época.—contesté seguro de mí mismo.

Esta vez no hubo reacción alguna de parte de mi interlocutor. Su mirada se mantuvo fija sobre la mía, infundiendo un poco de seriedad y miedo a la vez.

—¿Por qué?—volvió a preguntar.

—¿Cómo que por qué?—respondí un poco desesperado—¿Es que acaso no vez que en esta época todas las plantas mueren? O ¿Acaso te gusta ver morir a las plantas?

Calló ante oír mi breve discurso. Suspiró al verme más calmado.

—A mí me gusta.

—¡¿Qué?!, ¡¿Por qué?!

—No lo sé, el lugar se ve muy bonito de blanco y a decir verdad, nunca me ha gustado la calor…

—¿Estás loco?—repliqué sin dejar que él terminara—¡Todo muere en invierno!

—No todo…—susurró, manteniéndose calmado a pesar de mis palabras—A decir verdad en todas épocas del año mueren animales y plantas. En invierno no mueren las plantas…solo descansan, para darle paso a otras florecer y en primavera vuelven a renacer, con un follaje nuevo y brillante…

—¡Aún así!...—contesté con la duda en medio de mi garganta. Él por otro lado, no me hizo caso y caminó a otro punto del jardín. Lo seguí sin saber por qué hasta que nos topamos con un diminuto punto lleno de vida.

—Ves esto…—señaló las plantas que estaban en frente de nosotros—Son prímulas…mis flores favoritas.

Las miré sorprendido. ¡Tenían vida!

—Ellas solo florecen en invierno…—volvió a hablar—que a diferencia de los tulipanes que florecen en todas las épocas. Al igual que las Prímulas hay muchas plantas que florecen en invierno y “mueren” en todas las demás épocas, y no por ello yo odiaré las demás estaciones del año.

Lo miré sorprendido y me sentí un poco regañado. Quise pedirle disculpas per no pude, porque mi abuelo se había acercado.

—Tú siempre haciendo amigos, muchacho—se acercó con una sonrisa en sus labios—despídete, porque tenemos que ir a cenar.

Asentí en respuesta y me dirigí de nuevo al chico.

—Mi nombre es Milo, un placer—le sonreí en son de paz al mismo tiempo que le ofrecía mi mano.

—Camus—contestó estrechando su mano con la mía y sonrió por primera vez—cuídate.

Asentí curioso. Y lo volví a mirar, realmente se veía lindo en medio de toda es nieve.

En ese entonces por primera vez amé el invierno.”

 

Es imposible no recordarlo, porque, ¿Quién olvida a un niño de cabellos ardientes en medio de una blancura total?

He sonreído ante mi tonta pregunta al saber que yo tengo la respuesta, aunque él posiblemente no me recuerda, le he estado eternamente agradecido desde ese entonces y avergonzado de mi actitud de ese día que no he tenido la menor oportunidad de disculparme.

Cuando lo vi por segunda vez, creí que era una coincidencia de enorme tamaño al verlo del otro lado del túnel escondido entre los pilares. En ese instante tuve el impulso de decirle, “Oye niño pelirrojo, perdón por lo de hace diez años”

No. Nadie llega con un “aparente desconocido” a pedirle disculpas. Así que actué por instinto.

No obstante, me he dado cuenta que es bastante terco, no acepta sugerencias a pesar de que su vida corre peligro. Ilógico, ¿no?, sin embargo debo de aceptar que me agrada…pero su actitud está haciendo que me preocupe en sobremanera por él. Aún es inocente y eso me preocupa.

Niego de nuevo la cabeza, que he perdido la cuenta de cuántas veces he hecho esta acción. Sujeto de nuevo los papeles que me había entregado Camus, en el remitente llevaba la perfecta letra de Sasha, mi prima mayor a la que quiero como una hermana. Sonreí al leer lo que se encontraba en la primera página, nunca pierde el humor a pesar de lo difícil que esté la situación.

Paso a la siguiente hoja y abro más los ojos de la impresión. En ella estaban impresos los resultados de una exhaustiva investigación hecha por ella.

