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Bloodlust: Sed de sangre. por Raes

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Notas del capitulo:

PERDÓN por la larga espera.
Pero como ven, acá estoy, no dejo los fics inconclusos así los retome en mil años XD!

Y bueno, quedó guardado en la memoria cofcof de quienes leyeron esta historia, y si alguien sí la recuerda, me haría felíh♥

Disfrutenlo!

 

 

 

  Abrió ambos ojos recostado en su cama recordando casi al instante su conversación del día anterior con Himchan. No quería creer que fuese Daehyun quien se estuviera oponiendo a su visita, a que no lo acompañara, a que no lo distrajera aunque sea contándole cosas insignificantes, pero así era, no podía negarse a sí mismo, Himchan no mentiría con algo así. Youngjae se preguntó, si acaso su presencia durante todo ese tiempo que convivieron juntos había sido molesta para su compañero ligeramente mayor, si en realidad le disgustaba tenerlo cerca o hablarle incluso, porque entonces no cuadraba nada de lo que su mente estuviese pensando. Y con ellas, la idea de ofrecerse para serle ayuda como una parte de su naturaleza… se esfumaba.

 

  En su camino hacia el baño, no escuchó sonido alguno por pate de ninguna habitación, igual que el día anterior. O estarían durmiendo o es que habían salido. Suspiró triste, desde hacía semanas que no compartía un buen tiempo junto a los demás y, por supuesto, con Daehyun.


  Aun con la toalla sobre su cabeza absorbiendo la humedad de su cabello, revisó la heladera buscando qué desayunar, topándose con el vaso que Himchan le había preparado tapado con papel de aluminio. Se autodenominó demente al tomarlo entre sus manos y dejar de buscar un alimento, pero sus ganas seguían estando intactas, deseoso de probar el sabor y sentir en carne propia lo que era beber ese preparado. En cuanto el líquido recorrió toda su cavidad incluyendo el vestíbulo, alcanzó a tragar mitad de lo que traía y la otra la terminó escupiéndola en el lavaplatos, comenzando a toser y sujetándose del borde para controlar las náuseas. Era ácido, tan ácido que tenía miedo de que le haya quemado la boca, su sabor era metálico además, y el aroma… realmente no se había detenido a pensar en ello, era lo de menos. Las arcadas incrementaron pero en cuanto escuchó su nombre pronunciarse, el reflejo nauseabundo desapareció.

 

            – ¿Youngjae?

 

  Daehyun estaba parado justo a su lado a poco más de un metro de distancia, se notaba confundido y cansado, como si no hubiese dormido bien. Las ganas de querer abrazarlo por verlo luego de tanto tiempo le invadieron a Youngjae que no pudo retener las primeras lágrimas irrumpir sus ojos, pero contrario a sus deseos, su cuerpo quedó estático simplemente observándolo.

 

            – Hum, sólo… –los ojos curiosos de Daehyun viajaron hasta el lavaplatos, luego hacia la alacena cerrada donde las botellas se guardaban, y finalmente cayeron al otro extremo de la cocina, nunca mirando hacia los ojos del menor–. Himchan hyung dijo que hizo galletas ayer, vine a buscarlas.

 

  Con total calma, se acercó hasta la alacena contigua al horno y retiró el frasco sirviéndose unas cuantas en un plato hondo. Pareció que buscaba algo más, sin embargo sólo abandonó la cocina dándole la espalda a Youngjae.

 

  Así, sin saludos de buenos días, sin más palabras en el medio.

 

  Esa indiferencia que hasta ese día no conocía en él.

 

  Youngjae dejó correr el agua limpiando el enchastre que provocó minutos atrás. La cabeza comenzó a darle vueltas, demasiadas. Extrañaba ser la compañía de Daehyun, extrañaba conversar con él, compartir una tarde frente al televisor mientras discutían por cuál canal mirar o si preferían acompañar una película con algo dulce o salado. Extrañaba sentarse a su lado y apoyar su cabeza en su hombro abrazando una almohada sobre sus piernas, siendo cubiertos por una manta cuando las profundas horas de la noche llegaban y eran los únicos despiertos en la casa. Anhelaba volver a hacerlo… pero sentía esas antiguas tradiciones que ambos llevaban a cabo, cada vez más lejanas. Y más miedo le daba.

