Aquellas palabras fueron como espadas en mi corazón, no sabía que pensar o que podía creer, no estaba seguro de lo que me estaba sucediendo, me negaba a aceptar los sentimientos de alguien que nunca se había preocupado por mí, era extraño que de la nada mostrara interés.
No dijo nada después de aquella frase, incluso, se acomodó los lentes y se dio la vuelta para decirme como un suspiro –No fue nada, olvídalo- ¿acaso me creía de piedra o qué? ¿Cómo rayos esperaba que olvidara aquella escena? Mi corazón se paralizo por segundos ante sus palabras, por un momento pensé que realmente me quería, que estaba preocupado por mí, que había dejado de ver al tenista para encontrarme, pero el alma se estrujó cuando me pidió que lo olvidara.
Kaidoh no había visto nada, de hecho no sabía que me sentía aturdido por las palabras, pero en mis actitudes podía demostrar que estaba un poco intranquilo y se acercó para preguntarme –Estás raro, ¿A qué se debe?-, si le demostraba que estaba ansioso o preocupado, seguro terminaría diciéndole todo lo que había pasado un día, entonces recurrí a mi gorra para esconder mi rostro y decirle que nada, no dijo palabra alguna después de eso, creí inocentemente que no me preguntaría más, no me imaginaba siendo descubierto en la mentira.
Al salir del entrenamiento y verlo recargado en un árbol enfrente de los vestidores entendí la verdad, no había podido engañarlo -¿Ya me lo vas a decir? Quiero suponer que no pensaste que me iba a tragar esa basura de escusa- era astuto, me conocía más de lo que los otros podrían hacer.
-Yo… no pensaba mentirte- agacho su mirada y me dijo –somos amigos, no tenías que mentirme- si esas palabras no hubieran salido de su boca, me habría muerto de la pena de contarle algo como lo que había dicho al capitán –Tezuka-buchou me preguntó ¿desde cuándo éramos cercanos tu y yo? No supe que contestarle y le dije que…- el otro enderezó un poco su cuerpo y lo volteó a ver –le dije que desde hace poco- Kaoru levantó una ceja para demostrar su descontento ante su respuesta, no estaba seguro de que eso fuera todo -¿Qué más?- apenas y Ryoma soltó una pequeña lágrima y le confirmó lo que el otro sospechaba muy en el fondo de su corazón –Sólo acarició mi rostro y mencionó que no le gustaba que me miraras así, después de eso me pidió que lo olvidara y me dejó solo-
Kaidoh sabía el rumbo de las acciones de su capitán, no por nada lo conocía de 1 año más que el pequeño y se dijo a sí –“No creas que te lo permitiré tan fácilmente”-
Alguien escuchaba por detrás la conversación que se llevaba entre ellos, aunque su expresión era más bien pícaro, haría que su indeciso y estoico capitán cambiara esa faceta desinteresada por una un poco más… excitante, esa era la palabra que buscaba mientras mostraba su falsa sonrisa en sus labios.
La plática duro unos cuantos segundos en silencio, con simples miradas, comprendiéndose con ellas, conexión o química que se tiene con los amigos, cuando conoces bien a alguien o cuando te importa demasiado ese alguien, algunas fueron dulces otras reproches, y algunas otras fueron más como peticiones para evitar que hicieran algo.
-Ryoma… no dejes que nuestro buchou te intimide, eres libre de hacer lo que quieras, no dejes que te domine, me gusta mucho esa parte de ti- Espera…. ¡Espera!… ¡¿Escuchó bien?! –perdón, pero no te escuche bien lo último que me dijiste- y aquí va de nuevo, se puso atento a lo que le diría el mayor y lo soltó de golpe –dije que me gusta mucho esa parte de ti- si había escuchado bien, esas palabras eran… extrañas y un problema en su vida, en su corazón, en la amistad que recientemente habían formado.
“Mi primer amigo y me dice esas cosas”, el mayor pareció leerlo en sus ojos y le contestó directamente -¿Quién dijo que sólo deseaba tu amistad? Yo nunca afirmé eso, y tampoco dije que no iba a tratar de quitarte algo más que tu amistad- no estaba siendo sincero, tenía que ser una broma –pero… tú y yo somos…- el mayor continuó con la frase –hombres, pero eso no te impidió enamorarte de él, ¿pensabas que no lo sabía?- su sorpresa era aun mayor –eso hizo que me diera cuenta de que si quería una oportunidad, debía salir a buscarla y no esperarla sentado como había hecho en todos estos meses- apenas hablando –no creo que…- y soltando un suspiro le contestó tranquilamente –insinúas que no quieres intentarlo, yo no conozco un Ryoma que no sea decidido y atrevido con su destino- que más daba lo demás, me había vuelto a llamar “Ryoma”, aun cuando esta mañana, frente a todos me llamó “Echizen”