Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Key of heart por Shano OwO

[Reviews - 20]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡¡Hola!! 

Los personajes de Diamond no ace le pertenecen a Yuji Tarajima

Sus tobillos comenzaron a doler junto con la aún latente presión en su antebrazo. Todo estaba oscuro, las luces, no podían dar crédito de su existencia, la brisa cada vez más áspera. La ansiedad apuñalo su estomago, una sensación de vacío causada por la incertidumbre paralizaban a sus piernas. Miedo. Quería correr, gritar, alejarse lo más posible. Se removió bruscamente en el agarre.

 


— Basta— El desconocido escupió, sacudiéndolo sin consideración — ¿Te arrepientes? — Susurró a milímetros del rostro infante, soltando una risa vacía — Veras como nos divertiremos cuando lleguemos — Aseguró mostrando sus escasos dientes en una sonrisa efímera —Ahora, camina. Tu elegiste esto  — Retomó el paso, presionando más la zona enrojecida bajo la ropa.

 


— Por favor — Susurró tambaleándose levemente— Por favor — Insistió más alto — Suélteme, suélteme, por favor — De sus ojos, cautelosas lagrimas escapaban. Se suponía que el corazón del hombre mayor debería flaquear ante el pedido, en cambio, cierta parte despertó de su sueño repentino.  Apretó más la herida en busca de sonidos agudos, semejantes a gemidos de películas porno, grande fue su sorpresa a superar sus expectativas con el resultado. Un niño era tan sensible.

 


Sin dudarlo siquiera, aceleró el paso disfrutando de los roces de la tela en su fiel compañero, rodeo sus ojos un segundo, desconectándose de la realidad. La idea lo volvía loco.  Tener bajo su cuerpo uno más pequeño, indefenso, con  aquellos ojos expresivos comparables con el sol, experimentar su primera vez, profanarlo hasta sangrar. Se relamió los labios, seguramente el destino era sabio, por ello, dejo a tal hermoso ser entre sus mugrientas uñas. Antes de que piensen mal, él sabía en qué problemas se metía, lo supo cuando entró en el alcohol y la droga junto a el momento en el que este extraño fetiche se presentó. Su poca conciencia lo frenaba ante tal atrocidad, pero ¿Conciencia? ¿De qué sirve? ¿Se aspira o se toma?

 



De igual maneras, ya nada podía evitarlo. Simplemente emocionante.

 


¿Cuándo acabe cuál sería el mejor lugar? ¿Un descampado? ¿Un callejón? No, mejor frente a la comisaria, allí podría burlarse de los policías otra vez y presenciar los rostros afligidos de los padres del chico. Aunque no ganaba nada adelantándose a los hechos, después de todo, una vez terminado su placer tendría el resto del día para deshacerse del “Problema”. Tiempo al tiempo rumoreaban por ahí.

 


Sus compañeros del humilde barrio lo tachaban de vencedor por tener una nueva visita tan cercana a la anterior. El eludido solo saludo con su mano libre, siguiendo con su apresurada marcha. El menor comenzó a gritar desesperadamente, sin saber que más que inútil resultaba. Todos tenían las mismas aflicciones, “Compartir la mercancía” conformaba el lema de su comunidad.

 



Lástima que esta vez, rompería con la regla.

 



Furuya pensaba que su paciencia podría acabarse en menos de un segundo, se estaba cansando de todos aquellos rodeos, lo único que lograban era perder lo que, en este momento, no les sobraba: Tiempo. Las mismas explicaciones en diferentes oraciones, la voz de su esposo cada vez más fuerte acompañado de desesperación latente que también el mismo podía sufrir. Rabia, entre otras cosas.  El detonante fue, sin lugar a vacilaciones, la mirada de desinterés que uno de los “Protectores de la ciudad” mostraba.

 



Ya no se quedaría quieto.  


— ¿Cuánto quieres? — Interrumpió sacando su billetera.


— ¿Eh? — Una sonrisa nerviosa se formó en el policía castaño.



— Eso, ¿Cuánto quieres por ir a buscar a mi hijo? ¿30.000? ¿50.000? — Sacó un fajo de billetes, no sabía de qué cifra se trataba realmente. Solo le preocupaba que demandara más de lo pensado.


— S-Señor — Su voz tembló ante la intimidante mirada del pelinegro — El protocolo dice que…— El más alto lo tomo del cuello de la chaqueta, invadiendo su espacio personal.