“Viernes 30 de Septiembre.

Resultados de Autopsia

  • Albiore R. M.
  • Sylvain M.A

Los presentes nombres de personas, fueron encontrados en la parte inferior de las ruinas del Partenón. Ambos cuerpos presentan signos de tortura, no obstante su hora de muerte indica que no fallecieron de lo que la mayoría de los medios dice. Quizás para encubrir al actor intelectual de este proceso o quizás por su ineptitud en el caso. La hora de expiración fue a las 3 horas del 20 de septiembre. Lo más probable es que hayan muerto a causa de falta de alimento. El área donde se encontraron los cuerpos está demasiado limpia, nada de qué sospechar a mi parecer.

Lo malo del caso es que uno de los cuerpos fue un conocido del Camus. Si quieres acercarte más a él, lo más probable es que lo investigues. Quizás podría darnos una pista de dónde se encuentra ese imbécil. Espero que haya sido de ayuda.

PD: No seas tan directo en tus investigaciones como en otras ocasiones. Si realmente quieres descubrir quién está detrás de todo esto. Debes de ser precavido

“No confíes en nadie, Milo. Si es posible, ni siquiera en Camus”

Asentí ante su susceptible orden escrita. Claramente no me convenía levantar sospechas de quién realmente era, en especial con Camus, por más agradecido que estuviera.

Aunque algo me dejaba inquieto. Y es que presentía que aquella vez Camus no me dijo realmente toda la verdad, algo sabía, pero no me lo dijo a pesar de que le había dicho que podía confiar en mí.

Suspiré cansado y revisé el último sobre que me había llegado de él;

 

“1 de octubre, no lo olvides”

No decía más que una fecha, una que no alcanzaba a visualizar. Una que estaba próxima y que no tenía ni la más remota idea de lo que significaba.

—¡¿Qué rayos significa esa fecha?!—exclamé a la nada, enojado conmigo mismo por no tener la suficiente inteligencia como para averiguar qué era lo que estaba ocurriendo—¿No se le ocurrió poner una explicación?

—Eso es porque eres demasiado lento para entender la forma en la que hablamos.

—No te metas, Degel.

Sonrió divertido, más no dijo nada.

—¿Qué es lo que quieres?—pregunté en vista de que él no estaba dispuesto a hablar.

Un suspiro se dejó escuchar.

—No es que me importes bastante, pero se te hace tarde para llegar con tus amigos, Milo.

Un escalofrío me recorrió la espina dorsal al recordar a dónde debía ir.

“!La casa de Aioria!”

—¡Maldición!...

Corrí a mi armario, poniéndome lo primero que encontré. Debía llegar lo más puntualmente para ayudar a Aioria para ayudarle con su declaración. De seguro él y Dita me matarían. Me apresuré en llegar en dónde sería la “fiesta”, tuve que esquivar varios automóviles y personas que cruzaban tranquilamente por el lugar.

“Lo siento”

Repetía incontables veces después de chocar con varios transeúntes. Llegué lo más presentable que podía, no toqué como de costumbre, encontrándome en la sala con un Aioria nervioso y un Dita con una mirada fulminadora.

—Lo siento…—murmuré con la mirada gacha, tal cual como un perro regañado por hacer una travesura.

—No importa—soltó Aioria conciliador—¿Y Camus?

—Pensé que ya había llegado —miré mi reloj  atado a mi muñeca, marcaban diez para las ocho—¿Ya es tarde, no lo creen?

Ambos asintieron.

—Tal vez y se quedó hablando más con su hermano—pensé en voz alta.

—¿Camus tiene hermanos?—dijeron al unísono.

Los miré extrañados, especialmente a Afrodita. Me sorprendía el hecho de que Camus no dijera ese dato tan general.

“No confíes en nadie, Milo. Ni siquiera en Camus” Mi cerebro pareció hacer click en alguna parte. Justamente en este instante mi mente de algún modo parafraseó las palabras escritas por Sasha.