 

  No supo qué fue a buscar a su habitación, o si en verdad había entrado para hallar algo, pero ahí estaba, inspeccionando el cuarto del cual parecía haberse convertido en la nueva casa de Daehyun. Había mucha ropa revuelta, sin olores desagradables, todo muy desordenado. A un lado de su cama se encontraba una de las botellas, vacías, claramente. Youngjae la tomó y volvió a declararse demente porque en cuanto su lengua tocó el borde del pico, asqueado por el sabor que aun quedaba, soltó la botella dejando que esta cayera al suelo. Fracción de segundo en el que su corazón pareció haberse detenido. Para su suerte, la botella no se quebró al tocar la superficie alfombrada, no obstante, debía dejarla sobre la mesita si no quería que descubriesen su curiosa visita.

 

  Iba a dejarlo y salir de allí. Lo que no esperó fue que, debajo de la cama, se asomara el borde de otra botella. Con temor, levantó las mantas y ahogó un grito de sorpresa; debajo de la estructura de madera, habían otras cuatro botellas vacías desparramadas…

 

  Seis botellas para una madrugada era demasiado.

 

  El inconfundible ruido de vidrio quebrándose hizo sobresaltar a Youngjae que salió corriendo de la habitación buscando a Daehyun. En cuanto lo halló, arrodillado en el suelo de la cocina arrinconando los pedazos filosos con sus manos, se apresuró a tomar el bote de basura hasta acercarlo al lugar, apartando con cuidado los pedazos más grandes y suavemente empujando las de Daehyun evitando que tocara el vidrio.

 

            – No, yo… –el mayor balbuceaba manteniendo su mirada en los trozos desparramados conservando la cabeza gacha, tímido, tal vez– se me resbaló… lo siento.

            – No te preocupes, puedo con esto. –Youngjae aunque sea quería serle de ayuda con ese simple gesto, evitarle que se lastimara, bastante tenía con su etapa y su inestabilidad, no quería sumarle el dolor de soportar una cortadura por un accidente.

            – Gracias.

 

  Sintió una dura sensación atravesarle el pecho en cuanto Daehyun le agradeció y salió de la cocina dejándolo solo. Solo. No se atrevía a mirarlo ni él ni el contrario, era como si se evitaran adrede, como si evitasen el intercambio de palabras o lo redujeran a lo mínimo. Inclusive, los cruces por la casa…

 

            – ¡Ah!

 

  Tan absorto se encontraba que no reparó en un trozo con punta; se incrustó en su palma raspando la piel y produciéndole un tajo. Nada grave pero tampoco era un raspón insignificante. Lavó sus manos y desinfectó la cortadura antes de terminar de limpiar la cocina, envolviéndola en una cinta de gasa.

 

  Esto le traería problemas a sí mismo. Himchan enloquecía si alguno de los tres -menores- se accidentaba con lo que fuera que les produjera un sangrado, y era peor con Youngjae porque, según Himchan, el chico tenía la piel más perfecta que jamás haya visto en un humano, tersa, blanca y joven (eso claro, después de sí mismo).

  Barajó la idea de quitarse la venda en cuanto los demás llegaran. Podría soportar el dolor por ese día, ya vería lo que haría al día siguiente.

 

  En su trayecto devuelta a su habitación, porque no tenía ganas de hacer otra cosa más que recostarse hasta que alguno de sus dos menores llegasen, divisó a Daehyun en la sala del comedor con el plato hondo con galletas enfrente de él (parecían intactas). Podría… Sólo quería acompañarlo en silencio mientras miraba lo que fuese que estuviera viendo, nada más. Pero le costaba armarse de valor y acercársele. ¿Qué tal si lo rechazaba? ¿O si se retiraba a su habitación? No creía poder soportar esa resistencia de parte suya.

 

            – Daehyun… –susurró, queriendo ser escuchado.

 

  Iba a encerrarse, sin embargo, la actitud algo sospechosa le llamó la atención. Daehyun revisó  la puerta y tanteó su bolsillo tomando por encima de la tela algo entre sus manos, luego, bebió de un vaso opaco algo que lo hizo presionar los ojos con dolor.

