No sé si considerar que me he recuperado gracias a él, pero me siento mejor después de haber descansado estos últimos días, su protección ha sido muy importante para mí.
-¿Cómo te sientes? ¿Ya estás mejor?- Era la primera vez que se portaba tan directo conmigo, y me preguntaba las cosas de esa forma, realmente me hacía sentir comprendido, porque no esperaba que siguiera el proceso de mi recuperación.
Mis ojos brillaron un poco de la emoción antes de contestarle un –Si, muchas gracias- entonces mi pequeño corazón se paralizó del temor al ver la sonrisa de Momoshiro que saltaba de un lado al otro con la curiosidad para preguntarme de qué estaba hablando.
No creo en la casualidad, por eso mismo noté que Momo había estado espiándonos y le contesté con cierto desdén –No me gusta que me espíen-, y mi pequeño amigo travieso puso una terrible sonrisa que nunca olvidaré para decirme –Ustedes algo se traen, es muy obvio porque se les ve mucho tiempo juntos ¿acaso no pueden decirme de que se trata?-
Eso era lo que yo más quería, decirle que no era asunto suyo, que no tenía por qué responder su pregunta, pero… -Momoshiro tiene razón, es muy notorio que ustedes dos traman algo o esconden algo- a él, ni de loco le contestaba despectivamente, si lo hacía, me arriesgaba a que me pusiera a correr como tonto y sin parar hasta que se hartara de verme corriendo –Nada de lo que hablamos se relaciona con el tenis, es personal, por eso no le incumbe a nadie más, buchou- Kaidoh le contestó, me salvó nuevamente.
No me di cuenta de que las cosas estaban diferentes hasta que en la práctica mi capitán no se acercó a verme jugar, tampoco volteo a verme, parecía molesto y estaba tan distante que sabía que no había forma de quitarle el enfado por un rato, aunque tampoco conocía la razón de aquel enfado.
-Si me preguntas, parece celoso…- Kaoru mencionó en mi oído, su voz poco audible y el que sintiera la confianza de acercarse a mí de esa forma hizo que comprendiera que no importaba lo que los demás pensaran de él, puesto que él, desde ese momento, era mi más fiel amigo.
¿Quién diría que el gran Kaidoh Kaoru seria mi cómplice en mi historia de amor? –Eso… no creo- le contesté para disimular que no entendía a qué se refería con sus palabras –Esta más que claro que él te gusta, lo que no estaba claro era si el sentía algo por ti- De nuevo dándose cuenta de la realidad que me persigue.
-Ustedes dos… ya dejen de estar perdiendo el tiempo, vayan a correr como castigo por no entrenar- y de esta nada ni nadie nos podría salvar, eso pensé –Estábamos fijando algunas estrategias de juego, por eso hablamos tanto- buchou se dio la vuelta, no sin antes decir –por esta vez pasa- aunque no logré entender su cambio de opinión, pues es tan rígido que no cambia de idea tan fácilmente.
-Echizen, el capitán es estricto, pero no sabe disimular cuando se trata de ti- “¿Echizen?” bueno, si éramos amigos, no era muy normal que me llamara así, era patéticamente triste que un amigo tuyo y de confianza te llamara por un apellido ¿acaso ya no tenía confianza como la que me había demostrado tiempo atrás al hablarme en el oído?
-Mmmm… Ryo… ma- le dije apenado mientras él me contestaba un –No te entiendo- no pude evitar sonrojarme para contestarle un pequeño y casi inaudible –llámame Ryoma-, recuerdo que se inclinó para darme por primera vez una sonrisa y decirme –Ryoma…-
Al día siguiente, mi buchou me pidió jugar conmigo, como si estuviera enfadado, y acepté porque raras veces me pedía eso, sin embargo, no creí que me humillaría de esa forma, su juego era despreciable, incluso diría que me estaba subestimando, y como al final ganó, lastimó mi orgullo.
-No debes estar triste- mi nuevo amigo me decía esas palabras para consolarme, aunque mi rostro mostraba una falta de expresión total.
Caminamos a los vestidores, donde ya la mayoría se había marchado y solo quedábamos los 3, mi amigo se levantó y me comentó –Nos vemos mañana- justo después se inclinó para decirme un dulce –cuídate Ryoma-
El capitán no es de los que pierden en control fácilmente, pero esta parte de mi vida me asustó –No sabía que eran tan cercanos- en realidad no es que lo fuéramos antes de aquella lesión, pero ahora si –lo somos desde hace poco- quería compartirle un poco de mi felicidad a la persona que más me importaba, y él… se giró rápidamente para acercarme a su pecho y plantarme un beso, apenas rozando mis labios.
-Buchou… ¿A qué se debe eso? ¿Por qué lo ha hecho?- sus manos se recargaron en mis mejillas para decirme con sus caricias que me quería –No me gusta que otro te mire de esa manera-