—Sí…—respondí no seguro de mis palabras. Pensar mucho en el asunto de Camus me estaba volviendo inestable, inseguro, tanto que…me daba miedo.

Ambos me miraron contrariados, como sino entendieran mi respuesta.

—¿Estás bien, Milo?—preguntó de nuevo Aioria, con un atisbo de preocupación. Sonreí para su sorpresa.

—No, no…estoy bien, solo que estoy algo cansadoTú mejor preocúpate por tu declaración. Porque si fuera Shaka yo exigiría una fiesta con mucho… ¡Esmero y bocadillos!

 

 

III

 

 

Hemos estado esperando a los demás por casi media hora. Aioria no para de repasar su declaración, mientras Afrodita revisa a cada rato su celular. Me preocupa Dita, incluyendo a Death. Estoy más que seguro que el que Ángelo desapareciera ha sido toda mi culpa y, aunque mis amigos me han repasado más de ocho veces que no ha sido mía, eso no evita que no me sienta mal.

Para mi fortuna, Afrodita se ha visto más más alegre de lo normal, lo que baja el nivel de desosiego que siento.

—No estás bien, lo sé.

—¿Eh?...—respondí, mientras daba un sorbo a la copa de vino que tenía entre mis manos.

—Vamos, suelta…—murmuró, mientras su vista se dirigía hacia donde Aioria observaba sus manos y le hablaba al espejo como si tratase de una persona o en su defecto, Shaka.

—Creo que no es un buen momento, Afrodita.

—¿No, entonces cuándo lo es?

Su tono se mostró frío, y sus palabras denotaron doble sentido.

—¿De qué me estás hablando?—viré mi mirada hacia su dirección. Nuestros ojos se encontraron y el pareció decepcionado.

—¿Cómo va la investigación?—cambió de tema. Lo volví a mirar extrañado, realmente no me esperaba esa reacción por parte de él.

—Sasha me acaba de enviar algunos informes de defunción y…

—¡Hola a todos, no creerán que empezarán la fiesta sin mí!—exclamó Kanon con una botella de vino en sus manos alzándola triunfalmente, como si de un trofeo se tratase, detrás de él venía Saga que sólo se limitaba    a ponerse una mano es su rostro en señal de vergüenza.

—Cállate Kanon, que tú no eres el principal de la fiesta, es…

—Ya sé, hermanito…—exclamó sonriente al mismo tiempo que pasaba un brazo por el hombro de su gemelo—Sólo que pues, uno tiene que poner el ambiente.

—Sí serás idiota.

—A veces, como mi hermano mayor…pero él me gana—sonrió ante la última frase. Saga por su parte, volteó lentamente a dirección de su hermano y en un abrir y cerrar de ojos, ya se les mostraba ahorcándose mutuamente.

—A…yu…daaa…—murmuró Kanon entrecortadamente, mientras sus ojos se iban cerrando de poco a poco, en señal de que “estaba muriendo”

—¿Ayuda?—preguntó su hermano—Eso te pasa por decirme que soy más idiota que tú, pero ya sabes cuál es la diferencia…

—Mu...—susurró el nombre a su dirección, pero este se encontraba con una tenue sonrisa—…no…pue…des…quedar sin…noo…vioooo

—¿Quién vio a quién?—le seguí el juego a los hermanos, Kanon por su parte me miró fulminadoramente.—Saga, ya…déjalo en paz—dije, mientras me encaminaba a su dirección y le tomaba del brazo—Deja que mejor sufra en el mundo de los vivos, ¿Acaso le quieres quitar la vida para que sólo sufra por un momento?...Noo, definitivamente eso no vale la pena.

Mi argumento surtió efecto, porque de repente, Saga lo soltó mientras le dirigía una sonrisa de burla a su compañero.

—Te perdono la vida, solo porque fuiste mi compañero de matriz, idiota.

El otro estuvo a punto de replicar, solo que fue detenido por un jalón de orejas por parte de Mu.