 

  Youngjae conectó cables dentro de su cabeza, no podía ser que…

 

  Volvió a la cocina y evidenció que su vaso, ese del que había bebido antes de encontrarse con Daehyun, ya no estaba. Y lo recordaba claramente, nunca guardó el vaso ni siquiera lo lavó. Posiblemente ese vaso fue el que se rompió, pero entonces no había manchas en el suelo que contrarrestasen con el blancuzco piso. Elevó la mirada hacia la alacena de las botellas y sus bisagras estaban abiertas, sin el seguro que impedía que se abrieran, tal y como esa misma mañana se encontraba.

 

  Muy probablemente, Daehyun había sido el que bebió de su vaso.

  Y muy probablemente, había utilizado de excusa las galletas cuando en realidad lo que buscaba eran las botellas.

 

  En ese momento, el rechazo y la indiferencia no le pesaron en lo absoluto. Podría aguantar aquello, podría recibir cualquier comentario de su parte, pero si había algo que no iba a tolerar era el hecho de saber que nunca se predispuso a ayudarlo. Porque siempre eran suposiciones, siempre era su imaginación la que le hacía tomar decisiones cuando en realidad nunca escuchó de la propia boca del mayor que no se le acercara. Lo iba a intentar, estaba decidido.

 

  Se ubicó en el otro extremo del sillón en silencio, cauteloso, sin emitir sonido más que el del propio asiento. Sintió la mirada por un segundo de Daehyun sobre él pero no se animó a devolvérselo. Estaba al lado, tan cerca.

 

            – Puedes cambiarlo, si quieres –anunció Daehyun señalándole el control remoto sobre la mesa enfrente. Dibujos animados, Youngjae casi ríe mientras la animación seguía su curso.

            – No, está bien. Me agrada.

 

  Sonó amable, nada desesperado ni arisco. Daehyun bebió de un solo trago de su vaso y tomó la botella de agua mineral del suelo. Youngjae frunció las cejas, ¿acaso estaba tomando agua? Si era así, la botella de dos litros estaba casi vacía. Sin embargo, volvió a verlo tocar su bolsillo y sacar algo a escondidas como lo había visto hacer antes.

 

            – No otra vez…

 

  Youngjae se le abalanzó por encima y descubrió que era una de esas botellas las que guardaba secretamente en sus ropas. Le dieron ganas de llorar, de abrazarle y descargar tanta tristeza que le provocaba verlo sufrir.

 

            – ¡Basta Daehyun! Te haces mal. –Gritó Youngjae sacándole la botella y el vaso de sus manos. Podía sentir un nudo apoderarse de su garganta.

            – Youngjae…

             Tomas esas cosas todo el maldito tiempo. Tienes más debajo de tu cama, y quién sabe dónde más. Las consumen con más frecuencia que los demás… –su voz se iba a quebrar si seguía hablando– Déjame ayudarte.

            – No.

 

  Daehyun negó rápidamente acompañando su respuesta con la cabeza. Necesitaba la bebida, sentía el deseo nuevamente abordar sus sentidos acelerando su respiración, podía oler la sangre de Youngjae mucho más fuerte que otras veces y eso era nada bueno. No iba a lastimarlo, no lo iba a obligar. Tomó el vaso de la mesa y tragó todo el contenido sintiendo arder su garganta. Creía que el efecto pasaría, pero el olor era más y más fuerte que no podía simplemente ignorarlo.

 

            – Yongguk… –murmuró tapándose los ojos con una mano y buscando estabilidad en el sillón con la otra mano. Necesitaba obligadamente la ayuda de Yongguk o Himchan o podría cometer una locura.

            – Dae…

            – ¡No! –En cuanto sintió la mano de Youngjae tomarle por el brazo lo empujó tan fuerte que escuchó el grito de susto del menor.

 

  Youngjae contrario a sentir miedo estaba desesperado.

 

            – Déjame ayudarte, ¡por favor! –Con fuerza, le sostuvo de ambas muñecas y lo obligó a mirarle. Sus pupilas estaban dilatas, más oscuras y sus ojos bailaban inquietos.

            – No puedes Youngjae, déjame… –Daehyun sonaba lastimero– no te obligues a hacerlo…

 

  Daehyun dejó de forcejear.

