No habían pasado ni 5 minutos de que la práctica matutina inició, desde que llegué, pude notar que su actitud no cambiaría nada conmigo, seguiría su camino como si no existiera, mi capitán seguía siendo indiferente, a pesar de que un día antes me había besado.
-Echizen, pon atención en la práctica no quiero que te distraigas con cosas inútiles- sus ojos me miraban sin sentimientos, “¿cosas inútiles?”, ¿era mi imaginación o se estaba refiriendo a nuestro beso? Esto era imposible, ya era el colmo con él, mirada tan fría como la misma nieve –Kaoru, ¿juegas conmigo un rato?- era libre, así que podía jugar con quien yo quisiera, sé que no le gustó mi respuesta, pero me daba igual, si yo quería pasar mi tiempo con él, lo haría sin importar lo que me dijeran, además… me sentía feliz con simplemente poder mirarlo de cerca y jugar un rato con él.
-Parece más estricto que el viernes- sus palabras acertadas me causaron un pequeño escalofrío- ¿Me ocultas algo?- no quería decirlo, de hecho no podía porque era muy difícil contarle a él, que alguien más me había dado un beso.
-Ryoma, espero que no quieras mentirme, pase lo que pase, te escucharé hasta el final, por eso, por favor no me mientas- le prometí que se lo diría al final del día, así que se calmó, necesitaba tiempo para contárselo, necesitaba encontrar una forma de decirlo sin que se enfadara conmigo.
En la tarde, la práctica terminó sin contratiempos, y tomé mis cosas para salir del vestidor y esperarlo afuera de las canchas, pero él me ganó y ya estaba esperándome –vamos al jardín de atrás, en él nadie nos verá ni interrumpirá- lo seguí en silencio, estaba nervioso, durante las clases ni siquiera escuché lo que me decían por estar poniéndole demasiada atención a mis recuerdos.
-Ya estamos solos, habla ya- de acuerdo, ahora respiraba tan hondo como no lo había hecho en toda mi vida -¿me prometes que pase lo que pase no te enfadarás conmigo?- soltó un suspiro y después de su pausa eterna me contestó un –sí, lo prometo- entonces le dije tratando de no sonar angustiado e inseguro –la semana pasada, después de que me dijeras que querías tener una cita conmigo, buchou vino a decirme que nos veíamos el sábado, yo le dije que ese día no podía, en parte porque no quería estar con él, entonces me ordenó vernos el domingo, y no me dio tiempo para negar, así que fui, no supe de qué se trataba hasta que estuve en el momento, fue como una cita, pero para mí él solo me llevaba a donde quería, ni siquiera hablamos mucho- Kaidoh me escuchó sorprendido y creo que vi un poco de tristeza en sus ojos –tus ojos me dicen que falta algo más, dilo ya, sé que me dolerá, pero no te echaré la culpa- y aquí estaba de nuevo, su brillante intuición -al final del día me soltó un beso y me llevó de regreso a mi casa- se quedó en silencio y se dio la vuelta, se fue dejándome solo, me dolió que me abandonara cuando más lo necesitaba.
Dos días más tarde, Kaidoh seguía sin mirarme, era muy triste para mi estar solo, y como no sabía qué hacer, me fui a donde él había hablado conmigo en ese día, la verdad, no pude evitar ponerme a llorar, aunque no quise hacerlo tan libremente, eso era difícil.
-No llores Echizen- la voz del capitán me sacó de mis pensamientos –déjame solo, ahora mismo no quiero ver a nadie- pero él me abrazó por la espalda para mirar mis ojos con un poco de “enfado” y su rostro estoico –se lo que está pasando, pero no quiero que estés así por otro- era un egoísta al decirme que sólo debía llorar por él.
-¡Suéltalo!, no quiero que lo toques- por fin volví a escuchar esa voz, aunque estaba agitada, era la única que me daba la paz que necesitaba –Kaoru- me abalancé a él llorando para abrazarlo, y le di un beso en los labios de forma inconsciente, los dos me miraban con sorpresa.
Y entonces llegamos a la situación actual, Kaidoh gritando y Tezuka jalándolo de la camiseta, por primera él me demostraba su lado temerario, en cuanto al que yo había besado, no retrocedía un paso mientras le decía –no está solo, no vuelvas a besarlo, ni siquiera sabes “como se siente en realidad”- era duro y cruel, pero al fin y al cavo era la verdad.
Me tomó de la mano y salió corriendo de ese lugar conmigo detrás, Momoshiro y Fuji-sempai nos vieron, trataron de detenernos, pero los pasamos por alto y seguimos corriendo hasta encontrarnos en un parque, con el atardecer en el cielo y la luna saliendo -¿Por qué me besaste?- ¿Por qué? ¿Qué no era lógico? –no lo es, si no me lo dices no puedo entenderte- tonterías, me estas presionando para que te lo diga -¿tengo que decirlo?- era más que lógica su respuesta, pero me la dijo asintiendo con su rostro –porque te quiero, aunque no me haya dado cuenta antes-