—Vamos, no seas un desconsiderado, vamos a servir los bocadillos mientras llegan los demás.—habló, mientras ambos se dirigían a la cocina, o mejor dicho, Mu arrastraba a Kanon a dicho lugar.

Todos en la sala suspiramos relajados, a excepción de Aioria.

—¿No ha llegado Camus?—dijo de pronto el gemelo de Kanon, sorprendiéndome de paso. Quizás era evidente la atracción que Saga sentía por Camus.

—No, no ha llegado.—contesté fríamente sin proponérmelo.—¿Por qué lo preguntas?

—Ohh…—pareció dudar si contarme o no—Es que hace rato le mandé un mensaje y me dijo que ya venía para acá y pues…no ha llegado, ¿Me pregunto si le habrá pasado algo?

Lo miré ataviado y un nerviosismo me recorrió en todo el cuerpo al pensar que algo le había ocurrido.

“No le pasará nada”  pensé en mis adentros, “de seguro se entretuvo con Degel, sí eso es lo más probable.”

Negué irremediablemente con la cabeza, al mismo tiempo que me levantaba de mi asiento.

—Saldré a caminar—dije después de despedirme levemente de Afrodita. Sin saber cómo, mis pasos se dirigieron lentamente a la casa de Camus. Éste se encontraba a oscuras, señal de que no se encontraba nadie aquí. Suspiré cansino. Todo esto estaba tan revuelto.

—Si tan solo no los hubiera metido en esto…—susurré al aire, mientras miraba el piso en señal de algo que me dijera que “todo estaba bien”, en ese instante deseé que mi madre estuviera viva y me repitiera esas frases incontables veces. Me sentía solo, a pesar del apoyo que mis amigos me brindaban.

—Tú no nos metiste en nada, Milo…

Una voz a mis espaldas se dejó escuchar, sobresaltándome al instante.

—Estamos aquí por nuestra propia voluntad—prosiguió—Sino desde cuando te hubiéramos dicho que no.

Sonreí presuntuoso y lo miré de manera ¿Altiva, quizás?

—No me vengas con las caras que sabes poner—murmuró de nuevo—ya sabes que con nosotros no funciona. Te crees que puedes todo, pero no es así, por eso nos tienes a nosotros.

—Auch…Eso dolió…—le dije con una media sonrisa.

—La verdad duele …

—No me vengas con esas cosas ahora, Shaka—volví a hablar, pero esta vez de una manera más tranquila conmigo mismos. Era inevitable tratar de engañarlo—Criarte en la India te hace muy sabio y aburrido.

—Y a ti te hace un inmaduro.

—Touché.

—Deja de preocuparte por lo que pasó, mejor…preocúpate por lo que va a pasar. Nuestro enemigo es muy fuerte y no sabemos si es sola una persona o son más.

Asentí, no muy seguro de sus palabras, pero tenía algo de cierto en sus líneas. No podía preocuparme más por pasado, al final de cuentas ya había ocurrido y nada se podía cambiar.

—¿Por qué has venido por aquí?—preguntó, haciendo que nuestra pequeña charla se tomara menos íntima que al principio.

—Lo mismo te pregunto.

—Tengo un mal presentimiento de todo esto, Milo.

—¿Qué cosa?

—Death no ha aparecido, cada vez muere más gente a nuestro alrededor…temo que esta vez sea alguien de nuestro grupo.—Ahora entendía a lo que se refería. En palabras de Shaka era un comunicado de que estábamos atrasados, era un “debemos de apurarnos”

—Lo sé…—murmuré.

—¿Ya le contaste de esto a Camus?

—¿Qué cosa?

Me miró como si no supiera.

—Lo que estamos investigando.

Y ahí venía otra vez. La mayoría del grupo en el que estaba, pensaban que era mejor que Camus supiera a lo que nos estábamos enfrentando y que no quedara en la ignorancia, pero la otra parte se resistía a que se enterara como Death, Sasha y Kanon.

—No lo sé quizás él está mejor si…

¡Bang…Bang…Bang!