 

            – Somos seis viviendo en un mismo lugar. Tres somos vampiros. Y cuatro de nosotros están vinculados, por una u otra razón, consiguieron que Junhong y Jongup fueran su ayuda… ¿crees que no sé que Himchan ha estado hablando contigo? Es muy obvio que quiere que te vincules conmigo, pero no pienso hacerlo Youngjae. No voy a obligarte, nunca te obligaría a hacer algo que no quieres. Entiendo tu situación, estás obligándote a ti mismo en ser mi ayuda porque sólo quedas tú en esta casa… pero no la aceptaré… Seré inestable hasta encontrar a otra persona…

            – No quiero que lo hagas, no quiero que busques a alguien más –con todas sus fuerzas, Youngjae contenía sus ganas de llorar, de hacerlo, las palabras no saldrían de su boca y no quería posponer esto, más– por favor Daehyun, no busques a nadie más. No me estoy obligando a nada ni tú me estás obligando, mucho menos Himchan. Lo hago porque… –tomó el rostro decaído entre sus manos y lo levantó haciendo contacto con sus ojos. Las sensaciones le recorrieron a través de esa mirada viajando a todo su cuerpo. Lo había extrañado incluso más de lo que creía–. Porque te quiero Daehyun, eres muy importante para mí. No quiero estar lejos de ti y todo este tiempo fue una tortura, el no poder siquiera hablarte.

            – Youngjae… –bisbiseó cerrando los ojos, conmovido, dejando las lágrimas caer de sus ojos resbalando por sus mejillas.

            – Daehyun, quiero ser tu dador. Definitivo.

 

 

Las lágrimas comenzaron a humedecer las vendas de su mano. Y sin soportarlo, dejó que las suyas fluyeran fuera de sus ojos liberando el último pesar que su cuerpo cargaba.

 

  Daehyun tomó la mano vendada y la acercó a su boca, aspirando el leve aroma de la piel de Youngjae acariciándolo con su nariz y sus labios. Aspiraba sobre la piel, recorriendo toda la mano por todas partes, centrándose en la palma donde la cortadura se hallaba escondida. Deslizó sus gruesos labios hasta alcanzar la muñeca delgada, limpia, blanca, y comenzó a besarla con suaves toques provocándole cosquillas a Youngjae.

 

  Contrario a todo, Youngjae creía que lo iba a hacer en su cuello, como en toda película o libro había visto. Pero esto no era la ficción.

 

 

 

  Todo fue tan irreal, hasta el dolor.

 

 

 

            – Hazlo, Daehyun.

 

  Aun con los ojos cerrados, Daehyun continuó besando la cara interna de su muñeca pero esta vez humedeciendo la zona con la punta de su lengua, acariciando constantemente con sus labios.

 

  En cuanto sintió algo más duro presionar en su piel, Youngjae supo que sus dientes estaban abriéndose paso para encontrar la vena más sobresaliente en la zona. Ahogó un quejido de dolor abriendo los labios en silencio y luego sintió que algo escurría allí; la sangre estaba saliendo. Tanteó en el sillón algo de dónde sujetarse pero no halló nada salvo el respaldo liso, sin embargo una mano lo sostuvo y se aferró a ella entrelazando sus dedos. Daehyun le estaba sosteniendo de la mano mientras succionaba su sangre de la otra. Y aun en aquél estado, le encontró un gesto dulce.

 

 

 

  Tras varios minutos después, Daehyun alejó la mano de Youngjae de su boca, dándole un último beso en su piel antes de bajarla hasta sus piernas.  Estaba sin palabras, estaba conmovido, no pudo articular nada más que:

 

            – Gracias, Youngjae. Gracias.

 

  Ninguno supo quién lo inició, pero se estaban abrazando, después de tanto tiempo lejos, volvían a abrazarse y no querían soltarse, se habían extrañado quizá demasiado para el tiempo en que estuvieron separados. Pero qué importaba.

 

  Valía la pena.

 

  Youngjae observó los dos puntos rojos en su muñeca mientras descansaba sus brazos alrededor de los hombros de Daehyun. Claro que valía la pena, su cercanía lo valía, su cariño, eso y mucho más.

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Al fin! Me siento muy bien ese desenlace :DD

En realidad, hay una parte más, pero es un extra (por llamarlo de alguna forma). De todas formas le voy a dar a 'Finalizado' porque lo esencial ya quedó ♥ El DaeJae me hace feliz.

Gracias a quienes estén leyendo esto. Abrazos miles!
Subiré un one shot DaeJae ahora, ya lo he publicado en Wattpad pero por si las moscas, lo subo acá así lo leen.

Nos leemos!


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