— Parece que no nos entendemos — Susurró — Me importa una mierda tu protocolo, yo solo quiero a mi niño de vuelta — No era muy usual escuchar al ex pitcher diciendo groserías — Dime cuánto.



El castaño federal solo pudo tragar saliva, parecía que iban a matarlo en cualquier momento. Esos ojos azules seguían clavándose en los suyos con algún tipo de atmosfera negra alrededor ¿Qué debería decir? Las normas prohibían el pedido de los adultos, si los veteranos se encargaran de este asunto seguramente sabrían resolverlo, pero él, quien no tiene poco más de un mes allí ¿Qué debería hacer? Suspiró, debería desistir de su deseo por trabajar en esa comisaria.



— Esta bien — Trató de demostrar firmeza — Necesito que me informen de su apariencia y lo buscaré en los alrededores. También voy a tratar de convencer a uno de mis compañeros. No se preocupen por eso.



Una clara sensación de alivio golpeó a la pareja, pero una parte no se había esfumado, seguía allí, como si se tratara de algún instinto de que las cosas no serian tan perfectas. Esperaba, fervientemente, que solo sea una distante probabilidad reemplazando a una dura realidad.



“Eijun, ¿Dónde te metiste?” Sentado frente al escritorio improvisado del policía Haruichi se preguntó, juntando ambas manos,  deseando el bien en la distancia.


Luego de rellenar un extenso formulario, con sus datos personales y demás útiles para la búsqueda. Ambos volvieron a su hogar, recibidos con un durmiente Kazuya usando sus brazos como almohada encima de la mesa. Rápidamente, el más alto lo cargo y se dirigió a la habitación correspondiente del infante, sintiendo una mínima, muy pequeña esperanza que todo sea una simple ilusión y que, al llegar a la puerta, vea al causante de su preocupación desparramado en el colchón superior. 



Sonrió levemente  con amargura, ¿Por qué lo abarcaba la decepción, si de igual manera, tenía claro que allí no habría nada? No evitaría que una lágrima se resbalara ni el leve apretón que recibió el tesoro entre sus manos.



Porque los últimos tres meses fueron los mejores de su existencia.


Tranquilamente una chica de cabellos rubios paseaba por las lúgubres calles, acompañada por su paraguas lila con lunares, al igual que su impermeable hasta las rodillas. Respiró profundo, inhalando el relajante aroma de la lluvia después de un fracasado y cansado día. ¿Qué tan difícil resultaba buscar trabajo? Indiferente del lugar y el tiempo, incluso en el modo, solo quería un empleo decente para salir de la miseria en la que se encontraba. Realmente ya no quería seguir en ese lugar, ni escuchar los alaridos animales que sus vecinos hacían al follar. Pero, más importante, encontrar un mejor sitio para la seguridad de su retoño.



Se adentró de nuevo en ese sitio corrupto, donde cualquier cantidad de crimen se cometía día a día y si no conocías a los delincuentes, con certezas, no saldrías ileso. Con la bolsa de la cena en mano, caminó en el medio de la oscuridad esquivando una que otra botella que descansaban fuera de su respectivo lugar, como todo en ese barrio. Antes de colocar la llave en la cerradura, soltó  un pequeño suspiro, intentando poner el mejor rostro para su querido hijo. Las cosas resultaban tan difíciles. Recordó los días de rencor, aún vigentes en su mente, las lágrimas, las sonrisas, tal maravillosa noticia. Lástima que se diera en aquellas condiciones.


Cuando giró la perrilla, lo escuchó. Uno, dos, tres, cuatro gritos; entonados en un tono más agudo del habitual, tal como una mujer con voz irritable o, lo que no quería imaginarse, un niño. No se atrevía a interrumpir lo que fuera que sea, tenía una vida que proteger al hombro, un ser que aún no estaba preparado para valerse de sí mismo. Las negativas se acumulaban, pero, como si todo aquello no fuera suficiente, ella no movió ningún musculo. 


“No tengo remedio” Pensó, dándose la vuelta “Cariño, volveré enseguida” murmuró frente a la puerta, antes de marcharse y buscar su arma oxidada.

Notas finales:

Antes de que me maten quiero decir: Me sentí, realmente, muy rara haciendo esto, estaba como "No, pobre Ei-chan"pero después termine escribiendo todo eso XDD Traté de no pensarlo mucho, como, al parecer, gusta más (? - Confusión existencial- 

GRACIAS POR LEER


Perdón por la ortografía o cualquier otro error. 


Ahora si, pueden matarme 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).