—¿Decías?...

No presté atención, solo me bastó ese sonido de disparos para correr hacia dónde provenía.

La casa de Aioria.

Shaka y yo corrimos a toda velocidad, mientras sacábamos nuestras armas para un posible ataque en contra de nosotros.

Él escenario que encontramos no era el adecuado. Varios tipos de negro estaban disparando hacia la casa. Mi compañero y yo nos miramos en guardia, mientras éste me mostraba su celular. Era un mensaje de Saga.

“Cuídense, hay hombres afuera de la casa atacando, Aioria y yo estamos contraatacando, lleguen pronto”

 

Nos escabullimos alrededor de los coches, mientras los demás salían de la casa a excepción de Mu. Fue un ataque en total, más porque nos ganaban en número, aunque eso no bastó como para que hiriéramos a los demás.

Balas rozaban nuestra ropa, para al final terminar en el suelo. Sin embargo en medio de todo eso, vi a Camus, éste estaba en medio de aquella ola de confusión, quizás impresionado de lo que estaba observando, parecía ido o asustado que no se dio cuenta cuando uno de los hombre se dirigía a él con tal de…no quise pensarlo.

—¡¡Camus, cuidado!!—exclamé sin importarme si los agresores me habían visto o no, corrí a su dirección en busca de protegerlo, pero era demasiado tarde, no alcanzaría a llegar. Por fortuna, Saga alcanzó a tirarlo al suelo y protegerlo, suspiré aliviado, nada le había pasado, por lo que me concentré en mi objetivo…A lo lejos, Shaka disparaba a diestra y siniestra con tal de proteger a Aioria, éste a su vez se encontraba herido, por lo que sus movimientos no eran tan congruentes. El verlo lesionado, hizo enfurecerme y disparar con más rapidez, pese a que ellos ya se habían retirado en las camionetas que traían. De una de ellas calló una nota.

“Death te estará esperando, por sino recuerdas la fecha”

Inevitablemente la estrujé hasta encajarme las uñas en el acto y traté de restarle importancia. No me di cuenta hasta que Afrodita apareció a mi lado y susurró la pregunta que desde un tiempo para acá me venía siguiendo.

—¿Milo, entonces ya es el momento?

 

Notas finales:

Hola, hola de nuevo!!

gracias por leer *-*

1.-¿Ya supieron quién narra? Realmente a petición de una amiga mía dijo que ra mejor que alguién más narrara, patra interpretar los sentimientos de ambos, pues como ya ven...la pareja principal es Milo y Camus. Espero que les haya gustado auqneu me lié un pco en la narración uwu

2.-Espero que si haya errores ortográficos los perdonen, estaba tan sumida escribiendo que no me di cuenta en dónde falté.

3.-La últioma escena no sabía si ponerla o no, pero al final la puse porque pues...creo que ya faltaba acción :v

4.-Gracias por sus bellas palabras y pueden comentar cualquier cosa que ayude a la historia, estaré estermanmente agradecida leyendo sus sugerencias, siempre y cuando sean respetuos@s.

5.-Esto no va para nadie en especial. Pero lamentablemente me he enterado de que un "anónimo" ha dicho cosas incoherentes contra algunas escritoras y algunas de ellas son mis amigas. Con todo respeto...Chic@, si lees esto, realmente deseo de todo corazón que no te comportes así, cada quién es libre de escribir lo que quiera y si escriban mal o bien, eso no justifica la manera en como te expresas, porque la escritura no se aprende de la noche a la mañana es conforme la práctica y por ello existen las sugerencias, para mejorar, sin embargo, usted sobrepasa ese límite y la verdad me entristece que haya personas así que por una palabra mal intencionada le quite la inspiración a muchas de mis compañeras escritoras. Sin más que decir, espero que mejores tu actitud para con ellas, porque la misma deja mucho que desear. Realmente, espero que mi sugerencia no te haya molestado uwu :(

6.-Sin más que decir...gracias por leer y desearles una feliz navidad!!


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